Páginas

domingo, 31 de diciembre de 2023

Oración para el Año Nuevo

 




Oh Señor Dios nuestro, Tú eres el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Creador del tiempo, existente antes del tiempo y fuera del tiempo, el mismo ayer, hoy y siempre. Tú eres el Pantocrátor, el Gobernante absoluto que ejerce autoridad soberana sobre todo el universo y sus leyes. Tú no estás limitado por ningún acontecimiento o suceso natural, ni por nuestra acción o inacción. El mundo no es impulsado por fuerzas ciegas, sino que es gobernado sabia y amorosamente por Tu divina Providencia.

    Tú, oh Rey y Amo del mundo, gobiernas por Tu todopoderosa voluntad el mundo que creaste como un capitán gobierna su barco. No tenemos nada que temer mientras Tú estés al timón. Los mismos elementos de la naturaleza Te obedecen. Nada ocurre por casualidad. Lo que nos ocurre no sucede al azar. Ni un solo cabello de nuestras cabezas cae al suelo sin Tu poderosa voluntad. Estamos en Tus manos. Lo que somos, todo lo bueno que hay en nosotros, procede de Ti, fuente de toda bondad.

    Te pedimos humildemente, nuestro Salvador, al entrar en este nuevo año de nuestra salvación, que nos bendigas a todos; que bendigas nuestros esfuerzos y todo lo que hagamos. Te pedimos, oh Señor, que bendigas el tiempo que nos concedes, para que podamos pasar este nuevo año de tu gracia y de la vida que nos has dado en el arrepentimiento, el perdón, la paciencia, la tolerancia, la paz, la lucha contra nuestras pasiones, la práctica de las virtudes, en hacer tu voluntad, no la nuestra, y en aceptarla alegremente, sin lamentos ni quejas.

    Concédenos, oh Padre Todopoderoso, una fidelidad sincera, una vigilancia dispuesta y un testimonio activo, para ser fuertes y crecer en la fe y el amor hacia Ti, y trabajar diligentemente por el establecimiento de Tu Reino, un Reino de paz y justicia. Infunde en nosotros el anhelo por el establecimiento de Tu Reino celestial, un Reino de vida eterna, paz y alegría.

    Te suplicamos también, Señor, que bendigas al mundo entero y a todas lasnaciones. Guíalas hacia Ti, para que lleguen a conocerte a Ti, el único Dios verdadero, y a hacer Tu Santa Voluntad. Y protege, oh Señor, a Tu Santa Iglesia, en todas partes, para que con una sola voz y un solo corazón todos podamos alabar y glorificar Tu Santísimo y magnífico Nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 29 de diciembre de 2023

El cardenal Fernández: un príncipe que retornó a su pueblo

 


por El jején de Alcira


Alcira Gigena es un pueblo ubicado en el suroeste de la provincia de Córdoba. Araña los seis mil habitantes y es uno de los tantos pueblos ventosos y aburridos de las pampas argentinas, más aburrido y deprimente aún que Calchín, el pueblo donde nació el escritor Héctor Bianciotti, cuya vida monótona y polvorienta inmortalizó en Lo que la noche le cuenta al día.

    Calchín dio al mundo dos celebridades: Bianciotti, que ocupó en la Academia Francesa el puesto de André Frossard, y Julián Álvarez, un joven futbolista que se lució en la selección argentina en el mundial de 2022. Alcira Gigena también tiene su celebridad: como una amapola de las pampas, de aquí emergió el cardenal Víctor Fernández, prefecto del dicasterio de Doctrina de la Fe.  

    Yo vivo en Alcira, en una casa intrascendente sobre el bulevar de palmeras y farolas azules que divide el pueblo en mitades. Poco antes de la Navidad de este año se supo que, desde Roma, el cardenal Tucho hacía saber a nuestro párroco, el buen padre Germán, que quería regresar a su pueblo. “¡Qué orgullo para ustedes!”, decía el purpurado mientras preparaba su maleta en su casita de los jardines vaticanos. Él nació y creció aquí, en Alcira Gigena. Siempre fue un niño y adolescente “raro”, medio poeta, de languideces existencialistas, amante de cosas piadosas y de ánimo delicado. Después se fue al seminario, donde su personalidad perseveró en la delicadeza de sentimientos. Son conocidas en el ambiente clerical de la diócesis de Río Cuarto sus pertinaces acercamientos a los superiores y sus suspiros cuando, hablando con el rector, le confesaba: “Ay padre; cuánto sufro cuando escucho a mis compañeros criticarlo a usted y a otros formadores. ¡Qué doloroso es que se rompa la unión de nuestra comunidad”. De Río Cuarto pasó a la ciudad de Córdoba, y de allí a Buenos Aires. Y así, Víctor Manuel se fue yendo del pueblo, el que comenzó a olvidar su silueta delgada y su andar pizpireto. ¡Y llegó a Roma y fue hecho cardenal! Y él quería regresar en estas navidades con su sotana roja a recibir el afecto de los suyos y los honores pueblerinos. Y así lo hizo.

    Se vistió con sus mejores galas cardenalicias, propias de los rígidos clericalistas como el cardenal Burke, y entró saludando por la nave central de la única iglesia local. Parecía una novia ingresando al templo; sólo faltaba la marcha nupcial y el novio esperándola al pie del altar ("Roja y radiante va la novia", me susurraba al oído un antiguo compañero de la escuela primaria del cardenal mientras contemplaba el espectáculo y recordaba la sesentosa canción de Antonio Prieto). Se descubrió una placa inmortalizando su visita y señalando que allí solía rezar él, de modo que todos los conductores distraídos y los adormilados viajantes de comercio que en lo sucesivo se aventuren a las soledades de Alcira Gigena, sepan que están pisando un lugar histórico. También la intendente lo declaró ciudadano ilustre; hubo regalos, muchas fotos  y besos. Los lectores de este prestigioso blog pueden ver aquí un breve video que resume el recorrido del cardenal.

    Pero la hilacha aparece siempre. El estupor de los alcirenses fue creciendo al escuchar las palabras que el homenajeado desparramaba en la homilía de la misa. Insistió en marcar que Alcira es un pueblito insignificante (dijo otra palabra grosera que prefiero evitar), que no tiene posibilidades de nada y que por eso hay que irse. Pero él, sin embargo —mírenlo bien—, él ha logrado sobresalir y hoy es mundialmente conocido. En ese contraste, entre lo que es la insignificancia de Alcira y la magnitud de su actual figura, sin embargo se puede extraer una enseñanza. Y así, como sabio que es, la verbalizó frente a los alcirenses: aún de lo más irrelevante y despreciable puede surgir lo más grande. Por ello no hay que deprimirse ni dejar de aspirar a la grandeza y a las altas dignidades.

    Nos echó una capa de alquitrán y nos dijo que él pudo quitársela de encima; a él, que era negro como la pez por haber nacido en Alcira,  podemos verlo ahora rojo como la grana viviendo en Roma. La distancia entre el príncipe y el común de los plebeyos, que somos nosotros, nos debe servir de orgullo y de consuelo en el horizonte gris y ventoso que habitamos.

    El colmo de la molestia de mis vecinos se dio cuando, a propósito de la distinción municipal de ciudadano ilustre, el purpurado, siempre de sotana y solideo rojos, bromeaba acerca de lo que significaba la distinción recibida (él, aclamado por las naciones, es distinguido con un pergamino inútil por una gruesa y teñida intendente) y no tuvo mejor idea que hacer mención a la película de Gastón Duprat El ciudadano ilustre. La sarcástica referencia no cayó nada bien y sigue comentándose después de su partida. Ese paralelismo no era lo que la gente esperaba.

    Es cierto que las formalidades pueblerinas suelen ser un poco cursi. Es cierto que para quien se codea con el Papa y le escribe sus papeles, los discursos escueleros, las flores, los regalos de artesanía local, los libros del párroco y los pergaminos municipales son poca cosa, y apuesto a que los habrá tirado en el primer cesto de basura que encontró. Pero el afecto con olor a oveja suele ser así. Y el sinsabor de las ovejas queda, hasta que el olvido se lo lleve.

    El ciudadano ilustre vino y no pudo ocultar su sobradora superioridad; por algo está donde está. Pero ya se fue, como el de la película y, como Mambrú, no sé cuando vendrá otra vez.


[Junto a agradecer al jején de Alcira por esta crónica, no quiero dejar de llamar la atención sobre la vulgaridad del cardenal Tucho Fernández, cada vez más desatada. En el minuto 3 del video enlazado más arriba, se expresa de un modo soez durante la homilía, y poco después, en una entrevista concedida a la inefable Elizabetta Piqué, utiliza la expresión “mala leche” para referirse a quienes cuestionan Fiducia supplicans, expresión que, aunque en España sea de carácter coloquial, en Argentina es particularmente vulgar y zafia. Este es el nivel de quienes gobiernan la Iglesia. Al respecto, recomiendo este artículo del esclarecido intelectual argentino Bernardino Montejano].

jueves, 28 de diciembre de 2023

Sodoma supplicans. La gran prostituta con la que fornican los reyes de la tierra (Ap. 17, 1-2)

 



por Eck


El pontificado de Francisco está siendo una dura prueba para la Iglesia. Si esta sobrevive, no como cáscara corrupta de una institución religiosa evaporada sino como realidad de la fe en Cristo, tendremos una prueba más de su origen divino. Sabemos por el mismo Jesucristo que las puertas del Hades no prevalecerán y nos avisó de que estas cosas sucederían pero ¡qué duro es vivirlo! Es el mayor veneno de este pontificado, que va eliminando la Fe y la Confianza en Dios depositada en su Iglesia poco a poco, como una gota malaya. Es la mediocridad, la hipocresía; es la burla. Dura, fuerte, terrible lección la del Hacedor, como su tremendo sermón del Pan bajado del Cielo, que espantó a sus oyentes e hizo dudar a los discípulos hasta tal punto que les pudo preguntar el Salvador: ¿También vosotros os queréis ir? Ahora se nos vuelve a hace esta pregunta a través de una Iglesia prostituida y violada en las manos de Francisco y su chucho, el archipedante ignorante, el orate teologizante Tucho. Pero fue san Pedro quien nos dio la respuesta: “Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. VI, 68). ¡Señor, despierta que perecemos!

    Es en este apóstol en quien nos tenemos que fijar porque nos adelanta hasta qué simas puede caer el pontificado y hasta qué punto puede prostituirse una institución divina dejada en manos de los hombres. Inmediatamente después de la Confesión de Simón Bar Jonás, el cimiento de toda la Fe, y la Declaración de la Piedra, nuestro Señor le llamó Satanás a su propio vicario por querer bendecir la abdicación de su misión. Le escandalizó y le ordenó tajantemente apartarse de Él. Empezó bien el Príncipe de los Apóstoles, luego continuado por las negaciones en el atrio de Caifás —"no conozco la doctrina católica"—, y por el incidente de Antioquía, ambigüedad y engañifa para conchabarse con el mundo bendiciendo como salvadores los rituales periclitados. Francisco sigue a su antecesor en lo malo pero no en su fidelidad a Cristo, no en su amor ardiente y humano, demasiado humano, de ese Sancho Panza a lo divino que se veía gobernador civil de Israel pero que se iba impregnando del quijotismo divino del Maestro hasta tal punto de no abandonarle ni cuando no entendía sus caminos, de reconocer humildemente sus errores, ordenar que se escribieran para enseñanza de toda la Iglesia y de dar su vida por Él en la cruz. Pero es que san Pedro amaba a  Jesucristo y Francisco no se ama ni a sí mismo, pues nadie no se prestaría a este timo degradante.


Francisco, purga de Dios

Dice la Escritura que los padres comen agraces y los hijos sufren dentera. Ahora nosotros sufrimos la dentera de unos padres muy conciliares que comieron los agraces del ultramontanismo y del modernismo en sendos concilios y de todo el sarmiento de siglos de Devotio moderna y exageraciones en los terrenos de la fe. Pero ¿qué esperábamos? ¿que el olmo diera peras o que Francisco tuviera grandeza? Dios no consiente ni la mínima transgresión en el orden de la verdad ni de la caridad, aunque sea por el bien de muchos o sea muy útil en un momento dado. ¿No fulminó a Ozá por tocar su santa Arca para evitar que se cayera (II Samuel, VI, 6-7)?

    Como en las fábulas de las ranas que pedían rey, la Iglesia de los siglos XIX y XX pedía a gritos un Papa como Francisco. 

    ¿No querían un pontífice absoluto, un rey omnipotente cuya voluntad fuera ley? Entonces, ¿por qué nos quejamos de sus destituciones de obispos y de sus nombramientos de nulidades a dedo? ¿Acaso no es su voluntad soberana? Ahí tenemos a Francisco. Qué mayor prueba de obediencia absoluta que obedecer órdenes tiránicas y locas, irracionales y perjudiciales. 

    ¿No querían un pontífice cuyas opiniones fueran magisterio y cuyas ocurrencias fueran doctrina de la fe? ¿No querían un gurú al que confiar su cabeza y así evitar la funesta manía de pensar? Ahí tenemos a Francisco y su jamelgo Tucho. Qué mayor prueba de obediencia tienen que obligarse a pensar en las chorradas y tonterías como venidas de Dios. 

    ¿No querían un pontífice como oráculo de Dios en vez del humilde confirmador de la fe, un Amo en vez de un servidor de la Palabra divina? Ahí tienen a Francisco. Qué mayor prueba tienen de obediencia que creer no ya contra toda esperanza sino en contra de la Fe. 

    Finalmente, qué mayor prueba de ultramontanismo hay que un Papa tan absoluto, tan absoluto que puede cambiar la Revelación, enfrentarse a la Ley Natural y destruir a la Iglesia a su voluntad y placer. 

    Dios no se queda con nada y es temible cuando no concede lo que le pedimos pero es aún más terrible cuando lo hace. La Iglesia pidió a gritos un Francisco a Dios y Éste lo concedió para nuestro castigo y corrección, tal como advirtió Samuel al pueblo cuando pedían un rey. De Dios nadie se ríe y el Altísimo se ríe desde lo alto. Dios se ríe del ultramontanismo y del modernismo. El resultado de esa risa es Francisco, el ricino, la gran purga de Dios.


El indientrismo de Francisco

Una de las frases más conocidas de Carlos Marx es la de que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. En el caso del pontífice Bergoglio, éste es la suma de todas las farsas. Tanto dar la matraca con el regreso al pasado, su pontificado en un auténtico compendio del pasado; toda una enciclopedia. Es una máquina del tiempo de todas las rémoras y antiguallas fenecidas tiempo ha. Es un retroceso por fascículos mensuales a las etapas más negras de la Iglesia.

    No quiso ser un papa del renacimiento pero ha convertido su corte en una pocilga de todos los vicios, digna de los Borgias y Medicis, y aún peor porque no tiene la belleza que supieron crear antaño. Donde pisaron Cesar Borgia, Julio II o Clemente hoy lo hacen los Zanchettas, Parolines y maccarristas, bufones y criaturas de su amo. Donde se organizaban fiestas y convites inmorales entre maravillosos frescos, hoy se celebran orgías con putas, cocaina y gigolós hozando entre la mugre.

    No quiso ser un papa con todas las galas de la realeza. Nada de sedarios ni mucetas; nada de vivir en palacios. Se aleja como de la peste de cualquier sombra de pompa y circunstancia y ni puede ver los encajes, muarés ni dorados. Sin embargo, su absolutismo y tiranía no tiene nada que envidiar a Enrique VIII y como éste liquidaba esposas, Jorge Mario se carga favoritos. Hoy son los obispos sus sayones y verdugos a los que alza y abaja a su albedrío. Pocos vivos quedaban contemporáneos que hubiesen vivido la destitución de un cardenal, y para encontrar a un coetaneo de un cardenal condenado habría que irse a las huesas antiguas para buscar mohosos cráneos. Si no fuera por los tiempos, hasta habríamos visto la figura roja del maestro Tita cruzar el Tiber para el engorroso trabajo de pasaportar a un enemigo del Papa como Burke. Hoy, el cadalso se llama Visita Apostólica, no mata cuerpos pero sí vidas y honras. Su terror y paranoia en toda la Iglesia es digno de la Rusia estaliniana. Ahí tenemos la vergüenza del juicio de Becciu, digno de los procesos de Moscú.

    En Roma no se habían visto celebraciones paganas de tal calibre desde Teodosio y aquelarres papales desde Juan XII; hoy hemos visto con estupor el culto a la Pachamama, corros de la pata sacrílegos en los jardines vaticanos y otras ceremonia ecumaniacas. ¡Qué podemos decir de ese revival sesentero que nos tortura desde que sus posaderas se sentaron en el trono petrino! Y por no hablar de su prostitución con los poderes del mundo con su adopción de la Agenda 2030. 

    La lista es todavía más larga, desde el intento de supresión de un rito por sus gónadas pontificales con su Traditiones Custodes, hasta su supresión paulatina del Opus Dei, como en los buenos siglos XII Y XIII. Por no hablar de la atención dada al cuerpo de su predecesor, tratado como una bolsa de basura y que tanto nos recordó al papa Formoso y el Concilio Cadevérico. En los siglos XVI y XVII se llamaba misericordia al puñal con el que se remataba al enemigo; hoy esa palabra recupera en todo su esplendor este significado para despachar a los eclesiásticos y algún laico, Gaztelueta, que caen bajo la ira papal de Francisco. Y en este caso de Gaztelueta volvemos a la plena Edad Media cuando la jerarquía eclesiástica juzgaba a los laicos. Todo modernidad y buen rollo como se puede ver.

    Pero quedaba la guinda del pastel. Una tentación tan fuerte que para librarse tuvo que caer en ella: la de ser un nuevo Honorio pero a su manera y con su sello: berreteando.


El Honorio berreta: El Francistucho

La sombra de Honorio siempre sobrevoló la Roma ultramontana. Era el gran mentís a las pretensiones absolutistas y a las demasías magisteriales sobre la Escritura y la Tradición. De Maistre negaba su caída; otros se olvidaron culpablemente de él; Veuillot lo aceptaba en la teoría pero lo excluía en la práctica, pero el papa Honorio siempre fue un aviso muy recio del Cielo para mantener el papado dentro de los límites en los que le encerró el Salvador cuando estuvo en la Tierra, y un ejemplo de humildad para sus sucesores a fin de que fueran servidores de la Verdad, sus guardianes y custodios pero no sus amos y dueños.

    El caso del papa Honorio es triste porque este fue un papa apreciado en su tiempo, constructor y restaurador en lo que se podía en la Roma del siglo VII y con cierta fama de santidad incluso. Todavía podemos ver su retrato melancólico, como si intuyera el porvenir, en un mosaico de Santa Inés Extramuros. Su actuación en la herejía monotelista le condenó ante la posteridad. Engañado por el patriarca Sergio de Constantinopla o por amor a la paz y la unidad por encima de la justicia y la verdad, no solo no condenó la herejía sino que en unas cartas ambiguas favorecía el mal al declarar que esta herejía no podía ser considerada herética. Dicho de otro modo, que se podía ser católico y confesar que solo había una voluntad en Cristo, la divina, con lo que su humanidad quedaba manca. Fue anatemizado con justicia por el VI Concilio Ecuménico de Constantinopla y por los dos siguientes.

    Hoy Francisco y su Tucho lamebotas han repetido la jugada con su Fiducia supplicans, una estafa y engañifa para aceptar la impudicia de tal calibre que quedará en los anales de la Iglesia. En favor de Honorio está que la cuestión discutida en sus tiempos era difícil, sutil y, para los latinos, lejanas. Una comedura de cabeza de los griegos, que tienen la manía de indagar en misterios donde no deben. “Les mando una carta ambigua para librarme de este papelón y que allá se las compongan. Yo me lavo las manos”. Esto debió pensar el papa en medio de los líos entre el exarcado de Ravena, los lombardos y la nobleza romana. 

    Francistucho, quimera horripilante y mezcla de cuanta mediocridad haya sin grandeza alguna, debió pensar lo mismo: una chuche para alemanes y los padres mastines S.J. de la sarasada pero, pillos ellos, de tal forma que no se les revolviera el gallinero conservador: una bendición no hace daño a nadie y todos contentos. Amén Jesús. Bien envuelta por los delicados pensamientos teológicos francituchescos, oro molido del santo Tomás de Aquino redivivo para envolver la píldora. Con la modorra no pían. Cráneos privilegiados. Berretismo puro.

    Por supuesto, se montó la mundial. Lo que era una cuestión de alta teología medieval que confunde al más pintado y qué el pueblo ni se olió, en esta ocasión es digna del catecismo de párvulos y la parejita vestidita de marineros bien visible en la Iglesia con la parasuegra incluida. Esperamos un nuevo bendicional alitúrgico de atropófagos, mafiosos, de pederastas, esclavistas, bestialistas o de la cruz del Kukusklan. Sed realistas, pedid bendiciones imposibles. Y como no hay boda sin la tía Juana y Fernández es la claridad personificada, ya ha salido ha clarificar su clarificadora clarificación a las claras dudas del orbe y la tomadura de pelo ha llegado a niveles siderales cuando no cosmológicos: «No se bendice la unión pero sí la pareja». Abrió la boca el buey besuqueador y se oyó el mugido por todo el mundo. Esto es tomarnos a todos por Giles y no el Romano... Con este pavo de pacificador, una riña de bar deviene en la Tercera Guerra Mundial. Hasta el Maligno debe estar alucinando en colores en las zahurdas infernales, miles de años de trampas y engaños sutilísimos para que un par de memos se carguen la moral de la Iglesia con semejante piltrafa. Tanta inversión en Arrios, Berengarios, Nestorios, Luteros, Rahner y hasta el orate pedante de Chardón para esto. Debería haber inventao antes a Francistucho, destruccion de almas asegurada.

    Sólo le queda a Francisco un último gustazo antañón. Desgraciadamente para él, tiene que criar malvas o cardos en Santa María la Mayor: la de ser anatemizado por todo un señor Concilio Ecuménico, por lo que no lo podrá ver en esta tierra. Esperemos que lo haga en el purgatorio y esperemos que lo haga un futuro Concilio.




lunes, 25 de diciembre de 2023

Feliz Navidad

 


El Hijo de Dios "se despojó (ekenosen) a sí mismo, tomando forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres". (Fil. 2, 7)

viernes, 22 de diciembre de 2023

El Papa y el agujero negro

 


por Dan Hitchens


En una secuencia de acontecimientos ya familiar, el Vaticano publicó el lunes un documento que causó confusión al instante. “El Papa dice que los sacerdotes católicos romanos pueden bendecir a las parejas del mismo sexo”, anunciaban los titulares. Los apologistas católicos optimistas dijeron que los medios de comunicación habían malinterpretado el documento, que no permitía tal cosa. Los apologistas católicos pesimistas dijeron que, por desgracia, los titulares eran correctos y que el Papa se había equivocado. Los ultramontanos a tiempo parcial dijeron que el documento sólo podía leerse de forma conservadora y que era un insulto indignante al Papa pensar lo contrario. Los ultramontanos a tiempo completo decían que el documento sólo podía leerse como un “desarrollo de la doctrin” y que era un ultraje al Papa pensar lo contrario. Los liberales se alegraron, con un ligero matiz de impaciencia. El mundo se interesó brevemente, y llegó a la conclusión de que la Iglesia estaba haciendo algunos lentos progresos, luego bostezó un poco y pasó al siguiente titular.

    He pasado lo que parecen años analizando estos documentos vaticanos tan debatidos, comprobando la traducción exacta de las palabras italianas, pidiendo comentarios a doctos canonistas y teólogos, comparando unas frases con otras. Y para ser sincero, estoy pensando en retirarme del juego. Porque en la era del Papa Francisco, esas declaraciones “controvertidas” suelen ser menos declaraciones que agujeros negros

    Un agujero negro, según la NASA, es “una gran cantidad de materia empaquetada en un área muy pequeña: pensemos en una estrella diez veces más grande que el Sol comprimida en una esfera de aproximadamente el diámetro de la ciudad de Nueva York”. Eso exagera ligeramente la densidad del texto de cinco mil palabras de Fiducia supplincans, pero lo importante es el resultado, que, como explica la NASA, “es un campo gravitatorio tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar”. 

    Lo mismo ocurre con la Fiducia supplicans. Normalmente se puede arrojar luz sobre un documento preguntándose qué ha dicho la Iglesia antes. En este caso, el propio documento cita la última declaración del Vaticano sobre el tema, emitida en 2021. Aquel texto decretaba, con la aprobación firmada del Papa Francisco, que “no es lícito impartir la bendición a relaciones o parejas, incluso estables, que impliquen una actividad sexual fuera del matrimonio... como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos ... no puede justificarlas y hacerlas objetos legítimos de una bendición eclesial”.

    Pero unos miles de palabras después de invocar el documento anterior, este nuevo anuncia de repente que: “En el horizonte aquí trazado aparece la posibilidad de bendiciones para las parejas en situación irregular y para las parejas del mismo sexo”. Naturalmente, buscas en el texto dónde se explica por qué el documento anterior estaba equivocado. No encuentras nada. Has sido absorbido por el agujero negro, donde la luz de la razón no puede penetrar.

    Así que, con espíritu de generosidad, intentas aceptar el documento en sus propios términos.  Aparentemente, todo el mundo ha tenido previamente una comprensión inadecuada de las bendiciones. Este nuevo texto ofrece “una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones” (cursiva en el original.) Siguen 2800 palabras de elucubraciones sobre las bendiciones: bendiciones en la Biblia, por qué las personas que piden bendiciones muestran una “sincera apertura a la trascendencia”, la observación de que a veces los sacerdotes bendicen peregrinaciones, así como “grupos y asociaciones de voluntarios”. Nada de esto es notablemente innovador ni, de hecho, específico. De nuevo, avanzamos en la oscuridad total hacia una conclusión confiada:”Dentro del horizonte aquí esbozado aparece la posibilidad de bendecir a parejas en situación irregular”, etc. ¿Qué horizonte sería ése? Demasiado tarde te das cuenta: Es el horizonte de sucesos. Has vuelto al agujero negro.

    Bueno, si el documento parece incoherente con la enseñanza católica e incluso consigo mismo, quizá habría que plantearse si el problema está en los propios supuestos. Al fin y al cabo, el documento corrige severamente lo que al parecer es un error frecuente. “A quienes buscan una bendición”, nos informa, “no se les debe exigir una perfección moral previa”. Entonces, ¿quién ha difundido esta falsedad? ¿Quién ha afirmado que sólo las personas moralmente perfectas pueden ser bendecidas y, ahora que lo pienso, qué tiene eso que ver con el asunto que nos ocupa? Pero ya empiezas a perder pie, y te sientes arrastrado, impotente, hacia el borde... 

    Dado que ahora hay dos enseñanzas papales contradictorias —el documento de 2021 y el de 2023—, es evidente que es lógicamente imposible negar que los papas, cuando no hablan ex cathedra, a veces pueden equivocarse. Y, por supuesto, esto ya era de dominio público, por los embarazosos casos de los Papas Juan XXII y Liberio, y el más espectacular, el Papa Honorio, condenado por tres concilios ecuménicos — “¡A Honorio, el hereje, anatema!”— y por un pontífice posterior, San León II, que afirmó: “Honorio, que no intentó santificar esta Iglesia Apostólica con la enseñanza de la tradición apostólica, sino que, mediante una traición profana, permitió que se contaminara su pureza”.

    San John Henry Newman argumentó que tales incidentes no deberían hacernos abandonar a la Iglesia como indigna de confianza o corrupta. Un mal Papa, decía Newman, es como un choque de trenes: un acontecimiento verdaderamente espectacular, destinado a horrorizar y absorber la mente. Pero es una reacción exagerada que la gente concluya “que viajar en tren es peligroso y suicida, y que nunca viajarán si no es en carruaje”. Estadísticamente, el viaje en ferrocarril sigue siendo más seguro que otras alternativas; y no debería escandalizarnos, señaló Newman, que “en una larga fila de entre doscientos y trescientos papas, entre mártires, confesores, doctores, sabios gobernantes y padres amorosos de su pueblo, se encuentre uno, o dos, o tres que cumplan la descripción del Señor del siervo malvado”.

    Mi analogía astronómica podría ampliarse de forma similar. Un agujero negro sigue siendo una estrella —igual que el Papa Francisco sigue siendo el Vicario de Cristo—, aunque parezca haberse derrumbado sobre sí mismo. Un espectáculo así es fascinante, misterioso y aterrador. Pero no significa que debamos renunciar al papado en general, y mucho menos a los santos, los sacramentos y la doctrina tradicional de la Iglesia. Éstas siguen siendo las estrellas por las que debemos guiarnos, las estrellas que nos guiarán hasta el pesebre de Navidad.


Fuente: First Things.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Las reacciones a Fiducia supplicans

 



Como era previsible, apenas aparecida la declaración de Tucho sobre las bendiciones universales, los episcopados y obispos más alineados con el régimen de Bergoglio salieron a mostrar su felicidad y apoyo. Infocatólica publicó un listado provisorio de estos casos. 

    Curioso ha sido el caso del presidente de la Conferencia Episcopal de Austria que advirtió que los sacerdotes no pueden negarse a dar la bendición a las parejas homosexuales. Nos encontramos con la paradoja que la mayor parte de las profesiones tienen la posibilidad de la objeción de conciencia para no acceder a ciertas prácticas, excepto los sacerdotes que forman parte de la Iglesia sinodal y dialogante de Bergoglio. 

    Nosotros pedíamos reacciones contrarias aunque sospechábamos que serían muy pocas. Aquí dejo un listado de las conocidas hasta ahora, el que iré actualizando, si es que hay actualizaciones, en los próximos días:


Conferencias Episcopales

1) Conferencia Episcopal de Malawi. (Aquí)

2) Conferencia Episcopal de Zambia (Aquí)

3) Conferencia Episcopal de Nigeria (Aquí). Declaración particularmente dura: "Por tanto, en la Iglesia no existe la posibilidad de bendecir las uniones y los actos entre personas del mismo sexo. Eso iría contra la ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia, las leyes de nuestra nación y las sensibilidades culturales de nuestro pueblo".

4) Conferencia Episcopal de Ghana (Aquí)

5) Conferencia Episcopal de los obispos de rito latino de Ucrania (Aquí).

6)  Conferencia Episcopal de Benin (Aquí)

7) Conferencia Episcopal de Togo (Aquí)

8) Conferencia Episcopal de Ruanda (Aquí)

9) Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (Aquí)

10) Conferencia Episcopal de Polonia (Aquí)

11) Conferencia Episcopal de Camerún (Aquí)

12) Sínodo de la Iglesia Greco-Católica (rito bizantino) de Ucrania. (Aquí)

13) Conferencia Episcopal de Zimbabwe (Aquí)

14) Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé (Aquí)

15) Conferencia Episcopal de Congo (Aquí)

16) Conferencia Episcopal de Burundi (Aquí)

17) Conferencia Episcopal de Haiti (Aquí)

18) Conferencia Episcopal de las Antillas (Aquí)

19) Conferencia Episcopal de Hungría (Aquí)

20) Conferencia Episcopal de Costa de Marfil (Aquí)

21) Conferencia Episcopal de Mozambique (Aquí)

22) Conferencia Episcopal de Senegal (Aquí)

23) Conferencia Episcopal de Burkina Faso - Niger (Aquí)

25) Conferencia Episcopal de Chad 


Cardenales y obispos

1) Mons. Joseph Strickland, obispo emérito de Tyler. (Aquí). 

2) Obispos de la arquidiócesis de Astana (Aquí).

3) Mons. José Munilla, obispo de Orihuela-Alicante (Aquí

4) Mons. Jaime Fuentes, obispo emérito de Minas (Aquí)

5) Cardenal Gerhard Müller (Aquí). Sustancial y claro documento en el que, entre otras cosas afirma: "[El sacerdote que bendice a parejas homosexuales] comete un acto sacrílego y blasfemo contra el designio del Creador y contra la muerte de Cristo por nosotros para llevar a plenitud el designio del Creador. Esto implica también al obispo diocesano".

6) Mons. Carlo Maria Viganò (Aquí)

7) Mons. Marian Eleganti, obispo emérito de Coira (Aquí

8) Cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinsasa. (Aquí)

9) Mons. Víctor Masalles, obispo emérito de Bani. (Aquí)

10) Cardenal Wilfrid Fox Napier OFM, arzobispo emérito de Durban. (Aquí)

11) Mons. Jesús Sanz Montes OFM, arzobispo de Oviedo. (Aquí)

12) Mons. Alberto Molina Palma, arzobispo de Los Altos en Guatemala. (Aquí)

13) Cardenal Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abidjan. (Aquí)

14) Mons. Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata (Aquí)

15) Mons. Robert Mutsaerts, obispo auxiliar de Hertogenbosch (Aquí).

16) Mons. Charles Chaput, arzobispo emérito de Filadelfia (Aquí)

17) Mons. Adair Guimarães, obispo de Formosa, Brasil. (Aquí)

18) Cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo (Aquí)

19) Mons. Philip Anyolo, arzobispo de Nairobi (Aquí)

20) Mons. Czeslaw Kozon, obispo de Copenhagen (Aquí)

21) Mons. Eric Varden, ocso, obispo de Trondheim (Aquí

22) Mons. Hans Hendricks, obispo de Amsterdam (Aquí

23) Mons. Michael Nazir-Ali, Prelado de Su Santidad, ex-obispo anglicano de Rochester 

24) Mons. Gintara Grušas, arzobispo de Vilnius (Aquí)

25) Mons. Antonio Suetta, obispo de Vintimiglia-San Remo (Aquí)

26) Mons. Marc Aillet, obispo de Bayonne (Aquí)

27) Mons. Philippe Anyolo, arzobispo de Nairobi (Aquí)

28) Mons. Donald DeGrood, obispo de Sioux Falls (Aquí)

29) Mons. Peter Muhich, obispo de Rapid City (Aquí)

30) Mons. Michel Aupetit, arzobispo emérito de París (Aquí)

31) Mons. Rafael Escudero López-Brea, obispo prelado de Moyobamba (Aquí)

32) Mons. Kariuki, obispo de Word, Kenia (Aquí)

33) Mons. János Székely, obispo de Szombathely (Aquí)

34) Mons. William Chye, obispo de Sangapore (Aquí)

35) Diócesis de Petropolis (Aquí)

36) Mons. Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid (Aquí)

37) Cardenal Robert Sarah (Aquí)

38) Mons. Pierre d’Ornellas, archevêque de Rennes (Aquí)
39) Raymond Centène, évêque de Vannes (Aquí)
40) Emmanuel Delmas, évêque d’Angers (Aquí)
41) Laurent Dognin, évêque de Quimper (Aquí)
42) François Jacolin, évêque de Luçon (Aquí)
43) Denis Moutel, évêque de Saint-Brieuc (Aquí)
44) Laurent Percerou, évêque de Nantes (Aquí)
45) Jean-Pierre Vuillemin, évêque du Mans (Aquí)
46) Jean Bondu, évêque auxiliaire de Rennes (Aquí)

47) Mons. Ratko Perić, obispo emérito de Mostar Duvanj (Aquí)




Congregaciones y asociación sacerdotales, religiosas y laicales

1) Fraternidad Sacerdotal San Pío X (aquí). Un texto breve pero clarísimo y contundente.

2) British Confraternity of Catholic Clergy (Aquí). 

3) Provincia de Estados Unidos y Argentina de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción (Aquí)

4) Orden de los Redentoristas Transalpinos (Aquí)

5) Corporación de Abogados Católicos de Argentina (Aquí)

6) Confraternidad del Clero Católico de Estados Unidos (Aquí)

7) Confraternidad del Clero Católico de Australia (Aquí)

8) Todo el clero de la prelatura de Moyobamba (Aquí)

9) Grupo de sacerdotes de la diócesis de San Rafael (Aquí)

10) Grupo de sacerdotes de España (Aquí)

11) P. Santiago Martín, superior de los Franciscanos de María