lunes, 31 de octubre de 2016

La formación del clero

"Pero interesa en primer lugar a los eclesiásticos, que tienen la misión de formar y cultivar la vida de sus hermanos. San Francisco de Sales decía sin rodeos que en su juventud “sacerdote” había venido a ser sinónimo de ignorante y de libertino. Nosotros no hemos llegado todavía a ese extremo, pero corremos en esa dirección. El clero está en vías de perder el sentido de las exigencias ascéticas, y sencillamente morales de su vocación. Hace ya bastante tiempo, por lo menos medio siglo, que comenzó a perder el sentido de sus exigencias intelectuales. La represión del modernismo dio como resultado convencer a los responsables de su formación, de que cuanto menos supieran, más segura sería su enseñanza. ¿No vimos, pocos años antes del Concilio, un documento episcopal que afirmaba que, siendo las herejías obra de los teólogos, había que atarlos lo más corto posible y limitarlos (under the lash, como decía Newman) a explicar a los otros, pura y simplemente, los enunciados que produjera la autoridad sin su concurso? Desde el Concilio, lejos de mejorar la situación, ha empeorado bruscamente. La mayoría de los seminarios no son ya más que escuelas de cotorreo, donde se discute sin fin, sin orden ni concierto, acerca de todo, sin estudiar nada en serio, y sobre todo sin aprender a estudiar.
La misión de las facultades teológicas no fue nunca la de formar únicamente a los profesores de seminarios, sino también la de mantener en el clero una selección intelectual, tan necesaria para la vida de las parroquias y de los diferentes movimientos de apostolado como para la formación de los sacerdotes en general. La preocupación actual del episcopado, por lo menos en Francia, parece ser la de reemplazarlas, en lo tocante a este último quehacer, por institutos prácticos-prácticos en los que los maestros de los futuros sacerdotes se forman únicamente en lo que hoy se llama la catequesis y la pastoral, cosa que hoy día significa, en concreto, en las tres cuartas partes de los casos, una pedagogía sin contenido doctrinal y la logomaquia esotérica en que se ha enfrascado gran parte de la Acción Católica. Por lo que se refiere al otro quehacer, hace mucho tiempo que las facultades no pueden ya desempeñarlo, porque los obispos parecen haber olvidado hace años que una buena formación teológica no es deseable sólo para los futuros profesores, sino para todos los sacerdotes llamados a puestos de importante responsabilidad pastoral. Si hay un punto en el que la Iglesia, en Francia, parece estar espontáneamente de acuerdo con la república, es en el hecho de estar persuadida de que no hay necesidad de sabios. No habríamos llegado al embrollo en que nos hallamos si no estuviéramos en tal situación en este mismo punto. Pero lejos de que esto cambie, todo lo que se hace o se proyecta actualmente no hace sino agravar la situación.
[...]
Ordenar hoy a mozuelos de veinticinco años, que se apresuran a hacerse llamar "padre" por hombres que habrían podido traerlos al mundo, es una absurdidad que no tiene nombre. No debería permitirse que se confieran órdenes mayores a hombres de menos de treinta años, y nadie debería ser admitido en el seminario sin haber hecho estudios superiores completos y ejercido la respectiva profesión por lo menos un año, o haber recibido una formación laboral igualmente completa, en la industria o en el campo, y haberse ganado el pan algún tiempo en esos menesteres. Mientras no se llegue a eso, mucho me temo que no haya en el sacerdocio más que eunucos o, lo que es casi lo mismo, adolescentes perpetuos, incapaces de salir nunca de un estado esquizofrénico".


Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo, Iota, Buenos Aires, 2016, p. 122-23; 126.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Integrismo

"El ideal eclesiástico agustiniano y gregoriano –In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas– sólo le inspira un horror invencible. Sabe demasiado bien que así se volatilizaría. Lo que necesita es la uniformidad, impuesta desde fuera y desde arriba. Y esta uniformidad será siempre sólo la de un grupo particular, de una secuela particular, de una estrecha comunidad cerrada sobre sí misma y que sólo aspire a ser católica, es decir, universal, suprimiendo de hecho o por lo menos ignorando, todo lo que no es ella. A este catolicismo de nombre, la única catolicidad verdadera, que es la unidad viva de la comunión en el amor sobrenatural, le hará siempre el efecto de ser un ideal protestante. No queriendo ser más que antiprotestantismo, o antimodernismo, o antiprogresismo, no será nunca en realidad, como Möhler lo había visto muy bien antes de Khomiakov, sino el individualismo de un clan o, en el límite, de un solo hombre (totemizado todavía más que divinizado) opuesto al individualismo de todos. Sólo podrá admitir una lengua sagrada, una tradición litúrgica (fijada para siempre con la autoridad), una teología (no tomista, pese a sus pretensiones, sino, a lo sumo de un epígono como p. ej. Juan de Santo Tomás), un derecho canónico (íntegramente codificado), etcétera. Las riquezas, tan concordantes, pero tan múltiples, tan abiertas, del pensamiento de los Padres, le serán siempre sospechosas. La plenitud de las Sagradas Escrituras, tan esencialmente una, pero amplia y profunda, precisamente como el universo, lo sofocaría; prohibirá a todos su acceso a ella y se abstendrá cuidadosamente de pescar en ella otra cosa que algunos probatur ex Scriptura aislados de su contexto, o algunas guirnaldas retóricas, como las que los últimos paganos seguían tomando de una mitología, en la que ya habían dejado de creer".


Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo, Iota, Buenos Aires, 2016, p. 107-8.

lunes, 24 de octubre de 2016

Consistorio


Nos tomamos varios días de descanso: dos semanas sin hablar del papa Francisco. Durante estos días, el Santo Padre no solamente canonizó al Cura Brochero y a Sor Isabel de la Trinidad, recibió al presidente Macri (que le llevó de regalo una trampa para cazar zorros, comadrejas y otros tipo de alimañas, de esas que abundan en las guaridas vaticanas) sino que también anunció un Consistorio. Es decir, Bergoglio se hace fecundo en diecisiete nuevos cardenales, de los cuales trece serán electores de sus sucesor.
La novedad, según la han reportado los medios de prensa, es la universalidad de la Iglesia manifestada en la variedad de purpurados, muchos de los cuales representan a países que nunca tuvieron cardenales. Y así, tenemos un cardenal de la República Centroafricana, otro de Papúa, otro de Dhaka y otro de las Islas Mauricio por ejemplo. 
Se trata, por cierto, de una nota de color; un nuevo garabato de los que gusta diseñar el Papa, como niño que pintarrajea un cuaderno aunque, por cierto, en todo esto hay gato encerrado. Estos pintorescos cardenales de lugares remotos, en la realidad del cónclave -que es lo importante-, son cardenales de adorno. A la hora de votar, ellos votarán al que les indique el bwana  o el huinca, a no ser que algún africano corajudo se les retobe como pasó el sínodo. Por eso, resulta más interesante correr el velo de quiénes son los verdaderos cerebros que recibirán el capelo el mes próximo. 
Destaca, por supuesto, Mons. Blase Cupich, arzobispo de Chicago, líder indiscutido del progresismo americano. Una especie de Bergoglio yankee, que se opone, por ejemplo, a la guerra cultural que promueven las organizaciones pro-vida o anti-gay. Ya conocemos la monserga: no hay que hablar negativamente; el mundo ya sabe que estamos en contra del aborto y de las prácticas homosexuales (?), pero no lo digamos. Seamos positivos. Hablemos de lo que nos une y no de lo que nos separa. Y así, no se unió a la mayoría de obispos americanos que en 2004 advirtieron que la Sagrada Comunión no podía ser recibida por los políticos que favorecieran el aborto, y dos años más tarde, con su actitud de favorecer el diálogo “civilizado” terminó impidiendo que en Dakota del Sur se prohibiera el aborto. En el plano litúrgico es un acérrimo defensor de todas las reformas del Vaticano II e, incluso, prohibió en 2002 la celebración de la liturgia tradicional. Finalmente, no es un dato menor que haya sido el sucesor en la sede del cardenal Francis George, caracterizado por ser lo opuesto a Cupich: firme en la defensa de la doctrina de la Iglesia y favorable a la liturgia tradicional.
Mons. Josef De Kesel, arzobispo de Malinas-Bruselas, es otro de los cardenales. Se trata del protegido y mano derecha del anciano cardenal Daneels, uno de los progresistas más furibundos de Europa, encubridor de sacerdotes pedófilos y activo participante de la reunión de Saint-Gall donde se decidió la elección de Bergoglio, según él mismo declaró. Totalmente alineado con la teología de Kasper, De Kesel es favorable, entre otras cosas, a que los re-casados puedan recibir la comunión. Hace pocos meses se pronunció por la conveniencia de la abolición del celibato obligatorio para el clero latino. Y sumó otra declaración: “Soy muy respetuoso de los gays y de su modo de vivir la sexualidad”. Un dato a tener en cuenta es que sucedió en la sede a Mons. André-Joseph Leonard, un obispo conservador, de la línea teológica de Benedicto XVI, que había establecido como prioridad de su arquidiócesis, cuando asumió, las vocaciones y la liturgia. Fue, por cierto, ninguneado por Francisco y su renuncia aceptada casi de inmediato. 
Mons. Kevin Farrell, americano y ex-Legionario de Cristo, es el prefecto del nuevo dicasterio para los laicos. No es progresista, sino que es un neocon juanpablista de la peor especie. Y como muestra basta un botón: hace pocos días, en una entrevista, cuando se le preguntó acerca de la confusión producida por el documento pontificio Los amores de Leticia, Farrell aseguró que el Papa ya lo había explicado todo, y lo decía en referencia a la carta que Bergoglio envió a los obispos de Buenos Aires hace algunas semanas y que reprodujimos, en primicia, en este blog. Y agregó Farrell que en esa exhortación apostólica “habló el Espíritu Santo”. Un disparate completo. Parece el lenguaraz del brujo de la tribu que asegura a los atemorizados súbditos que quien habla por boca del chamán es el mismo dios tribal. Me pregunto qué dirá cuando se encuentre con el cardenal Burke, que asegura que el tal documento no forma parte del magisterio de la Iglesia. 

En fin, podríamos seguir. Es cuestión de googlear los nombres. Claramente, Bergoglio se está asegurando que su progenie sea a su imagen y semejanza. Como ya dijimos, y repetimos, lo peor no es Bergoglio sino el post-Bergoglio.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Como anillo al dedo

La muerte del cura Viroche le vino a Francisco como anillo al dedo. Tal como informa Ámbito Financiero, sería esa la excusa para misericrodiar a Mons. Alfredo Zecca, arzobispo de Tucumán, siete años antes de lo debido. 
El caso de la muerte del padre Viroche se parece a las muertes del padre Metri. Es todo bastante confuso. Toda la evidencia forense, en un primer momento, indicaba que se había suicidado ahorcándose frente al sagrario y vestido con una camiseta con la foto del Ché Guevara. Se sabe, por otro lado, que su vida sacerdotal no era del todo virtuosa y se sabe también que habría hecho algunas denuncias contra el narcotráfico. De allí muchos concluyen que lo mataron los narcos. Mons. Zecca, guiándose como corresponde por los informes forenses que unánimemente indican la hipótesis del suicidio, se inclinó por esta posibilidad frente a su clero, y allí saltó la chispa. 
Sabido es que al ex-rector de la UCA nunca fue bien recibido por buena parte de los curas tucumanos. Si bien en esa arquidiócesis hay buenos sacerdotes y excelentes frailes, buena parte del clero apesta a oveja, lo que constituye las delicias odoríferas del Santo Padre.
Sabido es también que, durante la gestión de Zecca en el rectorado de la Pontificia Universidad Católica Argentina, tuvo más de un conflicto con el entonces arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal Bergoglio. Para decirlo brevemente, es públicamente sabido que se detestan mutuamente. 
Y también se sabe de los esfuerzos descomunales que hizo Bergoglio para sacárselo de encima e influyendo sobre la curia romana para que fuera elegido obispo de San Luis luego de la renuncia de Mons. Lona. De esa manera, no solamente se sacaba a un pelmazo de encima, sino que aquietaba una diócesis indómita (allí, por ejemplo, no está permitido (o no estaba) dar la comunión en la mano) desde los tiempos de Mons. Laise. Pero la jugada la falló. Zecca se quedó en Buenos Aires y a San Luis fue Mons. Pedro Martínez, por quien el Papa Francisco profesa un particular desprecio.
Y Bergoglio es hombre de cobrarse todas las ofensas. Muchos coincidían en que el arzobispo de Tucumán estaba en la lista de misericordiables y que solamente faltaba la ocasión. Es exactamente lo mismo que hizo Francisco con Mons. Livieres, que dio el motivo con sus declaraciones sobre las preferencias sexuales del arzobispo de Asunción, y con Mons. Sarlinga, que tuvo un informe financiero negativo. Zecca, en cambio, tuvo un suicidio clerical. Eso indica que es un mal pastor y que no estuvo atento a los problemas de uno de sus sacerdotes. Merece, entonces, el destierro.
Lo peor es que el sucesor sería nada menos que il cocolato, el chupamedias de Bergoglio, es decir, Mons. Tucho Fernández. 
¡Pobre Tucumán y pobres tucumanos! Tan buena gente que son, y la que tendrán que padecer. 

lunes, 17 de octubre de 2016

Por qué celebrar la misa "ad orientem"



La semana pasada discutimos abundantemente sobre la liturgia católica y la ruina del rito romano causada por el Concilio Vaticano II. ¿Qué hacer? El espacio de maniobra es muy pequeño: sabemos quién es el Papa y sabemos, sobre todo, quiénes son los obispos.
Sin embargo, no hay que olvidar que el cardenal Sarah, máximo responsable del culto católico romano, recomendó hace unos meses a los sacerdotes que volvieran a celebrar la misa ad orientem
Jack Tollers subtituló este breve vídeo sobre el tema, recomendable para hacerlo circular. Va a venir bien a los sacerdotes, frailes y monjes que todavía guardan alguna excusa para excusarse del cambio.
"Al obispo no le gustará". Pues seguramente que no le va gustar, pero sí le gusta al cardenal Sarah y, más importante todavía, le gusta a Dios.
"Los fieles se escandalizarán". Si los fieles no se escandalizan de las cosas que ven y escuchan en las misas "normales", no puedo entender porqué deberían escandalizarse si el cura hace lo que la Iglesia hizo durante siglos. Y, en todo caso, siempre tienen la posibilidad de una catequesis previa.
En definitiva, queridos curas, frailes y monjes, anímense. No tengan miedo. Nosotros, sus fieles laicos, se lo estamos suplicando. ¡Al menos algún consuelo en esta tierra agostada!

miércoles, 12 de octubre de 2016

Odiosas comparaciones



El video exige, como decía un amigo, ser acompañado por una buena dosis de omeprazol. Pero también habilita una reflexión más profunda y perturbadora. Comparar el rito romano con el rito bizantino, absolute, no tendría demasiado sentido. Ambos son ritos católicos, de origen apostólico en términos generales, y con igual dignidad y valía. El problema es que si el primero de ellos, tal como aparece celebrado en este video, puede ser considerado “rito romano” o, sencillamente, si puede ser considerado un rito. 
Si nos preciamos de ser realistas, es decir, de atender y apreciar los datos que nos llegan a través de los sentidos, debemos ser sinceros: en el primer caso, estamos frente a lo que pretende ser una ceremonia y no pasa de ser un encuentro socio-musical de mal gusto destinado a la autoayuda de los asistentes. Es suficiente con ver las caras: por un lado, una suerte de grupete de maricas movedizos y, por el otro, la gravedad de las miradas y los gestos de quienes son conscientes de que se están enfrentando al misterio indecible de un Dios que ha plantado su tienda entre los hombres. 
Pero hay situaciones agravantes que provocan la perturbación de la que hablaba. Lo que vemos con vergüenza como expresión de la liturgia católica, no es ya una misa semicarismática celebrada en una parroquia de barrio. Es una misa -en caso de que lo sea-, celebrada por el Sucesor de Pedro nada menos en la basílica del Santísimo Salvador -San Juan de Letrán-, caput et mater de todas las iglesias del mundo. No podemos dejar de apreciar la gravedad simbólica del hecho: es una liturgia celebrada por el fundamento sobre el que Nuestro Señor quiso edificar su Iglesia, y en el templo que es fundamento de todos los templos de la cristiandad. Resulta difícil no rememorar aquí las frases bíblicas que hablan de la profanación del templo y de la “abominación de la desolación” asediándose en él. 
Y la más perturbadora de todas las preguntas aparece en este momento: ¿podemos, en buena fe, reconocer como católica esa liturgia? O, mejor aún, ¿podemos reconocernos en esa liturgia? Adelanto mi respuesta: yo no puedo. Esa no es mi Iglesia. Y doy un paso más: esa liturgia no es católica; ese no es el culto al Dios vivo y verdadero. Ese es el culto al hombre. 
No significa esto una “promoción” de la Iglesia ortodoxa. Más allá de mi visión positiva hacia ella, no la idealizo en absoluto, pero sería de obcecados no reconocer su gran mérito: mantuvieron la Tradición. Y mantener la tradición no significa guardar trapos viejos. Escribe Pearce en su biografía de Solzhenitsyn, refiriéndose a una tía con la que el escritor ruso pasó una temporada durante su infancia: “Ella le enseñó la verdadera belleza y el significado de los ritos de la Iglesia Ortodoxa Rusa, enfatizando sus antiguas tradiciones y su continuidad. De este modo, lo proveyó de un sentido de tradición, de familia y de raíces que de otro modo, no habría poseído”. 
Nosotros, los latinos, no tuvimos tía. Luego del desastre del Vaticano II y de los pontificados posteriores, perdimos el sentido de tradición, de continuidad y de pertenencia a una familia determinada. Si San Luis o Santa Teresa se levantaran de sus tumbas, o si lo hiciera León XIII, y asistieran a una misa como la celebrada por Bergoglio en el video, saldrían huyendo, convencidos que se trata de un ceremonia protestante o pagana. Se rompió la continuidad. Ya los católicos no nos reconocemos en lo que somos porque, si aceptamos la vigencia del principio de no contradicción y del tercero excluido, debemos decir que o bien los católicos son San Luis, Santa Teresa y León XIII, o bien somos nosotros, los del siglo XXI. No es la misma liturgia; no es la misma fe.

lunes, 10 de octubre de 2016

Santa Margarita Clitherow

Hace algunos meses estuve en York, apenas el tiempo suficiente para conocer su catedral y, aunque la majestad y belleza del edificio bien valen la visita, resulta desagradable ver en su entrada la enorme foto del actual obispo anglicano de la antigua Eboracum: un primate mediático y políticamente correcto, muy al estilo de ya sabemos quién.
Para llegar a las puertas del minster, es necesario atravesar la parte vieja de la ciudad, por callecitas angostas, llamadas en conjunto The Shambles, flanqueadas de comercios que aún no han perdido su estilo victoriano, donde se puede comprar desde ropa hasta chocolates. Y por allí estaba, caminando la empinada callejuela cuando, a mi izquierda, vi una puerta en cuyo dintel se anunciaba que esa había sido la casa de Margarita Clitherow. Pasé de largo, para mi pesar, sin saber ni querer enterarme quién era esa mujer. Y vengo a descubrirlo ahora, al leer el último libro de Joseph Pierce.
Ya que hace algunos días se animó a comentar en el blog una tal Madame Forgeron y que, de vez en cuando, aparece una tal Juana, les dejo aquí la historia de esta mujer que me conmovió, y que bien podría tomarse como protectora de todas las esposas y madres que, con valentía y decisión, se mantienen, a pesar de todo, fieles al Evangelio.
Nacida en 1556, Santa Margarita fue criada como protestante y se casó, en 1571, con un próspero carnicero llamado John Clitherow. Tres años más tarde, se convirtió a la Iglesia Católica y muy pronto comenzó a ser conocida como una activa y decidida defensora de la fe. Ya que se negaba a asistir a los oficios anglicanos en su parroquia local, fue encarcelada durante dos años. Cuando recuperó la libertad, organizó una pequeña escuela en su propio hogar para los niños católicos del barrio, incluidos los suyos. Si bien lo vemos, fue una pionera del homeschooling en un medio hostil, y a ella podrán encomendarse las madres que siguen este tipo de educación para sus hijos. 
Además, albergaba sacerdotes católicos en su casa, escondiéndolos en los llamados priest hole, espacios reducidos construidos en las viviendas de los católicos, con acceso secreto, a fin de ocultar a los sacerdotes cuando la policía realizaba alguna redada.
Fue eso lo que sucedió en 1568. Sin embargo, ni el sacerdote, ni los ornamentos y vasos sagrados fueron encontrado. Se interrogó a los niños de la familia pero tampoco dieron información. Finalmente, uno de los alumnos de la escuela, un niño flamenco, fue engatusado por los policías y terminó revelando el escondite.
Santa Margarita fue arrestada, encarcelada y acusada de albergar a sacerdotes católicos y asistir a Misa. Ella se negó categóricamente a pedir clemencia, diciendo: “Si no cometí ninguna ofensa , no necesito ser juzgada”. La pena por esta negativa consistía en ser aplastada hasta morir. Fue ejecutada en Tollboothe, York, el 25 de marzo de 1586, en la fiesta de la Anunciación. Se dice que estaba embarazada.
Quienes la conocieron, afirman que Santa Margarita Clitherow era bella, ingeniosa y alegre, llena del gozo misterioso que la Iglesia celebra el día en que fue martirizada. “Todos la querían y corrían a ella cuando estaban necesitados de ayuda”, escribía un contemporáneo. Seguramente, también hoy podemos recurrir en busca de su protección. 
Fácilmente podría haber evitado su primer encarcelamiento: “sólo” era cuestión de asistir a los oficios anglicanos, y fácilmente podría haber evitado su martirio: sólo necesitaba reconocer su delito y pedir clemencia. Pero su fe fue más fuerte. 
En estos días de confusión y desaliento, cuando pareciera que da lo mismo no ya ser católico o no serlo, sino ser cristiano, ser musulmán o ser un buen ateo, el ejemplo de Santa Margarita Clitherow nos interpela. Dejó incluso de lado cualquier tipo de prudencia humana (“Hazlo por tus hijos, a quienes dejarás huérfanos”) para ser fiel a Dios y a lo que creía. 
A ella me encomiendo. 

viernes, 7 de octubre de 2016

Lepanto


El día de hoy, festividad de Nuestra Señora del Rosario, se celebra la victoria de los ejércitos cristianos sobre los infieles musulmanes en la batalla de Lepanto.
Un amigo me ha acercado la bellísima poesía de Chesterton que conmemora el hecho, recitada como seguramente lo hacía nuestra amigo el Gordo junto con nuestro otro amigo Belloc, en alguna posada frente a una buena pinta de cerveza.
Aquí pueden escuchar el recitado, y les copio el texto inglés y la traducción castellana.

Blancos los surtidores en los patios del sol;

El Sultán de Estambul se ríe mientras juegan.

Como las fuentes es la risa de esa cara que todos temen,

Y agita la boscosa oscuridad, la oscuridad de su barba,

Y enarca la media luna sangrienta, la media luna de sus labios,

Porque al más íntimo de los mares del mundo lo sacuden sus barcos.

Han desafiado las repúblicas blancas por los cabos de Italia,

Han arrojado sobre el León del Mar el Adriático,

Y la agonía y la perdición abrieron los brazos del Papa,

Que pide espadas a los reyes cristianos para rodear la Cruz.

La fría Reina de Inglaterra se mira en el espejo;

La sombra de los Valois bosteza en la Misa;

De las irreales islas del ocaso retumban los cañones de España,

Y el Señor del Cuerno de Oro se está riendo en pleno sol.
White founts falling in the Courts of the sun,

And the Soldan of Byzantium is smiling as they run;

There is laughter like the fountains in that face of all men feared,

It stirs the forest darkness, the darkness of his beard;

It curls the blood-red crescent, the crescent of his lips;

For the inmost sea of all the earth is shaken with his ships.

They have dared the white republics up the capes of Italy,

They have dashed the Adriatic round the Lion of the Sea,

And the Pope has cast his arms abroad for agony and loss,

And called the kings of Christendom for swords about the Cross.

The cold queen of England is looking in the glass;

The shadow of the Valois is yawning at the Mass;

From evening isles fantastical rings faint the Spanish gun,

And the Lord upon the Golden Horn is laughing in the sun.

***
Laten vagos tambores, amortiguados por las montañas,

Y sólo un príncipe sin corona, se ha movido en un trono sin nombre,

Y abandonando su dudoso trono e infamado sitial,

El último caballero de Europa toma las armas,

El último rezagado trovador que oyó el canto del pájaro,

Que otrora fue cantando hacia el sur, cuando el mundo entero era joven.

En ese vasto silencio, diminuto y sin miedo

Sube por la senda sinuosa el ruido de la Cruzada.

Mugen los fuertes gongs y los cañones retumban,

Don Juan de Austria se va a la guerra.

Forcejean tiesas banderas en las frías ráfagas de la noche,

Oscura púrpura en la sombra, oro viejo en la luz,

Carmesí de las antorchas en los atabales de cobre.

Las clarinadas, los clarines, los cañones y aquí está él.

Ríe Don Juan en la gallarda barba rizada.

Rechaza, estribando fuerte, todos los tronos del mundo,

Yergue la cabeza como bandera de los libres.

Luz de amor para España ¡hurrá!

Luz de muerte para África ¡hurrá!

Don Juan de Austria

Cabalga hacia el mar.

***
Dim drums throbbing, in the hills half heard,

Where only on a nameless throne a crownless prince has stirred,

Where, risen from a doubtful seat and half attainted stall,

The last knight of Europe takes weapons from the wall,

The last and lingering troubadour to whom the bird has sung,

That once went singing southward when all the world was young.

In that enormous silence, tiny and unafraid,

Comes up along a winding road the noise of the Crusade.

Strong gongs groaning as the guns boom far,

Don John of Austria is going to the war,

Stiff flags straining in the night-blasts cold

In the gloom black-purple, in the glint old-gold,

Torchlight crimson on the copper kettle-drums,

Then the tuckets, then the trumpets, then the cannon, and he comes.

Don John laughing in the brave beard curled,

Spurning of his stirrups like the thrones of all the world,

Holding his head up for a flag of all the free.

Love-light of Spain--hurrah!

Death-light of Africa!

Don John of Austria

Is riding to the sea.

***
Mahoma está en su paraíso sobre la estrella de la tarde

(Don Juan de Austria va a la guerra.)

Mueve el enorme turbante en el regazo de la hurí inmortal,

Su turbante que tejieron los mares y los ponientes.

Sacude los jardines de pavos reales al despertar de la siesta,

Y camina entre los árboles y es más alto que los árboles,

Y a través de todo el jardín la voz es un trueno que llama

A Azrael el Negro y a Ariel y al vuelo de Ammon:

Genios y Gigantes,

Múltiples de alas y de ojos,

Cuya fuerte obediencia partió el cielo

Cuando Salomón era rey.

***
Mahound is in his paradise above the evening star,

(Don John of Austria is going to the war.)

He moves a mighty turban on the timeless houri´s knees,

His turban that is woven of the sunsets and the seas.

He shakes the peacock gardens as he rises from his ease,

And he strides among the tree-tops and is taller than the trees;

And his voice through all the garden is a thunder sent to bring

Black Azrael and Ariel and Ammon on the wing.

Giants and the Genii,

Multiplex of wing and eye,

Whose strong obedience broke the sky

When Solomon was king.

***
Desde las rojas nubes de la mañana, en rojo y en morado se precipitan,

Desde los templos donde cierran los ojos los desdeñosos dioses amarillos;

Ataviados de verde suben rugiendo de los infiernos verdes del mar

Donde hay cielos caídos, y colores malvados y seres sin ojos;

Sobre ellos se amontonan los moluscos y se encrespan los bosques grises del

mar,

***
They rush in red and purple from the red clouds of the morn,

From the temples where the yellow gods shut up their eyes in scorn;

They rise in green robes roaring from the green hells of the sea

Where fallen skies and evil hues and eyeless creatures be,

On them the sea-valves cluster and the grey sea-forests curl,

***
Salpicados de una espléndida enfermedad, la enfermedad de la perla;

Surgen en humaredas de zafiro por las azules grietas del suelo,-

Se agolpan y se maravillan y rinden culto a Mahoma.

Y él dice: Haced pedazos los montes donde los ermitaños se ocultan,

Y cernid las arenas blancas y rojas para que no quede un hueso de santo

Y no déis tregua a los rumíes de día ni de noche,

Pues aquello que fue nuestra aflicción vuelve del Occidente.

***
Splashed with a splendid sickness, the sickness of the pearl;

They swell in sapphire smoke out of the blue cracks of the ground,--

They gather and they wonder and give worship to Mahound.

And he saith, "Break up the mountains where the hermit-folk can hide,

And sift the red and silver sands lest bone of saint abide,

And chase the Giaours flying night and day, not giving rest,

For that which was our trouble comes again out of the west.

***
Hemos puesto el sello de Salomón en todas las cosas bajo el sol

De sabiduría y de pena y de sufrimiento de lo consumado,

Pero hay un ruido en las montañas, en las montañas y reconozco

La voz que sacudió nuestros palacios -hace ya cuatro siglos:

¡Es el que no dice "Kismet"; es el que no conoce el Destino,

Es Ricardo, es Raimundo, es Godofredo que llama!

Es aquel que arriesga y que pierde y que se ríe cuando pierde;

Ponedlo bajo vuestros pies, para que sea nuestra paz en la tierra.

Porque oyó redoblar de tambores y trepidar de cañones.

(Don Juan de Austria va a la guerra)

Callado y brusco -¡hurrá!

Rayo de Iberia

Don Juan de Austria

Sale de Alcalá.

***
We have set the seal of Solomon on all things under sun,

Of knowledge and of sorrow and endurance of things done.

But a noise is in the mountains, in the mountains, and I know

The voice that shook our palaces--four hundred years ago:

It is he that saith not ´Kismet´; it is he that knows not Fate;

It is Richard, it is Raymond, it is Godfrey at the gate!

It is he whose loss is laughter when he counts the wager worth,

Put down your feet upon him, that our peace be on the earth."

For he heard drums groaning and he heard guns jar,

(Don John of Austria is going to the war.)

Sudden and still--hurrah!

Bolt from Iberia!

Don John of Austria

Is gone by Alcalar.

***
En los caminos marineros del norte, San Miguel está en su montaña.

(Don Juan de Austria, pertrechado, ya parte)

Donde los mares grises relumbran y las filosas marcas se cortan

Y los hombres del mar trabajan y las rojas velas se van.

Blande su lanza de hierro, bate sus alas de piedra;

El fragor atraviesa la Normandía; el fragor está solo;

Llenan el Norte cosas enredadas y textos y doloridos ojos

Y ha muerto la inocencia de la ira y de la sorpresa,

Y el cristiano mata al cristiano en un cuarto encerrado

Y el cristiano teme a Jesús que lo mira con otra cara fatal

Y el cristiano abomina de María que Dios besó en Galilea.

Pero Don Juan de Austria va cabalgando hacia el mar,

Don Juan que grita bajo la fulminación y el eclipse,

Que grita con la trompeta, con la trompeta de sus labios,

Trompeta que dice ¡ah!

¡Domino Gloria!

Don Juan de Austria

Les está gritando a las naves.


***
St. Michaels on his Mountain in the sea-roads of the north

(Don John of Austria is girt and going forth.)

Where the grey seas glitter and the sharp tides shift

And the sea-folk labour and the red sails lift.

He shakes his lance of iron and he claps his wings of stone;

The noise is gone through Normandy; the noise is gone alone;

The North is full of tangled things and texts and aching eyes,

And dead is all the innocence of anger and surprise,

And Christian killeth Christian in a narrow dusty room,

And Christian dreadeth Christ that hath a newer face of doom,

And Christian hateth Mary that God kissed in Galilee,--

But Don John of Austria is riding to the sea.

Don John calling through the blast and the eclipse

Crying with the trumpet, with the trumpet of his lips,

Trumpet that sayeth ha!

Domino gloria!

Don John of Austria

Is shouting to the ships.

***
El rey Felipe está en su celda con el Toisón al cuello

(Don Juan de Austria está armado en la cubierta)

Terciopelo negro y blando como el pecado tapiza los muros

Y hay enanos que se asoman y hay enanos que se escurren.

Tiene en la mano un pomo de cristal con los colores de la luna,

Lo toca y vibra y se echa a temblar

Y su cara es como un hongo de un blanco leproso y gris

Como plantas de una casa donde no entra la luz del día,

Y en ese filtro está la muerte y el fin de todo noble esfuerzo,

Pero Don Juan de Austria ha disparado sobre el turco.

Don Juan está de caza y han ladrado sus lebreles-

El rumor de su asalto recorre la tierra de Italia.

Cañón sobre cañón, ¡ah, ah!

Cañón sobre cañón, ¡hurrá!

Don Juan de Austria

Ha desatado el cañoneo.


***
King Philip´s in his closet with the Fleece about his neck

(Don John of Austria is armed upon the deck.)

The walls are hung with velvet that is black and soft as sin,

And little dwarfs creep out of it and little dwarfs creep in.

He holds a crystal phial that has colours like the moon,

He touches, and it tingles, and he trembles very soon,

And his face is as a fungus of a leprous white and grey

Like plants in the high houses that are shuttered from the day,

And death is in the phial and the end of noble work,

But Don John of Austria has fired upon the Turk.

Don John´s hunting, and his hounds have bayed--

Booms away past Italy the rumour of his raid.

Gun upon gun, ha! ha!

Gun upon gun, hurrah!

Don John of Austria

Has loosed the cannonade.

***
En su capilla estaba el Papa antes que el día o la batalla rompieran.

(Don Juan está invisible en el humo)

En aquel oculto aposento donde Dios mora todo el año,

Ante la ventana por donde el mundo parece pequeño y precioso.

Ve como en un espejo en el monstruoso mar del crepúsculo

La media luna de las crueles naves cuyo nombre es misterio.

Sus vastas sombras caen sobre el enemigo y oscurecen la Cruz y el Castillo

Y velan los altos leones alados en las galeras de San Marcos;

Y sobre los navíos hay palacios de morenos emires de barba negra;

Y bajo los navíos hay prisiones, donde con innumerables dolores,

Gimen enfermos y sin sol los cautivos cristianos

Como una raza de ciudades hundidas, como una nación en las ruinas,

Son como los esclavos rendidos que en el cielo de la mañana

Escalonaron pirámides para dioses cuando la opresión era joven;


***
The Pope was in his chapel before day or battle broke,

(Don John of Austria is hidden in the smoke.)

The hidden room in man´s house where God sits all the year,

The secret window whence the world looks small and very dear.

He sees as in a mirror on the monstrous twilight sea

The crescent of his cruel ships whose name is mystery;

They fling great shadows foe-wards, making Cross and Castle dark,

They veil the plumèd lions on the galleys of St. Mark;

And above the ships are palaces of brown, black-bearded chiefs,

And below the ships are prisons, where with multitudinous griefs,

Christian captives sick and sunless, all a labouring race repines

Like a race in sunken cities, like a nation in the mines.

They are lost like slaves that sweat, and in the skies of morning hung

The stair-ways of the tallest gods when tyranny was young.

***
Son incontables, mudos, desesperados como los que han caído o los que huyen

De los altos caballos de los Reyes en la piedra de Babilonia.

Y más de uno se ha enloquecido en su tranquila pieza del infierno

Donde por la ventana de su celda una amarilla cara lo espía,

Y no se acuerda de su Dios, y no espera un signo-

(¡Pero Don Juan de Austria ha roto la línea de batalla!)

Cañonea Don Juan desde el puente pintado de matanza.

Enrojece todo el océano como la ensangrentada chalupa de un pirata,

El rojo corre sobre la plata y el oro.

Rompen las escotillas y abren las bodegas,

Surgen los miles que bajo el mar se afanaban

Blancos de dicha y ciegos de sol y alelados de libertad.


***
They are countless, voiceless, hopeless as those fallen or fleeing on

Before the high Kings´ horses in the granite of Babylon.

And many a one grows witless in his quiet room in hell

Where a yellow face looks inward through the lattice of his cell,

And he finds his God forgotten, and he seeks no more a sign--

(But Don John of Austria has burst the battle-line!)

Don John pounding from the slaughter-painted poop,

Purpling all the ocean like a bloody pirate´s sloop,

Scarlet running over on the silvers and the golds,

Breaking of the hatches up and bursting of the holds,

Thronging of the thousands up that labour under sea

White for bliss and blind for sun and stunned for liberty.

***
¡Vivat Hispania!

¡Domino Gloria!

¡Don Juan de Austria

Ha dado libertad a su pueblo!


***
Vivat Hispania!

Domino Gloria!

Don John of Austria

Has set his people free!

***
Cervantes en su galera envaina la espada

(Don Juan de Austria regresa con un lauro)

Y ve sobre una tierra fatigada un camino roto en España,

Por el que eternamente cabalga en vano un insensato caballero flaco,

Y sonríe (pero no como los Sultanes), y envaina el acero...

(Pero Don Juan de Austria vuelve de la Cruzada.)


***
Cervantes on his galley sets the sword back in the sheath

(Don John of Austria rides homeward with a wreath.)

And he sees across a weary land a straggling road in Spain,

Up which a lean and foolish knight for ever rides in vain,

And he smiles, but not as Sultans smile, and settles back the blade....

(But Don John of Austria rides home from the Crusade.)

miércoles, 5 de octubre de 2016

El desgraciado

por Ludovicus
A pesar del título, no pretendo ofender con una injuria de nuestro hablar coloquial argentino a Bergoglio. Simplemente busco desentrañar un fenómeno intrigante y que da lugar a la popular calificación de jetattore, gafe o piedra: la mala fortuna de quienes rodean, sean personas, proyectos o instituciones, al papa Bergoglio. No condescenderemos a esa superstición, pero tampoco podemos dejar de notar que la persona y la gestión del sujeto están sometidos, quizás por disposición de la
Providencia, a tal sucesión de desgracias que propiamente podríamos llamarlo El Desgraciado o más castizamente, El Malhadado. Desde el reciente fallido plebiscito de Colombia (a veces la democracia consagra el sentido común), hasta el desaire de la Iglesia georgiana; desde las interpretaciones sobre el carácter pacífico del Islam retrucadas con  un terrorismo inusitado o el discurso de Lampedusa al que siguió un incremento brutal de las personas muertas en el mar, los ejemplos podrían multiplicarse. Sin contar el monumental fracaso de las Scholas, su lamentable pelea de conventillo con sus directores, la cancelación del contrato con la FIFA hipercorrupta o los papelones diplomáticos permanentes. Hay un destino torcido, fallido, chanfleado, en este pontificado, que la Historia no podrá disimular. Parafraseando al latino, podríamos decir “habet suum fatum bergogli”.
Empecemos con la explicación más simple, la ley de Murphy. No se puede pretender que a quien escoge como laderos a personajes de avería o de ínfima categoría le vaya bien. Vera no puede ser un estadista, Del Corral un pedagogo universal, El Caballo Suárez un paradigma del sindicalismo cristiano o Sánchez Sorondo un genio político. El malogrado Omar Bello nos recordaba la eterna propensión bergogliana a rodearse de mediocres, “grisidades” como decía Ortega.
Además Bergoglio no estudia, no incorpora conocimientos nuevos, se limita a guiarse por un plexo de prejuicios y lugares comunes cristalizados hace treinta o cuarenta años, al que ha remozado apenas con la corrección política hodierna. Con tan poca ciencia, nada puede ser hecho a conciencia.
Finalmente, el personaje está imbuido de un notable afán autodemoledor, antropofágico y caótico, concentrado más en la crítica destructiva y en promover el “hacer lío”. El resentimiento es mal consejero del poder, sólo sirve a los revolucionarios y a los que quieren el caos. Y todos los aristotélicos sabemos que del caos jamás sale el orden y por lo tanto casi nada valioso se logra “per accidens”. La Argentina es un buen ejemplo de ello.
Finalmente, Bergoglio es desgraciado porque le falta gracia. Dios nos libre de afirmar esto en sentido teológico. Le deseamos todas las gracias, la primera de las cuales es la fe. Decimos que le falta la gracia del político, la nonchalance, la elegancia, el sentido de la oportunidad. Quien esto escribe entró en un forcejeo penoso cuando quiso besarle el anillo en tiempos en que ejercía de arzobispo de Buenos Aires. Las anécdotas son tan forzadas como ir a una óptica con periodistas o salir del cónclave a pagar la cuenta del hotel. Y a pesar de los medios, su discurso es absolutamente carente de gracia, forzado, insincero, como demostró en su último video al pueblo argentino.
¿Alguien puede creer que Bergoglio crea que nosotros podamos creer que el motivo de que no viaje a la Argentina es “porque no está agendado y hay otros compromisos” ¿ y quién fija esos compromisos? ¿Ban Ki Moon?  ¿Alguien puede creer que anhela venir a la Argentina, cuando sus dos predecesores inmediatos tardaron menos de nueve meses en volver a sus Patrias? ¿Alguien puede dudar de que si hubiera ganado el “pastoreable” (SIC) Daniel no estaría ya entre nosotros?  Siempre que puede, recurre al autoritario recurso de imponer al oyente su versión de las cosas, por inverosímil que parezca, agregando al agravio de la falsedad el de insultar la inteligencia (para ser objetivos, reconozcamos que esa misma sensación sentimos cuando Benedicto XVI afirmó que escogió vestirse de blanco después de la renuncia porque no tenía a mano otra cosa).
Como esos desechos de las cocinas de drogas llamados paco o crack, el discurso de Bergoglio es un subproducto de las cocinas seculares de la restricción mental jesuita que se termina convirtiendo en cinismo puro y duro, porque le toma el pelo al interlocutor.
Finalmente, consignamos junto a los fracasos personales y políticos,  las muertes y catástrofes naturales que lo rodean doquiera va. Pero eso son mitos, representaciones metafísicas de una ruina más honda. De Bergoglio El Desgraciado.

lunes, 3 de octubre de 2016

Al modo de don Gabino. Magia y oración

por El Poeta

Existe una forma de orar mediante la cual no se trasciende este mundo, sino con la que más bien se intenta incluir lo divino en la cadena de fines de los días de trabajo como algo que funciona en ella a modo de parte integrante de la misma. Hay una corrupción de la religión en magia, en la que no se realiza la entrega a lo divino para disponer de ello; se pervierte la oración haciendo de ella una práctica que siga haciendo posible la vida bajo la cúpula.” Josef Pieper

Como quien se afana por un tesoro perdido sobre la voz cifrada de secretas cartografías, los invitados a la tertulia, sobre un texto vívido de Josef, debatían su búsqueda tras huellas desoladas de vera oración. Y es que las palabras del filósofo desnudaban la triste realidad de muchos católicos que, aletargados en su rutina o concentrados en su carrera material, confunden la oración con una especie de método descongestivo que les permita ser más eficaces y saludables en sus solicitudes terrenas. 
Después de un desahogo común y el necesario reposo del silencio dilatador de horizontes, Pablo Paz exclamó:
- Sepan algo: el mundo se ha vuelto estrecho. El mundo del trabajo y las urgencias se ha convertido en nuestro mundo “a secas”. No hay tiempo ni ganas para el saber libre y la contemplación; así es imposible alzar la mirada. La religión se asfixia y la oración genuina enmudece, se dispara al desierto…
- O peor todavía –soltó El Poeta–, se hace funcional a nuestras apetencias. Sería algo así como…¿cómo hacer un Dios a nuestra medida? 
El joven abogado Juan Velero se había incorporado no hace mucho a las tertulias del viejo. Aunque reflexivo y silente, se dispuso a comentar: 
- Algo así dice Josef, ¿no? Incluir lo divino en nuestra cadena de fines, en vez de sustraernos de ellos para intentar acceder al mundo divino. En lugar de elevarnos por la conmoción de una mirada contemplativa y amorosa, rebajamos la oración a nuestra modalidad. ¡En el fondo es una estafa!
- De acuerdo, porque no hay religión. No se pretende religar con Dios, según me enseñaron de niño, sino menguar una realidad que resulta exigente y hasta incómoda, porque puede cambiarnos nuestros planes –musitó el Sr. Forgeron. 
Mientras la tertulia discurría y el Dr. Velero se sosegaba, el rostro de don Gabino parecía querer decir lo que aún sus labios callaban, lo que sus cavilaciones encendían. Dejó su whisky para tomar la palabra:
- Así es. Eso padecemos hoy: la corrupción de la religión en magia. Y si leyeron a Tolkien, no se les será difícil comprender la frase. Ustedes saben cómo distingue Magia de Fantasía. Ésta es un arte difícil que aspira lograr un Mundo Secundario cuya experiencia nos conmociona, libera, enaltece. La Magia, en cambio, intenta producir una “alteración en el Mundo Primario”, suspendiendo por un instante las leyes que lo rigen. Por eso insiste en que la Magia no es un arte, sino una técnica; “desea el poder en este mundo, el dominio de las cosas y las voluntades”. Ahora bien, conforme al pensamiento tolkieniano, podrán entender mejor porqué la religión corrompida degenera en magia. Es una religión que no pretende trascender nuestro mundo, sino dominarlo.
- ¡Interesante! Ciertamente –exclamó Juan Velero, queriendo compartir su descubrimiento interior–, del arte de la oración han querido hacer una técnica funcional que cuadre a sus moldes voluntariamente establecidos.  
 - A ver si entendí. Estos tales, quieren hacer de la oración la magia de su mundo material. Capaz de otorgarles un cierto poder de resistencia o resignación, capaz de alterarles –materialmente, claro– los sinsabores de sus acontecimientos. 
- De acuerdo con usted, Sr. Forgeron. Es que en este mundo del trabajo se ha cifrado toda la humana existencia, condenándola a vivir según su tiranía. Marechalianamente, diríamos que ha triunfado el “tiempo del buey” –dijo El Poeta, memorando páginas inmortales.
- ¡Claro! –sentenció un don Gabino perspicaz– Y en ese comprimido moderno (de efectos colaterales insospechados) quieren hacer de la oración un engranaje más de su estabilidad mental y emocional. En fin, una apuesta constante por la añadidura…
Entre sonrisas cómplices y un silencio de retorno a reclamar su derecho, las voces fueron mermando para ofrendar luz y calor a sus compañeras pipas. Sobre la bruma melancólica del final, se escuchó la frase de Pablo, espiritual consuelo para volver al hogar: “…porque no sabemos qué orar según conviene, pero el Espíritu está intercediendo Él mismo por nosotros con gemidos inexpresables”.
La oración auténtica seguía siendo el tesoro perdido. Sin embargo, la tentativa por descubrir una plegaria fraudulenta, era una buena forma, quizás, de emprender un viaje ascensional inesperado.