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jueves, 5 de septiembre de 2024

Hans Urs von Balthasar: La Crisis de la Iglesia es la falta de Caridad




por Eck

Vintila Horia: ¿Cuales serían, según su experiencia y meditación, las razones de esta crisis interior, quiero decir de la crisis de la fe y de la Iglesia?

Urs von Balthasar: Hay varias:

La primera sería algo así como un fallo en la doctrina misma del Concilio, que quiso ser pastoral y que acabó por realizar lo que se puede llamar una salida hacia el mundo. Aggiornamento tendría que significar volver a entrar en sí mismo. Los documentos del Concilio se han olvidado de este centro esencial, que es la vida mística contemplativa, la vida trinitaria, la gracia, la cruz, cosas centrales, fáciles de falsificar.

La segunda razón sería el estado de nuestra teología. Había esclerosis en la teología, una especie de racionalismo espantoso. Y nada de amor. Habría que volver a los comienzos de la teología. Formar. Volver a entrar en los Evangelios. Bultman no hace más que cortar todos los caminos hacia el Evangelio con su método crítico-histórico. Es un triunfo de la letra sobre el espíritu, una continuación del racionalismo. En los sermones de hoy, siguiendo en esta línea, se trata de desmitologizar el Evangelio. Esto no es más que un nuevo humanismo.

En tercer lugar creo que hay que contar, como factor de la crisis, la racionalización de la jerarquía, su aislamiento. En sus funciones más altas esta jerarquía está lejos del pueblo y no funciona según la verdadera tradición evangélica. Pero se trata aquí de algo que viene de muy lejos y, por consiguiente, muy difícil de sanar. Jerarquía quiere decir, en el marco de la Iglesia, servicio, humildad, caridad. Juan XXIII sabía humillarse, cuando iba a lavar los pies de los pobres. Humillarse es una de las principales verdades evangélicas. La jerarquía a la que nadie ama constituye algo terrible, inconcebible dentro del cristianismo. Lo importante es demostrar su autoridad y hacerse amar por el pueblo, obrar de tal manera que el pueblo ame la función y a los que la representan.

Horia, Vintila; Viaje a los centros de la tierra, Ediciones Nuevo Arte Thor, Barcelona, 1987, pg.105-106.


Introducción

Tras la primera entrega de Voces del Pasado con el artículo dedicado al rescate de la apología del rito hispano escrita por el abad Pedro de San Millán, continuamos con la búsqueda de nuevos testimonios que nos puedan ayudar a arrojar luz sobre la actual crisis de la Iglesia. Toda verdad, la diga quien la diga, procede del Espíritu Santo decía el sabio Santo Tomás de Aquino y nunca como hoy hemos estado necesitados de verdad y de la asistencia del Espíritu Santo para navegar a través de la oscuridad y de las peligrosas olas de la historia. Por esto y con esta libertad de espíritu que otorga la verdad, tal y como nos dijo el Divino Maestro, llamaremos como testigos a personas de toda condición, desde herejes notorios hasta santos, desde creyente a ateos, miembros de la Iglesia o no. Algunos gustarán, otros disgustarán por lo que dicen o por quien lo dice pero es necesario oír a todos. Si en la Edad Media se decía que hasta el Diablo merecía ser escuchado en juicio y si el mismo Dios lo hacía como aparece en la Escritura en el Libro de Job, ¿Por qué nos negaríamos a oír a otras personas, que en muchos casos son hermanos equivocados, si tienen algo que decir pues hasta sus mismos errores nos pueden mostrar la verdad como afirmaba el mismo apóstol S. Pablo? 

Así pues, oigamos los que desde el pasado nos tienen algo que decir y aprendamos sus lecciones.


El escritor Vintila Horia y el teólogo Balthasar

No tenemos dudas de que muchos lectores reconocerán al escritor rumano Vintila Horia (1915-1992), sobre todo los letraheridos de cultura afrancesada. Autor de una de las más profundas y conmovedoras novelas histórica del siglo XX, Dios ha nacido en el exilio, sobre Ovidio, su destierro a Tomis y su esperanza final de salvación.  Muchos menos lectores conocerán su faceta de zahorí del futuro en busca de los manantiales espirituales del mañana. Para ello, inició varias giras para entrevistarse con científicos, pensadores, filósofos y teólogos y que publicó en una serie de libros muy sugestivos. A pesar de su querencia por el impresentable Teilhard de Chardin, que nos explicamos por su búsqueda en Occidente de las intuiciones cósmicas del cristianismo oriental, sus diálogos con los teólogos Karl Rahner, Yves Congar, Urs von Balthasar son de lo más interesante de lo que se puede leer hoy.


La gran Crisis según Urs von Balthasar

Y en medio de esta conversación con el teólogo le hace la pregunta nuclear, la más importante, sin paños calientes: el corazón de la crisis interior, de la fe y de la Iglesia. Una lleva a la otra para desembocar en la crisis universal de la Iglesia, que se estaba mostrando en su verdadera faz a pesar de las cortinas de humo primaverales, posconciliares y terciomilenoeutantes.

Y hablando de la crisis interior Balthasar pone el dedo en la llaga del gran fallo del Concilio Vaticano II con una crítica demoledora en su fondo, mucho más profunda que tantas al uso por rabiosas que parezcan. Si Heidegger, al que no profesamos mucha devoción, hablaba del olvido del Ser, aquí podríamos hablar de un olvido de la Fe viva, de la vida mística contemplativa, la vida trinitaria, la gracia, la cruz, cosas centrales, fáciles de falsificar. Como nuestros días han demostrado, sin la ocupación en la única cosa necesaria, ha sido muy fácil de falsificar toda la vida cristiana, dar gato por liebre al clero, a los fieles y al resto de la humanidad. Esto lo podemos ver, dice el teólogo, en la doctrina conciliar que quiso ser pastoral y misionera pero que se convirtió en una salida al mundo, es decir, una conversión al mundo, una mundanización pura y dura que llega a su casi cima con Francisco y su modelo de iglesia. Se paso de un aggiornarsi, un actualizarse la fe en sentido aristotélico, pasar de una fe meramente potencial e intelectual a otra en el acto y total, a un aggiornarsi que quería adaptar la fe a las opiniones cambiantes del mundo.

No es casualidad que en su lista de cosas esenciales aparezca la vida mística contemplativa como primer elemento pues donde no hay visión el pueblo perece. Y es lo que nos está pasando cuando nuestro conocimiento de Dios se traduce sólo en fórmulas silogísticas y canónicas espigadas del Magisterio, de los Santos o de la Escritura o de otros sitios incluso. Al final, toda nuestra teología se vuelve un mero juego intelectual que da lugar o a un agnosticismo y nihilismo vestido de estructura eclesial para bien vivir y aprovecharse de lo que otros construyeron con otros fines o, peor, a un fanatismo que toma las verdades de la fe como una ideología de lucha que esconde una sed de poder, de sentido o de vida que, en el fondo no se tiene y que busca inconscientemente. Es un triunfo de la letra sobre el espíritu, de la voluntad sobre el intelecto, una continuación del racionalismo que, a la larga, convierte el Credo, el Rito y la Iglesia en cosas útiles en vez de cosas sacras, intocables por su propia santidad y por encima de las querellas e intereses humanos, dones puros de Dios, Padre de todos, a sus hijos. Porque para una razón que no reconoce superior como la caridad, fuente de todo conocimiento, todo se vuelve instrumento y útil de sí misma y, sobre todo, de la voluntad que hay detrás, un egoísmo disfrazado de ornamentos sagrados. Por eso puede mundanizarse, ya se ha vuelto del mundo y vuelve a su verdadera casa.

El fundamento de toda verdadera teología es amar para conocer y conocer para amar y el primer paso es aceptar la Verdad revelada por Dios como don. Von Balthasar da en el clavo de la esclerosis de la teología, de este racionalismo espantoso: Y nada de amor. No hay amor a la Verdad sino su uso instrumental, no hay amor a Dios sino a un ídolo de Él construido con manos humanas, ni a las personas ni a la Iglesia, vista como campo libre para la voluntad de los poderosos. No hay verdadero conocimiento ni visión, por eso los pueblos perecen y la Iglesia se seca desde su raíz y no da fruto.

Por eso se pudrió la vida espiritual de la Iglesia, la metástasis pasó a la vida intelectual y también se pudrió su vida política en sentido aristotélico y ciceroniano, la amistad entre sus miembros y la concordia entre sus estamentos en pos del Bien Común y la consecución de su fin último: la salvación de las almas a través de la Fe y los Sacramentos, vehículos del amor divino. Y aquí cita muy bien el teólogo, en su tercer punto, las consecuencias en la vida eclesial de la falta de Caridad, la racionalización de la jerarquía, su conversión en un estado funcionarial y administrativo, lleno de reglamentos, cánones y códigos, laberinto más parecido a los mohosos despachos del Proceso de Kafka que a la Iglesia que vio enjoyada San Juan y que, a pesar de sus pecados, nos retrató San Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Vida artificial que sustituye a la verdadera Vida, una maquina, un robot frente a un ser vivo, una comunidad de hermanos, la familia de Dios sustituida por un totalitarismo eclesiástico que cuanto más pierde la vida interna más aprieta las clavijas para ser obedecido, que ha trocado la confianza por el temor, la obediencia por el servilismo, a autoridad. Tienen la potestad pero no la autoridad, que es la forma más noble de mando pues la obediencia no se basa en la coacción sino en el respeto. Sin la autoridad que nace del convencimiento de que lo ordenado es bueno tanto por su origen –por quien manda–, como por su ejercicio –lo que se manda–, es imposible el amor a su función y representación porque no hay una tarea común, una verdadera colaboración, una comunión de bienes, una res-publica cristiana. La falta de caridad es la madre de la injusticia y la tiranía pues la caridad, que transciende toda justicia, a la vez la sostiene y la completa ya que su fin es el bien. No es de extrañar que donde no abunda el amor, se desborde la discordia y la tiranía: un anticipo del reinado del Anomos.



Conclusión

“Señor, hiede ya, porque es el cuarto día”. 

Repúsole Jesús: “¿No te he dicho que, si creyeres, 

verás la gloria de Dios?” 

(Jn. XI 39-40)


Como  a un cuerpo al que la vida le ha abandonado, primero le sobreviene el rigor mortis, que le hace ser duro, frio, gélido e inamovible de su posición para pasar después a la corrupción, a fermentar, disolverse, a aguarse y a heder, pasto de larvas y gusanos cuyo movimiento aparente y frenético  no es de vida sino de muerte; la Iglesia sin su verdadera alma, sin la Caridad, es un cadáver, despojo de lo que fue, cenizas de lo que ardió que ni ilumina ni calienta a las almas que se le acercan sino que se apartan y se horrorizan por su frialdad, fealdad y hedor. Durante unos siglos soportó un rigor, severidad extrema de la iglesia ultramontana hasta que con el Concilio se pasó a la descomposición del catolicismo. Acaso ¿No lo refleja desaparición de la caridad el caso paradigmático descrito por Leonardo Castellani en el Ruiseñor fusilado y tantas veces repetido ante nuestros ojos? Quien hable con sacerdotes, seminaristas y fieles del montón, lo podrá atestiguar.

Y sin embargo, ahí está el Salvador que, si no abandonó al amigo en la muerte, menos abandonará a su esposa en  manos de las puertas del Hades, sino que la llamará afuera del sepulcro y la liberará de sus ataduras para vestirla con todas sus gracias y enjoyarla con todas sus virtudes. Y la volverá a injertar en la vid para que vuelva la Caridad por sus vasos y venas, reviviendo sus ramas, resucitando su vida y dará nuevos frutos de salvación en todos los ámbitos a través de la santidad de sus miembros. 

Donde no hay amor, poned amor y encontraréis amor. Esta es nuestra tarea fundamental, la piedra angular de la reconstrucción de la Iglesia, todo lo demás, todas las luchas y combates sin ella carecen de sentido o son un engaño. Dios pudo encargar el trabajo a San Francisco porque ya estaba enamorado hasta las entretelas del corazón. Y así pudo soñar Inocencio III que Santo Domingo y San Francisco sostenían San Juan de Letrán e impedían su derrumbe cuando fallaron las demás columnas: la Iglesia fue y es sostenida por el Amor de Dios que habitaba en estos dos santos. Imitemos su ejemplo.

51 comentarios:

  1. Excelentísimo hermano! Has dado en el clavo. Y parafraseando a Castellani (o Seba Randle, ya ni me acuerdo, lo vi en la biografía), "hablar de lo caridad es lo más difícil porque no se puede hablar de ella sino por analogía". O sea, se vive, no se explica. Y uno es más amado de lo que ama. Es horrible no sentir el amor de Dios. Gracias a Dios, literalmente, aún quedan ámbitos de verdadero ágape, y se nota, aún sin que todo salga perfecto, uno realmente se siente bien. Y es triste cuando los pastores no saben educar en la oración a la grey, ya que como bien le oí decir a Ignacio Larrañaga, orar no es fácil, rezar sí puede serlo, orar no. Y si bien yo no voy a censurar las celebraciones litúrgicas "happy clappy", es signo de la carencia de sentido de la gravitas, del misterio. Si quieren bailar y divertirse, todo bien, pero no me transformen la misa en eso. Igual habría que estudiar seriamente el caso de la renovación carismática, que en sí creo que es muy buena (hasta Ratzinger y el Padre Bojorge la han aprobado, por ej), pero es un problema los que pretenden hacer de toda la vida de la Iglesia un permanente estado de extasis sentimental (tmb tiene que ver con esto que hablábamos, el ansia de pasión).


    Es un tema para hablar largo y tendido... y orarlo.

    Un abrazo, y nos vemos.

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    1. Me uno a su comentario y una breve aportación: efectivamente la renovación carismática es muy buena para encender el amor por la oración, e innegable que el neófito avanza hasta lo que por comparación sería la tercera morada que nos enseña Santa Teresa en su libro, pero como no tienen más referencia (y no la quieren tener por creer que ya todo lo tienen conseguido, y los que los guían tampoco quieren que conozcan las fuentes tradicionales de oración), se quedan a marchitar en esos grupos. Y luego pasa que los que no se conforman, se vuelven protestantes (mayoría), o buscando y buscando (algunos que conozco) Dios los premia con la Tradición.

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    2. Puntos a favor de la RCC (Renovación Carismática Católica)

      1.- Ausencia de "Padres Fundadores", que en algunos casos terminaron mal.

      2.- El tema de la "Sanación", no solo física sino tambien psíquica, espiritual, emocional, etc... Cuantos "pecados" tienen raíces profundas en heridas emocionales de la niñez, etc...

      3.- El tema de la "Alabanza"

      4.- Fe en Dios obrante en la realidad de las personas, en su presencia, al menos así se vive en las "Misas de Sanación" donde dicen... "ahora Dios está sanando..." y realmente lo creen. Y realmente pasa.

      5.- En Francia, la movida "tradismatica" (alianza de tradicionalistas y carismáticos en manifestaciones, acciones publicas, etc... en temas de "vida y familia")

      Yo desde 2021 participo de "Misas de Sanación". No me gusta mover el cuerpo, ni aplaudir, ni mover los brazos, pero ver ese fervor en otros me edifica. Y hay predicadores muy buenos! (algunos, no todos)

      Juancho

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    3. Gracias por sus comentarios y aportes! Me han ayudado a confirmar algunas impresiones que tenía. Tanto como el primero como el segundo me han aportado varias puntas (el 1ro, lo de las moradas, el 2do, mencionar tanto lo "tradismático" como atestiguar lo de las misas de sanación).

      Y es cierto, no todos saben predicar o al menos no tienen "finesse de spirit" (lo que tanta grima le daba a Castellani o a Seba Randle) y caen en lugares comunes. Aunque eso, no es patriomonio de ellos (de hecho, a los que hemos estado en ámbitos tradis cuánto no nos ha pasado de escuchar predicaciones simplonas). Tampoco caer en disquisiciones eruditas de las cuales los fieles no pueden decir ni mú. Tengo en mente a un querido ex-párroco, también aficiones carismáticas, que hacía todo lo posible por simplificar el discurso, y aún así no le salía. Pero de él sí puedo atestiguar que siempre en cada lado que estuvo buscó llevar a los fieles a un espiritualidad más profundas, empezando por los ejercicios ignacianos al mismo tiempo que educando en una línea más carmelitana, que claramente es su favorito. Igual claro, por más dominio y entendimiento que tengas de estos temas... si la vanidad y el ego (tanto en la autoreferencialidad como en el afán de satisfacer apetitos sensibles y espirituales) se convierten en lo habitual difícilmente puedas avanzar en tu camino y la grey que uno tiene a cargo tenga una segura referencia... y eso la gente temprano o tarde lo nota. En fin... esto no es más que el camino a la santidad.

      Gracias a Dios en Buenos Aires muchos jóvenes (y no tanto) tenemos la oportunidad de un verdadero ámbitos de oración, aprendizaje y confraternización en Santo Domingo. Fíjense che, vengo de un retiro de estudio sobre los vicios capitales a partir de textos de la Summa Theologiae! Y hechos por jóvenes, guíados por Fray John Emery. Si aún lo conocen, les digo que es un magnífico hombre conventual que combina una incuestionable ortodoxia con una vida cristocéntrica que inspira a cada uno de los que lo escuchamos. Y si bien es un muy buen teólogo (pero en la teología propiamente especulativa tenemos una eminencia como Fray Jorge Scampini, aunque él es full Nouvelle Theologie), es como predicador cuando descolla. Ojalá sus excelentes meditaciones y sermones del Evangelio del día alcancen estado público. Y además, es un buen hombre (¡nada más y nada menos!). Y buen, los que estamos ahí la pasamos bien, pero realmente bien.

      En fin... sigamos rezando y confiando en Dios para que envíe todo lo conveniente para nuestra santificación. Saludos!

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    4. al Anónimo6 de septiembre de 2024, 14:37: TODAS CARACTERISTICAS DE UN PENTECOSTAL. TODO POMPA DE JABON. TREMENDO DAÑO HA HECHO LA RC.

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  2. Bueno....volvieron a Alemania.
    No les dieron nada de reformas en el Sacerdocio.
    ✅️Si les dieron Reformas en el Poder : Justicia Propia.
    .
    https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=50344

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  3. Continua J.G. Roten: «Uno degli episodi più commoventi di questa amicizia risale alla Quaresima del 1944 ed è ricordato da Hans Urs von Balthasar in questi termini: “Lei (Adrienne von Speyr) taceva e rimase così per lungo tempo, poi all’improvviso afferrò di nuovo la mia mano ponendola in una mano invisibile. Fece questo per ben due volte. In entrambi i casi affermò trattarsi della mano del Signore. Non appena si riebbe un poco, ella aggiunse: “Tu non puoi immaginare quanto sia bello porre la mano di qualcuno in quella del Signore. Non vorrei fare altro per l’eternità”»[10]. Poi lei trasmetteva i messaggi di sant’Ignazio di Loyola. Ricordiamo che Balthasar era gesuita, dunque discepolo di sant’Ignazio di Loyola. Secondo la visione di Adrienne von Speyr dovette uscire dalla Compagnia di Gesù e obbedire direttamente a sant’Ignazio attraverso le sue “rivelazioni”, senza invece obbedire a sant’Ignazio attraverso i superiori della Compagnia di Gesù[11].

    Scrive ancora Roten: «La chiave di lettura per comprendere a fondo queste affermazioni viene data dallo stesso sanctus pater noster, sant’Ignazio di Loyola, a cui Hans Urs von Balthasar aveva chiesto, naturalmente attraverso la mediazione di Adrienne von Speyr, perché Adrianne von Speyr abbia avuto da aspettare così a lungo la conversione»[12], era, infatti, una donna protestante che poi diventò cattolica. «Ecco la spiegazione di sant’Ignazio (parla sant’Ignazio attraverso la von Speyr): “La missione di Hans Urs von Balthasar era già progettata? Era egli pronto per affrontarla? Adrian von Speyr doveva aspettare perché necessitava di ricevere la sua formazione cattolica da Hans Urs von Balthasar. Solo allora le loro missioni sarebbero state combinate e congiunte”»[13]. L'”infernologia” di Hans Urs von Balthasar, Rev. Prof. Don Ignacio Andereggen
    https://cooperatores-veritatis.org/2017/05/03/linfernologia-di-hans-urs-von-balthasar/

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  4. Efectivamente. El primer mandamiento, el eje, base y cuna de todos los demás. Cuando los católicos dejaron de tener en el centro de su vida a Dios como su Luz, Amor y razón de vida, empezó la podredumbre de la Iglesia en el sepulcro. Quinta iglesia de Sardis en el Apocalipsis: "Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerta”.
    "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”. Como poco signo de arrepentimiento vemos, ven pronto, Señor, pues poco queda ya que destruir.

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  5. Este sitio es un gran tesoro.Que Dios lo defienda de sus enemigos...

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    1. Amén! Hay gente que sabe en serio, y que divulga su saber/ meditar/ ver en este lugar.

      Dios bendiga y guarde a Eck y al "dueño de casa" Wanderer q hace años hizo esta tertulia virtual. Y a Ludovicus q ayer fue su cumpleaños, y a Tollers, y a tantos otros que nos compartieron sus saberes/ pensares.

      Juancho.

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  6. GASTÓN: Mi conocimiento de este autor es muy limitado pero real porque ya hace años leí un folleto suyo en que negaba prácticamente el infierno y trataba con desdén a los que no pensaban como él. Los llamaba "infernalistas". Si se niega un dogma se niegan todos. La verdad es que no me parece adecuado presentarle como referente de nada

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    1. Gastón, no le he puesto como referente de nada ni para bien ni para mal, le remito a lo que digo en la Introducción sobre los testigos: "llamaremos como testigos a personas de toda condición, desde herejes notorios hasta santos, desde creyente a ateos, miembros de la Iglesia o no." Que cada cual ponga a este autor en la casilla que quiera.
      Respecto a Von Balthasar solamente me pareció muy interesante y este párrafo y cuya crítica al Concilio Vaticano II, a la teología actual y a la jerarquía me parece muy profunda; y más valiosa por provenir de quien proviene.

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    2. Buenas noches.
      Un profe de metafísica me dijo, no juzgar a los libros por la tapa o el nombre, léalo completo .
      Por favor lea toda la obra y no escriba sin fundamentos.
      B16 solía citarlo.
      En el.buen Jesus

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    3. De acuerdo con Gastón

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    4. Unos cuantos comentarios ilustran muy bien lo que dice la nota.

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  7. ¿"La caridad, fuente de todo conocimiento"? Ese "todo" sobra. Y mucho.

    La Teología es una ciencia. Eso de pretender "amorizarla", viniendo de un von Balthasar, no deja de ser sospechoso. Y, claro, progresistas de la peor calaña recibirían gustosos eso de "más amor y menos razón": no dejamos de ver infelices consecuencias de cierto buenismo teológico, como la negación del infierno, a la que von Balthasar, con su hipótesis del infierno vacío, se acercó demasiado. Y con lo del sufrimiento intra-trinitario no se hace más que acusar la grave deficiencia de cierta "teología".

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    1. No sobra sino que es fundamental. Dios es el Ser por antonomasia (Éx 3:14-15) y la Segunda Persona es el Logos (Jn 1; 1) y por quien fue todo hecho (Col. 1; 16-17), es decir, la Razón de todo lo creado. Pero la gran revelación nos la da el apóstol Juan: Dios es Amor (Charitas) (I Jn, 4, 8).
      Siendo Dios el Ser, la Razón y el Amor, que es lo uno y lo mismo, y siendo Cristo fundamental de la Creación y de nuestra participación en la vida divina (la gracia), la frase el apóstol S. Juan toma todo su profundo sentido: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor." En primer lugar si no ama a los hombres, semejanzas e imágenes de Dios, pero tampoco a las demás criaturas, es su medida y orden, no se conoce a Dios, fuente de toda verdad y conocimiento. Por eso S. Agustín dice: "ningún bien se conoce perfectamente si no se ama perfectamente"
      Como verá, no he pretendido moralizarla ni caer en el buenismo teológico (terrible es rechazar y ser rechazado por el Amor). Y menos negar a la teologia el rango de ciencia (si se ama el conocimiento se debe amar la razón por formar parte de su ser).

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    2. Sobra, sin duda, pues se puede conocer sin caridad: es de Perogrullo. Ergo, la caridad no es la fuente de todo conocimiento. Que lo sea de alguno, no lo niego. Por eso digo que sobre el "todo".

      Ni siquiera el conocimiento de Dios requiere la caridad. Y no sólo en el plano natural. Incluso la fe sobrenatural, que nos hace conocer algo de Dios, no requiere la caridad: se puede tener la fe infusa y no estar en caridad.

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    3. Perdón por la errata: debe decir "sobra el "todo"", no "sobre...".

      Y si quiere autoridades, además de san Agustín, santo Tomás, y todo en un párrafo:

      "...cognitio Dei per essentiam, cum sit per gratiam, non competit nisi bonis, sed cognitio eius quae est per rationem naturalem, potest competere bonis et malis. Unde dicit Augustinus, in libro Retractationum, non approbo quod in oratione dixi, Deus, qui non nisi mundos verum scire voluisti, responderi enim potest, multos etiam non mundos multa scire vera, scilicet per rationem naturalem" (S. Th., I, q. 12, a. 12, ad 3).

      F.M.

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    4. Anónimo 10,58 Hace usted una dicotomía totalmente falsa separando la caridad del acceso al conocimiento de Dios. ¿De dónde saca lo de Fe infusa y no estar en Caridad; es una afirmación gratuita

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    5. De hecho amigo anónimo, en la economía actual de la gracia, ya elevados al orden sobrenatural, ninguna virtud puede ser verdadera virtud sin la Caridad, y por eso se dice que la caridad es la "forma de todas las virtudes". Y así, por ejemplo, un acto de fe infusa es elícito de esa virtud pero imperado por la caridad. De ahí también que cuando no está la caridad se dice que la fe y la esperanza han quedado "informes"

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    6. ¿Acaso, Zuma, no se puede poseer la fe infusa y no la caridad infusa? ¿Acaso no puede haber un creyente en pecado mortal? La respuesta es bastante clara.

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    7. Estimado Anónimo de las 9.40:

      Dice Ud.: "ninguna virtud puede ser verdadera virtud sin la Caridad".

      Pues relea el Concilio de Trento, particularmente el can. 28 de los cánones "de iustificatione", en donde se anatematiza el que sin la gracia y la caridad la fe informe no sea verdadera fe. Me temo que su afirmación es susceptible de ese anatema.

      "Si alguno dijere que, perdida por el pecado la gracia, se pierde también siempre juntamente la fe, o que la fe que permanece, no es verdadera fe (aun cuando esta no sea viva), o que quien tiene la fe sin la caridad no es cristiano, sea anatema". Si lo quiere en latín: "Si quis dixerit, amissa per peccatum gratia simul et fidem semper amitti, aut fidem, quae remanet, non esse veram fidem, licet non sit viva, aut eum, qui fidem sine caritate habet, non esse Christianum: an. s.".

      In Domino,

      F.M.

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    8. Y sin embargo, dice san Pablo que al final, Fe y Esperanza, no habrá, solo Caridad, y afirma que de las tres la más importante es está ¿Se habrá equivocado?

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    9. No sé si responde al comentario inmediatamente anterior, pero está claro que Trento no niega lo que dice el Apóstol.

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  8. Otro valioso aporte de Eck, quien de la mano del escritor Vintila Horia trae a colación la tesis de Voln Balthasar con respecto a la crisis de la Iglesia, esto es, en razón de la falta de virtudes de orden espiritual, entre la cuales prima la caridad: “La crisis de la Iglesia es la fatal de caridad”. Pues, sin amor nada somos. Porque ésa es “la única cosa necesaria”. Y esto, más allá de nuestra inclinación pre o post conciliar, nos afecta todos. Y en esto no hay nada de novedoso. Lo que sí es novedoso, es que quien hace esta observación es uno de los teólogos más destacados del CVII. Y lo primero que se observa es que hay en su consideración graves observaciones respecto del mismo Concilio del que él mismo formó parte: Primero: “Los documentos del Concilio se han olvidado de este centro esencial, que es la vida mística contemplativa, la vida trinitaria, la gracia, la cruz, cosas centrales, fáciles de falsificar”. Segundo: “Había esclerosis en la teología, una especie de racionalismo espantoso. Y nada de amor. Habría que volver a los comienzos de la teología. Formar. Y ni qué hablar de la asunción del método histórico-crítico de Bultman. Tercero: hay una racionalización de la jerarquía que la aleja del pueblo y de la verdadera tradición evangélica“.
    Y las consecuencias respecto del abandono de la caridad no se hacen esperar. Hay un virtual abandono de la vida contemplativa para rendirse ante los discutibles valores del mundo: “Se pasó de un aggiornarsi, un actualizarse la fe en sentido aristotélico, pasar de una fe meramente potencial e intelectual a otra en el acto y total, a un aggiornarsi que quería adaptar la fe a las opiniones cambiantes del mundo”. Hay una racionalización de la teología que la separa del amor a Dios: “Porque para una razón que no reconoce [virtud] superior como la caridad, fuente de todo conocimiento, todo se vuelve instrumento y útil de sí misma y, sobre todo, de la voluntad que hay detrás, un egoísmo disfrazado de ornamentos sagrados. Por eso puede mundanizarse, …”. Hay una racionalización de la jerarquía dice: “Vida artificial que sustituye a la verdadera Vida, una máquina, un robot frente a un ser vivo, una comunidad de hermanos, la familia de Dios sustituida por un totalitarismo eclesiástico que cuanto más pierde la vida interna más aprieta las clavijas para ser obedecido, que ha trocado la confianza por el temor, la obediencia por el servilismo, a autoridad. Tienen la potestad, pero no la autoridad …”.
    Sí, nunca más actuales dichas observaciones. Por eso, no es casual que nuestro comentarista termine por exhortar a la búsqueda de la verdad, pues “nunca como hoy hemos estado más necesitados de verdad y de la asistencia del Espíritu Santo”, pero realizada bajo la égida del amor. Por eso la necesidad de refundar la búsqueda de la verdad bajo el impulso de la caridad: “El fundamento de toda verdadera teología es amar para conocer y conocer para amar y el primer paso es aceptar la Verdad revelada por Dios como don”. De ahí, la apelación a los santos que dieron claros testimonios de la Verdad y el Amor: San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán.
    ¡Ven Espíritu Santo! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  9. Esa falta de caridad que von Balthasar ve en la Iglesia postconciliar no sé si se refiere a que no se practica, porque lo cierto es que del amor y la misericordia se habla hasta por los codos.
    Tanto se habla de la misericordia y de que Dios perdona todo sin mirar a quien, que más bien parece un viva la pepa para dar rienda suelta a todo lo que a uno más le apetece, total, Dios nos ama así como somos.
    Pero..., ¿y qué hay de la Justicia de Dios? Bien gracias, porque de ella nadie habla, tanto se ignora, que el infierno no existe o bien está vacío.
    Fue justamente hablando del infierno que el 14 de enero último dijo el Papa Francisco en la televisión italiana: "...esto no es un dogma de fe, es una cosa mía personal, me gusta pensar que el infierno está vacío".
    Y si lo dice el Papa, los que andan flojos de papeles enseguida piensan: ¡piedra libre para todos...!

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    1. Pero lo que los modernistas, como Francisco I, entienden por caridad (que en realidad es filantropía) nada tiene que ver con la virtud teologal de la caridad que, en Dios, es una cosa con su justicia y todos sus atributos.

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    2. Bueno, si el infierno está vacío eso significa que cuando a él le toque finarla no irá al infierno, aunque el Juicio de Dios le haya encontrado en falta...

      Entiendo que eso es lo que a él le gustaría ("todo está permitido" es uno de los eslóganes de la masonería )

      Pero ¿qué dice Jesús en los santos evangelios sobre eso?

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    3. Excelente!!!...clarísimo para entender como estamos. (piedra libre para todos!)

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    4. Von Balthasar es igual que Francisco, cuando lo acusaban de que para él el infierno estaba vacío lo negaba enfáticamente. Sin embargo, sus críticos decían que su descargo era falso porque sus libros nunca dijeron que los pecadores se condenaran al infierno.
      Y con Francisco pasa lo mismo, dice una cosa y hace otra.
      Todos recordamos el escándalo que hace unos años sacudió a la iglesia chilena cuando se denunció que el Padre Fernando Karadima era un abusador de menores protegido por su obispo Juan Barros.
      En un primer momento Francisco defendió al obispo, pero cuando vio que las evidencias eran abrumadoras dio marcha atrás y recibió en audiencia privada a Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima que hoy reside en EE.UU. y es un homosexual declarado que vive en pareja.
      En un reportaje que le hizo The New York Times y fue publicado el 21 de mayo de 2018, Cruz reveló que el Papa le dijo: "sabes Juan Carlos, eso no importa, Dios te hizo así y Dios te ama así. El Papa te ama así y debes amarte y no preocuparte de lo que dice la gente".
      Estamos hablando del mismo Papa que le pide a los obispos que no admitan seminaristas homosexuales porque ya hay demasiado "mariconeo".
      Una ambulancia y dos enfermeros fornidos con un chaleco de fuerza para llevarlo al siquiátrico, por favor...

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    5. ..."Pero lo que los modernistas, como Francisco I"...

      ¿Quién ha dicho que son "MODERNISTAS"?

      Y si ellos son "modernistas", los demás serán retrógrados, atrasados o ¡medievales ! (¡Jesús, José y María !)

      Esto parece que es como la moda primera-verano ideada para forzar a los ingenuos a comprar lo que no necesitan.

      En otros tiempos eso se llamaba herejía. Y eran mucho más rigurosos haciendo filosofía y teología; no eran de ningún modo opiniones mal fundadas y peor transmitidas.

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    6. Me temo que amor es una palabra devaluada, por el abuso, en todo caso, para entendernos, deberíamos hablar de agápē, porque para el común de las gentes, se trata de un sentimiento cálido y ahí termina, y de lo que entiendo que hablamos es del primer mandamiento, con toda el alma, la mente y las fuerzas por sobre todo lo demás que existe.

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  10. Estimado Fuenteovejuna: Me temo que, en el discurso actual de la inmensa mayoría de católicos (incluída obviamente la jerarquía, el clero raso y los religiosos), el término "amor" ha perdido buena parte de su analogía, no se relaciona con la virtud teologal de la Caridad (de la cual, entiendo, habla Von Balthasar), ni siquiera se entiende como el acto propio de la voluntad, sino como un sentimiento de benevolencia. Por otro lado, la misma Caridad se vemuchas veces reducida a las obras materiales de Misericordia (de las espirituales se acuerdan poco y nada), obras que de suyo expresarian "el amor al prójimo ", con independencia de la disposición interior. Por último, la Caridad es cada vez más, reducidas a ese amor sensible por el prójimo. Drl 1er mandamiento ya no se predica.

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    1. Más que benevolencia lo que se confunde con caridad hoy es con sentimentalismo barato o buenismo.
      Y para entender su función represora y farisea como palanca de poder se tiene que leer a René Girard y su teoría de chivo expiatorio.

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    2. No dudo que von Balthasar lamentara que hoy no se practica la verdadera Caridad, pero si Santa Teresa de Calcuta -por ejemplo- practicó esa Caridad con mayúscula que no sólo la Iglesia sino también el mundo no católico le reconoció, ¿por qué esa Caridad nunca fue obstáculo para que defendiera la recta doctrina que hoy brilla por su ausencia?
      Convengamos entonces que si von Balthasar negaba que el infierno estuviese vacío pero lo que escribía no lo refleja así, sin duda se parece mucho a Francisco quien tampoco niega que en el infierno haya pecadores pero al mismo tiempo confiesa que le gustaría mucho que estuviese vacío.
      Ese optimismo mundano del Papa argentino es el motor que lo impulsa a decir que en la Iglesia hay lugar para todos y que todo el mundo se salva -incluso los que no creen en Cristo- porque ninguna religión enseña cosas malas.
      O sea que para él lo primero es la fraternidad universal, todos nos debemos amar mucho mirando siempre lo que nos une y no lo que nos separa. Si hacemos eso, en este mundo la pasaremos de lo mejor y en la eternidad Dios nos espera con la mesa puesta. ¿Qué más podemos pedir?
      Lo peor es que Francisco no es el único que piensa así, los que ven en este pontificado la gran oportunidad de cambiar la Iglesia para siempre son legión, señal inequívoca de que estamos transitando los últimos tiempos.
      Pero no por eso tenemos que resignarnos como hace el mundo cuando no hay más remedio, al contrario, nuestra misión es ponerle el pecho a lo que venga y perseverar hasta el fin convencidos de que el triunfo final está asegurado, Cristo ha vencido al mundo y a la muerte, que nadie dude que pase lo que pase lo mejor está por venir.

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  11. Che, más allá de lo que todos sospechamos por su discurso y sus juntas ¿hay alguna prueba, semiprueba, indicio o algo de que JMB es libre y aceptado? Alguno de los que ha tenido la "fortuna" de conocerlo más de cerca.

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  12. Que Eck haya publicado esta magnífica y esclarecedora tesis de Von Balthasar no lo convierte en absoluto en un adherente a su teología. Muchachos, lo propio de los sabios es distinguir. Si en esta Von Balthasar tiene razón, hay que tener la humildad de reconocerlo. Y en lo que no tiene razón, refutarlo con fundamentos sólidos, no sólo con prejuicios.

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    1. Tal cual, examinarlo todo y quedarse con lo bueno.

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  13. "Así pues, oigamos los que desde el pasado nos tienen algo que decir y aprendamos sus lecciones". Muy interesante el proyecto que se ha propuesto don Eck. "Voces del pasado" también pueden complementarse con "voces del presente", que los hay. Y para algunos que ya se han mostrado por aquí, parece que a su respecto aquellas palabras inspiradas por Dios sobre el "quédense con lo bueno, rechacen lo malo" no les entra ni con calzador.

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  14. Parte del problema actual es la deformación de la palabra Amor y Caridad.
    Un falso amor ha sido la excusa para actitudes y decisiones muy erróneas en la sociedad y en la Iglesia.
    Se ha desligado la Caridad de la Verdad, y esto ha llevado a justificar el pecado, a un ecumenismo mal entendido, a justificar el desmadre litúrgico, porque la Iglesia era rigorista y lo que importa es el amor, etc, etc.

    Hoy en dia, al hablar de Amor y Caridad hay que explicar muy bien lo que se quiere decir, porque son conceptos equivocos, que cada uno entiende algo distinto.
    Por ejemplo, tengo que repetir de vez en cuando a familiares y amigos, la frase de Cristo: "si me amais, guardareis mis mandamientos" Jn, 14,15, porque tienen un concepto de amor un tanto peculiar.

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  15. O sea, que el desastre y la ruina del Concilio no se deben a la teología de gente como Urs Von Balthasar, sino a que "no hay amor".

    Pues, nada; a seguir así hasta la destrucción final.

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    1. Si esa teología arrastró a tantos con su palabrería, paraherejia y sentimentalismo, se debió en gran parte a la teología racionalista, enteca y formulistica que tantos dan por la verdadera teología tradicional y que en toda la estructura de la Iglesia estaba corroída de falta de caridad (solo hay que leer el Ruiseñor Fusilado de Castellani). Por eso tantos vieron y ven en el CVII una liberación.

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    2. Antequam dicatis "o sea que ..." cogitate paulisper.

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  16. Perdón pero me parece bastante demagógico lo de von Balthasar. La primera causa de la crisis sería la doctrina misma del Concilio, La segunda causa sería el estado de la teología, es decir la doctrina antes del Concilio (no hay doctrina que le venga bien). La tercera causa sería la jerarquía racionalista aislada y sin caridad, parece estar pidiendo un papa "viajero" como JPII o Francisco y curas con olor a oveja "decime Jorge", bueno Jorge lo intenta no solo le lava los pies a los pobres, también a los delincuentes y los trans, sabe humillarse para la foto. Ahí le hicieron caso, pero seguimos en crisis...Además, ¿Cuándo la jerarquía ha sido muy distinta de lo que es ahora? Un poco de historia...
    En resumen, todo se reduciría a un genérico y difuso "falta de amor". Algo muy inasible y de poca aplicación práctica, o de aplicación muy subjetiva, porque de amores "fraternales" ya venimos servidos, se me perdone. Es como si alguien le aconsejara a una matrimonio con problemas de pareja "tienen que tener mas amor". Es como esa frase tan graciosa e inútil: "serás lo que debas ser sino no serás nada".
    El problema no es que tanto la Iglesia, sino el mundo. Lo que ha cambiado es el mundo, la cultura, la sociedad, el hombre. Tenemos la ciencia para resolver las preguntas y sino al menos plantearlas. Pensamos que todo problema será solucionado por la ciencia tarde o temprano. Y queremos soluciones a los problemas de la vida, no resignaciones. Queremos terapias no cargar la cruz. Queremos disfrutar, no sufrir. Queremos terapia no confesarnos ni arrepentirnos. Queremos ser felices acá y ahora no en un hipotético después. También las élites han cambiado, se han puesto de acuerdo para montar un nuevo mundo con menos gente, mas controlable y sustentable.
    Como han cambiado los tiempos, la Iglesia está cambiando como cualquier organismo que se adapta para sobrevivir. Ahora es preciso llevarse bien con todas las religiones, ser útil a la ONU, Davos, el NOM y a los "hermanos", propagar el evangelio del calentamiento, la ecología, la vacunación, la diversidad sexual, la inmigración (parte importante del plan de reducción de la población). Claro, esto produce una crisis de identidad. Habrá que dejar de lado a cierta gente que se resiste. Pero son muy pocos y marginales (pocos los que eligen la senda estrecha...) Estábamos avisados eh!

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  17. Otro que necesitó terapia de electroshock fue Karol, que casi arma cardenal al Von, haciéndose solidario con su teología dramática.
    En concreto, Jorge Mario tiene buenas columnas que lo sostienen, desde el Bueno hasta el que se fue a tocar piano y dejó a los lobos con free pass. El Von puede decir muchas cosas de antes del CV2, el hecho concreto es que desde 1965 la Iglesia se partió en mil pedazos y hoy es algo distinto, tal vez la imagen que quisieron quienes gritaron non serviam.
    G. Beckett

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  18. Concuerdo con la expresión de algunos felices comentarios. No, no es suficiente decir que la crisis de la Iglesia se funda en la crisis de la caridad, porque, hoy por hoy, la palabra caridad, como la palabra amor, a fuerza de no fundarse en el bien de las cosas, han terminado por vaciarse de sentido. Y algo de eso es lo que ha precisado el propio San Agustín cuya expresión “Ama y haz lo que quieras” ha dado pie a las más disparatadas de las conductas morales. Por eso es que, también el mismo San Agustín, con el propósito de ayudar a entender el sentido de esa expresión, en su obra magna “La ciudad de Dios” nos enseña que, según se ordenen en última instancia al Bien Supremo o lo rechacen, hay amores sanos o santos y amores enfermos o perversos:
    “Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en el Señor. Aquélla solicita de los hombres la gloria; la mayor gloria de ésta se cifra en tener a Dios como testigo de su conciencia. Aquélla se engríe en su gloria; ésta dice a su Dios: Gloria mía, tú mantienes alta mi cabeza (Salmo 3,4). La primera está dominada por la ambición de dominio en sus príncipes o en las naciones que somete; en la segunda se sirven mutuamente en la caridad los superiores mandando y los súbditos obedeciendo. Aquélla ama su propia fuerza en los potentados; ésta le dice a su Dios: Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza (Salmo 17,2).”
    Y el único modo de no confundir un amor sano con otro perverso, reside en iluminar la inteligencia con el sello inequívoco de la gracia y la verdad que provienen de lo alto, de modo que nos permita vislumbrar con claridad meridiana el destino final al que nos conducen uno y otro amor y obrar en consecuencia. De suerte que intuyo que el peor error en el que hoy podría caer la Iglesia sería el de que a causa de la falta de una verdadera formación cristiana anclada en la Revelación y la Tradición de la Iglesia, termine por pedir a los hombres y no a Dios que le indique dónde se halla el verdadero amor. Y se me hace que ese riesgo se hace presente hoy más que nunca en la Iglesia cuando se la pretende dirigir bajo el horizontal espíritu de la “sinodalidad” y no, lisa y llanamente, de la voluntad de Dios.
    ¡Dios, guarde a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  19. Lacan : amor : " dar lo que no se tiene a alguien que no lo es "

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  20. Mirando EWTN, el único canal católico.
    El Papa JMB no lleno un estado para 10
    000 personas.
    Ya nadie lo sigue, pobre viejo.
    En J y M

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