En la semana de la octava pascual, un lector del blog comentaba que había asistido a la “correcta vigilia pascual” en una de las capillas de la FSSPX. También yo asistí a la vigilia en un sitio análogo pero debo decir que, lamentablemente, no es la ceremonia “correcta”.
¿Qué entiendo por “correcta”? Utilizo el término que usó el lector con el que, seguramente, quería indicar la ceremonia tradicional, es decir, la que la Iglesia celebró durante siglos. Y allí está justamente el problema: todas las ceremonias de Semana Santa fueron profundamente reformadas durante el pontificado de Pío XII nada menos que por el mismísimo Bugnini. Veamos qué ocurrió:
En octubre de 1949 se conformó dentro de la Congregación de Ritos una comisión litúrgica que debía ocuparse del rito romano y de las eventuales reformas que era necesario aplicar. El Movimiento Litúrgico estaba trabajando en varios países europeos desde hacía más de dos décadas, habían comenzado ya con sus “experimentos litúrgicos” y los episcopados de Francia y Alemania sobre todo, presionaban por cambios.
La Comisión estaba presidida por el cardenal Cicognani e integrada, entre otros, por el jesuita Agostino Bea y el lazarista Annibale Bugnini. El grupo no podía ser más alarmante… e intrigante. Mons. Montini –luego Papa Pablo VI-, Sustituto de la Secretaría de Estado, mantenía al tanto semanalmente al Santo Padre de los avances reformadores de la Comisión y lo propio hacía su confesor, el P. Bea. El cardenal prefecto, en cambio, no podía ver al Papa. Pío XII, enfermo, recibía las noticias de los avances de la reforma litúrgica exclusivamente a través de dos personajes inquietantes.
Los trabajos de la comisión se extendieron hasta 1955 cuando, el 16 de noviembre, fue publicado el decreto Maxima redemptionis nostrae mysteria, que debía entrar en vigor en la Pascua del año siguiente. Los episcopados acogieron de diverso modo las novedades y, más allá del triunfalismo proclamado por los reformadores, no faltaron las quejas por las novedades introducidas e, incluso, se multiplicaron los pedidos para poder mantener los ritos antiguos. Pero, lamentablemente, la máquina de la reforma litúrgica ya estaba en marcha.
Las reformas introducidas eran comparables a las que, algunos años más tarde, los mismos personajes introducirían en los ritos de la Santa Misa. Hasta tal punto fue la resistencia y desagrado de muchos frente a las incoherencias y novedades, que el mismo papa Juan XXIII celebró las ceremonias del Viernes Santo de 1959 siguiendo la antigua costumbre.
Para calibrar la importancia de la reforma de la Semana Santa de Pío XII tanto a nivel litúrgico como histórico, podemos recurrir al testimonio de una de los dos más grandes protagonistas de ella a fin de encuadrar las intenciones de aquellos que trabajaban en esta obra. El P. Carlos Braga, brazo derecho de Aníbal Bugnini y director durante años de la autorizada revista Ephemerides Liturgicae, definió audazmente la reforma del Sábado Santo como “el ariete por el cual la reforma penetró en la fortaleza de nuestra liturgia que era estática”. El futuro cardenal Ferdinando Antonelli la definió en 1956 como “el acto más importante en la historia de la liturgia desde San Pío V hasta hoy”.
Las reformas fueron numerosas y sanguinarias. No se trató solamente de cambiar los horarios en los que se celebraban sino de manosear a los mismos ritos.
Veamos algunos pocos ejemplos:
Se eliminó del Viernes Santo la Liturgia de Presantificados, un rito que poseen todas las liturgias orientales y que era también patrimonio de la liturgia latina desde tiempo inmemoriales. Consistía, para decirlo en pocas palabras, en la celebración de la Santa Misa pero sin consagración ya que se consumían las formas consagradas el día anterior.
La Vigilia Pascual se retocó completamente. Por ejemplo, luego de la bendición del fuego, se ingresaba a la iglesia a oscuras, portando el diácono una caña en cuyo extremo habían tres velas formando un triángulo que eran encendidas luego de cada Lumen Christi. El cirio pascual lo bendecía el diácono durante el canto del pregón pascual, lo cual tiene mucho más sentido si se lee cuidadosamente ese bellísimo texto. En cuanto a las profecías, eran doce, y no tres como después de la reforma.
Y, para rematarla, como la Comisión estaba urgida por terminar sus trabajos y no tenían tiempo de hacer la reforma de la vigilia de Pentecostés, ¡directamente la suprimieron! Efectivamente, Pío XII, además de refrendar la reforma de la liturgia de Semana Santa, hizo desaparecer la vigilia de Pentecostés que quedó reducida a una mera misa. Anteriormente, era una propia vigilia, muy similar a la de pascua, con el canto de las profecías y bendición del agua.
Francamente, me cuesta entender porqué la FSSPX no celebra los ritos de Semana Santa anteriores a la reforma de Pío XII. La “tradición” de la que ellos celebran, se remonta a los años ’50 y es fruto de los mismos personajes que producirán la reforma de la Santa Misa durante el Concilio.
Sé que la respuesta será porque obedecen lo dispuesto por el Papa Pío XII, y yo les pregunto con afecto: ¿y por qué no obedecen entonces al papa Pablo VI? Aquí lo que está en juego es si los papas, llámense como se llamen, tienen autoridad para tocar la liturgia.
Una reforma hecha por los mismos personajes que producirán la reforma de la Santa Misa después del Concilio.
ResponderEliminarPor los mismos personajes y con el mismo designio.
La pregunta es comprensible, pero la postura de la FSSPX, también.
ResponderEliminarNo celebran según la misa de Pablo VI porque es peligrosa para la fe, porque depende de la intención que el sacerdote logre salvar a pesar del rito (para que haya consagración), etc.
En cambio, aunque a muchos sacerdotes lefes no les gusta que se haya tocado la liturgia la vez de Pío XII (porque no les parece bien que se toque nunca), no ven esos mismos peligros en los cambios relativos a la Semana Santa.
Los dos cambios estuvieron mal, pero uno de ellos, con o sin enojos puede ser obedecido sin aquellos grandes riesgos. El otro no.
Ayer monás, hablábamos de esto con unos sacerdotes lefes que a diferencia mía no habían tomado de más, y coincidían en que la liturgia no se debe tocar y que fue un error tocarla antes de Pablo VI pues además de sus modificaciones puntuales dejó el camino allanado a nuevos cambios, provocando el cambio de chip mental que encuentra posible que la mano del hombre se inmiscuya en la liturgia divina.
Igual con el Breviario. Pío X le pone un orden del que carecía, pero esas cosas no hay que ordenarlas. Simplemente hay que dejarlas como están. Porque sí. Porque es así hace muchos años y listo.
El tocar esas cosas, aun cuando no sean toques malos en sí, son malos por la idea toquetona que dejan. Luego, ya con la idea, en vez de Pío X o XII es papa Pablo VI y esto remonta vuelo.
Porque si cada cosa incorrecta se rechazase a pesar de la jerarquía y no solo las absolutamente desopilantes, como ser la misa nueva, se corre el riesgo, pasados los lustros, de quedar como la Pétite Église en Vendée, quienes desde lo conceptual e histórico tienen razón y sin embargo el tiempo demostró que pifiaron. Lo bancable hay que bancárselo.
ResponderEliminarDe acuerdo en el fondo de la cuestión. Hago salvedades. Las profecías son 4 ahora, no 3.
ResponderEliminarLa FSSPX, no formo parte de ella, tomó la última edición típica del misal tradicional y punto. Es una cuestión práctica. La reforma de la Semana Santa es claramente un retroceso, pero no consideran que sea peligrosa para la fe como lo es la de Paulo VI. Por lo menos en sí misma, mirada de acuerdo a lo que vino después, sentó precedente.
Mons. Lefebvre celebró las reformas del 65 y también cara al pueblo. Los seminaristas de Econe, durante las vacaciones, iban a misa nueva "decente" hasta el '74.
En un momento tomaron una decisión práctica para simplificar. Sé que esto es impensable en Oriente, pero en Occidente estábamos acostumbrados por la forma mentis que se impuso en la Iglesia después de Trento (con todo lo bueno y malo que eso implica). Igual generó resistencias.
También San Pío X reformó el oficio de manera drástica. No sé si generó resistencias, pero también sentó un precedente.
Lo cierto es que si cada uno arma su liturgia, pasamos a la anarquía. Me dirá que no se trata de "armar" sino de hacer lo que se hizo siempre. Puede ser, pero no veo una salida sencilla ni rápida a la cuestión.
Entiendo la posición práctica de la FSSPX. Ya tuvieron ese debate adentro en el '81 con la salida de los famosos 9 de EEUU cuando se unificaron los dos distritos que había allí. Y la movida pro '62 fue llevada a cabo por Mons. Lefebvre mismo, el Padre Schmidberger y el entonces Padre R. Williamson.
El tema da para larguísimo. Pero creo que hay una cuestión teórica y una cuestión práctica.
Buen tópico por cierto y me interesaría mucho oir las opiniones de Tollers, Ludovicus y varios más.
EMD
Por que? porque está a un pelín de "arreglar" con Roma.
ResponderEliminarAños atrás (no tantos eh!) sobre la calle Venezuela (literalmente, osea, sobre la calle) se leían las 12 profecías para alegría suya y tristeza de no pocos parroquianos que sabían que esto iba para largo).
Lo que pasa Wanderer es que para parecerse a a Ustedes tenemos que dejar de parecernos a Nosotros y pasan estas cosas.
EL Lefe
Linda bomba de profundidad para el submarino lefe.
ResponderEliminarYo escribí un comentario usando esa expresión de propósito, conociendo las reservas que tiene/n el/los autor/autores del blog acerca de la reforma de Bugnini/Pio XII.
ResponderEliminarIgual, entre la nueva y la nuevísima...no es tan incorrecta ni está tan mal la nueva.
ResponderEliminarPregunta a Wanderer: Estimado amigo, mucho aprecio sus interesantes y agudas reflexiones, pero deseo preguntarle por el presente medio, cuál es el sentido de su Crítica Impía: Está contra Pío XII por la reforma de Semana Santa, contra Pío X por la reforma del Breviario y contra Pío IX pro su absolutismo. ¿A qué dar cauce a esta crítica impía en los tiempos que corren? ¿Para qué? No se da cuenta de que ellos ya impusieron su crítica y liquidaron la suya.
ResponderEliminarRespetuosamente desde Italia.
Dolindo Ruotolo
Estimado don Dolindo Ruotolo,
ResponderEliminarNo estoy en contra de Pío XII por la reforma de la Semana Santa ni en contra de San Pío X por la reforma del oficio. Estoy en contra de la reforma de la Semana Santa que promovió Pío XII y en contra de la reforma del oficio que emprendió San Pío X. Es un matiz fundamental. Por tanto, lo de crítica "impía" está demás.
¿Por qué traerlo a colación? En primer lugar, lo digo en el post: porque un fiel de la FSSPX estaba convencido de haber asistido a la Vigilia Pascual tradicional, y de tradicional no tenía nada.
En segundo lugar, para señalar la catástrofe litúrgica del Vaticano II ya venía gestándose desde hacía años y fue permitida por grandes pontífices como los mencionados.
Como alguien aludió en un comentario a este mismo post, y como dice un buen amigo, "con la reforma del oficio, del sacaron las cosquillas al caballo".
Por supuesto bugnini y bea que par de pájarones los dos...
ResponderEliminarLos sarracenos del Matamoros, 'censurados' con flores
ResponderEliminarLa Catedral de Santiago disimula con una jardinera una representación belicosa del santo para "evitar problemas"
http://elpais.com/diario/2009/08/13/revistaverano/1250114403_850215.html
SANTIAGO EL JARDINERO
http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/flores-esconder-matamoros/idEdicion-2006-06-16/idNoticia-55744/
Una pregunta, ¿porqué no se puede cambiar la liturgia? O es que desde el primer minuto de la historia de la Iglesia se hizo la misma liturgia.
ResponderEliminarPara mi lo que no se puede cambiar es la doctrina. Mientras la liturgia sea fiel a la doctrina da igual que haya 2 o 3 velas, se lean 4 o 12 pasajes, etc.
Lo que cambió el CVII fue la doctrina. El posterior cambio en la liturgia fue un signo visible mas de ese cambio.
Una pequeña aclaración... lo de Pio XII fue una reforma, lo de Pablo VI no. El novus ordo no es una reforma del rito antiguo, sino que es un nuevo rito... de ahí su nombre: Novus Ordo.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con usted Wanderer, y creo que el Anónimo de las 9:42 da en el blanco.
ResponderEliminarPor otro lado, había leído que mientras eran de Derecho Diocesano en África, el ICRSS, no celebraba la Semana Santa reformada, y he visto fotos del IBP en Colombia, que demuestran que allí tampoco la celebran.
Don Jorge Rodriguez, es exactamente al revés. Ya lo dice la sabiduría de la Iglesia: Lex orandi, lex credendi. Se cree lo que se reza. Si usted cambia la liturgia - y no se trata de cambiar el número de velas o el bordado de los manteles- cambia la fe. Y eso es lo que pasó con el Vaticano II: nos cambiaron la Misa y, con ella, poco a poco, nos quieren cambiar la fe.
ResponderEliminarAnónimo de las 21:51: por supuesto que no puede compararse la reforma de la Semana Santa de Pio XII con la reforma de la Misa de Pablo VI, pero no por lo que usted apunta. Ambas fueron reformas. Así como Pablo VI promulgó el Novus Ordo Missae, Pio XII promulgó el Novus Ordo Hebdomadis Majoris.
ResponderEliminarOrdo se refiere al "orden" de los ritos que deben seguirse en una ceremonia, lo mismo da que sea la misa o la Semana Santa.
Una cosa que no me queda clara: ¿al final, el papa puede hacer lo que quiera o no? porque el pseudoparroco que tenemos en el pago dice cosa como esta. Lo de "pseudo" es porque labura en negro me parece. Porque tambien se queja de que no e parroco de veritas.
ResponderEliminarWanderer soy el anónimo de las 21:51. Estoy de acuerdo con lo que dice. Pero lo que hizo Pablo VI no fue una simple reforma.; fue un cambio total de la liturgia. Un invento. No hubo una reforna, o un cambio, del antiguo misal. El vetus ordo no lo modificó....quedó como estaba, y tampoco se suprimió.
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ResponderEliminarEstimado, respecto a su opinión sobre la igual valoración negativa de las reformas piana y paulina, es también cierto que en el mencionado libro de Nicola Giampietro, el mismo Cardenal Antonelli, que llevó entusiasta la reforma piana, vio horrorizado los excesos en que el Consilium estaba cayendo.
ResponderEliminarPregunto desde la total ignorancia: ¿En qué se diferencian estas reformas, en particular la de Pío XII, de la que hizo san Pío V?
ResponderEliminarPaulie, su pregunta es muy buena y muy apropiada: San Pío V no hizo ninguna reforma. Lo que hizo fue, simplemente, adoptar el Misal Romano, es decir, el que se usaba en la Curia romana, como el propio del rito romano, que era uno de los ritos latinos junto con el ambrosiano, el mozárabe, el de Braga, el dominicano y el cartujano.
ResponderEliminarHay un libro cuyo autor es un buen amigo y que hace varios años que está a punto de salir que va demostrar, entre otras cosas, esto que le digo.
Resumiendo: San Pío V no hizo ninguna reforma sino que tomó lo que ya existía.
Lo felicito Wanderers, desde aquel Wanderers que iba a Misa Nueva bien celebrada a este que defiende Lex orandi, lex credendi y a San Pio V, que grande, estos son los muy buenos frutos de la Misa Tradicional.
ResponderEliminarLástima que algunos se pasan y terminan como Disandro criticando el Concilio de Trento. La Frater, hace lo que puede en estos tiempos de Papas despistados, para defender la tradición, sin caer en arqueologismos. Ya vendrá un Papa auténtico y pondrá orden en estas cosas, mientras: "aguante la Frater"
Hombre, Wanderer ... No hay que rizar el rizo. Y si a esas vamos, parece que SAN Pío X también hizo cambios, por qué no los rechazamos de igual forma? O bien, asumamos una postura negacionista de las actuales autoridades y listo.
ResponderEliminarDon César Pozuelos, no se trata de rizar el rizo, se trata de explicar simplemente como se dieron los hechos históricamente.
ResponderEliminarTampoco se trata de negar a las autoridades actuales o anteriores. Se trata, en todo caso, de cuestionar si esas autoridades tenían autoridad para hacer lo que hicieron con la liturgia.
Don Wanderer, debo agregar que había ritos ó usos propios de varias órdenes y privilegios para ciertos reinos u obispados. ¿Algo para eliminar y uniformar? No veo porqué. Es como pretender ignorar los Ritos Orientales y hacer como si la Cristiandad hubiera nacido con Charles Martell. Sería hacer la misma de los protestantes, que no tienen explicación para más de 1.500 años sin Iglesia.
ResponderEliminarCalixto