El P. Aldo Vallone, párroco de la catedral de Mendoza, ha hecho circular en los últimos días una “reflexión” destinada a los fieles que se niegan a comulgar en la mano.
El autor comienza descalificando a esos fieles. Los trata de escrupulosos, desobedientes e ignorantes. Y así, el objetivo de su escrito es deshacer los escrúpulos, reparar la ignorancia y doblegar la desobediencia. A mi entender, se queda bastante corto en sus propósitos. Analicemos sus argumentos:
1. Comienza estableciendo que la potestad de régimen en la Iglesia la tiene el Sumo Pontífice y los obispos que están en comunión con él. Y esto incluye también la disciplina litúrgica, por lo que los obispos, concluye el P. Vallone, tendrían potestad para prohibir la comunión en la boca y obligar a sus fieles a recibirla en la mano.
Se trata de un argumento FALSO. En primer lugar, porque los obispos, aún con la autoridad disciplinar que poseen, no pueden modificar la disciplina litúrgica de acuerdo a sus caprichos y en contra de la Tradición y del rito mismo. Por ejemplo, no podrían obligar a sus sacerdotes a distribuir la comunión bajo las dos especies, aunque sea ésta una práctica permitida, y tampoco podrían prohibirles usar el velo del cáliz, porque una ley superior a la de su autoridad —la de la Sede Apostólica—, deja su uso ad libitum. Es decir, ni el Papa ni los obispos pueden comportarse como dictadores africanos. Su autoridad en este campo, no es absoluta. Está limitada por la Tradición y el derecho.
En segundo lugar, la falsedad del argumento se manifiesta porque el P. Vallone no tiene en cuenta el principio jurídico por el que la ley de una autoridad inferior no puede contradecir la de una autoridad superior. Un gobernador de provincia o un intendente no podría disponer que en su territorio no se aplique, por ejemplo, la ley del divorcio, puesto que ha sido sancionada por una autoridad superior. En nuestro caso, la autoridad superior en materia litúrgica es la Congregación del Culto Divino que, cuando autorizó la comunión en la mano, envió a los obispos una carta en que se establecía la disciplina de esta nueva práctica. Allí se dice:
La nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional. Importa especialmente que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la Comunión sobre la lengua allí donde se conceda legítimamente el nuevo uso y cuando se acerquen a comulgar al mismo tiempo que otras personas que reciban la Hostia en la mano. (Acta Apostolicae Sedis 69, p. 546)
Por tanto, la autoridad que legítimamente dispone la disciplina litúrgica ha dispuesto exactamente lo contrario a lo que afirma el P. Vallone.
2. Recurre también el autor a algunos argumentos históricos. Los hechos que destaca son acertados. Tal como sostiene Jungmann (El sacrificio de la misa, BAC, Madrid, 1963, p. 942), el historiador de la liturgia más reconocido del último siglo, la costumbre de comulgar en la mano se abolió en el siglo IX. Es decir, durante ochocientos años, en algunas zonas de las cristiandad, la comunión podía ser distribuida en la mano de los fieles. Infiere entonces el P. Vallone que este hecho debería ser suficiente para despejar cualquier escrúpulo u objeción contra dicha práctica que, para él, sería tan tradicional como la comunión en la boca.
Se trata, una vez más, de un argumento FALSO. En primer lugar, porque la selección de elementos de una tradición no puede ser arbitraria, sino que debe seguir un desarrollo homogéneo entre sus partes y es así como se la guarda de un modo inviolado. Si fuera el caso de tomar tradiciones de los primeros tiempos, podría el P. Vallone proponer que las mujeres entraran con la cabeza cubierta al templo o que la misa se celebrara en latín, pues es así como la iglesia procedió no sólo durante el primer milenio, sino hasta finales del segundo.
En segundo lugar, la instrucción Memoriale Domini de la Congregación para el Culto Divino que establece la práctica de la comunión en la mano, dice en su número 7:
Andando el tiempo, después de que la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo fueron escrutados más profundamente, por ungirlo ya el sentido de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento, ya el sentido de la humildad con que es preciso que éste sea recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro pusiese por sí mismo la partícula de pan consagrado en la lengua de los que recibían la comunión.
Y esto justamente lo que afirma Jungmann: “Con todo, más que el temor a los abusos, influyó [en la prohibición de comulgar en la mano], sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese más tarde la sagrada forma directamente en la boca” (Jungmann, 942).
Como vemos, se trata de un prístino caso de desarrollo armónico no sólo del dogma, sino también de las formas sacramentales. El cambio en la práctica de la distribución de la eucaristía no se debió a un capricho pontificio que podría ser anulado por otro capricho pontificio, o episcopal, sino a una profundización en el misterio de la Eucaristía.
3. El P. Aldo Vallone afirma a continuación: “las dos [formas de recibir la eucaristía] son tradicionales, si el Magisterio con su autoridad disciplinar las ha legitimado y recomendado a ambas”. En poco más de diez palabras ha concretado tres graves errores por lo que su afirmación, una vez más, es FALSA.
En primer lugar, como ya vimos, recibir la comunión en la mano no es tradicional, sencillamente porque la tradición se desarrolla armónicamente. Sobre este punto tan importante se explayó con autoridad magisterial el Papa Pío XII en su encíclica Mediator Dei, donde parece que responde a este reclamo de tradición del P. Vallone. Allí dice en el n. 80:
“… pero, ciertamente, no es prudente y loable reducirlo todo, y de todas las maneras, a lo antiguo. […] Tal manera de pensar y de obrar hace revivir, efectivamente, el excesivo e insano arqueologismo despertado por el ilegítimo concilio de Pistoya, y se esfuerza por resucitar los múltiples errores que un día provocaron aquel conciliábulo y los que de él se siguieron,…”.
Más aún, la instrucción Memoriale Domini, en el n. 10, adjudica expresamente el carácter de “tradicional” a la comunión en la boca, en contraste con la comunión en la mano. Por tanto, reclamar el carácter de tradicional a este último modo de comulgar sólo porque fue una práctica de los primeros siglos, como hace Vallone, es erróneo y contradice el magisterio pontificio.
En segundo lugar, pareciera que el párroco de la catedral mendocina, tiene un concepto de magisterio demasiado extenso. Se designa por magisterio la función que incumbe a la Iglesia, y especialmente a su jerarquía apostólica, de anunciar perpetuamente la palabra de Dios en su nombre y con sus autoridad y definir su sentido cuando es necesario (L. Bouyer, Diccionario de teología, Herder, Barcelona, 1977, p. 419). Me pregunto, entonces, de qué modo entra en la categoría magisterial una disposición disciplinar sobre el modo de recibir la eucaristía. ¿Es que esa cuestión forma parte del Depósito de la Fe, del que el magisterio es guardián? Como afirma el cardenal Billot, s.j., lo que le corresponde a la jerarquía es proponer y definir con autoridad en qué sentido Escritura y tradición deben entenderse. Consecuentemente, las disposiciones de los obispos mendocinos que obligan a sus fieles a comulgar en la mano no forman parte de ninguna manera del magisterio.
En tercer lugar, el P. Vallone afirma que el magisterio “ha recomendado” ambas formas de recibir la eucaristía. Es exactamente lo contrario. El magisterio no recomienda la comunión en la mano; más aún la desaconseja. Y recurro al documento magisterial con mayor autoridad en el tema, la instrucción Memoriale Domini:
15. Así, pues, […] en razón de la gravedad del asunto y la fuerza de los argumentos aducidos, al Sumo Pontífice [San Pablo VI] no le ha parecido oportuno mudar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión” [es decir, en la boca].
Hacia el final del documento, el Papa permite a los que obispos de aquellas zonas donde la costumbre de comulgar en la mano se hubiese arraigado, recurrir a la Santa Sede a fin de conseguir un indulto para continuar con la misma.
En conclusión, y tal como se desprende de toda instrucción Memoriale Domini , y en especial del n. 18, la posibilidad de comulgar en la mano es un indulto o permiso especial y extraordinario concedido expresamente y para cada caso en particular por la Sede Apostólica. Afirmar, entonces, como hace el P. Vallone, que la Iglesia recomienda tanto la comunión en la boca como en la mano, es un error. Es equivalente al caso del indulto que concede un obispo para que puedan casarse primos hermanos. Este permiso no implica que se recomiende el casamiento entre primos; se lo permite a regañadientes.
El P. Vallone ofrece otro argumento para defender su postura. Escribe: “…en otra diócesis sólo se permitía comulgar en la boca. Y, Esto (sic), no es ni discriminación, ni abuso de autoridad… ¿Por qué aceptar y alabar con religioso respeto una determinación y despreciar otra?”. Es decir, así como en una diócesis (San Luis) no se permite comulgar en la mano, es perfectamente lícito que en otra (Mendoza y San Rafael) no se permita comulgar en la boca. Pareciera que no es necesario explicar que se trata, una vez más, de un argumento FALSO.
Siguiendo el mismo razonamiento, podríamos decir que así como en San Luis está prohibido que las mujeres ayuden a misa, Mendoza podría prohibir que lo hagan los varones. ¿Le parecería a alguien atinada semejante prohibición? O, para seguir con el ejemplo anterior y siguiendo con el razonamiento de Vallone, así como un obispo podría negar el indulto a una pareja de primos hermanos para contraer matrimonio, otro obispo podría obligar a que todos las parejas que se casen en su diócesis sean primos hermanos.
Finalmente, los argumentos de autoridad que esgrime el P. Vallone en los últimos párrafos de su “reflexión” se vuelven en su contra. Cita allí al Papa Pío IX, que en su carta Tuas libenter afirmó que “llega a estar frecuentemente de acuerdo con quienes claman y chillan contra los decretos de esta Sede Apostólica y de nuestras Congregaciones…”. Lo que hemos visto es que la Sede Apostólica y las Congregaciones vaticanas sostienen que “la nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional. Importa especialmente que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la Comunión sobre la lengua…” (AAS 69, 546). ¿Quiénes son, entonces, los que “claman y chillan”? ¿Los fieles que se resisten a comulgar en la mano, o los obispos que quieren obligarlos a ello?
Impecable. Nada que agregar.
ResponderEliminarAsí funcionan las cosas hoy, lamentablemente, a riesgo de ser demasiado sintético:
ResponderEliminar1. Quienes denuncian el clericalismo son los que más lo practican. Como se suele decir, el que se excusa antes de que lo acusen se autoincrimina.
2. A la hora de abordar cualquier cuestión, la mentalidad dialéctica, hace que todo esté tamizado por falsos dilemas que impiden ver los matices y la riqueza y profundidad de la realidad. Es ideología.
Pero no nos desesperancemos, vivir en este tiempo no es un error, tenemos contados hasta los cabellos y es la promesa de Jesús estar hasta el final de los tiempos.
Atte.,
Costia
Mr. Wanderer: qué buena su entrada para despejar dudas en tiempos de marea revuelta. Gracias.
ResponderEliminarVeremos si lo del p. Vallone es ideología o búsqueda sincera de la Verdad. Veremos si tiene solvencia para entrar en el debate, o lo suyo fue una jugarreta manipuladora para aprovecharse de la feligresía sencilla... ¿Son "errores" los suyos o falacias?
Y me embarga una objeción: Si se trajera a colación el argumento de la emergencia sanitaria para exigir la Comunión en la mano; ¿quedaría justificado el obispo? ¿O contraatacaría con nueva entrada y nuevos argumentos?
A barlovento y de pie, lo saluda
Capitán Dalroy.-
Me extraña su pregunta Capitán. Por un lado, hay suficientes evidencias médicas de que el riesgo de contagio por dar la comunión en la boca es mínimo; incluso menos que dándola en la mano. Al respecto, hicieron un estudio algunos médicos católicos de EE.UU. cuándo sobrevino la gripe porcina en 2009. Por el otro, sabiendo que hoy es una gran falta de respeto contra el Santísimo Sacramento (sacrilegio)..¿Es suficiente motivo para cometerlo?. En el último de los casos (que no es el presente caso), si no se puede comulgar, no se comulga ¿cuál es el inconveniente?. En fin, no creo que sea un argumento que merezca mucha respuesta. Lo jugoso estaba en el escrito. No creo que le queden balas al prete. Si espero que le quede caballerosidad y pueda reconsiderar su posición.
EliminarAfectuosamente
A.G.
Decreten lo que quieran.
ResponderEliminarLos laicos estamos en nuestro derecho a no obedecer leyes injustas
Y si nos dicen algo, les tiramos el concilio por la cabeza
El clericalismo consiste en sobrepasar los limites de la ley canónica. Un diacono, sacerdote o obispo con este vicio se pone por encima de la ley. Hay otras notas en la definición de clericalismo pero esta es la principal.
ResponderEliminarQue hermoso ver a los que han hecho gala de toda desobediencia liturgica y magisterial, exigen la obediencia que nunca han tenido. Dime quien lo dice y te dire de donde viene, párroco de la Catedral de Colombo.... ya todo está dicho.
ResponderEliminarRezamos por Cuyo donde todavía hay fe en seglares y pastores!!
Capitán Delroy, el P. Vallone, en su carta, hace referencia a la comunión en la mano simpliciter, y no relacionada con la situación actual provocada por la pandemia. Por eso, en mi artículo trato de mostrar que los argumentos que usa no son válidos.
ResponderEliminarEn cuanto a la cuestión sanitaria, estoy perplejo. Es real que existe un nuevos virus, peligroso y contagioso. No sabemos si la distribución de la comunión en la boca aumenta la posibilidades de contagio. Un comentario reciente en esta misma página asegura que hay un estudio que demostraría que hay mínimos riesgos de contagio. Habría que ver ese estudio y la seriedad que posee. No estamos frente a una cuestión baladí, en la que arriesgamos pescarnos un resfrío.
Ante una situación de perplejidad, lo prudente es actuar suponiendo la peor de las hipótesis. Como dice el dicho popular, "Ante la duda, abstente". Por eso mismo, y hasta que el panorama aclare, creo que lo prudente es asistir a misa pero abstenerse de comulgar. No hay obligación alguna de hacerlo, y siempre puede hacerse la comunión espiritual que, como enseña la Iglesia, reporta las mismas gracias y beneficios que la comunión sacramental.
Que podemos esperar de un 4 de copas, tiene dos sentidos esa definición.
EliminarEs un inútil para el truco, pero bueno pa mentir y con las copas es un experto.
Excelente artículo, díganle al cura que vaya a los hospitales y se deje de jugar y tomar.
Tomar vino y yo ar la palabra del Señor en Vano.
Jav.
Cuyano, pero no amante de las tomadas
la autoridad civil no tiene ninguna potestad sobre la Liturgia, nunca y bajo ningún pretexto ni situación. Y que nadie debe permitirle a los gobiernos entrometerse en esta cuestión.
ResponderEliminarLa Comunión en la mano es un "abuso" ilícito o sea un delito canónico, para el cual no existe ni puede darse "permiso" alguno, sino que existe un "indulto", es decir, la remisión de la pena merecida, de forma anticipada, si sucediese que esta práctica hubiese existido, y hubiese arraigado, en la diócesis o conjunto de diócesis que solicitasen el indulto desde antes de 1969. MEMORIALE DOMINI.
Así y todo, dado que, conforme la Memoriale Domini de Paulo VI, la norma actual de la Iglesia es la comunión en la boca, un indulto que tuviese la recognitio de la Santa Sede, tampoco podría imponerse dado que lo que es indultado a modo de excepción no puede, por regla, imponerse de modo general.
Y Vallone no se pregunta porque el magisterio posconciliar no obedece al preconciliar...
ResponderEliminar"Por eso mismo, y hasta que el panorama aclare, creo que lo prudente es asistir a misa pero abstenerse de comulgar. No hay obligación alguna de hacerlo, y siempre puede hacerse la comunión espiritual que, como enseña la Iglesia, reporta las mismas gracias y beneficios que la comunión sacramental"
ResponderEliminarWanderer, ¿no le parece que hacen falta muchas distinciones y precisiones para afirmar algo asi? Por el ejemplo, la eficacia "ex oper operato" del sacramento.
Me parece que por como viene la mano, lejos de abstenerse, lo mejor que podemos hacer en los tiempos que nos tocan, es recibir a Nuestro Señor sacramentado cuantas veces podamos y como Dios manda!
¡Basta de tantos cálculos mundanos por favor! ¡Que de alguna forma u otra moriremos y más vale hacerlo para dar mayor gloria a Dios!
En cuanto a que la comunión en la mano existiera hasta el siglo IX, creo fue de manera cada vez más marginal, como ocurrió con el matrimonio de los sacerdotes, que siempre se toleró como excepción, teniendo en cuenta que el celibato era lo ideal. Lo digo porque, Según el "Liber Pontificalis", en una época tan temprana como los comienzos del siglo I, prohibió a los laicos tocar los vasos sagrados. De esto se deduce que, si los laicos no podían tocar los vasos sagrados, menos aún podrían tocar con sus manos el Cuerpo de Cristo.
ResponderEliminarPor lo que se refiere a la forma de comulgar y la emergencia sanitaria, con motivo de una fuerte epidemia de gripe en 2009 se planteó la cuestión de si hacer obligatoria la comunión en la mano, y ésto es lo que respondió la Santa Sede:
“Este dicasterio hace notar que su Instrucción Redemptoris Sacramentum (25 de marzo de 2004) estipula claramente que “cada uno de los fieles tiene siempre el derecho a recibir la Santa Comunión en la lengua” (nº 92), y no es lícito negar la Sagrada Comunión a ningún fiel cristiano a quien no impida la ley recibir la Sagrada Eucaristía”.
Otro cura que ha perdido el oremus. Y van...
ResponderEliminarAgradezco nuevamente sus orientaciones y argumentos ante una situación que vivo como un abuso de autoridad por parte de mi obispo. Ahora bien, en el caso de mi diócesis la razón esgrimida es que la comunión en la boca supone mayor peligro de contagio. El apoyo técnico es supuestamente la opinión de la asociación de médicos católicos de Cataluña. Creo que es lo que debe desmentirse de forma rigurosa. Vd. cita una opinión médica en contra (gripe porcina 2009) y pueden aducirse las del Dr. Boscia, presidente de la asociación de médicos católicos de Italia, y la de la diócesis de Portland. No puedo estar de acuerdo, sin embargo, con su afirmación de que sea enseñanza de la Iglesia que la comunión espiritual reporte las mismas gracias y beneficios que la comunión sacramental.
ResponderEliminarHermenegildo, gracias por el dato de la instrucción Redemptoris Sacramentum.
ResponderEliminarEn cuanto al Liber Pontificale que menciona, debe haber un error en la fecha. Usted dice que es de comienzos del siglo I, por lo que estimo que habrá sido el libro litúrgico que usó Nuestro Señor en la Última Cena. No lo conocía.
Tenga en cuenta que el primer pontifical que conocemos es el compilado por Egberto de York en el año 766.
Muchas gracias a A.G. y Wanderer por sus respuestas.
ResponderEliminarNo es que me pareciese un argumento importante el tema sanitario, solo quise adelantarme a un posible cura villero que dijese: "Muy bonita su teoría, don W., pero acá hay pandemia y emergencia médica, así que se exige comunión en la mano y punto". Y por eso vienen bien las cosas dichas sobre este asunto menor. Más allá de lo importante que es lo que dejó escrito Wanderer.
Otro cantar es el revuelo sanitario: que me parece más montaje que otra cosa y que le llaman pandemia a algo que no lo es. Hasta ahora, ni yo ni los míos, nos hemos cruzado con un solo enfermo ni un solo muerto de corona... aunque los medios digan otra cosa, ¡claro!
Bueno, será llaneza marinera, sepan disculpar. Al menos, es una actitud saludable (no sanitaria).
Mano al timón y brazo en alto,
Dalroy.-
Les ruego me perdonen. El primer párrafo de mi comentario anterior no está bien redactado debido a las prisas y por eso no se entiende bien.
ResponderEliminarQuise decir que, según el "Liber Pontificalis", en una época tan temprana como los comienzos del siglo II, el Papa San Sixto I prohibió a los laicos tocar con sus manos los vasos sagrados, de lo que se deduce que menos aún les estaría permitido tocar el Cuerpo de Cristo.
Pueden contrastar este dato en la entrada relativa a San Sixto I de la Enciclopedia Católica.
Estos posts me terminan doliendo. Es 100% cierto lo que argumenta W, pero frente a eso, el 100% de los curas a los que tengo acceso dirán lo que manifestó el Capitán Dalroy: ""Muy bonita su teoría, don W., pero acá hay pandemia y emergencia médica, así que se exige comunión en la mano y punto"(de hecho me pasó, y tuve una fuerte discusión con dos Sacerdotes de Comodoro por este tema, frente a varios fieles). Salvo a los que frecuentamos estos blogs, al resto le importa NADA la evidencia o los argumentos. Y quienes debieran aplicar la disciplina para estos evidentes casos de abusos (del Card Sarah para abajo) no hacen NADA.
ResponderEliminarAsi que los buenos argumentos me sirven para confirmarme en la verdad, pero nada mas (no es poca cosa tampoco). Me quedaré sin comulgar durante años, o tendré que comulgar en la mano. LPM. Saludos desde la Patagonia.
Estimado Wanderer, ¿qué le parece la Historia de la liturgia del italiano Mario Righetti, editada por BAC en dos tomos? ¿Es buena como la de Jungmann?
ResponderEliminarLe agradecería su opinión, si ha tenido la posibilidad de leerla.
Ampliando lo que dijo Hermenegildo que citó la INSTRUCCIÓN REDEMPTIONIS SACRAMENTUM está la INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO
ResponderEliminarCap IV
161. Si la Comunión se recibe sólo bajo la especie de pan, el sacerdote, teniendo la Hostia un poco elevada, la muestra a cada uno, diciendo: El Cuerpo de Cristo. El que comulga responde: Amén, y recibe el Sacramento, en la boca, o donde haya sido concedido, en la mano, según su deseo. Quien comulga, inmediatamente recibe la sagrada Hostia, la consume íntegramente.
Don Wanderer, ya vio el comunicado de ET?,ordinario de San Rafael (Mza),O reciben la comunoon en la mano o no hay mas misa con oresencia de fieles y al final Trata a los laicos de Perturbados y deficientes en la formación catequistica
ResponderEliminarComunión en la mano: la obra sacrílega de Satanás.
ResponderEliminarY... un personaje que lo largo de sus años ha mostrado claros síntomas de deterioro mental y solamente sostenido por el círculo de amiguitos del clero.
ResponderEliminarEste enero pasaba por Mendoza y justo había ido un amigo... Decian que había misa tradicional en la catedral a las 11 y fuimos.
ResponderEliminarNo fue misa tradicional, sino novus ordo. El sacerdote dijo una catarata de asquerosidades: la peor fue que el sacrificio de la misa es el dinero que se coloca en el ofertorio.
Y nos invitó a caminar hasta el altar y dejar nuestros sacrificios en el altar, para así ser parte del sacrificio dominical. Obvio dijo una plegaria eucarística inventada. Si el sacrificio es el dinero entonces la hostia qué importa, ¿no?
La diócesis de Mendoza tiene otra religión. No sé cuál es, pero ciertamente no son católicos.
Raro. Nunca le escuché decir eso. No habrá estado en otro templo?
EliminarPara Anders Balders : lo que usted refiere se llama la teología "de las efectividades conducentes". No es una novedad, forma parte de la más cara tradición homilética. Combina la perspectiva del sacerdocio común de los fieles recibido en el bautismo con el quinto de los llamados "preceptos de la Iglesia". Así, amigo, poniendo estaba la gansa .... por aquí en la bolsa
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=Ama5YaddulU
ResponderEliminarLucy Leal
Hace 19 horas
Buenos días! Aquí en el pueblo donde vivo en Escocia se mandó un escrito a los voluntarios y encargados de la Iglesia (Laicos) lo que tienen que hacer en las "misas" Dominicales. La misa no podrá durar más de media hora, entre otras cosas. Lo peor y que espero no se haga realidad AL FINAL DE LA MISA, LA SAGRADA COMUNIÓN LA DARÁN EN EL ESTACIONAMIENTO DE LA IGLESIA! EXPULSAN LITERALMENTE A NUESTRO SEÑOR DE SU CASA! LA COMUNIÓN EN LA MANO (algo que ya es común aquí) EXPONIENDO A QUE LAS PARTICULAS DE NUESTRO SEÑOR QUEDEN EN EL PISO DEL ESTACIONAMIENTO! COMO SI NUESTRO SEÑOR ES EL TRANSMISOR DE ESTA PESTE! Aún no se celebrarán las misas pero el FOCO ROJO YA ESTÁ AHÍ!! Si Dios me lo permite y con Su permiso no quiero participar en ese Sacrilegio,, no quiero y no puedo. Nos tienen a cuenta gotas de todo lo que pasará con la Liturgia, pero si escritos, tras escritos del virus. El Clero aquí ( no todos) son muy fríos.
¿Cuál es la razón por la cual, contra el honroso peso de la tradición, se quiere imponer a todos la nueva costumbre de recibir la hostia con la mano? Francamente, me parece que está fundada en el lamentable error de que lo nuevo por nuevo, es lo mejor. Los argumentos de Wanderer, muestran con claridad la debilidad de la argumentación de quienes quieren imponer esta cuestionable costumbre.
ResponderEliminarEstimado anónimo de las 18:57
ResponderEliminarSi, ojalá sean simplemente ávidos de recaudar. El cura que nos tocó hasta podría ser el de la foto al que responde wanderer, ya no lo recuerso tan bien pasados seis meses.
Lo triste es que estas personas habían entregado su vida por la Iglesia y ahora la dedican a destruirla (a veces, incluso, sin darse cuenta). Es la tragedia de los fatuos. Ahora en la mismísima catedral hay 40 o 50 personas que piensan que el sacrificio de la misa es el ofertorio, y lo piensan porque eso se enseñó desde la Cátedra.
El cura en cuestión se inventó media misa, a veces con cambios que contradecían abiertamente el catecismo más básico. Desprecia el misal porque se cree más vivo que la autoridad de la Iglesia, y no se da cuenta de no lo es.
Si esas cosas pasan en la bajo las narices del obispo entonces hay dos alternativas:
A) el obispo está de acuerdo: tampoco cree que el sacrificio de la misa sea Cristo (= ya no es católico). O bien,
B) el obispo no está de acuerdo pero se le escapan cosas así frente a su cara (= es rematadamente imbécil).
Qué lástima haber llegado al punto de desear que los obispos sean imbéciles.
- AB
Nadie ni presbíteros, ni obispos ni papas, podrán jamás forzar la fe de un laico.Si este está en su convencimiento de que para el esta mal el comulgar en la mano ( tomado como un ejercicio más de desacralización de los más sagrado que tenemos los católicos), nadie puede ni tiene el derecho de forzarlo a comulgar de otro modo distinto.
ResponderEliminarPara no quedarnos solo con la respuesta de Wanderer, no podemos conocer el texto de la "reflexión" del cura Vallone? Hay algún link...?
ResponderEliminarSe agradece
Estimado, si usted hace click en la palabra "reflexión" que aparece en el primer renglón del artículo, podrá bajar el texto del P. Vallone.
ResponderEliminarQuerido Wanderer: en uno de sus comentarios se refiere a este virus como contagioso y peligroso, y en otro hace referencia a que no es que nos estamos exponiendo a un mero resfrío. Le pregunto su opinión: realmente le parece muy peligroso el virus y cosa de tener mucho cuidado? La verdad es que cada día me parece más exagerado todo lo que se refiere a este coronavirus; por supuesto que sabiendo que existe, que es contagioso y que a algunas personas las puede matar, pero no lo siento tan peligroso. Y como estimo mucho su análisis de las cosas, me sorprendió que usted sí lo considere peligroso. Si puede, me gustaría su opinión al respecto. Muchas gracias!
ResponderEliminarMG
La probabilidad de contagio por comulgar en la boca es muchisimo mas baja que la probabilidad por las microgotas que despiden los feligreses vecinos al rezar en voz alta y, mucho mas aun, al cantar. Donde la distancia que define a quienes entran en la categoria de "vecinos" aumenta a medida que transcurre el tiempo.
ResponderEliminarSuprimir todo canto y hacer que el Gloria, Credo, Padre Nuestro, etc. sean rezados solamente por el celebrante disminuye la probabilidad de contagio muchisimo mas que el cambio en la forma de dar la comunion.
Francamente, en todo esto de la tranmisión por la comunión, hay cosas que escaman.
ResponderEliminarPara empezar, se supone que la primera causa de transmisión del virus se podría producir porque el sacerdote portase el virus y al dar la comunión en la boca se lo transmitiese a los fieles. La realidad es que el sacerdote debe lavarse las manos o desinfectarselas antes de dar la comunión, por lo cual el asunto debería quedar zanjado ahí. Por otra parte, si aún tomando esa precaución quedan virus en su mano (que es la única que toca el copón, o bien porque la ha omitido, lo mismo puede transmitir el virus si da la comunión en la bocas que si la da en la mano, puesto que en el segundo caso podría quedar en la mano del fiel y de ahí pasar a sus vías respiratorias. De hecho, si se da en la mano, hay más riesgo, puesto que dándola en la boca, pasa a vía digestiva directamente, sin posibilidad de inhalación. Esa vía, aunque está descrita, es marginal.
Por vía inhalatoria directa tampoco hay caso, porque se supone que el sacerdote en ese momento debe portar mascarilla (barbijo), y el fiel también excepto en el momento de sumir la forma (en que normalmente uno no exhala ni tose ni escupe, claro).
¿Entonces? ¿Cuál es el problema?
Evidentemente, el problema es que sea el fiel el que sea portador, y contagie al sacerdote, y este al resto, durante la comunión. Resulta difícil, ciertamente, pero sí es posible que en el momento de tomar la forma, pueda arrojar algunos virus sobre la mano del sacerdote, aunque no tengo claro cuánto más peligroso es que lo haga si consume con la boca o la toma con la mano (recordemos que en la mano también puede haber virus, y se puede tocar al sacerdote), pero intutitivamente lo es más.
Sin ánimo de maledicencia, a lo largo de mi vida, más de un sacerdote me ha insinuado o manifestado abiertamente el asco que le da ofrecer la forma directamente a la boca, sobre todo a ancianos a los que les cuesta abrirla y tienen más riesgo de darle "lametones" al sacerdote durante la comunión. Es un asco bastante humano y que tendría poco que ver con el coronavirus. Digamos que para algunos, o muchos, es más "limpio" o "higiénico" dar la sagrada forma en la mano, y aprovechando (como decimos en España) que el Pisuerga pasa por Valladolid, se implanta un modo de dar la comunión que algunos o muchos curas prefieren por motivos en absoluto litúrgicos, con la excusa del COVID-19.
En realidad, lo más higiénico sería que el sacerdote dejase la hostia consagrada sobre una superficie deshechable y que inmediatamente el fiel la tomase de ahí para sumirla delante de él. Pero me temo que eso es anticanónico, pues la forma debe ir directamente del copón al comulgante.
Al menos, por el mismo motivo de evitar la expulsión de microgotitas, se ha suprimido la respuesta "amén" a la fórmula de comunión, un invento posconciliar.
Y por último, me gustaría saber cuántos focos de coronavirus se han producido por comulgar en la boca (o por cualquier otro medio). Cada vez más estudios confirman que el contagio principal se produce por "clusters", que son lugares cerrados con alta densidad de personas hablando alto, y con poca o nula ventilación externa y recirculación de aire acondicionado (oficias, gimnasios, restaurantes, aviones, bares y discotecas cerradas, etcétera). Que haya muchos virus continuamente saliendo del portador y rociando constantemente a contactos cercanos parece que es el principal mecanismo de contagio (por elevada carga viral), independientemente de la predisposición personal a desarrollar la enfermedad, y la forma grave de la misma, claro está.
Es decir, muy similar a la gripe en la forma de contagio.
Los templos suelen tener techos altos y buena ventilación. Si todos llevan protección en vías respiratorias y guardan la distancia de seguridad, ni mucho menos son lugares especialmente susceptibles de contagio.
"influyó [en la prohibición de comulgar en la mano], sin duda, la creciente reverencia al sacramento "
ResponderEliminarLa única manera de resolver esto es volver a despertar la reverencia.
MG, no soy biólogo para comentar sobre las características o peligrosidad del virus. Lo cierto y lo que sabemos, que es bastante poco, es que aunque mata a un porcentaje muy reducido de personas infectadas, las infecciones y muertes consiguientes se producen muy rápidamente. Hay muchas chances de infectarse y que no tenga síntomas, o que los tenga muy leves; pero también hay chances que necesite cuidados hospitalarios junto a centenares de personas en su misma condición. Y con los hospitales sobrecargados, no hay garantía que usted sobreviva, como sí lo haría en condiciones normales.
ResponderEliminarLa prudencia, entonces, aconseja evitar las ocasiones de contagio.
Sin embargo este sacerdote es uno ,sino el único que durante toda la cuarentena ,fue casa por casa a confesar y dar la Comunión en la boca o como el fiel quisiera recibirla .Es un cura de fierro y es el único que celebraba la misa Tridentina un Domingo por mes .No solo asistió a cientos de fieles durante la cuarentena , también sin ningún temor llevó los sacramentos a los enfermos . Quiero hacer justicia a un buen cura que hace todo lo posible por sobrevivir en una diócesis harto progresista y que tiene celo por las almas .Lo demás que lo juzgue Dios .
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