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viernes, 27 de febrero de 2015

La última noche de don Gabino

Ya sabían que el inicio de la Cuaresma indicaba el fin de las bebidas espirituosas y que, a lo sumo, recibirían un buen té acompañado de escones. Nada más. No era posible, decía don Gabino, que los cristianos orientales se priven durante los cuarenta días de la carne, el alcohol, los lácteos y el pescado, y no nosotros no seamos capaces de perdonarnos, siquiera, el asado de los viernes.
Sin embargo, el tabaco no entraba en las austeridades cuaresmales del viejo. Y tanto él como sus amigos se permitían largas sesiones de pipas encedidas. Le gustaba citar un texto de Melville: “La pipa es un amigo y una compañía para toda la vida. Después de muchas irritaciones, puede regresar a casa con esa fiel consejera, y siempre la encontrará dispuesta a ofrecer amables consuelos y sugerencias. No pasa igual con los cigarros o los cigarrillos: la gente a la que se acaba de conocer, con la que hablamos en lugares de tránsito, nunca llega a ser asequible; su existencia es fugaz, incierta, insatisfactoria. Una vez encendidos, su longevidad se esfuma; no pueden envejecer nunca… La colilla de un cigarrillo es una abominación, y cuando cruzamos dos de ellos son más un memento mori que los fémures cruzados en ángulos rectos.” 
Llegaron casi todos juntos, y esta vez venían acompañados por dos nuevos huéspedes: El Dr. Silícides, un médico joven y juicioso que se gozaba en que la gente le diera más años de los pocos que en realidad tenía, y un hermano del Poeta que, si hubiera sido más petiso y usado barba, habría pasado fácilmente por uno de los primos de Bilbo.  Por último, llegó el Nacionalista, que estaba feliz porque día a día iba perfeccionando sus teorías conspiratorias sobre la muerte del fiscal Nisman.
- Fue la Loca – le aseguró Enrique Fierro. Y todos asistieron. 
- No. Fue un comando de la Cía junto al Mossad con el apoyo de todas las fuerzas de inteligencia occidentales, de quienes dependía Nisman para recibir información sobre el atentado de la Amia.
- Pero si los americanos y los judíos eran amigos del fiscal ya que le pasaban información, ¿por qué lo van a matar? – pregunto el Profesor de Worms.
El Nacionalista sonrió satisfecho. La pregunta le permitiría desarrollar su última hipótesis:
- Es muy fácil. Estados Unidos e Israel, y con ellos todos los países liberales, están preocupados por el acercamiento de Argentina a Rusia y China. Al matar a Nisman, desesabilizan el gobierno de la Doctora.
- Es decir que a usted le agarró el síndrome de Estocolmo. Ahora se hizo K… -dijo Worms desorientado.
- ¿Y usted cree que Argentina es un país tan pero tan importante en el concierto de las naciones para que las potencias centrales elaboren un atentado de esa magnitud? –preguntó con sorna don Gabino.
- ¡Importantísimo! Argentina tiene asignado un papel fundamental en la tierra por mandato expreso de la Santísima Virgen. El gobierno judeo-masónico sabe que, sin nos dejan, en una década podemos dominar el mundo implantando en él el recto orden cristiano. Somos los mejores pero todavía no nos dejan.
- ¿Y por qué esperar a dominar el mundo para implantar el orden cristiano? Podrían empezar por el país, o por este pueblo al menos…
El Nacionalista miró con odio al Dr. Silícides, con ganas de atarugarlo, pero la oportuna aparición de la mucama con la bandeja de escones y la humeante tetera fue la ocasión de que rápidamente la conversación girara y el infatigable Nacionalista quedara recluido en el fondo rumiando las conexiones judías del caso Nisman.
-A mí, solamente una taza de leche tibia – pidió el hombre del blandrán. Es que sostenía que el Lapsang  Souchong era un té demasiado intenso para tomarlo durante la tarde y su marcado dejo ahumado no le haría bien a la salud. Los demás, colmaron sus tazas y comenzaron a beberlo en silencio, mientras contemplaban el caer de la tarde a través de las grandes ventanas del salón.
- Se está viniendo la noche –dijo Bulgarov, por decir algo y para romper el silencio que ya se había hecho incómodo.
- Mane nobiscum Domine, quoniam advesperascit – recitó el cura con su taza de leche entre las manos y sus ojos perdidos en las luces tristes del ocaso.
Todos siguieron en silencio con su té, que había perfumado el ambiente, acaldados en sus sillones.
- Se está haciendo larga la noche –dijo el Poeta.
- ¿La de afuera o la de adentro? – le preguntó Alvear sin esperar respuesta.
- Está fiera la noche, es verdad – afirmó al rato Costa. Estamos solos en casa, es decir, en la Iglesia, y estamos solos en el mundo.
- Pues así es la vida del cristiano. Muy rara. -dijo don Gabino. Pregúntele a Castellani, y a Newman, y a Knox. Más aún, pregúntele al mismo Juan Bautista: “¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Ni él, “el más grande de los hijos nacido de mujer”, era capaz de ver en medio de la penumbra. Es cuestión de esperar…
- Sí, pero es esperar sin ver. Sin al menos tuviéramos conocimiento aunque fuera sin el consuelo. ¿Cómo se hace para pertenecer a una sociedad divina sin ver nunca el rostro de los otros miembros? Porque los que están no siempre pertenecen. “Muchos son los llamados y pocos los elegidos”, remató Paz.
- En la noche también uno cree estar solo y no ve el rostro de los que caminan a su lado –dijo don Gabino-, pero lo bueno es saber que estamos en la última noche, esperando el alba luego de la cual ya no habrá más ocaso.
- Imagínense lo que será ese banquete sin fin en el que los amigos tendrán la eternidad para conversar y adorar al Cordero Inmaculado –dijo el cura.- ¡Si es el mismo Espíritu el que suspira en nosotros deseando ese momento!
- Pero antes hay que pasar la noche… -dijo melancólico Bulgarov.
- Pasarla, sí, pero con las lámparas encendidas. ¡No dejemos que se nos apaguen las lámparas! Acuérdense de lo que le pasó a las vírgenes necias.
- A ver don Bilbo, pásame el librito verde ese que se asoma de la tercera balda de la biblioteca –le pidió don Gabino al hermano del Poeta. El libro era Calixta, de Newman.
El viejo lo hojeó un rato y comenzó a leer:
“Ten buen humor, hombre solitario, porque todavía no eres un héroe. Hay Alguien que te cuida, y que te ama, mucho más de lo que tu mismo puedes amarte, y de lo que tú mismo puedes cuidarte. Dejále a Él todos tus cuidados. Él te ve y te custodia; Él te está sosteniendo y sonríe con compasión ante tus problemas. Su angel, que es el tuyo, te susurra buenos pensamientos. Él conoce tus debilidades; Él prevé tus errores, pero Él te sostiene con su mano derecha, y tú no podrías, y no puedes, escapar de Él. Por tu fe, esa que has mantenido con resolución en medio de la idolatría; por tu pureza, que como una flor te embellece en medio de la inmundicia, Él se acordará de ti en la hora del maligno, y tus enemigos no prevalecerán contra ti”.
Don Gabino cerró el libro sin agregar palabra alguna. Y todos permanecieron silenciosos, mientras encendían sus pipas, pero a muchos se les dibujó una tenue sonrisa en el rostro.
Esa sonrisa era la respuesta del niño frente a las caricias de un padre amante. No sabían cómo, pero la noche había pasado.

jueves, 26 de febrero de 2015

Nene, ¡eso TAMPOCO se hace!

En cualquier momento se venía la próxima metida de pata. Este hombre no deja pasar una semana sin cometer una gaffe imperdonable para quien ocupa su puesto.
Todos recordarán que, el año pasado, el Santo Padre realizó un viaje apostólico a Turquía. Allí, en un acto protocolar, le rindió homenaje al héroe nacional turco, Kemal Attartük, depositando una ofrenda floral en su mausoleo. El gesto, como no podía ser de otro modo, cayó pésimamente entre la enorme comunidad armenia, ya que Attartük fue el responsable del genocidio armenio -del cual se cumplieron recientemente cien años-, en el que fueron masacrados por los turcos casi dos millones de armenios por el solo hecho de serlo. Es como si Francisco, en una visita de Estado a Alemania, depositara un ramito de rosas en algún escondido monumento a Hitler…
Pero en nuestro caso hay otro detalle en el que el Papa no reparó: los armenios son cristianos mientras que los turcos son musulmanes. Es decir, Bergoglio no tuvo reparos en enemistarse con armenios cristianos a fin de quedar bien con turcos musulmanes.
Algún neocon dirá: “Él no sabía nada”. Imposible que no lo supiera y, además, varios monsignorinos de la Secretaría de Estada se lo habrán advertido. Pero el Santo Padre, que tiene asistencia permanente del Espíritu Santo, hace lo que quiere. Después vería cómo arreglar las cosas con los armenios.
Y parece que en los últimos días se le prendió la lamparita: nombrará Doctor de la Iglesia a San Gregorio de Narek, patrono de la Iglesia Católica Armenia. Se trata de un monje del siglo X que escribió algunas –pocas- obras de poesía, espiritualidad y teología. No entraremos aquí a discutir los méritos de San Gregorio para el doctorado. Después de las últimas décadas se ha convertido en un título muy devaluado y le desconfío más que lo que le desconfía Jack Tollers al título de doctor por la Gregoriana de Castellani.
El problema es otro: Gregorio de Narek es reconocido como santo por la Iglesia Católica Romana y se lo nombrará Doctor de la Iglesia universal lo cual será,- eso nos tememos en el coetus wanderiano-, resistido por la Iglesia Apostólica Armenia lo cual provocará una innecesaria ecuménica, y del ecumenismo más legítimo, crisis con una de las Iglesias ortodoxas más importante.
La situación es la siguiente: la Iglesia Armenia, como la Iglesia Copta y la Iglesia Siríaca, son iglesias no calcedónicas, es decir, no aceptaron lo dispuesto por el Concilio de Calcedonia (cuarto ecuménico), separándose de ese modo, en la segunda mitad del siglo V, de la comunión no sólo de Roma sino también de Bizancio, quienes la consideran iglesias monofisitas. Visto desde el otro lado, para los armenios apostólicos, que son la mayoría, San Gregorio de Narek es un hereje nestoriano.
No me cabe duda que, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, le habrán advertido al Santo Padre de la situación. Y no me cabe duda tampoco que Bergoglio habrá respondido: Me ne frega; “Me importa un comino. Si no les gusta a los armenios ortodoxos, ya veo más adelante qué hago para conformarlos. Y si produce una mayor división entre ellos y los armenios católicos, que se las arreglen. No sé ellos, pero yo me vuelvo al corso”.
Como ya dijimos hace poco en este blog, es un mono con navaja.

martes, 24 de febrero de 2015

Nene ¡eso no se hace!



Señorita Peggy
Calle Lima 1025. Escritorio 8
Buenos Aires

De mi mayor consideración:
Junto a esta nota le envío un billete de $ 5 fin de solicitarle tenga a bien enviar dos ejemplares de su libro -temo que uno se pierda- por correo certificado en el primer vapor que zarpe a Europa, a la siguiente dirección y destinatario:

Signore Giorgio Mario
Casa Santa Marta
Cittá del Vaticano

Su Seguro Servidor,

Wanderer

lunes, 23 de febrero de 2015

El Chavo del Ocho



"Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización (de Argentina)".


"Y ojalá estemos a tiempo de evitar la argentinización (de la Iglesia)".
Un mexicano que vive en un barril de la vecindad.

domingo, 22 de febrero de 2015

Evelyn Waugh y la liturgia VI

Publicamos ahora las últimas cartas que escribe Evelyn Waugh a personajes de la jerarquía sobre la reforma litúrgica: dos al cardenal Heenan, arzobispo de Westminster, y una a Mons. McReavy, quien se dedicaba a responder las consultas que le dirigían a la revista Clergy Review.
Se observa ya en las palabras de Waugh la profunda tristeza de sus últimos años y el convencimiento de que sería muy difícil modificar lo que él estaba viendo. Y convengamos que, en 1965, había visto todavía muy poco del huracán que sobrevendría a la Iglesia.



Carta al cardenal Heenan

Combe Florey House
3 de enero de 1965.

Querido Arzobispo,
            Le pido me disculpe por molestarlo. He leído en muchas publicaciones que el clero recibe con beneplácito sugerencias del laicado. Lo dudo mucho, pero su amabilidad en nuestro último encuentro me anima a escribirle. Cuando me fui lo hice convencido de que las novedades que estaban a punto de ser introducidas serían grandemente mitigadas. No sé cómo están las cosas en Westminster. En las provincias están tohu bohu [cfr. Gen 1, 2: vacío y desolación, caos, completa confusión] (si me disculpa una cita de una lengua por otra parte desconocida por mí).
Aparte de la aflicción de encontrar nuestros hábitos espirituales desordenados (y sé que este es un punto menor comparado con los más graves peligros a la fe y a la moral planteados en el Concilio) mis amigos y yo estamos totalmente desorientados en cuanto a la comprensión de la nueva forma de la Misa.
Debe desecharse cualquier idea de que atraerá a los Protestantes. Los Anglicanos tienen un tipo de oficio elegante y comprensible. Sólo carecen de las órdenes válidas para hacerlo preferible. Si lo que se deseaba era una Misa completamente inglesa, el primer libro de Eduardo VI con unas pocas enmiendas hubiese sido satisfactorio. En vez tenemos un revoltijo de griego, latín e inglés tosco.
En la antigua Misa un vistazo al altar era suficiente para informarme del preciso punto de la liturgia en que me encontraba. La voz del sacerdote era frecuentemente inaudible e ininteligible. No escribo con la galanura de un erudito clásico. Sé menos latín ahora del que sabía hace 45 años. Pero no requería ningún estado elevado de oración unirse a la acción del sacerdote.
El tener que estar repetidamente parándose y diciendo “Y contigo” dificulta la relativamente íntima asociación y ‘participación’.
Algunas partes de la Misa eran familiares a los menos educados, vgr. el Pater Noster, el Credo, Domine non sum dignus, etc. Sólo éstos solamente fueron traducidos al inglés.
¿Por qué se nos insiste hasta el hartazgo que debemos abonarnos a las escuelas católicas si éstas son incapaces de impartir estos rudimentos?
¿Por qué se traduce el Corpus Christi? ¿Tendremos en el futuro ‘procesiones del Cuerpo de Cristo’?
¿Por qué se nos priva de las oraciones en la comunión, que incluso los anglicanos mantienen: custodiat animam tuam in vitam aeternam?
Recientemente he escuchado un sermón (no por supuesto del admirable Canónigo Iles) donde se nos decía que no tenemos nada que hacer en la Misa, a menos que recibamos la comunión, a menos que estemos en pecado mortal.
Martindale y Knox están muertos. Debe haber jóvenes predicadores. No he tenido la buena fortuna de escucharlos. ¿Por qué todos estos sermones cuando aquí y en el exterior una gran proporción de la concurrencia es foránea?
¿Por qué el Agnus Dei primero se dice en latín y luego en inglés?
¿Por qué el sacerdote recita el Credo, que todos conocemos, desde el púlpito?
Toda asistencia a Misa me deja sin consuelo ni edificación. Nunca, Dios no lo quiera, apostataré pero la asistencia a la iglesia es ahora una amarga prueba.
Presumiblemente en la semana posterior a Pascua discutirá con sus colegas obispos los efectos de los ‘experimentos’. Por favor transmítales cuánta aflicción causan y rece por mi perseverancia.
Sinceramente suyo,
Evelyn Waugh


Última carta al cardenal Heenan
Combe Florey House
14 de enero de 1966.

Mi Señor Cardenal,
            Muchas gracias por su amable carta, la cual me alienta a aferrarme a la Fe a pesar de todo lo que se está haciendo para degradarla.
            Es una alegría que esté de vuelta entre nosotros y que el Concilio haya acabado. No puedo esperar que ninguno de los dos viva como para ver enmendados la multitud de sus males. La Iglesia ha soportado y sobrevivido a muchos períodos oscuros. Nuestra desgracia es vivir durante uno de ellos.
            Por favor rece por mi perseverancia y por la de tantos católicos ingleses angustiados y perplejos por los cambios que se les han impuesto.
            Soy suficientemente afortunado de vivir mitad de camino entre dos admirables parroquias. Mi cuñado se ha hecho Cristiano Ortodoxo.
            Las seguridades que me dio cuando gentilmente me invitó a verlo en Londres se han visto defraudadas, mas no tan desastrosamente como la prensa hace parecer.
Soy el obediente servidor de vuestra Eminencia,
            Evelyn Waugh.


Carta a Mons. McReavy
Combe Florey House
7 de febrero de 1965.

Reverendo Monseñor,
Le ruego disculpe que lo moleste. Lo hago porque se me ha dicho que se caracteriza por dar experimentados consejos a laicos atribulados.
Cuando fui instruido en la fe hace unos 35 años se me dijo que la obligación de oír Misa en los días de precepto a) se aplica sólo a los que viven a tres millas de la iglesia y que la invención del automóvil no ha modificado dicha disposición y que b) la obligación se aplica sólo desde el Ofertorio hasta la Comunión del Sacerdote.
¿Es ésta todavía la normativa?
No pregunto qué es lo mejor para mí; simplemente qué es lo mínimo a lo que estoy obligado a hacer sin cometer pecado mortal. Encuentro que la nueva liturgia es una tentación contra la Fe, la Esperanza y la Caridad pero nunca, Dios no lo quiera, apostataré.
Incluyo un sobre para su amable respuesta.
Su obediente siervo,

Evelyn Waugh

martes, 17 de febrero de 2015

Evelyn Waugh y la Liturgia V

La carta de Waugh al Catholic Herald que reproducimos en un post anterior, despertó numerosas reacciones. Testimonio de ellas es el intercambio de cartas entre el escritor y el arzobispo de Westminster, el luego cardenal John Heenan.
Es interesante notar el estado de ánimo de un grupo importante de fieles con respecto a los cambios que se avecinaban en la liturgia, la percepción de muchos de ellos de que la primera reforma de la Misa sería el inicio de cambios mucho más profundos y el desconcierto de buena parte de la jerarquía que se reconocía impotente para oponerse a las presiones de los progresistas y, consecuentemente, su cobardía e ineptitud para ocupar los cargos que ostentaban.

Combe Florey House
16 de agosto de 1964.

 Mi querido Arzobispo,
            Por favor disculpe mi atrevimiento al enviarle este recorte de diario. No lo hago por creer en su interés intrínseco. Vd. debe estar tediosamente familiarizado con todo lo que allí dice. Se lo envío porque me han sorprendido las consecuencias. Lo escribí la semana pasada para el Catholic Herald, una publicación principalmente escrita y leída por los fervientes ‘progresistas’. He recibido una abundante correspondencia, que a grandes rasgos dice ‘¿Por qué no hace algo para liderar un partido? ¿Por qué no organiza una petición al Arzobispo?’
No creo que una petición le haga impresión. Es bien sabido que se pueden juntar firmas para cualquier causa si uno se toma el trabajo. Pero me pregunto si la jerarquía está al tanto del malestar causado por su amenaza de Adviento [se refiere a la implementación de la reforma litúrgica que se efectivizó el primer domingo de adviento de 1964] –no tanto por las modestas y razonables innovaciones propuestas sino por la rendija que parece ofrecer para cambios más radicales y desagradables.
Pienso que le debo a las numerosas personas que me escribieron el presentarle el caso. Unos pocos eran sacerdotes, la mayor parte laicos y laicas de edad madura y ancianos; aproximadamente la mitad conversos que preguntan: “¿por qué dejamos la iglesia de nuestra niñez para encontrar que la iglesia de nuestra adopción asume las mismas formas que nos disgustaban?”.
¿Es mucho pedir que se ordene que todas las parroquias tengan dos Misas, una ‘Pop’ para los jóvenes y otra ‘Trad’ para los viejos? Pienso que una minoría vociferante se ha impuesto a la jerarquía y les he hecho creer que existía una demanda popular cuando de hecho no hubo ni siquiera una preferencia.
Mi negocio son las palabras y cada día me vuelvo más escéptico acerca de la compresión verbal –especialmente en la extraña área de las oraciones vocales.
Le suplico disculpe mi impertinencia en aconsejarle, siendo que Vd. tiene muchas mejores fuentes de información que yo.
Sinceramente suyo,
Evelyn Waugh


Respuesta del arzobispo Heenan
Hare Street House,
Buntingford, Herts.
20 de agosto de 1964.

Mi querido Waugh,
            He leído y disfrutado su carta al Catholic Herald. Mi primera reacción fue de gratitud por haber Vd. escrito. Podrán tildarlo de reaccionario pero nadie puede llamarlo tonto. Pienso que los líderes del nuevo pensamiento (si esa no es una palabra demasiado fuerte) no son tanto los jóvenes pop como los ‘intelectuales’ católicos. Así es como ellos se llaman a sí mismos y creen que son. Cualquiera con el secundario aprobado es ahora un intelectual.
Hay gente que protesta por la brecha entre la jerarquía y el laicado educado: en gran medida la crean. Nos miran como campesinos mitrados y buscan guía en el clero continental (que en gran parte ha sido abandonado por los trabajadores) o en sus anteriores maestros (que naturalmente carecen de experiencia pastoral).
La jerarquía está en una posición difícil. No hemos perdido todavía el respeto de los católicos ordinarios pero el constante hostigamiento de los intelectuales y sus infatigables (¿pesadas?) cartas a la prensa y artículos en las publicaciones católicas pueden eventualmente perturbar al fiel ordinario. La mayor parte de nosotros de buen grado demoraría los cambios pero el humor del Concilio  nos compele a actuar. De otro modo el ataque de nuestra propia gente se volvería más encarnizado: inimici hominis domestici eius.
Pero no hay que desesperar. Los cambios no son tan grandes como los hacen aparecer. Aunque se ha establecido una fecha para introducir la nueva liturgia me sorprenderá que todos los obispos quieran que todas las Misas de cada día sean en el nuevo rito. Trataremos de tener en cuenta las necesidades de todosPops, Trads, Rockeros,  à la page, Los que están ‘in’, y Los que están ‘out’.
Espero que pueda venir a cenar conmigo si viene a Londres.
Dios bendiga a Vd. y a su familia.

+ John Carmel,
Arzobispo de Westminster


Respuesta de Evelyn Waugh
Combe Florey House
25 de agosto de 1964.

Querido Arzobispo,
            Muchas gracias por su amable carta. No tengo deseos de agregar a sus cargas una correspondencia conmigo, pero literalmente todos los días recibo cartas de laicos afligidos que piensan que yo debo hablar por ellos.
La angustia no es causada por los modestos cambios en la Misa que amenazan para Adviento sino por el tono de los ‘progresistas’ quienes parecen considerarlos como un mero inicio de cambios radicales.
Detecto un nuevo tipo de anticlericalismo. Los viejos anticlericales al imputar avaricia, ambición, inmoralidad, etc. al sacerdocio al menos reconocían su carácter peculiar y esencial, lo que hacía más notables sus caídas. Los nuevos anticlericales parecen minimizar el carácter sacramental del sacerdocio y sugerir que los laicos son sus pares.
Es muy amable de su parte sugerir un encuentro. Será un gran placer para mí. Estoy comprometido para el 3 de septiembre. Aparte de dicha fecha puedo ir a Londres en cualquier momento. Debe Vd tener una agenda repleta. ¿Tiene alguna tarde libre antes de fines de septiembre de modo que pueda Vd. cenar conmigo sólo y de incógnito en mi club de Londres?
Sinceramente suyo,
Evelyn Waugh