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lunes, 2 de enero de 2023

Estrategias para la era de Traditiones Custodes

 


por Peter Kwasniewski 


La gente a menudo me pregunta: “¿Qué aconseja a los católicos que viven en una diócesis donde la misa tradicional ha sido limitada o eliminada, o donde existe la amenaza de que esto pueda suceder? ¿Qué debemos hacer?” Al cumplirse un año de la infame Responsa ad Dubia del entonces arzobispo Roche, de la entonces Congregación para el Culto Divino, y mientras circulan rumores de medidas aún más draconianas en el nuevo año, es hora de abordar de frente la cuestión de qué se puede hacer concretamente. Sin duda, hay otras sugerencias que podrán añadir a las mías los compañeros de trinchera.

Estos son algunos pasos que yo recomendaría, aunque obviamente muchas estrategias diferentes podrían funcionar, y ciertos acciones funcionan mejor con determinadas personalidades o situaciones episcopales o parroquiales. No todo el mundo se sentirá cómodo o entusiasmado con todas las ideas, lo cual es normal; esto pretende ser una lista de perdigones para cubrir todas las bases. Los puntos enumerados no pretenden seguir un orden de importancia ni una secuencia cronológica. Tenemos que multiplicar las estrategias de cara al futuro porque sencillamente no sabemos qué va a funcionar, y algunas de estas estrategias implican plazos bastante largos.

Antes de seguir adelante, hay que entender que todos ellos se orientan a tres cosas: rezar; ayunar y dar limosna. En cuanto a la oración, al menos el rosario diario con la intención específica d el restablecimiento de la misa como; los cinco primeros sábados y los nueve primeros viernes; asistir a misa tradicional siempre que se pueda. En cuanto al ayuno, Nuestro Señor dice que algunas clases de demonios sólo salen de ese modo. En cuanto a dar limosna, apoyen a las parroquias, institutos y organizaciones tradicionales. No se rindan: ¡hemos nacido para estos tiempos! Dios nos puso aquí para librar esta lucha.


1. Creen una sección de Una Voce en su diócesis. Puede ser útil tener una organización paraguas que hable “con una sola voz”, con su propio membrete. Por esta razón, parece conveniente crear un capítulo de Una Voce en tu zona, si éste no existe. Además, podría organizar una peregrinación anual en la diócesis (y si lo haces, el obispo debería ser informado de ello). Los seminaristas y sacerdotes que muestren signos de interés por la tradición deberían ser apoyados en su formación sobre la misa tradicional (MT), con la compra de material o asistencia a eventos favorables a la MT. Internet es una gran herramienta, pero necesitamos comunicación local en persona, redes y eventos, y un capítulo de Una Voce puede suministrarlo.


2. Ayude al obispo a entender los derechos que lo asisten. Intente conseguir una reunión con el obispo y explíquele (con delicadeza, tacto y amabilidad: a los obispos no les gusta que los laicos les den instrucciones sobre sus derechos y deberes) que el derecho canónico le permite hacer su propio discernimiento sobre la situación local y las necesidades de los fieles, como explica aquí el P. Gerald Murray. El Dicasterio para el Culto Divino (DCD) en Roma funciona como asesor, no como legislador. El DCD no tiene autoridad para ordenar a un obispo que ponga fin a la MT; sólo puede decirle que “debería” hacerlo, lo que es una cuestión muy diferente. Se pueden encontrar abundantes argumentos canónicos en mi artículo Los sacerdotes recién ordenados y el permiso para celebrar la Misa Tradicional y, aún más, en el libro del abogado canónico P. Réginald-Marie Rivoire Does "Traditionis Custodes" Pass the Juridical Rationality Test? (Os Justi Press, 2022).

Los argumentos deben reducirse al menor número posible de páginas y enviárselos antes de la reunión. Mejor aún si conoce a un sacerdote simpatizante que sea abogado canónico. En resumen: un obispo puede invocar el canon 87 para dispensar de las leyes disciplinarias particulares o universales, incluso las dictadas por la autoridad suprema de la Iglesia[1].


3. Reúnanse en persona con su obispo. Cuando se reúnan con el obispo, que estén presentes tanto hombres como mujeres, y expliquen lo mucho que significa MT para todos ustedes en términos de amor a Dios y practicar la fe en la vida cotidiana. Dejen de lado las discusiones sobre la forma litúrgica, porque es probable que él ofrezca exclusivamente el novis ordo y, por tanto, no tenga paciencia para argumentos que sugieran ni remotamente la superioridad de una forma sobre la otra.

    Cuando el obispo diga “No puedo hacer otra cosa, esto es lo que ha dicho Roma”, recuérdenle el contenido de la carta que le enviaron mostrándole que sí tiene libertad; recuérdele sus derechos según el derecho canónico y el comportamiento de muchos otros obispos que están dejando que continúe la MT, a menudo en múltiples lugares y también en iglesias parroquiales. Si el momento y el ambiente le parecen adecuados, también podría proponerle invitar a la Fraternidad Sacerdotal San Pedro a la diócesis, porque el Papa aprobó expresamente la continuación de su trabajo allí donde el obispo la acoja. Tal vez la FSSP podría hacerse cargo de un templo que está a punto de ser  cerrado. (Este “trato con la FSSP” podría aplicarse mutatis mutandis también al Instituto de Cristo Rey y a las comunidades tradicionales más pequeñas; ciertamente, así es como se están llevando las cosas en casi todas partes).

Uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo es la distancia que ha crecido entre los obispos y los fieles en general; puede ser difícil construir la amistad y la confianza cuando el jefe de la diócesis está lejos y es inaccesible. Sin embargo, hay que intentar hacer lo que se pueda. Me comentaba una señora que un día se sintió inspirada para llamar a la cancillería e invitar al obispo a cenar. Para su sorpresa, el obispo aceptó, ¡y fue!


4. Organizar una campaña de cartas. Que los asistentes a la MT, las familias, especialmente los niños, envíen cartas al obispo. Por supuesto, no le llenen de cartas a la vez, a menos que la situación lo requiera. En su lugar, pónganse de acuerdo entre ustedes para distribuirlas de manera que él siempre reciba alguna carta. Al cabo de un tiempo, tal vez puedan elegir ciertas estaciones o fechas del año en las que todos los miembros de la comunidad reanudarán el envío de correspondencia (Adviento, Cuaresma, etc.). De este modo, las cartas no se detienen nunca.

No es necesario escribir más que una o dos frases: “Estamos desconsolados por lo que ha sucedido en nuestras vidas / a nuestra parroquia…”. “Nos sentimos como si fuéramos castigados, ¿y por qué? ¿Porque amamos nuestra fe y sus tradiciones?” “A nuestros hijos les encantaba ayudar a la misa en latín…” “Solíamos rezar juntos el rosario por las intenciones del Papa, y ahora todo el mundo se ha dispersado…”) Que la gente envíe al obispo ramilletes espirituales de parte de sus familias. Intentemos llegar a su corazón y hacer que se sienta mal por lo que ha hecho o amenaza con hacer (o por lo que se le obliga a hacer); queremos que se arrepienta, que recapacite, que se retracte discretamente.

Es cierto que esas cartas no le harán cambiar de opinión. Puede que no le hagan cambiar de política. Pero un obispo sigue teniendo corazón, aunque se haya endurecido hacia algunos de sus fieles; sigue teniendo conciencia, aunque necesite despertarla. Un flujo constante de cartas puede ablandar ese corazón duro, puede estimular esa conciencia adormecida. Con el tiempo, podría, por ejemplo, decidir no aplicar sus decisiones, o aplicarlas de forma incoherente y débil. Podría decidir dejar intacta una misa en latín que ha surgido en algún lugar sin aprobación, aunque haya oído hablar de ella. Puede interceptar o dejar de lado un ataque perjudicial de parte por un partidario imprudente de Traditionis Custodes.

Hay muchas cosas que ocurren entre bastidores de las que la mayoría de nosotros nunca oiremos hablar, y no podemos juzgar simplemente por las apariencias. Cuando enviamos cartas, es parte de un esfuerzo para que las cosas avancen despacio pero con esperanza y confianza. Lo mismo ocurre cuando rezamos: a veces los resultados son espectaculares y evidentes, pero otras veces, incluso en la mayoría de los casos, los resultados quedan ocultos a nuestros ojos. Sin embargo, seguimos teniendo fe y seguimos rezando.

Uno podría preguntarse: “¿Y si las cartas molestan al obispo?”. A decir verdad, ni siquiera eso es un mal resultado. Recuerden la parábola de la anciana persistente que molestó tanto al juez malvado que finalmente le concedió lo que pedía, para que la dejara en paz (véase Lc 18,1-8). En definitiva, queremos que la jerarquía se meta en la cabeza que no nos vamos a ir y que no vamos a cambiar de opinión.

Una advertencia: algunos obispos son activamente hostiles o desprecian la MT y todo lo que conlleva. Para ellos, compartir los “frutos” de Summorum Pontificum -el ejército de monaguillos, el número de nacimientos y bautismos frente al de funerales, etc.- puede ser contraproducente. Debido a su firme convicción de que la MT representa el pasado y no el futuro, una convicción repetida obsesivamente por el Papa Francisco, todas las pruebas que sugieren lo contrario no son una ocasión para reconsiderar o alentar, sino más bien un motivo de alarma. Cuanto más crezca la tradición, más se convencerán esos obispos de que los católicos de sus diócesis están siendo engañados hacia un peligroso callejón sin salida. Los intentos de quedar bien con obispos de este tipo pueden tener el desafortunado resultado de aguijonear sus malformadas conciencias, que les dicen que impongan más restricciones a vuestras actividades, en lugar de lo contrario. Así pues, será necesario cierto discernimiento para determinar qué tipo de comunicación puede o no ser fructífera con el Ordinario del lugar.


5. Tomen medidas canónicas. A veces existen recursos canónicos que los católicos que se ven privados de bienes a los que tienen derecho pueden emprender. Aquí, el tiempo es esencial: en el momento en que una cancillería o decretos episcopales salen restringiendo MT o el bautismo en el rito antiguo, la confirmación, el matrimonio, el funeral, etc., ustedes deberán presentar una demanda con un abogado canónico lo antes posible. En este momento se está formando la Sociedad Vetus Ordo, cuyo propósito es precisamente ayudar a los laicos a presentar estos casos. No hay ningún riesgo para el fiel individual y existe la posibilidad de que la intervención legal eche por tierra el asunto.

Algunos católicos dicen: “Tomar medidas canónicas molestará al obispo y tomará represalias siendo aún más malo con nosotros”. Es el síndrome de la esposa golpeada: si me quejo de que mi marido me pega, me pegará aún más. Es porque los laicos hemos sido tan pasivamente “obedientes” que las autoridades pueden salirse con la suya tan fácilmente abusando de nosotros y atentando contra el bien de nuestras almas y nuestras familias. Lamento decir que los villanos de la Iglesia cuentan con que no nos defenderemos, que seremos buenos borregos a los que puedan anular, como anulan a los buenos sacerdotes. Esto es parte de todo gaslighting structure [forma muy eficaz de abuso emocional que causa que a una víctima cuestione sus propios sentimientos, instintos, y la cordura]. Es crucial que la gente sea consciente de ella. Lo único que puede hacer entrar en razón a un matón es defenderse. De lo contrario, pasará por encima de todo el mundo.

No estoy diciendo que vuestro obispo local sea un matón; podría muy bien ser un caballero e incluso una persona simpática. Sin embargo, es probable que sea víctima de la misma falsa concepción de la obediencia bajo la que operan muchos sacerdotes, donde, por ejemplo, si Francisco dice 2dar la comunión a los católicos vueltos a casar” o “enseñar que la pena de muerte es errónea”, piensan que no tienen más remedio que hacerlo. Santo Tomás deja muy claro que no estamos bajo obediencia inmediata y sin excepciones a nadie más que a Dios; todos sus representantes humanos deben seguir la ley divina y natural y reverenciar la ley eclesiástica y la costumbre.

En todas las comunicaciones formales o argumentativas dirigidas al obispo (a diferencia de los ramilletes espirituales o notas personales), siempre debe quedar claro que usted es muy consciente, a partir de un estudio detallado de la cuestión por parte de expertos canónicos, de que un obispo no está obligado en absoluto a cerrar las MT parroquiales u otros ritos sacramentales. Tiene margen de maniobra.


6. Presentarse en lugares públicos. Reúnanse en la catedral y/o en el obispado y recen el rosario, sosteniendo carteles con mensajes agradables (vean lo que se está haciendo en Chicago, Arlington, París, Puerto Rico y copien sus ideas). Nada de ataques personales al obispo, sólo mensajes como “¡Somos fieles católicos que amamos la misa en latín!” y “¡No nos quiten nuestra querida misa en latín!” Es especialmente importante intentar que los medios de comunicación locales se interesen para que cubran estas protestas pacíficas, ya que no hay obispo al que le guste la publicidad negativa. Recen el rosario y canten muchos cánticos e himnos católicos. Preparen una carilla o media carilla con una explicación sencilla de quién son, qué defienden y qué piden, para que puedan entregárselo a los curiosos que entren y salgan o pasen por allí. En resumen: no dejen que se olvide vuestra existencia.

    Otra forma de aparecer es ocupar una mesa en un evento diocesano, por ejemplo, si hay un taller diocesano anual de catequistas o una Conferencia de Hombres o una Conferencia de Mujeres. Pueden colocar libros para vender y material informativo.


7. Educar al clero sobre la batalla. Mientras tanto, paralelamente a todo lo anterior, hablen individualmente o en pequeños grupos con los sacerdotes que celebran la MT y con los que están a favor de ella. Asegúrense de darles bibliografía sobre cuáles son sus derecnos. Hay profundas cuestiones teológicas en juego aquí; no se trata de una mera “cuestión de disciplina” sobre la que el Papa y los obispos tienen plena autoridad de determinación a la que la única respuesta es la obediencia ciega. Por el contrario, la prohibición de los ritos sacramentales tradicionales va a la raíz de la fe católica, a la consistencia y coherencia de la Iglesia consigo misma y con la acción de Cristo a lo largo de la historia y en el magisterio. Consiga a sus sacerdotes calendarios tradicionales de calidad para que conozcan mejor sus detalles.


8. Intenten convencer a los sacerdotes para que ofrezcan misas privadas clandestinas si es necesario. Estén preparado para apoyar a un sacerdote, en amistad y en ayuda práctica/financiera, si es despojado injustamente de un puesto en la diócesis y no se le da ningún destino (en otras palabras, si se convierte en lo que se llama un “sacerdote cancelado”). En ese momento puede convertirse en su capellán local clandestino. El obispo Athanasius Schneider ha apoyado esta forma de proceder en caso de necesidad. Recuerde: la supresión de la MT tendrá éxito en la medida en que los sacerdotes y obispos se dejen coaccionar. Aquellos que se nieguen a ser coaccionados pueden ser castigados con penas injustas, pero conservarán una conciencia tranquila y cumplirán con el ministerio pastoral al que Cristo Sumo Sacerdote les ha llamado.


9. Adquieran y renueven propiedades. Tenemos que pensar a largo plazo, porque la crisis que ha alcanzado su punto álgido bajo el Papa Francisco todavía va a estar con nosotros durante algún tiempo. Por lo tanto, debemos ser realistas: lejos han quedado los días en que podíamos esperar que la Iglesia institucional —es decir, los eclesiásticos del momento— anticipara nuestras necesidades y las proveyera. Por el contrario, algunos eclesiásticos parecen especializados en nuevas formas de discriminación y marginación, y en pisotear las necesidades espirituales y los derechos canónicos de los fieles.

    Por tanto, es hora de hacer frente al fuego del odio con el fuego de un amor que supera cualquier obstáculo. Si un grupo de laicos puede encontrar una vieja iglesia, o una capilla protestante cerrada, debería comprarla y convertirla en una capilla utilizable. En igualdad de condiciones, es mejor tener una iglesia en la que celebrar la Santa Misa y otros Sacramentos que limitarse a salas de estar, sótanos o salones de baile de hoteles, como ocurría a menudo en los años setenta. Si no tienen éxito localmente encontrando un capellán, tal vez puedan conseguir que un sacerdote cancelado vaya a decir misa allí. Lamentablemente, si las cosas siguen como van, más sacerdotes estarán disponibles dentro de poco tiempo.


10. Conduce y comparte coche. Algunas personas tienen la opción de conducir una o dos horas hasta una diócesis vecina para asistir a una MT ofrecida por el clero diocesano, un grupo de Ecclesia Dei o la FSSPX. Obviamente, ésta no es una solución a largo plazo, pero puede ser una estrategia temporal, especialmente por el bien de los niños, que no deberían estar expuestos a desviaciones litúrgicas. También es posible realizar este viaje una o dos veces al mes. Se podría considerar la posibilidad de compartir furgonetas para ayudar a los ancianos o a los que no tienen vehículo a ir a misa; sería una obra de misericordia excepcional.

    Si el Sacramento del Bautismo o de la Confirmación no está disponible en zona, vea si puede llevar a su hijo a una diócesis vecina donde la FSSP o el Instituto Cristo Rey (o incluso, en algunos casos raros, una iglesia diocesana) pueda encargarse de ello. Las políticas varían, pero ha habido lugares que acogen a forasteros para los sacramentos de iniciación. Hay razones para creer que los esfuerzos del Vaticano se están intensificando para cortar el acceso de los católicos a todos y cada uno de los sacramentos del rito tradicional fuera de la Eucaristía. Si esto ocurriera en tu zona y no pudieras encontrar otra solución, sería necesario que te pusieras en contacto con la FSSPX.


11. Crear una “cooperativa” católica tradicional de home schooling. A diferencia de una sección de Una Voce u otro grupo (quizá clandestino), una “cooperativa” de home schooling puede ser un vehículo eficaz para educar abiertamente a la niñez católica tradicional y para colaborar en el avance de los valores católicos tradicionales dentro de la diócesis. Lo mejor sería que un sacerdote ofreciera una misa solemne, por ejemplo los viernes por la mañana, en la iglesia local, y que los alumnos de la “cooperativa” se reunieran después para asistir a clases de religión o de otro tipo. Una “cooperativa” de este tipo no tiene por qué limitarse a las ofertas para niños; también podría ofrecer amistad y enriquecimiento para los adultos ofreciendo charlas sobre diversos temas, desde la formación espiritual hasta familias con experiencia en home schooling que enseñen a los que acaban de empezar a educar en su casa en cuanto a planes de estudio y materiales. Es esencial que el grupo sea tradicional y católico para que no se vea invadido por una mayoría de educadores en casa novus ordo y/o protestantes; esto podría hacerse con unos estatutos que prevean miembros con derecho a voto y miembros sin derecho a voto, teniendo los primeros que cumplir ciertos criterios católicos tradicionales.


12. Inicie conversaciones con la FSSPX. Sólo si su obispo ha cancelado todos las MT en su diócesis y/u otros sacramentos en el rito antiguo y nada más se puede hacer —si un obispo no cede en sus cancelaciones, si no es razonable en atender las necesidades de sus ovejas, si no invoca el Canon 87, si se niega a invitar a la FSSP, etc.— entonces es el momento de considerar la “opción atómica”, es decir, contactar e invitar a la FSSPX a su zona. Será el modo de decir  inequívocamente: “Nos la jugamos y no daremos marcha atrás”. Dadas las crecientes demandas de su limitado personal en este momento, no es probable que la Fraternidad pueda responder a su petición de inmediato; pero si puede asegurar una capilla y financiación, y hay un número decente de fieles, puede que vayan.

    Este no es el lugar para entrar en cuestiones detalladas sobre el estado de la FSSPX, pero me limitaré a decir lo siguiente. Si la Iglesia se encuentra en un estado de crisis institucional sin precedentes y anómala, un colapso histórico al lado del cual la controversia arriana y la revuelta protestante son como hojaldre —y esa es mi opinión y creo que la de la mayoría de los que están leyendo esto—, entonces es infinitamente más necesario conservar la plenitud de la ortodoxia católica, que significa tanto la recta enseñanza como el recto culto, que marcar todas las casillas de la corrección canónica y satisfacer los desiderata de los manuales escolásticos escritos en otros tiempos y sin la más remota concepción de la situación que estamos atravesando.

    Además, desde un punto de vista pragmático, y por triste que sea decirlo, ¡nada motiva mejor a ciertos obispos a ofrecer misas en latín patrocinadas por las diócesis que la posibilidad de una presencia de la FSSPX! Para protegerse contra el contraargumento de que “ustedes siempre fueron cismáticos, ¡porque miren cómo ahora se van con la FSSPX!”, dejen absolutamente claro: “Nunca pensamos en buscar la ayuda de la FSSPX hasta que nos vimos acorralados por sus acciones irrazonables e injustas. No somos nosotros los que los perjudicamos, sino ustedes los que nos perjudican a nosotros. Puesto que no hay absolutamente ningún buen argumento que pueda esgrimirse para prohibir los ritos sacramentales tradicionales a los católicos bautizados y a las comunidades florecientes, está claro que, en realidad, el pastor local ha decidido dejar de alimentar a sus ovejas; y las ovejas, por tanto, se dirigen a donde puedan ser alimentadas”.

    A este respecto, quisiera instar a los católicos tradicionales a reconocer el sedevacantismo como lo que es, a saber, una trampa tendida por el diablo para capturar a aquellos que son demasiado rápidos para juzgar, excesivamente celosos y no están equipados con los recursos espirituales y teológicos necesarios para dar algún sentido a nuestros tiempos caóticos (nunca seremos capaces de dar sentido completamente, ya que estamos tratando con el mysterium iniquitatis, el misterio de la iniquidad, que es inherentemente irracional). Incluso cuando protestamos legítimamente y nos negamos a seguir las directrices de nuestro papa y nuestro obispo, lo hacemos a nuestro pesar, bajo coacción y en aras de bienes mayores que deben ser defendidos por los verdaderos católicos. No dejamos de reconocer y rezar por el Papa y el clero en general, ni buscamos escapar de los confines de la Iglesia visible. Nuestro objetivo es la restauración de la tradición dentro de la Iglesia, su hogar natural y sobrenatural.


13. La educación nunca se detiene. Finalmente, y muy importante, es crucial ayudar a educar a sus todos los que asisten a la MT sobre por qué amamos esta forma de la Misa. No se trata sólo de “olores y campanas”. Es mucho más profundo que eso. Hay mucha bibliografía y material en Youtube sobre el tema. Recurren a él.


14. Por último, pero no por ello menos importante: esforcémonos por llevar bien nuestra cruz. Es posible que Dios nos pida que llevemos una cruz más pesada que antes. Si nos lo pide, significa que sabe que podemos soportarla con su gracia, y que seremos santificados por ella. Tal vez nos está pidiendo que la llevemos en nombre de los que rechazan e insultan la cruz.

    El obispo Athanasius Schneider, en su libro Christus Vincit y otras obras, habla de la supresión de la Misa durante su infancia en la Unión Soviética. Utilizó esa cruz para su santificación personal, y finalmente lo llevó a encontrar su vocación sacerdotal. Mirad cómo lo utiliza hoy el Señor, para predicar la verdad a tiempo y a destiempo, por todo el mundo. Lo mismo ocurrirá con nosotros: Dios no permite el mal si no quiere atraer el bien. Que nuestro propio crecimiento en virtud y santidad sea el bien que Él extraiga de los males desencadenados por Traditionis Custodes.



Fuente: One Peter Five.

15 comentarios:

  1. Crezcan, también, en la pata que les cojea, con la gracia de Dios. Evangelicen prostitutas, presos y desahuciados. Den de comer al hambriento. Instruyan al ignorante. Sean mártires. San Pablo mismo dijo que nunca se olvidaba de los pobres (y se refería a los pobres materialmente).

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    1. Ya lo dijo el Evangelio: "Hay que hacer esto, sin descuidar aquello".
      Y otra de Chesterton: Una sola cosa importa: TODO. Lo demás es vanidad de vanidades.

      Sin duda que todos los tradicionalistas apreciarán su consejo.

      Juancho de Marmol (no tradicionalista, pero aficionado).

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  2. El profesor Kwasnieski me merece mucho respeto como erudito liturgista y, a veces, canonista; pero vamos, que como hombre práctico, es un desastre. La ley canónica expresa que «1248 § 1. Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde.»
    Por lo tanto, da lo mismo que la celebre un sacerdote así o asá, siempre que lo haga "en un rito católico" y, desde luego, que esté válidamente ordenado. Si el prete tuviese algún impedimento canónico, es cosa de él con sus superiores, no del fiel, que normalmente no puede ni entenderlo ni resolverlo. Desde luego, debe hacerse sin mala fe. Todo lo demás...

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  3. No olviden que estamos en la era del internet; y por tanto se puede oir misa (y rosario, retiros ignacianos, liturgia de las horas...) en el mismo momento que está pasando en cualquier lugar del globo.

    Evidentemente no es lo ideal. Lo ideal es lo presencia; además que asistir a estas celebraciones por internet impide firmar "comunidad" (aunque ayuda a conservar la Fe, la sana doctrina y la esperanza)

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    1. Discúlpeme, pero oír misa sólo se puede hacer "presencialmente". Verla u oírla por Internet será, tal vez, algo que ayude a la devoción, pero nada más.

      Mary Poppins

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    2. No es que no sea lo ideal, no existe "oír Misa" como lo entiende un católico, de manera virtual. En mi falible opinión, es mentirse a uno mismo.
      Lo de "formar comunidad" en la Misa, no sé que diantres sea o qué sentido tendría.

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  4. Kwasnieski tiene todo mi respeto, pero no conoce la realidad Argentina. Me parece que la mitad o más de sus consejos no sirven por estos lares.
    Hipo Lito.

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    1. Hipo Lito, no tiene por qué conocer la realidad argentina, como yo no conozco la realidad mexicana. El texto es un traducción. Él lo escribe pensando en su país, que es Estados Unidos.

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  5. GASTÓN: Agradezco a Don W. que nos presente este excelente prontuario de soluciones concretas, prácticas y bien fundadas en Derecho y Doctrina en lo referente a los problemas que plantea a los fieles la documentación producida por el Papa Francisco con respecto a la Misa Tradicional. Problema que el Anónimo de 11:44 no ha captado en absoluto a pesar de que está bien claro y del que algún argumento se puede citar: fórmula de la consagración mal traducida (pro multis, por todos), eliminación del consustancial de Nicea, la nueva fórmula del Ofertorio ni siquiera es un texto cristiano, comunión en la mano, desorden litúrgico generalizado porque la Misa nueva es cualquier cosa menos uniforme, etc, etc, etc, y el criterio evangélico de los frutos; Nunca en el mundo ha ido a Misa menos gente

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    1. Gastón: ninguna de las razones que usted aduce provoca que la misa de Pablo VI deje de ser católica. A mí no me gusta ese rito, considero que es muy deficiente y que sus frutos han sido sólo agraces. Pero otra cosas es decir que no sea católica.

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    2. WANDERER: "Gastón: ninguna de las razones que usted aduce provoca que la misa de Pablo VI deje de ser católica. A mí no me gusta ese rito, considero que es muy deficiente y que sus frutos han sido sólo agraces. Pero otra cosas es decir que no sea católica" GASTÓN. Totalmente de acuerdo con Vd salvo en que yo haya dicho ni sugerido lo que Vd dice que yo digo: "otra cosas es decir que no sea católica" ¿En qué parte de mi pequeño comentario se contiene tal afirmación?

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  6. Se puede estar de acuerdo o no con las recomendaciones del Dr. Kwasniewski. Aún así, me parece un acierto incuestionable esta luminosa definición que les deja a sus lectores: "No se rindan, ¡hemos nacido para estos tiempos! Dios nos puso aquí para librar esta lucha".
    Hace mucho que vengo pensando en eso y llegué a la conclusión de que es una verdad incuestionable. Dios nos eligió a cada uno de nosotros para cumplir una misión, que sepamos descubrirla y desempeñar ese rol tal como Dios espera de nosotros, es otro cantar.
    Siendo así, no cabe duda que los mártires, los santos y todos aquellos que a través de los siglos cumplieron un papel protagónico en bien de la Iglesia, lo hicieron al servicio de esa misión que Dios esperaba de ellos en el tiempo que los plantó en este mundo.
    Consecuente con esa idea, si a nosotros Dios nos plantó en este siglo XXI en medio de la crisis terminal que hoy azota a la Iglesia, no fue sólo para contemplarla como testigos mudos, es evidente que también nos quiere protagonistas.
    Por cierto, no todos tenemos la misma misión ni jerarquía. Seguramente un obispo o cardenal tendrán obligaciones mayores que un simple jornalero, aún así, lo importante es que cada uno sepa dar testimonio allí donde Dios nos ha plantado.
    Decía San Luis Grignion de Monfort que los mártires de los últimos tiempos serán más grandes que los de los primeros siglos porque así como aquellos lucharon y vencieron al Imperio Romano, estos lucharán y vencerán al Anticristo.
    En los pasillos del Vaticano abundan los que apuestan a la Agenda 2030 de la ONU y se ríen de estas cosas y de la fábula del Anticristo, un cuento que según ellos inventaron para asustar a la gente igual que el hombre de la bolsa para que los chicos tomen la sopa sin chistar. Pobres desgraciados, no les va a salir ni el tiro del final.

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  7. Ya lo dice el refrán: Del obispo y del gobernador, cuanto más lejos...mejor.

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  8. Me parece muy enriquecedor la enumeración, ahora claro que desde lo prudencial cada uno verá en su diócesis cómo se maneja. Hay otro accionar que es no hacer nada por ahora y seguir alimentando las catacumbas. En silencio, despacio... Son tiempos para eso talvez.

    Pero si creo que hay que alimentar la relación pública con el clero oficial y los Obispos .. al menos los que tengan el estómago para hacerlo, creo que vale la pena para cuando vengan tiempos mejores o menos piores.

    Y si me parece clave detectar lugares para adquirir. Los salecianos por ejemplo se están desaciendo de muchos bienes. Y en esto creo que tenemos que actuar de manera inteligente y estratégica y entender que entre varios coordinados y amantes de la la MT podemos adquirir bienes para la difusión de la misma en Argentina.

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    1. GASTÓN: Sólo me permito añadir que cuando se vaya a las curias no se vaya sólo y menos aún mal acompañado de personas no idóneas

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