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domingo, 28 de febrero de 2010

Así se hizo la reforma litúrgica II


Es bastante habitual que los curas amigos, cuando están apurados, rezan en sus misas la plegaria eucarística II. Al principio me llamaba la atención que, aún con las prisas que fueran, dejaran de lado el venerable Canon Romano. Ellos, sin embargo, respondían a mis cuestionamientos diciendo que la plegaria II era una composición de San Hipólito de Roma, uno de los escritores cristianos más antiguos. Claro que no decían que también fue el primer antipapa y, si se lo venera como santo, es porque murió martir en la persecución de Maximino.
El problema de la plegaria II no es sólo el de la desobediencia de su presunto autor, sino que éste no es tal. Es decir, lo que queda de la Traditio apostolica de Hipólito, es apenas un par de expresiones. El texto antiguo ha sido modificado y repensado de tal modo que la plegaria es, en definitiva, una creación nueva.
Sin embargo, falta aún la última perlita para comprender en su totalidad cómo se redactó la plegaria eucarística II y como se hizo, en gran medida, la reforma litúrgica.
El dato aparece en la revista Catholica, de seriedad y trayectoria comprobada y tiene como protagonista, una vez más, al P. Louis Bouyer.
El inefable Bugnini había preparado como plegaria eucarística II un engendro literario que a duras penas podía pasar un examen de ortodoxia católica. Ante la queja de Bouyer y de otros miembros del Consilium, Mons. Bugnini aceptó realizar algunos cambios pero les dio un tiempo perentorio para presentarlos: tenían apenas unas horas.
Cuenta Bouyer que a él le daba cierta aprehensión cuando veía esa plegaria en el Misal y recordaba las circunstancias concretas de su composición. La cosa fue así: salió de la reunión del Consilium dispuesto a renunciar. Fue a almorzar con dom Botte a una trattoria del Trastevere y allí, el benedictino logró convencer al oratoriano de que permaneciera en en la Comisión y que prepararán allí mismo la redacción definitiva de la plegaria eucarística II. Bouyer quedó "petrificado" al caer en la cuenta de que el texto más sagrado de la liturgia eucarística había sido redactado a las apuradas en la mesa de una trattoria del Trastevere.
Es escalofriante ir conociendo los secretos de la reforma montiniana. Cuántos más quedan por revelarse. Habrá que esperar todavía un tiempo.

viernes, 19 de febrero de 2010

Así se hizo la reforma litúrgica


Le Forum Catholique ha publicado un interesante relato de Louis Bouyer acerca de algunas circunstancias de la reforma litúrgica.

El P. Bouyer fue uno de los impulsores más importantes del Movimiento Litúrgico durante la primera mitad del siglo XX, y participó con entusiasmo de la idea de una necesaria reforma litúrgica del rito romano de la que se hablaba ya en esa época. Cuando la misma se comenzó a cristalizar durante el Concilio Vaticano II, Bouyer fue convocado como uno de los especialistas más relevantes de la Comisión encargada de preparar la reforma. Duró poco en ella. Escuchemos sus motivos:

“Le escribí al Santo Padre, el papa Pablo VI, a fin de presentarle mi renuncia como miembro de la Comisión encargada de la Reforma Litúrgica. El Santo Padre me convocó inmediatamente:

PABLO VI: Padre, Ud. es una autoridad incontestable por vuestro conocimiento profundo de la liturgia y de la Tradición de la Iglesia, y un especialista en ese campo. No comprendo por qué presenta su renuncia, puesto que su presencia no sólo es preciosa, sino indispensable.

P. BOUYER: Santo Padre, si yo soy un especialista en ese campo le diré simplemente que renuncio porque no estoy de acuerdo con las reformas que Ud. nos impone. ¿Por qué no tiene en cuenta las indicaciones que le presentamos sino que hace todo lo contrario?

PABLO VI: No comprendo: yo no impongo nada; nunca impuse nada en esa materia sino que me remito totalmente a vuestra competencia y a vuestras sugerencias. Son ustedes los que me presentan las propuestas. Cuando el P. Bugnini viene, me dice: Esto es lo que piden los expertos. Y como los expertos en ese campo son ustedes, yo me remito a vuestros juicios.

P. BOUYER: En tanto, cuando nosotros estudiamos una cuestión y decidimos qué nos parece bien proponerle a Vuestra Santidad en conciencia, el Padre Bugnini toma nuestro texto, y nos dice enseguida, luego de haberos consultado: El Santo Padre desea que introduzcáis estos cambios en la liturgia. Y como yo no estoy de acuerdo con vuestras propuestas, porque ellas son una ruptura con la Tradición de la Iglesia, entonces presento mi renuncia.

PABLO VI: De ningún modo es así, Padre. Créame, el Padre Bugnini me dice exactamente lo contrario: jamás he rechazado una sola de vuestras propuestas. El Padre Bugnini viene y me dice: “Los expertos de la Comisión encargada de la Reforma Litúrgica han solicitado esto y esto”. Y como yo no soy especialista en liturgia, le repito, me he remitido siempre a ustedes. Jamás he dicho eso a Monseñor Bugnini. He sido engañado; el Padre Bugnini me ha engañado a mí y a ustedes.

P. BOUYER: Así es, queridos amigos, como se hizo la reforma litúrgica.

No aparecen las referencias de donde ha sido tomado este texto, pero la autenticidad del mismo me parece fuera de dudas por dos razones: Bouyer dice cosas similares en otros escritos y, además, el estilo del texto, y de las ocurrencias, son muy bouyerianas.

Es verosímil también lo que se cuenta. Mons. Bugnini era un mal bicho, casi tanto como JB, y si fue capaz de masacrar y destruir la liturgia de la Iglesia, no habrá tenido ningún miramiento moral en decir unas cuantas mentiritas.

No me creo, sin embargo, la inocencia de Pablo VI. En primer lugar, el relato demuestra que no hubo inocencia porque, si es verdad que se dio cuenta de que era engañado por Bugnini, entonces debería haberlo sacado de una patada de la Comisión y deshecho todo lo que se había hecho hasta ese momento. Nada de eso hizo, sino que promulgó su Misal, que aún sufrimos, y mantuvo a Bugnini en el Vaticano como secretario del Consilium, es decir, la comisión encargada de ejecutar y controlar la reforma litúrgica. Fue eyectado como pro-nuncio en Irán en 1976, cuando ya el daño estaba hecho.

Y el Magno quería canonizar a Montini. Y ahora lo quieren canonizar a él.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Quién se lo dice a la CEA?


Pueden ver en la imagen superior la respuesta de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei a las preguntas que le hiciera oportunamente al obispo de Rzeszów, Polonia, y que eran, en resumidas cuentas, las siguientes:
1. ¿Se puede celebrar en una misma Iglesia el Triduo Pascual en la forma extraordinaria cuando ya ha sido celebrado en el mismo templo en la forma ordinaria?
2. ¿Puede una misa celebrada según la forma extraordinaria reemplazar una misa de horario de una parroquia?
3. ¿Un sacerdote puede establecer en su iglesia una misa regular (scheduled) según la forma extraordinaria aún cuando no haya sido solicitada por ningún grupo de fieles?
4. ¿Pueden utilizarse el calendario, lecturas y prefacios del Misal de 1970 con la misa del Misal de 1962?
5. ¿Pueden los laicos leer las lecturas en lenguas vulgar en la misa celebrada según la forma extraordinaria?

La respuesta es clara. Los dos aspectos que los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, y los más conservadores en particular, como Mons. Aguer y Mons. Taussig, deberían saber es que:
1. Un sacerdote puede introducir en su parroquia una misa de horario celebrada según la forma extraordinaria sin tener un grupo estable de fieles que se lo solicite. Es más, puede hacerlo para introducir a sus fieles en ese tesoro de la Iglesia que es la liturgia latina. O puede hacerlo porque es devoto de Santa Rita, o porque es el cumpleaños de su tía. Es decir, puede hacerlo porque se le da la gana, sin tener que tener otra excusa que presentarle a Su Excelencia.
2. Una misa en forma extraordinaria reemplaza sin ningún problema una misa de horario. No es un acto vergonzante al que un obispo accede porque un cura medio raro se lo pide, pero le exige que no la celebre en día de precepto y que lo haga a las 15 hs., en una capilla sin aire acondicionado.
CURITAS AMIGOS: ANÍMENSE! NO LE TENGAN MIEDO A SU EXCELENCIA, EL PAPA ESTÁ DE VUESTRO LADO.

sábado, 13 de febrero de 2010

Materia oscura...


Se difundió ayer la noticia de que científicos norteamericanos habrían dado, luego de nueve años de arduo trabajo, con un pedacito de lo que llaman "materia oscura".
Se trata de de un tipo de materia que ocupa el 20% del universo y tiene una característica muy particular: sólo reacciona antes dos de las cuatro fuerzas de la naturaleza (la gravedad y la fuerza nuclear débil), pero no lo hace ante otras, como la luz. Los científicos están seguros de que existe porque, de otro modo, no podrían explicar la continua órbita de las galaxias, ya que la sola fuerza de la gravedad no es suficiente.
Si lo ponemos en limpio, diríamos que los científicos están buscando a un tipo de seres que no se ven (no reaccionan a la luz) pero que tienen una enorme potencia en cuanto son capaces hasta de mover galaxias.
Los antiguos ya los habían descubierto, y lo llamaban ángeles. Hay nueve tipos, y uno de ellos, las Potestades, se encargan de mantener el equilibrio cósmico y las leyes físicas. Además, vigilan los márgenes del mundo espiritual con el mundo físico. Dionisio Areopagita los llama guardianes celestiales.
Es notable cómo la ciencia se está encargando de mostrar con otro método y vocabulario, lo que la humanidad conocía desde hace milenios.
Parece que al iniciar un nuevo día de trabajo los físicos rezan: "Materia oscura, dulce compañía..."

Clave de comprensión del texto necesaria para algunos lectores:
Sería disparatado que alguien entendiera que yo estoy identificando, sin más, la materia oscura con los ángeles. Y esto por muchos motivos obvios. Lo que digo es que tanto los mitos y las religiones antiguas, como la ciencia moderna, están de acuerdo en la existencia de cierta energía invisible capaz de mover galaxias.
Yo creo que los que tienen a su cuidado las leyes físicas son los ángeles. ¿Cómo mueven los ángeles los planetas? Una opción es con la mano, otra con el pie y otra a través de la materia oscura. Y parece que la ciencia se está inclinando por esta última.
Acerca de la materialidad de los ángeles, es un tema sobre el que, en la Patrística nunca hubo unanimidad, pero no tiene nada que ver, por cierto, con la materia oscura.

martes, 2 de febrero de 2010

Candelaria


La capítula de hoy presenta (o presentaba) un texto del profeta Malaquías que es sugerente para nuestras últimas reflexiones apocalípticas. Dice algo así: "Enviaré a mi Ángel delante de mí para que prepare mi camino, y súbitamente aparecerá en su santo templo el Dominador, a quien todos buscáis, el Ángel de la Alianza, a quien todos deseáis".
El Señor es fiel a su pacto. Vendrá a su templo, Él, que es el Ángel de la Alianza. No sabemos cuándo; no sabemos cuánto deberemos sufrir aún; no sabemos qué más vendrá después del destierro, pero sabemos que Él vendrá.