"Pero interesa en primer lugar a los eclesiásticos, que tienen la misión de formar y cultivar la vida de sus hermanos. San Francisco de Sales decía sin rodeos que en su juventud “sacerdote” había venido a ser sinónimo de ignorante y de libertino. Nosotros no hemos llegado todavía a ese extremo, pero corremos en esa dirección. El clero está en vías de perder el sentido de las exigencias ascéticas, y sencillamente morales de su vocación. Hace ya bastante tiempo, por lo menos medio siglo, que comenzó a perder el sentido de sus exigencias intelectuales. La represión del modernismo dio como resultado convencer a los responsables de su formación, de que cuanto menos supieran, más segura sería su enseñanza. ¿No vimos, pocos años antes del Concilio, un documento episcopal que afirmaba que, siendo las herejías obra de los teólogos, había que atarlos lo más corto posible y limitarlos (under the lash, como decía Newman) a explicar a los otros, pura y simplemente, los enunciados que produjera la autoridad sin su concurso? Desde el Concilio, lejos de mejorar la situación, ha empeorado bruscamente. La mayoría de los seminarios no son ya más que escuelas de cotorreo, donde se discute sin fin, sin orden ni concierto, acerca de todo, sin estudiar nada en serio, y sobre todo sin aprender a estudiar.
La misión de las facultades teológicas no fue nunca la de formar únicamente a los profesores de seminarios, sino también la de mantener en el clero una selección intelectual, tan necesaria para la vida de las parroquias y de los diferentes movimientos de apostolado como para la formación de los sacerdotes en general. La preocupación actual del episcopado, por lo menos en Francia, parece ser la de reemplazarlas, en lo tocante a este último quehacer, por institutos prácticos-prácticos en los que los maestros de los futuros sacerdotes se forman únicamente en lo que hoy se llama la catequesis y la pastoral, cosa que hoy día significa, en concreto, en las tres cuartas partes de los casos, una pedagogía sin contenido doctrinal y la logomaquia esotérica en que se ha enfrascado gran parte de la Acción Católica. Por lo que se refiere al otro quehacer, hace mucho tiempo que las facultades no pueden ya desempeñarlo, porque los obispos parecen haber olvidado hace años que una buena formación teológica no es deseable sólo para los futuros profesores, sino para todos los sacerdotes llamados a puestos de importante responsabilidad pastoral. Si hay un punto en el que la Iglesia, en Francia, parece estar espontáneamente de acuerdo con la república, es en el hecho de estar persuadida de que no hay necesidad de sabios. No habríamos llegado al embrollo en que nos hallamos si no estuviéramos en tal situación en este mismo punto. Pero lejos de que esto cambie, todo lo que se hace o se proyecta actualmente no hace sino agravar la situación.
[...]
Ordenar hoy a mozuelos de veinticinco años, que se apresuran a hacerse llamar "padre" por hombres que habrían podido traerlos al mundo, es una absurdidad que no tiene nombre. No debería permitirse que se confieran órdenes mayores a hombres de menos de treinta años, y nadie debería ser admitido en el seminario sin haber hecho estudios superiores completos y ejercido la respectiva profesión por lo menos un año, o haber recibido una formación laboral igualmente completa, en la industria o en el campo, y haberse ganado el pan algún tiempo en esos menesteres. Mientras no se llegue a eso, mucho me temo que no haya en el sacerdocio más que eunucos o, lo que es casi lo mismo, adolescentes perpetuos, incapaces de salir nunca de un estado esquizofrénico".
[...]
Ordenar hoy a mozuelos de veinticinco años, que se apresuran a hacerse llamar "padre" por hombres que habrían podido traerlos al mundo, es una absurdidad que no tiene nombre. No debería permitirse que se confieran órdenes mayores a hombres de menos de treinta años, y nadie debería ser admitido en el seminario sin haber hecho estudios superiores completos y ejercido la respectiva profesión por lo menos un año, o haber recibido una formación laboral igualmente completa, en la industria o en el campo, y haberse ganado el pan algún tiempo en esos menesteres. Mientras no se llegue a eso, mucho me temo que no haya en el sacerdocio más que eunucos o, lo que es casi lo mismo, adolescentes perpetuos, incapaces de salir nunca de un estado esquizofrénico".
Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo, Iota, Buenos Aires, 2016, p. 122-23; 126.
Hay que formar al "hombre natural" y luego hacerlo cura?
ResponderEliminarEs lo que hace el Opus Dei:
ResponderEliminarPrimero que sean profesionales y luego podran ser sacerdotes
Si los directores quieren.
EliminarLa preocupación actual del episcopado, por lo menos en Francia, parece ser la de reemplazarlas, en lo tocante a este último quehacer, por institutos prácticos-prácticos en los que los maestros de los futuros sacerdotes se forman únicamente en lo que hoy se llama la catequesis y la pastoral, cosa que hoy día significa, en concreto, en las tres cuartas partes de los casos, una pedagogía sin contenido doctrinal y la logomaquia esotérica en que se ha enfrascado gran parte de la Acción Católica.
ResponderEliminarRecuerdo que cuando Bergoglio sucedió a Quarracino al frente del arzobispado de Bs. As., obligó a los seminaristas a "trabajar" los fines de semana. "Trabajo" que, en lenguaje bergogliano, significaba estar en las parroquias, acolitar en misa, asistir a grupos parroquiales y acompañarlos en actividades pastorales (visitas a hospitales y villas, "noches de la caridad", etc.).
Además de los problemas psicológicos y emocionales que eso puede causar (poco contacto con sus familias y demasiado contacto con la gente de la parroquia, incluyendo a chicas de su misma edad, mucho más abiertas y en confianza en esta especial y rara relación), esto significaba dejar de lado los estudios (ya malos de antes) y bajar el nivel de los exámenes (porque la diócesis está endémicamente falta de sacerdotes).
El páramo que es hoy la Iglesia porteña tiene explicaciones lejanas, pero también muy cercanas en el tiempo.
GASTON: El problema con el Opus es que la formación profesional suele ser buena pero la sacerdotal es muy insuficiente. Hablo en general...
ResponderEliminarGASTON: Lo de asociar la deficiente formación del clero a la represión antimodernista y, por consiguiente, la buena formación del mismo al ambiente anterior a la misma es algo que requiere más de una aclaración para ser mínimamente aceptable.
ResponderEliminarNo creo que para ser sacerdotes hagan ninguna falta estudios civiles ni haber cumplido treinta años. Hay personas que con veinticinco años son ya maduras y otras que con cuarenta aún no han madurado. Lo importante es que en el seminario reciban una buena y sólida formación doctrinal y espiritual.
ResponderEliminarPara el opusino:
ResponderEliminarHoy ir a la universidad no se lo puede llamar formación profesional. Es simplemente una segunda "secundaria" que mantiene a los "chicos" en un infantilismo de obediencia y abdicación de la toma de decisión en la figura paterna del "profe".
Néstor
El repaso fenomenológico de la formación sacerdotal es impecable. Le queda siempre ese resabio protestante en que le cuesta que llamane "padre" al sacerdote.
ResponderEliminarPero lamentablemente no sólo tuvo razón Bouyer en su análisis sino que la cuestión se profundizó. Hoy sólo tenemos a "padres" en el sentido casi material de la palabra. Aún dentro de la FSSPX lo que más les importa es dirigir a la comunidad.
Por otra parte en el Opus Dei hay sacerdotes que se ocupan sólo de los sacramentos, pero al servicio de que los superiores dirijan a la comunidad.
Y la función específica del sacerdote, hacer sagrado, queda casi olvidada.
Es sacerdote lo es siempre. Pero se manifiesta en la Misa, en la confesión y cuando reza el breviario por su pueblo por mandato de la Iglesia.
He visto en los institutos tradicionales cierta tendencia a admitir al Seminario a gente muy joven, llegando a tener ordenados sacerdotes a los 25 o 26 años, lo cual me parece poco prudente. Si bien existen muchachso que por diversas razones maduran antes, en una época de adolescencias prolongasas, es de desear que sean personas que hayan tenido algo más de experiencia laboral o académica, en el fondo personas de las pueda presumirse que fuera de la vida clerical serian autovalentes y normales.
ResponderEliminarEn ese sentido no se le puede negar al Opus ese mérito, de que sus sacerdotes, al menos como confesores, resultan personas equilibradas, son personas cultas y dentro del decoro general que les exige, no entierran los rasgos propios de su personalidad. Además, hasta ahora no he escuchado casos de pedofilia vinculados al Opus, lo que denota una adecuada preparación para el trato con mujeres, niños y jóvenes.
¿Que se les puede criticar a los curas Opus? Cierto enfasis en la "conquista de alamas", "cuantas almas puedes ganar al cielo", como el afán por introducir sus devociones corporativas. Lo grave es que donde deberían ejercer más plenamente su ministerio -al interior de la Obra- aparecen coortados por el sistema de circulos y jerarquias de numerarios y otras categorías, que ejercen dirección espiritual y controlan el fuero interno, cosa que la Iglesia siempre reservó a los curas o a personas de vasta experiencia para aconsejar a otros.
a Anónimo de 12,52.
Desde que soy chico de la época del Cardenal Aramburu los seminaristas iban a las parroquias o a hospitales o las villas, los fines de semana, En San Rafael también lo hacen. Pero, Sr., no es lo dice Bouyer. El manifiesta la experiencia de vida que debe tener un hombre antes de ser seminarista, NO ser un profesional porque sí, sino ganarse el pan , no ser un mantenido de papá o mamá o de la Iglesia o del Opus. En definitiva ser HOMBRE. Estamos peor que cuando lo escribió. Los lefres y los buelistas meten chicos en el menor desesperados por tener número, o porque a lo mejor conocen una chica y se enamoran, y pierden su vocación, Cuando ni saben que la tienen, Ah, si les gustan las chicas no es un buen candidato. Como si fuera requisito no tener atracción por las mujeres para ser sacerdote, por eso hay tantos maricones. Por eso Bouyer dice suavemente eunucos. No los que pidió Cristo , "Los que por El se hicieran". No que nacieran así o su mamá lo educaran entre algodones. El Padre Petit de Murat lo narra en El amanecer de los niños y el P. Castellani en Sicología humana cuenta como debieran ser los seminarios. Por mi parte creo que deberían ser viudos con hijos grandes. Muchos sacerdotes no saben lo que es tener un hijo enfermo sin plata para los remedios...
Supongo que ya estamos cansados de criticar lo que hace Bergoglio, porque estos días hay causas para darle buenos garrotazos...
ResponderEliminarHablando del opus... Que piensan de Francisco en esa orga? Seguro debe haber causado división el personchaje
EliminarPampeano: efectivamente el ser profesional es solo un rasgo, como muchos otros, de que el candidato tiene cualidades psicológicas e intelectuales que descarten a grandes rasgos que busca el sacerdocio como la evasión del trabajo, de la responsabilidad por ganarse la vida o de las mismas tentaciones del mundo.
ResponderEliminarY con mayor razón en el tema de las mujeres!! No solo los afeminados son un problema, sino algunos machotes vividores pero culposos que creen que el seminario alejará la tentación. A veces un hombre no tiene la fortuna de conocer una mujer dispuesta a vivir la castidad -generalmente encuentra lo contrario- y ve la vida religiosa como el escape a una "vida de solterón" que para muchos es humillante y frustrante.
En cuanto a las vocaciones en la FSSPX, solo puedo decir que en el caso del priorato chileno los padres jamás han impulsado vocaciones de modo hostigador o manipulador, se dan de modo espontáneo, y hasta son reacios a recomendar a cualquiera. Lo que si me han dicho algunos feligreses es que mientras Williamsonfue rector en La Reja promovió candidatos concordes con la caricatura tradi: conspiranoicos, de ademanes estrambóticos y dados a las mixturas politicoreligiosas. Ahora algunos se dedican a atacarse en videos de youtube.
el pampeano:
ResponderEliminaren casi todo de acuerdo con Ud. Pero me pregunto, por qué el sacerdote debería saber lo que es tener un hijo enfermo sin tener plata para los remedios?
Eso deberá saberlo el intendente o el delegado comunal.
El sacerdote debe saber lo que es santificar mediante los sacramentos.
Ejemplo acabado de esto que dice Bouyer son muchos de los característicos sacerdotes del IVE. Sea los que permanecen que Incluso algunos de los notorios que dejaron el IVE.
ResponderEliminar20:05 es una estupidez todo lo que dice, no hace falta tener hijos enfermos puede haber tenido algún hermano u otro familiar, lo que necesitan en los seminarios es Doctrina y vida de oración...
ResponderEliminarCarlitos, ¿lo que más le importa a los curas de la SSPX es "manejar a la comunidad"? ¿Acaso no es dar lo sagrado? Me parece que generaliza desde una mala experiencia o (también puede ser) desde una mala apreciación suya. Es verdad que en los campamentos manejan a los niños, pero no queda otra. ¿Se imagina lo que sería si no lo hiciesen?
ResponderEliminarPapampeano, ¿así que los lefes meten chicos (según usted, al igual que los buelistas) para hacer número? Usted, a diferencia de Carlitos, no afirma errores sin malicia. Usted miente o habla de lo que desconoce, una de dos, pero a sabiendas.
¿Sabe cuántos chicos entran y cuántos se van o son echados por los curas? ¿Tiene esa data, o no la tiene?
Lefe Estepario, ¿cuáles serían los candidatos conspiranoicos que Willamson promovió (¿habla de aprobar el curso lectivo del año o de ordenarlos sacerdotes?) en tanto que conspiranoicos y no por haber demostrado una aptitud para el sacerdocio?
¿Hacían lo que hacen hoy, allá lejos, en tiempos de seminaristas?
¿El mismo Willamson, se parecía cuando director del Seminario al Willamson de los últimos años? El consejo para su caso es no chusmear más con la feligresía chilena y si hay algún chusma imparable, no repetir sus falsedades o errores de apreciación.
Nada en lo que intervenga el hombre es perfecto, ni puede evitar errores. Ni la Orden de Predicadores medieval, ni un seminario diocesano, ni la SSPX tampoco. Pero los errores a modo estructural que aquí tanto se han denunciado, la SSPX no los tiene.
Lo que sí hacen es no pedir un título universitario y trabajo profesional previo al seminarista, saliendo buenos curas jovencitos, a los que se les nota, obviamente, un crecimiento con los años. Pero es un crecimiento que tiene más que ver con el trato personal, en el confesionario, como oradores al decir los sermones, etc. Cosas menores propias de la vida de todos los hombres.
Hay algunos tan buenos curas (qué lástima no poder dar nombres aquí), que menos mal que no hicieron una carrera universitaria antes. Y son varios.
Caballasca, Palmiro.
A ese deslenguado de las 22:04, que se pregunta qué pensamos del Papa Francisco en esta prelatura o porción selecta del Pueblo de Dios, le contesto que el Papa Francisco es el Papa, y se llama Francisco. Punto redondo. Nosotros estamos con el Papa, y nos abstenemos de pensar.
ResponderEliminarMangnifica frase. "Nos abstenemos de pensar" eso es apostasía de un don divino y un pecado contra la prudencia. Virtud olvidada si las hay.
EliminarTotalmente de acuerdo con la última parte de la cita.
ResponderEliminarLa Obra es muy predecible.
ResponderEliminarHoy debe ser igual a cuando estuvieron Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI. El fundador los despreciaba ad intra y entre los muy íntimos y, ad intra (la generalidad de los miembros de la Prelatura) y ad extra se le partían los labios con alabanzas generales: Francisco es el Vicario de Cristo, el dulce Cristo en la tierra, es tan paternal, etc.
Debe haber una ambivalencia de ese tipo. Igual algunos en la Obra -teológicamente progres- deben ser favorables a Francisco. La mayoría, con buen sentido católico, le pasa lo mismo que a todos, no se lo deben tragar y con sus actuaciones políticas, debe ser muy poco querido en la Obra en la Argentina.
Quizás hay una diferencia con el pasado. Francisco es muy amigo de Carlos Nannei, que esta en el gobierno central en Roma. Eso les debe conseguir favores y prebendas a la Obra, en un toma y daca bien peronista. Son muy parecidos Bergolio y Nannei, dos trepas: uno en la Iglesia, el otro en la Obra.
Sds.
Al opus de las 10.33 hs, lo de abstenerse de pensar es una joda, no?
ResponderEliminarCaballasca: solo pretendia hacer hincapie en un fenómeno puntual que se dió en la FSSPX en un periodo determinado, por lo que no pretendo polemizar más sobre él. Por suerte en Santiago los padres que nos han tocado han sido hombres rectos, cultos y sobre todo de buenos modales y trato adecuado con mujeres, niños y jovenes, algo por lo que no dejo de agradecer.
ResponderEliminar¿En que puede mejorar la formación en la FSSPX? Mayor conocimiento de los paises a los que se envian y mejorar sus lectoras en temas historicos y políticos, en particular de los paises a los que son enviados. Superar ciertas "cuñas" teológicas o devocionales: por ej. en la FSSPX parece no haber otra explicación de la Encarnación y la Redención que la de San Anselmo (dejando de lado la Patristica), cosa que queda de manifiesto en sus críticas a la idea del "Misterio Pascual", por decir algo.
Palmiro:
ResponderEliminarNo me refiero a gobernar niños en un campamento. Aunque de todos modos eso podría hacerlo un laico.
Tiene razón no todos son así. Y como Ud prefiero no hacer nombres. Pero quede claro que los forman así. Porque el clero preconciliar también tenía este vicio.
Al contrario en lo que respecta a la "política" vocacional son buenos. No entra cualquiera.
Sobre Mons. Williamson digamos que siempre tuvo el mismo estilo. Un niño caprichoso que jugaba con que los demás se le rendían por no romper la unidad de los 4 obispos. Hasta que Mons. Fellay se hartó. Luego W. consagró a quienes sabemos.
Es claro que a esta altura creo que con un papa que elogia a Lutero no hay mucha elección posible.
A los hijastros de San José María
ResponderEliminarLos listillos de la Obra
ahora ejercen de comparsas
y aplauden todas las farsas
mientras el barco zozobra.
Se os nota la maniobra,
tahúres de medio pelo.
¿Dónde queda vuestro celo
que no véis ningún desmán?
Aprendices de truhán,
ya ni le teméis al Cielo.
Carlitos: es lo que se ha dicho en este blog varias veces. Las taras que vemos en las congregaciones tradis son en gran parte por matener tal cual es combo preconciliar. Como en Liturgia, nos quedemos en el 58-62 y no salemos de ahí ¿Ha sido una decisión correcta? A grandes rasgos si, pues tal vez era lo más práctico a la hora de mantener la Fe en los tiempos actuales, pero se mantienen esas taras, por lo que conviene limitar sus malos efectos.
ResponderEliminarEn cuanto a W, concuerdo también. Jugó al chantaje y perdió.
Si un muchacho entra en el Seminario como evasión del trabajo, de la responsabilidad por ganarse la vida o de las mismas tentaciones del mundo, se tiene que notar necesariamente durante su etapa de formación. Es misión de los formadores y superiores advertir este tipo de motivaciones equivocadas y discernir si esa persona verdaderamente tiene vocación al sacerdocio. No hace falta, por tanto, que el candidato haya desempeñado previamente una profesión civil.
ResponderEliminarYa sé que no es el tema, pero me acojo a su bonhomía con la esperanza de que me perdonarán por no ceñirme al asunto… pero es que la duda me produce una cierta desazón y, digo yo, que aquí no faltará gente leída que me perdonará la digresión y me disipará la duda. Es un caso imaginario, que no debiera producir ningún sufrimiento. Veamos: en el caso imaginario de que un grupo de cardenales se reúna en un monasterio también imaginario, (pongamos en Suiza por decir algún lugar), para tratar, en vida de un Papa, sobre su sucesión y establecer una estrategia para promocionar a un propio para el puesto: ¿Estoy equivocado o en algún lugar existe un canon que dejaría a la susodicha mafia (tan cardenalicia como imaginaria) en situación de excomunión, y en tal estado concurrirían al cónclave cuando fuese convocado? Otra. El sujeto difícilmente pasivo de dicho enjuague, o sea el neoelecto: ¿Accedería al Pontificado en situación, igualmente, de excomunión?
ResponderEliminarSospecho que la imaginaria (e impensable) elección del susodicho excomulgado sería, no obstante, válida y a efectos prácticos no cambiaría nada… Pero es por saber. Sobre todo, por saber con qué clase de ganado estamos lidiando…
Olaveaga
Sé que eso no lo dice usted, don Wanderer, además de la cita que pone yo mismo lo leí recientemente.
ResponderEliminarPeró suscribiendo usted -no sé en qué tanto por ciento- dicha afirmación, exigo lo que se le exigió a Chesterton publicando "Herejes": que nos de una "Ortodoxia", en este caso sobre la formación del clero.
Puede ayudar a muchos.
ResponderEliminarEstamos hablando de que antes de ordenarse sacerdotes los seminaristas tienen que ser hombres derechos y acabados y no adolescentes. Sicológicamente sanos, El Papa también administra sacramentos y los curas pedófilos, homosexuales, locos y fariseos también. La tarea del obispo es cuidar a sus sacerdotes, a sus religiosos, religiosas, colegios etc. Eso no lo vemos. Con respecto a lo de tener hijos enfermos es un mal ejemplo, una exageración de mi parte, y pido disculpas. Lo que quiero decir es que pasar noches en vela o no poder llevar el pan a la mesa, es una experiencia angustiante que no alcanza con "sonrie, Dios te ama". El sacerdote debe entender el peso que es cuidar una familia. Con oraciones misas y companía. Y muchos no lo hacen.
Habiendo conocido sacerdotes tercemundistas, mistongos, pasteleros, suspendidos a divinis por ser lefrevistas, los del seminario de Paraná, orientales, etc. Lo mas importante es su equilibrio mental para cumplir su ministerio. Estoy a favor de la castidad, y también que un sacerdote se dedique a Dios enteramente. Y lo que nos toca a nosotros , los laicos, ¿cumplimos el precepto de dar el diesmo?.
Al Sr. Lefe Estepario, evidentemente no conoció el seminario de la fraternidad de la calle Venezuela en sus comienzos.
Dice bien Caballasca, y con sentido común, que de los curas jovencitos, si son buenos, cabe esperar un crecimiento con los años, debido entre otras causas al trato con las almas en el ejercicio sacerdotal. Como pasa en la vida de todos los hombres. La juventud no incapacita para el sacerdocio (ni para la abogacía o la medicina), aunque para consultar asuntos delicados todos buscamos a uno experimentado. Y puesto que todo joven tiene que madurar, casi mejor que los curas alcancen esa madurez ejerciendo tareas sacerdotales y no gastando esos años en una vida secular. Los argumentos en favor de esto no se han llegado a explicitar, pero serán muy parecidos a los que en su tiempo justificaron el movimiento de los curas-obreros. Si para confesar a padres de familia hay que haber tenido mujer e hijos, también para confesar a mujeres se exigirá ser mujer, etc.
ResponderEliminarOtra cosa es la hipótesis que aquí se da por supuesta —y que quizá se cumple en algunos casos y a lo peor en casi todos— de que el ambiente del seminario impide la normal maduración de jóvenes normales. Si eso pasa, lo que hay que hacer es cambiar el régimen del seminario, no retrasar la edad de admisión.
El juampablismo trajo a la Iglesia una nueva primavera (real, cuantificable) en que volvieron a florecer las vocaciones sacerdotales después de la espantosa crisis vocacional del Posconcilio. Pero entre los curitas de esas hornadas observamos con preocupación algunos problemas que no solo afectan a los más recientes sino que persisten en los ya casi cincuentones, que mantienen ese estilo (fomentado conscientemente) de «curas jóvenes»: un lenguaje, porte y maneras jovial, juvenil y desenfadado, cuyo símbolo podría ser la camisa clergy con vaqueros. (Todo lo contrario, por cierto de los «ochenta años de gravedad» que pedía a Dios San Josemaría, recién ordenado con menos de veinticinco). Y no son solo signos externos estereotipados. Dan claras muestras de una psicología inmadura: infantilismo, reacciones de adolescente, una fe demasiado sentimental, inestabilidad emocional, gregarismo, necesidad del reconocimiento de otros...
¿Cosas del seminario? Probablemente ahí les han fomentado muchas de ellas, pero yo mucho me temo que el problema está en la selección negativa de candidatos que fatalmente viene determinada por el tipo de religigiosidad que la misma Iglesia propone a los adolescentes y jóvenes, y que solo puede denominarse con precisión echando mano de un argentinismo: catolicismo mistongo. A causa del catolicismo mistongo que impera en la catequesis y en la predicación, en los movimientos y en los grupos parroquiales, nuestros jóvenes tienen una percepción deformada del cristianismo, y en consecuencia la idea de vivir «eso» intensamente les resulta repugnante precisamente a los jóvenes varones con una psicología más sana.
A lo mejor ha llegado el momento de redefinir el perfil del sacerdote diocesano en el Rito Romano. A lo mejor ha llegado el momento de que se levante el celibato obligatorio, y de que los sacerdotes diocesanos sean padres de familia que desempeñen sus trabajos o profesiones civiles -de las cuales vivirán- y que, además, celebren los sacramentos, y prediquen la Palabra. Por lo pronto, así dejarán de estar aterrorizados por un Obispo que hoy puede dejarlos sin sueldo, oficio, y vivienda cuando a él se le ocurre.
ResponderEliminarAl Sr, Palmiro Caballasca
Estamos escribiendo de la decadencia del catolicismo, de la formación del clero, y de un párrafo de Bouyer. ¿En que seminario estudió el clero preconciliar?. No quise faltar el respeto a los miembros de FSSPX. Los admiro mucho. Solo que en los seminarios tradicionalistas cometen, hoy en día, los errores que señala Bouyer. Imprimen argumentos de autoridad y no enseñan a tener juicio crítico ni criterio propio. Los jóvenes sacerdotes se encuentran sin experiencia de vida en el oficio de su propia labor. Y predicar es un mandato enfático de Jesús y apenas saben hablar sin timidez o vergûenza. Y tratan por sus medios seguir formándose, sin el apoyo de obispos, que hagan de ´¨padres¨. Por supuesto que la formación en las casas de estudios religiosos oficialistas es deplorable, en eso estamos de acuerdo y si salen buenos curas son excepcionales. El padre Castellani no se cansó de hablar de esto y en su carta a sus cofrades, criticando a la orden dice casi lo mismo,Lo que le costó el destierro.
Anónimo de las 21:11. Gran aporte. Si existe un "indicio" que permite sospechar sobre una formación defectuosa son los comportamientos estereotipados. En el mundo tradi, se ve un curitas de gestos rigidos, lenguaje grandilocuente y teatral, facilidad para el anatema, sectarismo, etc.
ResponderEliminarEn el clero formado durante el juanpablismo, se dan los fenómennos que ud. parece advertir: la sonrisa permanente, un penoso intento por parecer jovial y divertido a todo momento, y una escasa claridad acerca de su rol sacerdotal. Los más progres se verán como agentes de cambio social y político, mientras que los neocon se ven como gestores de la conformidad y la eficiencia, en ambos casos poniendo a Dios como aval. En ambos casos, una religión saducea, de este tierra.
Con todo respeto, con los curas viejos y los de mediana edad que gobiernan la Iglesia, no nos fue mejor. Los jesuitas tienen como doce años de (de)formación y los frutos están a la vista... No por nada atacan a los obispos que ordenan jóvenes con formación católica no contaminada por la filosofía moderna, las teologías deicidas o las exégesis demitificadoras. Le tienen terror a jóvenes sacerdotes con entusiasmo que no hayas sido deformados por el modernismo... o acaso, quiénes nos regalaron el Concilio?
ResponderEliminarEl libro de Rosmini " Las cinco llagas de la Santa Madre Iglesia" nos ayuda a discernir los problemas del clero. Los recomiendo. Libro edificante y esclarecedor
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