Oh Cristo Vida, fuiste colocado en un sepulcro,
y los ejércitos angelicales se maravillaron glorificando Tu condescendencia.
Bajaste a la tierra para salvar a Adán, y no encontrándolo allí,
oh Soberano, descendiste al Infierno a buscarlo.
Los Serafines temblaron, oh Salvador al verte en la Alturas, inseparablemente uno con el Padre,
y abajo en la tierra yaciendo muerto.
Todas la generaciones ofrecen alabanzas a tu sepultura,
oh Cristo.
No te lamentes Madre porque ahora sufro,
es para salvar a Adán y a Evas ante tus sufrimientos.
Lamentaciones de los maitines del Sábado Santo
Liturgia bizantina