Uno de mis pasatiempos favoritos es visitar librerías de usados y hurgar, sin premuras, en estantes y cajones. Suelo volver con un pequeño botín que deposito en una zona especial de mi biblioteca y voy leyendo a medida que el tiempo y el interés lo permiten. Y acabo de finalizar la lectura de uno de estos libros: Richelieu, de Hillaire Belloc, en una edición argentina de Juventud de 1937. Casi trescientas páginas, en papel ácido marrón y encuadernado en cartón forrado con tela azul. En la última página aún conserva un ticket pegado que indica dónde fue comprado: Harrod’s Buenos Aires. Memorables tiempos de Argentina en que editaba tales libros y poseía tales tiendas. Luego vino Perón.
Belloc era historiador de profesión, con estudios en Oxford, en donde casi llegó a ser profesor. Y eso se nota. Es fiel a los documentos y se preocupa en acceder a todos ellos, aunque su obra no consiste en una mera narración de hechos sino que acompaña a éstos con su propia reflexión e interpretación, que son las de un hombre cristiano, procurando siempre señalar con precisión cuáles son sus opiniones y cuáles los hechos probados. Es este el motivo por el que me interesé en leer la vida del cardenal Richelieu, por el que no guardaba ninguna simpatía o interés especial. Y no me arrepiento pues, además de apreciarse en el libro cómo fue el proceso de surgimiento de la Europa moderna, aparece un tema al que merece la pena aproximarse: religión y patria o, en términos de Belloc, religión y nacionalismo.
Richelieu fue obispo y cardenal, y católico respetuoso de la religión, y fue también primer ministro del rey Luis XIII, un monarca bastante corto al que manejaba una madre más corta y pasional aún: María de Médicis. El cardenal, en cambio, era de una inteligencia y habilidad política y militar muy superior a la de todos ellos. Escribe Belloc: “Los hombres que cambian la historia del mundo mediante la acción cometen un sinfín de errores —como todos los hombres, por otra parte—. Aparentemente, se diferencian de sus semejantes principalmente en cuatro cosas: primero, que tienen mayor suerte; segundo, que su buena suerte va unida a una habilidad excepcional (y a un intenso deseo de dominar y dirigir el mundo); tercero, que su actuación es continua; cuarto, que viven el tiempo suficiente”. Richelieu fue uno de ellos, porque él fue el artífice que Francia sea lo que fue a partir del siglo XVII y hasta ahora, aunque para tal fin, gran parte de Europa debió dejar de ser católica.
Esta fue la disyuntiva que se le planteó al cardenal cuando llegó al poder. Su país, dividido en luchas internas de carácter religioso principalmente, no era más que un mosaico de señoríos feudales que prestaban vasallaje al rey pero que lo combatían cuando era necesario. Francia era débil y estaba dividida. Y, peor aún, estaba rodeada por los Habsburgo: el emperador Fernando II en Viena con autoridad al menos nominal sobre todos los países de habla alemana, y el rey Felipe IV en España. Y los Habsburgo estaba decididos a que Europa volviera a la fe católica allí donde había sido desplazada por el protestantismo, y tenía todos los medios para hacerlo. Sin embargo, una hegemonía de esa dinastía en el norte, este y sur de Francia iba a significar un peligro constante y la relegaría a un papel de segundón.
Richelieu tenía la opción de aceptar esta situación, que era lo más fácil, y que contaba con las simpatías de la reina regente María de Médicis y de la mayor parte de los nobles católicos. La otra opción era conseguir un gobierno fuerte en Francia doblegando a los nobles y, una vez alcanzada esta meta, debilitar a los Habsburgo e impedir su cruzada católica, aliándose para ello con los príncipes y reyes protestantes. De esa manera, Francia, sin dejar de ser mayoritariamente católica, sería también líder de Europa. El plateo que aparece a los ojos del cardenal era la grandeza de la propia nación o la grandeza de una Europa católica. Ambos objetivos eran antagónicos. Nacionalismo o religión. Y eligió al primero.
Richelieu no estaba solo. A su lado siempre lo acompañó el padre Joseph, Fraçois le Clerc du Tremblay, un capuchino que, contrariamente a lo que hacían sus hermanos de religión lanzados a la conversión de los protestantes alemanes, prefirió ser el amigo, consejero y confidente del primer ministro. Fueron ellos, dos hombres de iglesia, los que no tuvieron más remedio que escoger entre el Nacionalismo y el Catolicismo. Instintivamente, ambos intentaron idéntica transacción: hacer de Francia su principal objetivo, pero suponiendo o esperando que ello no perjudicaría a la Iglesia. Lograron lo primero, pero no lo segundo.
En el plano de la política interna, Richelieu arrasó con todo el sistema feudal que aún quedaba en pie, centralizando el poder en el rey. Fue el “inventor” del absolutismo regio y el destructor del sistema de balances de poderes que había sido el propio de la Edad Media. Verdad es que la mayor parte, y la más importante, de la nobleza francesa que conservaba poder y soberanía en sus propios feudos, era hugonote, pero el interés del cardenal al terminar con ellos no fue religioso sino político. De hecho, una de sus políticas más discutidas era la extrema tolerancia hacia los protestantes en el reino de Francia.
En cuanto a la política externa, Richelieu no trepidó en hacer lo que tuviera que hacer para debilitar al Imperio y a España, es decir, a la católica Casa de Austria. Firmó alianzas y concertó matrimonios con cuanto príncipe protestante —luterano o calvinista, daba lo mismo— que tuviera algún poder y llegó, incluso, a “alquilar” al rey Gustavo Adolfo de Suecia, fiero luterano y odiador consumado de la religión católica, para que entrara en Alemania y arrasara con todo el norte del Rin. Y así lo hizo, llegando incluso a devastar Baviera. Una vez conseguido esto, y con la ayuda del protestante Bernardo de Worms que le cubría las espaldas, el cardenal se dirigió al sur y llegó hasta Barcelona, logrando que el rey francés Luis XIII fuera elegido conde de esa ciudad. Aunque después se retiró, lo cierto es que toda la Cataluña francesa, con su capital Perpignan y el Rousillon, se perdieron para el reino de España.
El cardenal Richelieu murió el 4 de diciembre de 1642. El Papa, en Roma, al enterarse de la noticia comentó: “Si hay un Dios, el cardenal de Richelieu tendrá bastante que darle cuenta. Si no lo hay, ¡qué vida de triunfos la suya!”.
Me interesó traer a colación este caso histórico y la disyuntiva en la que se encontró su protagonista porque me pregunto de qué manera reaccionarían mis amigos nacionalistas ante una situación semejante. Traslademos la situación a Hispanoamérica y pensemos que en algún momento de la historia Argentina se encontrara en la situación de Francia a la muerte de Enrique de Navarra, y que la opción que debiera tomar quien lo sucediera fuera entre el engrandecimiento de la propia patria, con Malvinas incluidas, para lo cual debería debilitar y, en el fondo impedir, una hegemonía política católica en el resto de América. O bien, preferir esta segunda opción, aunque el país pasara a ser un segundón, en el mejor de los casos. Veremos qué dicen.
El libro de Belloc puede comprarse en formato Kindle en Amazon.
En mi opinión los nacionalistas argentinos caerían en la misma que el cardenal. Y esto se ve claro en los nacionalistas que siguen a Gómez Centurión, que lo más importante dejó de ser la religión Católica. Luego están los "nacionalistas peronistas" que ven la unión de los argentinos en el sentimiento anti inglés y en Malvinas.
ResponderEliminarTambién están los nacionalistas católicos que son los menos y que responderían que se puede hacer grande a la Argentina sin que se perjudique a la religión católica. Porque el engrandecimiento de la patria va de la mano del de la Iglesia.
Por último están los nacionalistas paganos. Que de ellos ni vale la pena hablar pero que cada día son más.
Igual es un tema irrelevante porque con el tema del conspiracionismo todos van a terminar en el terraplanismo. Porque falta inteligencia en términos generales.
PD: recuerdo en mi paso por la Universidad del Salvador, discutir por Belloc. Porque al parecer si sos historiador en el siglo XX por lo menos tenés que tener el aparato erudito bien hecho. Por lo tanto, si no tiene 300 citas al pie de página, no vale la pena.
El "aparato erudito", como dice usted, es fundamental.
EliminarLo que no puede ser es ser una excusa para no pensar, no crear conocimiento o tomar las opiniones mejor o peor fundadas de otros como una verdad revelada.
Justamente esa no es la función de la Universidad ni tampoco de la investigación.
Además, si usted está estudiando, parte de la enseñanza incluye saber utilizar las fuentes, saber sopesarlas y poder fundamentar racionalmente su opinión.
Citar el trabajo de otro se llama "honestidad intelectual" y no robar del trabajo ajeno.
Para los que no estamos en la Universidad nos basta claridad en la exposición y asegurarnos que lo que dice el libro es cierto.
Esa labor de crítica tan necesaria la tendrán que hacer otros: los eruditos universitarios como usted. Y si son católicos, mucho mejor.
Los nacionalistas, claramente, viven otro planeta
ResponderEliminarY los argentinos monárquicos ni le cuento...
EliminarEs mejor un juego de historia contrafactual que rumiar pasilleo Vaticano tipo Indomables versión gente fina. Divertido el juego en particular para algún aficionado a la historia que baraje en el acto los tanteos monárquicos en las Cortes europeas 1810 – 1820. No es mi caso. Pero ok, veamos qué podemos hacer. Primero, que prefiero vuestra segunda opción, lo que lleva a la ucronía considerando las fichas realmente disponibles en tablero. Richelieu tenía la opción Habsburgo, un tipo de alternativa a la variante nacional que en las Españas de este lado del Atlántico no se aprecia, más bien todo lo contrario, lo que sí hay es un derrumbe de la unidad hispánica, desgarrada por diversos factores, internos y externos. Los internos en particular le imprimen a la revisión histórica un tinte de fatalidad: “Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que se destruye ella misma desde adentro.”
ResponderEliminarEn cuanto a las Cortes europeas y a la falta de opciones locales puede que no. Pero habría que fijarse si no había una ventana en el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, por ahí...
ResponderEliminarContinuando su variante contrafáctica del desafío del Guander, supongo que los nacionalistas católicos locales insistirían con la Confederación Argentina y también exactamente con el mismo final. Más tarde volverían discurseando en Ayacucho, con Gálvez, Larreta, Rojas, Palacio, Saldías, Ramos Mejía y Quesada, anque FORJA. Por fin, todos encandilados con el Descartes argento. A propósito, y puesto en el juego, ¿Irazuzta el menor habría seguido otra huella, a través del Capibaribe y el Beberibe, por todo el mundo? Quiero decir, la civilización franciscana, tan diferente del fundamentalismo bíblico de los protestantes del norte --o del tipo de cristianismo rígidamente católico de las ciudades hispanoamericanas, dicho esto en términos más sociológicos que teológicos— luso-tropical del Brasil imperial?
EliminarTenemos otro escándalo en el Vaticano: el obispo Josef Clemens, exsecretario de Benedicto XVI, acusado de ser un homosexual practicante durante veinte años con el conocimiento de Ratzinger que lo consagró obispo a pesar de ello.
ResponderEliminarhttps://gloria.tv/post/pPXkfVzR8stx2F9puL74f9A92
Durante mucho tiempo he defendido al Papa emérito y me resistido a creer a Frederic Martel pero lamentablemente estos hechos y otros muchos hacce mucho que me modificaron mi opinión: la Iglesia está llena de personajes como éstos.
No sé a que viene en el primer párrafo eso de: Después vino Perón
ResponderEliminarCreo que el rasgo distintivo del nacionalismo católico argentino es el de darle una entidad real a la idea de "Argentina". Una supuesta esencialidad que trasciende a la mera organización política y a la cual hay que honrar con emoción. Esta esencia argentina sería, además, católica (heroicamente católica para algunos).
ResponderEliminarCaponnetto respondería que la fe cristiana está sobre la nación, Gómez Centurión no.
Por mi parte creo que hay que hacer un esfuerzo por purificar el pensamiento y obrar en consecuencia. Luego amar al vecino y colaborar con el orden establecido.
Me permito disentir. Creo que al contrario de lo que Usted dice, el nacionalismo no le da entidad real a la idea de Argentina sino que convierte a la Argentina, que es real, en una idea. El idealismo y el romanticismo son lo esencial del nacionalismo. El Rhin desemboca en el Río de la Plata.
EliminarY una aclaración, menor si se quiere, yo mismo le pregunté a Gómez Centurión cuál era su objetivo en la política y me dijo textual “instaurar una patria católica y el Reinado Social de Cristo, como pueda, inclusive armando un partido político”
Un cordial saludo
Cardo Ruso
Estimado Cardo Ruso.
EliminarNo pretendía usted, me imagino, que Gómez Centurión le contestase otra cosa, sino esa cantinela que le tomó a los "referentes católicos" para meterse en el bolsillo a los desesperados.
De sus actos y alianzas políticas (politiqueras) se ve a las claras cuál es la idea que tiene de "patria católica" y del "Reinado Social de Cristo".
Vamos, cualquiera puede usar esas ideas, ya lo hizo Perón, y con enorme éxito.
Gómez Centurión es mi amigo y sé cómo piensa por lo que no necesito el consejo de Usted, gracias. Y si es por servicios a la patria no abundaré sólo a los efectos de no humillarlo a Usted.
Eliminarsaludos.
Típica respuesta.
EliminarEn definitiva, no tiene argumento más allá de su sentimiento de amistad personal, y su fingida mansedumbre de "no humillarme".
Gómez Centurión podrá pensar lo que diga que piensa, pero sus actos políticos van por otro lado. Y contra eso no hay "testimonio de amistad personal" que valga.
Otra cosa: no le he dado ningún consejo. Evidentemente está usted leyendo mal o suponiendo lo que no hay.
Bueno, lo que quise decir es que no hubo una identidad argentina previa que generó una organización política sino una división más o menos azarosa del territorio americano de la que necesariamente nació una nacionalidad argentina.
EliminarEn cuanto a Gómez Centurión, dejo acá un tweet de su cuenta:
https://twitter.com/juanjomalvinas/status/1183554413950054402
"Estamos a favor de la educación sexual enseñando biología en función de prevenir el embarazo no deseado y las enfermedades venéreas. Actualmente tenemos rebrotes de ETS y ni hablar del embarazo adolescente. "
Parece que le preocupa más que los jóvenes se refocilen sin preocupación más que educar personas maduras que asuman seriamente la conformación de una familia.
Para un pobre hombre que solamente es un héroe de guerra y educado entre soldados, no está nada mal. Es lo que se predica casi oficialmente desde la Conferencia Episcopal local: total Divini Illus Magistri no existe, y desde muchos ex púlpitos -ahora meras tribunas políticas y sociales, o socialistas...
EliminarHay mucho que comentar, pero yo empezaría con que la Iglesia Católica sí tenía una doctrina sobre la guerra y la guerra justa.
ResponderEliminarBasada en una rigurosa disciplina mental y teniendo como objetivo los santos Evangelios, antes de que suceda el conflicto y sopesando objetivamente los datos.
No es por tanto "nacionalismo o catolicismo"
Es normal en el hombre formar parte de una sociedad y sentirse parte de ella.
Lo que no es posible para un católico es ser miembro de otra religión al mismo tiempo, aunque sea laica; porque las religiones son por definición mutuamente excluyentes.
El catolicismo no es una religión normal.
Como surge y se desarrolla en un espacio geográfico de cultura helenica, desde casi el mismo principio está muy influido por ésta, especialmente por la filosofía. Los Padres de la Iglesia, que tienen una exquisita educación griega (San Agustín, que era retor de profesión, de la romana, por eso escribe como escribe ) tienen que utilizar la filosofía para defender o promover la fe en este mundo cuyas elites estaban mucho mejor educadas que las nuestras.
Por eso el rigor filosófico que tiene el catolicismo no lo tienen las demás religiones.
Eso se manifiesta en un equilibrio entre razón y emoción.
Aquí choca con el nacionalismo porque, como todas las ideologías que salen de la Revolucion Francesa, se basa en manipular a la población manipulando sus sentimientos.
De hecho la experiencia francesa es lo que se aplica en el imperio español para independizarlo desde dentro y más tarde para implantar el comunismo allí donde se ha hecho.
Ni qué decir tiene que el contenido de esta manipulación (fabricar odio y resentimiento con el objetivo de que el manipulado mate y se deje matar a la orden) y la misma
manipulación (es un engaño, esto es, un pecado, y no se es libre para elegir) son radicalmente contrarios a la moral católica.
No es de extrañar que los políticos y las oligarquías comerciales y terratenientes intenten destruir a la Iglesia:
La Iglesia es un contra poder que impide o dificulta su control total de la población, a la que intenta explotar sin piedad (lo único que importa es ganar dinero y conservarlo).
Pero esa es justamente parte de la función de la Iglesia, junto con la difusión del Evangelio y ayudar a la salvación:
Recordar a todos que todos -ricos y pobres, poderos y débiles, blancos y negros- somos hijos de Dios, redimidos por Cristo y llamados a la misma salvación.
Un mensaje muy peligroso.
Estimado, lo que usted comenta lo sabemos en este blog desde hace muchos años. No hay ninguna novedad, y resulta aburrido.
EliminarMi pregunta no pretende plantear un antagonismo entre catolicismo y nacionalismo per se. Creo que lo contextualicé en abundancia con la reseña al libro de Belloc. La pregunta, que no tiene nada de retórica ni pretende generar conflicto, es cómo se comportarían los nacionalistas católicos argentinos ante una disyuntiva como la que tuvo que enfrentar Richeleiu.
Otro mas que "salió de nosotros pero no era de los nuestros". No es necesario imaginar distopías, aquí el experimento ya se hizo. Hubo sacerdotes católicos entusiasmados por la idea de "patria" que apoyaron la revolución de mayo que venía a destruir la unidad de la hispanoamericana católica y hacerle el gran negocio al imperio Británico.
ResponderEliminarCopypasteo de esto que saqué de: https://noticias.perfil.com/noticias/informacion-general/la-importancia-de-la-iglesia-en-la-revolucion-de-mayo.phtml
[...]La Revolución de Mayo no podría haber triunfado sin el apoyo de la Iglesia” afirmaba Néstor Auza, uno de los principales estudiosos de la historia eclesiástica argentina, hoy difunto. Cómo fue la injerencia del clero en la gesta del proceso revolucionario y en qué consistió. Hablan los historiadores.[...] “La sociedad colonial era católica institucional y culturalmente. Si la jerarquía (obispos y sacerdotes) se hubiera opuesto corporativamente a la Revolución, ésta no hubiera podido concretarse” explica Darío Casapiccola, profesor de Historia Contemporánea (USAL) y máster en Historia de la Iglesia Argentina (San Andrés), en concordancia con Auza. “Manuel Alberti, miembro de la Primera Junta, era sacerdote y párroco de San Benito de Palermo. Pueyrredón y Belgrano tenían hermanos sacerdotes también”, agrega. [...]“En el ámbito religioso dieron lugar a interpretaciones próximas a la tradición pactista, como la que representaba las ideas del jesuita Francisco Suarez. Él se oponía a las monarquías absolutas, y planteaba que el poder temporal del rey no era de origen divino sino que radicaba en el pueblo” [...] muy pronto se pidió a los párrocos que los sermones fueran "patrióticos", y el hecho de que Belgrano, católico practicante, sacara de circulación al Obispo de Salta por no ser partidario de la Junta de Buenos Aires es una clara demostración de ello.
Ven? Ahí está, el nacionalista Belgrano, católico, editor de su bolsillo de La venida del mesías en gloria y majestad de Lacunza, le importaba un pimiento la hegemonía católica
Por amor de Dios, cuánta tontera se puede leer en estos comentarios; si admitimos, como se debería, que la ignorancia y la pedantería son dos formas de tontear congeniales entre sí.
ResponderEliminarPara muestra de cómo asumir un texto como el de W., —descuidarse: no me citaré a mí mismo, pues no soy “autorreferencial”— citaré a Castellani, maestro del nacionalismo católico y en general de cualquier otro, aquí y dónde se pueda leer el castellano. De paso, despejaremos, o eso esperamos, tanto prejuicio antinacionalista que encontramos dando vueltas.
Cita: «Richelieu, el fundador de la Francia y la Europa Moderna para los maurrasianos — el siniestro Inquisidor para Michelet y Víctor Hugo (“Marión Delorme”) sale humanizado aunque desautorizado del terrible libro de Belloc (que desenvuelve un tema de Ludwig von Pastor), quien retomando la tesis del antiguo “partido devoto” muestra en el sagaz siervo de Francia el error chauvinista, destructor de la Cristiandad Europea, y lo sindica cómplice inconsciente de todos los desastres políticos contemporáneos» (Castellani, Leonardo; en “Los Papeles de Leonardo Castellani”, prólogo a “La historia falsificada” de Ernesto Palacio).
Y en notícula inserta en el mismo lugar, escribe Castellani: «La tentación de preferir a la moral el éxito inmediato es eterna; el problema del amoralismo político es de suma actualidad. Pero no son sólo los “maurrasianos” y los “ultranacionalistas” a preconizarlo; fueron los liberales los primeros en suscitarlo. Recordar la proposición 64 condenada por Pío IX en el Syllabus: “Tanto la violación de la palabra jurada cuanto las acciones criminales que contradicen la ley eterna, no sólo no merecen reprobación sino que son licitas y laudables cuando se las practica por el bien de la patria”.»
Sobre el biografiado, decir que es como una sentencia justa, el epitafio que, se afirma, fue mandado poner en su tumba por el propio rey: «El mal que hizo lo hizo bien, y el bien que hizo lo hizo mal». Sobre el autor anglo-bretón, que tiene una marcada debilidad por todo lo que sea francés, como su epígono Jacques Bainville, y una ojeriza interminable por cualquiera que no se lleve bien con Francia.
Gracias Caminante.
Catilino
PD: Jorge, dedíquese a otra cosa. Despotricar por "boca de ganso" le queda mal.
Gracias Catilino por su comentario. No conocía la cita de Castellani, y es de lo más oportuna, como siempre.
EliminarY comparto su juicio sobre Belloc, al que mucho quiero y admiro: es demasiado francés, y se le nota mucho.
No me importa quedar mal, ni quedar bien
EliminarLa solución que hubieran buscado los nacionalistas, depende del nacionalismo al que se refiera. Por ejemplo, un nacionalista al estilo Gomez Centurión seguramente decide distinto a un nacionalista inspirado por el pensamiento de Genta. Y en relación a este último y a su estela doctrinal no se pierdan el breve escrito de un blog católico, aparecido ayer. Es la suma de todos los mitos nacionalistas. Al leerlo uno deduce cómo actuaría este tipo de nacionalistas. Lo copio en otro comentario...
ResponderEliminarMi estimado Wanderer,
ResponderEliminarSi me permite, me gustaría hacer algunos comentarios totalmente al margen.
Cuando dice que "casi llegó a ser profesor", sé que Ud. lo sabe pero no sé si todos sus lectores. Belloc fue fellow de un college (el prestigioso Balliol, el mismo en que estudió y se destacó) y trabajó como tutor (más o menos equivalente a ser profesor asistente o ayudante en la Argentina). Pero no llegó a ser titular de cátedra o catedrático por su carácter de católico (aunque muchos --como A.N. Wilson-- lo pusieron en duda, Joseph Pearce lo demuestra con documentos), teniendo las calificaciones y trayectoria para poder serlo. Este hecho llevó a Belloc a vivir siempre con dificultad de llegar a fin de mes.
En cuanto a sus biografías --todas buenas, aunque uno pueda no estar de acuerdo con las conclusiones de Belloc--, es interesante notar que las escribía casi de memoria justamente para llegar a fin de mes.
Con respecto al meollo de la cuestión planteada, me pregunto qué pensarían los nacionalistas (en general, no personas particulares x, y, z) con respecto a la Francia jacobina que era "nacionalista" (la Patrie en danger, así declarada por la Asamblea el 11 de julio del '93), frente a la Francia católica (la Vendée) aliada de los enemigos históricos de Francia como Inglaterra (protestante), Austria (católica pero regalista extrema), Prusia (protestante casi atea) y Rusia (ortodoxa).
xEsteban
Soy el anónimo de la 17:33. Continúo el comentario anterior
ResponderEliminarMemoria sobre el 25 de mayo de 1810
Nos encontramos conmemorando la Gesta de Mayo de 1810, y es necesario ante todo dejar claros algunos conceptos respecto a su veracidad histórica: “La Patria es su historia, si nos roban la historia nos roban la Patria” dirá el mártir Jordán Bruno Genta. Patria que no nace el 25 de mayo de 1810, sino el 1° de abril de 1520 con la Primer Misa celebrada en nuestro territorio: el Verbo Encarnado, Jesucristo, es el principio y fundamento de nuestra Patria.
Tampoco podemos hablar de una Revolución, ya que esto implicaría un cambio brusco y violento en el orden político que no ocurrió en ese momento. Por el contrario, se procuró guardar fidelidad al Rey, preso por Napoleón, pero principalmente defender y conservar la cultura hispano-católica recibida de nuestra Madre Patria.
Por tanto, debemos decir que no hubo un “Mayo Francés” que ofreciera culto a la Libertad como un “grito sagrado” y pusiera “en un trono sagrado a la noble igualdad” (como expresa nuestro himno nacional), sino un Mayo Monárquico, Católico, Hispánico y Patricio, muy consciente del peligro que implicaba para el alma de nuestra Patria y su pueblo el avance napoleónico sobre el Reino de España y sus Virreinatos: una Francia hija de la perversa revolución de 1789 que había atacado ferozmente a su tradición monárquica y al catolicismo, poniendo en lugar de Dios a la “diosa razón” y reemplazando a la Soberanía de Cristo por la soberanía de las multitudes, donde no tiene lugar ni trascendencia la necesidad del Santo y el Héroe.
También debemos decir que no fue Mariano Moreno el protagonista fundamental de Mayo, ya que sólo procuró buscar su propio interés, lleno de cobardía, y conspirando a favor de los intereses británicos. Acerca de él dirá Hugo Wast: “no se mezcló con el pueblo para enseñarlo y enardecerlo, no pronunció un solo discurso, no empuñó nunca un fusil, no fue visto jamás en la línea de fuego, ni en los sitios de peligro, y su nombre no figura (…) en ninguna de las innumerables listas de donativos en defensa de Buenos Aires (durante las invasiones inglesas)”.
Sigue del anterior
ResponderEliminarEl Patriota con mayúscula será el Jefe de los Patricios, Cornelio Saavedra: militar honrado, respetuoso de la tradición recibida, prudente y humilde que supo buscar consejo en las obras de San Agustín y Santo Tomás de Aquino cuando hubo de ocupar cargos de gobierno. Saavedra, en aquella Primera Junta de Gobierno constituida el 25 de Mayo de 1810, ocuparía el Cargo de Presidente, y como recupera el historiador Carlos Pueyrredón, “hincado de rodillas, y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano el Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino.”
Como vemos, no hubo ningún grito de adoración a la Libertad Absoluta como se repite hasta el cansancio en la historia oficial, sino más bien una respuesta de fidelidad, de gratitud y de defensa de lo que para aquellos patriotas era la “Perla preciosa del alma de la Patria”: la cultura greco-romana, hispana y católica, que dio identidad y nos otorgó la Redención Eterna.
Culmino con palabras del excelentísimo Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, con fecha 25 de mayo de 1836:
”No se hizo [la Revolución de Mayo] para rebelarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad. No se hizo para romper los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud. ¡Pero quien lo hubiera creído! Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y fidelidad a la nación española, fue interpretado en algunos malignamente […] Perseveramos siete años en aquella noble resolución de mantenernos fieles a España, hasta que, cansados de sufrir males sobre males, nos pusimos en manos de la Divina Providencia y confiando en su infinita bondad y justicia tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España y de toda otra dominación extranjera”.
Que la Sma. Virgen de Luján, Madre de nuestra Patria, nos guíe y enseñe a seguir los pasos de su Divino Hijo, y de quienes supieron olvidarse de sí mismos para ofrendar sus vidas en defensa de los Derechos de Dios, la Patria y la Familia, sabiéndonos peregrinos hacia la Patria Eterna.
¡Viva Cristo Rey!
¡Viva María Reina!
¡Viva la Patria!
Estimado: ¿Usted se da cuenta de que todo lo que afirma no tiene absolutamente ningún sustento documental, no?
EliminarDijo en el comentario de las 17:33 que lo que seguiria era el texto de un articulo en otro blog que mostraba todos los mitos nacionalistas.
Eliminar¿Ningún sustento documental? Le diría que es lo único que tiene cierto sustento documental. Pero para saberlo con seguridad, debería Ud. leer algunos autores historiadores: a Roberto Marfany (historiador argentino, por si no lo sabe) en "Vísperas de Mayo" o "El cabildo de Mayo" o "La Primera Junta de Gobierno" etc. También a Enrique Días Araujo en su obra historiográfica en tres tomos "Mayo Revisado". Los hermanos Irazusta no serían una mala elección. Las actas del Cabildo de Buenos Aires (la mayor parte en el Archivo nacional, otra parte en el Museo Histórico nacional), las actas de la Junta (desde la Junta presidida por Cisneros), las actas del gobierno de Cisneros (donde consta que en 1809, uno de sus primeros actos de gobierno es darle a los ingleses el libre comercio en el puerto de Buenos Aires, por orden de la Junta de Sevilla, lo cual vencía ..... ¡en mayo de 1810! y la Junta no lo renovó, por supuesto).
EliminarLas mentiras de Vicente Fidel López y de Mitre ya han sido puestas al descubierto; sólo basta para saberlo: 1) honestidad intelectual; 2) amor a la Patria; y 3) abandonar la postura ideológica actual.
Saludos
Los hechos hablan más fuerte que las palabras. Algunos documentos pueden dar lugar a pensar que hubo "un Mayo Monárquico, Católico, Hispánico y Patricio, muy consciente del peligro que implicaba para el alma de nuestra Patria y su pueblo el avance napoleónico sobre el Reino de España y sus Virreinatos", pero la mayoria de las acciones dicen otra cosa.
EliminarUn buen ejemplo de esto es la orden del 28 de julio, firmada por la totalidad de los miembros de la Junta menos Alberti, en la que, invocando "los sagrados derechos del Rey y de la Patria", "La Junta manda, que sean arcabuceados don Santiago Liniers, don Juan Gutiérrez de la Concha, el obispo de Córdoba, don Victorino Rodríguez, el coronel Allende y el oficial Real don Joaquín Moreno. En el momento que todos o cada uno de ellos sean pillados, sean cueles fuesen las circunstancias se ejecutará esta resolución, sin dar lugar a minutos, que proporcionasen ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta Orden".
Digo yo, muy napoleonicos, liberales o masones no parecen haber sido los seis condenados, no? Particularmente cuando Liniers había fundamentado su actitud con estas palabras: ”... la conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.”
Y siguiendo el itinerario de la expedición fusiladora - perdón, "auxiliadora" - al Alto Perú, sus enemigos subsecuentes, el virrey del Perú José Fernando de Abascal, el presidente de la Real Audiencia de Charcas Vicente Nieto, y el gobernador intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, tampoco parecen precisamente bonapartistas, liberales o masones. Lo cual no obstó a que Castelli los haya hecho fusilar el 15 de diciembre en Potosí.
Continúo mi alegato del comentario anterior apelando a otro sustento documental: las "Instrucciones a Don Manuel Belgrano para su Observancia en la Expedición al Paraguay" que la Junta le entregó el 22 de septiembre:
Eliminar"Habiendo llegado la noticia de la Junta que el Gobernador del Paraguay marcha con fuerzas contra los pueblos de Misiones, que reconocen a esta capital, lo atacará dispersando toda la gente reunida bajo sus órdenes, pasando al Paraguay y poniendo la provincia en completo arreglo, removiendo al Cabildo y funcionarios públicos, y colocando hombres de entera confianza en los empleos [...] y si hubieran resistencia de armas, morirán el Obispo, el Gobernador y su sobrino [sic] con los principales causantes de la resistencia [Los prisioneros y/o desertores debían ser enviados a Buenos Aires para ser alistados en el ejército]." (Instituto Belgraniano Central, 1982, p. 258-259, tomo III, vol. 1)
Curiosa "respuesta de fidelidad, de gratitud y de defensa de [...] la cultura greco-romana, hispana y católica" la de aquella Junta que ordenaba a sus expediciones fusilar obispos. Reitero la fecha de esas órdenes: 28 de julio para el obispo de Córdoba y 22 de septiembre para el de Asunción.
Los he leído. ¿Me dice de dónde saca que Saavedra "supo buscar consejo en las obras de San Agustín y Santo Tomás de Aquino"?
Eliminar1) Cornelio de Saavedra era lo que hoy llamaríamos "licenciado" en Teología. Si tiene tiempo y ganas, lea sus Memorias y verá qué persona era. 2) El fusilamiento de Liniers y demás cordobeses tiene demasiada miga para este breve espacio; requiere un libro. En todo caso, entérese déstos tres hechos: Liniers recibió en su casa al marqués de Sassenay, amigo suyo y emigrado como él, conchabado por Napoleón para convencerlo de traicionar a España y seguir a Francia. Don Santiago manifestóse más tarde por seguir al Consejo de Regencia en contra de la Junta. Y finalmente, había aceptado de la Junta de Sevilla y del Consejo de Regencia (proinglés) un título de nobleza con renta a cargo de Buenos Aires, lo que disgustó mucho al Cabildo y a todo el pueblo; título que, desde luego, no le concedió el Rey.
Eliminar4) "Fusilar obispos" es una cosa, mandar fusilar algún obispo, es otra y le puedo asegurar que más de uno quisiera poder... 5) No se quiere comprender que España estaba desde hacía muchos años en manos de unos sinvergüenzas masones e iluministas (precursores de los liberales) como Floridablanca, Aranda o Campomanes (Carlos III) y que la monarquía borbónica era un escándalo, donde el hijo traicionaba y deponía a su padre (Fernando a su padre Carlos IV) en el Motín de Aranjuez, mientras Bonaparte invadía España con el permiso de los reyes. El escándalo de Bayona hizo más daño a la "causa monárquica" (ensueño en el cual pretenden vivir los "carlistas" vernáculos, ilusos y meramente ideológicos) que mil revoluciones. Fueron los Borbones lo que empezaron a sablear a la Iglesia con la desamortización de 1798, Carlos IV y el masón, cismático y afrancesado primer ministro Mariano de Urquijo, un traidor en forma. Masones y liberales fueron los redactores y votantes de la "Pepa", la constitución española de 1812, cuyo único fin fue el total desmantelamiento del Antiguo Régimen.
Señores, hay que estudiar Historia para hablar de estos temas, no creerse que soltando cositas aquí y allí se demuestra una tesis.
Savonarola
Soy el de las 15:15 y 15:29. Respondo siguiendo su numeración, que saltea el 3).
Eliminar2) Respecto a Liniers:
¿Insinúa Ud que el mero recibir en su casa a un amigo suyo lo hace sospechoso de haberse pasado al campo napoleonico? Incluso si así fuese, esa sospecha quedaría disipada por lo declarado por el propio Liniers al fundamentar su rechazo a la Junta de Buenos Aires, que cité en mi comentario de las 15:15.
¿Qué tiene de malo manifestarse por seguir el Consejo de Regencia? ¿Acaso no era el ente gubernativo con más legitimidad en ausencia del rey?
¿Qué tiene que ver con el tema en discusión que Liniers haya aceptado el título de Conde de Buenos Aires que la Junta Suprema Central creó para él el 15 de mayo de 1809??? (El Consejo de Regencia comenzó en 1810.) De paso, "la protesta [por parte del Cabildo de Bs. As.], que la Real Audiencia no tomó en cuenta, fue refutada el 30 de mayo de 1809 por el mismo virrey, basándose en que nunca el monarca había puesto el menor reparo a las denominaciones de los títulos elegidos por los agraciados." (cita de Wikipedia)
4) Hechos: La Junta envió dos expediciones: al Alto Perú y al Paraguay. A la primera le ordenó fusilar al obispo de Córdoba, a la segunda le ordenó fusilar al obispo de Asunción. Dos expediciones, dos órdenes de fusilar a un obispo. Yo ahí percibo un patrón, no sé Ud.
5) ¿No entiende que el "argumentum ad corruptionem Monarchiae Hispanicae" le juega en contra? Ante todo, las politicas de Carlos III y IV son demasiado antiguas para justificar el movimiento de Mayo. Pero aún en el caso de que esas politicas sumadas a la actuación indigna de Fernando VII en Bayona hubiesen justificado ese movimiento, lo lógico habría sido romper con la Corona de España, no jurar, como hizo Saavedra "conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano el Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino." Cuando los nacionalistas invocan la deriva liberal-masónica de la Corona durante la etapa borbónica para justificar un movimiento que juró fidelidad a esa Corona, se están serruchando el piso. Tienen que decidirse por uno de dos escenarios en mayo de 1810:
- O la Corona se había hecho indigna de la cultura hispano-católica y por lo tanto Buenos Aires debía cortar el vínculo con la Corona para preservar esa cultura (que NO fue lo que la Junta hizo de palabra),
- o la Corona seguía siendo digna de la cultura hispano-católica y por lo tanto Buenos Aires debía seguir siendo fiel a la Corona (que fue lo que la Junta hizo de palabra).
Finalmente, ¿qué tiene que ver con el movimiento de Mayo de 1810 la constitución que las Cortes Generales, que quedaron constituidas el 24 de septiembre de 1810, iban a sancionar en 1812???
El argumentum ad corruptionem Monarchiae Hispaniae soportaría una separación de Bs. As. de la Metrópoli en marzo de 1812, una reunión en mayo de 1814, una nueva separación en marzo de 1820 y una nueva reunión en octubre de 1823. Nada que ver con la historia real.
EliminarNote además que en mi comentario anterior y éste digo "Bs. As.", porque el Cabildo de Bs As es un órgano municipal o a lo sumo provincial, por lo que una Junta de Gobierno elegida por ese Cabildo no tiene título legítimo alguno de poder fuera de la provincia de Bs As. Este es un punto extremadamente importante: la Junta, independientemente de los motivos de su creación, no tenía legitimidad alguna para exigir la adhesión de las otras provincias del Virreinato.
Transcripción de una sesión plenaria de la Primera Junta al poco de asumir:
Eliminar- ¿Qué acciones deberíamos tomar para proteger el alma de la Patria y su pueblo del peligro que implica el avance napoleónico sobre el Reino de España y sus Virreinatos?
- ¿Qué les parece empezar por atacar y someter a nuestra autoridad a las provincias del Virreinato que no nos han brindado su acatamiento?
- ¡Apoyo la moción! ¡Ningún otro medio tan conducente al fin buscado!
Curioso, porque las Memorias de Saavedra no las toma en serio ni siquiera Díaz Araujo.
EliminarEn cuanto a todo lo demás, excusatio non petita accusatio manifesta.
Pobre Patria nuestra, cuantos Richelieu cardenales sobran y cuantos Richelieu politicos faltan!
ResponderEliminarLa frase Dios, Patria y Familia para un nacionalista catolico, mas que una slogan indica un proyecto existencial para la construccion de la Patria Terrenal, donde la sabia jerarquia propuesta nunca puede ir en detrimento o en contraposicion de los bienes nacionales. Ir en contra de la Fe Catolica, en cualquier tiempo y lugar seria una actitud mezquina, donde los intereses egoistas se anteponen al reinado social de Cristo.
"Me interesó traer a colación este caso histórico y la disyuntiva en la que se encontró su protagonista porque me pregunto de qué manera reaccionarían mis amigos nacionalistas ante una situación semejante."
ResponderEliminarSi bien su pregunta sobre cómo reaccionarian los nacionalistas de hoy sólo puede ser respondida en el plano especulativo, la pregunta sobre cómo reaccionaron los nacionalistas de 1978 ante el conflicto del Beagle puede ser respondida en el plano de los hechos, y esa respuesta consta en las pp. 218-233 de la tesis defendida por Facundo Cersósimo en 2015 para la obtención del título Doctor en Historia por la UBA.
http://repositorio.filo.uba.ar/bitstream/handle/filodigital/3000/uba_ffyl_t_2015_898497.pdf
Agrego al comentario sobre la tesis doctoral la portada de Cabildo de noviembre 1978.
ResponderEliminarhttps://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-793480562-cabildo-revista-2a-epoca-nov-1978-ano-3-n20-_JM
Esta reseña me dio un escalofrió, ya que la supuesta frase del Papa Urbano VIII, “Si hay un Dios…” tal vez un recurso retorico o frases que se inventan a posteriori para atribuirla a personajes ya muertos (como el famoso pero falso “Eppur si muove” de Galileo).
ResponderEliminarMe recordó en cierta medida al apócrifo “¡Quantum nobis notrisque que ea de Christo fabula profuerit, satis est ómnibus seculis notum!”. Atribuido a León X, en carta a un cardenal que no era, un año que no fue. Esa frase, aunque falsa, sumado al comportamiento de los papas renacentistas siempre me han dejado un mal sabor. Últimamente que estamos bombardeados por el liberalismo mediático (me refiero a los gritos de Milei en los medios) y recordando viejas lecturas, esta reseña, y mi propia experiencia en el ambiente eclesial.
¿No fueron las condenas papales al liberalismo decimonónico, más que una defensa a la fe católica, una búsqueda de conservar poder y la buena vida como la que la jerarquía romana se puede dar gracias a las donaciones de los cristianos a la silla de san Pedro? Si, lo sé, es una interpretación de los hechos muy materialista y sin la confianza de que “es Dios quien dirige a la Iglesia”. Pero que un cardenal, un sucesor de los Apóstoles, vestido de rojo en memoria de los mártires que murieron por la Patria eterna, hiciera esas maniobras contra la Fe de siempre para darle el control sobre naciones enteras a personas que él consideraba infieles y errados, y todo para que sino para prestigio suyo y de su señor temporal… Y uno tiende a dudar.
Por otra parte, no comprendo a los nacionalistas, tal vez porque soy demasiado racional (y como decía Dostoyevski “pensar demasiado es una enfermedad”) y el nacionalismo es más sentimental (¿o romanticista?). Buscar la grandeza de la nación, bien ¿en qué? ¿Literatura? ¿Economía? ¿Fuerzas Armadas? O es busca primero el reino de Dios, lo demás viene por añadidura. Bien, okey, seamos todos católicos para que nuestra nación sea grande, y si es argentino seguro es católico ¿No es “Cuius regio, eius religio”?
¿Qué buscaría un nacionalista católico ante su propuesta? No lo sé. ¿La “Patria grande hispanoamericana”? Ya existía, se llamaba Virreinatos del Imperio Español (pese que pese lo era). ¿Recuperar Malvinas? Nuestra Constitución dice que es un derecho irrenunciable, y no por eso la Constitución Nacional es el Evangelio de San Juan en argentino. ¿Catolizar las instituciones del Estado? Puede ser, o es ponerle crucifijos y Vírgenes de Lujan a edificios donde se canta a la “noble igualdad” para que no se vean tan masónicos, como nuestro escudo nacional.
Hablando de cantar es irónico que un país aconfesional como Estados Unidos tenga en su Himno Nacional una oración (“Blest with victory and peace, may the Heav'n-rescued land. Praise the Power that hath made and preserved us a nation. Then conquer we must, when our cause it is just, And this be our motto: In God We Trust”), o tenga por marchas militares canciones que pueden escuchar un domingo en la iglesia (“Battle Hymn of the Republic”). Mientras “nosotros los nacionalistas católicos” solo tenemos la melancólica “es la bandera que me ha dado Dios”.
No se sinceramente que responder, tal vez no soy tan nacionalista, o no como debería. Me queda entonces tratar de ser católico.
Es la eterna tragedia de la política. Pronto nos olvidamos de la última tentación de Cristo, Rey legítimo de Israel, en el desierto: "Mostrándole la gloria de este mundo Le dijo: Todo esto te daré si ante mi te postrares y me adorares". No en balde decía Weber que la política es negociar con el Diablo y éste suele ganar.
ResponderEliminarTambién las naciones y pueblos tienen que elegir entre Cristo y Luzbel, entre el Bien y el Poder, en su trayectoria histórica. España eligió el primero, Francia, Alemania e Inglaterra el segundo. La primera está hundida, empobrecida, escarnecida en el mundo (ya decía Sta Teresa con gracejo a Cristo cuando Éste le dijo que así trataba a sus amigos: Ah, Señor, por eso tienes tan pocos) y las segundas en sus tronos terrestres tras siglos de dominación. Pero creo que muy diferentes serán los justos juicios de Dios y cuando sean derribadas de sus pedestales ¿Qué les quedará sino polvo y nada de su egoismo e interés?
Creo que debido a los errores de cierto nacionalismo - sea maurrasiano, sea integrista o sea pagano- se hace una generalización injusta e indebida. Pero los mejores nacionalistas católicos argentinos siempre repudiaron como erróneos el maquiavelismo, la razón de estado, el clericalismo, el principio de las nacionalidades o el mito del Estado-Nacion ideologicamente moderno. Eso no desmiente que haya corrientes nacionalistas heterodoxas pero tampoco permite olvidar la línea más sana representada por Alberto Ezcurra Medrano, César Pico, Leonardo Castellani, Julio Meinvielle, Jordan B. Genta, Federico Ibarguren, Roberto Gorostiaga, Carlos A. Sacheri, Roque Raúl Aragon, Ruben Calderón Bouchet, Enrique Diaz Araujo, Alberto Caturelli, Hector H. Hernandez o Sergio R. Castaño, entre otros.
ResponderEliminar¿César Pico, Castellani, Gorostiaga, Calderón Bouchet nacionalistas?
EliminarCastellani a veces es nacionalistas y a veces no (sobre todo en sus últimos años). Y de Calderón Bouchet tengo mis dudas
EliminarAlgo común en los ya casi extintos "nacionalistas católicos argentinos" es afirmar que tienen una doctrina fundamentando la afirmación con una serie larga de nombres de autores "ilustres", sin decir mucho más. Lastima que estos autores son muy diversos entre si y, salvo por las simpatías personales, distan mucho de ser una corriente.
EliminarBelloc es un escritor inglés. Un apologista católico. No es de ninguna manera un historiador.
ResponderEliminarEso no quita que pueda aportar algo a lo que en su época se sabía. O alguna reflexión personal. Pero no esperen de él en este caso un divulgador de esa parte de la Historia francesa visto por un católico que no está influenciado por el nacionalismo francés o por la masonería francesa.
Respecto a esa época, había siempre un partido en la corte francesa a favor de de la paz con España, en beneficio del catolicismo, por lo que la política de Richelieu no era única.
Yo creo que los "intereses nacionales", sea lo que sea eso, están muy bien y hay que respetarlos, pero hay límites.
Desde luego nadie es mejor o peor que los demás sólo porque pertenezca a una nación determinada.
También la obsesión nacional debe tener un límite, salvo situaciones de urgencia.
Respecto a las Malvinas, no hay que olvidar que fueron invadidas; y que es legítimo por tanto recuperarlas. Otra cosa es cómo se haga eso, porque también hay limites aquí en cuanto al cómo y al cuánto.
Hay límites también respecto al cuándo. No es legítimo recuperarlas por la fuerza 150 años después de que fueron invadidas, cuando en todo ese lapso no hubo en ellas habitantes argentinos.
Eliminar"...he entered Balliol College, Oxford, in 1894. He graduated with first-class honours in History..."
EliminarAnónimo 27 de mayo de 2022, 18:26:
EliminarUsted lo ha dicho: 1894
Desde entonces muchas cosas han cambiado para bien y para mal.
Por ejemplo hoy hay un gran revisionismo sobre la Revolucion Francesa; hasta el punto de que hoy se puede hablar de "Revoluciones Francesas", una detrás de otra. En 1894 todo el mundo estaba idiologizado con la mitología épica de Michelet.
Estamos en el 2022 Deo gratias.
Anónimo de las 13:52, la reconquista se desarrolló a pesar de que la península ibérica se había tornado mayoritariamente islámica y árabe parlante. Los siglos que habían pasado desde el 711 no fueron tomados en cuenta. Los musulmanes escaparon al Magreb, o se convirtieron por las buenas, o se convirtieron por las malas, o fueron deportados. España fue repoblada desde el norte.
EliminarLa razón para no ser "malvinero" no es que las islas no deban ser nuestras.
No hay que ser "malvinero" porque no hay por qué reivindicar una guerra que nosotros iniciamos y perdimos en pocos meses, declarada a la marchanta por dictadores que buscaban cambiar la opinión pública para evitar ser derrocados, y que creían bobadas como que iba a ser comparable a la anexión de Goa por la India o la del Sahara occidental por Marruecos, o que E.E.U.U. no iba a apoyar a Gran Bretaña.
Si perdés una guerra cuanto te invaden (como le pasa a Ucrania), es triste pero comprensible. Perder una guerra cuando vos la iniciás es imperdonable. Es jugar a la ruleta rusa con tu pueblo. Los ingleses no perdonaron a los que fracasaron en las Invasiones Inglesas y se rindieron ante una milicia urbana.
Otra razón para no ser malvinero es que este asunto lleva durando siglos, y puede durar muchos siglos más aún, como Gibraltar desde 1704. No se puede vivir sobresaltado por algo que tal vez se solucione en el 2300 (si el planeta sigue existiendo y no se produjo la segunda venida para ese entonces).
Es exactamente eso lo que pienso respecto de Malvinas. El anónimo de las 21:19 lo ha expresado muy bien. Creo que en los ambientes católicos tradicionales en general ha habido un cierto progreso en empezar a cuestionar, por ejemplo, el mayo católico, a San Martín como arquetipo cristiano, pero no lo he notado en el tema Malvinas. Éste sigue siendo un tema intocable. Un buen inicio sería aceptar que la guerra fue iniciada por un borracho que estaba al frente de una dictadura para poder estar más tiempo en el poder. Es decir, por pura conveniencia política.
EliminarAnonimo de las 21:19, la Reconquista debia llevarse a cabo ante todo porque no puede haber convivencia pacifica con un estado islamico limitrofe que lleva a la practica el mandato del Coran de combatir contra los infieles hasta someterlos y que paguen tributo o se conviertan, y que en consecuencia ve a los habitantes de los territorios del Dar-al-Harb, o sea no gobernados por musulmanes, como potenciales esclavos ,y a sus bienes como potencial botin.
EliminarQue yo sepa los habitantes de Malvinas nunca hicieron incursiones en nuestras costas.
Estimado Wander, leo su artículo con gusto, pero me quedan algunas dudas. Habla Belloc de la disyuntiva que afrontó el cardenal Richelieu al llegar al poder entre catolicidad o nación francesa. Me permitirá recordarle que le duelo entre Valois y Habsburgo ya tenía un siglo de viejo, y que el egregio Francisco I no dudó en aliarse con el sultán Turco para impedir la hegemonía del emperador Carlos V (I de España). No veo novedad en esa elección entre religión y lucha contra los Habsburgo en la época de Richelieu.
ResponderEliminarTampoco creo que fuese adecuado hablar de nación en el sentido moderno del término (estado-nación) que es el que inconscientemente todos asumimos cuando escuchamos la palabra de marras, y que no aparece en una forma reconocible (y embrionaria) hasta después de la paz de Westfalia, seis años después de la muerte del cardenal-duque.
Mas bien el cardenal Richelieu simplemente desarrolló con los medios de su época (el racionalismo y el mercantilismo) la misma función que hacían los viejos validos medievales para engrandecer a sus viejos monarcas medievales contra viejos rivales dinásticos medievales. Nada veo de "moderno" en ello.
Sí que se le puede adjudicar, creo humildemente, poner los cimientos del absolutismo monárquico, seguido luego por el célebre Luis XIV o el decapitado Carlos I de Inglaterra y Escocia. Aún así, el absolutismo lato que todos recordamos fue obra del rey Sol, principalmente, y Richelieu se limitó a centralizar el poder y recortar todo lo posible el poder real de la nobleza (algo bastante cuerdo, por cierto).
En resumen, Richelieu no creo que se hallase ante ninguna disyuntiva nacionalismo vs catolicismo: se limitó a engrandecer a su rey y a su patria, como era su obligación por encima de la salud de la Iglesia. Para él, la religión católica sólo debía preservarse en Francia, lo que le ocurriese más allá de sus fronteras, poco le importaba. Fue un buen ministro y un pésimo cardenal. Podemos llamar a eso nacionalismo, pero yo creo que sería anacrónico.
Es que Francisco I no era cardenal de la Santa Iglesia Romana y Armando Juan du Plessis, sí.
EliminarLos contemporáneos vieron la falta de ser Príncipe Elector de Papas y al mismo tiempo aliarse con protestantes y musulmanes para hacer la guerra a naciones cristianas. Y estamos nada menos que en la Guerra de los Treinta Años.
Y eso mismo le echaron en cara al Padre José, la "eminencia gris" de la eminencia purpura.
En la época de la Cristiandad no existía la perniciosa separación Iglesia-estado. Un príncipe cristiano (cristianísimo en este caso) estaba igual de obligado que un obispo a acatar la doctrina social de la Iglesia en materia política. Lo que ocurre es que coincidió con la publicación del nefasto Maquiavelo y su príncipe (del mundo), y Francisco I fue uno de sus primeros y mejores alumnos.
EliminarEs cierto que Francia fue una de las pioneras en su época en anteponer su propia grandeza al bien de la Iglesia, pero más que nacionalismo, era un monarquismo medio místico (Clodoveo, Carlomagno, etcétera). Evolucionó hacia un absolutismo feroz en la segunda mitad del siglo XVII, y ya con la ilustración y el posterior liberalismo, fue fácil transferir la exaltación suprema del monarca francés a la exaltación suprema de la nación francesa. Y hasta nuestros días.
efectivamente Richelieu forma parte de ese proceso. Me limito a señalar que no creo que podamos llamar propiamente nacionalismo a lo que él hizo. Todavía estamos en la etapa del monarquismo. Y la política anti-habsbúrgica, plenamente dinástica y no nacional, es clara prueba de ello.
En cuanto a la diferencia entre catolicismo y nacionalismo, recomiendo el capítulo "patriotismo y nacionalismo" del libro del profesor Gambra "la sociedad tradicional y sus enemigos", donde explica con gran claridad la diferencia entre la enseñanza católica al respecto y el nacionalismo en sus diversas variantes (sea cartesiano-francés o romántico-alemán). En muy simplificados términos, el magisterio católico, basándose sobre todo en Aristóteles y el Aquinate, enseña que el amor a la patria es una extensión del deber de piedad, aquel que tenemos hacia quienes no podemos devolver lo que nos han dado: Dios, nuestros padres y la comunidad humana en la que nos hemos criado y vivimos. este acto de caridad se define por el fin que persigue, que es el Bien Común, y por tanto, en último término, la bienaventuranza sobrenatural. El amor a nuestra comunidad humana sería pues natural y bueno, pero en ningún caso finalizado en sí mismo, sino siempre abierto a volcarse a otras comunidades mayores (o menores) que persigan el mismo fin, como fue la Cristiandad en su momento, y posteriormente, en forma algo más imperfecta, la monarquía hispánica (llamada oficialmente, con justicia, católica). El nacionalismo en cambio pone el sentido de su definición no en el fin perseguido, sino en el sujeto de la misma: la comunidad política, y además casi siempre entendida como estado-nación (basado en su unidad e independencia), lo cual no deja de ser una fijación concreta de la historia en un momento determinado.
ResponderEliminarEl nacionalismo católico enfrenta así una disyuntiva, la de considerar la religión como fundante de la comunidad política, admitiendo así que en un momento dado eso puede significar variaciones en la unidad o independencia de un estado-nación concreto, o considerarla simplemente como un rasgo cultural más, que informa al sujeto político, pero no constituye la esencia de su existencia y ni necesariamente la fundamentación de su moral social.
En ese dilema es cuando el católico necesita escoger entre su nación (como hecho histórico concreto e inmanente) y su fe (como fuente y principio trascendente de su acción social), y naturalmente, no debería de dudar en absoluto.
No conozco la historia de Argentina lo suficiente para opinar, pero en España yo creo que dos pensadores nacionalistas católicos evidentes fueron Calvo Sotelo (monárquico autoritario) y Primo de Rivera (estatista corporativo).
GASTÓN: No veo que se toque el aspecto de la preparación para el estallido revolucionario que supuso la destrucción de los cuerpos sociales intermedios por obra de Richelieu. Así concentró todo el poder en la monarquía ¿pero no la debilitó a la larga al dejarla en soledad? Richelieu murió en 1642 y su continuador Mazarino en 1661, faltaban 128 años para 1789 y la revolución que destruiría el modelo creado por los dos ministros. Y llegaría y se impondría lo que todos conocemos. ¿Valía la pena destruir la unidad católica europea para eso? ¿Se le puede considerar realmente un triunfador?
ResponderEliminarFrancia es el gran traidor de España y Europa (hasta se alió con otomanos antes de Richelieu), del que todos desean desembarazarse. Hoy Francia depende de los recursos de su África Francófona con su franco CEFA, y si se le acaba, cae Francia entera... Napoleón fue un desastre absoluto para España, se calcula que mató un millón de españoles, pero las batallas, guerrillas y enfermedades se llevaron 250.000 soldados franceses... España, gloria del Mariscal, ruina del oficial, muerte del soldado...
ResponderEliminarEl absolutismo de Louis XVI es herencia de los Austria Españoles
ResponderEliminarNo solamente eso es ridículo y falso; es que no sé a qué viene a cuento.
EliminarLuis (Diosdado) XIV, el Rey Sol, (y no el pobre Luis XVI, guillotinado) fue el que se declaró "rey absoluto"; y evidentemente le influenciaria su abuelo materno Felipe IV de Habsburgo, Rey de Castilla etc y Rey Planeta.
Pero estamos con Luis XIII, enemigo personal de Richelieu.
En todo caso las circunstancias y los problemas de los dos reinos son muy diferentes, así como su administración.
Luis XIV comienza su gobierno personal a la muerte de su padrino, el cardenal Mazarino; y si se declara "rey absoluto", lo es por algo; muy poco absoluto comparado con los políticos con que tenemos la temeridad de castigarnos cada 4 años.
El absolutismo de los reyes europeos es la consecuencia natural de concentración política y administrativa que va evolucionando en esa dirección desde la Edad Media; como están en la cabeza del orden político, en ellos son los que se concentra el poder; lo cual no significa que gobiernen al arbitrariamente ni que sean injustos.
Los Austrias españoles fueron unos aprendices de París. Y no muy buenos (afortunadamente para la España peninsular y la España americana). El absolutismo de Luis XIV es herencia del ex-carmelita, abogado y filocalvinista Jean Bodin y del cardenal y aristócrata Armand Jean du Plessis.
Eliminar" La Francia Española " de Jean Frederic Schaub ( Raices hispanas del absolutismo frances )
EliminarNo he leído el libro, pero las reseñas publicadas sobre el mismo afirman que versa sobre las relaciones positivas y negativas publicadas entre franceses y españoles en los siglos XVI a XVIII. No parece un tratado de política para afirmar lo que usted da a entender.
EliminarEn el estudio que hace John Elliott del Condeduque de Olivares, creo recordar que es Richelieu el que le copia a él y no al revés. Es cierto que hay medidas que intenta imponer el Condeduque y no puede, medidas que copiadas por los franceses luego las impondrá en España el primer rey Bourbon.
EliminarDe todas formas el copiar o no copiar es irrelevante.
Todos los Estados tienen unos problemas de gobierno y copiarán medidas que funcionen en otros Estados. Partiendo siempre de que cada pais tiene una tradición, una constitución política y unos grupos de intereses que intentarán proteger sus propiedades y conservar su influencia.
Lo que sí se ha dicho es que Felipe V importa la administración centralista francesa y aparta la tradicional española de Consejos.
Una de las cosas que hace es subir los impuestos, lo que inevitablemente trae protestas, como el levantamiento del mestizo Tupac Amaru. Y racionalizar la administración, que cada vez es más importante. Pero esto es una tendencia normal en todas las sociedades occidentales.
Podemos decir que el modelo Habsburgo era distinto que el francés (ya que no ha evolucionado como el francés: hasta la Primera Guerra Mundial en Austria-Hungría ). Decir que uno es mejor que otro es irrelevante ("mejor" ¿para qué ?)
Sin ánimo de ser quisquilloso, creo que conviene distinguir entre un gobierno autoritario y una monarquía absoluta. El autoritarismo trata de ejercer la potestad sorteando de facto o influyendo en las leyes y mecanismos legales que la limitan por las constituciones históricas de la res pública. El absolutismo monárquico plantea filosóficamente el derecho divino de los reyes, y por tanto, la directa derogación de iure de cualquier costumbre o fuero previo que pueda ejercer cortapisa sobre ese poder.
EliminarUn monarca autoritario, como pretendió el Conde duque de Olivares, puede intentar torcer a su voluntad fueros o cortes, pero formalmente las respetará, y el pueblo en ellas defendido y representado siempre podrá usar las instituciones para apelar y defenderse. En la monarquía absoluta dichas instituciones son suprimidas formalmente con una base filosófica y teológica, y el monarca, independientemente de su carácter, gozará del estatus absolutista en cualquier caso.
No sé qué harían los nacionalistas católicos argentinos actuales ante el dilema, pero lo que parece podemos saber con claridad es que los nacionalistas ortodoxos rusos actuales no tienen mayores dilemas, je:
ResponderEliminar"Para tener una idea de como las gastan en materia religiosa Cirilo I y Putin, el 9 de Mayo de 2020 (Día de la Victoria Patriótica) ese día inauguraron una enorme nueva basílica ortodoxa, en honor del Ejército Ruso, en una plaza muy cercana a Moscú, en cuyo lugar de honor figuran, en forma muy grande y visible, en mosaicos multicolores: Stalin, Putin, y la Península de Crimea."
De acá:
https://www.laprensa.com.ar/516051-Cirilo-I-declara-la-guerra-santa.note.aspx
Armando Rey Ertas
Me deprimen ya "nuestras" discusiones sobre historia y aún más si incluyen a la Universidad del Salvador, al nacionalismo y al revisionismo histórico, y eso que estudié historia en el Salvador, en el nacionalismo y en un profundo revisionismo histórico.
ResponderEliminarSomos entusiastas de nuestro propio cuentito.
El Séptimo Rey Mago
Hoy en día, el catolicismo es irrelevante, nadie le tiene en cuenta, ni aún como ideología posible, ni, menos, utopía, (lo que aman ellos, que los católicos no, creo). Pero mis ojos escrutan lo que me pide el ángel del Señor en esta fecha.
ResponderEliminarSeguramente debo ser muy simple, todos recordarán en El Evangelio de Jesucristo el desarrollo sobre el Patriotismo Virtuoso I y II que hace Castellani, así como los versos "Amar la Patria es el amor primero...". Más allá del planteo contrafáctico que hace el W. coincido con el comentario precedente, en que desde Richelieu ni las Patrias ni la Iglesia se recuperarán sino se recupera el tejido social. Me parece que Belloc más que por el ensayo en cuestión, que mal no nos viene, le preocuparía en esta hora la restauración de los cuerpos intermedios. Antídoto para los autoritarismo que azotan tanto a la fe verdadera como al patriotismo virtuoso.
ResponderEliminarUn sector del catolicismo argentino, afecto a la "derechona", es de corte netamente liberal. En la realidad se han aprovechado del Estado y de los argentinos, trabajando en la DGI, en juzgados, en el sector público en general. Es imposible que viviendo del Estado hablen firmemente contra el aborto, contra la homosexualidad. Se esconden en eufemismos. No han apoyado el nacionalismo, han cuidado los restos de herencias que recibieron en otros tiempos, totalmente reducidas en la actualidad a casi nada.
ResponderEliminarNo ocurrió lo mismo con los católicos nacionalistas de la generación de los años 70; Sacheri, Genta, héroes de Malvinas, Castellani. Hombres libres, profesaban el catolicismo, tenían un proyecto político que quería hacer crecer el bien común del pueblo, no cuidaban sus propios intereses. Dieron la vida sin vueltas. No necesitaban disfrazarse con la boina carlista, ni armar escenografías estériles. Integraron en sus vidas y martirio el catolicismo y el amor a la Patria.
Excelente descripción, Sr. Ernesto.
EliminarParece que el problema está en que grado un católico puede ser patriota y un nacionalista, católico.
ResponderEliminarEl problema se dio modernamente en Estados Unidos con la elección del católico Kennedy (porque los católicos obedecen al Papa y no al mandato de sus electores).
Yo diría lo siguiente:
El ser humano es un animal social -para poder sobrevivir y prosperar-; por tanto en principio le favorece lo que favorezca al grupo y le perjudica lo que le perjudique.
Los grupos naturales son muy pequeños (se ha calculado que tienen no más de 230 miembros más o menos) y además unidos por lazos de sangre con un antepasado común (es el totem).
Cuando por la dinámica humana, principalmente por el cultivo de cereales y la urbanización, esos grupos se van haciendo más grandes, hay que encontrar otros rasgos (que son simbólicos) que unan...así llegamos a los Estados modernos en que sus habitantes están unidos por una historia común, una lengua común y una organización política común. A veces tienen una religión común.
Las religiones misionales, como el cristianismo y el Islam, son transnacionales, lo que en principio está en contra de la evolución de los Estados, aunque hayan configurado las sociedades del sur de Europa y sus extensiones en otros continentes.
El nacionalismo como ideología nace de la Revolucion Francesa y es una manera de unir a la población antes dividida en estamentos y privilegios. Aunque los Estados Europeos no son monolingues, el nacionalismo se inventa una historia común y una lengua común (que impone por la fuerza a quien no la hable).
El Estado-nación es ante todo un mercado cautivo en beneficio de quien controla políticamente ese Estado en nombre de la "Nación" (nótese que en un Estado comunista el sistema es muy parecido, sólo que se gobierna en nombre del "proletariado")
Es natural que en esta concentración de poderes en mano del político y de los oligarcas que representa, la Iglesia Católica es un elemento que escapa a su control; de ahí que se le persiga, robe e intente secularizarla.
Por tanto, si es normal sentir patriotismo, también que los políticos lo manipulen en su interés.
La Iglesia no prohíbe el amor a la comunidad o a la comunidad mayor -son sentimientos naturales o naturalizados buscando el bien común-.
Lo que la Iglesia prohíbe es, además de tomar el patriotismo como una religión laica (2 religiones por definición son incompatibles) es pecar para cumplir o realizar esos sentimientos naturales o artificiales; como despreciar al que no es del grupo, robarle, matarle, invadirle...manipular y engañar al Pueblo con esos sentimientos etc
Por eso mismo el nazismo fue prohibido.
Aplicado a las Malvinas, a parte del problema que hay con la población, que nunca ha sido argentina, es el de utilizar el sentimiento patriótico para desviar la impopularidad de la Junta y llevar a los muchachos mal equipados al matadero.
Las Malvinas es un baldón desde la misma independencia. Es normal que se quiera recuperar. Es como la Alsacia y la Lorena, que tantos problemas han traído a Europa y a los judíos franceses. Pero hay formas y formas.
"Formas" que para muchos es una sentencia de muerte y para todos una deuda nacional que hay que pagar en dólares.
Ver qué bien de los en liza es mayor ayuda a decidir moralmente.
El tema es que nunca nos pondremos de acuerdo sobre el nacionalismo porque lo que los nacionalistas entienden por nacionalismo es algo muy particular. Doy una definición de un intelectual católico argentino muy conocido:
ResponderEliminar"A este intento, deseo, anhelo o ideal –como quiera llamárselo– de reconstruir la cristiandad en el suelo natal (nación) que nos quedó como heredad una vez extinta ..., llamamos propiamente Nacionalismo Católico ... a ese móvil de abrir de par en par las puertas a Cristo, empezando por las puertas de las naciones, llamamos nosotros Nacionalismo Católico”.
A eso no hay con qué darle.
En efecto, el nacionalismo argentino, lo que aquí se llama "nacionalismo católico", no tiene casi nada en común con lo que así se denomina en la Uropas. De manera tal que las críticas vertidas aquí contra (aquel) nacionalismo, son vanas por inconsistentes. Por otro lado, ese apéndice de discusión histórica que se armó un poco más arriba tampoco tiene solución ni siquiera ámbito apropiado en un medio necesariamente limitado como éste.
EliminarPero si veo mucha ofuscación contra la Argentina, contra lo que ella debería ser sobre todo, de parte de quienes no pueden ocultar la violencia que les causa su patente desilusión; que, como todas las cosas de este mundo, deben entenderse en sentido sobrenatural y no a los bifes. Como la Patria misma. Así, critican lo bueno que tuvo la época de nuestra Independencia -que comparativamente es mucho- o Malvinas, o a los nacionalistas; pero los critican por ser argentinos, porque lo que se elogia en la literatura patriótica son cosas que se elogiarían en cualquier rincón del orbe. Pero aquí no se le reconce ese derecho, por ese salpullido de distanciarse del negro, devastador, presente local. El fenómeno no es nuevo y por cierto no es muy vasto; pero en todo caso, observo, querido Caminante, que entre los comentaristas de esta página es más abundante, acaso por la inteligente generosidad con que son aceptados los comentarios.
Gracias
Catilino
“Belloc es un escritor inglés. Un apologista católico. No es de ninguna manera un historiador.”
ResponderEliminarEsencialmente Belloc es un contemplativo. Nomás leerlo para darse cuenta.
Recuerdo el epilogo de Caponetto a Una Sabiduría de los Tiempos del Padre Petit, cerrando el libro con la misma controversia que aquí se debate, pero bajo los presupuestos de Caponetto.
Cito partes del epilogo:
“Y sin embargo tampoco podemos coincidir totalmente con Fray Petit. Cuando movido por esta lícita y nobilísima herida nacional, dice las cosas que dice. “
“Que España no descubrió América, en primer término. Porque según afirma (entre otros sitios, en el séptimo capítulo) "el momento histórico que pasaba no le permitió descubrir". De resultas, "nosotros no estamos fundados, la Argentina no existe. Somos un planteo híbrido...un pueblo envejecido...viviendo de sobras de una civilización que se ha desmoronado...no hemos nacido".
"La Argentina no ha sido nombrada", dice despues Fray Petit. No nos hemos visto todavía. "Toda aquella corriente misional espléndida de los españoles, no terminó en vida monástica sino en parroquias...Hemos tenido poetas europeos, algunos muy buenos, pero europeos... Yo les voy a decir que (nacimos) a la cultura el día que yo vea metáforas en el pueblo...Mi país aún no tiene nombre...tenemos un catolicismo disminuido...En América no hemos visto un católico aún, un hombre que prefiera la eternidad a lo temporal...La historia argentina es historia de desolación".
La tesis de Caponetto sería: ”América y Argentina conocieron la Catolicidad.” Basado en la idea griega: “Pero la historia de los pueblos es, fundamentalmente, la de sus Arquetipos.”
Luego enumera un montón de católicos eminentes, hasta extremar su tesis: “También la patria por católica biennacida conoció la sabiduría teológica y filosófica. Puede decirse sin alarde con sólo mencionar un nombre gigante: Leonardo Castellani.”
“Fundar es, entonces, un verbo que la España Descubridora conjugó monásticamente en América.”
Para mi Petit tiene razón. Somos más modernos de lo que pensamos.