Jack Tollers nos recuerda un texto de Castellani acerca de la simplicidad de la vida cristiana, y de las imposiciones de la espiritualidad barroca en la que fuimos formados:
"Religión es “religación” o unión amorosa con Dios, no espantamientos contra un “destino” inexistente, que los idólatras de todos los tiempos han creído inexorable, por ignorar y menospreciar de hecho la maravillosa intervención de la Divina Providencia. La tranquilidad ante el mañana incierto, el hombre verdaderamente religioso lo obtiene “por añadidura” (Mt. VI:33). Además, toda violencia, miedo y tristeza no suele ser de Dios. La misma vida devota no es un conjunto de prácticas y reglas fastidiosas, que fraccionan la vida, pero son ineludibles; una lucha contra los deseos permitidos que es necesario trabar para vencerse; en fin, la ejecución de lo más molesto para salir victorioso de sí mismo. (Y, sin confesarlo, ¡se saborea la victoria!).
Pues bien, ¡no, no y no! Todo esto es estar en el abecé de la vida espiritual; es no haber comprendido el esplendor de Dios y del hombre. La verdadera piedad, el amor verdadero, es una vida: una vida transformada, una vida apacible, llena de confianza en Dios; una vida gozosa, porque es libre, una vida amante, porque se nos ha dado, una vida de maravillosa dilatación del alma… ¡una novedad de vida! Una de las cosas más sorprendentes del Cristianismo para el que lo mirase como una mera regla moral, sin espiritualidad, es ver cuántas veces los reprobados por Dios son precisamente los que quierenmultiplicar los preceptos, como los fariseos de austera y honorable apariencia; mientras en la Epístola a los Gálatas, San Pablo lucha por quitar preceptos en vez de ponerlos, con gran escándalo del beaterío de su época.
Es esto un ejemplo notable para comprender que lo esencial, para Evangelio, está en nuestra espiritualidad; es decir, en la disposición de nuestro corazón para con Dios. Lo que Él quiere, como todo padre, es vernos en un estado de espíritu amistoso y filial para con Él, y de ese estado de confianza y de amor hace depender, como lo dice Jesús, nuestra capacidad (que sólo de Él viene) para cumplir la parte preceptiva de nuestra conducta.
Desde el Antiguo Testamento, que aún ocultaba bajo el velo de las figuras los insondables misterios del amor que el Padre había de revelarnos en Cristo, descubrimos ya, a cada paso, a ese Dios paternal y espiritual, cuya contemplación nos llena de gozo, y que conquista nuestro corazón con la única fuerza que es capaz de hacernos despreciar al mundo: ¡El amor! (Charles, Bloy, Straubinger). "
Domingueras Prédicas II, p. 268, nota 7.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminar"Gloria Dei vivens homo"
A Castellani le podemos extractar esta cita como muchas otras quejoso como él solo, de ese mismo libro y de los demás.
ResponderEliminarPero se lo perdonamos. ¡Castellani es Castellani!
filo-castellanista.
El problema no es si Castellani era quejoso o no, sino si aquello de lo que se quejaba era verdad y si lo sigue siendo. Creo que está claro en este caso (y en casi todos los otros) que sí.
ResponderEliminarA Castellani no teneMOS que perdonarLE nada. En todo caso, que él nos perdone (y, de paso, interceda por nosotros).
W. E. Kurtz,
cada vez más castellanista, en este caso nada de "filo" ;-)
Ludovicus dijo.
ResponderEliminarSe quejó, como los profetas. Pero se quedó corto. Se quejó poco, como los profetas santos.
Coronel y Ludovicus,
ResponderEliminarEra menester que interpreten mis palabras en contexto.
En la cita de J.T. leemos de Castellani:
“Además, toda violencia, miedo y tristeza no suele ser de Dios”…
y,
“… una vida apacible”, “una vida gozosa”…
Me podría cansar trayendo citas de Castellani donde abunda la tristeza y el dolor. En relación “al miedo de Castellani”, ya lo ha dicho todo J.T. hace tiempo.
Acerca de “una vida apacible y gozosa”… pocas cosas me costarían menos de probarles que no fue lo normal en la vida de Castellani. También me sería sencillo demostrarles la admiración que sintió por muchos personajes atormentados…
Por eso les digo: “en contexto” con la cita interpreten mis palabras y todo en general.
filo-castellanista, requete-filo.
Quería matizar lo de "una vida apacible, llena de confianza en Dios; una vida gozosa...".
ResponderEliminarSé que el Padre Iraburu puede ser aquí persona non grata, pero creo que su artículo "Santos no ejemplares" es muy bueno:
"«Alegra esa cara, hombre. La confianza en Dios tiene que echar fuera todas esas angustias. Un santo triste es un triste santo»... Hay personas caritativas que hacen esas consideraciones tan piadosas, y que serían capaces de hacérselas en Getsemaní al mismo Cristo: «vamos, Jesús, menos pavor, angustia y sudor de sangre, y un poquito más de confianza en Dios»."
Cristo lloró ante el sepulcro de su amigo Lázaro y ante la vista de Jerusalén que iba a ser destruida.
Esta vida es un valle de lágrimas y Dios hace sufrir a los que ama.
Ayer leí una de esas noticias que te dejan paralizado: un tornado en Oklahoma el martes pasado destrozó la casa de una familia catolica, matando a dos niños de 1 y 3 años e hiriendo a una niña de 5 y a la madre. El niño menor fue arrancado de los brazos de la madre, embarazada. Fue la voluntad de Dios. Cierto. Esos niños están ya en el cielo, gozando para toda la eternidad de la visión beatífica. Cierto. Lo sabemos, la madre la sabe. Pero seguramente se siente como si le hubieran arrancado un trozo del corazón. ¿Alguien aquí estaría dispuesto a hacer en este caso de amigo de Job?
Estimados..Donde y cuando? se nos realta en los Evangelios a Nuestro Señor, Jesús riendo o ...sonriendo?
ResponderEliminarTambién por ahí, en una serie contra el voluntarismo, el P. Iraburu nos recuerda que el "no os preocupéis" de Cristo, no es un alegre consejo al contemplar los lirios del campo, sino un mandato.
ResponderEliminarNo se contradice con lo que Iraburu explica en otros contextos donde se refiere más a circunstancias psicológicas que no deben ser juzgadas por un voluntarista, sino tenidas en cuenta como motivo también de santificación.
Lejos de lo que dice aquí Castellani, que es quejarse precisamente de buscar amargarse la vida por propia voluntad como supuesta forma de santificación.
Este es un buen texto para refutar a todos aquellos que dicen que leer a Castellani torna al alma amarga. Lejos de eso. Él sí que la tenia clara. Que buena sintesis de lo que es la espiritualidad católica.
ResponderEliminar...o, como decía "Un Cartujo":
ResponderEliminarLa vida interior es interior.
Capitán Sparrow:
ResponderEliminarEl tema no es si las alteraciones psicológicas, depresión, déficit de litio, etc... son o no juzgables. En Getsemaní, cuando sudó sangre, Cristo no estaba pasando por una "crisis de ansiedad".
Lo que planteaba es si la aceptación del dolor y del sufrimiento con el que Dios purifica el alma tiene que ser gozosa y si, en caso contrario, hay algún tipo de culpabilidad. Castellani sufrió mucho, pero el gozo no es evidente en la mayoría de sus escritos (vea por ejemplo la "Carta a Leónidas Barletta"). Lo mismo se podría decir de otros autores que admiraba: Kierkegaard, Bloy, Baudelaire, Verdaguer...
Piense en esta situación: un matrimonio va a la consulta del médico, que les informa que su pequeño hijo único tiene un cáncer incurable y que le quedan unas pocas semanas de vida. Se echan a llorar. ¿Son culpables de rechazar la voluntad de Dios? No sé cuál será su opinión, pero en un caso así lo único que podría desear para mí es que Dios me mantuviera anestesiado en un estado de shock para no dejarme blasfemar hasta que la gracia me permitiera decir "que no se haga mi voluntad, sino la Tuya".
Estimados..Donde y cuando? se nos realta en los Evangelios a Nuestro Señor, Jesús riendo o ...sonriendo?
ResponderEliminar------------------
En las bodas de Cana no me lo imagino con cara de pocos amigos, tomaba vino, y el vino alegra.
Ya, pero yo, según mi humilde entender, creo que Castellani se queja de lo penoso por sistema, de la asociación ilícita que se hace con frecuencia entre esfuerzo, sacrificio y penuria con santificación. "Lo que requiere más esfuerzo, es más santificador", es otra de las proposiciones que critica también el P. Iraburu.
ResponderEliminarLo que santifica es sencillamente la acción de Dios haciendo corresponder nuestra docilidad a lo que de antemano nos conviene según su providencia.
Sólo desde ahí incluso el gozo o el dolor se acepta como medio que se asocia a la gracia en orden a un bien mayor. En el orden del sufrimiento, pues es evidente que se opone al gozo, y sabemos perfectamente que es en la voluntad y no en los afectos donde la gracia o la rebelión se baten así que no cabe hablar de culpabilidad, creo yo, en la aceptación nada gozosa y a regañadientes del dolor.
Lo que Castellani critica, repito creo yo, es la sistematización de una espiritualidad de gracia-voluntad de padecer.
Creo que un cristiano verdadero no hace alaraca, ni se nota que lo es...desconfío del cristiano parlanchín..
ResponderEliminarGracias W: había olvidado este texto.
ResponderEliminarBocanada de aire fresco en el trajinar del día.
Dummy, parlanchín mistongo.