Cada
vez escribo menos, y cada vez tengo menos ganas de escribir, qué quieren que
les diga.
Supongo
que es otro síntoma de una vieja afección mía, una cosa en la que pienso
recurrentemente, una cosa que me pasa a menudo: esto de que me quiero ir a
casa. La cosa no es nueva, ya de bastante chico me encontraba pensando en esto
de que no le veía mayor sentido seguir en este mundo sublunar donde
evidentemente no hago falta, donde todos podrán arreglárselas perfectamente sin
mí y así frecuentemente me he querido morir.
Y
últimamente la afección ha empeorado.
Por
supuesto, he combatido esta sensación de desánimo, de desespero, de akedia, con
todos los remedios a mi alcance, comenzando por la lectura y relectura de
Chesterton, el gran campeón en esta materia, el santo de todas las cosas.
Aunque,
él sí sabía de qué se trataba: no recuerdo si es en "Enormes
Minucias" que cuenta sobre un viaje que hizo a Bélgica allá por la década
del '20. Fue en tren con un amigo, pero llegaron a destino de noche, muy tarde;
se bajaron en el andén y se alojaron en una posada que quedaba justo en frente
de la estación. El asunto es que una indefinida inquietud no lo dejaba
conciliar el sueño; daba vueltas en la cama sin poder dormir y él sentía que
algo estaba mal, sin atinar a decir qué cosa, qué diablos. Al final se levantó,
se vistió y salió a caminar por aquel pueblo vacío a esas altas horas de la
madrugada. Dio un par de vueltas y al volver hacia su posada, atinó a ver el
cartel de la estación que obviamente indicaba el nombre del pueblo. Entró hecho
una tromba al cuarto que compartía con su amigo gritando a voz en cuello:
"¡Ya sé lo que estaba mal! ¡Ahora entiendo por qué me sentía así de
raro!". Su amigo se despertó sobresaltado: "¿Pero a qué te referís?
¿Qué es lo que está mal?" y entonces el gordo soltó la información entre
risas, feliz de su descubrimiento: "¡No estamos donde debíamos estar! ¡Nos
equivocamos y nos bajamos en otro lado!". "Bueno, bueno," le
dijo su amigo, "pero ¿y qué con eso?". "¡Estamos en el sitio
equivocado, estamos en el lugar equivocado!", contestó el Gordo, feliz con
su descubrimiento.
En
efecto.
Ahora,
les cuento que estoy conversando con el Anónimo Normando desde hace unos
treinta y ocho años, más o menos, y lo poco que he aprendido en esta vida, me
lo enseñó él (él cree que somos amigos, pero a mi no me engaña con eso, uno
nunca puede ser enteramente amigo del maestro).
-Che,
estas ganas locas de irse de aquí, de volver a casa, ¿es tentación o gracia?
Porque mirado con un ojo, es una gracia, acentúa el desapego de las cosas de
esta vida, subraya la mirada "sub specie aeternitatis", nos recuerda
que estamos de paso, nos despega de aquello que la Escritura llama la vanidad
de la vida, que, como decía Santa Teresa, no es todo sino una mala noche de
posada, es una gracia que acentúa el fervor cuando repetimos nuestros
"Marán Athá"… y además, si no fuera impúdico capaz que me atrevo a
decir con San Pablo que deseo morir para ver a…
-Ajá.
-Pero
por otra parte, parece una tentación, pues con esto a lo mejor uno le resta
importancia a cosas que en una de esas no lo parecen pero que son
importantísimas, según aquello del Gordo, ¿no?, que una sola cosa es necesaria,
todo; y que el resto es vanidad de vanidades... Podría ser una tentación contra
la esperanza, contra la celebración de lo existente, contra la Providencia de
Dios… podría ser una forma larvada de ingratitud, o la punta de un nihilismo
contrario a toda nuestra fe, a todas las cosas que queremos (o que deberíamos
querer). De modo que no sé, che, si es tentación o gracia.
-Las
dos cosas, las dos cosas...
-No.
Estás diciendo disparates, ¿cómo puede una gracia parecer tentación o una
tentación parecer gracia?
-Mirá,
es fácil de ver. Yo no sé si en tu caso (o en el mío, si vamos a eso) se trata
de una u otra cosa, pero es igual…
-¿Cómo
puede ser igual? No te entiendo.
-Fijáte:
si ese fortísimo deseo de abandonar este mundo de una vez constituye una
tentación del diablo, Dios se ocupará de convertirla en la gracia de recordar que
estás de paso y que "no tenemos aquí ciudad permanente", que somos
"conciudanos de los santos y familiares de Dios". Pero si es una
gracia de Dios, entonces el diablo se ocupará de intentar transformarlo en una
desesperada desesperación, en una sensación de vacío, y de tedio, y, si a mano
viene, de suicidio (y, como vos mismo escribiste, hay varias formas de
suicidarse). De manera que, como ves, si es gracia o tentación, lo mismo da. Y
probablemente tendremos que convivir con esta fortísima sensación hasta la hora
señalada, enfatizando el desapego de las cosas de este mundo y al mismo tiempo
amándolas rectamente y hasta el fin, como que fueron redimidas de una vez y
para siempre.
Hasta
aquí mi maestro, el Anónimo Normando, que cree que somos amigos, pero, ¿saben
una cosa?, a mí no me engaña con eso, ni por un minuto…
Y
luego, me dieron ganas de escribir esto, fíjense si les parece.
¡Treinta
y ocho años conversando así!
¡Gran
Dios!
Casi,
casi me dan ganas de quedarme un tiempito más aquí, en este mundo sublunar, no
sea más que para charlar con él, otro ratito, sobre las ganas de irnos, sobre
las cosas grandes que nos esperan.
Y
luego, sobre las que hay aquí abajo, las cosas que Él nos regaló.
Cosas
como la amistad, como el magisterio de los amigos, como la amistad en el
magisterio (aunque a decir verdad, los buenos amigos, los buenos maestros y los
buenos discípulos, de eso no hablan casi nunca).
Jack Tollers
No sé qué de las dos cosas serán. A mí también me pasa. El hombre es un heredero y pienso que en cuanto el más grande de los míos ronde los 18 sería genial, a pesar que no me quejo de esta vida, cagar muriéndome. Lo digo de veras, me moriría sin pretender nada más. A la mierda.
ResponderEliminarAunque me pesa la idea de poder seguir aquí o allá sin sus alegrías. No sé cómo sería vivir sin ella, ni si podría. Y tal vez ese sea nuestro último manotazo en este mundo. El modo en que Dios nos ayuda a quedarnos cuando todo está hecho. "Dos en una sola carne". Joder, que sí.
Y evidentemente el Normando es su amigo. Y las amistades fecundas tienen eso de maestro-amigo. Son las únicas que valen la pena.
Es verdad que el suyo es un tanto notorio. Entre otros no hace tanto se murió el Pato Sequiero, nos queda la sabiduría vieja de Federico Mihura y el Normando no desluce entre tipos así. Y hay otros vivos más. No tantos, pero haberlos haylos.
Y usted Tollers. Usted también hizo su parte bien. Un magisterio bastante particular, muy personal, a su modo, pero bien. Yo aprendí con usted.
Y que sus amigos aprenden de usted también es casi seguro.
Pero no voy a firmar, que no soy un chupamedias.
Pasamos de la Chantae Gaudium a este mundo sublunar de Jack Tollers.
ResponderEliminarQuizás el comentario de Tollers a sido el resultado de querer entender la Chantae Gaudium.
Leyendo lo de Tollers y su inquitud se me viene a la mente la introduccion del libro Introducción al Cristianismo del Cardenal Ratzinger (1968), que comenta un poco de Peguy y Santa Teresita.
Seguramente debe estar el texto en algun lugar de la web
Esto me recuerda, bastante..., a aquello que dijo Castellani en alguna explicación del evangelio...
ResponderEliminarAlgo así como que las enseñanzas evangélicas, o las figuras o mandatos..., se equilibraban "de a dos..."
Como si se complementaran..., a un ritmo "dialéctico"...
Si alguna recuerda la cita -o la idea con más precisión-, quizás venga bien completarla...
Un colado en Rivendel
Se me ocurre eso de San Benito y Santa Escolástica: "tarde la noche, hora de partir del monasterio, la hna. sin querer despedirse del santo hno. reza a Dios para que los haga permanecer mas tiempo. Se desata la tormenta y se ven obligados a quedarse juntos, HABLANDO DE LAS COSAS DE DIOS Y LAS DELICIAS DEL CIELO, hasta que finalmente, a la mañana siguiente, luego de despedirse, San Benito ve el alma de su hna. subir al cielo en forma de ave.
ResponderEliminarNos pasa lo mismo, y Dios nos concede ambas, a fin de cuentas, todo sufrimiento en la tierra es mérito para el cielo, en la medida que nos parezcamos y suframos por Cristo. Qué santo no deseo con ahínco morir para ver a su Maestro, Amado, Rey, Señor, Dios de todas las cosas? Paciencia, y oración, a la vez que tratemos de dejar alguna migaja, no nuestra, sino de Nuestro Señor Jesucristo, a cada uno que se nos pase por delante.....
ResponderEliminarYo le preguntaría al Normando sobre el deseo fortísimo de abandonarlo todo: ¿llamado genuino (gracia) a la vida religiosa, o tentación del Demonio para eludir compromisos, complicaciones, etc.?
El discernimiento es casi un arte imposible para un joven. ¿Llamado? ¿Fantasía? ¿Evasión?. Y aún siendo para un lado o para el otro, siempre está el tema de la frustración.
Recientemente me tocó hablar providencialmente con un par de personas que por motivos diferentes abandonaron la vida religiosa.
Y la frustración es brutal.
Sincericidio: ¿qué joven, con una vida más o menos resuelta, carrera de futuro, puede querer jugársela completa por una posible tentación camuflada?
¿Cómo se vuelve al mundo después de eso? ¿Cómo se sale de esa frustración y se encara la vida, que continúa?
Y encima medio santoral te dice "ante la duda, metete de una" y la otra mitad te previene hasta el último maldito segundo... como si la vida tuviera muchas lunas para meditarlo.
Mi esperanza era que el Gordo diera algún indicio de estas cosas...
No se si es bueno, pero saber que a otros les pasa lo mismo que a uno, tranquiliza.
ResponderEliminarYo creo que este deseo de irse que a veces se tiene ,no es mas que una prueba que debemos soportar .Bancarse la vulgaridad y mediania que se respira es la prueba clave que Dios nos pone para medirnos.
Yo vivo en un pueblo del interior,y muchas veces lo tomo como una especie de purgatorio en vida.Tengo ganas de mandar todo a la merde, pero debo pensar en mis hijos y seguir adelante.
El "otro",sabe que no nos va a agarrar por donde cae la masa,nosotros,los que tuvimos la gracia de tener mejor formacion (un poquitito mejor ,en mi caso ),debemos resisitir en esta especie de tregua burguesa en la que vivimos.
El Padre Ezcurra,me dijo una vez :¿ quien es mas santo ? ¿el que pasa su vida junto a la cama de un enfermo o el que muere martir en una sola accion ?.....
Estamos en el puesto de combate que DIOS nos puso ,y debemos hacerlo lo mejor posible,aunque a veces parezca aburrido....
Ah !! Jack, el anonimo Normando es un verdadero maestro, aunque es tan humilde que nunca lo va a reconocer.
Altemar Dutra
El comentario de Tollers *ha sido el...
ResponderEliminarMaestro Ciruela
Por cierto que sí, por cierto que las falsas alegrías que nos proponen los progres (y ahora el Papa) dan ganas de huir chillando...
ResponderEliminarTanto como las falsas tristezas de los tradi (y ahora del Papa).
Me cacho.
J.T.
Dios es bastante chistoso. En mi caso me puso a una mujer que me está acortando la próxima estadía en el Purgatorio desde poco tiempo después que nos casamos. Y quisiese en el futuro ir a cualquier lado, pero sin ella. No es que le desee el Infierno, pero si se va a salvar que la manden a la otra punta del Cielo, que es grande y no hay necesidad que nos pongan tan pegados. Ni me importaría que le den un lugar mejor que el mío, me alcanza con que no sea cerca. Si me asegurasen eso, yo también me voy mañana.
ResponderEliminarChe, Jack Tollers, ¿y ni un poquito de miedo a la condenación? Quizá fuera, además de sano, una especie de catalizador de ambas tendencias. Como que les pone un equilibrio, ¿no le parece?
ResponderEliminarUn Pecador Experimentado.
Para el Pecador Experimentado:
ResponderEliminarNo se pueden experimentar los dos temores a la vez: o el servil, o el filial.
J.T.
Explíquelo un poco, si tiene ganas, pues me da que el Salmo 50 (el acto perfecto de contrición)lo hace.
ResponderEliminar¿No le pide un hijo a su padre que lo libre del castigo que merece? ¿No es eso también temor filial?
Pecador Experimentado.
Esto sí que es un cuento de Chesterton!.
ResponderEliminarNo sea que J.T nos resulte el hermenéuta de Francisco y haya resuelto el enigma del 222!
Pancho le diría que su perplejidad resulta de experimentar la tensión entre la plenitud y el límite. Pero no hay que preocuparse: no es grave; es el vértigo de estar suspendido entre la infinitud de dos misterios.
Nada que no se pueda sobrellevar con un buen trago entre amigos.
Sí. Pidamos con feror para que nos pise un coche. Pero que sea un clásico, que tenga estilo. Un Jaguar del 60' o el Bugatti de James Bond.
ResponderEliminarSalvo el quinto remedio (al cual prefiero sin compañía) los otros cuatro están al alcance de la mano de cualquiera; y bastan por sí solos para estamparle un rotundo "me en frego" a cualquier deprimente "tensión" que pueda causar la dupla "plenitud-límite":
ResponderEliminar- beber con amigos,
- llorar juntos penas y alegrías,
- compartir aventuras escapistas,
- discutir acaloradamente de política y religión.
Como dice buenamente un amigo cuando anda con algunas copas: "o nos salvamos todos juntos o no nos salvamos". No otra cosa significa "The League of the Longbow", o la "Comunidad del anillo". Pero de eso sabe infinitamente más el Normando y quizas se anime a desasnarnos.
"Santo Tomás estudia (...) todos los movimientos de la capacidad sensual, como el amor, odio, deseo, placer, tristeza, temor, ira, etc. Una de las veinticinco cuestiones aproximadamente de este tratado habla de los «remedios contra el dolor y la tristeza». Santo Tomás expone en cinco capítulos otros tantos remedios; pero antes de conocerlos hagámonos esta pregunta: ¿Qué contestación nos daría o podría dar la conciencia moral universal de los cristianos acerca de «los remedios contra la tristeza del alma»? Que cada uno se conteste a sí mismo. El primero, completamente general, de que Santo Tomás se ocupa es: «cualquier goce». La tristeza es un cansancio del alma; el goce, en cambio, un descanso. El segundo remedio son «¡las lágrimas!». El tercero es el «compartir la alegría». El cuarto es la «contemplación de la verdad». Esta última calma el dolor tanto más cuanto más perfectamente ama el hombre la sabiduría. Ante el quinto remedio que nombra Santo Tomás hemos de considerar que estamos ante un tratado de Teología, y no precisamente uno cualquiera. Este remedio contra la tristeza es «dormir y bañarse»; pues el sueño y el baño devuelven al cuerpo la debida disposición del bienestar, que, a su vez, repercute en el alma. Santo Tomás, naturalmente, esta bien informado de las posibilidad y necesidades de superar el dolor humano con medios sobrenaturales, incluso es de la opinión que existen grados del dolor humano que sólo pueden vencerse sobrenaturalmente; pero no piensa en descartar los medios sensibles y naturales, como, por ejemplo, dormir y bañarse. No se avergüenza lo más mínimo de hablar de ello en medio de un tratado de Teología" (Pieper)
CeG
Wanderer: Eché de menos que hiciese alguna síntesis superadora en la entrada previa, en base al desbarre parroquial.
ResponderEliminarEl cura loco español.
Me conformo con una vuelta en un Gordini '60 o un Rambler Classic, con Minguito al volante y sin la AVT hecha.
ResponderEliminarSí, de acuerdo. Pero el Gordini y el Rambler tienen lo que el Jaguar y el Bugatti.
ResponderEliminarLa muerte burguesa es la que viene luego del impacto de un 504 o un Renault 12.
Y si nos pasamos la vida vomitado la bronca que mete el lumpen circundante, el broche de oro que supone la muerte es conveniente que también marque la diferencia.
Si te pisa el bondi que nunca frena en las esquinas de Av. Gaspar Campos, sos un punguista más al que nadie reclama y que no encuentra párroco que le eche una bendición en el cementerio.
Si fue un Siam Di Tella, los muchachos te recordarán en los asados y habrá quien te dedique un Padrenuestro.
ResponderEliminarNo hay como el Bentley 1929 que manejaba John Stedd teniendo de copiloto a Emma Peel!!!
Mamma mía!!!
Que Francisco ni que ocho cuartos!!!
La clave me parece que es contemplar y disfrutar más las cosas que Él nos regaló y de paso cumplir con la tarea que nos encomendó.
ResponderEliminarYo fui alumno de los dos, de JT y del Anónimo. Y para mí no estaban en la estación equivocada. Estaban en el momento y el lugar justo.
Tampoco firmo, no soy chupamedias
Nuestro numen virtual anda medio perdido, estimado cura loco español, así que mejor deje de mariconear por su ausencia y haga usted la síntesis, a ver qué sale.
ResponderEliminarLas circunstancias actuales generan más naúseas que otra cosa. Cuando todo está podrido es dificil encontrar fuerzas para quedarse. Pero ahi está la cuestión: me quedo por lo que me espera después, que también quiero que otros reciban.
ResponderEliminarEspanto me causa lo que nos toca vivir hoy día.
Lean a los progres a cámara lenta, los más peligrosos de todos por cierto:
http://www.eldeber.com.bo/mi-amigo-el-papa/131124000932
Estos progretortugas son lobos vestidos de corderitos.
Fazio o el padre Pepe? Qué dilema...
Richard
¿Por qué habría de despreciarse a un hombre si, hallándose en prisión, trata de escapar e ir a casa? O, de no poderlo hacer, porque piense en y hable de temas que no sean sus carceleros y los muros de la prisión.
ResponderEliminarJ.R.R. Tolkien
Parece preferible la otra traducción al castellano de los cuentos de Chaucer, donde aquel personaje es nombrado como "Perkin el Jaranero" y no como el Parrandista.
ResponderEliminar"Volver" no es el verbo correcto. Uno vuelve a donde previamente estuvo. Las almas de los seres humanos no estaban gozando de la vision beatifica antes de comenzar a "animar" un cuerpo humano en el momento de la concepcion. Simplemente no existian.
ResponderEliminar"Llegar" sí seria correcto.
Kerim, adquirí hoy un libro en cuya introducción se cita al Newman del 2 de octubre de 1873: "Sé que en todos todos los tiempos son peligrosos, y que en todas las épocas las mentes serias (...) son proclives a pensar que ninguna época ha sido tan peligrosa como la propia. (...) Sin embargo, aún admitiendo esto, pienso que las pruebas que tenemos por delante son tales que habrían espantado y confundido corazones tan valerosos como los de San Atanasio. (...) El peligro especial (...) es el despliegue de la infidelidad. (...) Semejante a esa terrible época en la cual se dice que los mismos elegidos se encontrarán en peligro de apostatar."
ResponderEliminarAnónimo de las 00:04: Sin duda que los desafíos que nos plantea esta época son de una complejidad que puede llegar a espantar y confundir, pero ayudados de la gracia y con algo de valentía propia tenemos que disponernos a plantarle cara a este mundo odioso y vulgar, porque si no lo hacemos nosotros, ¿entonces quién, qué dirán los cristianos de los próximo siglos de nuestra era si no asumimos la responsabilidad que nos toca en suerte?
ResponderEliminarBasta de ñoñerías y chiquilinadas señores, basta de horoscopismos parusíacos al estilo Wanderiano, basta de Iglesias convertidas en boliche para entretener a los pendejos, basta de catolicismo light de fin de semana y de elitismos intelectuales. Decidámonos a ser católicos íntegros y sin culpas de una buena vez y a dejarnos empapar por la alegría (quizás la única alegría auténtica) de Jesucristo resucitado.
Y a los Wanderianos les digo: Para decir lo que ustedes dicen y que nadie se les enoje hay que tener mucho, mucho talento, y ninguno de ustedes es León Bloy ni va a llegar a la santidad merced de sus panegíricos antipapistas. Lo de ustedes dista mucho de ser un crítica legítima a un papado que no les gusta (por las razones que sean) y se asemeja demasiado a un rencor cerril e irracional, impropio que quienes, asumo poseen de sobra, conocimientos y capacidad para desmenuzar y separar adecuadamente los diferentes acontecimientos que se han sucedido desde la llegada de Francisco. A pesar de la sarta de disparates que he leído en este blog, aún albergo esperanzas de que puedan discernir sin prejuicios qué se le puede exigir honestamente a este papado y que no, en función de las condiciones de quien lo ocupa temporalmente.
“El catolicismo tiene que redescubrir la técnica de la revolución”
Graham Greene, Los caminos sin ley.
Kerim, nos mató. No hay modo de refutar la cita de autoridad indiscutida y universalmente aceptada del sin par novelista católico Graham Green. El único que podría discordar, en todo caso, sería el gordo borracho de Evelyn Waugh, pero ya se murió hace tiempo.
ResponderEliminarKerim, el apóstol de los wanderianos!!
ResponderEliminar
ResponderEliminar"Sin duda que los desafíos que nos plantea esta época son de una complejidad que puede llegar a espantar y confundir, pero ayudados de la gracia y con algo de valentía propia tenemos que disponernos a plantarle cara a este mundo odioso y vulgar"
Kerim, usted claramente va a cambiar el mundo y salvarlo de la perdición. Solamente le falta un empujoncito de la Gracia que supla lo poquito que le falta para ser perfecto. Siga adelante.
Ironman
Kerim, ¿no será usted un peronista camuflado en nacionalista que nos pedirá también luego que "nos metamos en política"?
ResponderEliminar¡Qué humor el suyo Wanderer! La cita de Graham Greene es tan solo un anzuelo, y terminó picándolo. Era de cajón que intentaría refutarla con Evelyn Waugh.
ResponderEliminarNo se me enoje, a pesar de todas las diferencias le guardo un indescriptible cariño por permitirme elevar mi pobre intelecto a niveles que jamás había soñado.
Ahora, como mínimo me tienen que reconocer que logré traer a nuestro blogger de vuelta al ágora virtual.
Estimado Kerim,
ResponderEliminarEsperar la venida de Cristo no es "ñoñerías y chiquilinadas". Cristo vuelve. Sí vuelve. En la misma editorial del otro día compré el año pasado un gran libro con esta frase: la enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve.
Los elitismos intelectuales se los inventa usted, ya que este blog puede ser leído por todos, y cualquiera -también usted- puede comentar. Y muchos, como yo, aprendemos lo que nadie nos habría enseñado en otro lado.
Sobre la alegría le recomiendo esta entrada: http://caminante-wanderer.blogspot.com.ar/2010/12/aca-y-alla.html
Saludos.
Andrés: El Wanderer del post que refiere parece una persona totalmente distinta al de las entradas que he leído desde el comienzo de la era Francisco.
ResponderEliminarCristo vuelve, claro que sí, y esa esperanza es la "gran alegría" (que no significa la risotada simplona y boba a la que tan mal acostumbrados estamos) pero me temo que empecemos a parecernos demasiado a los Tesalonicenses.
Perdoneme, Tollers, pero me parece una tentacion. Los que estamos en este mundo es porque tenemos una mision que cumplir. Si Dios no lo ha llamado a su presencia es porque ud. todavia hace falta. A su familia, a sus amigos, no lo se. Cuando el demonio no puede hacernos caer en una pecado grave, porque Dios no lo permite por medio de su gracia, nos tortura mentalmente con pensamientos de ese tipo: "no hago falta, todos pueden arreglarselas sin mi". Son golpes interiores que nadie puede ver, golpes que Dios permite y en ese sentido es una gracia porque es un sufrimiento purificador.
ResponderEliminarEstimado J.T: desde que llegamos a este mundo "estamos como yéndonos".
ResponderEliminarEsta tensión-pulsión abisal, como en toda profundidad, puede llevarlo a uno a implosionar en nuestra interioridad.
La mención a Newman la aprendí, bah! La escuché por primera vez, gracias a usted.
Ya se lo agradecí una vez hace poco ha...don't make me do it again.
In cordibus Iesu et Mariae.
Dummy.