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miércoles, 12 de mayo de 2021

Tolkien y la oscuridad de este mundo

 

Es notable como varios autores del último siglo fueron capaces de prever e incluso de experimentar en sí mismos la angustia de las nubes oscuras que veían acercarse silenciosamente. Entre nosotros, Leonardo Castellani, por ejemplo, y de otras latitudes, T.S. Elliot, C.S. Lewis o J.R.R. Tolkien. 


Justamente, este último le hace cantar lo siguiente a Sam en la torre de Cirith Ungol:


Aquí yazgo, al término de mi viaje,  

hundido en una oscuridad profunda:

más allá de todas las torres altas y poderosas,

más allá de todas las montañas escarpadas, 

por encima de todas las sombras cabalga el Sol

y eternamente moran las Estrellas. 

No diré que el Día ha terminado,

ni he de decir adiós a las Estrellas.


Tolkien creía que la historia humana, arraigada en un mundo caído, estaba destinada a ser poco más que una sucesión de derrotas y decepciones, y que incluso las victorias tenían sombras de una pérdida irreparable. Pero la historia es temporal, está tan encerrada en el tiempo como arraigada en la Caída, y en sí misma no es más que una sombra de la eternidad. Más allá de las derrotas de nuestra historia existe siempre la esperanza de la alegría eterna. «Soy, en efecto, cristiano, y apostólico romano por lo demás —escribió en 1956, poco después de la publicación de El Señor de los Anillos—, de modo que no espero que la “historia” sea otra cosa que una “larga derrota”, aunque contenga (y en una leyenda puede contener más clara y conmovedoramente) algunas muestras o atisbos de victoria final.»

Y a medida que el tiempo pasaba, esta sensación era ya casi certeza. En carta a su amiga Amy Ronald, fechada el 16 de noviembre de 1969, decía:

¡Qué mundo espantoso, oscurecido por el miedo, cargado por el dolor, es el mundo en que vivimos! Especialmente para aquellos que soportan además la carga de la edad, cuyos amigos y todos los que les preocupan en especial padecen de lo mismo. Chesterton dijo que es nuestro deber mantener flameando la Bandera de Este Mundo: pero hoy exige eso un patriotismo más vigoroso y sublime que entonces. Gandalf agregó que no nos corresponde a nosotros elegir la época en que nacemos, sino hacer lo que esté de nuestra parte para componerla; pero el espíritu de la maldad en los sitios encumbrados es ahora tan poderoso y sus encarnaciones tienen tantas cabezas, que no parece haber nada más que hacer que negarnos personalmente a venerar cualquiera de las cabezas de la hidra...

Y sin embargo, a pasar de la oscuridad y de la angustia, siempre hay un motivo para alentar “la esperanza a la que hemos sido llamados” (Ef. 1,18). En carta a uno de sus hijos escribía:

Nacimos en una era oscura fuera del momento debido (para nosotros). Pero hay este consuelo: de otro modo no sabríamos lo que amamos o no lo amaríamos tanto. Imagino que el pez fuera del agua es el único que tiene vocación acuática.

De modo que en el Milagro Primordial (la Resurrección) y también en los milagros cristianos menores, aunque en menor escala, no sólo se tiene el súbito atisbo de la verdad tras la aparente Ananke de nuestro mundo, sino un atisbo de que es realmente un rayo de luz a través de las grietas mismas del universo que nos rodea.


13 comentarios:

  1. Muchas gracias, don Guánder. Su escrito de hoy, tan bueno y tan oportuno, es uno de esos milagros menores con que el Señor de tanto en tanto mitiga la oscuridad de esta vida, sin duda para que no desfallezca la Esperanza. Sí, un rayo de luz. Dios le bendiga a usted de igual manera.

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  2. Dice San Pablo que de las tres virtudes teologales en el Cielo sólo subsistirá la caridad, la fe y la esperanza ya no tendrán razón de ser porque estaremos contemplando lo que tanto tiempo habíamos esperado.
    Pero en esta vida terrena y más allá de esa magnífica esperanza en la vida eterna, viendo la espantosa noche de la apostasía que ha caído sobre la Iglesia que persigue a sus mejores hijos que se resisten a comulgar con el mundo, ¿sería mucho pedir esperar ver un día el Triunfo del Inmaculado Corazón de María?
    Porque si es cierto que nunca está más cerca de salir el Sol que cuando la noche es más oscura, viendo lo que en estos tiempos estamos viendo donde además de esa persecución religiosa también hay que sufrir la persecución del mundo que nos quiere imponer de guapo el aborto, la homosexualidad, la ideología de género y que hasta le arrebata los niños a sus padres para enseñarles la degeneración del sexo en las escuelas, ¿no parece que estuviera más cerca que nunca la aparición del Anticristo y el regreso de Nuestro Señor para derrotarlo y enviarlo al lago de fuego y azufre junto con el Falso Profeta?
    Si la esperanza sirve para algo, soñar que podremos ver un día la Justicia de Dios caer sobre aquellos que nos persiguen como a perros apestados dentro y fuera de la Iglesia, ¿no sería una poderosa inyección de optimismo que nos permita vivir con alegría en medio de tantas desgracias sabiendo que de Dios no se burla nadie?

    Fuenteovejuna

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  3. Buenas noches, Caminante. Disculpe mi ignorancia. ¿En qué obra de T. S. Elliot podemos encontrar un similar tratamiento del tema aquí abordado? Gracias.

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    1. En su poema “The Waste Land ”, traducido como “Tierra baldía”.

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  4. Gracias, viene tan bien esta mirada que es la verdadera mirada en definitiva. Una bocanada de aire fresco...

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  5. Siempre es hermoso volver a semejante maestro, muchas gracias Wanderer. Una de las características que más me llama la atención, y que han señalado muchos analistas de la obra de Tolkien, es la obediencia de los personajes del "lado bueno" a los malos (malísimos en algunos casos) gobernantes, en vista de su legitimidad. Esto se ve varias veces en El señor de los Anillos. Los subalternos son personas íntegras, pero deben servir a las órdenes de jefes locos o injustos, y sin embargo no desobedecen ni abandonan, tampoco pierden la esperanza de que la realidad cambie y con esa idea marchan a la guerra o siguen soportando injusticias y humillaciones.
    Yo se que el maestro Tolkien odiaba que le mentaran sus "analogías", pero qué tentador que es, especialmente en estos tiempos nuestros... Yo me siento tan inferior a los humildes hobbits o a los guerreros de Rohan o de la Ciudad Blanca, no es fácil seguir por obediencia a tantos injustos o apóstatas...

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    1. Al mostrar que los buenos obedecen a los malos Tolkien sigue la enseñanza del Evangelio. Cristo -por ejemplo- nunca condenó la esclavitud, al contrario, mandó dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
      Y siguiendo a Cristo, desde la cárcel San Pablo le escribió a Filemón rogándole que reciba de nuevo a su esclavo Onésimo, a pesar de que había ido contra la ley al huir de su amo.
      Como usted bien dice, "no es fácil seguir por obediencia a tantos injustos o apóstatas" que persiguen a los cristianos. Hoy no es la esclavitud, pero si las leyes sobre homosexualidad o ideología de género son contrarias a lo que manda la Iglesia, aunque sean de autoridad legítima es deber denunciarlas como contrarias a la recta doctrina. Esa es la difícil tarea que el cristiano está llamado a cumplir aunque eso signifique poner en riesgo su vida.

      Fuenteovejuna

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  6. Como dijo Castellani en sus conferencias sobre la Parusía, el fin de el ciclo adámico es doble: uno intrahistórico catastrófico y otro suprahistórico y feliz, obrado directamente por Dios; por eso el cristiano debe ser a la vez pesimista y optimista. Creo que Tolkien refleja admirablemente eso en su obra literaria.

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  7. Don Wander, a propósito del blog “Tolkien y la oscuridad de este mundo”.
    Ha tocado usted un tema de honda profundidad filosófica vinculado con la escasa o nula posibilidad de alcanzar la felicidad en este mundo, pero con la vivencia de vislumbrar alguna luz “al fondo del túnel”.
    Sobre este punto han hablado filósofos de todos los tiempos. Hablaron los antiguos llamando a no caer en la tentación de que los éxitos que podamos alcanzar en esta vida nos puedan deparar la felicidad. ¿Qué duda cabe de que la teología subyacente de Platón, en el fondo no hace más que indicarnos que la clave de la felicidad se halla en una instancia transtemporal? Pero, por sesudas que sean, ¡cuanto de desprecio y de falta de compromiso con la existencia terrena se hallan en muchas de esas reflexiones! ¿Acaso la aparición del idealismo, empezando por el famoso apotegma, cogito ergo sum, no es el más claro ejemplo, de que lo real ya no importa, sino sólo la mismidad del puro ego? Y ni qué hablar de Kant, con su puntilloso deseo de apoyarse sólo en la razón pura, ni del delirante pensamiento de Hegel, para quien sólo cuenta la inmanencia.
    Con todo, no faltaron quienes, como los griegos, supieron hallarse muy cerca de ella por la vía del ejercicio de las virtudes morales. Desde luego es posible que, como ellos, muchos hombres, a través de las virtudes hayan experimentado de alguna manera la felicidad en este mundo. Pero, no es menos claro que, como lo evidencian los frutos de su heroico testimonio de vida, fueron los cristianos, a través del raro ejercicio de la negación de sí mismos, y de la caridad hacia los demás, quienes supieron hallarla. Y encontrándola ellos, como es el caso de Tolkien y de tantos buenos autores cristianos, supieron animar a los demás a encontrarla.
    Supieron enseñar que, las cosas, no importan sólo por el mayor o menor valor que puedan tener en sí mismas, sino por la mano maravillosa de Quien las hizo. Eso lo supieron ver los santos de todos los tiempos, porque, o lo aprendieron del libro de la naturaleza, porque, las cosas de infinitos modos proclaman la grandeza de su Autor, pero, sobre todo, porque lo aprendieron de Cristo, quien les enseñó que todas ellas conducían hacia su Creador, incluso las dolorosas espinas que se puedan encontrar en el camino de nuestra misteriosa existencia.
    ¡Gracias por su mensaje de optimismo cristiano! ¡Dios salve a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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    1. Magnífico comentario, chapado a la antigua. Dios le bendiga.

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  8. Supongo que esas nubes oscuras tienen nombres y apellidos; yo diría que ahora en Bilbao más que un cielo encapotado que amenaza chaparrón tenemos a un cretino, a don José, que es obispo con su corte de párrocos, catequistas y demás indeseables. En Roma tienen también en cielo cubierto, incluso cuando brilla el sol.
    San Pablo y Aristóteles son dos de las personas más odiadas por la 'modernidad creyente', sobre todo Aristóteles. Yo creo que como no lo han leído nunca debe de ser una fobia, otros creerán que un signo de su naturaleza maligna, antinatural.
    Se muy bien que algunos me reprocharán por haber sido tan antipático con el nuevo obispo de Bilbao, por carecer de hospitalidad para con él, pero no quiero dar lugar a confusiones, a un servidor le gusta el cielo azul. Buenas noches a todos.

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  9. Don Wander: Aprovecho la oportunidad para agradecer el testimonio de su anónima obra de apostolado personal, y el de sus, igualmente anónimos contertulios, quienes nos regalan lo mejor de sí mismos para denunciar con enorme coraje, las calamidades que azotan al mundo de hoy bajo diversos flagelos, entre los cuales, el más grave, sin duda, consiste en esa terrorífica revolución cultural, cuyo signo más emblemático hoy esté representada por la aberrante “ideología de género”, cuyo envenenado fruto sea la que haya terminado por hacernos ver como bueno, lo que los justos de todos los tiempos, y, por supuesto, la fe y la tradición de la Iglesia, nos hizo ver siempre como intrínsecamente malo y perverso, porque se calificaba como pecado que ofende a Dios, y, fundamentalmente, para alentarnos en la difícil lucha por permanecer fieles al santo objetivo de seguir los pasos de Cristo, ¡aunque lluevan los vituperios aun dentro de la misma Iglesia! ¡Cómo no ponderar, por ejemplo, esa luminosa prosa, donde, parafraseando al genial Tolkien, usted dice: “No espero que la ‘historia’ sea otra cosa que una ‘larga derrota’ aunque contenga (y, en una leyenda, puede contener más clara y conmovedoramente) algunas muestras o atisbos de victoria final”.
    Desde luego, el secreto de esa empedernida costumbre de seguir los pasos de Cristo, que, sin duda, escandaliza al mundo, tiene una decidida clave de comprensión, la profunda verdad de Quien dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida!”.
    Vayan mis saludos a todos. ¡Dios salve a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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