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martes, 27 de diciembre de 2011
Se le fue la mano
Pobre Iván.
Se le fue la mano con sus prácticas autoeróticas y se fue derechito a las
profundidades donde habrá sido recibido por su abuelo Onan.
Llama
la atención el nivel de perversión y de adicción a un placer sexual altamente sofisticado
que tenía el pobre muchacho y que nos hace vislumbrar el estado de depravación
pompeyana en el que se encuentra una parte importante de la sociedad.
Pervertidos
siempre existieron, pero no estoy tan seguro que recurrieran a técnicas tan
peligrosas y rebuscadas. Abyssus abyssum
vocat; por eso, ¿cuál habría sido el próximo paso de Iván? Mejor ni
pensarlo.
Pero lo
preocupante del caso, es que Iván Heyn era un gobernante con un alto grado de
responsabilidad. Y enseguida podemos pensar que no era solamente él, sino
también otros de sus amiguitos de La Cámpora que ocupan puestos igualmente
importantes y que son “como hijos” de la Viuda Negra, quienes podrían tener
este tipo de aficiones o, mejor dicho, que están esclavizados a este tipo de
perversiones. Y esto sí que es un problema que nos incumbe, al menos desde la
perspectiva aristotélica.
Para el
Estagirita, la virtud de la templanza es la encargada de moderar los apetitos
de la carne. Una virtud de la que Iván adolecía. Templanza, en griego, se dice sophrosine,
es decir, la que salvaguarda o protege a la phronesis
o prudencia. Debido a que el placer sexual es tan fuerte e intenso, el hombre
corre el riesgo de caer en su adicción y, de ese modo, se le nubla el juicio y
no puede desarrollar adecuadamente su facultad intelectual. Será incapaz de
juzgar sobre el concreto singular, función de la prudencia, porque su
inteligencia estará nublada por las pasiones. Y por eso, la templanza tiene
como función precisamente proteger a la inteligencia y a la prudencia a fin de
que pueda juzgar correctamente. Y si la prudencia
o phrónesis es la virtud distintiva
del gobernante, es fácil darse cuenta la importancia que posee para él la templanza o sophrosine.
La
conclusión es clara. En manos de quiénes estamos…
domingo, 25 de diciembre de 2011
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Que parezca un suicidio
Reconozco que he leído mucho a Agatha Christie y que he visto la serie completa de Inspector Morse y otras películas policiales, pero lo del suicidio del camporista me parece muy raro.
1. Si quiere suicidarse, por qué elegiría hacerlo en un viaje oficial, sabiendo del escándalo que causaría y siendo él como era kirchnerista puro.
2. Si le vino la urgencia del suicidio mientras estaba en Montevideo, por qué no dejó una carta a fin de evitar cualquier suspicacia.
3. Dicen que en su habitación habían bolsas con las compras que había hecho esa tarde. Si te pensás suicidiar, no vas a andar comprándote pilchas y perfumes unas horas antes.
4. Es muy llamativo el modo en que dice que se suicidó: colgándose con un cinturón del barral de un placard. O sos un enano, o el placard es altísimo, porque no veo otro modo de colgarse de allí.
5. Dicen que estaba desnudo y con el cuerpo húmedo, como recién salido de la ducha. ¿Es que la urgencia no le dio tiempo a secarse? ¿Por qué ahorcarse desnudo?
6. Dicen que se estudia también la posibilidad del accidente. Pero, ¿quién se ajusta un cinturón al cuello y se accidenta?
7. Y lo más raro de todo es que nadie diga que es raro.
Yo veo dos posibilidades:
O el muchacho se estuvo refocilando con alguna señorita o señor y surgió un problemita,
O alguien dio la orden de que pareciera un suicidio. ¿Quién? Me viene la tentación de pensar que se comenzó a re-editar la lucha entre la JP y la Juventud Sindical de los '70, pero no creo que la cosa se tan brava, al menos por ahora.
1. Si quiere suicidarse, por qué elegiría hacerlo en un viaje oficial, sabiendo del escándalo que causaría y siendo él como era kirchnerista puro.
2. Si le vino la urgencia del suicidio mientras estaba en Montevideo, por qué no dejó una carta a fin de evitar cualquier suspicacia.
3. Dicen que en su habitación habían bolsas con las compras que había hecho esa tarde. Si te pensás suicidiar, no vas a andar comprándote pilchas y perfumes unas horas antes.
4. Es muy llamativo el modo en que dice que se suicidó: colgándose con un cinturón del barral de un placard. O sos un enano, o el placard es altísimo, porque no veo otro modo de colgarse de allí.
5. Dicen que estaba desnudo y con el cuerpo húmedo, como recién salido de la ducha. ¿Es que la urgencia no le dio tiempo a secarse? ¿Por qué ahorcarse desnudo?
6. Dicen que se estudia también la posibilidad del accidente. Pero, ¿quién se ajusta un cinturón al cuello y se accidenta?
7. Y lo más raro de todo es que nadie diga que es raro.
O el muchacho se estuvo refocilando con alguna señorita o señor y surgió un problemita,
O alguien dio la orden de que pareciera un suicidio. ¿Quién? Me viene la tentación de pensar que se comenzó a re-editar la lucha entre la JP y la Juventud Sindical de los '70, pero no creo que la cosa se tan brava, al menos por ahora.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Los siete mil hombres
Leí el último sábado un interesante escrito del Dr. Aníbal D’Angelo
Rodriguez que pueden bajar desde aquí.
El autor propone una periodización histórica del último siglo y medio en la que
muestra el avance ya incontenible de los enemigos de Cristo, y la aceleración
de la persecución en la última década. Los orcos están a las puertas. Finaliza
el texto con estas palabras: “Tal como las cosas se presentan, sería necio
imaginarse que este enemigo poliforme, que ya ha probado nuestra sangre, va a
detenerse en algún punto antes de cobrarse la vida de los últimos cristianos”.
En una primera lectura pareciera que la expresión “últimos
cristianos” es un poco exagerada. En la actualidad, se contabilizan más de mil
millones en todo el mundo. Le resultaría harto difícil al Enemigo cobrarse la
vida de tantos. Sin embargo, en una lectura más atenta, salta a la vista que
estos últimos cristianos “no son
todos los que están”. En el Antiguo Testamento son significativas las palabras
que Yavé dirige a Elías: “Me he reservado siete mil hombres en Israel: todas
las rodillas que no se doblaron ante Baal y todas las bocas que no lo besaron”
(I Re. 19.18). Todo el resto del pueblo elegido, aún siendo y llamándose
israelitas, habían traicionado a su Dios y no eran dignos de ese nombre. Sólo
un puñado permanecía fiel.
Es una imagen que bien refleja el concepto de últimos cristianos que emplea el Dr. D’Angelo
Rodríguez. Porque, si miramos la situación en nuestro país, casi todos los que
ya fueron ganados y forman parte de las filas de los orcos, son cristianos. Pero
pareciera que no son del grupo de los siete mil, porque doblaron su rodilla
ante Baal.
Pero aquí entra un punto que me asusta: el creerse parte del
pequeño grupo de los elegidos. Porque, guste o no a los jerarcas actuales de la
Iglesia, se salvarán solamente los elegidos, aquellos que fueron predestinados
a la gloria. Y sobre esto no hay duda alguna: lean la Escritura, particularmente
a San Pablo, y verán que la salvación no es masiva ni popular. Ahora, ¿qué es
lo que hace ser a una persona parte de los elegidos, o parte de los siete mil?
La respuesta bordea una tentación es muy fuerte porque somos
muy propensos a necesitar imperiosamente seguridades. Calvino solucionó el tema
afirmando que los elegidos serían aquellos bendecidos por Dios aún en esta vida,
y ya sabemos lo que eso significó: los privilegiados del mundo terminaron
adquiriendo la seguridad de su salvación. Pero Calvino era un hereje. Fuera,
entonces, cualquier relación con semejante personaje. Porque nosotros tenemos
en claro que del grupo de los elegidos forman parte los que están en la
Tradición, es decir, los que van a la Misa tradicional y reciben los “buenos
sacramentos” que imparten en exclusiva los sacerdotes de la FSSPX. Aunque el
vecino estará seguro, en cambio, que es garantía de salvación vivir bajo la
dulce égida de Carlos Buela (últimamente desaparecido) y de su cohorte encarnada;
para otros será pertenecer a la Obra y tener en casa estampitas de Escrivá de
Balanguer con el exagerado prefijo de San; algunos, incluso, aducirán la
pertenencia por su fidelidad, a pesar de todas las calumnias, al pervertido Maciel
Degollado. En fin, cada uno trata de buscar la certeza de la propia salvación
en la pertenencia a determinados grupos y en la ejecución de determinadas
obras.
Pero creo que no es así. San Pablo, en la carta a los
Romanos (11,4), retoma el texto del libro de los Reyes, y lo explica diciendo: “Del
mismo modo, también ahora subsiste un resto elegido por gracia. Y si es por
gracia, ya no lo es por las obras de la ley”. Es bastante claro. No son las
obras de ley, es decir, las afiliaciones y las devociones las que nos garantizan
la pertenencia al grupo de los elegidos. A ese grupo se ingresa solamente por
la gracia de Dios. Y Dios da la gracia a quien quiere y porque quiera. Y la da
en la hora primera, en la sexta y en la nona.
Por eso, mind the gap,
no sea que el sodomita que nos asquea con su presencia, llamado a la última
hora, nos preceda en el Reino de los Cielos, y nosotros desde afuera gritemos: “Señor,
yo recibí todos los domingos “buenos sacramentos”. Y escuchemos las terribles
palabras: “No te conozco”.
lunes, 12 de diciembre de 2011
El freezer
Hay un tema que vengo hablando desde hace tiempo con amigos
y, en general, acordamos en el diagnóstico. La hipótesis podría formularse del
siguiente modo: “Las casas de formación religiosa -seminarios, noviciados,
etc.- tanto femeninos como masculinos se comportan en muchos casos como una
suerte de freezer en tanto “congelan”
al adolescente o joven en el grado de madurez que había alcanzado al momento
del ingreso”.
Y empiezo con un argumento de autoridad. Hace algunos meses,
un amigo me transmitió esta asombrosa expresión que había escuchado
personalmente de uno de los formadores de un seminario “del palo”: “Que una
persona cambie en su modo de ser entre los ocho y los dieciocho años, es
normal. Pero que cambie entre los dieciocho y los cuarenta está indicando que
algo no está bien”. Es clara la convicción del cura que llevaba más de diez
años como profesor de seminario y con importantes responsabilidades dentro del
mismo.
La idea que él maneja y que, podemos suponer, manejan los
superiores de esa casa de formación, es que el modo de ser, de pensar, de
actuar, de expresarse de un adolescente de dieciocho años debe permanecer
intacto para el resto de su vida. La cuestión es que el modo de ser o de
expresarse no es más que el reflejo del complejo que compone la vida íntima de
la persona y que incluye sus emociones, sus sentimientos, su historia personal,
sus pasiones más o menos desordenadas, etc. Dicho de un modo más sencillo, es
la afectividad uno de los factores que condiciona el modo de ser personal, y la
afectividad de un chico o chica de dieciocho años es, necesariamente, inmadura.
Según la directiva expresada por el sacerdote, el
seminarista debe ser “freezado” en esa etapa de su vida afectiva, es decir,
debe ser preservado en la inmadurez propia de la adolescencia o primera
juventud. El seminario se convierte, entonces, en un monstruoso experimento
criogenético que lanza al mundo, luego de siete u ocho años de formación, a
seres completamente indefensos e incapaces de jugar el papel y de afrontar las
responsabilidades propias de su edad y estado.
Y los resultados están a la vista. Yo he visto en numerosas
ocasiones a monjas de 70 años jugando con muñecas y emocionarse infantilmente
con las chucherías que sus amigas le regalan. He visto curas con más de diez
años de ordenados que conservan exactamente las mismas expresiones, los mismos
tics, las mismas bromas, las mismas conversaciones que tenían en sus años de
seminaristas.
Y la actitud es comprensible. Han vivido ocho años en una
suerte de “conservadora” en la que se extreman los mecanismos de control, como
es lógico que sea. El seminarista está preservado a fin de que pueda permanecer
fiel a su vocación y encuentre todas las ayudas y auxilios necesarios para
enfrentarse y vencer a los peligros que le acecharán. Cuando sale al mundo, el
golpe es durísimo porque, de un momento a otro, han caído todos los andamiajes
que lo sostenían y las armas que naturalmente debería tener, es decir, su
madurez y equilibrio afectivo personal, no los posee. Frente a esto, yo veo que
puede tomar tres actitudes: o se arroja a los brazos del mundo, o se refugia en
su inmadurez de adolescente o sale adelante santificándose, pero esto último es
para pocos, cada vez menos.
¿Hay excepciones? Muchísimas. Por ejemplo, los amigos y
conocidos sacerdotes que tengo que ingresaron al seminario de grandes, es
decir, después de haber terminado una carrera universitaria, están todos
perfectamente ubicados en su rol. Igualmente sucede con la mayoría de los monjes.
Creo que la vida monástica exige, necesariamente, un equilibrio constante que
acompañe desde el inicio ese tipo de vida. Quien no lo va adquiriendo, pronto
abandona el monasterio.
¿Cuál es la solución? Fácil: eliminar los seminarios y, si
esto no es posible, no admitir ingresantes menores de 24 años, con una carrera
universitaria finalizada o bien, “con experiencia laboral acreditable”.
viernes, 9 de diciembre de 2011
Una gran película
Se trata de "Quemados por el sol II", una película del director ruso Nikita Mikhalkov -el mismo de "El barbero de Siberia"- quien, además, es autor del guión y el protagonista. Se trata de la producción cinematográfica más costosa de Rusia y fue estrenada en 2010.
La primera parte apareció en 1994 (no la he visto) pero la segunda puede verse independientemente de la primera. En cualquier sitio especializado de Internet conseguirán una sinopsis del argumento.
Con historias paralelas y flashback, narra parte de la vida de un condecorado general soviético que, debido a las purgas stalinistas, es hecho prisionero y separado de su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial se dedicará a buscar a su hija, y ésta se dedicará a buscar a su padre.
Escenas maravillosas y escenas crudas que muestran los horrores de la guerra.
Recomendable.
La película está en cuatro archivos intercambiables que podrán bajar de cuatro servidores diversos, a fin de evitar las esperas.
La primera parte apareció en 1994 (no la he visto) pero la segunda puede verse independientemente de la primera. En cualquier sitio especializado de Internet conseguirán una sinopsis del argumento.
Con historias paralelas y flashback, narra parte de la vida de un condecorado general soviético que, debido a las purgas stalinistas, es hecho prisionero y separado de su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial se dedicará a buscar a su hija, y ésta se dedicará a buscar a su padre.
Escenas maravillosas y escenas crudas que muestran los horrores de la guerra.
Recomendable.
La película está en cuatro archivos intercambiables que podrán bajar de cuatro servidores diversos, a fin de evitar las esperas.
Opción 1 | Opción 2 | Opción 3 | Opción 4 |
Parte 1 | Parte 1 | Parte 1 | Parte 1 |
Parte 2 | Parte 2 | Parte 2 | Parte 2 |
Parte 3 | Parte 3 | Parte 3 | Parte 3 |
Parte 4 | Parte 4 | Parte 4 | Parte 4 |
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Lectura de Hopko
El P. Thomas Hopko es un sacerdote ortodoxo norteamericano de familia rusa de setenta y dos años.
Con una buena formación académica, ha tenido éxito como conferencista y autor de libros de divulgación de la doctrina cristiana.
Además, es un miembro activo de algunos movimientos ecuménicos y del Consejo Mundial de Iglesias.
Este curriculum no me entusiasma mucho, sobre todo el último punto.
Sin embargo, estuve leyendo la "desgrabación" y traducción que hizo Jack Tollers de uno de sus videos, y me parece recomendable.
Se titula La Iglesia Ortodoxa frente a la Homosexualidad. Son más de cuarenta carillas en las que plantea una visión realista del tema, y me refiero a realista desde una visión cristiana.
Pero más allá del tema central -la homosexualidad- que podrá interesarnos más o menos, o que podremos acordar en mayor o menor medida con sus opiniones, no deja de ser interesante la visión que propone de la vida humana, del pecado y de la redención, que no son otras más que lo que propusieron los Padres.
Me parece recomendable sobre todo para los sacerdotes puesto que es un colega quien expone las "prácticas pastorales" para tratar un tema complejo.
Pueden bajar el archivo desde la página de Jack Tollers.
Con una buena formación académica, ha tenido éxito como conferencista y autor de libros de divulgación de la doctrina cristiana.
Además, es un miembro activo de algunos movimientos ecuménicos y del Consejo Mundial de Iglesias.
Este curriculum no me entusiasma mucho, sobre todo el último punto.
Sin embargo, estuve leyendo la "desgrabación" y traducción que hizo Jack Tollers de uno de sus videos, y me parece recomendable.
Se titula La Iglesia Ortodoxa frente a la Homosexualidad. Son más de cuarenta carillas en las que plantea una visión realista del tema, y me refiero a realista desde una visión cristiana.
Pero más allá del tema central -la homosexualidad- que podrá interesarnos más o menos, o que podremos acordar en mayor o menor medida con sus opiniones, no deja de ser interesante la visión que propone de la vida humana, del pecado y de la redención, que no son otras más que lo que propusieron los Padres.
Me parece recomendable sobre todo para los sacerdotes puesto que es un colega quien expone las "prácticas pastorales" para tratar un tema complejo.
Pueden bajar el archivo desde la página de Jack Tollers.
lunes, 5 de diciembre de 2011
Otro buen libro de Gutman
Daniel Gutman es el autor de Tacuara, uno de los pocos (o único?) libro que narra la historia del grupo nacionalista de los '60. A pesar de que el autor, obviamente, no simpatizaba con los tacuaristas, es un buen libro.
El año pasado editó otro trabajo: Sangre en el monte. En este caso, es la historia de la Compañía de Monte del ERP que operó en los cerros tucumanos y su aniquilamiento por parte del ejército argentino.
También es un buen libro. Aunque breve -poco más de 250 págs.-, narra los sucesos fundamentales de esos años, y lo hace de un modo equilibrado. Quiero decir: cuenta los dos lados de la historia, y no sólo uno como estamos acostumbrados en los dos últimos años.
Recomendable.
El año pasado editó otro trabajo: Sangre en el monte. En este caso, es la historia de la Compañía de Monte del ERP que operó en los cerros tucumanos y su aniquilamiento por parte del ejército argentino.
También es un buen libro. Aunque breve -poco más de 250 págs.-, narra los sucesos fundamentales de esos años, y lo hace de un modo equilibrado. Quiero decir: cuenta los dos lados de la historia, y no sólo uno como estamos acostumbrados en los dos últimos años.
Recomendable.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Alsogaray, Neustadt, Grondona y el Athonita
Una divertida y ocurrente hermenéutica athonítica de un reportaje televisivo de hace casi treinta años. Para pasar un nostálgico el fin de semana.
En primer término, vean los diez minutos iniciales de este video.
En primer término, vean los diez minutos iniciales de este video.
Como dicen varios apotegmas paternos, las parábolas no hace
falta inventarlas: la realidad misma es una inmensa parábola del Misterio. Como
en aquel diálogo de san Serafín con Motovilov, aquí les paso un youtube (sirven
sólo los diez primeros minutos) de un camuflado staretz en diálogo con dos
discípulos. Aunque jamás abandonan el lenguaje metafórico, hablan de la
Iglesia: se sobrentiende. Más concretamente, hablan sobre la pastoral eclesial
en general y el hiperactivismo en particular. Algunas frases célebres,
desparabolizadas:
1. ¿Sobre qué van
a debatir la vanguardia progresista con los segmentos conservadores?¿Si sotana
o chomba? Facetas, minucias. En definitiva, ambos proponen lo mismo: hacer y
hacer y hacer, sin respaldo en el ser...
2. La única
alternativa real, diametralmente opuesta a ambas, es la opción contemplativa.
Es la única esperanza para salir del movimiento pendular entre conservadores y
progresistas.
3. Si el número
cuenta, evidentemente nuestra propuesta sale última; pero si cuenta la
milenaria sabiduría, la cosa cambia...
4. La crisis va a
llegar sola, es cantado, no hace falta convocarla. Troya cae por su propio
desacierto. Yo no soy Casandra, pero una Iglesia que habla más de lo que reza,
hace más de lo que piensa, gasta más de lo que atesora, inexorablemente devalúa
su moneda, su anuncio evangélico. Y termina en default.
5. ¿Qué va a
recibir el futuro Papa, el futuro Primado de la Argentina, el futuro Arzobispo
de Mendoza? Cuando una Iglesia habla un 15% más de lo que reza, ya entra a
deteriorarse. Nosotros estamos en un 700%. ¿Sabe cuánto de lo que hace la
Iglesia brota genuinamente de su vida interior, de su contacto fontal con el
Señor? Apenas el 22%. En la peor época de los Borgia llegamos al 18%. Esto es
lo que se recibe. Librado a sí mismo, se desbarranca solo, pues las fuerzas
negativas siguen actuando solas. Y las fuerzas positivas hay que crearlas, no
pueden presuponerse.
6. A nadie le cae
bien esta crisis eclesial, obviamente. Pero cambiar aspiraciones, deseos,
intenciones no sirve de nada: sin un viraje real en la estrategia todo va a
seguir igual y peor. Tome el AICA de esta noche y verá los cien mil misioneros
que se proponen enviar a evangelizar, con los recursos de su discipulado orante.
¿Pero a qué discipulado orante refieren si los Sagrarios están solos?
7. Ahora, esto es
curioso: esta gente parece haber descubierto la pólvora, pues todo lo que los
santos han dicho y hecho en su vida espiritual para prepararse a la misión parece
haber sido innecesario: alcanza con emitir un panfleto (de vanguardia o
vetusto, progre o tradi), aprenderse bien el discurso y salir a vociferarlo.
8. Este proceso de
descomposición no es irreversible. Se lo puede revertir, pero hay que cambiar
drásticamente la estrategia y darle una primacía absoluta a la vida espiritual
por sobre toda actividad. Sobran recursos naturales y sobrenaturales para
generar ese cambio.
9. Y ojo con la ilusión neokeynesiana —un Tucho Fernández,
por caso—: ¿qué dice? Que la vida espiritual sin duda es imprescindible, pero
que ésta se abastece de la misma misión: la misión misma retroalimenta la vida
contemplativa del cristiano, como la dínamo de la bicicleta genera luz NO
enchufada a la pared como se recarga un celular, sino en la medida misma de su
movimiento (sic). La falacia de esto no es tan evidente (y de ahí que haya
entrampado a tantos). Pero esto no funciona así, pues para iniciar esta misión
generadora de contemplación he de empezar con una actividad sin respaldo en
oro. En el oro del verbo orar. Y ahí se desatan todos los problemas...
jueves, 1 de diciembre de 2011
miércoles, 30 de noviembre de 2011
La estampita del Coronel
Wanderer:
Respecto al clericalismo, no puede decir más que… ¡plagió mi
tesis!
Hablando en serio, sostengo lo mismo aunque con algunos
matices.
Cuando en 1870 caía Roma en manos de Vittorio Emanuelle,
desde la Ciudad Eterna salieron hacia París unas fotitos del hoy beato Pío Nono
arrodillado rezando o sentado en su trono con cara triste. Dichas fotitos
llegaron a los talleres de St.-Sulpice, donde fueron reproducidas por millares
con leyendas como “Pío IX prisionero en el Vaticano” y del otro lado alguna
oración indulgenciada.
Tras la explosión de las modernas congregaciones misioneras
y educadoras que se expandieron por todo el mundo, estas estampitas de baja
calidad y dudoso gusto “crearon” su demanda. Donde antes había un viejo
crucifijo y algún cuadro barroco de la Virgen, se colocaba una imagen del Papa.
Se iniciaba así un verdadero “culto” al Papa.
Nadie recuerda los nombres de los pontífices romanos
anteriores a Pionono (excepto, quizás, Pío VI por su incidente con Napoleón).
Pero desde 1870, en adelante, “Santo Padre” fue algo más que un título
honorífico.
León XIII, Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, Juan
XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI… todos “santos”
esperando su canonización. La que tarde o temprano les llegará. Uno será el
Papa Obrero, el otro el Papa de la Ortodoxia, el de más aquí el de la Paz, y el
que le sigue el del Apostolado Laico. Le seguirá el Papa Angélico, el Papa Bueno,
el Papa del Concilio, el Papa de la Sonrisa, el Papa Viajero, etc., todos darán
razones para “la esperanza”…
Si uno sostiene una legítima independencia respecto del
Papado en cuestiones opinables y se remonta a los grandes Doctores medievales y
Padres de la antigüedad (o simples laicos de a pié) que, en su momento, lo
hicieron, le espetan en la cara “¿cómo se atreve a comparar al Papa con los
papas medievales/renacentistas/…?”
Parece que hoy hemos “evolucionado” y, por fin, el Espíritu
Santo se avivó: Ya no puede haber Papas politiqueros, tramoyistas, demagogos,
cobardes, seniles… o, simplemente, bobos.
Toda palabra en boca del Romano Pontífice será poco menos
que Palabra de Dios. Para el caso no importa si creemos que esa palabra divina
fue dicha ayer nomás o en 1958. Siempre será una genialidad, sea que
coleccionemos libritos encíclicas o discursos radiofónicos.
Si a eso sumamos el hecho de que, pareciera que, todos los
caminos (episcopales) conducen a Roma y que todos los obispos se han
transformado en delegados pontificios… aún cuando lo hagan en disidencia,
podemos entender cómo se refuerza a sí mismo el clericalismo.
Antes debían estar suscriptos a Civiltà Cattolica o alguno de los muchos periódicos que reproducían
la publicación italiana cuasi oficial y oficiosa. Hoy deben estar suscriptos al
L’Osservatore Romano o tienen algún
funcionario curialesco que les acerca una impresión de Zenit o alguna otra
“agencia católica”. Y, lo mismo, se reproduce en miniatura, aún en fraternidades
o sociedades sacerdotales suizas.
Lo importante es estar informado de lo último que se supone
debemos creer, decir, hacer, pensar…
Coincido, el problema es la ideología, y la ideología era y
es el clericalismo, en sus
diferentes versiones: parroquial, movimientístico, episcopal, romano o
conciliar. Al convertirnos en católicos que ya no están atentos a la Tradición
(y aún a las tradiciones) sino a “lo último”, no es difícil ver cómo nos
aborregamos y estamos indefensos frente a cambios “de dirección”, de derecha a
izquierda, o de izquierda a derecha.
Coronel Kurtz
lunes, 28 de noviembre de 2011
Cambio de signo
No cabe duda que el Concilio fue crucial para el desbarranque
de buena parte de la juventud católica argentina hacia la izquierda y, luego,
hacia las FAP o Montoneros. Pero resulta inverosímil pensar que el cambio se
produjo mágicamente. Necesariamente, algo venía muy mal desde hacía décadas.
Veamos un caso testigo: el P. Miguel Mascialino. Hijo de
inmigrantes italianos, católicos de siglos. Una hermana monja, un hermano cura
y otro hermano dirigente nacionalista. Ingresó al seminario menor de Buenos
Aires en 1940. Luego hizo la filosofía en Devoto, donde estaba Castellani de
profesor, y la teología en la Gregoriana. Se quedó en Roma y completó sus
estudios en el Biblicum. En 1955 vuelve ya cura a Buenos Aires y es teniente en
San Nicolás y luego profesor en Devoto. Once años después, en 1966, estaba
amancebado con una tal Lucía, era estrecho colaborador de García Elorrio,
integraba los primeros comandos armados y realizaba operativos. Una última
pizca de sentido común lo llevó a enemistarse con los líderes y, de ese modo,
apartarse justo a tiempo de Montoneros.
¿Cómo fue posible tamaño vuelco en tan poco tiempo con la
formación que tenía el P. Miguel? Ciertamente, después de leer La descomposición del catolicismo, sabemos
que la formación no era tan buena, pero algo más pasó. En realidad, fueron
varios los factores que estaban activos en esos momentos, aunque dispersos, y
al Gordo no se le ocurrió mejor idea que juntarlos a todos en Roma convocando a
un Concilio. Y la cosa explotó, y casi se lleva a la Iglesia puesta.
Yo quiero proponer una teoría, a ver qué les parece. La
podría titular: Cambio de signo en la
ideología.
Es cierto que podríamos remontarnos a Trento, la Contrarreforma
y el barroquismo, como bien lo hace Disandro, pero me vengo bastante más acá, a
la segunda mitad del siglo XIX y a Pío IX. Mastai Ferrati había sido colaboracionista
con las tropas napoleónicas y, cuando se fueron, se encontró que no sabía qué
hacer. Se metió entonces de cura, y fue lo suficientemente hábil para trepar
con rapidez y pronto ser obispo y, para ser franco, obispo liberalón. Y así
nomás, llegó a papa, bastante joven para el promedio lo que le aseguró un
pontificado interminable (a quienes no les gusten estas apreciaciones sobre Pío
IX, lean su biografía por Ives Chiron). Estando ya en el solio se le fueron los
aires liberales y se encontró con un problema grave: la Iglesia, concebida
hasta ese momento como indisolublemente unida a un importante Estado soberano y
con fuertes prerrogativas en todo el mundo, iba a perder esos privilegios. Pío
IX sabía que, a los sumo, podría atrasar algún tiempo la situación mientras lo
protegieran los franceses pero que indefectiblemente en algún momento, todo se
iba a caer. Debía tomar una decisión, adoptar una estrategia nueva, y lo hizo,
y Dios nos libró a todos nosotros estar en su pellejo.
Para contrarrestar la pérdida de la soberanía política de la
Iglesia y su influencia en la sociedad, debía afirmarse el poder espiritual y
dogmático del Papa e instrumentar medios para que los católicos y el
catolicismo ocuparan puestos de dirigencia y de acción. Y esta será la
estrategia seguida por todos los pontífices hasta Pío XII. Y se vino entonces
el Vaticano I y la innecesaria proclamación del dogma de la infalibilidad
pontificia, como las también innecesarias proclamaciones dogmáticas de la
Inmaculada Concepción y, casi un siglo después, de la Asunción. La cosa era
mostrar poder. Si se había perdido poder político, se aumentaba el poder
espiritual. Había que compensar.
En el ámbito social, apareció León XIII con la Rerum novarum y, décadas más tarde con
Pío XI, la Acción Católica, un invento paralelo a la Acción Francesa de Maurrás y a otras varias “acciones”.
La cuestión era instaurar en la sociedad el Reinado Social de Cristo y, para
coronar todo, se inventó la fiesta de Cristo Rey. De lo que se trataba era de
poner a disposición de los obispos una organización perfectamente jerárquica
que formara “cuadros” católicos dispuestos a la acción. Cualquiera que haya
sido “aspirante” de la ACA, o se haya “oficializado”, recordará la machacona
insistencia sobre la jerarquía, sobre la formación y sobre la acción. Y a imagen
y semejanza de la ACA comenzarán a surgir otros movimientos, con mayor o menor
prevalencia clerical o laical. ¿Quién no se acuerda del famoso lema que
aparecía al pie de Verbo en los ’70: “Formación
para la acción, en la acción”?
No quiero criticar con esto a la Acción Católica. Fue la mejor
respuesta que pudieron encontrar para una época de desconcierto. El problema
fueron las derivaciones de este nuevo modus
operandi de la Iglesia. El nacionalismo y los movimientos nacionalistas
católicos como Tacuara, por ejemplo. En el fondo, no era más que un “secularismo
de derecha”, como bien lo define un viejo fraile dominico. La fe y el
cristianismo eran una doctrina que debía ser expandida a la sociedad, con todos
los medios que se tuvieran al alcance -y aquí entra la Compañía- y a ella se le
adicionaba un patriotismo enardecido basado en los mitos formulados por los
historiadores revisionistas. En el fondo, el cristianismo era sobre todo una
ideología. Una ideología de derecha.
Y ahora ya es más fácil entender lo que pasó. Cuando los
incendios se juntaron en Roma convocados por Juan XXIII, y apareció la Pacem in terris y, años después, la Populorum progressio, y después
Medellín, ya estaba todo hecho. Le cambiaron el signo a la ideología. El
proceso era bastante fácil. Con cuadros acostumbrados a la obediencia
jerárquica, con estructuras armadas, con líderes reconocidos, con militantes de
Acción Católica con formación elemental y orientados sobre todo a la acción,
sólo era cuestión de presionar el switch.
Es decir, cambiarle el signo a la ideología. Y así lo hicieron.
Los Tacuara se hicieron montoneros y los curas guerrilleros.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Eran nuestros III
Y otra del Coronel
Y algo que no hay que olvidar es la calentura por el otro
sexo. Especialmente cuando hablamos de adolescentes y post-adolescentes (que
fueron católicos practicantes en su adolescencia, no sé si me explico).
Especialmente cuando estamos en plena época de aparición de la minifalda...
No me acuerdo quién, creo que Caparrós, lo dice claramente
sobre Fernando Abal Medina: le calentaba la Arrostito, ella sí comunista de
toda la vida y -por tanto- liberada sexualmente.
También se sabe bien de la cohorte de "niñas bien"
que seguían a los curas Mujica y Mayol (el de la guitarrita en misa... en
tiempos de Pío XII, remember).
Una señora conocida mía (hoy cercana a los 70), de familia
tradicional y ultra-católica, colegio de monjas tradicional (que hoy ya no
existe y donde hay una torre), que había sido de la Legión de María en la
adolescencia y "misionera" en el Norte durante la universidad, me
comentaba que, luego de una vida donde ser católica significaba juntar sellos
los domingos después de misa y contar a las viejas legionarias a cuántos había
convertido en la semana; aparecía de repente en una de las reuniones de su
grupo misionero un Galimberti (u otro menos conocido), rubio y canchero,
diciendo que ser católico era "dar la vida por los pobres". No hay
que aclarar que, en determinado momento, JAEN tenía más chicas que muchachos, y
-entre ellos- ex seminaristas, como Grosso de infeliz memoria, o ex tacuaras,
compañeros de ruta del Tano. Ella y otras de sus amigas (en ese entonces los
grupos misioneros juntaban cientos de jóvenes) se unieron a éste y otros grupos
similares, donde se hablaba de nacionalismo, de liberación, de emancipación
nacional, de "II República", etc. Se leía tanto a Jauretche como a
los hermanos Irazusta, a Ortega Peña/Duhalde (E.L., el ministro K, no el ex presidente)
como a Scalabrini Ortiz, en fin todo lo que editaban Peña Lillo, Patria Grande,
etc.
Mientras tanto, en los grupos misioneros se visitaba al
obispo Podestá ¡en el Luna Park lleno! Donde según el obispo de Avellaneda,
Pablo VI aprobaba el socialismo. Y se leía a un cura franco-argentino que
publicaba "Morir por el pueblo" (con foto del cura guerrillero
Camilo) con imprimatur y todo.
Todo en grupo de amigos, de chicas y chicos. Los mismos que
hoy van a la puerta de la misa de 8 a "mirar"... y se quedan afuera
o, peor, entran.
Los que han estudiado el caso explican por qué fracasó el
grupo de García Elorrio (Comando Camilo Torres, cuya única acción fue sacarle
el micrófono a Caggiano en plena misa por el Día del Trabajador y que se los
lleven presos a todos), a pesar del éxito de su Cristianismo y Revolución.
Y una de las causas que se dicen es que este ex-seminarista de San Isidro era
profundamente misógino.
A diferencia de Mugica que, si bien dicen que nunca
"concretó" nada, llegó a invitar a su casa (bah, la paqueta casa de
sus padres) a numerosas de sus discípulas de Recoleta. O Mayol... que en este
caso sí terminó tirando la toalla, digo la sotana.
En fin, ser "militante" era también una forma de
conocer chicas / chicos para adolescentes formados en colegios religiosos aún
tradicionales. Y los zurdos eran pintones, y las zurdas estaban buenas. Y no
tenían tantos "prejuicios"... y si los tenían, siempre había un cura
tercermundista que podía "bendecir" su relación... y sus relaciones.
Eran nuestros II
Y aquí la hermenéutica del Séptimo Rey Mago:
Se dieron, todas juntas, varias cosas, varios factores.
Primeramente creo que es importante recordar que el catolicismo
"militante" preconciliar dejaba muchísimo que desear en nuestras
pampas. Antes del Congreso Eucarístico del 34 ir a Misa era de señora gorda y
los grupúsculos de derechas (desde la legión cívica, prefascista, hasta la
mismísima "Nueva República") estaban alejados por varios trancos del
catolicismo. Todavía, de más está decir, no había aparecido esa cosa rara que
inventó España en el 39: el "Nacionalcatolicismo", que sazonado un
poco de Juan Manuel de Rosas se torna en Nacionalismo Católico argento.
Pero vino el 34 y vino el Congreso y vino el futuro Papa, y
todo en sintonía con el auge de los fascismos en Europa... y el mix de
neutralistas y católicos generó, en los 40´s y 50´s (en la posguerra ya, pero
sin los embates del Dogma de la Shoá todavía) cosas como la UNES y TACUARA.
Y acá se complica.Tacuaras hubo varias, pero todas juntas.
La "oficial" y "A class" del joven Alberto Ezcurra, con los
cursos de la Summa, los escritos del Capitán Codreanu, los discursos de José
Antonio, el nacionalsindicalismo como respuesta a un conservadurismo liberal
que mantenían en la generación anterior (aunque hayan leído a de Maeztu e tutti
quanti), el saludo romano, el corte marcial, etc. Otros tacuaras se
incorporaron al "fenómeno" tacuarista que, mal que me pese, describe
(eso eh!, no todo!) bien el paisano Gutman en su libro al respecto.
Llegaron los 60s con Fidel devenido en comunista (recordarlo
con sus quichicientos rosarios entrando en la Habana, su "We are not
communists" en EEUU una vez derrocado Batista, etc), con la revoluta en
las universidades yankees (luego en Paris, y no antes, como bien muestra
Esparza), Camus, Sartre, cassettes de Perón, etc. Pero vino también, y MUY
PARTICULARMENTE el Concilio que se llevó puesto todo lo que encontró en el
camino (V.G: La Iglesia). Acá, en Argentina, se combinó con lo que había:
jesuitismo.
De ahí un Padre Mujica Echagüe dando clases de Teología
Moral a los "fachos" del Salvador (historia y filosofía), recordado
aún con su motito-ciclomotor y su cara de nene bien, después de que los
"fachos" venían de cursar con Vicente Sierra, Peco Ibarguren, Sánchez
Albornoz, etc. No eran "tacuaras" ya esos muchachos, eran
nacionalistas a secas, con mucho saludo romano, mucho libro mal digerido, mucha
intención de ser revolucionario sin ser de izquierdas (al principio al menos),
con una Iglesia que, desde sus soldados jesuitas y jesuitizantes los instaban a
leer bazofia y a pensar bazofia. En la UCA, mientras tanto, la Democracia
Cristiana (Los peces colorados flotando en agua bendita como decía el Pocho)
sumaba a roletes jóvenes estudiantes a sus filas.
Llegó Perón como opción política (70, antes ni él se creía
volver), feneció la "posibilidad Onganía" y al tacho con todo eso. De
Royo Marin a Thomas Merton, de Merton a Cué, de Cué a...al carajo. En política,
creo que fue igual.
Sin Concilio y sin Compañia, esto no se entiende.
Eran nuestros I
Un
comentador del último post afirmaba que los montoneros “estaban con nosotros
pero no eran nuestros”. No estoy de acuerdo. Eran nuestros, y se dieron vuelta.
He hablado con personas que vivieron esas épocas y cuentan como en los grupos
católicos universitarios, por ejemplo, donde todos eran grandes amigos, en un
momento, se separan. Algunos permanecen y otros se van. Pero todos “eran
nuestros”. Algo muy fuerte pasó.
Comparto
la explicación de causas remotas de Disandro. Yo tengo otra que publicaré en un
par de días. Y el Coronel Kurtz envía otra muy interesante también. Creo que
son claves de lectura que se completan, y no se oponen.
Un buen
tema de discusión:
Más allá del estudio meta-histórico (digamos) à la Disandro,
hay causas más próximas.
No es tan raro ver cómo se produce la metamorfosis desde
católico devoto, tradicional, con simpatías nacionalistas o conservadoras,
hasta el militante revolucionario (no sólo montoneros y erpianos, sino también
los famosos "cuadros de apoyo" que, según Firmenich, llegaron a más
de 50.000 personas y que incluían a sacerdotes, obispos y laicos
"comprometidos") si se analiza el contexto, se estudian las
trayectorias personales, las motivaciones, etc.
"Por suerte" los zurdos han escrito mucho sobre
estos temas (en general lo publicado en los '90 tuvo mayor ánimo crítico que lo
publicado antes y ahora donde se recurre al mito del "joven
idealista").
Hace unos años copié los nombres de los que firmaban los
manifiestos del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y, gracias a
Google, "investigué" un poco. Lo mismo hice con los que firmaban los
artículos de Cristianismo y Revolución.
En general las trayectorias son muy parecidas: el Humanismo
(la rama universitaria de la DC), las misiones rurales, los "Diálogos
entre cristianos y marxistas", los grupos de estudio Teilhard de Chardin,
los asesores universitarios de la JOC, algún paso por el nacionalismo más o
menos peronista (Azul y Blanco, Tacuara, etc.), los "curas
sociólogos" graduados en Louvain y los "curas obreros" venidos
de Italia, Francia, Bélgica y España, etc.
Todo bajo la conmoción del Vaticano II, donde se puso
absolutamente todo en estado de duda (según testimonian los que en esos años
estaban en el seminario).
Y en el contexto de Vietnam, las guerras anticoloniales de
Africa, la Cuba castrista, etc.
Del otro lado, una sociedad y una Iglesia argentina
aburguesada, mistonga, que le gusta coquetear con el poder, etc.
No es difícil que muchos se hayan "confundido". El
mismo Castellani reseñaba en Jauja con bastante benevolencia el
piquete que los curas tercermundistas le hicieron a Onganía en la Casa Rosada,
donde amenazaban no festejar la Navidad (¡!) si no se tomaban medidas de
gobierno concretas contra el hambre. [Esto no obsta a que, tiempo después, el
mismo Castellani haya destrozado casi ridiculizándola la "doctrina"
de los "terceromúndicos".]
También obispos de fama más o menos conservadora (como
Aramburu, Di Stéfano, etc.) van a proteger --al menos en un comienzo-- a estos
curas, religiosas y laicos que iban radicalizándose cada vez más en sus
posturas, quizá cuyo extremo más notorio fue el Padre Adur (que terminó sus
días como Capellán con grado de capitán del Ejército Montonero [sic]).
Lo cierto es que, aún los que no terminaron con un
ametralladora en la mano y tarde o temprano se abrieron (a muchos de los
tercermundistas les importó más la bragueta que la revolución), han tenido
vidas bastante miserables en la mayoría de los casos. Otros hicieron suyos los
principios de (Groucho) Marx y no tuvieron mayor empacho en integrarse en la
antes tan denostada "iglesia institucional" por un plato de lentejas
(y hoy, algunos de ellos, cuando los vientos políticos otra vez soplan del
poniente, sacan a relucir sus prontuarios). Unos pocos, en fin, a su modo, se
reconciliaron con Cristo y la Iglesia.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Malasso
Recuerdo de la muerte. Se trata de un libro viejo de Bonasso que no había leído.
Hace casi treinta años que lo escribió, en su exilio mexicano, y narra las
desventuras de Jaime Dri, diputado de la JP por el Chaco, pasado a la
clandestinidad y devenido terrorista montonero en los ’70.
Interesante saga la de estos Dri. Una familia de catorce hermanos
de Chajarí, hipercatólicos, varios de ellos curas y monjas. Por ejemplo, Rubén
Dri, sacerdote apóstata y actualmente profesor en Sociales de la UBA, o el tercermundista
Raúl Dri, aún incardinado en la arquidiócesis de Paraná. Las monjas no sé cómo
habrán terminado.
El libro podría haber sido muy bueno. La historia daba pero
al autor no le dio el piné. Bonasso pretendió escribir una novela a través de
la técnica de una sucesión inconexa de párrafos, el estilo Vargas Llosa; pero
no tiene, ni de lejos, el talento de Vargas Llosa.
O bien creía que, para escribir una novela, era suficiente
con describir. Y entonces se embarca en eternas y farragosas descripciones con
aires proustianos que culminan no sólo en lugares comunes sino en espantajos
literarios como este: “Nubes sangrientas se estiraban hacia el poniente y el
sol era un melocotón gigantesco que se iba sumergiendo en la llanura” (p. 208).
Al libro le falta también sinceridad. Es natural que Bonasso
presentara una visión positiva de los montoneros. Él era parte importante del
movimiento. Pero un poco de vergüenza debería tener. Presenta a todos los
detenidos y desaparecidos como pobres muchachitos perseguidos por la patota
militar sin ninguna referencia a lo que había causado tal persecución. Relata solamente
en media carilla el secuestro de Aramburu, en un brevísimo párrafo el asesinato
de dos miembros de la policía caminera por parte de una “compañera” porque se
había detenido a la vera de la ruta con su auto cargado de explosivos y los dos
uniformados se acercaron a “meter sus narices donde no debían”. Y el único
hecho terrorista relatado con detalle es el ataque a la ESMA en 1978 por parte
de un comando montonero y que finalizó apenas con daños de mampostería.
Sin ningún pudor cuenta el modo en que los terroristas
detenidos confundían a la opinión pública mintiendo. Por ejemplo, al afirmar
que en la ESMA tenían a los prisioneros engrilletados y atados a columnas (p.
416). Y, estúpidamente, páginas antes él mismo relata la rutina diaria en ese
mismo centro de detención: “La población del Sótano no tenía un horario
estricto para levantarse; solían hacerlo entre siete y media y ocho. Por turnos
iban pasando al baño grande a ducharse y luego se juntaban el comedor a
desayunar el inevitable mate cocido. A media mañana solían regalarles el
paladar con un café. Los fumadores recibían diariamente un atado de cigarrillos…
Después, cada uno se metía en su cubículo a trabajar o a simular que trabajaba…
A las doce bajaba el almuerzo del tercer piso. Invariablemente era pollo o
carne con papas y ensalada. Una bazofia nutritiva”. Caradura; más de uno quisiera
comer hoy la tal bazofia y tener ese ritmo de vida.
En fin, un libro de desechar. Malasso por donde se lo mire.
P.D.: Siguiendo con las recomendaciones, imperdible el
último episodio de Lewis emitido el lunes por “Films&Arts”, titulado “Justica
salvaje”. Narra el asesinato de una “obispa” progresista ocurrida en un
convento-college de frailes tradicionalistas y ambientada, como siempre, en
Oxford.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Malick, la clave
Ludovicus nos pasa la "clave de lectura" de El árbol de la vida:
Ojo con Malick. Es engañoso, uno cree que es una mezcla de Heidegger y del Libro de Job, o de Kubrick con Dante, y lo es, pero hay más. Hay un filósofo y un artista que hace hablar a Dios a través de las voces en off de los protagonistas, que lo buscan con los gemidos inefables de San Pablo. "Tú nunca me buscarías si no me hubieras encontrado"
Pretencioso, lo admito. La guerra de Troya la pinta Homero en unos pocos días de cólera sin manzanas divinas ni artilugios equinos y el viaje de Dante por los tres mundos dura unas cuantas horas de entrevistas sin necesidad de acudir al Juicio Final. El arte clásico requiere unidad en la medida, la microhistoria reflejando el Cosmos, no la yuxtaposición de ambos planos: "to behold infinite in a grain of sand". En este sentido, el enorme Sean Penn se disgustó ante las desmesuras cosmológicas representandas en las tintas kubrickianas y las escenas ambientadas en el Jurásico. Hay hybris, qué duda cabe.
And yet, and yet... ¿es tan ridícula la escena teilhardiana del dinosaurio? "El Espíritu del Señor se movía sobre las aguas". ¿No son igual de desmesurados los leviathanes, behemothes y torbellinos del libro de Job? ¿No se proyecta la sombra del Redentor en ese libro como la del hermano muerto en el film, abriendo la única puerta de salida que la naturaleza tiene frente a la gracia, el sacrificio? La expresión de Penn cuando emerge de su viaje interior muy similar al dantesco lo dice todo. Dice lo que todo hombre sabe: que el sentido del Universo radica en dejarse perder. Que la vida humana es un juego en que gana el que pierde, en que el que la pérdida de la naturaleza es el encuentro de ella con la gracia, un encuentro que se corporiza en una playa en la más bella escena de la Resurrección que el arte haya plasmado.
Y que toca a todo aquel (todos) que haya tenido una familia, una microhistoria banal y una tentación del sinsentido que lleva a oscilar entre Eclesiastés y el Libro de Job, la distancia exacta entre la pregunta y la respuesta, entre el Origen y el Final.
No es un mérito pequeño de este "arte menor".
Ojo con Malick. Es engañoso, uno cree que es una mezcla de Heidegger y del Libro de Job, o de Kubrick con Dante, y lo es, pero hay más. Hay un filósofo y un artista que hace hablar a Dios a través de las voces en off de los protagonistas, que lo buscan con los gemidos inefables de San Pablo. "Tú nunca me buscarías si no me hubieras encontrado"
Pretencioso, lo admito. La guerra de Troya la pinta Homero en unos pocos días de cólera sin manzanas divinas ni artilugios equinos y el viaje de Dante por los tres mundos dura unas cuantas horas de entrevistas sin necesidad de acudir al Juicio Final. El arte clásico requiere unidad en la medida, la microhistoria reflejando el Cosmos, no la yuxtaposición de ambos planos: "to behold infinite in a grain of sand". En este sentido, el enorme Sean Penn se disgustó ante las desmesuras cosmológicas representandas en las tintas kubrickianas y las escenas ambientadas en el Jurásico. Hay hybris, qué duda cabe.
And yet, and yet... ¿es tan ridícula la escena teilhardiana del dinosaurio? "El Espíritu del Señor se movía sobre las aguas". ¿No son igual de desmesurados los leviathanes, behemothes y torbellinos del libro de Job? ¿No se proyecta la sombra del Redentor en ese libro como la del hermano muerto en el film, abriendo la única puerta de salida que la naturaleza tiene frente a la gracia, el sacrificio? La expresión de Penn cuando emerge de su viaje interior muy similar al dantesco lo dice todo. Dice lo que todo hombre sabe: que el sentido del Universo radica en dejarse perder. Que la vida humana es un juego en que gana el que pierde, en que el que la pérdida de la naturaleza es el encuentro de ella con la gracia, un encuentro que se corporiza en una playa en la más bella escena de la Resurrección que el arte haya plasmado.
Y que toca a todo aquel (todos) que haya tenido una familia, una microhistoria banal y una tentación del sinsentido que lleva a oscilar entre Eclesiastés y el Libro de Job, la distancia exacta entre la pregunta y la respuesta, entre el Origen y el Final.
No es un mérito pequeño de este "arte menor".
domingo, 20 de noviembre de 2011
El árbol de la vida
jueves, 17 de noviembre de 2011
Marketing dominico
Siempre me han causado un fuerte rechazo las campañas de marketing que desarrollan las órdenes religiosas. Casi siempre se presentan como ONGs dedicadas a la ayuda social con una vida casi tan divertida como una noche de boliche. Sus protagonistas suelen ser frailes y monjas con cara de bobos y vestidos mundamente que, sin darse cuenta, proponen al candidato una vida mundana.
A Dios gracias gracias, son muy pocos los "pescados" con esas campañas.
Sin embargo, los dominicos de Argentina han elaborado un video con claras intenciones vocacionales que marca una diferencia, verdaderamente, reconforta. Señalo algos aspectos:
1. A lo largo de todo el video se deja claro que la centralidad de la vida religiosa es la oración, y esto dicho de muchos modos y por todos los entrevistados.
2. Consecuentemente, la acción social aparece sólo como el reflejo de la vida religiosa y no como su objeto.
3. Todos los frailes aparecen de hábito.
4. Hablan frailes mayores, y no solamente jóvenes, despreciando la juventulatría a la que nos acostumbró JPII y otorgando el lugar que merecen los mayores.
5. En varios momentos se incluyen tomas de momentos solemnes de la liturgia.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Lectura obligatoria
Excelente libro de Yofre, con afirmaciones ampliamente documentadas.
Sin cuestionar el heroísmo de muchos de los combatientes de Malvinas y mucho menos los derechos de Argentina sobre las islas, queda clara, luego de la lectura del libro, la insensatez de dos trasnochados -Galtieri y el Bolita Anaya- que nos metieron en una guerra totalmente improvisada e innecesaria que le costó tanto a nuestro país, desde la destrucción de su flota aérea hasta la posibilidad real y concreta de ejercer la soberanía en el archipiélago en el largo plazo.
De lectura obligatoria.
Sin cuestionar el heroísmo de muchos de los combatientes de Malvinas y mucho menos los derechos de Argentina sobre las islas, queda clara, luego de la lectura del libro, la insensatez de dos trasnochados -Galtieri y el Bolita Anaya- que nos metieron en una guerra totalmente improvisada e innecesaria que le costó tanto a nuestro país, desde la destrucción de su flota aérea hasta la posibilidad real y concreta de ejercer la soberanía en el archipiélago en el largo plazo.
De lectura obligatoria.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Hopko y el fin de los tiempos
Una interesante propuesta del P. Hopko: una visión sincrónica del Apocalipsis en vez de la diacrónica. Visiones complementarias y no opuesta.
Los subtítulos son de Jack Tollers.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
La gran herejía de Arancedo
Un amigo, el mismo de la robe
de chambre azul, me comentó una interesante anécdota que tiene por
protagonista al flamante presidente de la CEA, Mons. Arancedo.
Resulta ser que, en la segunda mitad de los ’80, un
muchachito de la zona del Gran Buenos Aires de la que Arancedo era obispo
auxiliar, ingresó al seminario de San Rafael. Por disposición del obispo esa
sede, Mons. León Kruk, debía comunicarle a su propio ordinario la decisión de
marcharse. Y allá fue el ensotanado joven.
No más ingresar al obispado ataviado con semejante vestimenta,
el hoy presidente de la CEA montó en cólera, y rápidamente quiso saber los
motivos por los cuales había preferido el seminario cuyano al suyo propio. Con
el candor propio de los años, el muchacho le respondió: “Porque en otros
seminarios se enseñan herejías”. Y el purpurado le respondió con la certeza que
le daba su carácter apostólico: “Ya no existen más las herejías”. Sorprendido,
y buscando congraciarse con el obispo, el clérigo le prometió: “Sin embargo,
monseñor, una vez que sea ordenado en San Rafael estoy dispuesto a regresar a
esta diócesis”. “Ah no, -respondió Arancedo-, eso jamás. Si no obedecés ahora
tampoco vas a obedecer después”.
Permitámonos una exégesis de las palabras episcopales:
Resulta claro y concluyente que para Mons. Arancedo ya no existen problemas
doctrinales dentro de la Iglesia católica. A lo sumo, habrá diversidad de
opiniones, aspectos más acentuados que otros, conveniencias coyunturales de
resaltar ciertas facetas de la doctrina, etc., pero no hay herejías. Una solución
interesante y similar a la de Moreno: si se niega la realidad, los problemas
desaparecen; si no hay herejías, no hay conflictos en la Iglesia.
Sin embargo, no todo es color de rosa porque ciertamente hay
un problema que persiste: la desobediencia. Es decir, no hay inconvenientes en
la Iglesia conciliar con que se nieguen o se cuestionen los dogmas; no hay
problemas con que en seminarios y en universidades católicas se enseñe
doctrinas contrarias a la fe de la Iglesia. El problema es que se desobedezca. He
aquí la gran herejía de la Iglesia contemporánea. Y en esto está de acuerdo
todo el zoológico eclesial: lefes, progres, conservadores, líneas medias,
neocones. Para irse al cielo hay que obedecer a Arancedo, a Escrivá, a Ianuzzi,
a Buela o a Maciel. Ellos son caminos seguros de salvación.
Linda joyita tenemos como presidente de la CEA.
Haciendo la plancha
Si alguien quiere saber qué es el jesuitismo no tiene más que atender a las elecciones de las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina. Lo mismo aquellos que se interesen por las siglas MEA (Mediocridad Episcopal Argentina).
No se trata aquí de que si eligieron candidatos conservadores o progresistas. A nuestros prelados le tiene sin cuidado -pareciera- la cuestiones del dogma y de la moral cristiana. Lo realmente importante es quedar bien con los de arriba, con los de abajo y con los del costado. Es decir, hacer la plancha en medio de las tribulaciones del mundo.
Quedan bien con el Vaticano eligiendo a Arancedo con sus adláteres. Son moderados y, el más progre, es ungido obispo de Neuquén en reemplazo del nefasto Melani. Ningún curial podrá decirles nada.
Quedan bien con el Gobierno porque eligen a un "dialoguista", primo hermano de Alfonsín. No era el caso de elegir al tirabombas del Pocho Aguer, no fuera que barrieran con el castrense y cortaran los subsidios.
Quedan bien con el ala progresista del episcopado y del clero, porque allí está Bressanelli, que los contiene y expresa.
Quedan bien con el ala conservadora, porque allí tienen a Cargnello, que hará lo propio.
Como siempre, los obispos argentinos quedan bien, y siguen haciendo la plancha.
No se trata aquí de que si eligieron candidatos conservadores o progresistas. A nuestros prelados le tiene sin cuidado -pareciera- la cuestiones del dogma y de la moral cristiana. Lo realmente importante es quedar bien con los de arriba, con los de abajo y con los del costado. Es decir, hacer la plancha en medio de las tribulaciones del mundo.
Quedan bien con el Vaticano eligiendo a Arancedo con sus adláteres. Son moderados y, el más progre, es ungido obispo de Neuquén en reemplazo del nefasto Melani. Ningún curial podrá decirles nada.
Quedan bien con el Gobierno porque eligen a un "dialoguista", primo hermano de Alfonsín. No era el caso de elegir al tirabombas del Pocho Aguer, no fuera que barrieran con el castrense y cortaran los subsidios.
Quedan bien con el ala progresista del episcopado y del clero, porque allí está Bressanelli, que los contiene y expresa.
Quedan bien con el ala conservadora, porque allí tienen a Cargnello, que hará lo propio.
Como siempre, los obispos argentinos quedan bien, y siguen haciendo la plancha.
Discusión concluida
Estimados,
La discusión desencadenada por los últimos posts está agotada. Es decir, se acabó.
Juana, sus comentarios son siempre bienvenidos, pero si publico los últimos que envió se vuelve a armar inútilmente el vendaval.
martes, 8 de noviembre de 2011
Recomendables
Para ilustrar las últimas discusiones, qué mejor que recurrir a un clásico y a un last release.
De Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead, una de las grandes noveles del siglo XX. Narra, sin decirlo y sólo mostrando, la decadencia del mundo contemporáneo a partir de la historia de una familia católica y aristocrática de la Inglaterra de entreguerras. Muy recomendable también la miniserie producida en los '80 por Granada. Abstenerse, sin embargo, de la película estrenada en 2008, que no vale nada y traiciona la intención del autor.
Acaba de terminar la segunda temporada de Downton Abbey, serie inglesa de ITV escrita por Julian Fellowes, un catholic peer. A través de las vicisitudes de una familia noble y de su servidumbre, muestra los profundos cambios que se operan en el mundo durante la primera mitad del siglo XX, particularmente luego de la Primera Guerra Mundial. Imperdible, como siempre, la actuación de Maggie Smith. Puede bajarse de Sofacine.com
De Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead, una de las grandes noveles del siglo XX. Narra, sin decirlo y sólo mostrando, la decadencia del mundo contemporáneo a partir de la historia de una familia católica y aristocrática de la Inglaterra de entreguerras. Muy recomendable también la miniserie producida en los '80 por Granada. Abstenerse, sin embargo, de la película estrenada en 2008, que no vale nada y traiciona la intención del autor.
Acaba de terminar la segunda temporada de Downton Abbey, serie inglesa de ITV escrita por Julian Fellowes, un catholic peer. A través de las vicisitudes de una familia noble y de su servidumbre, muestra los profundos cambios que se operan en el mundo durante la primera mitad del siglo XX, particularmente luego de la Primera Guerra Mundial. Imperdible, como siempre, la actuación de Maggie Smith. Puede bajarse de Sofacine.com
lunes, 7 de noviembre de 2011
Comentario especular
A veces conviene enfrentarse al espejo. Es la propuesta del Anónimo de las 18:40 hs.:
Hagan lo que dice el anónimo de las 11:33 y verán bien ahí
lo que dije antes.
No se preocupen tanto por los morochos, los UCAboys/girls o
los jóvenes K, sino por los muchachos y las chicas del palo.
Ahí está el problema. Ahí se ve nuestro fracaso. No es que
la Argentina no dejó nada. Ni siquiera es culpa de Menem o los Kirchner.
Es que ni siquiera nosotros, los que supuestamente la
teníamos clara, dejamos nada. Nuestros propios hijos son más de lo mismo.
¿Hace cuánto que no ven las fotos en Facebook de sus
hijos/as y las de los hijos/as de sus amigos/camaradas?
Me pregunto hasta qué punto "nuestra lucha (por Dios y
por la Patria)" no era mero escapismo, mera pose intelectual o social,
para después, el resto del día/semana, ser más de lo mismo, uno más del montón.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Segual
Aquí va un
largo y buen comentario de Andrés, que se dice estudiante de la UCA. Me lo
imagino joven, aunque escribe demasiado bien para eso.
Su
hipótesis es que micos y ucaboys son, en el fondo, lo mismo. Como los actos
morales, se especifican por su fin, y el fin de ambos es cómo y dónde se
emborracharán el fin de semana. Las diferencias, si existen, son de maquillaje.
Unos compran la ropa en los persas de Retiro, y los otros en Alto Palermo. Y no
mucho más. Quien haya ido en los últimos años a fiestas de casamiento de gente
bien y del palo, habrá visto que bailan cumbia, se disfrazan con gorritos y
narices de payaso y toman Fernet con Coca. No muy distinto a lo que sucede en
cualquier fiesta de La Matanza.
En
definitiva, estamos en el horno.
Las actitudes asociales como poner la música del celular
siempre las tienen los grones, pero no todos los mestizos americanos tienen esa
actitud, como ya se dijo de los bolivianos.
Como dijo el Carlista, ojalá el problema fuera racial;
porque sería muy fácil encontrar una solución que finalice el problema.
Y lo que dice sobre la UCA también es cierto, te lo digo yo
que estoy cursando en este momento. El veneno de la UCA es exactamente el mismo
que el de Braian y Shonatán: una generación entera crece sabiendo que el
esfuerzo no paga. Que trabajes o no, plata vas a tener. Estudies o no, el 4 lo
vas a tener. En los dos mundos se enseña lo mismo.
Yo estoy a solas, separado de todos. No vivo en un hogar
rico, ni pobre. Tengo a mis bisabuelos con nombre de calle, y a mis otros
labradores calabreses.
Tuve ¿amigos?, compañeros de salidas, nacidos en la Matanza,
y otros de Olivos y Vicente López. En todos los casos, la única proyección a
largo plazo que pueden hacer es dónde emborracharse el fin de semana.
Preguntale a cualquier chico de 20 (rico, pobre, blanco, o
negro) qué es lo que Martín Fierro decía sin ser muy ducho. Vas a ver que la
ignorancia de la tradición está en todas partes. No es solamente cuestión de
los morochos.
Lo mismo se ve en la Iglesia. Todo tiene que ser bonito y
lindo, con gran cantidad de luces y colores. Son cuantitativos, no
cualitativos. Hace falta mucho ruido, aplausos y sonrisas. La vida, y la misa,
es una fiesta. Y hay que disfrutar todo ahora, en el corto plazo. Nunc est
vivendum, quam minimum credula postero.
Lo único que queda al alcance de algunos es, como marcaron,
Ricardo Iorio. Sale en la tele sólo porque da las entrevistas estando borracho
(si lo dijera sobrio lo crucifican). Pero es un decadente, pobre hombre. Será
buen bajista, pero hay que ser muy caradura para grabarse cantando
Cambalache tan mal, y encima publicarlo y venderlo. Puede ser nacionalista,
publicitar a José Larralde y hablar de gauchos; pero no deja de ser un adicto
decadente.
Cambiar esto es difícil. Lo discutí con un par de conocidos,
sin llegar a nada. ¿Cómo le enseñás a pensar a una persona? A veces sostuve que
habría que enseñar mucha filosofía en los colegios y esperar que surta algún
efecto. Pero después te leen medio resumen de Nietzche, Hegel, y Marx, dos
panfletos posmodernos, y se van a Sociales a cortar la calle.
Y ahí está el núcleo del problema: el modernismo; donde la
Elección es mejor que la Libertad, el Placer mejor que el Amor, y donde el
igualitarismo descendente es la ley.
Cómo vas a formar ciudadanos pensantes, si la mayoría de
estos individuos se guía por "el corazón" (y la entrepierna) más que
por la razón?
Tinelli no es la causa, es un síntoma.
Para ellos el que piensa, es un boludo. Si te ven un libro
que nadie te obligó a leer, sos un viejo. En especial si no se trata de una
novela de conspiraciones yanquis. Así, los que piensan son atraídos a la masa,
porque como dice Iorio: la soledad nos invita a escapar por la gran puerta del
mundo de hoy.
Andrés