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jueves, 3 de octubre de 2024

Umberto Eco. El nihilismo como verdadero dios de nuestro tiempo

 


por Eck


Sólo me queda callar. O quam salubre, quam iucundum et suave est sedere in solitudine et tacere et loqui cum Deo! Dentro de poco me reuniré con mi principio, y ya no creo que éste sea el Dios de gloria del que me hablaron los abades de mi orden, ni el de júbilo, como creían los franciscanos de aquella época, y quizá ni siquiera sea el Dios de piedad, Gott ist ein lautes Nichts, ihn rührt kein Nun noch Hier… Me internaré deprisa en ese desierto vastísimo, perfectamente llano e inconmensurable, donde el corazón piadoso sucumbe colmado de beatitud. Me hundiré en la tiniebla divina, en un silencio mudo y en una unión inefable, y en ese hundimiento se perderá toda igualdad y toda desigualdad, y en ese abismo mi espíritu se perderá a sí mismo, y ya no conocerá lo igual ni lo desigual, ni ninguna otra cosa: y se olvidarán todas las diferencias, estaré en el fundamento simple, en el desierto silencioso donde nunca ha existido la diversidad, en la intimidad donde nadie se encuentra en su propio sitio. Caeré en la divinidad silenciosa y deshabitada donde no hay obra ni imagen 

Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. 

Umberto Eco, El nombre de la Rosa, último párrafo.



El juego de manos de un novelista moderno

Se cachondeaba maliciosamente Umberto Eco en sus irónicas y muy interesantes Apostillas al Nombre de la Rosa de que muchos de sus críticos y lectores le escribían afirmando que algunos personajes de su novela decían cosas muy modernas, demasiado modernas. En realidad eran citas textuales del siglo XIV. A otros les encantaban las afirmaciones de gusto plenamente medieval de sus personajes cuando eran de autores modernísimos. Lo que engañaba tanto a los lectores como a los críticos era el contexto donde se expresaban y, como buen semiólogo y estudioso de lo posmoderno, Umberto Eco jugaba a este juego, con gran maestría, de dar gato por liebre.

El mejor ejemplo lo tenemos en el propio título de la novela. Aquí tenemos la frase que le dio lugar: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. Que no es más que la frase nominalizada a través del cambio de sujeto de una cita de Bernardo de Cluny en su poema De contemptu mundi referida a la desaparecida gloria de la Roma antigua. Es decir, el archiconocido tropo del “en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño” o, en culta latiniparla, el “ubi sunt?”. Y ya que hablamos de nominalismo y erudición a espuertas, pongamos nuestro sabihondo grano de arena en el tema: creemos que la frasecita de marras puede tener su origen primero e inspiración segunda en una cita famosa y magnífica de la Farsalia de Lucano (I,134-135) referida a un vencido y envejecido Pompeyo Magno tras su derrota contra César: stat magni nominis umbra, qualis frugifero quercus sublimis in agro (“Está de pie la sombra de un gran nombre, cual la sublime encina dadora de frutos en el campo”). Con todo esto hemos recorrido al revés todo el proceso nominalista, de ser los individuos una sombra de una idea para pasar a ser los conceptos las verdaderas sombras de las cosas. 

Sin embargo, este juego erudito y profundo continua en nuestro párrafo. El centro de todo este discurso gira en torno a la frase en lengua alemana, natural siendo el narrador germano, a la cual le sigue un texto con referencias tomadas y manipuladas del maestro Ekhard y demás místicos renanos. El problemilla es que el autor nos ha metido de rondón y de matute un dístico del barroco Angelus Silesius (1624-1677) procedente de su obra El peregrino querubínico, libro I, dístico 25. Muy medieval como se puede comprobar.

Como vemos, Umberto Eco esconde la bolita jugando una y otra vez con las citas como un consumado prestidigitador pero a la vez nos revela, inconsciente o no, las raíces de la gran crisis espiritual del mundo moderno, de sus raíces filosóficas y religiosas, que han de desembocar en el gran dios de nuestro tiempo: el nihilismo.


La no Imagen de Dios

Es muy reveladora para quien sepa leerla la siguiente frase: “Dentro de poco me reuniré con mi principio, y ya no creo que éste sea el Dios de gloria del que me hablaron los abades de mi orden, ni el de júbilo, como creían los franciscanos de aquella época, y quizá ni siquiera sea el Dios de piedad”. El buen monje quiere reunirse con su principio, palabra escogida con toda intención y con mucha miga pues procedente de un estudioso del tomismo. Este principio en apariencia es el Dios cristiano. Sin embargo, niega al Dios de la gloria, representativo del cristianismo oriental y su espiritualidad en su mayores mensajeros, los monjes, y niega también al Dios del júbilo, del gozo, representativo del cristianismo occidental y de su espiritualidad, en este caso los frailes, y, finalmente, niega al Dios de la piedad, de la caridad, al Dios católico, universal, que reúne a la gloria y al júbilo en el amor, el núcleo del Evangelio, a la Trinidad y a su Cristo encarnado. El dios que afirma es la Nada, El no-Ser, tomando el dístico de Silesius de forma literal y torticera. 

Lo que describe como experiencia mística es nada más y nada menos que un nirvana budista vestidito de fraseología cristiana apofática y con lacito barroco de adorno. Y aquí viene muy bien recordar el uso de la palabra principio, una gélida palabra abstracta y ambigua en este contexto, que se puede entender legítimamente pues esta tomada de la escolástica, pero que aquí sustituye la relación personal a la esencia personal de Dios. El principio de todo es la nada y de la nada sale...nada. Lo podemos ver en su descripción final de la divinidad: “Caeré en la divinidad silenciosa y deshabitada donde no hay obra ni imagen. 

No sé si Umberto Eco con todo su saber meditó esta afirmación o sondeó sus profundidades porque no se puede negar con menos palabras al Dios cristiano. Divinidad, una abstracción de la nada: lo divino frente a la idea personal de Dios; silenciosa cuando la Segunda Persona es el Logos, la Palabra creadora; deshabitada cuando la formas las Tres Personas que se habitan mutuamente e inhabitan en toda alma en gracia; donde no hay obras, con lo que elimina tanto las energiai de la teología oriental y las rationes de la occidental además de atacar la Creación, la Redención y la Gracia. Y, finalmente, sin imagen que niega al hombre, creado a imagen y semejanza de Dios y a su arquetipo, a Jesucristo, Dios encarnado y visible y único medio para conocer al Padre. No en balde y sí con mucha razón, no aparece aquí nunca Cristo, que es la negación absoluta del dios de Umberto Eco.


El infierno del nominalismo

Cae, nunca mejor dicho, en el nihilismo más absoluto. “Sólo me queda callar”, pues si Dios no existe, no es que todo esté permitido sino que nada tiene sentido, las palabras, aun imperfectamente, no remiten al Ser ni a los seres y la verdadera felicidad es anularse en un nirvana disolvente de todo, el suicidio total, la muerte eterna. Si Dios es la Nada, no podemos hablar y todo es nada, al final nada tiene sentido y es absurdo el diálogo y la comunicación, pues se refieren a la nada, ergo, todo es inútil:  “Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. “

No nos extraña que sienta frío tras escribir todo esto pues esta describiendo el infierno en su aspecto metafísico, en su cercanía con el No-Ser: “Me hundiré en la tiniebla divina, en un silencio mudo y en una unión inefable, y en ese hundimiento se perderá toda igualdad y toda desigualdad, y en ese abismo mi espíritu se perderá a sí mismo, y ya no conocerá lo igual ni lo desigual, ni ninguna otra cosa: y se olvidarán todas las diferencias, estaré en el fundamento simple, en el desierto silencioso donde nunca ha existido la diversidad, en la intimidad donde nadie se encuentra en su propio sitio.

Tinieblas, abismo, desierto, no paraíso, no luz, no compañía; nada en su sitio, nada igual ni desigual, confusión se llama a ese estado; hundimiento y caída, no ascensión ni elevación; no conocer nada y perderse a sí mismo, no estar en su sitio es la condena de los condenados. El ser lo que no son y por propia voluntad, el no llegar a la plenitud de su ser y a su participación del amor de Dios es la máxima pena.Como se contaba de las almas en el Hades griego, las personas y cosas son fantasmagorías y entelequias que vagan por un campo yermo, congelado y sombrío sin esperanza, solitarias, encerradas en sí mismas, incomunicadas, torturadas para siempre jamás.


El laberinto moderno

Pero el texto manifiesta la mentira esencial, pues su mera escritura delata su falsedad. Si nada puede ser comunicado ¿Para qué escribe? Y sin embargo, lo escribe. Si nada tiene sentido ¿Para qué lo argumenta? Si niega a Dios y le muestra mudo ¿Cómo pretende en este panorama afirmar que es muy saludable, suave y alegre el sentarse en medio de la soledad, callarse y hablar con Dios? Porque busca un eco de sí mismo, una salida de ese laberinto de textos que remiten a textos y palabras a otros palabras, encerrados en esa torre de marfil erigida a mayor gloria de sí mismo, sin sentido al cabo pues niega su realidad y la realidad de las cosas. Quiere ser un dios de sí mismo. Mónadas, solipsistas, ya decían los antiguos que la soledad era para dioses y animales, y el hombre al decidir ser dios se ha convertido en una bestia solitaria, un lobo para sus semejantes y un suicida de sí mismo hasta que se rinde al sin sentido, a la nada, al suicidio y la destrucción de todo.  

No es casualidad que la biblioteca, depósito del saber de nuestros antepasados y llena de sentido a través de la participación de los transcendentales de Dios, acabe sumida entre las llamas después de aprisionada en una fortaleza, en una cárcel y cuyo carcelero es, en esencia, un racionalista ciego con aires de místico posmoderno, cancerbero de la sabiduría y su destructor final entre carcajadas que antes condenaba ¿No se convirtió el conocimiento moderno en un laberinto contradictorio que no lleva a ningún sitio sino que va saltando de referencia vacua a otra referencia vacía hasta la consunción? ¿Que es el wokismo sino una consecuencia y una imagen de todo esto, de este deseo de destrucción universal, última estación del hombre erigido en dios, cortado de sus raíces humanas y divinas tras someter toda a la voluntad de poder de la modernidad y desterrar a Dios?


Conclusión

En el principio estaba el Logos, la Palabra creadora y vivificadora de Dios por y en quien todo fue hecho y en el principio de la modernidad estaba el silencio. Por eso sólo ahora queda callar porque no hay ninguna palabra de verdad que decir a Dios, a la Creación, a los demás y a uno mismo, no hay nada real que decir, sólo palabrerías sin sentido que es el mejor disfraz para la mentira, que es muda en el fondo. Tras la borrachera de poder y sometimiento de la realidad a su deseo y capricho, tras convertirse en dioses de pacotilla, creadores de nada y destructores de todo, sobreviene la falta de sentido, la soledad gélida de la mónada, el desamor; en una palabra, el infierno en el alma y el deseo por la Nada, por el No-Ser en que se ha convertido. Se ha perdido a sí mismo junto con la Creación y, sobre todo, al amor fundante de Dios y su imagen, Cristo, el Verbo encarnado. 

El nominalismo ha construido su propio infierno a través del voluntarismo, individualismo, el idealismo, para acabar en el nihilismo destructor y su nirvana imposible: el infierno. Todo por negar la más sencilla de la verdades: las dignidad dada por Dios a las cosas y las palabras en el principio fuera de la voluntad humana. Y Umberto Eco nos lo muestra claramente a su pesar y con un rasgo de esperanza inconsciente: el mero hecho de escribirlo y describirlo nos dice que la comunicación es posible, que las palabras reflejan la realidad aunque sea el vacío del alma moderna y es una espera de la respuesta de Dios.

26 comentarios:

  1. Quizás al final de su vida, porque tonto no era, se diera cuenta Umberto Eco de adónde conducía tanto nihilismo, cuando se quejaba de que la mayor parte del tráfico de Internet va a la pornografía. Se empieza por el nominalismo y se termina... en lo de siempre. Los nuevos pecados siempre desembocan en los viejos pecados.

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  2. Saludos. Agradezco a Eck su escrito y a CW que me permita comentar. Espero que mi comentario no resulte inoportuno, pero me gustaría preguntar algo, pues sé que en este blog conocen muy bien a Francisco por ser de su país pero a mí me desconcierta en ocasiones. No estoy muy puesto en estos temas, y lo lamento, pero tenía entendido que Francisco era de izquierda y prolgtb, pero primero se descolgó con lo de la "mariconería" en los seminarios; y luego da un discurso en la univesidad de Lovaina que no gusta al progresismo. También habla de canonizar a alguien como el rey Balduino, que no fue un progre -creo- y abdicó para no firmar una ley asesina. Francisco lo calificó de "valeroso".

    Si se supone, como dicen ustedes, que Francisco dice a cada uno lo que le gusta para contentar de manera falsa a sus interlocutores, ¿por qué en Lovaina no dijo lo que la audiencia quería? ¿Por qué, en lugar de decir lo que dijo sobre la mujer y la feminidad, no habló de diaconisas y la Iglesia de puertas abiertas y las típicas chorradas que allí habrían generado aplausos?

    No lo comprendo.

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    1. Más sobre lo que dije ayer: las palabras de Francisco han provocado que el nuncio sea llamado a consultas.

      "https://www.google.com/amp/s/www.aciprensa.com/amp/noticias/107303/primer-ministro-belga-convoca-al-nuncio-tras-declaraciones-del-papa-sobre-el-aborto"

      Qué triste es que lo que la Iglesia enseña no pueda decirse porque "sean posturas retrógradas y patriarcales". ¿Cuántos de esos políticos belgas se considerarán "cristianos" mientras aprueban el asesinato de inocentes?

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    2. Para doblar a la izquierda pone el guiño a la derecha, y para doblar a la derecha pone el guiño a la izquierda

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    3. Anónimo 4 de octubre de 2024, 11:42:

      En realidad es mucho peor.

      No sólo revela cómo ha caído el catolicismo en la antes muy católica Bélgica, porque el Primer ministro tiene el cuajo de exigir explicaciones al Papa por recordar la doctrina de la Iglesia...

      ...Es que Bélgica tiene 2 graves problemas:

      Los belgas no quieren tener hijos y han metido y mantienen con cargo al Estado (con cargo a sus impuestos), una masa enorme de colonos musulmanes, que sí tienen hijos.

      ¿Y quién ha denunciado al Papa ?

      Una socialista.

      El socialismo se basa en parasitar del trabajo de los demás fomentando la codicia de los bienes ajenos y la envidia de clases.

      Como esto se hace a través de partidos políticos para alcanzar el poder político, se convierte en campo abonado para la demagogia, porque "todo vale".

      Como hablamos de poder y de "todo vale", atrae gente que quiere precisamente poder no importa cómo (como Stalin) y cuando esto se hace en paises católicos, atrae a los enemigos de la Iglesia

      El socialismo además funciona como una religión laica que trata de desplazar a las demás religiones.

      Pero la pregunta sigue abierta:

      Si los belgas no tienen hijos para que su sociedad se siga transmitiendo en el tiempo y los musulmanes van a reemplazar a los belgas en Bélgica ¿es tan malo que el Papa recuerde la doctrina de la Iglesia en lo referente al aborto?

      Pues parece ser que sí; incluso para llamar a consultas al Nuncio de S.S.

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  3. Una cosa son los malabares que hiciera el cínico de Umberto Eco con las citas, y otra negar la dimensión llamémosle inefable de Dios, el aspecto 'absolutamente otro' que pondera la teología apofática, y que es perfectamente legítimo ponderar.
    En cuanto a las bofetadas de rigor al Budismo, valdría ya dejarse de simplificaciones californianas: una cosa es el budismo real, otra las basuritas divulgativas new age que llegan aquí. El Nirvana budista es una 'nada' y una extinción sólo de cara al ser contingente, o sea una sobreplenitud ontológica más allá de todo límite: la negación de la negación es una afirmación.
    En este campo no se puede hacer de 'la nada' un término unívoco. Una cosa es la ceguera por deslumbramiento y otra la ceguera por oscuridad, o bien por desbordamiento y por carencia, por exceso y por defecto. Saludos.

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    1. Lejos de mi las simplificaciones de la new age californiana, que son las viejas creencias occidentales pitagóricas, órficas y platónicas de la transmigración de las almas vestidas a la oriental y que llegaron a influenciar en el propio budismo durante la época de los reinos grecobactrianos e indogriegos asi como el cristianismo nestoriano mucho después. Sencillamente escogí la interpretación de que habla de un aniquilamiento de la personalidad, vista como maya, frente a la otra de la beatitud y a la adquisición de la budeidad, como la mas cercana a la de Umberto Eco y la más antitética a la cristiana (y, en mi opinión, la más cercana a la Sidarta Gautama y tan dificil de concebir para los occidentales).
      Tampoco niego los grandes aportes de la teologia apofática desde Dionisio el areopagita ni de S. Juan de la Cruz ni Palamas ni de Silesius ni de los maestros renanos pero en el cristianismo tiene un límite: Dios se nos ha revelado en Cristo. Quien le ve, ve al Padre. De hecho en todo el párrafo o, incluso en toda la novela, hay un personaje que brilla por su ausencia: Jesucristo.

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  4. Se expresa Umberto Eco: “Gott ist ein lautes Nichts, ihn rührt kein Nun noch Hier…“ [= Dios es una nada ruidosa, nada aquí y ahora lo conmueve...]

    Y, sí. ¿Qué se puede esperar de un pensador, que, habiendo leído a Santo Tomás, después apele a los escritos de los ininteligibles autores alemanes del siglo XIV? Perdóneme, pero confieso que, con respecto al citado pasaje “Dios es una nada ruidosa”, salvo el uso de la palabra Dios con D o G mayúscula, según se lo lea en castellano o alemán, y la contradictio in terminis que supone el entenderlo como una nada, muy poco es lo que he podido entender de lo que dice. Por otra parte, me parece de una total inconsecuencia pretender asumir una suerte de radicalizada teología apofática, y referirse a Dios en los términos utilizados, lenguaje propio de uh hombre que indica que, aunque no parece creer en Dios, sin embargo, es claro que lo busca. Y algo semejante ocurre con el valor que da a las palabras: -“Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla”-, niega su valor semántico, pero no deja de usarlas. Aunque reconozco que el uso de ese lenguaje utilizado por Umberto Eco, puede ser una clara muestra de agudeza intelectual, ello no quita, que haya también en él un inaceptable grado de inconsecuencia en el uso de la palabra. Pues, si entiende a Dios como una nada, entonces ¿cómo se explica que hable de Él?
    Gracias, Wanderer porque, con su habitual penetración intelectual, no sólo supo arrojar alguna luz sobre tan oscuros pasajes, sólo accesibles para los actuales adherentes a esa suerte de ideología de la cancelación, que es la cultura woke, sino también por poner en evidencia su total falta de correspondencia con los fundamentos de la teología católica.
    ¡Señor, vela por la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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    1. Es la contradicción moderna que afirma lo que niega y niega lo que afirma. Por eso escogí este párrafo, por su carácter ejemplar en grado sumo. La novela habla más de nuestro presente que del pasado y eso lo sabe perfectamente Umberto: es un eco de lo que hay dentro de la modernidad y al revelarlo hay también una esperanza muy tácita e inconsciente de salvación.

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  5. En el texto hay un esfuerzo de Umberto Eco por parecer místico por la contradicción, la ambigüedad y la oscuridad.
    Me parece que Umberto Eco se refiere al primer Sefirot de la cábala en que el ser que está en la nada de la misma manera que la nada en el ser, por supuesto, la cábala puede tener una interpretación nihilista pero la verdadera es satánica.
    En esta oscuridad el lector puede encontrar, sin demasiadas dificultades, una primera vista del infierno y sentirse observado por el abismo.
    El texto tienta al lector católico a la desesperanza y el nihilismo.
    No es un texto inocente, hace apología o proselitismo contra la religión.
    No hay que creer que no existan libros y escritores que sigan inspiraciones de los espíritus inmundos de los aires, justamente la novela de Umberto Eco "El nombre de la Rosa" trata de una biblioteca con ciertos libros que no debían estar al alcance de todos pues podían ser dañinos para las almas.
    Umberto Eco sostiene que los libros y sus autores no puede dañar las almas de los lectores y desarrolla una novela dañina para las almas.
    Está bien presentar el tema debido a que, los que siguen a Wanderer, tienen cierta preparación, considero que el análisis es procedente.
    Ninguna obra humana deja de estar orientada mediata o inmediatamente a Dios o contra Dios pero la modernidad ha "santificado" los escritores y sus escritos y esto es peligroso.
    Podemos encontrar el infierno y la neurosis en los malos libros si somos ingenuos y nos esforzamos lo suficiente.

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  6. Hay una película que Sean Connery llevó a la pantalla en 1986, "El Nombre de la Rosa" -una adaptación del libro de Umberto Eco- que fue un gran éxito de taquilla pero que a los católicos nos dejó cierto sabor amargo en la boca.
    Igual que Eco, el filósofo Bertrand Russell también solía escribir sobre Dios con mucho desparpajo, por ejemplo: "Observo que una gran parte de la especie humana no cree en Dios y no sufre por ello ningún castigo visible. Y si hubiera un Dios, me parece muy improbable que tuviera una vanidad tan enfermiza como para sentirse ofendido por quienes dudamos de su existencia".
    Por eso para ellos y para nosotros dice Jesús en el Evangelio: "Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos" (Mateo, 11:25).
    ¿Cómo dudar entonces que la fe es una Gracia inmerecida y a quien la recibe no le alcanza la vida entera para agradecerla?
    La parábola de los denarios es otra prueba de esa Gracia que no merecemos. El señor de la viña llamó a trabajar a algunos a primera hora de la mañana, a otros a la media mañana, al mediodía, a primera hora de la tarde y a la última hora, y a todos les pagó un denario. Molestos por eso, los que trabajaron de sol a sol desde la primera hora de la mañana se quejaron porque recibieron la misma paga que los que llegaron a última hora de la tarde. ¿Acaso no puedo hacer con mi dinero lo que quiero?, respondió el dueño de la viña. Así de generosa es la infinita Misericordia del Señor quien con toda paciencia nos espera hasta el último suspiro. Pero a no abusar, porque al cerrar los ojos así de infinita será también la inapelable Justicia de Dios para darle a cada uno su merecido.
    ¡Qué terrible destino habrá sido el de Umberto Eco y Bertrand Russell, hinchados de tanta sabiduría, si no encontraron la fe y se arrepintieron de sus pecados antes de morir!

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    1. Interesante la expresión de Bertrand Russell textualmente dice: el Dios del creyente si existiera sería un Dios vanidoso porque no permitiría que yo dudara de Él.
      Por supuesto, Dios ha creado a la creatura humana ordenada y la Creación toda está ordenada a Dios, ha sido creada para Dios que es su Fin Último y manifiesta el amor de Dios.
      Ahora, lo que expresa Russell es la rebelión de los primeros padres de ser como dioses. No tener deberes frente a Dios.
      El derecho a dudar de Dios y a negar a Cristo.
      Como Adán le da la culpa a Dios de su pecado: "la mujer que me diste no me sirve" o "si no quieres que dude, observa como muchos dudan, es porque eres vanidoso y orgulloso y, entonces, no eres Dios".
      Se coloca en el lugar de Dios y trata de hacer culpable a Dios de las consecuencias de su voluntaria y pecaminosa negación de asentimiento a la verdad revelada.
      Estas expresiones no son inocentes y buscan tentar al cristiano por lo que no niego la inspiración de los espíritus inmundos de los aires en su elaboración puesto que sino serían fácilmente olvidadas.
      Nuestra lucha es contra los espíritus inmundos de los aires pero éstos se sirven de los hijos de la oscuridad y los hijos de la oscuridad son más astutos que los hijos de la luz, así que es posible que un hombre tiente por la palabra y por medio del razonamiento a otros.
      La tentación debe ser rechazada pero permanece y, por ello, hay que cuidar las palabras con las que se alimentan los pequeños de este Mundo.

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    2. ..."si existiera sería un Dios vanidoso porque no permitiría que yo dudara de Él"...

      Lo que está expresando Russell es que él es lo suficientemente importante como para que si él dudase de Dios, éste tendría emociones humanas (vanidad).

      Parece que Russell era un ilustrado con los mismos vicios de todos:

      Una soberbia, un orgullo y una vanidad a prueba de bombas.

      Russell se hizo muy famoso al final de su época porque encabezaba manifestaciones a favor del pacifismo. Es decir que el filósofo se hizo estrella mediática, pero no por su filosofía.

      Después de tantos años después de su muerte, ¿quién se acuerda de Russell ?

      A Dios, si Russell duda o no duda de él no le importa nada.
      Si Dios fuera como los hombres, tendría muchísimas cosas más que pensar que en ese viejo chocho engreído.

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  7. Un misterio, porque el tipo había sido tomista y conservó en muchos aspecto la forma mentis. Aquí hay una entrevista interesante que le hizo Vittorio Messori.

    https://es.aleteia.org/2019/03/19/umberto-eco-ya-no-creo-en-dios-pero-quizas-dios-aun-crea-en-mi

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  8. SINODO
    No están maduras las personas o las transacciones entre personas.
    Mujeres : NI
    .

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  9. En el libro a cuatro manos con el cardenal Martini ("En qué creen los que no creen") es más católico Umberto Eco que el arzobispo de de Milán.

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    1. Busque los debates del ateo Gustavo Bueno con sacerdotes modernos y verá de lo bueno.

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  10. Lo que es de maravillar en el diálogo con Messori es que Eco no podía aceptar que Dios se haya encarnado en un punto etnocéntrico y occidental... como Palestina. Si se hubiera encarnado en Roma directamente quemaba la fe de bautismo. En segundo lugar, que se hubiera encarnado despuès de tantos miles de años del homo sapiens. Si lo hacía al comienzo de la prehistoria, nadie se habría enterado. Y Eco diría que el hombre civilizado no puede aceptar una revelación de la Edad de Piedra.
    Es notable las razones estúpidas que aducen las personas, por otra lado muy inteligentes, para no creer. Uno creería que en hombres eminentes los motivos para descreer serían parejamente sutiles, pero a veces son màs bastos que los de un plomero.

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    1. Son bastas pero atacan los tres puntos fundamentales de la increencia moderna:
      -La Encarnación en el tiempo del Logos divino, Cristo.
      -La bondad esencial de Dios.
      -El sentido de la historia y la redención en Cristo.
      En verdad, no son tan burdos como parecen y más si pensamos en el ambiente y teología en que se crió Umberto Eco. V. G. ¿Cómo se ha respondido a esta afirmación: "tantas generaciones nacieron y murieron sin redención" desde la teología de los últimos siglos?
      El anónimo que nos ha traido la entrevista está muy agudo: "Un misterio, porque el tipo había sido tomista y conservó en muchos aspecto la forma mentis." Aviso para tradis es esto. Umberto Eco conoce algunas debilidades del tomismo (la famosa del tomismo y la historia) y este no es garantía de fe, don libre de Dios.

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    2. Su último párrafo es elocuente y no podría compartirlo más.

      Y en esa baratija de argumentos terminan...teniendo fe en las teorías más ridículas, que no resisten mi la mas desafilada navaja de Ockam.

      En mi opinión, el más terrible, demoníaco-por delatar el orgullo- y quimeristico ejemplo es la teoría de los multiversos, enbanderada por el ateísmo y el agnosticismo para intentar mantenerse de pie frente al knockout que el ajuste fino les propinó.

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  11. Eckhart, no Ekhard. Y coincido con Megaterion sobre la teología apofática

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  12. Recuerdo, en la Universidad, cursando Latín, que Jorge Ferro quien era el profesor dijo lo siguiente: El Nombre de la Rosa fue escrito con maldad y odio hacia la Edad Media.

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    1. A mi me pasó lo contrario: me enamoró de la Edad Media. Hasta cuando la odia y la ataca, no puede más que reconocer su grandeza, misterio y bondad.
      La novela, en verdad, parte de una tonteria: Jorge de Burgos (trasunto de Borges y la hispanofobia moderna aunque con un deje de admiración) o algún antecesor lo tenía fácil. Con echar el famoso manuscrito sobre la comedia de Aristoteles a las llamas o esconderlo tras un ladrillo o, incluso, descolocarlos tenía todo el asunto resuelto si montar todo ese circo apocalíptico (y condenarse al infierno). Así que hay busilis.

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  13. SÍNODO
    NO HAY CONFUSIÓN
    .
    https://www.nytimes.com/es/2024/10/02/espanol/mundo/sinodo-iglesia-catolica-2024.html

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  14. Aclaro: mi agradecimiento a Eck por su notable perspicacia para entender a un hombre tan complicado como Umberto Eco y por compartirnos su reflexión a otros, y también mi agradecimiento a Wanderer por entregarse de este modo tan abnegado y solícito al apostolado de la cultura, que, en razón de la colosal magnitud de los enemigos que enfrenta, entiendo como una tarea verdaderamente titánica. Al tiempo que doy gracias por tan buena y providencial asistencia, espiritual también le pido todos los días a Dios por ellos.
    ¡Dios, proteje a tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  15. Hay una mar de diferencia entre el nihilismo y la teología apofática, pero para los chambones es un charquito.

    El Pulpero de la Recoleta

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