Acá también le llega a la gente la crisis. Primero y más fácil de detectar a las mujeres, con el reloj biológico. El hombre tarda más en percibirlo. Para ambos el decaer de la fertilidad o la energía es un fuerte llamado de atención psicológico.
Para ambos inicia el descenso físico. Antes veían el futuro como una plenitud, ahora se declina, las fuerzas disminuyen y también la ilusión de controlar las cosas.
Se empieza a percibir la –propia- muerte como algo real y la vida como algo precario. (sin eso seguiríamos adormecidos por siglos, dando todo por descontado).
En realidad no es algo negativo, sino que es como una alarma que indica que, si no lo hemos hecho hasta ahora, es tiempo de madurar.
La maduración consiste en gran parte en la aceptación de la realidad, de la verdad.
Reconocer los errores –ilusiones, pecados, etc- del pasado y admitir la propia caducidad son cosas que van juntas y, si por un lado parecen una decepción, por el otro nos pueden llevar a descubrir una verdad más grande: que somos creaturas, que dependemos absolutamente de Dios, que no podemos hacer nada por agregar un minuto a nuestras vidas, y que Él nos da todo gratuitamente.
Es una ocasión inmejorable para volverse humildes y convertirse, reconociendo en Dios al "Padre" que nos da, por amor y sin méritos de nuestra parte, la vida.
Ese descubrimiento espiritual es como un nuevo nacimiento, y el que lo experimenta se sabe unido a la fuente de la vida y ya no teme tanto la muerte (ver Jn 3). Supongo que el gusano que se transforma en mariposa de colores al perder su caparazón puede ser un buen ejemplo de esa transformación…
La gran novedad no es la muerte, sino la vida. Cada instante es un don, y detrás del don hay Alguien.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarMás que un demonio, es un ángel el que nos sacude y nos advierte, al pasar la cuarentena, que somos mortales. El Angel del mediodía. Bendito su mandoble, la majestuosa bofetada que nos encaja en medio de los avatares de nuestra existencia hueca como la cabeza de un joven.
Un angel como el que sacude la cabeza del poeta en Las Flores del Mal, gritándole que hay que amar al pobre y al estúpido.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminarVoilà. Encontré al angel de Baudelaire. Y es de los buenos:
Le Rebelle
Un Ange furieux fond du ciel comme un aigle,
Du mécréant saisit à plein poing les cheveux,
Et dit, le secouant: «Tu connaîtras la règle!
(Car je suis ton bon Ange, entends-tu?) Je le veux!
Sache qu'il faut aimer, sans faire la grimace,
Le pauvre, le méchant, le tortu, l'hébété,
Pour que tu puisses faire à Jesus, quand il passe,
Un tapis triomphal avec ta charité.
Tel est l'Amour! Avant que ton coeur ne se blase,
À la gloire de Dieu rallume ton extase;
C'est la Volupté vraie aux durables appas!»
Et l'Ange, châtiant autant, ma foi! qu'il aime,
De ses poings de géant torture 1'anathème;
Mais le damné répond toujours: «Je ne veux pas!»
— Charles Baudelaire
¡Hola! de más esta decir que no rondo los 40, sino un poquino más de la mitad de ellos, pero eso no quita que los que rondamos la veitena o la treintena no podamos meditar acerca de estas cosas. Que es dificil no lo dudo, pero a mi favor cito a Ciceron:
ResponderEliminar"Sed hoc meditatum ab adulescentia debet esse mortem ut neglegamus, sine qua meditatione tranquillo animo esse nemo potest" DE SENECTUTE.
Traducción:"Pero esto debe ser meditado desde la adolescencia, para que no se desprecie la muerte, puesto que sin la meditación sobre ésta, nadie puede estar con animo tranquilo."
Así que a todos se nos grita ¡despierta!, sin contar que la Rebeldía es propia de nuestra etapa, la Juventud.
Cariños
La pequeña
Mary Lennox
Ludovicus dijo
ResponderEliminarPequeña Mary,
cita De Senectetute lo que quieras, igual no vas a entender nada, carissima. Y no por falta de inteligencia.
A tu edad son todos inmortales
Amorosa y delicada Mary: Podrás meditar todo lo que quieras, pero hasta que no te sacudan de un sopapo seguirás pensandote inmortal. Si no fuera así, no existirían las empresas imposibles, como el matrimonio o los hijos.
ResponderEliminarMe gustaría darte el sopapo (en su debido momento.)
un cincuentón
Queridos:
ResponderEliminarY sí, vuestras mercedes tienen razón.
De más está decir que el mismo ímpetu con el que me metí aquí prueba lo que dicen.
Pero la vida sola se encarga de darnos sopapos, porfis no me quieran dar uno; que uno se me acaba de dar, pues se me probó que nada es para siempre y que las cosas pueden cambiar. Que los héroes de uno pueden caer, y aún hasta volverse en contra de todo aquello que te han enseñado. Y en esos casos, mis grandes amigos, ¿qué hacer? ¿Hay alguna forma de ayudar a nuestro héroe? ¿Hay alguna forma de pasar el trago amargo de la desilusión? ¿Qué hacer cuando se deja de ser pequeño y por la caída del héroe uno se encuentra más grande que aquel? ¿Cómo se pasa esa extraña situación donde la misma realidad parece como desformada?
Sí, no podré meditar sobre la muerte tienen toda la razón no me sale, por eso me gusto traducir “desde la adolescencia” y no “en”. Porque es algo que lleva tiempo, por justamente esa irrealidad.
Pero viene bien de vez en cuando examinar la propia vida ¿no? aún cuando no se haga de cara a la muerte sino de cara a seguir viviendo.
Cariños, gracias y disculpen.
La pequeña
Mary Lennox
En verdad, Mary, eres una rosa entre cardones. (Cuidado con las rosas, pues saben defenderse)
ResponderEliminarLa crisis de la edad es sólo un medio -quizás el más frecuente- que lleva a pensar en la propia muerte.
ResponderEliminarPero el dolor, la enfermedad, la muerte de los cercanos y otros, son caminos que pueden llevar a los jóvenes a pensar en la propia muerte.
¿La muerte está más cerca de los grandes que de los jóvenes? En teoría sí. Pero sólo en teoría, porque no sabemos cuándo será nuestra propia muerte.
La crisis de la edad es sólo un medio -quizás el más frecuente- que lleva a pensar en la propia muerte.
ResponderEliminarPero el dolor, la enfermedad, la muerte de los cercanos y otros, son caminos que pueden llevar a los jóvenes a pensar en la propia muerte.
¿La muerte está más cerca de los grandes que de los jóvenes? En teoría sí. Pero sólo en teoría, porque no sabemos cuándo será nuestra propia muerte.
Ludovicus dijo,
ResponderEliminares cierto lo que dice anonimo. Pero es muy distinta la muerte del joven que la del adulto. Si cada uno debe elegir, morir, su propia muerte, como quiere Rilke, en el joven la percepción de esa muerte está mediada por la irrealidad. En cierta forma, el joven, aunque muera, "no gustará la muerte", como dice el Evangelio.
Diferente el caso de quien dobla la cuarentena. "In medio vitae morte sumus", la vida es una praegustatio de la muerte,esperemos que propedéutico para una metamorfosis de la muerte en vida.
Gracias por sus palabras Ludovicus.
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