Edición argentina
A fines del mes de agosto estará disponible la edición argentina de El nacimiento de la cultura cristiana, de Rubén Peretó Rivas, editado por Lectio, la editorial cordobesa.
Podrá conseguirse en las librerías católicas que figuran más abajo.
Presentación: ¿Cuáles fueron los hitos fundamentales que marcaron el nacimiento de la cultura cristiana en el mundo Occidental? Este libro muestra a los personajes decisivos y los hechos culturales centrales en torno a los cuales Europa llegó a ser lo es, o lo que era.
Se trató de personajes que, a partir de los acontecimientos que se desplegaban frente a ellos, tomaron las decisiones adecuadas para hacer de un mundo caído un mundo más agradable a los ojos de Dios, en el que los frutos de la redención de Cristo pudieran crecer con vigor y lozanía.
No se trató de personajes portentosos. En la cotidianidad de una vida marcada por la oración, el amor a Dios y al prójimo y la conciencia clara del fin último, ellos fueron capaces de construir, con paciencia y a los largo de décadas y siglos, una cultura floreciente en el saber y en las artes, marcada con el sello de Cristo y que pervivió en Occidente hasta los albores de la Revolución Francesa.
Todo lo que hacemos, todo lo que decimos, todo lo que vivimos permanece en nosotros; nos va, poco a poco, esculpiendo y finalmente somos esa escultura. Herederos y legítimos poseedores del pasado que dio nacimiento a la cultura que forjó Occidente, la cultura cristiana que se construyó puede volver a construirse con todos y cada uno de los cristianos, pues cada uno de ellos, a su modo, tiene algo que aportar. Conocer ese pasado y ese proceso es cada vez más necesario.
Tristeza y acedia. Aportes de la sabiduría cristiana a dos problemas de nuestro tiempo, Cefim - Lectio, Córdoba, 2021.
Las pasiones humanas, eternas como el mismo hombre, han escapado siempre a cualquier intento reduccionista que pretenda circunscribirlas a sólo una época o a un determinado periodo histórico. Sin embargo, sí es posible observar que ellas han hallado en determinados momentos de la historia, particulares condiciones que han hecho prosperar unas más que otras. Basta pensar en las guerras mundiales para comprenderlo.
Nuestro tiempo no ha dejado de convenir con esto. Las recientes observaciones de la OMS sobre la profunda incidencia de la depresión en la vida humana parecen sugerir que quizás no sea el gozo y la alegría lo que signa nuestro mundo sino la tristeza y la acedia.
Es a estos temas a los que se consagra el presente estudio, donde se analiza la acedia desde la aguda mirada de Evagrio Póntico y se considera la tristeza a partir de las cuidadosas observaciones de Tomás de Aquino. La vitalidad de ambos pensamientos arrojará una exquisita y esperanzadora luz sobre nuestros oscurecidos tiempos.
Puede conseguirse en las librarías católicas argentinas que figuran más abajo y en formato Kindle e impreso en Amazon (sitio americano).
Evagrio Póntico es uno de los autores de la Antigüedad Tardía cristiana más relevantes pero que, por diferentes circunstancias históricas, comenzó a ser estudiado en profundidad a partir de los últimos cincuenta años, al publicarse la edición crítica de sus obras y numerosos estudios dedicados a su doctrina. Nacido en Asia Menor, fue discípulo de San Basilio Magno y compañero y amigo de San Gregorio Nacianceno, a quien sirvió como diácono cuando aquél fue obispo de Constantinopla. Residió largos años esa ciudad imperial hasta que, luego de una profunda experiencia espiritual, decide retirarse al desierto egipcio y compartir allí la vida de los primeros monjes cristianos que, tras la huella de San Antonio, abandonaban las ciudades para dedicarse completamente a Dios.
Evagrio Póntico es uno de los maestros de la espiritualidad cristiana aunque su nombre no aparezca con frecuencia. La conocida doctrina de los siete pecados capitales, por ejemplo, surge de sus escritos, como también la descripción de las tres etapas de la vida interior.
En lengua española, son escasos los libros consagrados a Evagrio y es el lugar que ocupa el este trabajo que no solamente se dedica a presentar extensamente al autor, su obra y su enseñanza, sino que se detiene de modo particular en uno de los temas sobre los cuales es autoridad indiscutible: la acedia. Se trata de un fenómeno espiritual que tiene manifestaciones psicológicas propias que lo asemejan, en ciertos casos, a algunos desórdenes que la psicología contemporánea se ha dedicado a estudiar en profundidad tales como la depresión, la ansiedad o la distimia.
Este libro es cuidadoso en distinguir lo que pertenece a la esfera estrictamente espiritual de los procesos psicológicos de la persona pero, a la vez, busca establecer puntos de contacto a fin de propiciar relaciones entre dos disciplinas que no siempre gozan de simpatías mutuas.
Disponible en las librerías católicas que figuran al final, y en formato Kindle y impreso en Amazon (sitio americano).
Excelente. Felicitaciones!
ResponderEliminarA propósito de la aparición del libro “El nacimiento de la cultura cristiana” de Rubén Peretó Rivas
ResponderEliminar“Herederos y legítimos poseedores del pasado que dio nacimiento a la cultura que forjó Occidente, la cultura cristiana que se construyó puede volver a construirse con todos y cada uno de los cristianos, pues cada uno de ellos, a su modo, tiene algo que aportar. Conocer ese pasado y ese proceso es cada vez más necesario”.
¡Qué precioso aporte a la formación espiritual de los cristianos de hoy!
Sin duda, esta obra tiene como fundamento la íntima convicción del autor de que, a pesar de todos los obstáculos que hoy se le puedan oponer, si la fe cristiana permanece viva en el alma de todos los creyentes actuales, ella no dejará de dar lugar a una cultura genuinamente cristiana, cuyos cimientos estarán constituidos por el precioso legado cultural entregado por los Padres de la Iglesia y su ulterior desarrollo a lo largo de la bimilenaria historia de la Iglesia.
Dado el natural influjo que el orden cultural ejerce sobre el desarrollo de las distintas comunidades, y ante la evidencia de la sistemática demolición de los pilares de la cultura cristiana, se torna perentorio, antes de que sea demasiado tarde, proteger e incluso aumentar dichas bases por cuanto sirven, de múltiples maneras, como poderosos medios de evangelización cristiana.
Recordar ese pasado no sólo responde a un justo agradecimiento a quienes, con su personal aporte, hicieron posible el actual presente, sino, también, porque, de cortarse ese precioso vínculo con el pasado, significado por la luminosa cultura cristiana, a fuerza de estar hoy bebiendo todo el tiempo de fuentes ajenas a las de la fe, se corre el gravísimo riesgo de cortar también con la esencia del mensaje que ese noble pasado transmite. Y, así, de pronto, lo que hoy parece tener rostro cristiano, en rigor, no hace más que mostrar el monstruoso rostro de una nueva cultura que, a fuerza de renegar sistemáticamente de la verdad, la bondad y la unidad que convienen a todo orden de realidad, termina negando no sólo a Dios, principio de todas las cosas, sino también a todo rastro de humanidad que pueda haber en quienes reniegan de su origen trascendente.
Y así, con el incontenible gozo de quien tiene su corazón lleno de esperanza en la reconquista de la cultura cristiana, el autor de la citada obra, nos exhorta a tomar clara conciencia de lo que somos a partir de lo que, en nombre de Dios, ya otros espíritus, no menos magnánimos que el suyo, tan generosamente, han sembrado.
¡Alabado sea Jesucristo!
Una buena noticia la aparición de la edición argentina de El nacimiento de la cultura cristiana
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