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domingo, 17 de octubre de 2021

Esolen a los jóvenes


Traducido y subtitulado por Jack Tollers

12 comentarios:

  1. Cuánta razón tiene Esolen cuando dice que si diera una charla en Harvard muy pocos entenderían de qué está hablando. Es un tema que debería alarmarnos y mucho, porque si los sabios viven en la oscuridad ¿qué podemos esperar de las grandes masas?
    Justamente por eso las citas de Boecio y San Juan Bosco -lejos de ser una casualidad- son de gran importancia para nosotros porque vivieron en tiempos de crisis y de gran confusión para la Iglesia. Boecio poco después de la caída del Imperio Romano que con tanto dolor y sangre la Iglesia había cristianizado y Don Bosco en medio de la unificación de Italia en 1870 liderada por los masones Garibaldi, Mazzini y Cavour.
    Aún así, la Iglesia supo salir airosa de ambas crisis y continuar con su tarea evangelizadora en medio de la oscuridad del mundo.
    ¿Cómo lo logró? Pudo hacerlo porque si bien se trató de dos grandes crisis, al quedar reducidas casi exclusivamente a Europa nunca dejaron de ser locales.
    Pensemos que si en tiempos de Boecio lo más rápido que se conocía era el caballo y en tiempos de Don Bosco el tren apenas superaba al caballo, es evidente que el mundo de entonces todavía parecía casi infinito.
    Hoy las cosas son muy distintas, las comunicaciones fantásticas -especialmente gracias a internet que permite conocer al instante lo que ocurre en cualquier parte del planeta- han convertido al mundo en un lugar tan chico donde parece que ya no hay lugar para todos al punto de que nos sentimos más apiñados que en un tren del Roca en horas pico.
    Así las cosas, en este mundo globalizado y anticristiano del siglo XXI no hay duda que la Iglesia ha llegado a la última estación; ya no es más el faro del mundo, al contrario, hoy ha claudicado frente al mundo y se ha sumado a él en su lucha por el progreso material contra la injusticia social y el cambio climático; su crisis es terminal, la apostasía de la que habló San Pablo hoy es una realidad, el enemigo está adentro, la metástasis de la homosexualidad que ha escalado hasta las más altas cumbres del Vaticano es una prueba concluyente, aunque no la única.
    Si bien hay que prepararse para lo que ya tenemos encima, sabemos que la victoria final está asegurada. Cristo ha vencido al mundo.




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    1. Si prestamos atención a los fenómenos que ocurren en nuestra sociedad en proceso de globalización, es natural sentirnos alarmados.
      Son cambios muy grandes que se han provocado en tiempo record.
      Pero mientras haya Fe, Esperanza y Caridad no debemos temer que ocurra el “Día de Ira”.
      Dom Anscar Vonier O.S.B. nos dice en “The Spirit and the Bride”:
      “En el Canon de la Misa en la primera de las tres grandes oraciones que preceden a la comunión del sacerdote, el celebrante dirige a Cristo esta súplica: "No mires mis pecados, sino la fe de tu Iglesia", “Ne respicias peccata mea, sed fidem Ecclesiae tuae”.
      La fe de la Iglesia, si hemos de creer las palabras de esta oración solemne, es un espectáculo lleno de belleza para los ojos de Cristo, que le hace pasar por alto la culpa del cristiano individual, es más, incluso del sacerdote individual.
      De hecho, la fe de la Iglesia es el más maravilloso de todos los fenómenos espirituales conocidos en este mundo.
      Su misma existencia como una actitud mental corporativa de inmensa extensión no podría explicarse sino por el misterio fundamental de la presencia del Espíritu en la Esposa.
      La fe de la Iglesia es una perfección espiritual inalterable; no tiene vacilaciones, no tiene una sucesión de ascensos y descensos, de puntos máximos y disminuciones, como pueden manifestarse otras cualidades espirituales.
      Siempre es uniforme, siempre serena, nunca vacila, nunca duda; nunca es oscura, nunca está inactiva; porque la Iglesia cree en todo momento, cree sin descanso y siempre cree las mismas cosas.”
      Las tres virtudes teologales, entonces, son la manifestación suprema del triunfo de Cristo, porque a través de ellas el hombre se santifica en medio de todas las circunstancias posibles e imaginables. El maravilloso desafío de San Pablo en el capítulo octavo de la Epístola a los Romanos es el cántico más sublime jamás cantado por el hombre para expresar la gloria de esa fe y esa esperanza que obra por medio de la caridad:
      “¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica: ¿quién es el que condenará? Cristo Jesús, el que murió: sí, que también ha resucitado, el cual está a la diestra de Dios, el cual también intercede por nosotros. ¿Quién, pues, nos separará del amor de Cristo? ¿Será la tribulación? ¿O angustia? ¿O hambruna? ¿O desnudez? ¿O peligro? ¿O persecución? ¿O la espada? (Como está escrito: Por tu causa, somos muertos todo el día. Somos contados como ovejas para el matadero.) Pero en todas estas cosas vencemos, por causa del que nos amó. Porque estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni el poder, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura, podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8: 33-39)

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  2. Boecio era director de Hidráulica en La Matanza...

    El Pulpero de la Recoleta

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  3. Anscar Vonier O.S.B. en "El remate del credo":
    "El archienemigo de la humanidad juró en las tinieblas de su corazón que Dios nunca lograría juntar un pueblo semejante; el hecho mismo de que constituyera una multitud, que es un elemento esencial de cualquier pueblo, le brindó a aquel orgulloso espíritu su oportunidad. ¿Cómo sería posible mantener en unidad de amor y de propósito seres humanos más numerosos que las estrellas en el cielo, que las arenas de las playas marinas? Sus libre-albedríos nunca podrían armonizarse para cantar en una sola sinfonía de amor. ¿No sería un sueño irrealizable, incluso para Dios?
    Con energía irresistible, nacida de un odio profundo, Satán persigue sus fines de quebrar la raza humana, cosa de que la idea de un solo Pueblo de Dios fuera, de hecho, una imposibilidad. Contemplando la raza humana, tanto presente como pasada, ¿acaso hay quien podría concebirla como un solo pueblo (y mucho menos, el pueblo de Dios)? El éxito del espíritu del odio parece abrumador, el fracaso del plan de Dios parece completo, la ruina parece final, absoluta.

    Ahora bien, ¿no pertenece a la gran revelación de esta doctrina del mundo futuro mostrar que bajo las ruinas que tenemos ante los ojos había una estructura escondida de magnificencia suprema y de diseño perfecto? Porque después de todo, resulta que Dios sí cuenta con un pueblo propio y no falló ni uno solo de los planes que siempre tuvo en mente."

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  4. El mejor ejemplo, pienso, de la resignación de la que ud hablaba en anterior publicación (discutible en algunos puntos como dicen hoy "coyunturales") se encuentra en el contenido y forma de este video. Particularmente destaco lo dicho sobre el combate de la Imaginación (no visto por muchos). Excelente. Ya está llegando a mis amigos el material. Muchas gracias.

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  5. Les pusieron comisaria a las matarazas, acompañada por ocho visitadoras que harán el "tour" de las casas.

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    1. Son 9 Visitadoras Apostólicas, dos de ellas españolas. Y Corredentora ya ha dado la orden de sacar casi todo de fotos cuadros y libros de Buela , para que no parezca demasiada idolatría.

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  6. Una luz en el camino …
    Don Wander:
    “A propósito del post “Esolen a los jóvenes”
    En medio de una larga noche que afecta a la civillización cristiana, que todavía no termina, empiezan a asomar los incipientes rayos de luz que, inequívocamente, preanuncian la llegada de una nueva alborada. Fue, cuando al escuchar, al expositor presentado por Jack Tollers a los seguidores de los post de The Wanderer, me di cuenta de que el drama de la Iglesia católica en nuestros días reside en que, muchos, desde hace ya mucho tiempo, aplastados por el desaliento, comienzan a abandonar los templos para volverse a casa con la mirada perdida y los oídos sólo atentos a otras palabras que ya no eran, precisamente, las de Cristo, sin saber que, al igual que sucedió, siglos atrás, con los discípulos de Emaús, el Jesús en el que habían depositado toda su confianza, no dejó de permanecer junto a ellos, todo el tiempo.
    Y, claro, el expositor, como Jesús, con los aletargados discípulos de Emaús, nos explica también a nosotros, con notable talento pedagógico, la tremenda riqueza encerrada en los misterios de la vida de todo cristiano, los que, a veces, por las cotidianas preocupaciones que absorben nuestra mente, nos suelen pasar casi totalmente desapercibidas. Entre otras cosas, él puso el acento en los cantos litúrgicos, que, con su enorme carga de positivos valores cristianos, nos van puliendo día tras día, las manifiestas asperezas de nuestras torpes figuras espirituales.
    Todo lo cual, trajo a mi mente, la necesidad de repasar el irregular camino de nuestras propias existencias, terminamos por darnos cuenta de qué, a la postre, todo lo que, merced a la callada labor educativa de muchas personas –padres, hermanos, amigos, educadores, sacerdotes- calladamente, fuimos aprendiendo con la fiel práctica de la vida cristiana, terminó por dar su fruto, no sólo para ponernos a salvo de los tremendos desórdenes a que nos arrastran las desquiciadas costumbres de los tiempos modernos, donde los valores cristianos brillan por su ausencia, sino también para continuar llevando una vida compatible con el orden natural y la práctica de las virtudes morales y teológicas.
    Por esa razón, nuevamente me llena de sorpresa la iniciativa del actual pastor de la Iglesia, de preguntar, con criterio “sinodal”, a los fieles de todo el mundo sobre el futuro de la Iglesia. Y me pregunté, por qué el Papa les pregunta a ellos algo que él mismo ya debía saber de otros que ya dieron testimonio de ella a través de sus vidas. Lo que, a su vez, me recuerda que, ya entrados los años setenta, un sacerdote del colegio donde, a la sazón, yo daba clase, me preguntó sobre cuál debía ser, en mi opinión, “la labor del sacerdote hoy”. Al respecto siempre pensé, y no dejaré de pensar durante el resto de mis días, que la misión de la Iglesia hoy no puede ser distinta al mandato que, unos instantes antes de despedirse, Jesús brindó a sus discípulos: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles todos cuanto os he mandado”.
    ¡Dios proteja a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  7. Muchas gracias a Tollers por su minucioso trabajo (que es un gran apostolado). Y al Wanderer por publicarlo (que ídem).

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  8. Carsten Peter Thiede20 de octubre de 2021, 12:26

    Gracias!
    Dice que hay que agregar la opción boecio y la opción bosco a la opción benito, porque si no ésta se queda corta.
    Y que los analfabetos sabían más que nosotros.
    Faltan los últimos 3 minutos, pero están en youtube.

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  9. Extraordinario. La lectura que hace del mundo hoy día y las posibles soluciones son enteramente realistas. Cuánto mas se aprende escuchando a este hombre, sin duda también leyéndolo (no he tenido la oportunidad), que revisando blogs, artículos y canales de forma diaria y compulsiva, atrofiando el espíritu... ¡gran peligro que los católicos con soberbia creemos no tener!... Le agradezco por esta perla que nos ha compartido. Todavía recuerdo el "Nada es sagrado" que compartió hace un tiempo. Se lo leí a mi primo, que no va a Misa ni mira muy bien a los curas... y se quedó con la boca abierta. Es así, me dijo.

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  10. Muchas gracias por el video y la traducción. Recomiendo completar su escucha con la lectura de este brillante artículo de Esolen en el que profundiza varios de los conceptos del video:
    https://www.touchstonemag.com/archives/article.php?id=33-04-028-f

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