Estimado Wanderer,
Su último post me ha dejado pensando… (lo cual
significa que no ha sido enteramente inútil, parece).
Con todo, voy a dejar de lado la locución
"abdicar de pensar" que es un poco farragosa: prefiero decir "no
pensar", cuando se puede, cuando se debe, y cuando no hacerlo constituye
una abdicación.
Es una abdicación que refleja falta de amor a la
verdad.
Y tiene consecuencias gravísimas.
En estos no sólo los progres han pecado, son muchos
los pecadores: los que estaban obligados a pensar y no lo hicieron, sobre todo
los que tienen responsabilidades, sean padres o docentes, superiores o jefes,
gobernantes o líderes.
Son numerosísimos y se los halla en todas partes.
Y el pecado, gravísimo, consiste en que podían y debían pensar y no lo hicieron, por varias razones.
Se podría distinguir entre distintos casos, de menor a
mayor gravedad, a ver cómo me sale.
a) Están los tontos, los que no quieren o no quisieron pensar por fiaca. Un poco al modo de Bertie Wooster
que decía que pensar le producía dolor de cabeza, je. Estos son menos culpables
que otros, pero tienen su parte de culpa y se les pedirá cuenta en el Juicio
por no haber pensado un poco más, pues por razón de esto han hecho macanas y
las macanas tienen consecuencias, y al final hay que pagar por eso. En una
buena confesión, deberían decir algo así como "Padre, me acuso de no
haberlo pensado mejor, pensado más, pensado antes…". Sería una confesión
inteligente (para lo cual, antes que nada, hay que pensar).
b) Están los retontos, los que no quieren pensar por envidia. Esto es más difícil de ver, pero quien tiene mínima
experiencia de esto, sabrá a qué me refiero. Son los que saben que algunos
piensan más y mejor que ellos. Y les da bronca. Entonces levantan otras
banderas a modo de tapadera (para que los que piensan más y mejor no se
acrediten, no sea que se los tenga en más que a ellos). Estas banderas con que
quieren tapar lo que es en sí son innumerables y tienen nombres augustos:
humildad, sencillez, sensatez, simpleza, llaneza… etc. Con eso, abdican de
pensar y atacan a quienes piensan un poco más, un poco mejor, con arietes
agudos: intelectuales al pepe, siempre andan buscando el pelo en la leche,
sofisticados de miércoles, soberbios, se creen más, faltan a la caridad, y un
largo etcétera. Estos, los que odian a la inteligencia por envidia, prueban
toda clase de cosas para atacarla, odian las distinciones, el buen uso de la
lengua, las ideas originales, o los planteos diferentes: creen que si se
acredita la inteligencia ellos quedarán como disminuidos. Y su pecado más
grave, más grave que la envidia que genera este espíritu, es que nunca, jamás
de los jamases, se preguntan lo único que hay que preguntarse: si acaso el
otro, los otros, los que piensan, si acaso no tienen razón, y hasta qué punto.
c) Y luego están los necios. Son los que calculan de antemano que si se ponen a pensar, van a tener que cambiar unas cuantas
cosas, cambiar de vida, arrepentirse de decisiones tomadas a la ligera (sin
haber pensado), darle la razón a otros (después de tantos años de no querer
dársela). Son los que no quieren pensar porque no quieren pensar que deberían
pensar. Delegaron su pensamiento en otros (que tampoco piensan mucho). Y los
otros aceptaron la delegación de quienes los siguen a ciegas, como tributo que
les hace cosquillas, como obsequio adulador, como confirmación de la propia
santidad: los que mandan sobre los que no piensan (y mandan no pensar, que para
eso están ellos, je).
De manera que ahí tienen para pensar un poco. Todos
los irreflexivos, los que no usan el caletre que tienen, le hacen agravio a
Dios que les dio la inteligencia como un don que procede del Padre de las
luces.
Para que vean y para que iluminen. Para que sean hijos
de la luz. Para que combatan las tinieblas del error y de la ignorancia.
Por eso, insisto: todo aquel que pudiendo pensar no lo
hace, por las razones que sea, peca contra la luz, "la verdadera luz, la
que alumbra a todo hombre" (Jn. I:9).
Y como dice Newman, la verdad se esconde de quien no
la busca. Y se la busca pensando qué se han creído ustedes.
Por eso, Dios nos fijó plazos y espacios,
"tiempos determinados, y límites de su habitación" para que "a
tientas lo busquemos a Él, como que no está lejos de ninguno de nosotros"
(Hechos, XVII:26-27).
No pensar, pudiendo hacerlo constituye un pecado de
omisión gravísimo.
La abdicación del que, pudiendo hacerlo, no quiso
pensar.
Y si alguno se pone a pensarlo un poco, verá
exactamente eso: las consecuencias tremendas que tuvo el no haber pensado, las
terribles derivaciones que tiene en el mundo esta sencilla constatación: si se
hubiese pensado un poco más, cuántas injusticias, cuántas crueldades, cuántos
horrores no se habrían evitado.
Y como este formato no admite producciones
excesivamente extensas y en ejercicio de la caridad de la verdad, sólo querría recordar
aquí que el mismísimo San Pablo refiere a Satanás como quien "con todo
poder y señales y prodigios de mentiras, y con toda seducción de
iniquidad" pierde a los que pierde por "no haber aceptado para su
salvación el amor de la verdad" (II Tex. II:9-10).
Piénsenlo de nuevo, os lo ruego: aceptar… para la
salvación… el amor de la verdad.
Y no ser niños en inteligencia:
"Sed, sí, niños en la malicia; mas en la
inteligencia sed hombres acabados" (I Cor. XIV:20).
Jack Tollers
¡Epa! Se me piantó una errata en la abreviatura de la Carta a los Tesalonicenses (es Tes. no Tex.).
ResponderEliminarJ. T.
Entréme donde no supe y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
ResponderEliminarPiense en eso Tollers y allí encontrara su descanso
uh menos mal! pensé que habían hallado una carta a los texanos....
ResponderEliminar(fuera de broma, excelente artículo, me hizo recordar a esa otra frase del C. J. H. Newman "no he pecado contra la luz")
J del R
Me parece que cabría una cuarta distinción; la de aquellos que por pensar reciben el castigo de los activistas, quienes los fustigan acusándolos de hacer nada. "A veces", dice Castellani,"todo lo que puede dar como solución el filósofo, es oponerse a las falsas soluciones, obstaculizar la acción de los hombrs de acción".Pero los praxeólogos no perdonan. Es una variante más de la misología que protestara Platón: el odio al logos.
ResponderEliminarPiénsenlo un poco y me dicen qué les parece.Muchas gracias. Buenas tardes.
Tiburcio Ochoteco
Anónimo de las 09:17.
ResponderEliminarSí, sí, claro, la ciencia apofática también tiene su lugar, tanto como la disciplina del arcano y la iniciación a los misterios.
Me parece que nuevamente San Pablo es quien mejor lo formula:
"Si alguno se imagina que sabe algo, nada sabe todavía como se debe saber." (I Cor. VIII:2).
Pero ¿descansar? ¿Descansar sabiendo que todavía no sé las cosas como se deben saber? ¿Descansar mientras no hay paz sobre la tierra (Santa Teresa)?
Mejor recitar el Salmo 83:
"Cuando exasperaba mi mente y se torturaban mis entrañas, yo era un estúpido que no entendía. Delante de Ti fui como un jumento. Mas yo estaré contigo siempre... Tú me has tomado de la mano derecha".
De manera que sí, buscar la paz y seguirla, como lo dice otro salmo.
Pero ¿descansar? ¿Descansar en la búsqueda de Dios?
De ningún modo.
In Domino.
J. T.
Tiburcio, se lo digo ya mismo: totalmente de acuerdo. Merece profundizarse un poco más ese tema, aunque Castellani escribió bastante al respecto.
ResponderEliminarTollers, Descansar en el sentido místico: "Venid a mí...y encontraréis vuestro descanso» (Mt 11,28-30)"
ResponderEliminarPor cierto y ya que lo mencionas también dice la escritura "buscad y encontraréis" y entonces ¿qué hace el que ya ha encontrado?, ¿seguir buscando?
El anónimo de las 09:17
"La sabiduría se adquiere en el ocio", dice el Eclesiástico. Y el ocio es capacidad rumiante de larga data.Pero el método ilven de lectura veloz -con su equivalente religioso, el de los Ejercicios, según los cuales,la santidad se alcanza en cinco días- hace que todos se crean con el derecho de impugnar a los ociosos, por una vía o por otra.Mala cosa para una tierra si levanta estatuas al pensador, como la de Rodín en los bosquecillos palermitanos,y después tritura a los pocos pensadores de carne y hueso y sangre que van quedando en el camino.
ResponderEliminarPerdonen la intromisión. No acostumbro. Pero me tenté un poco.
Tiburcio Ochoteco
Tiburcio, o como lo dice Maisie Ward en su biografía sobre Chesterton:
ResponderEliminar"La inmensa diferencia entre Chesterton y sus contemporáneos estribaba no en su deseo de que se hiciera algo sino en su convicción de que sólo la filosofía correcta y ninguna otra cosa podía producir una acción fructífera."
Larvatus Prodeo
Es verdad cuanto dice, amigo Larvatus.Hizo más por la Verdad Chesterton, "perdiendo el tiempo" a la sombra luminosa de una jarra de cerveza, que nuestros activistas de tiempo completo.De aquella jarra ociosa sigue bebiendo el mejor Occidente y hasta la Albión de Arturo que aún quede escondida en algún rescoldo.De nuestros hombres de acción y de sus "logros", se alegran apenas Farfarello o Rubicante, aquellos demonios que retratara Dante.
ResponderEliminarTiburcio Ochoteco
Me parece que Tuburcio es la estrella por su comentario. También estoy de acuerdo. ¿Me podrá decir de dónde es la frase de Castellani?
ResponderEliminarExacto Tiburcio
ResponderEliminar"La sabiduría se adquiere en el ocio, ... Y el ocio es capacidad rumiante de larga data..."
A veces nos sobran libros y nos faltan rumias, y más allá de las rumias y del pensar verbal nos falta contemplación.
El anónimo de las 09:17
Anónimo de 11:31, eso no se pregunta.
ResponderEliminarYo siempre digo citar a Castellani, a veces porque me acuerdo de algo que le leí, otras de sospecharlo y otras tan solo de imaginarlo.
Y está la ley del replique, y otros creen citarlo cuando en verdad me citan a mí.
Pero no es a mí. Porque todos somos Castellani, y todos aumentamos su obra. Día a día, en comunión de los santos literaria.
El hombre que rehúsa ser visto de atrás.
Anónimo amigo de las 11.31: el Padre Castellani dice esa frase en un artículo que publicara el 26 de noviembre de 1943, bajo el titulo "La bocación de maestra", errata incluida adrede. Está recogido en su "Decíamos ayer", Buenos Aires, Sudestada, 1968.Anónimo de las 9,17: creo que Martín Fierro había leído el Antiguo Testamento, cuando dijo que "la vaca que más rumea es la que da mejor leche". El Nuevo lo leyó seguro, cuando conocíó al bravo Sargento Cruz.
ResponderEliminarNo; no soy "la estrella". Pero sí he sido y soy estrellado de contínuo por aquellos que desprecian el pensamiento, el buen decir y hasta el pudoroso obrar.
Tiburcio Ochoteco
Amigo Tiburcio: Gracias por el dato de Castellani, lo intentaré buscar en internet, espero tener éxito. LO de estrella lo dije en sentido positivo: me pareció muy acertado su comentario y noté que al resto también, por eso lo puse como parte del firmamento.
ResponderEliminarUn abrazo,
Estrella de mar
E H Q R S V D A, perdón que le pregunte: ¿Qué se fumó usted?
ResponderEliminarNo imagino a la Madre Teresa de Calcuta en su juicio final contestando si ha sabido pensar o no. (JAJAJA)
ResponderEliminarcreo que, en distintos momentos, todos somos tontos, retontos y necios ,cuantas veces quise tirar la primera piedra y me di cuenta que me estaban mirando !!
ResponderEliminarNo sucede también que en temas de la fe hay quienes prefieren no pensar por miedo de tener un pensamiento herético?
ResponderEliminarMi cerebro piensa que los concilios ecuménicos deberían ser eventos excepcionales que sólo deberían suceder en caso de alguna controversia teológica grave que trastorne a la cristiandad como las del primer milenio sobre la naturaleza de Cristo, la veneración de imágenes o la herejía protestante.
Entonces tanto el Concilio Vaticano I como el II habrían sido innecesarios.
Pero si los concilios son obra del Espiritu Santo entonces no puedo pensar eso, y tengo que pensar que sus consecuencias fueron buenas.
Entienden lo que digo?
Saludos
Ex-Luterano
Conviene que el anónimo de las 19:58 repase la vida de la Madre Teresa de Calcutta a la luz de sus escritos personales y cartas recientemente publicados de los que surge con qué intensidad y empeño ventiló sus interminables dudas y perplejidades con que fue probada a lo largo de décadas enteras.
ResponderEliminarSe la pasó pensando si Dios existía o no, si la quería a ella o no, si Jesús estaba con ella o no, etc., etc.
Se la pasó pensando cosas como esta:
"So many unanswered questions live within me that I am afraid to uncover them — because of the blasphemy — If there be God — please forgive me — When I try to raise my thoughts to Heaven — there is such convicting emptiness that those very thoughts return like sharp knives & hurt my very soul. — I am told God loves me — and yet the reality of darkness & coldness & emptiness is so great that nothing touches my soul. Did I make a mistake in surrendering blindly to the Call of the Sacred Heart?"
Read more: http://digitaljournal.com/article/222107#ixzz2Jdp4w5Dn
De manera que sí, querido anónimo, ponga las barbas en remojo: en el Juicio Final se le preguntará sobre qué pensó entonces.
Y, desde luego, se la felicitará (entre otras muchas cosas) también por lo bien y lo mucho que pensó.
J. T.
Es que luego de haberle dado libertad al error puede uno pensar o debe "obedecer"...
ResponderEliminarTiburcio discúlpeme pero los verdaderos ejercicios se hacen en un mes, y son para discernimiento no para alcanzar la santidad ni en cinco días ni en un mes, que comparación odiosa la suya....
ResponderEliminarEstimado Anónimo de las 19,58, permítame una cordial objeción, sin ánimo alguno de destrato. La Madre Teresa y cuantos otros mortales pisen los umbrales de la Eternidad, cada quien a su turno, tendrán que rendir cuentas de cómo pensaron. Porque el pensamiento no es un bien mostrenco, casi obstaculizador del sentimiento piadoso y por eso amenazante para el devoto.Eso es mala enseñanza del Kempis, que ha hecho escuela. Nuestro pensar es reflejo de nuestro ser, que lo precede.Bien está entonces que a Teresa se le haya preguntado por su pensamiento.
ResponderEliminarNo amengua cuanto digo aquello de Juan de Yepes, sobre el examen del amor que se nos tomará en la tarde de la vida. Porque el amor es entendimiento, como ha notado Haecker.Y es,además,o por lo mismo,el que plenifica esa "luz intelectual" que retrata Dante cuando retrata nada menos que el cielo.Le mando un abrazo, por intermedio del dueño de casa.
Tiburcio Ochoteco
Nada he fumado, que como dice Castellani:
ResponderEliminarEl que fuma desvaría y no es muy bueno desvariar,
salvo de vacaciones y si nadie te mira.
Jack Tollers y Tiburcio Ochoteco:
ResponderEliminarMe refiero a pensar en temas como los que aquí se tratan (Concilio, conservadores eclesiales vs liberales eclesiales, y toda la temática que implica).
Pensar en Dios, tener nuestros pensamientos en Dios, nos permite estar en Su presencia (al menos es una, de varias formas). Pero dudo que haya sido la escencia de su juicio final (que le pregunte cuánto pensó en Dios) sino cuánto hizo con aquello que pensó. No en el sentido estricto de hacer cosas, sino de "bajar a tierra" y practicar lo que, iluminada seguramente por el Espíritu Santo, pensaba.
Saludos
Estimado Anónimo de las 7.56:Me sorprende usted un poco con su clasificación de los Ejercicios, entre "verdaderos", cuya veracidad mediría su extensión de treinta días, y los restantes que, en buena lógica, de no ser verdaderos serían tan falsos como los proverbiales monederos de Gide.Me desilusiona asimismo cuando me dice que el fin de los mismos es "el discernimiento" y no la santidad; ya que a la santidad como fin alude expresamente Pío XI en su Mens Nostra, encíclica dedicada a los Ejercicios. La comparanza que he establecido será "odiosa", (y si es usted ejercitante o predicador de Ejercicios, acepte mis perdones, pues ofenderlo no quise), pero no es falaz. Porque tanto en el método moderno de los lectores veloces como en el de los santos súbitos, lo que prevalece es la cuantificación de la vida espiritual y religiosa. Y esto sí que es odioso. Al menos para quienes amamos la vera santidad.
ResponderEliminarSuyo
Tiburcio Ochoteco
Estimado Anónimo de las 11,41:
ResponderEliminarNo sé qué dirá Sir Tollers, a quien usted se co dirige gentilmente junto con este pobre orillero. Pero mi respuesta es la que sigue.Usted distingue entre "cuánto pensó en Dios" Teresa, la de Calcuta, y "cuánto hizo con aquello que pensó". Es una variante más del activismo que motivó mi primera protesta; y es, a la par, otra variante más de la cuantificación de la vida espiritual, a la que me referí en comentario aparte. Dios no tiene el "cuantómetro". Más bien sabe, con el de Hipona, que la medida del amor es amar sin medida.Aclara mejor su propósito el que me diga que Dios la habrá juzgado a Teresa por sus prácticas caritativas y no por sus disquiciones eclesiológicas."Cada cual, Sancho, es hijo de sus obras".Por cierto que sí, caro amigo. Pero tanto son obras que Dios valora andar llevándose leprosos al propio techo, que vivir enteramente para el Sagrario, hasta caer en rapto ante él, o filosofar tupido en pro de la Luz.La de Calcuta no es más por "bajar a tierra", como me dice. En todo caso, por buscar las cosas de Arriba", como le pide San Pablo a los Colosences. Un abrazo. Tiburcio Ochoteco.
Les paso una de las pocas partes de la conferencia (La misión del intelectual católico hoy) que dió el P. Alfredo Saenz con ocasión de su doctorado honoris causa en la UCALP el año pasado. El resto de la conferencia no me convenció mucho, sobre todo por las fuentes de autoridad (JPII y Puebla) y por el punto referido a la acción de los cristianos en política.
ResponderEliminarAcá la parte referida:
"Quizás la gran misión del intelectual católico de nuestro
tiempo sea mantener íntegro, en medio de un ambiente caótico y
subversivo, el patrimonio de la tradición, la acción de entregar algo
en este caso, la antorcha de la cultura a la próxima generación. No
de otra manera obraron los católicos más clarividentes cuando en
los siglos oscuros acaeció la invasión de los bárbaros. Hoy nuevas
oleadas de barbarie se lanzan sobre los restos de la civilización
cristiana. Como otrora en los monasterios, mantengamos viva la
llama de la cultura, aun cuando sea en pequeños cenáculos o grupos
de formación, para que puedan conocerla nuestros hijos y a su vez
transmitirla".
Ni vale la pena responderle, que idiota es usted tiburcio.
ResponderEliminarNunca me convenció demasiado Madre Teresa. Uno lee la vida de los santos y queda edificado, no asi lo de Madre Teresa aunque lo que hacia parecía tan magnánimo.
ResponderEliminarEse párrafo en inglés es terribe, no parece prueba, más bien parece de alguien que estuviera perdiendo la fe.
«No se puede dar prioridad a la fe y casi despreciar las obras de caridad reduciéndolas a un humanitarismo genérico y tampoco se puede sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista»
ResponderEliminarBXVI
Estimado Anónimo de las 21,16: Le agradezco que usted me llame idiota, pero exagera un poco. He leído la obra homónima de Dostoievsky, y tan solo en algunos rasgos me asemejo al príncipe Mishkin. Por lo demás, soy un hombre común.Gracias, de todos modos.
ResponderEliminarUn abrazo
Tiburcio Ochoteco
Anónimo de las 21:27, veo que acerté al transcribir lo de Teresa de Calcuta.
ResponderEliminar¿No le gusta? ¿No "edifica"?
Vea, amigo, tiene que pensar todo de nuevo. Tiene que repensar su concepto de santidad. Sobre qué cosa es la noche oscura, sobre qué cosa es la fe.
Tiene que pensar y mucho.
Para empezar, imprima la carta de Castellani a Leónidas Barletta y léala concienzudamente.
Aprenderá más de una cosa sobre la santidad, la Madre Teresa y mucho más:
http://hjg.com.ar/txt/lc/lc_barletta.html
Y después de eso, si quiere, podrá decir que no le gusta Castellani.
No es obligación.
J.T.
Gracias, J. T. por el consejo pero me baso en varios libros de gente que sabe del tema para el comentario que hice.
ResponderEliminarJ.T
ResponderEliminarUsted tiene la culpa. Embrómese. ¿Quién le manda...?
¿Quién le manda a largar una carrera en "falso" con quién parece entender poco, ya no de las "arideces" de la Fe, sino de los meros quebrantos que implica llevar en andas la propia existencia, con sus penas y alegrías?. Si no se comprende la cuota de tragedia que siempre subyace en esta Divina Comedia que nos toca vivir, mal se puede entender la "noche oscura" del prójimo, aunque sea la Madre Teresa. Precisamente por ello merece ser despreciada: por testimoniar que el "vivir" ya es y debe ser nuestra mas preciada Cruz, sin aditamentos artificiales.
Y es que la pobre no se tragó el sapo progre del "Sonríe, el Flaco te ama" o el "Hágase macho, sufra" de los filoestoicos integristas. Por eso repugna: porque el escrito habla de Dios, Teresa y el drama e inseguridades de su "religión", sin etiquetas.
Y eso, claro está, no tiene perdón..
Lo dicho. embrómese: ahora baile con esta renga y que el "cura" y el "dinamarqués" lo ayuden.
Pepe Galleta
"Entréme donde no supe y quedéme no sabiendo, toda sciencia EVITANDO, DESPRECIANDO,IGNORANDO". Así parecen interpretar a San Juan de la Cruz algunos. Creo que fue San Jerónimo quien se quejaba de aquéllos que se tenían a sí mismos por santos por la sola razón de ser muy ignorantes.
ResponderEliminarEn relación con estos temas me parece ver el vicio de la acidia. Suplantada, en clave burguesa y activista –disculpen la redundancia, jeje-, por la pereza (alguien que posea la erudición que yo no, podrá aprobar o rebatir mi afirmación), pocos conocen el lugar de ominosa importancia que la acidia tenía, según los antiguos, en el elenco de los pecados capitales: el peor, si ponemos la soberbia ya no como un vicio capital sino como madre de todos los vicios.
En todo de acuerdo con Tiburcio, J. T. y don W., cordialmente
Juan de Mendoza
. Una de las principales pruebas de que somos verdaderos siervos de Dios estriba en el deseo de querer servir siempre más y mejor; y no les quepan dudas de que un hombre satisfecho con su destreza en adquirir la santidad cristiana, en el mejor de los casos se halla en una lúgubre condición, o mejor dicho, en gran peligro. Si en verdad estamos imbuidos con la gracia de la santidad, aborreceremos el pecado como algo bajo, irracional, que mancha. En verdad, muchos hombres se contentan con perspectivas parciales de la religión, con concepciones vagas y mezcla de intenciones. No nos contentemos con nada menos que la perfección; ejercitémonos día a día para crecer en sabiduría y gracia; para que, si Dios lo quiere, a la larga podamos comparecer ante Él.
ResponderEliminarCardenal Newman
Verdadera tragedia es si defeccionan los consagrados, pues asi ellos están peor que los que no tenían ningún llamado. Seguro para Pepe San Martín de Porres era un integrista porque se flagelaba ¿no?
ResponderEliminarCoincido en general en todo.
ResponderEliminarEl hombre que ni acciona ni piensa a veces lo entiendo, fuera de la salvación nada merece la pena.
El post no deja margen para hablar de cosas como virtud, educación, concepción del ser, mentalidad, filosofía. Es cierto que el problema hoy no está tanto en la acción, sino en la falta de obrar; como no está en el pensamiento, sino en el pensamiento vacuo. Fuera de la religión verdadera el hombre tiene razón, ese es el punto, hay que darle la razón.
saludos
"Misericordia quiero que no sacrificio"
ResponderEliminarLos fakires también se flagelan, al igual que integristas-moralistas. La diferencia es que aquellos se lo aplican a si mismos mientras estos últimos se lo aplican a los demás.
No estoy muy seguro donde estará parado el anónimo de las 07:30. ¿No leyó nunca sobre los ayunos de los fariseos?
Pepe Galleta
EL SERRANO DE CORDOBA (ARGENTINA) dice:
ResponderEliminarLevantad vuestras cabezas, está por llegaros la liberación. Hermanos cordobeses: está por llegar nuestra liberación.
El Coadjutor está cerca. LLamará a las puertas y le serán abiertas. de par en par. Bendito el que viene. Palmas. incienso, tortas y alfajores para el ungido. Fiesta en la sierra, fiesta en la ciudad, fiesta en la Cañada. Los pasos del Coadjutor son firmes y y fuertes. Jóven y de mirada serena. Mariano y paciente. Pero hombre de la Verdad.
ResponderEliminarNada de faquires no mezcle las cosas; misericordia quiero no sacrificios se refería a los sacrificios de animales. Trate de no sacar los textos de contexto. Dios si quiere nuestro sacrificio, sobre todo el sacrificio de dejar nuestros criterios para meditar su palabra de día y de noche y aherirnos a SUS criterios.
De nada le sirve a algunos dejar casa y familia si no se deja a si mismo.
No estoy segur donde está parado pepe gallareta, ¿será en si mismo o en Dios?
Tiburcio says soy un hombre común...¿será com..un demonio?
ResponderEliminarDon Juan de Mendoza, estoy de acuerdo con usted acerca de la importancia de la acedia. Para Orígenes, por ejemplo, es la causa de la caída original.
ResponderEliminarSin embargo, yo no la asociaría con la pereza. Como usted bien señala, eso es propio de las sociedad burguesas y modernas.
Yo creo que el problema de la gente que prefiere no pensar, y piensan que de ese modo son santos, es de pereza sin más. La acedia es más sofisticada.
Estimado anónimo de las 7.02:Puede que a veces me deje llevar por los demonios.¡Vaya, que humano no sería! Pero mi aspiración a autoproclamarme "hombre común" más se sostiene en el caritativo retrato que hace Chesterton del mismo. Es aquel que "quiere conversar, cantar, gritar, vociferar cuando es debido y así lo siente". De todos modos y en atención a su inquietud, me haré ver por Monseñor Mancuso a la brevedad.
ResponderEliminarReciba mi abrazo
Tiburcio Ochoteco
Así es anónimo madrugador.
ResponderEliminarFlagélese solito si le place o si lo necesita. Pero no embrome a los demás.
Tanto puritanismo seudo-ortodoxo colma la paciencia.
La penitencia , en lo oculto, se hace y listo. No se declama por ahí. Seguramente, según su criterio, a la Madre Teresa le faltó flagelo; de ahí sus dudas y perplejidades.
Sobre el asimilarse a los criterios de Dios, no puedo menos que estar de acuerdo: ahora feliz de Ud. si el conocer Su voluntad se le presenta como un discernimiento claro y distinto. Pero debo decirle o que ud. es un agraciado o hablamos de dioses distintos.
Respecto a lo último, apoyo totalmente su opinión. Estoy bastante parado en mi mismo y poco en Dios: esa certeza es peor que mil flagelos; se lo aseguro. Por eso creo que hay que confiar más en Él que en la eficacia de nuestros posibles ejercicios ascéticos (mire como será que la abstinencia de los viernes me cuesta horrores!)
Pero dichoso de Ud. si ya superó esta etapa. Rece por todos los laxos que no aceptamos que ningún moralismo nos amargue la vida o nos imponga cargas más allá de lo que Dios nos pide. ( lo de las cargas que algunos ponen sobre espaldas ajenas, se acuerda?)
Pepe Galleta o Gallareta, como le plazca.
Está escrito, no soportarán la sana doctrina.
ResponderEliminarme gusta esa definición de la ascética como "esfuerzo amoroso", sin oración y sin negación de uno mismo (ascética), no sé si habrá salvación pero desde luego no hay santidad.
ResponderEliminarSalo
es llamativo como despues de 4 o 5 comentarios ya se empiezan a dar entre todos... los ad hominem empiezan a crecer bajo disfraz de argumentos... el blog no esta mal, y es interesante, pero muchachos a veces la bronca que algunos muestran se vuelve repelente...
ResponderEliminarCorrecto salo eso es defección.
ResponderEliminarNo es repelente es que estamos como ovejas sin pastor ¿se entiende don anónimo repelenteado?
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