El mismo lógico que nos explicó los oscuros y curiosos procesos de la lógica kukú, hace lo propio con la lógica episcopal.
-¿Mentir? ¿se puede mentir?
-Bueno, sí, en materia política, vale, a veces resulta necesario, otras veces es un recurso. A veces no te queda otra... con tal de que algunos te crean.
-¿Y robar? ¿se puede robar?
-Mirá, los políticos siempre han roba...
-¿Trusso, por ejemplo?
-Tendamos sobre él (y Mons. Aguer) un piadoso manto de olvido. También hay que saber perdonar, ¿no?
-¿Pero todos los políticos? ¿Siempre? A mí me parece que en otros tiempos, en otros países no.
-Sí bueno, pero acá los políticos roban, casi todos, y todo el mundo lo sabe, y a nadie le importa demasiado. A menos que los agarren. Y eso no pasa casi nunca. Y en cualquier caso para cuando se demuestra judicialmente por sentencia firme que robaron... ya no son políticos, ni gobernantes, ni nada. Son historia. Y aun así, mirá, no me acuerdo de un solo caso. Mirálo a Menem, mirála a Isabelita. De modo que sí. Se puede robar, se roba y eso porque a nadie le importa demasiado.
-¿Y la verdad? ¿A nadie le importa la verdad?
-Es una pregunta tonta e irrelevante. Por lo pronto vivimos bajo la dictadura del relativismo. Ratzinger dixit. Y eso, imagináte, en un país conocidamente cínico, farisaico y mentiroso. Agregále un poco de relativismo y listo. La verdad no existe, o mejor todavía, como decía Pilatos, ¿qué es eso?
-¿Entonces?
-Entonces hay que dialogar.
-¿Dialogar con los que mienten, roban y creen que todo es relativo? ¿Para qué?
-Es una cuestión de poder. Si sabremos nosotros los obispos de eso... Dialogando cada cual pone sobre la mesa cuántos fierros, o plata, o prestigio, o popularidad, o, en definitiva, poder, tiene. Y luego se juega el partido. Sobre la mesa. Dialogando. Y gana el que más tiene, y pierde el que menos tiene. Y listo. Y nos ahorramos otras formas peores de resolver los conflictos.
-¿Como cuáles?
-No sé, a las piñas, a tiros. Hay que pacificar los ánimos. Y para eso nada mejor que un poco de relativismo.
-¿Billetera mata galán?
-Mirá... se acabaron los valientes. Y se acabaron los galanes.
-¿Y por eso preguntó Stalin cuántas divisiones tenía el Papa?
-Pero, claro. El Papa padecía nostalgias del tiempo en que disponía de ejércitos. Estaba desactualizado. Ahora lo que importa es el diálogo... con divisiones de ejército o cualquier otra cosa que te dé poder. La guita por ejemplo. Y si no tenés, quedás fora na pista.
-Pero el Evangelio no dice nada de esto. Y Cristo se negó a dialogar con Herodes. Y tenía razón. Y lo embromaron con un plebiscito manejado con cinco fariseos. Y lo crucificaron igual.
-Porque los fariseos saben de poder. Y Cristo no.
-Bueno, pero al final resucitó, ¿no? Más poder que eso...
-Sí. Pero no sé. Porque el mensaje después se “espiritualizó” tanto que... no sé. Y cuando no, cuando se encarnó en el Imperio, aparecieron canalladas como las Cruzadas, la Inquisición y no sé cuántas cosas más... Esa no era manera buena de resolver los conflictos. Hemos progresado. Ahora tenemos el diálogo que es la Gran Conquista de Vaticano II.
-¿No me digas?
-Te lo digo. Y permite charlitas como ésta. ¡Qué tanta lógica, dialéctica, retórica, que arguo et redarguo! Por suerte estudiamos poco de eso en el Semi. No: el diálogo es como en un partido de truco. Te fijás en las cartas que tenés. Interviene un cachito la suerte. Y otro poco la picardía, la piolada y los socios que te conseguiste. Y como pasás las señas. Y otro poco cómo jugás las cartas. Y gana el má mejor y chau pinella.
-¿Y si ganan los mentirosos, los que roban, los que cometen injusticias, los crueles, los infames traidores a la patria?
-Ya te dije. No hay tal cosa.
-¿Cómo que no hay tal cosa?
-Es todo relativo. Lo importante es dialogar.
-Pero eso no está en el Evangelio, ché... y ahora me da por recordar las invectivas de Cristo contra los fariseos, y cuando los echó del Templo, cuando dijo que Herodes era un zorro y...
-Mirá. Lo que está en el Evangelio o no es asunto peliagudo por demás. Porque están las interpolaciones posteriores, la fuente única, y no sé cuántas cosas más. Dejá al Evangelio tranquilo, ché. Eso es para hermeneutas y exégetas y no para ustedes los laicos ni para nosotros los obispos. Es para especialistas.
-¿Y entonces, ustedes para qué están?
-Para promover el diálogo, ¿no lo dije antes? En eso, somos especialistas.
-¿Y si K. no quiere?
-Y bueno, que se embrome. Se va a prender fuego todo. Se va a ir a los caños. Y con él, buena parte del país. Porque no quiso dialogar, ché, el muy necio.
-¿Pero ustedes no tienen responsabilidad en eso?
-No. La culpa es de él, que no quiere dialogar. Si el país se hunde es culpa exclusivamente suya. Nosotros, argentinos. No tenemos nada que ver, al contrario, siempre quisimos...
-¿Dialogar?
-Exactamente.
-¿Y en el Juicio Final?
-Dialogaremos con el Juez, ché, ya te lo dije, hablando se entiende la gente. Esa es la Gran Conquista de Vaticano II, loado sea Dios.
-¿La “Gran Conquista”...?-Sí, eso y un poco de relativismo, y buenas noches.
-Bueno, sí, en materia política, vale, a veces resulta necesario, otras veces es un recurso. A veces no te queda otra... con tal de que algunos te crean.
-¿Y robar? ¿se puede robar?
-Mirá, los políticos siempre han roba...
-¿Trusso, por ejemplo?
-Tendamos sobre él (y Mons. Aguer) un piadoso manto de olvido. También hay que saber perdonar, ¿no?
-¿Pero todos los políticos? ¿Siempre? A mí me parece que en otros tiempos, en otros países no.
-Sí bueno, pero acá los políticos roban, casi todos, y todo el mundo lo sabe, y a nadie le importa demasiado. A menos que los agarren. Y eso no pasa casi nunca. Y en cualquier caso para cuando se demuestra judicialmente por sentencia firme que robaron... ya no son políticos, ni gobernantes, ni nada. Son historia. Y aun así, mirá, no me acuerdo de un solo caso. Mirálo a Menem, mirála a Isabelita. De modo que sí. Se puede robar, se roba y eso porque a nadie le importa demasiado.
-¿Y la verdad? ¿A nadie le importa la verdad?
-Es una pregunta tonta e irrelevante. Por lo pronto vivimos bajo la dictadura del relativismo. Ratzinger dixit. Y eso, imagináte, en un país conocidamente cínico, farisaico y mentiroso. Agregále un poco de relativismo y listo. La verdad no existe, o mejor todavía, como decía Pilatos, ¿qué es eso?
-¿Entonces?
-Entonces hay que dialogar.
-¿Dialogar con los que mienten, roban y creen que todo es relativo? ¿Para qué?
-Es una cuestión de poder. Si sabremos nosotros los obispos de eso... Dialogando cada cual pone sobre la mesa cuántos fierros, o plata, o prestigio, o popularidad, o, en definitiva, poder, tiene. Y luego se juega el partido. Sobre la mesa. Dialogando. Y gana el que más tiene, y pierde el que menos tiene. Y listo. Y nos ahorramos otras formas peores de resolver los conflictos.
-¿Como cuáles?
-No sé, a las piñas, a tiros. Hay que pacificar los ánimos. Y para eso nada mejor que un poco de relativismo.
-¿Billetera mata galán?
-Mirá... se acabaron los valientes. Y se acabaron los galanes.
-¿Y por eso preguntó Stalin cuántas divisiones tenía el Papa?
-Pero, claro. El Papa padecía nostalgias del tiempo en que disponía de ejércitos. Estaba desactualizado. Ahora lo que importa es el diálogo... con divisiones de ejército o cualquier otra cosa que te dé poder. La guita por ejemplo. Y si no tenés, quedás fora na pista.
-Pero el Evangelio no dice nada de esto. Y Cristo se negó a dialogar con Herodes. Y tenía razón. Y lo embromaron con un plebiscito manejado con cinco fariseos. Y lo crucificaron igual.
-Porque los fariseos saben de poder. Y Cristo no.
-Bueno, pero al final resucitó, ¿no? Más poder que eso...
-Sí. Pero no sé. Porque el mensaje después se “espiritualizó” tanto que... no sé. Y cuando no, cuando se encarnó en el Imperio, aparecieron canalladas como las Cruzadas, la Inquisición y no sé cuántas cosas más... Esa no era manera buena de resolver los conflictos. Hemos progresado. Ahora tenemos el diálogo que es la Gran Conquista de Vaticano II.
-¿No me digas?
-Te lo digo. Y permite charlitas como ésta. ¡Qué tanta lógica, dialéctica, retórica, que arguo et redarguo! Por suerte estudiamos poco de eso en el Semi. No: el diálogo es como en un partido de truco. Te fijás en las cartas que tenés. Interviene un cachito la suerte. Y otro poco la picardía, la piolada y los socios que te conseguiste. Y como pasás las señas. Y otro poco cómo jugás las cartas. Y gana el má mejor y chau pinella.
-¿Y si ganan los mentirosos, los que roban, los que cometen injusticias, los crueles, los infames traidores a la patria?
-Ya te dije. No hay tal cosa.
-¿Cómo que no hay tal cosa?
-Es todo relativo. Lo importante es dialogar.
-Pero eso no está en el Evangelio, ché... y ahora me da por recordar las invectivas de Cristo contra los fariseos, y cuando los echó del Templo, cuando dijo que Herodes era un zorro y...
-Mirá. Lo que está en el Evangelio o no es asunto peliagudo por demás. Porque están las interpolaciones posteriores, la fuente única, y no sé cuántas cosas más. Dejá al Evangelio tranquilo, ché. Eso es para hermeneutas y exégetas y no para ustedes los laicos ni para nosotros los obispos. Es para especialistas.
-¿Y entonces, ustedes para qué están?
-Para promover el diálogo, ¿no lo dije antes? En eso, somos especialistas.
-¿Y si K. no quiere?
-Y bueno, que se embrome. Se va a prender fuego todo. Se va a ir a los caños. Y con él, buena parte del país. Porque no quiso dialogar, ché, el muy necio.
-¿Pero ustedes no tienen responsabilidad en eso?
-No. La culpa es de él, que no quiere dialogar. Si el país se hunde es culpa exclusivamente suya. Nosotros, argentinos. No tenemos nada que ver, al contrario, siempre quisimos...
-¿Dialogar?
-Exactamente.
-¿Y en el Juicio Final?
-Dialogaremos con el Juez, ché, ya te lo dije, hablando se entiende la gente. Esa es la Gran Conquista de Vaticano II, loado sea Dios.
-¿La “Gran Conquista”...?-Sí, eso y un poco de relativismo, y buenas noches.
Muy bueno el articulo. "La Verdad os hará libres", y no "la libertad os hará verdaderos"...Los felicito por el blog. !Viva Cristo Rey y Maria Reina¡
ResponderEliminarLudovicus dijo,
ResponderEliminarEstimado Wanderer,
me parece una absoluta falta de respeto que haya encabezado su post con una foto del Dr. Lavagna. Un poco más de ética periodística, che.
¿Se enteraron? Bergoglio no autorizó ayer una Misa que la gente del campo quería hacer en la Carpa de Plaza del Congreso a las 19:00. Dijo que no quería "politizar" la cosa y que quería "pacificar". La gente del campo estaba desconcertada.
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