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jueves, 20 de febrero de 2025

El padre Polo y sus amigos

 


El padre Polo es un desdichado. Sus amigos lo saben y, algunos, muy pocos tratan de ayudarlo. 

Pero, ¿quién es el P. Polo? Es un personaje que aparece en Tormento, una de las novelas de Benito Pérez Galdós. Se trata de un sacerdote que no ha tenido una vida fácil en lo que hoy llamaríamos “su ministerio” y que, para colmo, se ha liado con una señorita huérfana, muy joven, de la que había sido generoso benefactor. Ella no ha querido saber de sus amores y él ha quedado deprimido y sin ganas de seguir ya con su sacerdocio, semicolgando la sotana. 

La historia que se entrelaza dentro de la novela es frecuente en muchas de las obras del gran Pérez Galdós, que no ocultaba su anticlericalismo. Y “amigos” literarios del P. Polo pueden ser el canónigo Fermín de Pas, protagonista de La regenta, de Leopoldo Alas, o don Amaro Viera, protagonista de El crimen del padre Amaro de José María Eça de Queirós, Y podríamos seguir sumando nombres de clérigos que aparecen en las obras de autores españoles y portugueses de la segunda mitad del siglo XIX cuyo denominador común fue su rechazo a la Iglesia y a sus ministros. Y, consecuentemente, trataron de pintar a éstos con rasgos negativos, enfatizando defectos conocidos e imaginando otros. 

Sin embargo, constatamos con estupor que ni siquiera la imaginación de novelistas talentosos como los mencionados fue suficiente para idear lo que estamos viviendo en el siglo XXI. Sus curas son casi inocentes e ingenuos adolescentes comparado con los que estamos viendo en nuestras épocas. ¿Habría podido imaginar Pérez Galdós que un sacerdote pornógrafo, por decir lo menos, sería encumbrado como prefecto de Doctrina de la Fe? ¿Se habría animado a pensar en un monstruo como McCarrick, abusador serial de seminaristas y sacerdotes durante décadas? ¿O en Gustavo Zanchetta, abusador de sus propios seminaristas? ¿O Carlos Domínguez, protagonista de espectáculos obscenos ofrecidos a jóvenes de parroquia? No lo creo. Dicho de otra manera, todos estos autores, a los que muchos de nosotros, cuando los estudiamos, les agarramos tirria, se quedaron cortos, muy cortos. 

Y a pesar de su opinión sobre los clérigos, el creador del padre Pedro Polo fue capaz de idear los consuelos y consejos que al pobre cura le daba su amigo, don Juan Manuel Nones. Y vale la pena consignarlos porque, en los tiempos que corren, me parece que mal no le van a venir a unos cuantos curas que andan de capa caída y atormentados por los demonios. Y a muchos seglares también.


«Dos males veo en ti: el pecado enorme y la enfermedad del ánimo que has contraído por él. El uno daña la conciencia, el otro la salud. A entrambos hay que atacar con medicina fuerte y sencilla. Sí, Perico, sí (voz alta y robusta) es indispensable cortar por lo sano, buscar el daño en su raíz, y ¡zas!… echarlo fuera. Si no, estás perdido. ¿Que esto te dará un gran dolor?… (voz aflautada y blanda). Pues no hay más remedio que sufrirlo. Luego vendrán los días a cicatrizarte, los días, sí, que pasarán uno tras otro sus dedos suaves y amorosos, y cada uno te quitará un poco de dolor, hasta que se te cierre la herida. Si tienes miedo y en vez de cortar por lo sano quieres curarte con cataplasmas, el mal te vencerá, llegarás a convertirte en una bestia, y serás el escándalo de la sociedad y de nuestra clase.

  »Porque mira tú (voz insinuante), esas cosas, si bien se las mira, son niñerías para el que tenga un poco de fuerza de voluntad y aprenda a dominarse. Sucumbir a una borrasca de esas es vergonzoso para cualquiera, y más aún para quien lleva encima siete varas de merino negro.

  Y no hay aquello de decir (voz alta y estrepitosa), llevándose las manos a la cabeza: '¡Dios mío, qué desgraciado soy! ¡Cómo erré la vocación!…'.

  Pues haberlo pensado antes, porque harto se sabe (voz muy familiar) que en este nuestro estado no hay que pensar en boberías. ¡A dónde iríamos a parar si el Sacramento se pudiera romper cuando se le antoja a un boquirrubio, y volver al mundo y dale con hoy digo misa y mañana me caso!… Nada, nada; al que le toca la china se tiene que aguantar. Es lo mismo que cuando se pone a clamar al cielo uno que se ha casado mal: 'Pues amigo, qué quiere usted… hubiéralo pensado antes…'. ¿Y los que después de elegir una profesión encuentran que no les va bien en ella? El mundo está lleno de equivocaciones. Pues si acertáramos siempre, seríamos ángeles. Lo que yo digo; al que le toca la china (voz sumamente pedestre y familiar), no tiene más remedio que rascarse y aguantar. Con que amigo, fastidiarse, resignarse, y volverse a fastidiar y a resignar».

  Dijo esto enfáticamente, acompañando el gesto a la palabra. Después, inspirándose con otro par de chupadas, prosiguió su sermón: «Aquí estamos dos amigos uno frente a otro. Hablemos de hombre a hombre primero. Hay cosas que parecen dificilillas y peliagudas cuando no se las mira de cerca, hay sacrificios que parecen imposibles cuando no se prueba a hacerlos. Pero cuando una voluntad resuelta apechuga con ellos se ve que no son un arco de iglesia. Amigo (voz terrible), batallas más bravas y espantosas que las que te aconsejo han ganado otros. ¿Y cómo? Con paciencia, nada más que con paciencia. Esta virtud se cultiva, como todas, con auxilio de la fe y de la razón. Y tú puedes volver sobre ti mismo y decir: 'Pues hombre, yo estoy faltando, pero faltando gravemente. Yo tengo que mirar por mi decoro, por mi salud, por mi salvación; yo no soy un chiquillo'. Créeme, una vez que hagas propósito de vencerte, llamando en tu auxilio a Dios y ayudándote de tu entendimiento, empezarás a sentir fuerzas para la gran obra y esas fuerzas crecerán como la espuma. En eso, como en lo contrario, hijito, todo es empezar. Luego que digas 'esto se acabó' (voz formidable), si lo dices con propósito valiente, verás cómo cada día te nace en el alma una nueva ligadura con que atarte, y vas poco a poco sujetando las innúmeras extremidades de la bestia que te patalea en las entrañas. Y no te digo que te des disciplinazos ni que te abras las carnes, no. Esto es bobería. Confíate a la fe, a la voluntad y al tiempo.

  »¡Ah!, ¡el tiempo! (voz patética.) ¡No sabes bien los milagros que hace este caballerito! Y con los que coge talludos como tú, hace mejores y más radicales curas. Porque no vengas echándotelas de pollo (voz festiva…) No tienes canas; pero el día menos pensado te llenas de ellas, y vendrá este achaque, luego el otro; hoy se cae un diente, mañana la mitad del pelo; que hoy el reuma, que mañana el estómago… Y estas, amiguito, son las farmacias que usa el gran médico. Las enfermedades del cuerpo son las medicinas de los males de la mocedad en el espíritu. Te lo dice quien ha visto mucho mundo y chubascos más grandes que el tuyo y trapisondas más horrorosas. Resumiendo mi consejo, amigo Perico, oye mi receta: Primero cortar por lo sano, sacrificio completo, extirpación de la maleza en su origen; después horas, días, meses, el agua tibia del tiempo, amigo querido. Cuando pasen algunos años, todo habrá terminado, y te encontrarás con que ha caído sobre tu cabeza la bendición de Dios, esta lluvia blanca, esta nevada que todo lo tapa, emblema del olvido y de la paz».


Benito Pérez Galdós, Tormento, cap. XVIII.

37 comentarios:

  1. Es evidente, por cómo actúan, que muchos sacerdotes han perdido la fe y, sin embargo, siguen en su ministerio porque no tienen a dónde ir ni de qué vivir. Recuerdo que hace muchos años un sacerdote ordenado por Mons. Lefebvre, que después dejó la FSSPX y fue incardinado en una diócesis, me decía que él había sido ordenado a los 24 años y no se arrepentía en lo absoluto. Sin embargo, creía que en las circunstancias actuales debería exigirse un título universitario a los que ingresan al seminario, de tal manera que, en primer lugar, no se ordene a nadie tan joven; y en segundo lugar, el sacerdote una vez ordenado tuviera las herramientas para, llegado el caso, dejar el ministerio y dedicarse a la profesión que hubiera elegido. No me parece mala idea.
    S.E.

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    1. Según usted, el llamado de Dios debería estar supeditado y restringido a las cualidades intelectuales de la persona, es decir, le damos al sacerdocio cada vez más soporte material y dejamos cada vez menos lugar para el ejercicio de las virtudes como la fe, y la confianza en la providencia.
      No puedo dejar de pensar en grandes y humildes sacerdotes que sin tener grandes cualidades intelectuales entregaron y entregan su vida a predicar el Evangelio desde la sencillez que, muchas veces, los "intelectuales" no poseen.

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    2. Preparar un "plan B" es preparar el fracaso, especialmente en asuntos tan serios como al Sacerdocio (o el Matrimonio).
      Que además obtener un título universitario hoy no es garantía de nada, ¿cuántos ingenieros y licenciados y doctores andan por ahí como verdaderos energúmenos?

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    3. Sr. Battistella, no estoy de acuerdo con Vd. En primer lugar, porque maestros como John Henry Newman o Castellani aconsejaban estudios universitarios previos al ingreso al seminario.
      En segundo lugar, porque preparar un plan B no es, como usted dice, preparar el fracaso. Es simple y pura prudencia. Es posible que a lo largo de la historia hayan existido personas que tuvieran certeza absoluta de su vocación, pero no es el caso de la inmensa mayoría. Un adolescente de 18 años -que siempre va a ser inmaduro- que ingresa al seminario, y a los 23 se da cuenta que el sacerdocio no es lo suyo, no es fracasado. Es un hombre prudente que toma una decisión acertada.
      Finalmente, aunque un título universitario es garantía de poco y nada, un no título es garantía de mucho menos. Pero más allá de eso, la universidad le permitirá al adolescente madurar y tener una experiencia sana de mundo que resulta imprescindible, creo, para el sacerdocio. No me va a decir usted que un muchachito de 24 años que orden de cura y al otro día lo largan a confesar, es decir, a escuchar relatos pornográficos durante varias horas, está preparado tales pruebas, después de ocho años del freezer al que estuvo sometido en el seminario.

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    4. Señor S.E., ¿usted todavía cree que una carrera universitaria en la actualidad exige altas cualidades intelectuales? Qué la inocencia le valga!

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    5. Estimado Wanderer, ciertamente no creo que una carrera universitaria exija hoy en día altas cualidades intelectuales (trabajo rodeado de graduados universitarios que no pueden escribir dos renglones seguidos sin recurrir al "copio y pego"). Creo, sin embargo, que al menos con un título universitario, el sacerdote que deje el ministerio tendrá más posibilidades de insertarse en el mundo laboral.

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    6. Creo que me ha confundido con el anónimo de las 9:22.
      S.E.

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    7. Estimado Wanderer.
      No tengo nada contra las carreras universitarias, y desde luego creo que sería positivo (aunque los estudios universitarios que recomendaran Newman o Castellani sean bastante diferentes, no sólo entre sí sino con lo que tenemos actualmente, al menos en la generalidad de las universidades).
      A lo que me opongo es a la idea de "tener un as bajo la manga por si luego dejamos el ministerio". Y no se trata de tener "certeza absoluta" de la vocación, sino de no poner la mano en el arado y mirar atrás. Y no se trata del caso de un muchacho que ingresa al Seminario y se da cuenta que no es lo suyo antes de la Ordenación, sino de uno que ya ha sido ordenado. Ni yo hablé de que el muchacho en cuestión sea un "fracasado", sino que lo que hay es un fracaso en cada sacerdote que cuelga la sotana... si ese fracaso es personal, eclesial, social, educativo, etc., una cosa o todas, eso habrá que verse caso por caso.
      Otra cosa es que los Seminarios de hoy sean unas burbujas que ni dan estudios universitarios (como debieran), ni preparan para la vida (tampoco esto lo hace la escolaridad ni la universidad, hoy día) ni para nada que no sea un funcionariado eclesial mediocre y adolescente (para ser mejor manipulable)... o sea ese "freezer" que usted dice (y que pueden ser bastante más de 8 años, según el caso). Y además que los criterios de selección precisamente busquen inmaduros, lo cual crea un clima interno de inmadurez general, donde incluso los que entran pasando la treintena o la cuarentena, se contagian del adolescentismo.
      Todo esto lo digo en base a mi experiencia. Naturalmente puede que otros tengan otras experiencias.

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    8. Sacerdos in aeternum!

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    9. El plan B para muchos es la "pérdida del estado clerical" que antes llamaban: reducción al estado laical. No siempre se consigue, se necesitan ciertos requisitos. Y está bien que así sea. Pero conocemos de muchos que en este nuevo estado, viven en gracia y con familia cristianas y tienen fe. No sé, es lo que hay.

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    10. Permitidme no estar de acuerdo con su afirmación míster Wanderer " estudios universitarios previos al ingreso al seminario ".
      Las universidades son un fuente de confusión.
      Prefiero que haga lonque hicieron grandes Santos, trabajar la tierra o simplemente trabajar un tiempo, preferiblemente trabajamos de artesanos ( construcción, militar, comercio, gastronomía, logística, sistemas, etc)

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    11. Creo que a lo que apunta el primer anonimo no es tanto a las condiciones intelectuales como a la madurez..y en ese caso coincido. En estos tiempos, ordenar a un Sacerdote antes de los 30 años debería ser casi una excepción. De la misma manera que los seminarios deberían darle mayor importancia a la maduración afectiva de los candidatos. Sin esa madurez, la ortodoxia no es garantía de perseverancia (como esta demostrado útlimamente por varias Congregaciones).

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  2. La respuesta de Nones es la respuesta de un estoico. La acción de Dios es solo "una nevada que tapa todo" con olvido y paz, es decir algo así como la erosión de la lluvia y el viento que desgasta las aristas de la montañas. No creo que la insatisfacción y el malestar en el alma se arreglen poniendo los temas bajo la alfombra y que el tiempo pase.

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    1. En síntesis: en Alemania estos delitos prescriben.

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  4. Ajo y agua...como quien diría.

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  5. La verdad, venga de quien venga, viene de Cristo. Hasta el demonio dice la verdad cuando se olvida quien es y usa el sentido común.

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  6. "Cortar por lo sano" significa que no basta con remover el tejido gangrenoso: hay que amputar un poco más arriba todavía, por la parte sana, para terminar con la gangrena. La alternativa es morir de septicemia.

    Lo que pasa es que muchos se metieron a curas para empacharse de muchachitos, precisamente no van a cortar lo que fueron a buscar.

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    1. Anónimo de 9:58, no creo que sea cierto que muchos entren al seminario para "empacharse de muchachitos", como usted dice. Hoy en día a los muchachitos los pueden conseguir fácilmente por internet. Me parece que la cuestión es más compleja. Pienso que algunos -si no muchos- ingresan al seminario para tapar o huir de su propia homosexualidad (incluso de manera inconsciente) y, puestos ante la tentación, sucumben fácilmente.
      S.E.

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  7. Sigo sosteniendo que el celibato tal y como están las cosas hoy en día es un error. El hecho de formar una familia, ser Padre de algunos niños es una experiencia incomparable que permite al sacerdote madurar y crecer más que si leyera 1000 libros.
    Y además, tendríamos una probabilidad bastante alta de que sea heterosexual y que no sea pedófilo.
    Los Ortodoxos se casan y no están libres de sacerdotes que comentan abusos, pero los casos no son tantos, son muchísimos menos y además agrego, que aún con varios errores hay unas cuantas cosas que deberíamos copiar a nuestros hermanos Ortodoxos.
    Pero hemos elegido copiar más bien a los Protestantes y nos va cada día peor.

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    1. En esto disentía hace unos años el patriarca ucraniano católico. Son de rito oriental, y comentó la cantidad de problemas que le dieron con los soviéticos el hecho de que estuvieran casados por ser más fácilmente coaccionables (amenazar con represalias a las familias era política estándar en los regímenes comunistas para asegurarse fidelidades). Es más: hablaba de recuperar el celibato.
      El caso de los ortodoxos rusos habría que mirarlo con lupa, porque tengo entendido (y de eso los acusaban los ortodoxos en el exilio) que capearon el temporal siendo confidentes del KGB. Me pregunto si esa su insistencia en que las confesiones fueran lo más genéricas posibles, sin detalles, se debía a no tener problemas de conciencia en su doble obediencia. Con los raskolnik y los bezpopovtsy en cambio no tuvo el régimen ningún miramiento que digamos.

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    2. Por cierto, no sé a qué viene lo de coger como modelo a los protestantes en este asunto: no hay celibato que valga en ellos. Y, por cierto, los casos de abuso entre ellos son bastante abundantes, así que es un perfecto contraejemplo de lo que propone.

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    3. Si ya hay problemas con el celibato, imagínese sin el... ¿En serio pensáis que a un célibe le da por ser un pervertido por el hecho de ser célibe? Mire las estadísticas. La mayoría de los abusos son dentro de la familia. No se engañe.

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    4. Que los sacerdotes sean célibes, aunque es prudencial, les conforma más según el Corazón de Cristo célibe. Qué tendrán que ver los protestantes, si todo el sindiós que organizó Lutero fue entre otras cosas para no ser célibe...

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    5. No es solución. El problema de la paternidad del sacerdote es análogo al problema de la paternidad de los padres de familia. En todos lados hay inmadurez. Tener una familia no garantiza nada: quizás, en vez de huir de una cosa, se termine huyendo de dos.

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  8. No cabe duda que ni Pérez Galdós ni ningún enemigo de la Iglesia de tiempos pasados pudo imaginar nunca la crisis terminal en la que hoy naufraga la Iglesia.
    Hoy Francisco se debate entre la vida y la muerte y en Roma los rumores de un inminente Cónclave están a la orden del día. Muchos opinan que si la mayoría de los cardenales electores fueron creados por Francisco lo más probable es que su sucesor sea uno de su misma línea. No obstante, visto que los cardenales casi no se conocen entre sí, otros piensan que el elegido puede ser el menos pensado.
    La pregunta del millón sería saber entonces si en medio de esta crisis terminal están dadas las condiciones para que un nuevo Papa continuador de Francisco o tal vez enemigo suyo, sería aceptado por todos.
    Mi opinión repetida es que eso no sería posible porque ambos bandos son irreconciliables y esto va camino de un cisma. Pero eso no es todo, ¿qué pasaría si en el Cónclave las votaciones se repiten una y otra vez indefinidamente sin que ningún candidato alcance los dos tercios necesarios? Porque eso tampoco habría que descartarlo, no?

    Fuenteovejuna

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    1. Sobre la errónea creencia de que un poco más de un tercio de cardenales puedan bloquear la elección, hay que advertir que en determinadas circunstancias es posible la elección del papa por mayoría absoluta.

      Según la Constitución "Universi Dominici Gregis"

      1) Quedan abolidos los procedimientos de "aclamación" y "compromiso", de modo que solo es válida la elección por escrutinio, para lo que se exige en principio la mayoría de 2/3 (nº 62).
      2) El primer día tiene lugar un primer escrutinio por la tarde; y los días siguientes dos votaciones por la mañana y dos por la tarde (nº 63).
      3) Después de TRES días [serie de 9 votaciones] sin resultados, se toman un día de "pausa" para orar y reflexionar; luego se reanudan los días de votación al ritmo de dos votaciones por la mañana y dos por la tarde (nº 74).
      4) Después de SIETE votaciones sin resultado, otro día de pausa, y se reanudan las votaciones (nº 74).
      5) Después de SIETE votaciones sin resultado, otro día de pausa, y se reanudan las votaciones (nº 74).
      6) Después de SIETE votaciones sin resultado, otro día de pausa, y se reanudan las votaciones (nº 74).
      7) Después de la primera serie de NUEVE votaciones y las siguientes tres series de SIETE votaciones sin haber alcanzado mayoría de 2/3, los cardenales deliberan CÓMO PROCEDER, esto es proceden a votar cómo votar, y esto lo deciden por MAYORÍA ABSOLUTA, pero sus opciones son muy limitadas, tienen que elegir (nº 75):
      a) Proseguir las votaciones a partir de entonces con el "quorum" rebajado a la mayoría absoluta.
      b) Proseguir las votaciones limitando los candidatos a los dos que en el escrutinio INMEDIATAMENTE PRECEDENTE hayan alcanzado mayor número de votos, pero requiriendo siempre mayoría absoluta de votos favorables.

      En resumen, al final la mayoría absoluta puede decidir que se elija por mayoría absoluta.

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    2. Estimado anónimo de las 16:14
      Gracias por la ilustración. De todos modos, dado el desconcierto y la desconfianza que hoy reina en esta extraña iglesia de Francisco, yo no descartaría ningún desenlace por extraño que parezca.

      Fuenteovejuna

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    3. Al anónimo de las 16.14,

      No es así como ud. dice. Benedicto XVI, ni bien asumió, modificó la UDG, volviendo a los 2/3 tradicionales, eliminando precisamente la ventana que había dejado abierta JPII de elegir Papa con mayoría de 50% más uno. Investigue un poco

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    4. Tiene usted razón.
      Cometí dos errores.
      1) No recordaba la reforma de Benedicto XVI (11 de junio de 2007), que por una parte impone en todo caso la mayoría de 2/3, y por otra limita los candidatos susceptibles de ser votados a los 2 que en el escrutinio inmediatamente anterior hayan obtenido más votos, sin que los cardenales puedan decidir nada sobre el procedimiento.
      Además priva a esos dos candidatos del derecho de voto activo.
      2) También ignoré que la interpretación más común excluye al primer día (en que no siempre hay votación, sino según las circunstancias) de la frase “después de TRES días), así que la primera serie (antes de la primera pausa) de 13 ó 12 votaciones (según haya o no habido votación la tarde del primer día; y no 9 como escribí.

      Le agradezco la corrección.

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  9. En estas cosas que se van comentando hay que tener, a mi ver, mucho cuidado porque se puede caer en un pelagianismo en forma inconsciente. ¿Qué se hace con aquello respecto a que "(Mt 4,18-22) “INMEDIATAMENTE dejaron las redes y lo siguieron”", o "(Lucas 5) Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo TODO, le siguieron", el dejar que los muertos entierren a sus muertos y etc.? No es tema tan fácil de responder.

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  10. Yo le pido a Dios que ponga a un P. Nones cerca de cada P. Polo, y de cada laico Perico Polo. Pero en estos tiempos no podemos esperar que el P. Nones que nos toque vaya a ser en todo caso un sacerdote. Confío en que este post del Wanderer, citando al liberalón de Galdós, sea el P. Nones que oportunamente les dé un empujón a unos cuantos clérigos y laicos. Amén.

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  11. En relación con el tema que se ha suscitado de la previsión de un plan B para las vocaciones sacerdotales, tengo la triste impresión de que los formadores de los seminarios y los que trazan la carrera eclesiástica de los sacerdotes caen en una terrible falta que es común también a tantos institutos conservadores, más o menos laicales, al formar a sus miembros y trazarles un camino vocacional. Una falta gravísima contra ese principio que citaba hace poco un tal Vance: el ordo caritatis u ordo amoris. Unos y otros se lo saltan brutalmente cuando anteponen el bien de los apostolados en general al bien de esas almas concretas a las que forman y dirigen. Así ocurre, por ejemplo, ¿puedo citar al Opus Dei? cuando la recluta y formación de numerarios, y las mañas para retenerlos durante unos años, miran solo a las necesidades de sostener y expandir los apostolados de la prelatura y se despreocupa del bien espiritual de los «apóstoles» que la dejarán, ¡sabiendo que serán muchos más que los que perseveren! Bueno, no les preocupa nada el estado psicológico y espiritual ni la situación humana en se quedan los muchos que se van... y tampoco la de los pocos que se quedan: sean los que se adaptan mundanizándose o los inadaptados que sobreviven a base de pastillas. Pues con la recluta y formación de sacerdotes diocesanos pasa lo mismo.

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    1. GASTÓN: Lamento no poder dar la fuente donde leí una anécdota de San Juan Bosco en la que se narraba su respuesta a un seglar bien intencionado e impresionado por el bien que hacia a los jóvenes. El seglar se quería unir a los primeros salesianos por ayudar en tan magnífica obra y el santo le disuadió con el argumento de que si se unía a ellos tenía que ser en primer término por su propia santificación.

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  12. Con respecto a celibato en la Iglesia, creo que no habría que limitarse a los cálculos de la educación, elección de candidatos, formación, y mucha opinología. Recuerdo tener en cuenta, al menos como aporte, la afirmación que sostiene que el celibato en las órdenes mayores es de origen apostólico. Sí, aunque parezca extraña la afirmación se puede encontrar documentada en el libro «Desde lo profundo de nuestros corazones», del Cardenal Sarah y particularmente en la contribución de Benedicto XVI en ese libro. Se puede leer gratis Celibacy in the Early Church. The Beginnings of the Discipline of Obligatory Continence for Clerics in East and West de Stefan Heid, una investigación exhaustiva, con fundamento patrístico, canónico, etc. Stefan Heid es un reconocido arqueólogo. Entre otras tantas cosas, muestra la patraña inventada de la presencia de San Pafnucio en el Concilio de Nicea, contra la continencia de los ministros, que hace poco apareció en una conocida página española. Se puede leer también Stickler, A.M. (Alfonso M.) (1994). «El celibato eclesiástico, su historia y sus fundamentos teológicos. Lo primero es saber la voluntad de Cristo y lo enseñado por los apóstoles. Natanael sin dolo

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  13. No dejar pasar cómo Pérez Galdós, siendo un anticlerical en cuanto por tal se entendía el rechazo al poder político de la jerarquía, tenía en aprecio que los sacerdotes fueran íntegros y confiaba en que tal cosa era posible. Muy simpática la figura de las "siete varas de merino negro" para referirse a la sotana.

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  14. Veo que no se comprende una realidad evidente y tronante: el problema de los abusos no es nada que no se cure impidiendo el ingreso de homosexuales al sacerdocio. La causa principal de estos desórdenes es la homosexualidad, que por algo Dios N. S. ha querido poner como "pecado que clama al Cielo". Si se quita este problema del medio -dejando de confundir celibato con sexualidad desviada- se habrá solucionado, acaso no totalmente, pero sí coherentemente, un problema desgarrador. Por lo demás, no coincido con quienes aviizoran el hundimiento de la Iglesia por esta causa. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, no el conjunto de la jerarquía (especialmente la modernista) que peca a todo lo que da, por lo cual Cristo mismo la sacará de cualquier atolladero terrible en que se encuentre. Mi Fe me indica que esto es seguro.

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