En varias ocasiones nos hemos ocupado en esta página de la decadencia del Opus Dei, la que es cada día más pronunciada. No se trata ya de haber nombrado, en un gesto más cercano al suicidio institucional que a la astucia política, al argentino Mariano Fazio como vicario de la Obra, sino de una serie de hechos pequeños y no tanto que harían a la prelatura irreconocible para su fundador. Un sólo detalle entre muchos: superiores recomiendan a sus fieles que asistan a la misa diaria en streaming pero hacen algunas sugerencias: que enciendan en el sitio velas aromáticas y que no lo hagan en pijamas ni en chándal (o jogging, diríamos en Argentina).
José Escrivá de Balaguer, al parecer, trataba con otro tipo de fieles, o había fundado otra Obra, o era un poco más fiel a los principios perennes de la Iglesia. Como ha recodado ayer Infovaticana, esta era su opinión sobre la comunión en la mano:
7. Con relación a la postura en que debe recibirse la Sagrada Comunión, establece la Instrucción Eucharisticum Mysterium en su n. 34 que secundum Ecclesiae consuetudinem, communio dari potest fidelibus vel genuflexis, vel stantibus, y añade que corresponde a la autoridad eclesiástica elegir una u otra forma, habida cuenta de las costumbres, de las condiciones del lugar, del número de los asistentes y otras circunstancias. En cualquier caso, se pide a los fieles; un signo externo de reverencia hacia el Sacramento, como lo es el acto de arrodillarse que, por sí mismo, indica adoración (cfr. ibidem). Nosotros recibiremos la Sagrada Comunión, en nuestros oratorios, en la boca y de rodillas; en las Iglesias públicas, como disponga el Revmo. Ordinario.
8. Respecto a la recepción de la comunión en la mano, hay que tener en cuenta que, según la Instrucción de la Sagrada Congregación para el Culto Divino del 29-V-1969, se trata de una práctica introducida de modo abusivo contra la voluntad de la gran mayoría del Colegio episcopal, y que la Santa Sede tolera en algunos casos, dejando claro que es una excepción permitida de modo restrictivo y para evitar males mayores. Además, incluso en esos casos, está prescrito que la recepción de la Eucaristía en la mano no deberá nunca ser impuesta con exclusión del uso tradicional; y que por tanto cada fiel ha de tener siempre la posibilidad de recibirla en la lengua, aunque al mismo tiempo vayan otros fieles a recibirla en la mano.
(Guión doctrinal de actualidad, Ref. avH 10/70, nº 23, SOBRE LA SAGRADA COMUNIÓN, nn. 7-8).
5.5 El modo tradicional de recibir la Sagrada Comunión en el rito latino —fruto de la fe, del amor y de la piedad plurisecular de la Iglesia— es de rodillas y en la boca. Los motivos que dieron lugar a esta piadosa y antiquísima costumbre, siguen siendo plenamente válidos. También se puede comulgar de pie y, en algunas diócesis del mundo, está permitido — nunca impuesto— recibir la comunión en la mano.
(Resúmenes de doctrina católica, Tema 21. La Eucaristía).
Y no sólo eso. Sobre la misa tradicional, Escrivá de Balaguer escribía a sus sacerdotes:
Yo obedezco rendidamente en todo lo que han dispuesto para la celebración de la nueva Misa, pero echo de menos tantas rúbricas de piedad y de amor que se han quitado: por ejemplo, el beso a la patena, en el que se ponía tanto amor para que Él se lo encontrara. Pero hemos de saber obedecer viendo la mano de Dios, y tratando al Señor con delicadeza… ¡No le robemos nada de tiempo con este asunto…! ¡Pero guardad los misales y los ornamentos, porque volverá la Misa de toda la vida, la de San Pío V!
Lo cierto es que la Misa de toda la vida volvió, hace casi quince años, de la mano del Papa Benedicto XVI, y los sacerdotes y autoridades del Opus Dei se han hecho los distraídos o, en muchos casos, han procurado que sus fieles se alejen cuidadosamente de la liturgia tradicional. Pareciera que el oficialismo y el afán de quedar siempre bien con los que mandan, carisma central de la Obra, pesa más que los deseos de su fundador.