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lunes, 12 de agosto de 2024

Newman, asentimiento real y fe

 


Una de las obras más importantes y profundas de John Henry Newman es Ensayo para contribuir a una gramática del asentimiento (1870), editada en español por Encuentro en 2010. Es una obra compleja y ardua en la que desarrolla una teoría del conocimiento muy personal. Lo que busca conocer y definir es cómo se produce el asombroso proceso por el que los hombres asentimos a proposiciones y ese asentimiento termina siendo performativo. Es decir, se trata de diversos tipos de asentimiento que provocan efectos reales en la persona que asiente. 

Newman distingue entre dos tipos de asentimiento: el asentimiento nocional y el asentimiento real. El asentimiento nocional se refiere a la aceptación de proposiciones abstractas y universales. Este tipo de asentimiento está más relacionado con la inferencia lógica y la teoría, y no tiene la misma fuerza práctica que el asentimiento real. Es un tipo de asentimiento que se basa en la comprensión intelectual de conceptos y nociones, pero que no necesariamente involucra una experiencia personal o un compromiso emocional.

El asentimiento real, en cambio, se refiere a la aceptación de proposiciones que están directamente relacionadas con la experiencia concreta y personal. Este tipo de asentimiento es más potente y significativo porque se basa en vivencias y realidades prácticas. Según Newman, el asentimiento real tiene una vertiente práctica que implica un compromiso fuerte con la verdad y una influencia directa en la conducta y la formación personal. Este tipo de asentimiento es esencial para el desarrollo de competencias éticas y la maduración de los planteamientos vitales de una persona.

Uno de los ejemplos más significativos que Newman utiliza para ilustrar estos dos tipos de asentimiento es su propia experiencia de conversión al catolicismo. Durante los años 1843 a 1845, Newman pasó de tener una certeza nocional sobre la verdad del Credo católico a tomar la decisión efectiva de unirse a la Iglesia Católica. Este proceso de conversión ilustra cómo un asentimiento nocional puede transformarse en un asentimiento real a través de la acción y el compromiso personal. Newman describe cómo su convicción intelectual se convirtió en una decisión práctica y vital, lo que demuestra el poder del asentimiento real para influir en la vida y la conducta de una persona.

En mi caso, la comprensión más profunda del asentimiento real la conseguí al relacionarla, como lo hace Newman, con el verbo inglés to realize, que es tan difícil o imposible de traducir en su totalidad al español. Es “caer en la cuenta” y es también “realizar” pero no como dos nociones distintas sino como una sola: es un conocer que se hace realidad. Realizar, en español, no es solamente hacer, aunque sea este el modo habitual en que se usa, sino que es un hacer realidad lo que antes se concibió en la inteligencia. No sé qué dirán los estudiosos de la lengua sobre todo esto, pero es el modo en el que yo lo entiendo y en el que, creo, lo entendía Newman. 

To realize es para Newman un acto de conocimiento que implica la totalidad del que conoce, por tanto es ya un hacer con todo el corazón. Es atribuir realidad a lo que tiene realidad, pero no sólo nocionalmente ni sólo afectivamente, sino con la propia existencia real, con nociones, afectos, palabras y silencio. Por eso mismo, to realize es un acto de conocimiento eminentemente ético, es praxis, es actividad interior y exterior. Implica involucrarse en la totalidad de sí mismo a la verdad que se ha conocido. 

Demos un paso adelante. La fe es también un asentimiento a una proposición, y ese asentimiento puede ser nocional o real. Y, tal como están las cosas en la Iglesia, nos metemos en un problema serio, porque la pregunta que enseguida nos viene es acerca del tipo de asentimiento que prestan a las proposiciones de la fe católica muchos encumbrados personajes que todos conocemos. Ciertamente, nadie que no sea Dios, ni siquiera los ángeles, pueden juzgar del interior de una persona. Nosotros, simples humanos, apenas podemos suponer la calidad de la fe de alguien por sus obras. Ya lo dice el apóstol Santiago: “Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (St. 2,18). Entonces, si le preguntamos, por ejemplo, al cardenal Matteo Zuppi sobre su fe en la enseñanza moral de la Iglesia, estoy plenamente seguro que nos dirá que asiente a ella pero, ¿con qué tipo de asentimiento? Si afirma públicamente como acaba de hacer que “una familia queer no es más que una de esas variantes del amarse unos a otros” y que es esencialmente una comunidad, en la que no hay roles, despreciados como máscaras que arruinarían la «elección del amor», no pareciera que el suyo se trate de un asentimiento real.

Podríamos multiplicar los ejemplos al infinito. Si le preguntamos al Papa Francisco si asiente a los artículos del Credo y a los cánones de los siete primeros concilios ecuménicos que definieron nuestra fe, dirá que sí. Sin embargo, cuando firma la declaración de Abu Dhabi y afirma que Dios quiere la multiplicidad de religiones por lo que son algo bueno, es un signo evidente e irrefutable que su asentimiento a la fe católica es meramente nocional, en el mejor de los casos, pero no real.

Pero bajemos a cuestiones más cotidianas. Un porcentaje cada vez más minoritario de católicos asentirá con la proposición según la cual Nuestro Señor está presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Sagrada Eucaristía. Y defenderán con fiereza este asentimiento los católicos más conservadores. Sin embargo, puedo preguntarme con ciertos motivos acerca del tipo de asentimiento con el que lo hacen. ¿Puede alguien que tiene asentimiento real, es decir, que realiza que en la Eucaristía está verdaderamente presente el Redentor, comulgar en la mano? ¿Puede sentarse en el piso con las piernas cruzadas mientras canta canciones pavotas con la guitarra mientras el Señor está expuesto en la custodia? Podríamos multiplicar los ejemplos: hakunos hay en todas las dimensiones del planeta. 

Recuerdo que un amigo, que ahora es sacerdote, me dijo hace muchos años algo que me quedó dando vueltas y no he olvidado. Él se oponía a la exposición frecuente, ¡o diaria! del Santísimo porque, decía, “Frente a Él, lo único que puedo hacer es estar de rodillas”. Me pareció un poco exagerado, pero tenía razón: mi amigo había realizado la verdad de la presencia real. Hoy asistimos a una proliferación de la adoración al Santísimo. El mundo católico conservador y no tanto, pareciera que redescubrió esta práctica de piedad, que era un acontecimiento más o menos extraordinario hasta antes del Concilio, la hicieron cotidiana y terminaron banalizándola. Nadie puede dudar que está muy bien adorar al Señor en la Eucaristía, pero hoy es habitual entrar en una iglesia, y aunque el cura sea progre o aunque sea de los jesuitas, no será raro encontrar en alguna capilla lateral el Santísimo Sacramento expuesto, y solo, pues no hay nadie adorándolo. Quien expone y retira el ostensorio con la hostia consagrada es la sacristana, con la misma actitud con la que pone o quita un florero. Y me amigo decía que lo único que podía hacerse era estar de rodillas…

Se trata de dos tipos de asentimientos: nocional y real. Se trata, en el fondo, de dos tipos de fe. O, mejor aún, de fe católica y de ausencia de ella, pues ha sido reemplazada por una noción que permanece en el ámbito abstracto de la mente pero que no se realiza

35 comentarios:

  1. Excelente entrada. De rodillas y en silencio. Se abusa también del canto y las palabras vanas.

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  2. Muy interesante post.

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  3. Ruego eliminar comentario anterior de mi autoría y sustituirlo por éste.
    “ Por eso mismo, to realize es un acto de conocimiento eminentemente ético, es praxis, es actividad interior y exterior. Implica involucrarse en la totalidad de sí mismo a la verdad que se ha conocido”. (Wanderer).
    Aun cuando siempre he entendido que la voluntad, naturalmente sigue al bien presentado como tal por la inteligencia, con el paso del tiempo y con enorme dolor he descubierto que la verdad alcanzada por la inteligencia no necesariamente es acompañada fiel y humildemente por la voluntad de todos los hombres. Ya lo enseñan las Escrituras cuando dicen: “Este pueblo se me acerca con la boca y me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de Mí” (Isaías, 29, 13). Entiendo que esto es posible, porque detrás, de esa horrorosa negación, y como consecuencia del pecado original, hay la satánica incitación del demonio a resistirse a toda verdad que exija el compromiso de fondo con la Verdad absoluta. Que el poder del Altísimo nos permita vencer tan grave obstáculo para realizar nuestra entrega total al Señor.
    ¡Dios vela por tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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    1. Señor Chapado: lo que usted descubrió es la existencia de la voluntad libre. Ella siempre sigue el bien, lo que ocurre es que no necesariamente el bien íntegro, el debido del caso. Pero la voluntad no puede querer sino un bien, todo lo que quiere es porque la inteligencia le mostró que es bueno (en algún respecto). Sub ratione boni. Saludos

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    2. Monaguillo sinodal13 de agosto de 2024, 13:24

      La voluntad y la inteligencia, ambas potencias del alma, como partes integrales de esta, tenderán a buscar el Bien, como la criatura al Criador. Pero entra, como bien dijo, el pecado original, que desordena la inclinación natural del hombre y la desvía. Es por eso que la inteligencia puede mostrar como "verdadero y bueno" algo que lo es en apariencia pero no en la realidad (el arma preferida del demonio, vestirse como "ángel de luz") y la voluntad seguir ese dictamen. No digo kantianamente que los "sentidos" (o en este caso las potencias) nos engañan, sino que es por medio de la gracia que volvemos a ordenar nuestra alma al Bien Supremo, a Dios. El pecado desordena, por lo tanto el orden lo encontramos en el que es el mismo Orden, Dios, el cual se nos transmite por la gracia (como dirían los Orientales católicos, la "divinización del alma"). «cuando estábamos aún muertos en los pecados, nos vivificó [Dios] juntamente con Cristo –de gracia habéis sido salvados-» (Eph. II, 5).

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  4. La verdad es que considero que existen hoy jerarcas que ni siquiera pueden incluirse en el denominado "asentimiento nocional" sino que son verdaderos okupas y mentirosos, traidores e infiltrados. No veo que ni aún dentro del campo de "la aceptación de proposiciones abstractas y universales" derivada de "inferencias lógicas y la teoría" pueda entenderse lo que están haciendo.

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  5. " A la gran masa le gusta tal deformación de la reli­gión, porque exige poco: solamente algunas “apariencias” piadosas, las más baratas posibles: en lo demás, libertad para vivir la vida, pues esos hombres son “amadores de los placeres más que de Dios” (II Tim. 3, 4). ¡Con qué cla­ridad San Pablo ha visto nuestro tiempo! Y le dio tam­bién el nombre que le corresponde: tiempo de apostasía, apostasía práctica, por supuesto, ya que las “apariencias” de piedad impiden la apostasía formal. La apostasía disfra­zada es para el Apóstol de los Gentiles “el misterio de la iniquidad”, del cual habla en II Tes. 2, 7 ss., para abrirnos los ojos sobre los espíritus que nos engañan bajo forma de piedad y aparatosa religiosidad, incluso aparicio­nes».

    Mons. JUAN STRAUBINGER BAUMANN, Espiritualidad Bíblica.

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  6. En la obra de Newman, especialmente en su ensayo "A Grammar of Assent" (Gramática del Asentimiento), explora la naturaleza del "asentimiento" (assent) en la fe. Newman distingue entre dos tipos de asentimiento: asentimiento notional y asentimiento real.

    Asentimiento Notional: Este se refiere a un tipo de creencia más abstracta o conceptual. Es cuando aceptamos una proposición intelectualmente, pero esta aceptación no tiene un impacto profundo en nuestra vida diaria o en nuestras acciones.

    Asentimiento Real: Este, por otro lado, es un tipo de creencia que va más allá del mero entendimiento intelectual. Es un asentimiento que se interioriza profundamente y se refleja en la vida práctica de la persona. Este tipo de fe es la que realmente impulsa la conducta y las decisiones de una persona.

    Para Newman, la fe cristiana no es simplemente una serie de proposiciones que aceptamos de manera abstracta (asentimiento notional), sino que debe ser un asentimiento real, que transforma la vida del creyente y lo orienta hacia una relación viva y activa con Dios. Esta fe viva es una confianza plena en Dios, basada en una experiencia personal y profunda, que afecta todas las dimensiones de la existencia humana.

    Newman argumenta que la fe no es irracional, sino que implica una confianza en verdades que, aunque no puedan ser completamente demostradas de manera racional, son razonables y están fundamentadas en la experiencia humana y en la autoridad de la revelación divina.

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    1. Este comentario tiene toda la pinta de ser un bot. ¿Cómo habrá llegado aquí? ¿Qué interés habrá?

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    2. Lo mismo digo. Un bot colombiano, por lo visto.

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  7. Es interesante porque la Iglesia ha reconocido la existencia de muchas posibles filosofías y teologías católicas pero ha preferido, por el momento, la de Santo Tomás de Aquino y debo decir que esta filosofía y teología de Newman trato de no frecuentarla demasiado para no confundirme en los términos.
    En Santo Tomás de Aquino la idea de dos asentimientos uno nocional y otro real estarían ausentes y aparecería la virtud de la prudencia en un caso y en otro la virtud sobrenatural de la fe.
    Sobre la prudencia nos diría que no es suficiente con llegar a un juicio acertado sobre la verdad sino que es necesario que se lleve adelante la acción, el imperio sería la parte más propia de esta virtud por la que el hombre hace el bien y evita el mal.
    En cuanto al tema de la fe creo que lo sobrenatural no elimina lo natural, es decir, puede darse una virtud de la prudencia relacionada con la fe, ahora, el asentimiento de la voluntad que se da en la fe no es un asentimiento natural sino sobrenatural, es la voluntad elevada por la gracia de la fe la que es capaz de asentir a las verdades reveladas y la virtud sobrenatural de la fe es una virtud que crece junto con las otras virtudes naturales y sobrenaturales o no crece, las virtudes crecen juntas como los dedos de la mano o no crecen.
    El mismo Newman en su libro Perder para ganar reconoce que la conversión que se da en él puede contener una fe informe o gracias informe pero recién en el momento en que se incorpora a la Iglesia católica esa fe informe se trasforma en fe y en experiencia.
    Es decir, la fe no es principalmente una cuestión humana sino de Dios y allí nos separamos del voluntarismo de los protestantes, tampoco la fe es algo que se sienta porque el organismo sobrenatural de la gracia es inmaterial y no puede ser percibido por los sentidos si bien, en algunos momentos, Dios da gracias sensibles.
    Aquí vemos que el asentimiento de la voluntad a las verdades reveladas no puede darse sin la gracia de Dios, la fe es una virtud sobrenatural y esto no se encuentra muy detallado en la exposición de Newman en el artículo pero sí en otras obras como Perder para ganar. Saludos

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    1. II-II, q.4, a.5, c
      "Hemos probado ya (1-2 q.56 a.3) que la virtud humana hace al acto humano bueno. Por eso, todo hábito que es siempre principio de un acto bueno, puede llamarse virtud humana. De esta clase de hábitos es la fe formada. En efecto, dado que el creer es un acto del entendimiento que se adhiere a la verdad bajo el impulso de la voluntad, para que ese acto sea perfecto se requieren dos cosas: Primera, que el entendimiento tienda de manera infalible a su propio bien, que es la verdad. Segunda, que se ordene también infaliblemente al último fin en virtud del cual asiente la voluntad a la verdad. Esas dos cosas se dan en el acto de fe formada. Es, ciertamente, esencial a la fe que el entendimiento se ordene a la verdad, puesto que, como hemos dicho (q.1 a.3), la fe no es susceptible de error. Por razón de la caridad que informa la fe, la voluntad debe ordenarse también infaliblemente al fin bueno. En consecuencia, la fe formada es virtud.
      No es, en cambio, virtud la fe informe. La razón es ésta: aunque por parte del entendimiento tiene la perfección que corresponde al acto de fe, no la tiene, sin embargo, por parte de la voluntad. Ocurre como con la templanza: aunque estuviera en el apetito concupiscible, no sería virtud si no se diera la prudencia en la razón, según hemos expuesto (1-2 q.65 a.1), ya que el acto de la templanza requiere, para su actuación, tanto el acto de la razón como del concupiscible. Del mismo modo, para el acto de fe se requiere el de la voluntad y el del entendimiento."
      Perdón lo largo de la cita, pero la Fe formada es propiamente la virtud sobrenatural. Y creo que, mutatis mutandi, se podría establecer una analogía entre lo que dice Newman según nos lo dice Wanderer y la distinción de Sto Tomás entre Fe informe y Fe formada.

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    2. No me parece que exista tal analogía porque 1) Santo Tomás de Aquino pone la fe entre las virtudes sobrenaturales que son parte del organismo sobrenatural de la gracia que es recibido en el bautismo, no se puede adquirir de otra manera la fe que por la gracia de Dios que en esa adquisición y desarrollo participen la inteligencia y la voluntad nada dice en contra de que la fe es una virtud sobrenatural que no puede ser merecida ni obtenida por solo medios humanos sino que como la perseverancia final es inmerecida, 2) la fe informe puede dar lugar a actos buenos, por ejemplo, una persona realiza un pecado mortal y le puede quedar una fe informe por parte de Dios para que se arrepienta y pueda enmendarse y volver a la Iglesia, es decir, la fe informe da lugar a actos buenos y la fe como virtud sobrenatural no necesita manifestarse en acciones exteriores siempre, es decir, puede quedar y queda como un asentimiento de la voluntad a las verdades reveladas sólo posible por la gracia de Dios o por la fe misma que se manifiesta en buenas acciones muchas veces pero no siempre.
      Ahora, la diferencia entre asentimiento nominal y real parece referirse a si la fe se transforma en acciones y no al tipo de gracia que en el caso de la fe informe no salva.
      Esto puede llegar a parecerse a una falsa prudencia que no se virtud y que se detiene en el momento de la ejecución del acto o a una falsa prudencia o astucia por la que se intenta pasar por bueno cuando uno no lo es. Estaríamos en estos casos ante una ausencia de la verdadera fe y una ausencia del verdadero asentimiento pero que falla no sólo en la voluntad y en la inteligencia sino en la gracia. Esas conductas muestran una persona que no tiene fe.
      Si bien son necesarias para la fe la voluntad y el entendimiento no son suficientes sino que se trata de una virtud sobrenatural que depende de la gracia de Dios.
      En el caso de la fe informe y la fe formada habría que buscarle un acercamiento a lo que dice Newman desde el punto de vista del desarrollo de las santidad, es decir, en los católicos remisos e iniciados puede existir una fe en germen que se manifieste de manera que se hace el mal que no se quiere y no se hace el bien que se quiere y, en cambio, en los santos existe una fe desarrollada, por la cual, no cometen pecados mortales pero pueden llegar a cometer pecados veniales.
      Pero para llegar a la santidad no es suficiente ni la buena voluntad ni la buena inteligencia si bien son requisitos necesarios no son suficientes, muchos son los llamados y pocos los elegidos así que me parece mucha más precisa la posición de Santo Tomás de Aquino que relaciona las conductas de los católicos con el desarrollo de la santidad que hablar de un asentimiento nocional y otro real. Saludos

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    3. Agradezco a Herr Althaus y a Don Pelayo los aportes desde la perspectiva de Santo Tomás.
      Y aunque ciertamente no es el caso de ellos, lo que me llama mucho la atención es la necesidad que tienen muchos católicos de "tomistizar" cualquier teoría filosófica o teológica. Es verdad que la Iglesia, muy tardíamente, hizo alusiones sobre su preferencia por los principios de la teología tomasiana, pero eso no implica que un católico a quien le dé la cabeza, como es el caso de Newman, pueda proponer otro modo de estudiar y acercarse a las verdades de la Fe.
      Santo Tomás es uno de las inteligencias más grandes no sólo de la Iglesia sino de toda la humanidad, pero su palabra no es palabra revelada. Se puede disentir con él y seguir siendo católico.

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    4. "...el asentimiento de la voluntad a las verdades reveladas no puede darse sin la gracia de Dios".

      El asentimiento es de la inteligencia. O, mejor, del sujeto por medio de la inteligencia. No es de la voluntad. Puro tomismo. Pura verdad.

      F.M.

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    5. En lo que se refiere a mi caso personal, me es necesario plantear los temas desde Santo Tomás de Aquino porque me es más fácil hacerlo así y evito otros autores que no son tomistas para incorporarlos a mi pensamiento porque busco tener una sola comprensión de la realidad y no muchas.
      Me es más fácil y más interesante pensar las cosas desde el tomismo que hacerlo desde otras filosofías y teologías.
      Ello me da unidad e incorporo, desde la unidad del tomismo, todo lo que se pueda incorporar desde el P. Castellani hasta el P. Meinvielle.
      Pero de Castellani no incorporo su filosofía y de Newman tampoco.
      Ahorro tiempo y esfuerzo, no me molesta que otros lleven a cabo esa tarea pero evidentemente ante cualquier tema de teología y filosofía me veo obligado a compararlo con Santo Tomás de Aquino y no sólo con él porque el tomismo son setecientos años y miles de escritores pensando y escribiendo los mismos temas.
      Es decir, hay un trabajo de siglos allí, por ejemplo, en la filosofía del derecho en Santo Tomás de Aquino muchos la ubican en una sola cuestión de no más de dos hojas de extensión que trata sobre el derecho como "la misma cosa justa" en su Suma Teológica y sobre esta cuestión han trabajado, en los últimos dos siglos, cientos de muy buenos filósofos del derecho: Kalinowski, Alvaro D´Ors, Soajes Ramos, Francisco Olgiati, Giuseppe Graneris, Juan Alfredo Casaubón, Vigo, Carlos Ignacio Massini, John Finnis, Javier Hervada, Montejanos, etc.
      Es decir, para una tesis para un doctorado es preferible no elegir a Santo Tomás de Aquino porque no va a ser posible realizar casi ningún aporte nuevo importante pero para la formación de una filosofía y teología personal es más que conveniente.
      El problema es que el doctorado te expulsa de la filosofía y teología tomista y te obliga a buscar otros autores en el intento de cumplir con la novedad modernista.
      John Newman es más reciente y no ha obtenido el desarrollo que ha obtenido el Aquinate por medio de los tomistas en cada uno de los temas que ha tratado.
      El Aquinate con San Agustín tienen una tradición de pensamiento y John Newman, en el mejor de los casos, puede tener una escuela pero no rechazo a Newman leo el artículo y lo critico, es decir, me sirvió para pensar y desarrollar mi pensamiento tomista para otros tendrá otro sentido y podrán encontrarle otros pensamientos valiosos. Saludos
      Me gustó mucho su libro Perder para ganar y quisiera en poder conseguir lo que Newman escribió sobre el Apocalipsis en castellano.

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    6. Estoy de acuerdo anónimo.
      El hombre no se puede salvar a sí mismo, el intento del hombre de salvarse a sí mismo y sin Dios y en oposición a Dios y ser como dioses dio lugar al pecado de Adán y Eva, pecado original originante y los pecados subsiguientes prepararon el deicidio de Cristo que éste transformó en sacrificio para la salvación de muchos.
      El hombre no puede salvarse sin Jesucristo y sin la gracia de Dios.
      La gracia de Dios o el organismo sobrenatural de la gracia es creado por Dios y participado y es superior al alma.
      La inteligencia y la voluntad son potencias activas del alma y no son toda el alma.
      El alma no es la persona sino que la persona humana supone cuerpo y alma.
      Para participar de la visión beatífica y de la vida divina se necesita poseer, aunque sea en germen, el organismo sobrenatural de la gracia, este organismo sobrenatural de la gracia eleva lo que es natural, es decir, la inteligencia y la voluntad en el hombre y hace posible que se asienta a las verdades reveladas de acuerdo a lo que es una virtud sobrenatural, o sea, un hábito, algo que se realiza de manera habitual, una segunda naturaleza de la gracia y no un conjunto de ideas y acciones contradictorias.
      Es decir que la fe como virtud sobrenatural eleva la inteligencia y la voluntad para que puedan realizar ese asentimiento como Dios manda.
      El principal inconveniente de negar que la fe sea una virtud sobrenatural es la pretensión de los hombres de salvarse a sí mismos y ésto se relaciona no sólo con el pecado original originante, el pecado original consumado en el deicidio de Jesucristo sino con el pecado original esjatológico de los últimos tiempos.
      Es decir, la pretensión de los hombres de ser dioses por derecho propio y no por don divino los lleva a aspira a ser divinos por naturaleza y salvarse a sí mismos en la intrahistórico y extrahistórico y esta rebelión se realiza contra Dios y haciéndole la guerra a Dios.
      El hombre no quiere, entonces, ser creatura y no quiere que exista un Creador y rechaza la naturaleza. Saludos

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  8. Un artículo extraordinario. Da gusto poder leer sobre temas tan interesantes expuestos de forma tan asequible. Y la manera tan acertada de aplicar conceptos tan abstractos a la propia realidad.

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  9. Exponer el Santísimo no era tan extraordinario antes del Concilio. Todos los retablos mayores de las iglesias tenían su manifestador y se practicaba el jubileo circular de las cuarenta horas.

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    1. Estimado, la exposición mayor, que es actualmente la práctica banalizada, que implica la custodia, el "manifestador", el incienso y demás, para poder hacerse era necesario cumplir una serie de requisitos que no era fácil alcanzar. Por ejemplo, debía haber una presencia mínima de 12 personas durante todo el tiempo que duraba la adoración.
      En cuanto al ejercicio de las 40 horas, se podía realizar solamente una vez al año.
      Era un poco más frecuente --sólo un poco--, la exposición menor que consistía en abrir el sagrario y dejar a la vista de los fieles el copón.
      Si no hubiese sido esta la práctica, no habría tenido sentido la fundación de San Pedro Julián Eymard.

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  10. En definitiva, de lo que trata la fe del cristiano es que el Logos se hizo carne.

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  11. A Anónimo12 de agosto de 2024, 17:09
    Gracias por su respuesta, mi querido Anónimo de las 18:23. Es una gota de rocío que calma sobremanera mi actual inquietud respecto de la posibilidad de que el hombre se resista incluso a admitir esas verdades -praeambula fidei- que nos ayudan a ponernos en condiciones de recibir, más tarde y con el auxilio de la gracia, las sobrenaturales verdades de fe. Pero de todos modos me sigue helando la sangre la posibilidad cierta de que hoy, como lo manifiesta la nefasta corriente de la cultura del relativismo y de la post verdad, no falten voluntades que, por la dramática intervención del Maligno, sólo parecen buscar hacer franco abandono de la verdad que la inteligencia por su propia naturaleza, está llamada a encontrar y adherir a ella naturalmente, y esto por el sólo hecho de ser verdad. Y cuando esas voluntades se hallan en las personas de nuestros propios hijos o de desfallecientes hermanos en la fe, entonces la preocupación que me asalta es ostensiblemente mayor. Por esa razón, cada vez con mayor fervor y humildad, le pido a Dios todos los días por la conversión de los pecadores, la multiplicación de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales, y los buenos frutos de una tan vigorosa como fiel labor misionera de la Iglesia.
    ¡Dios proteja a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  12. "¿Luego tú eres— me dijo— un amigo de la idea y no de la acción y de la verdad?" San Justino Mártir, Diálogo con Trifón, 8.

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  13. Muy interesante lo de Newman, habia leído en este u otro blog sobre la obra "Grammar Of Assent" pero no sabia de que se trataba.

    Y por otro lado "sorprendente" lo que Wanderer dice de la Exposición del Santísimo Sacramento. No sabía de las restricciones a la misma en la época preconciliar.

    En mi parroquia había Adoración Perpetua antes de la plandemia, y se está tratando de volver. Leo en otras paginas de Capillas de Adoración Perpetua que dan frutos espirituales increíbles.

    Juancho.

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    1. Creo que hay que tener cuidado en generalizar y absolutizar la banalización en la adoración al Santísimo porque es posible que sea un movimiento importante en la reunión del rebaño hoy disperso ante el Señor. Con Gamaliel, si es obra de Dios perdurará. En este campo las adoraciones perpetuas las 24 hs. con voluntarios cuidando y adorando no reúen más que a gente consciente de lo que están haciendo y a Quién tienen enfrente. El problema es entonces el "cómo" más que el "qué" y esa banalización tiene causa muchas vceces en los propios pastores. Una anécdota real: un obispo auxiliar reunió a un grupo de jóvenes a una adoración, casual si se quiere, y el buen hombre tomó la custodia y se paseaba por el templo instando a los presentes a tomarla con sus manos; resultado: todos, o casi todos, se negaron. En fin.

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  14. "En gran medida la fe del cristiano se desarrolla en una penumbra semiconsciente que no llega a ser luz. Alguien comparó al cristianismo con el canto rodado sumergido en la fuente por décadas, seco completamente por dentro si se lo rompe. Con los años empezamos a bajar las verdades de la cabeza al corazón, y en esos momentos de estupefacción luchamos por un instante, agónicos ante verdades incomprensibles: un Dios que es crucificado, el sufrimiento como salvífico, el pecado... Abismos que de pronto parecen vislumbrados por primera vez, y que nos atraen pero que también nos repelen. Entonces, sólo la aceptación del corazón produce verdaderos cristianos"

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  15. Con respecto a la creencia en la presencia real de Cristo en la eucaristía ocurre algo paradójico. Los concurrentes a misa que podemos estar seguros de que creen en ella, son los que van todos los domingos y no comulgan.

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    1. Señor, señora: Más que paradójico sería consecuente; hay que estar preparado para recibir a Cristo. No se trata de ir a buscar el souvenir de la misa.

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    2. Apareció el explicador de comentarios ajenos.

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  16. Me hizo recordar algo de Chesterton, cuando habla de aquellos que rezan a Dios, pero a Dios-en-su-mente, y no al Dios real.
    Y es que el asentimiento nocional puede dar lugar a eso, que terminemos por rezarnos a nosotros mismos, bajo la figura de "Dios" (con dogmas y todo) pero encerrado en nuestra mente... hoy día esto se da más que antes, a causa de la virtualidad creciente.
    Lo paradójico también, es que el asentimiento nocional gusta mucho de las exterioridades.

    El asentimiento real es la lucha que tenemos.
    "Hacer que los cristianos sean cristianos", algo decía decía el buen padre Castellani que era el desafío.

    Y esto va más allá de las disputas "tradis vs. modernistas".

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    1. Interesantísimo comentario. Siempre me hizo ruido eso de "buscar (o encontrar) a Dios en el corazón" o cosas por el estilo, que sin embargo entiendo en mi más que probable burralidad que tiene una raíz agustiniana. El propio Señor nos enseñó a orar al Padre "que está en el Cielo". El Enteramente Otro, El Trascendente.

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    2. ¿Sería mucho pedirle a Wanderer que escriba sobre este tema?

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    3. Estimado Birlibirloque.
      Una cosa es el "intimior intimo meo" de San Agustín (Dios es más íntimo que mi propia intimidad) y otra cosa es el "Dios-en-mi-mente" que es algo más cartesiano si se quiere.
      Que haya una conexión aparente que lleve a muchos a confundirlos, no es extraño.
      Pues eso tienen las parodias, como bien enseñó Castellani.
      Y en este terreno podríamos explorar infinidad de verdades parodiadas, a tal punto que hoy muchos católicos, incluso muchos "tradicionalistas" (nótese las comillas), parece que quieren darle la razón a Marx con eso de "la religión opio del pueblo", pues de veras asumen una máscara de religiosidad como un opiáceo, hacen de la Religión verdadera una ideología para satisfacción o peor, validación de la propia existencia, de las propias ideas, doblando todas las verdades en ese sentido.
      De nada sirve conservar los dogmas de labios afuera, si se los vacía de su contenido sobrenatural y se los convierte en frases hechas, memes, afirmaciones identitarias (o sea ideológicas) y puntales de la propia vanidad. No otra cosa hacían los fariseos, a tal punto que, como también enseña Castellani, se engañaban con la verdad, que es la peor forma de engañarse.

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    4. Andrés, agradecido de que se haya tomado la molestia de responderme.

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