El día 6 de mayo, el Romano Pontífice felizmente reinante,
recibió en Casa Santa Marta al P. Michele de Paolis, con quien concelebró la
santa misa y, acto seguido, le besó las manos.
La noticia, y la foto, fue publicada el viernes 23 y, como
podía , dio pie a un nuevo escándalo.
¿Quién es el P. Michele de Paolis? No vamos a repetir aquí
lo que ya ha aparecido abundantemente en otros sitios. Quienes quieran
enterarse pueden hacer click aquí,
aquí
y aquí,
con diferentes miradas sobre el personaje.
En este caso, solamente haré mención a la progenie del
sacerdote defensor del amor y del sexo homosexual. Se trata de un discípulo
directo del famoso, en los ’50, Abbé Pierre, el cura revolucionario francés.
Sobre él escribía el P. Castellani:
“Acerca de los santos
notorios. Siempre les he desconfiado. En nuestros días de mistificación y
catolicismo mistongo son peligrosos. Cada vez que me han dicho "¡Ah,
visítelo al P. Baula, el Provincial de los Salesianos, y se encontrará con un
verdadero santo, como los santos antiguos…" y lo he hecho, me he
encontrado con una falsificación de la santidad.
Hace un año trajeron aquí para oficiar de "Santo"
a un francés llamado "Abbé Pierre" y lo pasearon por el país, y
después por el Uruguay y Brasil como muestra refulgente de la santidad de la
iglesia. Quien lo trajo fue una entidad benéfico-propagandística llamada Emaús.
El empresario y garante de la operación publicitaria fue un jesuita llamado
Balista, sumamente corto de alcances y (como se vio después) también de
honradez.
Balista había ido a Europa expresamente a visitar al Abbé
Pierre, y lo había encontrado en una clínica de Suiza internado como
"débil mental". Sin embargo lo trajo aquí. Aquí lo llevaron en
procesión por todas partes como a imagen de paramento, y él hacía con gran
seriedad la comedia del Paráclito encarnado.
Bien: el famoso santo, que fue acatado incluso en la Curia
de Buenos Aires, es un caso patológico, al lado del cual el famoso Miguel de
Molinos es un gran señor.
Es un caso de encierro, simplemente.
Llegado a Buenos Aires fue llevado de visita al Presidente de
la República en su Residencia de Olivos.
Quienes lo presentaron al Presidente fueron una pareja
aristocrática de Emaús—y el P. Balista.
Comenzado el almuerzo, el santo se mostró enfermo—de verdad
o a fingidillas.
La señora que lo había presentado lo llevó como a un
inválido a la alcoba de Frondizi y lo acostó. Frondizi no había llegado todavía…”
La historia sigue, pero mejor la dejamos aquí.
En 2005, apareció con el título Mon Dieu… porquoi? un libro que consiste en una entrevista que le
concedió el abbé Pierre al periodista Frédéric Lenoir. En un pasaje se refiere
a su celibato: “Yo elegí muy joven la castidad. Mi vida de monje, absorbida enseguida totalmente por la ayuda a los más necesitados, me hizo descartar todo
tipo de relación amorosa. Pero esto no anuló en absoluto la potencia del deseo,
y me sucedió de haber cedido a él pasajeramente, pero nunca dejé que echara
raíz”. Con eso nos quedamos tranquilos…
En la reseña a otro de los libros del cura francés, se lee: “No
le sorprendería que Jesús haya tenido relaciones sexuales con María Magdalena.
No ve ningún argumento teológico mayor que le prohibiese a Jesús conocer una
experiencia sexual.
Está convencido, conociendo profundamente la naturaleza
humana, que Jesús vivió la experiencia del deseo sexual que ha vivido todo
hombre.
El Abate no condena a dos personas del mismo sexo que
quieran unirse, como lo hace la Iglesia. Entiende el deseo de los homosexuales
de hacer conocer el amor”.
Discípulo y émulo de este señor es el P. Michele de Paolis,
a quien el papa Francisco le besa las manos.
¡Estamos cada vez más en el horno, que no deja de subir
temperatura!
Es posible - no digo facil ni plausible, sino posible - una interpretacion del gesto que deje a salvo la ortodoxia y la ortopraxis. (Y por favor, obviemos el chiste facil.)
ResponderEliminarEn esa interpretacion, el Papa besó las manos de este sacerdote precisamente por su caracter sacerdotal, por la facultad que Jesús les infundió de ser su instrumento para transformar el pan en su Cuerpo, ofrecerlo al Padre renovando su sacrificio en la cruz, y perdonar los pecados.
La pregunta obvia es: ¿y por qué justamente las de este sacerdote y no las de cualquier otro?
La posible respuesta pasa por relacionar este episodio con uno de Juan XXIII cuando era patriarca de Venecia. Supo que uno de sus sacerdotes llevaba una vida turbia y que frecuentaba un lugar poco digno para un eclesiástico. Pudo suspenderle en sus funciones; pudo aplastarle con su poder; pudo ejercer toda la fuerza de su autoridad. Pero ¿qué hizo? Lo esperó un día en el lugar que solía frecuentar. El sacerdote palidece. El patriarca lo toma del brazo y con naturalidad le pide que le acompañe al palacio. Y una vez en su despacho se arrodilla ante el sacerdote caído y le pide: «Por favor, confiéseme». Y lo hace con toda humildad y naturalidad.
El sacerdote lo absuelve y el patriarca abrazándolo le dice: «Hijo mío, me gustaría que reflexionases acerca del don maravilloso que Dios te ha dado de perdonar los pecados a los hombres, incluso a tu mismo arzobispo. Que esto te anime a evitar lo más posible el pecado en tu misma vida y como gratitud a Cristo»
jajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarAnónimo, ¿era un chiste, no?
La verdad que no sé quién es Anónimo de las 20:12, pero para quienes quieren saber lo que es un neocon y una justificación neocona, su texto viene de perlas.
ResponderEliminarSiempre tuve la impresión que lo que ha pasado en la Iglesia tiene que ver con un punto al que tarde o temprano se debía llegar; no tanto, o no solo por la profecía, sino por la misma lógica con la que actúa el hombre metido en esta tierra.
ResponderEliminarPorque la Iglesia tuvo un momento de cosas nuevas, de decir que tales hombres fueron grandes santos, de definir dogmas; en fin, de novedades. Pero una vez que ya estaba todo hecho se hizo difícil decir "listo, estamos jamón".
Y es comprensible. ¿Cómo vivir sin novedades? Es aburrido.
¿Para qué sirve un concilio que no condena ni define, porque no hay nada a definir y no quiere condenar? Muy simple, para pasar el rato.
Y así, con el trabajo de zapa hecho previamente por unas filosofías que se habían aburrido de la theoria, se metieron ideas en la teología, y en la Iglesia; y con ello en la pastoral, la liturgia, la moral y en las canonizaciones. No pudo ser también en el dogma porque el dogma es facho e impone el principio de contradicción. Pero en todo lo demás, la gente se quería divertir y fue por más. Y los curas también se quieren divertir.
Solo eso explica aquello de descubrir santos que un viejo gruñón como Castellani no tragaba al no ir en busca de lo nuevo que lo logre entretener.
Es una explicación que encuentro también para este besamanos.
No sé si es toda la cuestión, pero algo de esto debe haber.
El Carlista.
Por su estilo, parece un habitué de otro blog (P.C.) que no ejerce la moderación de comentarios y así le va.
ResponderEliminarSegundo anónimo, no era un chiste. Yo no hago chistes hablando de Jesús, su Cuerpo eucarístico, o su sacrificio en la cruz. Podré ser pelotudo pero nunca irreverente.
ResponderEliminarA lo que iba es que interpretar este gesto en un sentido no-escandalizante es posible aunque no facil, mientras que hacerlo con el conocido beso al Corán es aun mas dificil, si es que es posible.
Aclaro que, aun con esa posible interpretacion, me parece desafortunado recibir, concelebrar y besar la mano de un cura con posiciones heterodoxas. Porque esos gestos se prestan a ser interpretados como convalidacion de su posicion, si no van acompañados de un mensaje explicito exhortandolo a cambiarla. Que fue lo que hizo Juan XXIII luego de su gesto.
Con todo respesto, si es que se puede respetar la idiotez, el primer comentario me parece una necedad propia de querer salvar lo insalvable por puro voluntarismo. Dejemonos de joder.
ResponderEliminarPensar es una experiencia fascinante y renunciar al uso de la inteligencia es un pecado que clama al cielo.
Todo el mundo tiene derecho a ser un poco idiota, pero ese comentario es un abuso del derecho.
Querria saber que hubieran hecho san Gregorio y san Leon, los verdaderos Magno(s) delante de un degenerado de semajante calibre.
Las cosas por su nombre, cuando se hacen cagadas, por mas pontificias que sean son cagadas.
Imagino que el primer comentarista esta recibiendo clases de apologética en la Escuela "Dios no castiga" del gordito Bermudez.
ResponderEliminarEs muy probable que el aburrimiento haya sido una de las causas, pero no le quita lo pecaminoso al tema.
ResponderEliminarY aburre, no gusta, no se hace querer e inquieta lo anquilosado, rigorista, moralista, indocto y farisaico. Eso también lo dijo Castellani sobre la Iglesia anterior al Concilio.
¿Dejaremos sólo a un Papa que quiere imponer la caridad, la benevolencia y la humildad de Jesús, por sobre los mercaderes del Templo, dos mil años después, sin avergonzarnos? ¿Cómo no van a estar preocupados los mafiosos, los corruptos y los que hicieron sus negocios blanqueando a través de la iglesia sus negociados turbios, los Lefrebistas, el Opus Dei, la derecha vaticana atornillada en sus tronos cardenalicios pese a la denodada lucha del Juan XXIII por imponer el Concilio Vaticano II, pese a su enfermedad terminal. Y pese a la dudosa muerte de Juan Pablo I, que apenas duró un mes, con la sospecha de haber sido envenenado en los mismos aposentos vaticanos. Hasta la llegada de Juan Pablo II. Ultimo Papa, que renovó la superficie, pero no pudo romper los cimientos del conocido: Vaticano S.A.; con su Banco Ambrosiano, la Pdue, los suicidios, asesinatos y violaciones de seminaristas. Hasta que llegó la decadencia del pobre polaco, obligado a seguir en su puesto hasta la última gota de su vida, sin conmiseración, sin lástima, arrastrándose doblado como una rama seca, públicamente, para que el mundo supiera quiénes tenían el verdadero poder tras las paredes turbias del estado clerical en Roma, que no era precisamente el Papa moribundo, y como llamado de atención para el siguiente inquilino: quién debió renunciar por miedo a que lo maten, o a sufrir como Cristo en la cruz hasta el último aliento. Francisco vino a dar latigazos a ese estado podrido, y los latigazos duelen, y los señorones, vetustos e inútiles ven como cada día pierden poder sus “Eminencias ilustrísimas” Ven como la gente los mira de frente y no hacia arriba, porque son hombres como nosotros, aunque acostumbrados al boato y el buen pasar, tan diferentes al Jesús histórico. Los actos de Francisco fueron a imitación de él, el simbólico lavado de los pies fuera del palacio a dos mujeres y dos musulmanes ¿acaso no son seres humanos los cuatro?
ResponderEliminar¿Qué tiene de malo? ¿Acaso el cristianismo es segregacionista, racista o antisemita, por que los musulmanes son semitas como los judíos y como el mismo Jesús? Francisco sabe lo que está haciendo. Y si prefirió vivir en la residencia Santa Marta en lugar del Palacio Vaticano, es porque sabe que allí esta más seguro que en el museo de arte que es il Palazzo Reale, donde están la mafia y la anti religiosidad cristiana, sosteniendo lo más miserable de una era que está llegando a su fin, reclamando una iglesia de y para los pobres. Por lo tanto, religiosos, no se escondan debajo de la cama, si tienen la gracia de la Fe, defiéndanla, tengan el coraje de este argentino que pone el pecho al frente de una de las fuerzas más grandes de la tierra, ante la cual se postran presidentes,
reyes y príncipes, y no se marea ni se agita temeroso, no pierde la modestia y tiene el don de hacer sentir importante a más de un imbécil que se desespera por sacarse una foto a su lado. Imítenlo, tengan confianza en él y aprovechen su fe, para ayudarlo rezando por el Papa Francisco, pedido que no se cansa de rogar ante ustedes. Un agnóstico, que aun sin fe religiosa, cree en este hombre. St.
Carlista, en la misma línea de razonamiento, Newman atribuye gran papel al aburrimiento:
ResponderEliminarhttp://etvoila.com.ar/newmanias.php?id=4
De los sermones más divertidos del insigne inglés.
J.T.
No es que sea un gran devoto de Pío XII, pero las declaraciones del Papa Bergoglio de hoy son de un caradurismo sin límites:
ResponderEliminarLa causa di beatificazione di Pio XII "è aperta, io mi sono informato, ma ancora non c'è nessun miracolo. Se non ci sono miracoli non possiamo andare avanti". "Dobbiamo guardare alla causa nella sua realtà - ha spiegato Bergoglio - ed è questa: non ci sono miracoli, quindi non può andare avanti".
Dos pesos, dos medidas.
ResponderEliminarLas causas por Beatificaciones y Canonizaciones , siempre o casi siempre , son movidas por los que tienen unos ciertos intereses ( me refiero a intereses moralmente legítimos ) .
Por desgracia , las causas , entre otras de Pio XII y Isabel la Católica , parecen estancadas , porque los que las apoyan , no hacen nada o buscan intereses de tipo políticos .También , son movidos por intereses políticos ,los que ponen obstáculos al avance de estas causas , como el caso sabido del beato Junípero Serra .
El comentarista bergogle-ano confirma lo del aburrimiento. Se aburrió de leer en todos lados lo bueno que es Francisco y vino acá a buscar pelea. Bien por él
ResponderEliminarESTA ES LA IGLESIA EMPUTECIDA QUE NOS DEJÓ el trío los panchos....roncalli monitni woytila
ResponderEliminarporque obviamente esto no es de ahora
jajaja ...el pesado de las 7:32 también anda por acá
ResponderEliminaren página católica dejó lo mismo
que denso nene
El problema es que no es de los nuestros. No es uno de nosotros tratando de quedar bien con ellos, sino que es uno de ellos tratando de quedar bien con nosotros.
ResponderEliminarIván
tu justificación si es un verdadero chiste anónimo 22:26
ResponderEliminarCastellani se habría referido a los modernistas anquilosados.
ResponderEliminarNo, en esas ocasiones no se refería a los modernistas.
ResponderEliminarCastellani cuando se refería a los modernistas rara vez hablaba de modernismo, aunque a veces sí. Hablaba de naturalismo, liberalismo u otros sinónimos, dando muy bien a entender a qué apuntaba.
Aun quitando el modernismo que obviamente Castellani llamaba "herejía", él consideraba a la Iglesia preconciliar en crisis. Esto no lo hace un conciliarista. El CVII le gustaba menos, pero de eso habló menos también.
A riesgo de ser tachado de neocón confieso que antes de leer los comentarios del personal me ha dado por pensar lo que sugiere el anónimo de las 20:12.
ResponderEliminarMe ha dado por pensar quiere decir, que después de la reacción negativa inicial a la lectura de la noticia, me he forzado a pensar que el gesto del Papa ha sido bueno.
Y me ha venido a la cabeza lo que me contaba un amigo, católico cabal, primogénito de una amplia ristra de hijos. Su padre, bastante más cabal como católico que el hijo y un hombre considerablemente severo en la educación de su prole, advertía a mi amigo en su juventud sobre los males de la bebida, de la que mi amigo abusaba con mucha frecuencia.
En una ocasión, mi compañero que entonces contaba con 18 o 19 años, llegó bien entrada la noche a su casa con una cogorza de consideración. Iba muy asustado ante el broncazo que le aguardaba. Y le aguardaba, porque su padre siempre abría personalmente la puerta de su casa sin importar el dia ni la hora y ninguno de sus hijos tenían llaves para poder entrar sigilosamente.
Llamó a la puerta, abrió su padre, vio al hijo en aquel estado, no dijo nada y le mandó tranquilamente a su habitación. Mi amigo llegó y tal como estaba se tumbó en la cama. Al cabo su padre llamó a al puerta de la habitación, entró ante el estupor y el terror de mi amigo que ya venía venir la bronca de la que pensaba haberse librado, y dejó sobre la mesilla de noche una manzanilla que acababa de preparar para su hijo. Le miró y le dijo: "Tienes mal el hígado y la bebida te va a hacer aun peor". Sin un mal gesto ni una palabra subida de tono, cerró la puerta y se fue.
A día de hoy mi compañero es un padre de familia numerosa, católico ortodoxo, más amigo de tradicionalistas que de neocons. No se reformó inmediatamente después de aquel sucedido nocturno, incluso tuvo peores noches, pero en su conciencia golpeaba el gesto de su padre. Y convencido está que si la cosa no fue a mayores fue precisamente por aquello.
Dicho lo cual, y suponiendo que el gesto del Papa puede y debe tener consecuencias positivas, espero que no lo reserve para ciertos ámbitos de la Iglesia y lo haga extensivo a todos. ¿Llegara el día en que bese las manos a, por ejemplo, Mons. Fellay, o acaso no se las besará porque piensa que Mons. Fellay no está tan perdido como el cura de la entrada?.
Embajador, disculpe, con todo respeto a su comentario, usted no es argentino, nosotros sabemos quien es Bergoglio, como actúa Bergoglio y las cosas que hace con sus dosis de "misericordina".
ResponderEliminarMe acuerdo de las loas al obispo putoide, el amigo de los choferes, de la misa de ¿homenaje? al obispo que fue descubierto de "pastoral" con su amiga en el Caribe, del "monsiñorino" Ricca con prontuario en Uruguay, en fin hay demasiados "gestos" que nos llevan a la desconfianza.
En Argentina cuando un jugador de fútbol en vez de empeñar talento, técnica y sacrificio para lograr el triunfo, se dedica a agradar a los simpatizantes y a treatalizar en lugar de hacer lo anterior, decimos que es un "tribunero", juega para la "gilada" (gil como sinónimo de tonto). Cada uno sacará sus conclusiones, espero no ser parte de la "gilada", pero sinceramente también espero estar equivocado de cabo a rabo.
Urbano, me lo quitó de la boca. Jorge Bergoglio no se equivoca nunca en sus misericordiaciones, por lo menos públicas. Nunca un represor, pero sí un subversivo (Puijané por ejemplo); jamás un facho, siempre un comunista ("no me ofendo si me dicen comunista"); misericordiación a Bargalló, brutal reprimenda pública a unos directivos de Caritas que comieron un bife de chorizo en Puerto Madero; beso a las manos de un judío sí, pero cuando le querías besar el anillo terminabas en una especie de lucha libre. Me consta.
ResponderEliminarUrbano, gracias por las apreciaciones. Efectivamente no soy argentino, pero si conozco con cierto detalle (no tanto como si de verdad lo hubiera vivido) el estilo y las mamarrachadas del Cardenal Bergoglio.
ResponderEliminarObservará usted que en mi contribución anterior explicitamente pido que el misericordieo se haga extensible a todos los católicos.
Soy de los que piensan que los católicos que estamos algo (o mucho) más afectos a formas y esencias más tradicionales estamos siendo objeto de una especie de "excomunión silenciosa" (a veces no tan silenciosa, vease los FFI).
Sin embargo, sigo creyendo en la Providencia y que esta no nos abandona. Por tanto, a pesar de los pesares y de todos los todos, intento atisbar razones para la esperanza en estos gestos.
Puede que me quede en el número de los giles, pero de momento prefiero correr ese riesgo.
Cordialmente.
Embajador, no vaya a creer que, como decimos en Argentina, "me creo un piola del año cero" (piola por avispado y sagaz), ni menos aún me mueve una soberbia farisaica, todo lo contrario pobre y miserable pecador.
ResponderEliminarNo sin tristeza y consternación veo, como muchos de los que Ud. bien define de pensamiento tradicional, confirmarse momento a momento, gesto tras gesto, palabra tras palabra que el papa es Bergoglio. Aquel fatídico marzo del año pasado, escuché y escuchamos las palabras horror, tragedia, desastre, perplejidad, intenté mantener la calma, dejar que el tiempo tranquilice los ánimos y las pasiones y esperar, la Providencia Divina son su amorosa sabiduría actuará, y seguro que lo hará...en su debido tiempo y de la manera que el buen Dios disponga.
Pero tampoco puedo sacar jugo de las piedras y a mi humilde criterio creo que buscar gestos, palabras, frases, dichos, acciones de los cuales podamos decir: "¡al fin, ahora habló como Pedro!, ¡allí tienen toda una indubitable doctrina católica, allí está el Magisterio de la Iglesia de Cristo!" es muy, muy difícil sin peligro de forzar (como hacen los neocones) la realidad mas cruda o la doctrina mas sencilla.
La pregunta no es: ¿por que este papa?, sino ¿para que este papa?, y, coincidiendo con Ud. la Providencia no abandona a su rebaño, a nosotros nos queda la oración, el sacrificio, rezar mucho por el papa y resistir: esta es una guerra de trincheras, la ciudadela fué tomada.
¡Todo por un simple misericordeo, che! A fin de cuentas, todos ustedes resultan ser un hatajo de inconformistas! Nuestro Santo Padre que vive en Roma, no ha tenido otra intención (y mi convicción al respecto alcanza un 92,5%, y subiendo!) que la que apunta Anónimo I, el cual emplea un nivel de casuística estandar para los mildoscientos millones de católicos, de modo que Anonimo I y Francisco I pueden estar seguros que dicho gesto ha sido interpretado en esa línea, y no como un guiño al modernista que tuitos llevamos dentro.
ResponderEliminarWiskie!
La providencia no abandona a los justos que confían en su misericordia, pero creo que esto no engloba a bergoglio.
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