Me quedó dando vueltas en la cabeza la expresión de un comentarista a raíz del post sobre la contemplación. Allí decía que no tenía sentido hablar de alegría en el blog del Wanderer dado que éste era una persona triste lo cual podía comprobarse por el pesimismo que expresaba en sus escritos.
Nadie es buen juez de sí mismo, pero creo ser una persona alegre. Sin embargo, el problema que quiero comentar no es ese, sino la visión de la alegría y la tristeza que tiene ese amigo lector. Según él, tener una visión crítica de la Iglesia y del mundo debe conducir, necesariamente, a la tristeza. Y esto sería así porque tanto una como el otro no serían ya espacios habitables para nosotros. Pero la pregunta es si un cristiano debe encontrar en ellos espacios habitables. Es decir, la cuestión se reduce a preguntarnos dónde debemos posicionarnos: acá o allá. O bien, desde dónde debemos ver la realidad: desde acá o desde allá.
Más de una vez he afirmado en el blog que el cristianismo es una religión escatológica y, por eso mismo, los cristianos debemos mirar a la vida y al mundo desde allá. Es lo que nos decía San Pablo en la epístola de la Misa de Gallo: “(debemos) renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, y llevar ya desde ahora una vida sobria, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza”. La visión del Apóstol es la de una vida en espera de la manifestación del Señor y no de mundos e iglesia perfectos en este siglo.
Algunos de los obispos asistentes al Concilio Vaticano II exigían un documento sobre el mundo contemporáneo porque, caso contrario, los marxistas iban a tener razón cuando acusaban a los católicos de vivir en este mundo como exiliados. Estos padres conciliares no recordaban la Salve en la que nos llamamos “exiliados hijos de Eva” que viven en un valle de lágrimas.
Por eso, si miramos todo desde el “valle de lágrimas”, ciertamente deberíamos ser pesimistas y tristes. Pero si miramos al valle desde allá, es decir, desde la esperanza a la que hemos sido llamados, reconoceremos las lágrimas que lo inundan, pero nosotros seremos inundados de la alegría y del gozo “que nadie podrá ya arrebatarnos”.
Gracias a la generosidad de un escolapio, he agregado al Arcón "La Biblia y el Evangelio", de L. Bouyer.
Diría Wanderer, que el comentario debe hacer referencia a tu etapa de mayor antikukucismo y la pobre opinión -plenamente compartida- de nuestros pastores peregrinantes y dialogantes, que simplemente son depresivos. Pero son la realidad.
ResponderEliminarPor otro lado, en medio de ese ejercicio crítico, está que criticamos y somos criticados con calma. Nuestros ojos no miran el conflicto presente como definitivo o terminal. Aunque mañana asomase el anticristo con su anti-iglesia, nuestra esperanza está muy lejos de él y todo cuanto pueda hacer, por eso podríamos escribir sobre sus opiniones y acciones en un tono casi cómico. Frente a la eternidad son nada.
AMDG
Crux Australis
PD: Bastante grasa y protestantoide la ilustración de esta vez. No se habrá sumado el padre coraje luterano a la redacción del blog?
ResponderEliminarEl mal gusto, es mala señal Wanderer, me extraña...
Robert Trevor Capicúa
Malachi Martin dijo:
ResponderEliminarAnte todo, muy feliz Navidad, Wanderer, Ludovicus y demás colaboradores y lectores.
Gracias por la nueva obra de Bouyer que ha puesto en el Arcón, y por retomar en este post el aspecto escatológico, aunque le valga la etiqueta de "amargado"...
En la Lectio V de Maitines de San Esteban, se lee
"Heri praesépis angustia Christum portávit infántem: hódie imménsitas caeli suscépit Stéphanum triumphantem."
Creo que sintetiza bien lo que el Señor quiere darnos a través de la gracia de este tiempo de Navidad: sacarnos de la estrechez de nuestra carne y otorgarnos el acceso a los inmensos espacios celestes, que pueden ser ya nuestra morada si pedimos al Señor esa Fe viva de la que Straubinger comenta en nota a Hebreos 10, 37
"(...) como la actitud que corresponde necesariamente a todo el que vive en un período de expectación y no de realidad actual, es decir, el que va persiguiendo un fin y no se detiene en los accidentes del camino sino que mira y goza anticipadamente aquel deseado objeto, que ya poseemos y disfrutamos "en esperanza" (Rom 5, 2; 8, 24; 12, 12)."
El asunto es vivir voluntariamente "en tiendas de campaña", peregrinos y extranjeros, como San Pablo nos muestra en el capítulo 11 de la misma carta a los Hebreos, que nos es tan necesario meditar.
Que la Ssma. Virgen y San José nos alcancen esta gracia a todos.
Un saludo cordial.
CHESTERTON trazaría una distinción entre la Alegría y los Alegres, entre la Tristeza y los Tristes, si hoy le tocara ser comentador de este blog.
ResponderEliminarPor eso creo que debemos distinguir qué entendemos por tristeza y qué por alegría.
Si el autor del Blog se autotitula "escatológico" entonces es éste un Blog alegre, porque todas las "pálidas esjatológicas" que son en sí malas noticias, no son sino el anuncio de la Alegría posterior, conforme nos lo aseguró el Señor en el cap. 16 del Evangelio de San Juan, aludiendo -entre otros ejemplos- al dolor de la parturienta y al inmediato posterior olvido de ese dolor al ver al niño recién nacido.
Aunque -claro está- la Alegría no debe ser confundida con la carcajada, ese desparpajo a flor de piel que traspiramos habitualmente los argentinos entre vino y vino, entre fútbol y fútbol, entre Tinelli y Tinelli, que hizo decir enigmáticamente al P. Castellani que "Yo sé decir que si todos mis conciudadanos supieran algo que yo sé, habría más golpes de pecho y menos risotadas en la República Argentina" (Evangelio de Jesucristo, Vórtice, Bs. As., 1997, pág. 331).
¡FELÍZ NAVIDAD!
John Lennon.
"Soy Peregrino en esta Tierra marcho contento hacia Dios"
ResponderEliminarHilda (señora de Parroquia)
Estimando W:
ResponderEliminarCreo que lo que dice es un poco lo que dice Jack al final de su libro:
¿Y la alegrìa? bueno, esa es la Señal en el camino a Jerusalem. (No tengo la cita textual.
Uno puede estar alegre apesar de conocer todo lo uno conoce de la Iglesia, porque no està contento con el pertenecer a un edificio de hormigon, sino al cuerpo de Cristo.
La conciencia del pecado no quita la posibilidad de la alegrìa sino que en algùn sentido la realiza.
Saludos Navideños
Mary Lennox
Recientemente agregué estas dos citas a mi Catena. Vienen a cuento, me parece:
ResponderEliminar(Muggeridge) Últimamente, la única desgracia que nos puede suceder, finalmente me he dado cuenta, es la de sentirnos en casa, aquí en la tierra.
(Newman) El único pecado característico de este mundo es este: que allí donde Dios nos querría viviendo para la vida venidera, el mundo querría que viviésemos para esta.
Feliz Navidad.
J. T.
Doña Hilda, me parece que Ud. debe varios abriles a cuesta. El "Soy peregrino" se cantaba en las parroquias apenas terminado el Vaticano II. Después se lo consideró alienante, y se empezó a cantar "Estamos vivos y vivimos".
ResponderEliminarCreo que viene a cuento una sabrosa distinción de Ratzinger, entre optimismo y esperanza. Recuerdo que al optimismo lo caracterizaba el cardenal como un estado anímico que no admite una mirada limpia y directa a la realidad y que debe producir una suerte de alegría mundana, estructurada, precocinada, loca, resultado de una ceguera voluntaria ante el desastre.
ResponderEliminarLa esperanza es otra cosa. La alegría que produce es compatible con ser testigo consciente del hundimiento, porque es una alegría que nace de lo que ha de venir.
Para mí que esa especie de optimismo le cae bien al modo en que la alegría es interpretada por algunos en los nuevos movimientos etcétera.
p.d.: Por cierto, creo que vendría bien una caracterización del neocon, al modo que Ludovicus caracterizó al "Fundador" y al "elefante". Un rasgo definitorio sería, a mi parecer, esta alegría.
¡Sì Dulce, pero es tan cierta esa canciòn!, sobre todo cuando se alinea uno para comulgar, por eso creo que es tan popular entre nosotras, que ya llevamos varios abriles cantando en la parroquia.
ResponderEliminarSaludos Dulce
Hilda (Señora de Parroquia)
Wanderer agradezco la gentileza de escribir un post a raíz de mi comentario. Cuando hablo de pesimismo no me refiero puntualmente a la cuestión kukú... repasando otras publicaciones, comentarios y aportes el tono dominante que al menos yo percibo, si ud me lo permite es pesimismo, tristeza e inconformismo.
ResponderEliminarEs verdad que no hay muchas razones para alegrarse últimamente y es verdad que la alegría no es desparpajo, como refirió un comentarista. Hay notables diferencias entre alegría, estar contento y divertido.
El punto es lo que yo me refería más arriba del tono dominante. Comprendo lo que ud aporta al hablar de una especia de alegría "escatológica" que sería una especie de fundamento: "la alegría" de todas las "alegrías"... evangelio. Pero también el tema de la interpretación de lo escatológico puede jugarnos una mala pasada, ya que da para cortar trozos muy largos y gruesos de tela... no vaya a ser cosa que en esto del "acá y allá" no se esté "ni acá", "ni allá"
Andrea