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miércoles, 30 de junio de 2021

El Movimiento Litúrgico y la reforma del Vaticano II - Parte I

 

Publicaré en varias entregas la adaptación de un conferencia brindada por el Dr. Rubén Peretó Rivas en Santiago de Chile, en el año 2017, con motivo de la celebración del décimo aniversario del motu proprio  Summorum Pontificum. El texto completo será publicado próximamente en: Jaime Alcalde Silva, Fidem servavi. Estudios en homenaje al Prof. Julio Ratamal Favereau, Valencia, Tirant lo Blanch, 2021, pp. 433-459.


por Rubén Peretó Rivas

La pregunta que me viene una y otra vez cuando pienso en lo ocurrido con la reforma litúrgica del Vaticano II es cómo fue posible tamaño desatino. Un rito elaborado pieza a pieza en el recorrido de más de mil quinientos años, cuya parte central, el Canon Romano, permanecía prácticamente sin cambios desde la época de San Gregorio Magno, es reformado completamente en menos de cinco años por una comisión de eruditos, a punto tal que el nuevo producto resulta prácticamente irreconocible con respecto al original. ¿Cómo fue posible que fueran muy pocas las voces que se levantaran en contra? Y más grave aún, que las voces que se levantaran fueran perseguidas con una saña inaudita llegando incluso algunas de ellas a ser excomulgadas por el mismo Papa -Juan Pablo II- que levantaba poco después la excomunión a Martín Lutero.

El propósito de este trabajo es explorar el decurso histórico que hizo posible la catástrofe litúrgica de fines de los ’60. Todos sabemos que los hechos históricos reconocen múltiples causas y sería imposible pretender estudiarlas todas en la extensión limitada que permite una conferencia. Por ese motivo, me limitaré a señalar algunos hechos relacionados al llamado Movimiento litúrgico.  En cuanto a la metodología del trabajo, tendré en cuenta exclusivamente las fuentes, es decir, los escritos de los protagonistas del Movimiento litúrgico, o al menos de algunos de ellos, sobre todo los representantes de las fases belga y francesa que resultan de mayor interés para el propósito de esta investigación, dejando de lado expresamente la literatura crítica producida sobre el tema.

El Movimiento litúrgico. Prehistoria

Conviene tener presente que el Movimiento litúrgico nunca fue una entidad orgánica o coordinada. Se trató más bien de iniciativas que comenzaron siendo aisladas, que con el paso de los años ejercieron y recibieron influencias mutuas y que solamente a fines de los ’50 y principios de los ’60 tuvieron cierta cohesión que les permitió aumentar y hacer mucho más efectiva, y definitiva, su presión en el proceso de reforma de la liturgia romana.

Distinguiré tres etapas en el momentos del Movimiento litúrgico: la prehistoria, la primera etapa que comienza en 1909 y termina con la Segunda Guerra Mundial, y la tercera que nace en 1945 y se extenderá hasta el primer lustro de los años ’70.


Lo que llamo “prehistoria” del Movimiento Litúrgico reconoce como protagonista principal a dom Prosper Guéranger (1805-1875), un sacerdote secular que, convertido en benedictino, restauró la abadía de Solesmes e intentó resucitar en un rincón de la Francia rural, un bastión del catolicismo romano mediante un fervoroso retorno a la Edad Media considerada como la edad de oro y el siglo soñado del cristianismo. Son méritos de la obra de Solesmes en el plano litúrgico, el haber hecho conocer de nuevo y amar la liturgia, haberla dotado de un estilo digno, sobrio y verdaderamente sagrado y haber propuesto a la liturgia romana como modelo único de la liturgia latina. Sin embargo, también hay que decir que se caracterizó por su desprecio sistemático de todo lo que no fuera estrictamente “romano” lo cual no resulta justo para con los otros ritos de la Iglesia, tanto latinos como orientales.

Un segundo eslabón de esta prehistoria se desarrolla en Alemania, en la abadía de Beuron, fundada en 1863 por los hermanos dom Mauro y dom Plácido Wolter, y que fue una suerte de réplica germana de Solesmes pero con un ingrediente extra tomado de la obra de Johann Moehler (1796-1838), promotor del resurgimiento patrístico en la Facultad de Teología de Tubinga. De ese modo, los monjes de Beuron vincularon la herencia de dom Guéranger con un anhelo de revitalización de la tradición de los Padres de la Iglesia. Esta misma casa religiosa fundó en Bélgica la abadía de Maredsous la que, a su vez, fundó en Lovaina a fines del siglo XIX la de Mont-César que más tarde será el centro del Movimiento Litúrgico durante su primera etapa. [Fue en Beuron donde se desarrolló un particular estilo artístico, habitual en la primera mitad del siglo XX,  ejemplos del cual  son las imágenes que  ilustra el post]

Más allá de los centros donde se inicia la preocupación por el tema litúrgico, comenzaron a aparecer también novedosas acciones concretas. Una de las más trascendentes fue la primera traducción íntegra del misal romano para uso de los fieles por obra de dom Gérard van Caloen, monje de Maredsous. Muchos años después, pasada la Primera Guerra Mundial, dom Gaspar Lefebvre, de la abadía de Saint-André, cerca de Brujas, editó su misal para los fieles, en latín y francés, con amplias introducciones y comentarios para cada una de las fiestas litúrgicas, un texto traducido a muchas lenguas y que aún se sigue editando. Estos “misalitos”, que nos resultan actualmente tan familiares, despertaron en la segunda mitad del siglo XIX una gran controversia ya que se discutía acerca de la legitimidad de una traducción a las lenguas vulgares de los textos sagrados de la liturgia, sobre todo del canon de la misa, aunque más no fuera para el uso privado de los fieles.

Un segundo hecho relevante fue la conferencia que leyó el mismo Gérard van Caloen en el Congreso Litúrgico de Lieja de 1883, sobre la comunión durante la misa, y que generó ásperas discusiones. El motivo de la conferencia, y el motivo de la discusión posterior, nos parecen casi incomprensibles ciento cincuenta años después del hecho. La comunión, que no era una práctica frecuente entre los fieles en la segunda mitad del siglo XIX, se recibía antes de la misa, después de la misa o en medio de la misa, pero nunca en el momento previsto por la liturgia. En la conferencia de Lieja, dom Gérard se había animado a sugerir que la comunión fuera distribuida después de la comunión del celebrante. 

A este caso podríamos añadir otros ejemplos de las prácticas religiosas de esos años. Por ejemplo, a principios del siglo XX, el Apostolado de la Oración repetía este slogan: “Asistir a misa los domingos por obligación y los viernes por amor”. La misa era vista como una obligación personal de cada cristiano, impuesta arbitrariamente por la ley positiva de la Iglesia. No era el acto de culto que todo el pueblo cristiano ofrecía a Dios a través del sacerdote, y mucho menos era una fuente de piedad y de alimento espiritual. Era nada más que un deber que incumbía a todo cristiano. Estos hechos demuestran que existía efectivamente un problema en la iglesia latina con la vida litúrgica de sus fieles. En la antigüedad, la liturgia abarcaba toda la vida de oración de la Iglesia y de todos los cristianos para quienes no era solamente una escuela de oración, ni siquiera “la” escuela de oración, sino que, de hecho, la liturgia era su oración. Como explica Louis Bouyer, a fines de la Edad Media el pueblo dejo de interesarse por la liturgia. Aparecieron las órdenes mendicantes que dieron una profunda impronta evangélica a la vida cristiana y elaboraron un tipo de piedad polarizada en la humanidad de Cristo y en los sentimientos humanos que ésta podía suscitar. Y esto, que en sí es muy positivo, sin embargo acentuó el divorcio entre piedad litúrgica y piedad popular (La vie de la liturgie, (Lex Orandi 20), Cerf, Paris, 1954, p. 299).


Esta situación fue tratada con extensión y profundidad por Maurice Festugière, de la abadía de Maredsous, en varios libros y artículos, principalmente en La liturgie catholique. Essai d’une synthèse, de 1913 (La liturgie catholique. Essai d’une synthèse, Abbaye de Maredsous, 1913). Concluía allí, entre otras cosas, afirmando que los jesuitas habían desarrollado el individualismo religioso, en el que no había lugar para liturgia que pasaba a ser un elemento accesorio de la vida cristiana. Escribía: “La liturgia católica es conocida y considerada pertinente como materia de erudición, graciosa como flor de piedad, pintoresca como arte, relajante como momento intermedio entre los ejercicios ‘serios’; tiene todo el aspecto de ser científica y ascéticamente ignorada, o por lo menos ser tomada en mínima consideración como objeto y ocasión de experiencia religiosa” (p. 11). Y esta situación, que cambiaba radicalmente la concepción que sobre la liturgia habían tenido los cristianos de las épocas patrística y medieval, había sido causada por San Ignacio y la fundación de su orden: 

San Ignacio vivió en una época de individualismo muy pronunciado. Además, nadie comprende ya, en su tiempo, los recursos de vida espiritual que la liturgia supo distribuir en los siglos pasados. Finalmente, se propone combatir la Reforma, para lo que posee un rasgo de genio. Por tanto, se esforzará ante todo en dar a las almas una formación enérgicamente individualista y por liberarlas de los vínculos sociales que podrían obstaculizar su acción. Al servicio de esa idea-guía fueron necesarias dos innovaciones: 1) la fundación de una orden religiosa -la primera en este caso- que quedó dispensada del oficio en coro; 2) y la inauguración de un método de meditación que se separaba absolutamente de los modelos antiguos y tradicionales de la oración privada (p. 40-41).

Más allá de que esta afirmación posee algunas aristas que podrían discutirse, lo cierto es que a partir de la expansión de la Compañía de Jesús, la liturgia quedó relegada a un plano secundario en la espiritualidad cristiana, privilegiándose en cambio las formas de piedad individuales.

34 comentarios:

  1. Don Wander, ahora entiendo un poco más la inquina personal que usted siente por San Ignacio y sus jesuitas. Según cuenta Peretó Rivas, San Ignacio vivió en una época de individualismo muy pronunciado, por lo cual fundó una orden religiosa que no sólo quedó dispensada del oficio en coro, sino que también inauguró un método de meditación que dejó completamente de lado la antigua oración privada. Y para que no queden dudas remata diciendo: "lo cierto es que a partir de la expansión de la Compañía de Jesús, la liturgia quedó relegada a un plano secundario en la espiritualidad cristiana, privilegiándose en cambio las formas de piedad individuales".
    Aún suponiendo que el abandono de la liturgia tradicional haya sido un error -tal vez involuntario- de San Ignacio, Peretó Rivas le reconoce un mérito excepcional al decir que también "se propone combatir la Reforma, para lo que posee un rasgo de genio".
    Me parece que Peretó Rivas dio en el blanco, porque ese aporte invalorable que San Ignacio le brindó a la Iglesia fue algo providencial que nunca fue bien valorado. En efecto, si observamos bien, no son pocos los politólogos que hoy atribuyen buena parte del éxito de las grandes potencias al hecho de contar con los mejores servicios de inteligencia del mundo, una especialidad militar cuyo mejor aprovechamiento y aplicación sistemática moderna se atribuye a Napoleón.
    Sin perjuicio de los méritos del gran corso, yo creo que el verdadero creador de los servicios de inteligencia no fue Napoleón, fue San Ignacio; porque tal vez sin saberlo, su experiencia anterior como soldado al servicio del rey le sirvió grandemente para diseñar una estrategia militar -no olvidemos que su Compañía la imaginó como una orden militar al servicio del Papa- para lo cual comenzó a mandar a sus jesuitas a los países donde la Reforma estaba haciendo estragos a fin de que pudieran reunir la preciosa información que el Santo Padre necesitaba para conjurar el incendio de la herejía que amenazaba con propagarse a toda Europa.
    Ese reconocimiento que se merece San Ignacio y los Generales de la Compañía que le sucedieron, es una deuda pendiente que algún día deberá ser saldada, porque sin la invalorable información que aún a riesgo de sus vidas los jesuitas pudieron reunir y enviar a Roma para que el Papa tomara las medidas más urgentes, el daño causado a la Iglesia por Lutero y sus seguidores habría sido muchísimo peor que el que hoy conocemos.

    Fuenteovejuna

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  2. Estimado Fuenteovejuna, el problema está si los servicios de inteligencia -sean CIA, KGB, Ochrana o los jesuitas- son un medio bueno y lícito. O mejor dicho, el problema está en la facilidad con estos métodos de espionaje, que necesariamente conllevan la simulación, la delación y la mentira -que los buenos padres jesuitas llamarán "restrictio mentis"- son métodos propios de un cristiano, por más que se trata de salvar a la Iglesia de Lutero.
    En pocas palabras, la cuestión radica en si el fin justifica los medios.

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  3. No pude seguir leyendo. Juan Pablo II lo excomulgó por ordenar obispos sin mandato pontificio, no por celebrar con el misal de San Pío V. Si ya no es preciso al comienzo….

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    1. Sr. Loyola Pinto, ¿me puede decir dónde dice el texto que la excomunión fue por celebrar la misa de San Pío V?
      Si usted carece de capacidad de compresión lectora al comienzo...

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    2. El texto, ciertamente, induce a confusión. Habla de la persecución a quienes defendían la misa tradi hablando incluso de llegar a la excomunión.
      Lleva a esto a interpretar la economunión como consecuencia de su postura respecto a la misa y no por las ordenaciones.
      Es como si yo digo que la iglesia perseguía a los sacerdotes neocones e incluso llegó a mandar investigar al fundador de los LC. La investigación no fue en tanto que neocon sino de abusador, traficante, etc. (Y no estoy diciendo que se haya perseguido a los neocones, es solo un ejemplo).

      He leído el artículo, me ha gustado, esa frase me ha parecido sumamente desafortunada.

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    3. La pregunta sería: y porqué Lefebvre ordenó obispos sin mandato pontificio? Se levantó un día y dijo: vamos a rebelarnos contra la autoridad pontificia, hoy me levanté con ganas de hacerme cismático?. O más bien realizó ese acto como consecuencia de su defensa de la misa tradicional y la persecución que sufrió precisamente por eso? Hay que ver la película completa. Técnicamente no fue excomulgado por eso, pero si miramos integralmente el asunto, sí.

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    4. No cabe duda de que esa fue la causa de la excomunión de Mons, Lefevre y tiene la responsabildad de lo que hizo. Llevaba años esperando una solución para su obra y el Vaticano, movido por el Cardenal Villot, francés, que no quería para nada la obra de Lefevre. El Papa Pablo VI le concedió una audiencia en Castelgandolfo y lo tratá con caridad. Le recomendó que siguiera los pasos normales o sea la burocracia vaticana bajo el control de Villot como Secretario de Estado. Posteriormente, Ratzinger tuvo que ver con el tema, pero a Lefevre se le acabó la paciencia y una vez que ordenó los obispos sin mandato pontficio, no hubo más remedio que excomulgarlos. Si hubiera tenido más paciencia, pero ya era muy mayor, posiblemente Ratzinger hubiera arreglado el problema. Una solución hubiera sido crear una Prelatura Personal. Entiendo que el OD se hubiera opuesto porque ellos querían ser la única Prelatura Personal. Ahora el tema es mucho más complicado porque las nuevas generaciones son más radicales que el mismo Lefevre

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  4. Muy interesante su pregunta Don Wander, aquí va mi respuesta:
    Salvo mejor opinión de Maquiavelo, es evidente que para un católico el fin nunca justifica los medios.
    Pero vamos a empezar por el principio, porque una cosa es estar en la cancha y otra muy distinta mirar el partido desde la tribuna.
    Si los católicos sabemos que por culpa del pecado original somos pecadores y que en tiempos de paz pecamos por lo menos siete veces al día, ¿cuantas veces por día peca un soldado católico en una guerra justa, setenta veces siete?
    Y si la Iglesia reconoce el derecho a la guerra justa y bendice las armas (el medio) con las que el soldado católico matará al enemigo para alcanzar la justa victoria (el fin perseguido) ¿no será que la respuesta al dilema será según el color del cristal con que se mira?
    Es muy fácil juzgar desde la comodidad de un sillón a quienes se jugaron la vida -y muchas veces la perdieron por salvar a la Iglesia- como hicieron los jesuitas de San Ignacio, los soldados de Carlos V o mucho antes que ellos los Cruzados que reconquistaron Tierra Santa.
    Ni qué hablar de los militares argentinos que nos salvaron de ser otra Cuba comunista y hoy mueren a montones en la cárcel hacinados y olvidados, mientras nosotros, bien abrigados al lado de la estufa y tomando unos mates con bizcochitos 9 de Oro, nos preguntamos si hicieron bien o mal en salvarnos del comunismo porque el fin no justifica los medios.
    Hace muchos años me pregunto sin encontrar respuesta si el mayor pecado de los argentinos no será el pecado de ingratitud.

    Fuenteovejuna

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    1. "Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación»". Jn. 11,48.
      "Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios". Jn. 3,21.
      "Quia actus moralis speciem habet ex obiecto secundum ordinem ad rationem". Santo Tomás de Aquino, De Malo, q. 2, a. 5.

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    2. No veo por qué un soldado católico tenga que pecar más durante una guerra. La finalidad de las fuerzas armadas es, en primer lugar, es de disuadir al posible enemigo para que piense bien antes de atacar. Claro, la guerra declarada por los políticos puede no ser una guerra justa, como la invasión de Irak de parte de USA. Luego descubrieron que el pretexto era falso, pero los soldados no sabían eso. Claro, las condiciones para una guerra justa, según San Agustín y Sto. Tomás, no son fáciles de cumplir, pero atañen más a los polticos y generales que el soldado de a píe.
      En cunto a "setenta veces siete", es hiperbole, algo que Jesús utiliza de acuerdo con las caracteristícas del arameo que hablaba. Además, hay que distinguir entre pecados mortales y veniales. Suponemos que un sacerdote o un fiel que participa en la Santa Misa, aunque en el rito penitencial reconocen ser pecadores, pero para poder comulgar tiene que tener la conciencia de no estar en estado de pecado grave. Además, la participación fervorosa en la Misa como actos de penitencia etc. perdonan los pecados veniales y no hay obligación de confesarlos aunque se recomienda.

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    3. En mi opinión, el gran problema jesuita es que fue una solución de emergencia, un apaño para casos excepcionales y sólo útil para ello, que se solidificó y se hizo metastasis para daño de la Iglesia.
      Hasta 1570-1580, cuando se estabilizaron las fronteras con la Protesta, pudo tener algún sentido dentro del mundo católico (en mi opinión nunca debió permitirse su presencia en España y su imperio, Portugal e Italia) y sólo se debió mantenerse en misiones de alto riesgo (Inglaterra y Alemania protestante).
      No es casualidad que la gran crisis larvada de la orden se diera en esos años con el generalato de Acquaviva (1581-1615) y también ocurriera ese caso paralelo (digno de Plutarco) de Castellani que fue el del P. Mariana, uno de los hombres más lúcidos que tuvo la Compañía.
      El gran problema es que el jesuitismo no es autosuficiente, depende de las espiritualidad tradicional. Si tiene algún sentido su renuncia a cosas importantísimas es por la libertad de movimientos en zona de gran peligro para llevar los sacramentos a los fieles (pedir oficio de coro o misa solemne bajo Isabel de Inglaterra era una locura suicida). Dejo a los lectores en lo que se convirtieron en los países católicos.
      Otro gallo nos hubiera cantado si se hubiera convertido en una compañía de consagrados con gran formación y espiritualidad bien formada que se hubieran enrolado para servir a los católicos perseguidos.

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    4. Estimado Thomas Hennigan
      Como usted dice, es posible que en la guerra un soldado católico no tenga que pecar más que en tiempos de paz, pero creo que no habría que generalizar, porque en la guerra un soldado -o incluso un civil- para salvar su vida ante situaciones extremas podría verse obligado a pecar mucho más aunque después tenga mucho de qué arrepentirse.
      No sé, pero se me ocurre que para saber si está bien o mal lo que hace otro, primero habría que ponerse en los zapatos del otro, algo nada fácil por cierto.
      En cuanto a que los soldados católicos que fueron a la guerra de Irak no sabían que era una guerra injusta, ¿quiere decir que de haberlo sabido hubieran podido negarse a pelear?
      No creo que eso tampoco sea tan fácil porque negarse a cumplir una orden en medio del combate puede significar la muerte, ya sea por traición a la patria o después condenado por un tribunal militar.
      ¿Qué me dice de los civiles católicos reclutados por los rojos comunistas durante la Guerra Civil Española, ¿podían negarse a pelear y volver a sus casas porque era una guerra injusta? Si alguno lo hizo por ser católico y por eso los rojos lo fusilaron, seguro que está en el Cielo porque murió mártir. ¿Pero qué podemos decir si para que no lo fusilaran fue al frente y acabada la guerra arrepentido de sus muchos pecados se pudo confesar para reconciliarse con Dios? ¿Se va a condenar porque la guerra que peleó era injusta?
      Pero no era ese el tema en debate, el cual giraba en torno a saber si los jesuitas que se jugaron la vida en medio del enemigo buscando evitar que la herejía protestante avanzara por Europa en el siglo XVI lo consiguieron sin pecar o pecando, algo que a juicio de don Wander empañaría todo lo bueno que hicieron para salvar a la Iglesia porque el fin no justifica los medios.

      Fuenteovejuna

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    5. Fuenreovejuna, no creo que nadie discuta la gran labor de los jesuitas contra la Protesta, que ha dado figuras de todo elogio como Campión y los mártires ingleses. Lo que se discute es su labor e influencias, a mi modo de ver más negativas que positivas, dentro de los países católicos, donde no había ese peligro ni justificación para su existencia. No creo que las acerbas críticas a la Compañía de hombres de valía como Melchor Cano, Pascal y otros puedan ser despachadas sin más.

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    6. Estimado Eck
      No discuto que los jesuitas pudieron haber hecho mejor las cosas, pero de ahí a decir que "la labor e influencias (de los jesuitas) fueron más negativas que positivas" me parece que hay un largo trecho. ¿Acaso para la Iglesia hubiera sido mejor que la Compañía de Jesús nunca hubiera existido? No creo que sea para tanto.
      Además del mérito de los jesuitas en la lucha contra la Reforma que usted reconoce, ¿qué opina -por ejemplo- de San Francisco Javier y su obra evangelizadora con infinidad de conversiones en el Lejano Oriente? ¿Eso también fue negativo para la Iglesia?

      Fuenteovejuna

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    7. Estimado Fuenteovejuna:
      La frase continúa así: "dentro de los países católicos, donde no había ese peligro ni justificación para su existencia." No me refiero ni a las misiones ad gentes ni en los países heréticos sino dentro de la catolicidad.
      Para la Iglesia hubiese sido mejor la Compañía si se hubiera atenido al plan original de S. Ignacio: Un cuerpo especial de consagrados para la lucha contra la herejía al mando del Papa. Por eso le puso el nombre de Compañía, término técnico militar en la época, hoy sería los GOEs o Boinas Verdes de Jesús o parecido. Desde este punto de vista todos los escritos del santo, incluidos los EE.EE., solo hay que ver las recomendaciones, notas, avisos y perspicacias que puso en su ejercicio (a las que nadie hace caso desde hace siglos, por cierto). Ahora está claro, no es para todos los soldados un entrenamiento como el de la sargento O´Neill aunque sea espiritual.
      Para el siguiente punto voy a contarle mi experiencia personal porque creo que puede iluminar mejor el punto al que me quiero referir. Yo pertenecí durante muchos años a organizaciones jesuitas, además de la vieja escuela, fundadas por padres tradicionales (muchos de un carácter y santidad excepcionales). Humanamente solo tengo palabras de agradecimiento. He hecho Ejercicios Espirituales puros aunque resumidos, en Villagarcía de Campos; conozco la famosa mano; leído sus biografías; conozco su mentalidad y concepción de la Iglesia y también su preparación de élites para influencia en la Sociedad. Pues bien, todo para descubrir que no tienen espiritualidad propia, el acción pura y dura. ¿De dónde cree que la tomaban? Pues del Carmelo fundamentalmente: Sta Teresa y la M. Maravillas. Quitando a S. Alonso Rodríguez, cuyos escritos se publicaron en fecha tan tardía como 1885, los santos jesuitas son de acción o de ascésis. No hay místicos o contemplativos (franciscanos y dominicos han evangelizado tanto como ellos y si los tienen).
      Y aquí si tengo que darle toda la razón a Wanderer. Esta concepción de la vida religiosa, justificada además metafísicamente por Suarez (en honor a la Compañía hay que mencionar que su mayor enemigo filosófico fue Gabriel Vazquez SJ)y salida de su concepción originaria, solo pudo traer frutos amargos al multiplicar y reforzar los efectos de la Devotio Moderna, ya muy fuertes, y que, a la larga, nos ha traído la crisis actual.
      Y por no hablar de los pecados humanos de los SJ, sus intentos de control de reyes y élites a través de sus colegios, confesores, fuentes de información y partidos devotos.
      Por lo tanto, en mi opinión, la Compañía en el fondo y a la larga ha sido más negativa que positiva para la Iglesia por haber abandonado sus fines fundacionales por otros intereses por santos y elevados que fuesen. Esto no obsta para reconocer a sus grandes santos, labores y mártires pero como dice un dicho latino: Senatores boni viri, senatus autem mala bestia.

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    8. Estimado Eck
      Ahora lo entendí mejor y comparto sus argumentos. Me parece muy acertado cuando afirma con desazón que en el fondo y a la larga hoy la Compañía de Jesús ha abandonado sus fines fundacionales. Decir que Sosa Abascal es sucesor de San Ignacio, es lo mismo que decir que Juan Carlos y Felipe VI son legítimos sucesores de Carlos V y Felipe II.

      Fuenteovejuna

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  5. En este blog se hace mucho incapié en la cuestión litúrgica, y yo pienso que el problema es muchísimo más profundo: los nuevos teólogos (por no aludir a la nueva exégesis) ya han abandonado el concepto de Misa como sacrificio, y prefieren el de Eucaristía como comunión de los que creen en Jesús. Así Pagola, Xabier Pikaza, Alvarez Valdés, Pablo d'Ors y todos los que escriben en Religion Digital. Y Uds insisten una y otra vez con la liturgia y los ritos cuando ellos acentúan lo del culto verdadero como amor al prójimo, las bienaventuranzas, etc....en contra de un ritualismo extrínseco y judaizante, en la medida que se centra en el altar, el templo y el sacerdote. Yo veo este problema como dos cosmovisiones que no llegan a entenderse entre sí. Y me van a retrucar que ellos son protestantes encubiertos: a lo cual diré que ellos consideran que son la verdadera Tradición, la de los orígenes, que con el correr de los siglos se fue deformando. No hay entendimiento entre unos y otros, para dar con la verdad. Por supuestio, el tomismo es un obstaculo en la medida en que da fundamento y apoyo teológico a una Iglesia que no sería la deseada por Cristo, pues ellos dicen: Jesús anunció la llegada del Reino, y lo que vino fue la Iglesia. El tomismo con su concepto de transubstanciación y su doctrina de la Presencia Real, etc, es un obstáculo en el camino de la unidad en la caridad (la verdad queda relegada en el subjetivismo moderno, ya sabemos). Yo creo que tienen parte de razón, y que la solución no será atrincherarse como los lefes, ni pensar como los progres que el Vaticano II puso fin a la era constantiniana y dio origen a la verdadera Iglesia de los Apóstoles. El antagonismo absoluto debe dar paso a una síntesis de los opuestos, o sólo queda un nuevo cisma donde todos vamos a perder. Sin dudas creo que el problema es mucho más hondo que el de la liturgia tridentina. Hoy nos encontamos nada menos que con una nueva Cristología, y una nueva lectura de la epístola a los Hebreos: qué significa realmente que Dios no perdonó a su propio Hijo sino que lo entregó a una muerte expiatoria ? acaso Dios es un ser sediento de sangre ? hoy hay otra concepción de la salvación operada por Jesús como Mesías. Por supuesto, no cabe exponerla en estas pocas líneas....pero sólo debe indicar que los problemas fundamentales de la teología actual no pasan por los ritos de la Misa.

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    1. "...Y me van a retrucar que ellos son protestantes encubiertos: a lo cual diré que ellos consideran que son la verdadera Tradición, la de los orígenes, que con el correr de los siglos se fue deformando"

      Es que esa es exactamente la misma definición de Protestantes, según ellos mismos la autoproclaman: los verdaderos tradicionalistas, que recuperan los orígenes del evangelio, anterior a la deformación medieval. El problema es que eso ya fue archicondenado en el siglo XVI, y no veo porqué no debería serlo hoy también. Y la contraria: si eso fuera verdad, pues entonces los protestantes tenían razón, nosotros somos una herejía y ellos son los verdaderos cristianos.

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    2. Estimado anónimo,
      El tema de la liturgia y en especial el de la misa es en sí mismo el más importante, no porque lo diga Peretó Rivas, o Wanderer o quien sea. Es así. Desde los orígenes del hombre, lo mejor que hace el hombre en esta tierra es tributar culto a su Creador. Y como es sociable por naturaleza, el culto público en primer lugar (no exclusivo).
      Todos esos autores que usted cita, no son católicos aunque la autoridad de la Iglesia no lo haya declarado. Son herejes. Hay que estudiar la noción de herejía en la Suma de Teología de STA y verá que es cierto lo que digo.
      La doctrina de la Transubstanciación es dogma de fe, no se puede abandonar; sí profundizar, es decir conocer más y mejor.
      La liturgia tridentina no existe; nunca existió. Lea Mons. Klaus Gamber en su libro La reforma de la liturgia romana.
      La carta a los Hebreos es bastante complicada, no lo niego, siempre se puede estudiar más y profundizar; pero siempre leerla con la analogía de la Fe, a la luz de la Tradición y con las lecturas paralelas de otras partes de la Escritura. Una nueva Cristología en sentido estricto, como una agregado la fe tradicional, no se puede. Siempre es profundizar en el mismo sentido y con la misma sentencia.
      Dios no está, en el sentido literal, sediento de sangre.
      Platea ud. muchos temas, interesantes por cierto pero hay que ordenar la cabeza y no dejarse marcar la agenda por esos herejes, por más leídos que sean. Lo cual no quiere decir que todo se acabe en el Denzinger.
      Y estos autores llegaron a la herejía entre otras cosas porque hace varios siglos, como marca el artículo y ud cita "los problemas fundamentales de la teología actual no pasan por los ritos de la Misa"...
      Lo único en lo que discrepo con el artículo es la visión crítica de las órdenes mendicantes: fueron una solución excelente para el momento y dentro del puro espíritu de la tradición. Las ciudades habían crecido, no todo se desarrollaba en torno a las Abadías, Catedrales o parroquias, y conservaron el coro, algunas tuvieron rito propio como los Dominicos (una variante del rito romano en realidad), y dieron como fruto a una excelente unión de teología, piedad litúrgica y cultura cristiana. Fueron parte del Zenit de la Edad Media. Entre otras cosas, además, fueron claves por ejemplo en las Cruzadas (en especial los franciscanos), algo de la Edad Media tardía; que por tardía no deja de ser lo mejor de la época.
      Los jesuitas sí son una solución que asume parte de la ruptura con la mejor tradición medieval, pero heredan o sacan a la luz esa ruptura: el problema había empezado con la devotio moderna, más de 100 años antes.
      Cordiales Saludos

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  6. Sobre el tema de la excomunión de Lefebvre.
    Si bien es cierto que la causa próxima y señalada de la sanción es la ordenación episcopal, sin autorización de Roma, también es cierto que el motivo remoto radicada en la negación de Lefebvre de aceptar la nueva misa. Desde mí humilde opinión y comprensión el texto del artículo es correcto. En aquellos días de los 80', la misa tridentina estaba de hecho prohibida y asi fue, hasta el Summorum Pontificumde 2007. Lo ordenación de obispos por Lefebvre y Castro Mayer fue consecuencia de la necesidad de celebrar el hoy llamado Vetus Ordo.

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  7. El texto quiere marcar la paradoja que el mismo Papa que levantó la excomunión a un personaje como Lutero, que apostató de la fe católica y que causó un mal infinito a la Iglesia y a los hombres, excomulgaba a un obispo plenamente católico que consagró cuatro obispos sin mandato apostólica con la intención de conservar la fe católica.
    Sobre este tema ya discutimos en este blog (https://caminante-wanderer.blogspot.com/2011/03/las-24-tesis-anti-filolefebvrianas-by.html) y no volveremos a hacerlo.
    Simplemente recuerdo la conclusión de la tesis doctoral en derecho canónico del P. Gerald Murray --que no es lefebvrista-- defendida en 1995 en la Universidad Gregoriana --que no es precisamente simpatizante del tradicionalismo-- con summa cumple laude: "Un examen de las circunstancias en las cuales al arzobispo Lefebvre procedió a consagrar obispos a la luz de los cánones 1321, 1323 y 1324, origina al menos una duda significativa e incluso razonable contra la validez de la declaración de excomunión pronunciada por la Congregación de Obispos".

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  8. La gran pregunta sobre la liturgia es ¿Cómo se pudo pasar de la Gran Oración de la Iglesia y participación en la adoración de la Trinidad junto a los coros celestiales a una maquinita fabricante de Hostias consagradas ad usum fidelium?
    De la resolución de esta cuestión depende la solución de los más graves problemas de la Iglesia.

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  9. GASTÓN: Pues concretamente de la Reducciones del Paraguay he leido crónicas que destacan la participación entusiasta de sus habitantes en los actos de Culto y de la música que llegó a tener muy buen nivel. Mª Elvira Roca aporta citas a propósito de establecimientos jesuíticos similares en la que es hoy Bolivia y como al abandonarlas los indios tras la disolución de la Compañía llevaban consigo los libros de partituras religiosas. ¿Fueron una excepción estos jesuitas respecto al resto del mundo?

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  10. “En este blog se hace mucho incapié en la cuestión litúrgica, y yo pienso que el problema es muchísimo más profundo: los nuevos teólogos (por no aludir a la nueva exégesis) ya han abandonado el concepto de Misa como sacrificio, y prefieren el de Eucaristía como comunión de los que creen en Jesús. Así Pagola, Xavier, Álvarez Valdez, Pablo d’Ors y todos los que escriben en Religión Digital”.
    Díscúlpeme, pero lo suyo no es aceptable, y no porque Vd. pretenda argumentar con la autoridad de los hombres, a los que, por otra parte, no tengo por qué reconocer autoridad alguna en materia teológica, -¿qué es eso de “Religión Digital”?- sino porque, ya desde el inicio de su argumentación, cayó en una muy lamentable contradicción, cual es la de oponer los conceptos “de Misa como Sacrificio”, con el de “comunión con el de los que creen en Jesús”. ¿Acaso lo uno no supone lo otro? Luego vendrán otras afirmaciones igualmente inaceptables, por lo menos en lo que a mi razón respecta: “El tomismo, con su concepto de transubstanciación y su doctrina de la Presencia Real, etc, es un obstáculo en el camino de la unidad con la caridad (la verdad queda relegada en el subjetivismo moderno, ya sabemos)”. Con lo cual advierto que usted está confundiendo a la caridad con la omisión o negación de la verdad, y no creo que eso sea compatible con la fe en Quien reveló de Sí mismo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la vida” (Jn. 14, 69). Vale decir, si no hay verdad sin caridad, tampoco puede haber caridad sin verdad.
    Entiendo que, al hablar de ese modo, ya está faltando a la verdad presente en el mismo Evangelio. Veamos.
    En primer lugar, porque, precisamente, esa misma Persona, a la que Vd. y yo confesamos como Nuestro Señor Jesucristo, fue Quien también dijo: “Esto es mi Cuerpo …” (Mt 26, 26-30; Lc 22,15-20; I Cor 11, 23-25). Y esto mismo es lo que hoy sigue reconociendo la Iglesia Católica: “Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable: Está presente, en efecto, de modo verdadero, real y substancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su Alma y su Divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre, está presente en ella de modo sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas del pan y del vino” Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 282).

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  11. Se lee en el artículo que una de las innovaciones que introdujo San Ignacio fue inaugurar un método de meditación que se separaba absolutamente de los modelos antiguos y tradicionales de la oración privada. Alguno podría concretar en qué consistían estas prácticas? Saludos cordiales

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  12. Con sólo la parte I de lo que se anticipó como la adaptación en varias entregas de una Conferencia brindada por el Doctor Rubén Peretó Rivas, han salido temas diversos y espadas varias. Me encanta! No pierdan la caridad, ni la paciencia: vamos por la parte I. Si esto es irrelevancia de irrelevantes, me encanta. Para "inteligencia y cultura", lo que vemos y escuchamos a diario.
    Don Pelayo, me parece, aporta sentido común; y, distingue cosas que valen ser distinguidas.
    Antonio: pregunta sobre algo que se mencionó en este blog, sin que se profundizara para que lo entendamos los neófitos.-
    Espero las nuevas entregas; y, los comentarios consiguientes.-
    Aprendemos todos; y, recuerdo Corintios 13, 1-13.-
    Saludos muy cordiales.-

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  13. Estimado "Chapado a la Antigua": trataré de explicarme mejor para que Ud me entienda. Yo no estoy exponiendo mis ideas sino las de aquellos teólogos progresistas para quienes la Misa debe ser despojada de su caractar sacrificial, pues ellos sólo aceptan el sacerdocio común de todos los bautizados, y no admiten al Dios sediento de sangre que entrega a Jesús como víctima expiatoria. Todo lo cual quire decir que ellos tienen otra Cristología, hacen otra lectura del Evangelio y, en particular, de la epístola a los Hebreos (donde está desarrollada el núcleo de la doctrina paulina de la redención). Uds dirán que ellos no son católicos sino protestantes infiltrados en nuestros templos, pero la cosa es más profunda: ellos dicen estar volviendo a las fuentes (como todos los reformadores), tras siglos y siglos de deformación doctrinal y disciplinar. Para ellos Jesús simplemente celebró una Pascua con sus discípulos, y la Redención se opera esencialmente por el amor fraterno y no por la Cruz, de donde la Eucaristía tiene el caracter de comunión de hermanos en Cristo, rechazando la transubstanciación tomista y toda escolástica medieval por considerarla una hermenéutica aristotélica y no bíblica. Espero que se entienda: que mientras nosotros discutimos sobre la Misa Gregoriana y el Canon Romano, ellos (muchos curas progres de hoy, que son legión) están completamente en otra cosa! Sé de laicos en Rosario que celebran la Eucaristía como si fueran pastores protestantes, pero se dicen católicos....tal es la confusión en la que viven muchos. Y ellos creen sinceramente que estan volviendo al cristianismo de los orígenes.... despreciando toda ritualidad y todo formalismo "judaizante", que consideran ceremonias huecas, vacías, extrínsecas y para nada agradables Dios, a Quien se agrada por el amor al prójimo y la misericordia con los necesitados....en suma: en espíritu y en verdad. EN SUMA: DIGO QUE ESTAMOS VIVIENDO UN TIEMPO DE HERMENÉUTICAS COMPLETAMENTE ANTAGÓNICAS, Y EL TEMA LITURGICO ES REALMENTE SECUNDARIO. Por favor analicen lo que dice este Pablo d'Ors (consultor vaticano) sobre la Presencia Real, en este artículo: https://www.vidanuevadigital.com/tribuna/habra-en-la-iglesia-alguien-que-se-atreva-pablo-dors-sacerdote-y-escritor/

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    1. Anónimo de las 21.13
      Tiene razón cuando dice "no estoy exponiendo mis ideas sino las de aquellos teólogos progresistas para quienes la Misa debe ser despojada de su carácter sacrificial..."
      El problema es que usted cree que tienen razón, por eso aconseja leer lo que dice Pablo d'Ors sobre la Presencia Real. Y para abonar su importancia destaca que d'Ors es consultor vaticano, como si eso fuera una excelente carta de presentación.
      ¡Por favor! James Martin, un vergonzoso defensor del colectivo LGTB que confunde a los fieles y envenena a la Iglesia, también es consultor vaticano y uno de los asesores que el Papa Bergoglio eligió con sumo cuidado porque lo vio lleno de virtudes.
      ¿No sabe que Pablo d'Ors es una de las mejores plumas de Religión Digital, una cueva de homosexuales?
      Así como usted nos aconseja leer a d'Ors para desayunarnos de que la misa no es un Sacrificio ni que Cristo está presente en la Eucaristía, yo también aprovecho para darle un buen consejo: no se aturda con Religión Digital, no siga por ese camino porque agarró la bifurcación equivocada. Cuando se quiera dar cuenta, se va a encontrar con varios diablillos bailando alrededor suyo; de ser así, habrá llegado a un punto que no tiene retorno.
      Que pase bien el día.

      Fuenteovejuna

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  14. Estimado Chapado a la Antigua 2.0......olvidé explicitar la cuestión de la unión en la caridad, más que en la verdad. Sucede que en el mundo moderno (no quiero remontarme a Descartes o a Kant) la posesión de la verdad ha quedado completamente relativizada. Nadie dice que todo es relativo, pero hoy se anda con pies de plomo ante muchos temas, porque se ha avanzado mucho en el conocimiento de nuestra subjetividad. Este es un tema muy complejo que no se puede desarrollar en estas líneas. Asi lo entiendo yo: en cuestiones bíblicas, por ejemplo, hay aportes que no pueden ser dejados de lado sin caer en el ridículo, Y de la hermenéutica nace la teología, pero ahora resulta que se rechaza el tomismo porque se apoya en un aristotelismo de axiomas cuestionables (por los que aceptan muchos postulados idealistas). Yo creo que hay en las nuevas corrientes un buen porcentaje de verdad, y que aciertan en muchas afirmaciones...pero claro: son cuestiones sutiles o muy académicas....no al alcance de la mayoria. EN SUMA: HOY YA NO SE ANDA PERSIGUIENDO HEREJES CON UN SYLLABUS EN LA MANO, Y SE PREFIERE LA UNIDAD EN LA CARIDAD, PUES LA VERDAD NO ES TAN ASEQUIBLE COMO PENSÁBAMOS

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  15. A anónimo del 2 de julio 2021 0:26 – 3 de julio 21: 43
    “Hoy ya no se anda persiguiendo herejes con un Syllabus en la mano, y se prefiere la unidad en la caridad, pues la verdad no es tan asequible como pensábamos”.
    Mejor, no aclare más que la embarra.
    Por razones de espacio, no se me permitió terminar de contestar su primera reflexión, pero lo que Vd. me contesta ahora, me permite corregir el rumbo que debo dar a mi respuesta. Ahí va.
    La respuesta no puede ser más simple. Vd. asume como cosa probada –o como dato de fe- que la inteligencia humana, tanto desde la lejana perspectiva de Descartes y Kant, como desde la posterior elucubración académica, que “la posesión de la verdad ha quedado completamente relativizada”. Son sus palabras, no las mías. Y, a partir de dicha premisa, saca su perentoria conclusión en el campo teológico: “se rechaza el tomismo, porque se apoya en un aristotelismo de axiomas cuestionables (por los que aceptan muchos postulados idealistas). Yo creo, que hay en las nuevas corrientes un buen porcentaje de verdad, y que aciertan en muchas afirmaciones”. Dicho en castellano más claro: Santo Tomás no sirve porque es realista, los nuevos teólogos, sí sirven porque son idealistas.
    Lo primero y elemental: la inteligencia nos la dio Dios para conocer la verdad de las cosas, y también verdad de la Revelación. Es cuestión de leer las Escrituras: “lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras” (Rm, I, 19-20; cf. Hch, 14, 15-17, 27-28; Sb 13, 1-9). Vd. mismo reconoce que “en las nuevas corrientes hay un buen porcentaje de verdad”, pero, -¡ay!- una vez que se ha reconocido que la “posesión de la verdad ha quedado completamente relativizada”, ¿cómo hacer para distinguir entre el porcentaje de verdad, y el porcentaje de error que admite que hay en dichas nuevas corrientes? Bajo qué bases puede discernir entre la verdad del error que reconoce en las mismas. Para hacerlo, necesariamente, debe reconocer que hay en la inteligencia una cierta aptitud natural para conocer la verdad.
    Lo segundo: toda fe supone, uelis nolis, una doctrina. Como lo prueba el testimonio de la misma Revelación a través de las Santas Escrituras, e incluso el no menor testimonio de los Símbolos de la fe, o Credos, el dato de la Revelación se ha transmitido a lo largo de toda la historia de la Iglesia a través de palabras, y que se puede recoger, ya a partir del examen de las Escrituras, o bien, a partir del propio testimonio de la Tradición y Magisterio de la Iglesia.
    Ahora bien, si Vd. da por sentado que, en razón de su “completa relativización”, dicha Revelación no puede ser conocida, entonces lo debe ser tanto en el orden natural como sobrenatural. Por cierto, cabe admitir que Dios, al proporcionar su Revelación, no deja de alumbrar a los creyentes con la luz de la fe, pero, ¿acaso esta particular asistencia de Dios, tiene fecha de inicio y de caducidad, de suerte que lo que vale para unos –“las nuevas corrientes”–¡oh sorpresa!- no vale para otros, esto es, la Tradición de la Iglesia y su Magisterio?
    Por último, con respecto a la frase final de su respuesta. Ésta presupone que el ejercicio de la caridad se contrapone con la enseñanza de la verdad. Pero, en rigor, mi querido amigo, el conocimiento de la verdad es condición –conditio sine qua non- para el ejercicio de la caridad. Porque el conocimiento del fin precede, necesariamente, a la acción por la que se alcanza el fin. Y, ¡vaya que hay que tener buenas razones para realizar actos de caridad, cuando lo que se pretende es hacerlo siguiendo los pasos de Cristo!
    Mis cordiales saludos. ¡Alabado sea Jesucristo!

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    1. No se puede rechazar a Santo Tomás en su raíz ni casi toda la tradición filosófica antigua desde Parménides por la sencilla razón de que parten de lo único que en evidente por si mismo e imposible de negar en el terreno epistemiológico: Que hay Ser en vez de No-Ser.
      Casi toda la filosofía moderna parte de esa bobada nacida de un error de Descartes, que encima no era suya para más Inri, del "Cogito ergo sum" cuando debería decir Sum ergo cogito. Pues si no sum poco vas a cogito. Ya lo podrán vestir de la filosofia de nuestros tiempos, el hombre de hoy (mismo pecador e idiota que el del ayer pero más presuntuoso), el subjetivismo y demás cosas que los hoi polloi de hoy ni entienden ni sanamente quieren entender dedicándose a cuestiones más pecadoras pero más racionales como el hedonismo. Son como esos curas tan moderni tan del pueblo y tan imbuidos en el hombre actual que ni el 99 de la feligresia entendía ni sus sermones ni sus actos viéndolo más como chifladuras. Bien los retrato Guareschi en su D. Camilo y los jóvenes de hoy.

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    2. Los padres no eran aristotélico. ¿Entonces no eran buena doctrina?

      José María Burrito

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    3. Eso de que los Padren no eran aristotélicos habría que revisarlo (v.g. el platónico Boecio tradujo obras del Filósofo: la Logica vetus). No tenían el prurito de escuela por lo que reconocían la verdad allí donde estuviera sea en Platón, Aristóteles, el estoicismo tardío: Séneca, el neoplatonismo y demás. Ultimo, la contraposición casi maniquea entre Platón y Aristóteles es más una construcción moderna que otra cosa, más para justificar en Renacimiento frente a la Edad Media (cuando el Renacimiento estaba empachado de Aristóteles y el Medievo de platonismo).

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  16. Hay seguidores de la misa tradicional en plena comunión como la FSSP. Otros con obispos ordenados de modo irregular, por decirlo de algún modo, como la FSSPX. Y otros directamente incluso separados incluso de la FSSPX como el obispo Williams y sus seguidores o los "sedevacantistas" que también han ordenado obispos de modo irregular o en violación al derecho canónico. Creo todos comparten su amor por la liturgia tradicional, pero algunos respetan enteramente la ley canónica y otros a medias o nada. Cada cual tendrá sus razones de conciencia.

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