Cualquier persona, por más francisquista que sea, si es honesta intelectualmente, deberá admitir que la producción bibliográfica del Papa Francisco es paupérrima, por no decir lamentable. Quien entra en el portal de alguna librería en línea, podrá descubrir que los libros escritos por Francisco, además de los documentos magisteriales —escritos en buena parte por el cardenal Tucho Fernández—, se reducen compilaciones de sus enclenques catequesis u homilías, a entrevistas concedidas a periodista adictos o a brevísimos escritos de autoayuda. Algunos de ellos, son vergonzosos. Por ejemplo, el titulado Te deseo la felicidad. Para que tengas una vida plena, cuyo primer capítulo se titula: “Quince pasos para la felicidad”; u otro titulado Te deseo la sonrisa. Para recuperar la alegría… No se trata de compararlo con la profundidad e inmensa extensión de la obra de Benedicto XVI, pero podría haber llegado a la calidad de los escritos de su hermano Jorge Loring, o de Chiara Lubich, al menos.
Es curioso, además, la propensión del Santo Padre a propiciar la proliferación de su propia biografía. Entre las escritas por él a través de algún amanuense y las que mandó a escribir a periodistas amigos, como Elisabetta Piqué, Austin Ivereigh o Sergio Rubín, suman decenas. Pero es más curioso aún que en el término de los últimos quince días haya publicado dos biografías propias: Vida. Mi historia a través de la historia (20/03/2024) y El sucesor. Mis recuerdos de Benedicto XVI (3/4/2024). Alejémonos para observar el cuadro: ¿qué puede llevar a un personaje público de la talla del Sucesor de Pedro a querer narrar obsesivamente su vida cuando se encuentra transitando sus últimos meses, o años de vida? ¿Qué obsesión puede distraerlo tanto de su cometido principal, que es la salvación de su alma a través de su ministerio, el gobierno de una Iglesia atravesada por una gravísima crisis? Yo no veo muchas más que su necesidad de diluir los gravísimos errores (¿o maldades?) que cometió a lo largo de su existencia. Como decía su primer biógrafo Omar Bello, no debemos equivocarnos que con haber alcanzado el pontificado romano Jorge Mario Bergoglio haya logrado apaciguar su sed de poder, puesto que su máxima aspiración es ser canonizado. Sólo de ese modo podría llegar al ápice. Ya hizo parte del camino al canonizar fast track a todos sus antecesores inmediatos y políticamente correctos, algo completamente inédito en la historia de la Iglesia. “Si ellos son santos, ¿por qué no yo?”, podrá dejar escrito en alguna papeleta dirigida al prefecto del dicasterio de Causa de los Santos.
Sin embargo, al leer su último libro El sucesor, asalta la duda si estamos frente a un personaje cínico que no tiene el menor problema en mentir descaradamente creyendo que sus mentiras no serán descubiertas, o ante un anciano cuyas facultades mentales están debilitadas (y no tiene nadie que lo cuide).
Una de las primeras cosas que sorprende e indigna es su desfachatez al revelar los secretos del cónclave que eligió a Benedicto XVI. Si bien esas revelaciones están prohibidas bajo pena de excomunión, siendo él mismo el Papa, puede levantar esa prohibición para sí mismo, pero no la levanta para el resto de los cardenales participantes. Ergo, nadie podrá refutarlo. Y en esas revelaciones él se presenta como quien permitió por su bondad y generosidad que fuera elegido Ratzinger. Una mentira flagrante, pues se sabe que quien neutralizó el tercio de bloqueo que encabezaba Bergoglio fue el cardenal Martini, que prefirió a Ratzinger al arzobispo de Buenos Aires, a quien conocía suficientemente. Pero la desvergüenza de Francisco llega al extremo de presentar al ¡cardenal Darío Castrillón Hoyos! como uno de los progresistas que sostenían su candidatura (p. 22). Todos sabemos que justamente este cardenal colombiano fue uno de los más cercanos a Benedicto XVI y de los artífices de la redacción y puesta en práctica del motu proprio Summorum Pontificum.
Pero, ¿por qué Bergoglio se refiere al Cónclave que eligió a Ratzinger y no al que lo eligió a él?¿Cuál es la urgencia de raspar un cónclave de hace diecinueve años? ¿Cuál sería la necesidad de recurrir ahora a este poder de los Papas para decir lo que les viene a la cabeza, atribuyéndolo a las sorpresas del Espíritu, sobre un aspecto decisivo como es la elección del pontífice? ¿Qué obtienen de ello los fieles de la especie común, aparte de la foto grupal de los cardenales electores descritos como una pandilla de manipuladores? Nadie lo sabe, aunque lo sospechan.
El libro presenta varios errores de comprensión del Papa Francisco, algunos de ellos muy groseros y preocupantes. En la p. 29 el periodista le pregunta: “Repasando los últimos discursos de Benedicto XVI, desde que anunció su renuncia hasta que esta entró en vigor, en prácticamente todos pide oraciones por su sucesor”. Y Bergoglio responde: “Él creía en la cadena sucesoria, creía en la cadena. Creía en la sucesión apostólica”. Cualquier católico con formación media sabe que la sucesión apostólica se refiere a que la validez y la autoridad del ministerio ordenado deriva de los apóstoles, en una sucesión ininterrumpida. El Papa, en cambio, la confunde con la mera sucesión de un pontífice a otro, como se suceden los reyes o presidentes de los países de la tierra. Pero más grave aún, presenta como un mérito excepcional de Benedicto que “creyera” en la sucesión apostólica. ¿Será que él no cree? Habría que recordarle que se trata de una verdad de fe, tal como lo afirma el Catecismo en su n. 176.
Dice también que “Cuando yo era chico, en la ceremonia del Sábado Santo se leían once o doce lecturas bíblicas en latín de las que nadie entendía nada. La gente iba solo para ver cuándo se caía el telón en la ceremonia y se perdía lo más importante” (p. 26). El Papa debería saber que la gente que no entendía nada era la gente que no quería entender, tal como sucede ahora, porque todos tenían un misalito en el que podían ir siguiendo las lecturas. Por otro lado, no se caía ningún telón; lo que caían eran lo paños que cubrían las imágenes, y justamente ese era uno de los modos que tenía la liturgia tradicional para escenificar y explicar al pueblo “que no entendía nada”, el misterio de la resurrección de Cristo. Y por eso mismo, la gente no se perdía lo más importante. Más bien, todo lo contrario.
En los últimos años, una de las obsesiones más recurrente de Francisco ha sido criticar severamente la tendencia a los chismes y corrillos que suele afectar al mundo clerical. Y lo ha hecho con términos muy duros: los chismes son “un veneno mortal”; “una peste más peligrosa que el Covid”; “son un asesinato al prójimo”. Pues bien, en su último libro no se priva de publicar urbi et orbi una serie de chismes que afectan a personas vivas y difuntas, muchas de ellas altos dignatarios de la Iglesia, sin ningún motivo que lo justifique. Veamos algunos ejemplos:
— La curia romana es tan pero tan mala que “Lo tenían apretado [a Benedicto XVI] acá [en el Vaticano] para que no fuera [a Aparecida]". Es decir, la curia dominaba completamente al papa Ratzinger que era incapaz de tomar decisiones por sí mismo. (p. 24)
— “Hay un episodio que se cuenta que muestra esa mansedumbre [de Benedicto XVI]. El papa era muy amigo de su antiguo secretario, Josef Clemens. Algunos domingos, a eso de las cinco de la tarde, se iba a casa de Clemens, quien le preparaba la cena... Dicen que cocina muy bien. Allí los dos charlaban, cenaban juntos, etcétera. Y a eso de las ocho se acababa el encuentro y Benedicto regresaba a su casa. Con una u otra excusa, se dejaron de hacer esas cenas. Al punto que, un domingo, Benedicto llamó por teléfono a Clemens y le dijo: «Ahora te puedo llamar, porque salió don Georg [Ganswein]». Es como si, para no ofender a sus colaboradores, evitara hasta llamar por teléfono”. (p. 25). Otro malo muy malo: Mons. Georg Ganswein, que lo tenía completamente dominado al papa Benedicto a punto de no dejarlo ir a cenar, y ni siquiera hablar por teléfono con su antiguo secretario.
— “¿Y qué decía en aquellos años Benedicto XVI del cardenal Jorge Mario Bergoglio?, pregunta el periodista. Y responde Francisco: “Esto lo sé porque me lo contó un testigo. En la curia también había algunas personas que estaban contra mí de un modo un poco exagerado. Por ejemplo, en la Congregación para los Obispos. No pienses que me refiero al prefecto, para nada, era por parte de oficiales intermedios. El caso es que algunos habían armado una historia para que el papa aceptara mi renuncia como arzobispo de Buenos Aires en cuanto yo cumpliera los setenta y cinco años”. (p. 26) Pareciera que no siempre los chismes o habladurías son venenosas o asesinas… Resulta muy fácil dar con los nombres de los oficiales de la congregación de Obispos de esa época.
—- Pregunta: “¿Cómo ha vivido usted las tensiones entre partidarios de Benedicto y partidarios de Francisco?”. Responde: “Eran tonterías. No me metí, no entré en ellas”. Nueva pregunta: “¿Pero las ha percibido?”. Y nueva respuesta: “Hay también mucha gente noble que se ha dejado arrastrar. Recuerdo que una elegante señora convocó hace dos o tres años un almuerzo con varios cardenales jubilados. Allí me sacaron el cuero a ruleta entre todos. Lo supe porque, por una carambola, me contaron la conversación. Sucedió que, unos días más tarde y durante un encuentro en el Vaticano, uno de aquellos cardenales se sentó a mi lado. «Che, ¡qué bien eso, lo de la señora elegante contigo y los cardenales tal, tal y tal! ¡Cómo me sacaron el cuero!», le dije, pues no pude contenerme. Entonces, él, al día siguiente, me escribió una carta y me explicó que se malinterpretaba lo sucedido y otras cosas. Qué se yo. Pero volvió a pensarlo y, dos días más tarde, durante un saludo en público, se me puso de rodillas delante y me pidió perdón por todo lo ocurrido. Eso es un hombre noble, un hombre de Iglesia” (p. 39). Pareciera que el Santo Padre tiene oídos muy prestos para recibir chismes y después, no puede contenerse para castigar y humillar a los que aparecen mencionados en esas habladurías. Hay asesinatos y asesinatos…
Y hay también maniobras y maniobras. En la p. 32 relata: “Se acabó el almuerzo [de los cardenales el 13 de marzo de 2013, en Santa Marta, previo a su elección] y, cuando estaba a punto de salir, se me acercó corriendo el cardenal español Santos Abril. Me dijo: «Eminencia, ¿es verdad que a usted le falta un pulmón?». «No, lo que me falta es el lóbulo superior derecho, que me lo extirparon a causa de unos quistes hidatídicos». «¿Y cuándo sucedió eso?», insistió. «En 1957, hace cincuenta y seis años», respondí, y se marchó rebufando: «Estas maniobras de último momento…». Las maniobras para impedir que él fuera elegido eran arteras y debidas a los carcas cardenales conservadores; las que él hizo, en cambio, con Daneels y demás socios de San Gal, eran buenas.
Hablábamos de mentiras descaradas. En la p. 28, Francisco relata que debió cambiar su billete para viajar a Roma antes del cónclave que lo eligió. Y relata el hecho así: “Y esa misma tarde fui otra vez a la oficina de Aerolíneas Argentinas en Buenos Aires. Entré, me senté, saqué mi billetito de la cartera y esperé mi turno. Cuando llevaba así cuarenta minutos, entró el director, me vio y me preguntó: «¿Pero qué hacés...?». «No, es que vengo a cambiar el billete», le expliqué. Y tuve suerte, porque al cambiarlo gané ciento diez dólares. Me dieron un vuelo más barato”. Nos quiere presentar la imagen del humildísimo cardenal que va él mismo a comprar su “billetito” a la oficina de la aerolínea. Recordemos que esto ocurría en 2013, cuando los billetes aéreos hacía ya mucho tiempo eran electrónicos. No eran un “papelito” que había que “sacar de la billetera”. Por otro lado, todo el mundo sabe que al cambiar un billete aéreo hay que pagar una multa, a no ser que el billete sea en clase business —lo cual no creo que haya sido el caso del humilde cardenal porteño—, por lo que los diez dólares de ganancia se habrán licuado en los 150 dólares mínimo por la penalización.
Muchísimos más episodios del libro podrían señalarse, pero terminaremos con dos que a mi entender son de los más graves, pues el Papa habla muy mal de personas que merecen la consideración y respeto de toda la Iglesia. Y el primero de todos es el cardenal Robert Sarah. Dice: “El cardenal Robert Sarah es un hombre bueno, muy bueno. Cuando era arzobispo en su diócesis, Conakri, era genial. Quizá me equivoqué al nombrarlo prefecto del ahora Dicasterio para el Culto Divino, pues ahí enseguida fue manipulado por grupos separatistas. Pero es un hombre bueno. Es un hombre austero, de mucha oración. A veces tengo la sensación de que el trabajo en la curia vaticana lo volvió un poco amargo”. Resulta increíble leer estas palabras (p. 38). Lo que está diciendo es que el cardenal Sarah era bueno mientras fue arzobispo de una periférica diócesis africana, pero cuando fue a Roma se convirtió en un amargado y manipulable por peligrosos grupos de conservadores separatistas (¿separatistas de qué? ¿Catalanes? ¿Pátavos? ¿Vascos? ¿Bretones?) Quienes hayan tenido la oportunidad de hablar con el cardenal Sarah, conocerán la sensación de estar hablando con un santo y lo último que puede pensarse de él es que es un amargado. Todo lo contrario, impacta su dulzura. Lo de Bergoglio es una maldad destinada a dañar la reputación, y el corazón, de un hombre de Dios como es el cardenal Sarah.
Finalmente, como lo ha entendido todo el mundo, el objetivo primero del libro es contrarrestar el escrito por Mons. Ganswein en el que, con pruebas, mostraba la mala relación que tuvo Francisco con Benedicto XVI, dramatizado en lo ocurrido con ocasión de su muerte y de lo que hablamos aquí. Pero ¿puede alguien en la posición del Papa ser tan malvado, rencoroso, poco caballero y dado a los chismes como para decir a todo el mundo lo siguiente? “Sí, le confirmo que lo echó de su casa [el Papa Benedicto a una persona que habría ido a hablar mal de Francisco], pero lo hizo con gentileza, con gentileza. Era un caballero. En cambio, le digo con pena que su secretario me lo hizo algunas veces difícil. Recuerdo un caso en el que sustituí a quien estaba al frente de un departamento y la decisión generó algunas polémicas. En medio de todo ese ruido, el secretario tuvo la iniciativa de llevarlo a ver a Benedicto, pues aquella persona deseaba saludarlo. Como el papa emérito era muy amable, aceptó. El problema es que difundieron la foto de ese encuentro, como si Benedicto estuviera contestando mi decisión. Honestamente, no fue correcto”.
Se trata, en definitiva, de un libro que retrata el alma de Jorge Mario Bergoglio. Espero que, cuando llegue el momento, y alguien tenga la fantasía de pretender iniciar su causa de canonización, este documento sirva para desecharla in limine.
El sujeto es una festín para cualquier psicólogo. Se juntan sus ganas de hablar con internet y quedan todas sus miserias a la vista de todos.
ResponderEliminarEl Padre Loring que conozco por youtube creo que tiene más categoría que bergoglio para empezar el Padre Loring tiene fe y no se mete en herejias.
ResponderEliminarCreo que más bien está a la altura de su homónimo argentino Jorge Bucay.
Muy bueno Wanderer. Suscribo todo esto, pero con una salvedad.
ResponderEliminarSinceramente, como va la cosa, para mi a Bergoglio que es un satrapa total, lo van a beatificar y canonizar a todo tren.
Y asi tendremos la humillacion de este "Santo Argentino", al que todos los que conocimos bien sabemos, que esta mas que lejos de ser Santo, mas bien, si no se apura y se arrepiente de las muchas barbaridades que ha hecho contra la Iglesia y contra muchas personas, dudo mucho que pueda postularse para el Paraiso, ojala asi sea, no le deseo el mal y Dios le perdone.
Y esto lo digo sabiendo que soy un pecador siempre luchando y arrepentido de mis muchas faltas, no desde el pedestal, mas bien quiero ser como el buen ladron.
Este Señor parece empecinado en causarle el mayor daño posible a la Iglesia e incluso genera mucho escandalo y confusion entre los creyentes.
Y creo que lo van a canonizar porque es la unica manera que van a encontrsr estos "craneos" de tapar toda la pestilencia que los rodea y que vienen tolerando.
Es triste, pero ya vera que asi va a ser. Acuerdese.
Lo felicito por este blog! De todo corazon
Santiago, el penitente.
Don Wander, leyendo ésto que usted escribe y teniendo en cuenta Dignitas Infinita, me da la impresión de que Bergoglio está en las últimas (ninguna novedad) y por lo tanto intentando limpiar su imagen. Ya tenemos a mucho neocon flipando con el documento (los he escuchado ya); ppr supuesto se olvidaron de las veces que apoyó la ideología de género, aborto, etc. siquiera tácitamente. Todo ésto suena mucho a una limpieza destinada a una futura canonización. Dios no permita que este hombre sea venerado como santo (sin que ello implique que no pueda salvarlo si se arrepiente) ya que ello sería sólo para escándalo y confusión de los fieles.
ResponderEliminarGASTÓN: No crea Vd que la "canonización" del Papa Montini no fue también un grandísimo disparate. Y el hecho de la canonización expres de TODOS los Papas del Concilio ha hundido el prestigio que antes tenían esos procesos
EliminarA no olvidarse del librito sobre Pancho que escribió Tausig.
ResponderEliminarno lo tienen que canonizar a éste Papa, lo tienen que declarar hereje y anular todos los documentos presentados durante su mandato,
ResponderEliminarsi ésta Iglesia lo canoniza ya sabemos que no es la Iglesia Católica, es la Iglesia del Concilio que es otra cosa, amigable con el mundo, etc ya lo anticipo Lefebvré en su momento
El papa ha despertado tantas enemistades en la Curia y en el mundo entero que jamás podrán canonizarlo sus partidarios.
ResponderEliminarTerrible la imagen que Francisco ofrece de sí mismo mostrando la ruindad de su alma. Curiosamente, con la intención de adornarse ante la opinión pública, consigue lo contrario: dejar por los suelos su reputación. Y eso lo ve todo el mundo: no sólo los católicos tradicionales que le tenemos ojeriza. También sus partidarios.
ResponderEliminarQue te canonice el Vaticano....no quiere decir mucho...no sé de donde tanta preocupación. La canonización de Francisco sería un signo más de la Apostasía imperante....De todas maneras es un poco prematuro preocuparse por este tema...antes se le tiene que acabar el hilo del carretel y parece que todavía le queda.
ResponderEliminarUn aspecto lateral de este penoso espectáculo, pero también digno de atención, es la poca lealtad con que ha actuado el «profesional de la Comunicación» que firma el libro: Javier Martínez-Brocal. Resulta casi digno de lástima el anciano pontífice que, como dice el Wanderer, «no tiene a nadie que lo cuide». Al periodista opusino no le faltan la inteligencia ni los conocimientos necesarios para apreciar, si no los flagrantes pecados contra el Octavo, al menos el efecto nefasto que su libro va a causar en la imagen pública del comitente. Debería haberle advertido y disuadido por razones morales y utilitarias, y si el Papa se obstinaba en el tenor de sus declaraciones, debería haberse negado a colaborar en la publicación. Por pundonor profesional, al menos, si no le movía la lealtad al Papa. Así está el Opus.
ResponderEliminarEl P. Loring, a quien tuve el honor de tratar bastante, fue un dignísimo hijo de S. Ignacio. Un jesuita marginado, como tantos otros jesuitas honorables, en la Cuadrilla de Arrupe que usurpa el nombre de la benemérita y gloriosa Compañía de Jesús.
ResponderEliminarPor lo que se refiere a Bergoglio y a su Así hablaba Bergogliustra, es materia para un psiquiatra . Un hombre con alguna tara...
Me parece terrible que el Papa ocupe su tiempo y energías a los chismes, filias y fobias. Lamentable
ResponderEliminarEstimado Wanderer.
ResponderEliminarMe desconcierta tanto la actitud del ocupante del trono de Pedro.
¿Es que no se da cuenta de que está quedando mal por cómo se expresa y lo que dice y hace?
Jamás en la Iglesia ha sucedido eso. Los papas pecadores que hubo, como Alejandro VI, nunca atacaron nuestra santa doctrina, sino que sus pecados que escandalizaron fueron más bien personales, y jamás enseñaron a que las personas hicieran lo mismo que ellos.
Ahora sí que se le cayó la máscara y puede verse su verdadero rostro.
Una de las cosas que figuran en ese libro que usted citó, fue cuando dijo con toda desfachatez sobre Benedicto XVI: ¡Y cómo me defendió!
Cuando el periodista le pregunta qué decía Benedicto XVI del Cardenal Bergoglio, Francisco dice que por boca de un testigo supo que en la Congregación para los Obispos "había oficiales intermedios que armaron una historia para que el Papa aceptara mi renuncia como Arzobispo de Buenos Aires..."
ResponderEliminarApostaría lo que no tengo a que Francisco armó esa falsa historia a partir de otra real que le tocó sufrir allá por 2008 cuando Sergio Massa era Jefe de Gabinete de la presidente Cristina Kirchner.
Conociendo Massa de primera mano la pésima relación que Bergoglio tenía con Cristina y Néstor Kirchner y buscando agradar al matrimonio gobernante, durante un tiempo buscó antecedentes de Bergoglio con la intención de armar una carpeta para enviar a Roma -cosa que nunca ocurrió- a fin de que el Papa Benedicto removiera a Bergoglio como Arzobispo de Buenos Aires.
Aquella vieja historia -imposible de olvidar porque le sacó canas verdes- sirvió para demostrar que además de pecar de apostasía, Francisco es también sumamente rencoroso. Prueba de ello fue que en estos once años de pontificado nunca sintió asco de recibir en audiencias privadas a una larga lista de kirchneristas de la peor calaña, con la única excepción de Massa al que jamás le perdonó aquel carpetazo para convencer a Benedicto que lo echara de Buenos Aires.
Dice un viejo refrán que en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso. ¿Se acuerdan del pastor mentiroso de la fábula de Esopo? Buscando hacer una broma, dijo en el pueblo que había visto a un lobo y los vecinos le creyeron, pero cuando de verdad vino el lobo y se comió a las ovejas, los vecinos no salieron de sus casas porque lo tenían por mentiroso.
Si bien la fábula no lo dice, para mi que aquel pastor también se llamaba Francisco, porque entre este que habita en Roma y el de Esopo uno no sabe con cuál quedarse porque es como saltar de la olla a la sartén.
Ese episodio se dio en el marco de la visita de Mons. Mamberti, subsecretario para la relación con los estados de la Santa Sede, a la Argentina para la consagración de Mons. Montemayor.
EliminarLas motivaciones de Massa jamás las sabremos. Lo que hizo, sí. Inspirado por sus asesores hablaron con Mamberti y acordaron con Mons. Bernardini, Nuncio Apostólico en Argentina, el dejar de lado a Bergoglio buscando aceptar su renuncia apenas cumpla los 75 años. En ese momento Bergoglio había pasado los 70. Proponían como obispo coadjutor de Buenos Aires a Mons. Oscar Sarlinga, entonces Obispo de Zárate-Campana.
Como era de esperar fue hecho partícipe, no para tomar la decisión, el Canciller Jorge Taiana. Taiana lo primero que hizo fue cumplir su deber de peronista y le avisó a Bergoglio que le estaban serruchando el piso.
En qué terminó todo esto? Pues en una serie de medidas que parecen tomadas de El Padrino.
En 2015 Massa no fue recibido en el Vaticano, aunque Francisco había recibido a los otros 2 candidatos: Scioli y Macri.
Bernardi quien era nuncio en Italia (puesto de por sí cardenalicio) no fue creado cardenal.
Sarlinga fue misericordiado en 2015 y hoy es párroco en Olavarría.
En lo que respecta a Benedicto hay que decir que lo dejó al menos un año y algunos meses luego de cumplir 75 años. Es de suponer que la decisión fue que lo dejaran 2 años. Pero antes de cumplirse el 2º año fue elegido Papa.
En lo que mintió Francisco es en que el que le "hizo la cama" fueron Bernardini y, periféricamente, Sarlinga. No tanto los oficiales intermedios de la Congregación para los Obispos. Es más, en ese Dicasterio Bergoglio tenía infiltrado a Mons. Fabián Peddacchio.
Estimado Paseador de perros
EliminarGracias por los jugosos datos con los que enriquece mi comentario.
Permítame sospechar que un laico jamás podría conocer los entresijos de la Iglesia en un asunto tan reservado como este al que sólo podría tener acceso alguien del propio riñón de la Jerarquía. No espero que confirme o desmienta mis sospechas, no soy tan curioso, sólo estoy pensando en voz alta, jaja!
Que termine bien el día, Paseador.
Gracias por sus buenos deseos.
EliminarPara escribir esa respuesta me bastaron 3 fuentes de la época:
1 artículo de Morales Solá, 1 post de Urgente 24 y 1 de Wanderer.
No hay mucha ciencia oculta en esto. Fue más difícil descartar datos dudosos que encontrar los verdaderos, los cuales estaban a disposición en la web.
Hay algo noumenal en Bergoglio que se nos escapa. ¿Qué le puede importar a un narcisista recibir homenajes luego de muerto? Los muertos no alaban al Señor, y après moi le déluge, sería lo lógico que pensara. ¿Para qué ser canonizado por una Institución que desprecia? ¿Cree que la canonización le aportará algo, esté donde esté? Lo único no mediocre en Bergoglio es el enigma de su mente.
ResponderEliminarLos hombres que no creen en la trascendencia se suelen desesperar por su legado material, quieren dejar todo bien atado
EliminarNo creo que le importe lo que pase luego de su muerte, sino lo que le pase ahora. En mi opinión lo que él dice no es para que en un futuro lo canonicen, sino para que ahora lo tengan por santo.
EliminarPues es muy irrazonable. En qué afecta el legado material a la nada? Es ininteligible.
EliminarHace bastante tiempo, y de fuentes completamente independientes entre sí, tengo la información de que Bergoglio quiere ser canonizado. Las mismas fuentes que decían, hace 20 años, que iba a hacer todo lo posible para ser Papa. El porqué de ese deseo es algo indescifrable, como la torva mente de ese hombre
EliminarEse deseo de Francisco de ser canonizado después de sus días me recuerda el de ser divinizados que acuciaba a los emperadores romanos descendientes de Augusto. Creo que Calígula se autodivinizó en vida, pero Bergoglio es más humilde y y no se autocanoniza: solo anticipa el trabajo del postulador. Robert Graves, en su historia novelada, atribuía la urgencia de este deseo, no sé si de Claudio o de Tiberio, al temor de que su alma permaneciera mucho tiempo en el infierno. Positivismo jurídico avant la lettre aplicado a la vida de ultratumba. No será ese el motivo de Bergoglio, que se declara convencido de que el infierno está vacío. Se va a llevar una sorpresa cuando llegue a ese ameno lugar: lo va a encontrar abarrotado y se va topar allí con varios «santos» canonizados (y no todos canonizados por él).
EliminarIgual no crea que este allanar el camino a una futura canonización es patrimonio exclusivo de Bergoglio. He olido de primera mano (y estoy oliendo) algo así en algún otro ámbito eclesial de línea dura neocon.
EliminarEn todo caso es patético esto de andar haciendo arreglos para ver si me canonizan. Igual de Dios nadie se burla.
Bergoglio carece de límites.
ResponderEliminarMe gustó este término que utiliza el Padre Lorans: https://fsspx.news/es/news/el-cardenal-fernandez-victima-sus-propias-acciones-43932
ResponderEliminarEl Cardenal Fernández debe ser fiducializado y creo incluso podría aplicarse a muchos de los documentos y declaraciones del actual pontificado.
Esto "significa concretamente que cualquier documento emanado de su Dicasterio, que no sea conforme a la tradición, debe ser considerado como:
– una declaración “pastoral”, por tanto, no doctrinal e incluso antidoctrinal;
– una decisión “espontánea”, por tanto, irreflexiva e incluso irracional;
– una indicación “breve”, por tanto, no duradera, obsoleta y biodegradable."
Declaración Brevipastorespontánea del pornocardenal Fernández...🤣
EliminarSin dudas lo van a canonizar!
ResponderEliminarY va a suceder a gran velocidad. Como dijo alguien mas arriba, estan tapados de barro hasta la cabeza, lo mas conveniente para la jerarquia va ser declararlo Santo, para no hacer mucho oleaje y seguir con la hipocresia, no levantar la perdiz.
Prueba mas que clara del rumbo torcido por el que va la Iglesia hoy dia y que nos invita a rezar muy fuertemente.
Y nuestros amigos neocones seguro, seguro andarán rezando novenas y haciendo acrobacias mentales para justificar su santidad.
EliminarNadie lo va a canonizar, se acabó el tiempo, la Iglesia y el mundo están en las postrimerías...
EliminarNadie sabe el dia ni la hora
EliminarEl presidente Bergoglio está haciendo en su papado el MISMO camino espiritual que hizo Judas y que describe justamente el Cardenal Sarah en su libro "Se hace tarde y anochece". Y tal como el título del capítulo en el que describe le derrotero psico-político-espiritual de Judas, los cristianos nos lamentaremos: POR DESGRACIA, JUDAS ISCARIOTE. Y los cristianos argentinos exclamaremos: POR DESGRACIA, JORGE MARIO BERGOGLIO...
ResponderEliminarDespués de leer el artículo y lis comentarios, si me permiten, desearía aportar un dato que considero significativo. Coincido en que , muy posiblemente, Bergoglio sueña con su imagen en los altares ( de hecho, los puestos callejeros de souvenirs de la zona, venden idolitois con su figura, algo que hace 40 años no existía). Si lo será, como algunos temen, o no, xq el tiempo llega a su fin, no lo sé.
ResponderEliminarLo que sí sé (y me ha dado paz ante muchas beatificación y canonización-Pablo VI, J. Pablo II, Hurtado, Angeles líder, etc-) es que, en la reforma eel CIC, de 1983!!!, JP II modifico el proceso de canonización, de modo q la declaración pontiicia NO ES MÁS DE MAGISTERIO EXTRAORDINARIO y, x lo mismo, no conlleva infalibilidad.
Alabado sea Jesucristo!
entiendo que la beatificación no es infalible, ....pero la canonización si. Que no nos extrañe la próxima beati-ficción de Mujica!!
EliminarHay un escrito del P. Daniel Ols publicado por la Congregación para la causa de los Santos en los que da el fundamento teológico del culto a los santos y explica que las canonizaciones no pueden ser infalibles.
EliminarDe todos modos, si siquiera hace falta argumentar teológicamente porque para la opinión pública las canonizaciones están devaluadas. De tanto santo que hay ya no es algo extraordinario.
De todos modos aunque no fueran infalibles y estén devaluadas la canonización de Francisco sería una locura.
¡Naturalmente que es imposible que las canonizaciones sean infalibles!
EliminarLa razón es obvia:
Nadie sabe si una persona se ha salvado y está en el cielo o si se ha condenado y está en el infierno.
Simplemente la canonización es una autorización para que un muerto pueda recibir culto, esto es, que pueda ser invocado como intercesor y sea ejemplo de vida.
Para ello hay que revisar todo lo que se conoce de esa persona para saber si parece que tiene eso que le aseguraría la gloria ( y por eso mismo se considera a todos los mártires son santos), y que no tiene eso que le aseguraría el infierno. No se puede hacer otra cosa y es algo lógico.
Esto viene porque en los primeros siglos del cristianismo, el pueblo daba la consideración de santo a ciertas personas, pero que realmente no se sabía si de verdad merecían ese tratamiento.
Es normal entonces que alguna autoridad se dedique a comprobarlo.
Históricamente fue el Papado utilizando un procedimiento (cuasi) judicial contradictorio (de ahí el Abogado del Diablo).
Al reservarse estas atribuciones, está a su vez concentrando poder en la institución pontificia y controlando la "ortodoxia" de la persona propuesta para ese culto público.
Aparentemente esto ha funcionado muy bien y no creo que haya habido quejas, por lo que ha fortalecido la autoridad pontificia en este punto.
Al final pasaría lo que siempre pasa:
Confiados en que esto es objetivo y por el prestigio que tiene, se intentará canonizar a personas que en realidad no lo merecen, como el tal Pablo VI...
Al canonizar a ese señor, precisamente por los mismos que le deben su carrera, están legitimando a su vez la suya propia y la nueva teología impuesta con la excusa del Concilio.
De modo que si alguien objeta algo, le dirán:
"lo ha dicho/hecho un santo".
(por cierto, que lo mismo dicen en el Opus Dei del Santo Padre y Fundador)
"De tanto santo que hay, ya no es extraordinario"
EliminarEfectivamente, es una manera de protestantizar la Iglesia:
Si todos son santos, no lo es ninguno.
Al ser una persona normal, que es precisamente la crítica de luteranos, anglicanos y calvinistas, ya no recibirá culto. Deja de ser un intermediario entre Dios y los hombres.
Tal vez el argumento teológico sea:
"Si Dios es un Padre bueno, ¿qué padre bueno dejaría a sus hijos sufrir las penas del infierno durante toda la eternidad?...
Es decir, es la justificación por la fe de los herejes luteranos y calvinistas.
(El heterodoxo Hans Küng famosamente hizo un estudio (1957) para limar diferencias en esto con la doctrina católica, que se ha continuado en aras del ecumenismo protestantizante)
¿Quién le soplará al oído todo lo que dice? No parece que sean cosas suyas.
ResponderEliminar¿No ha oído usted hablar de los "ghostwriters"?
EliminarNo; no es el Espíritu Santo twittering al oído una inspirada canción (¡Pío, pío, pío!)
El grado de locura de este hombre es que en su última "cosa", Dignitas Infinita, el 47% de sus citas son autocitas, siguiendo JPII con 8% y el CVII con 7%. Y lo peor es que varias de sus autocitas con a su vez.autocitas en otros documentos. Tipo nefasto si los hay. Recemos porque le vea.la cara a San Pedro en breve.
ResponderEliminar¿Quién compra estos libro?
ResponderEliminarLo compran cientos de Miles de borregos con poca formacion, que todavia se creen que, todo lo que dice el Papa es palabra de dios y que por definicion es un santo.
EliminarQuién compra éstos libros, NADIE.
EliminarHacen ver que alguien los compra y es mentira, van directamente al horno para fabricar pienso para el ganado.
Así las cosas.
Y mire, más allá de los lamebotas neocones no creo que mucha gente lo lea. Las críticas de los obispos alemanes a Dignitas Infinita son elocuentes acerca de lo que piensan los progres sobre Bergoglio. Así que es bastante probable que sólo opusinos, etc. sean los únicos que (quizá) compren. Mire que si no festejan cada ocurrencia papal faltan a la obediencia (Tucho dixit).
EliminarNo hace falta que alguien lo compre.
EliminarLo edita él mismo (¿a perdidas?) en la Libreria Editrice Vaticana.
¿No sabías que él es el Boss?
Dos conocidos fueron con sus respectivas familias al Parque Tierra Santa. Ambos por separado se sorprendieron y comentaron sobre el camino ecuménico con estatuas de Gandhi y Lutero. Además con un gran sendero sobre la vida y obra de Bergoglio. Ambos sintieron dolor de ver el rumbo de la Iglesia.
ResponderEliminarFuenteovejuna: ¿ quién le ha dicho que se acabó el tiempo?. El mismo Señor Jesús dijo que NO sabemos ni el día ni la hora. Las postrimerias pueden durar años, siglos ó milenios.No seamos como los testigos de Jehová que han predicho el final, ¡no sé ya cuántas veces! y es obvio que no estamos en él. Lo dice la Sagrada Escritura: SOLO el Padre lo sabe.
ResponderEliminarSaludos.
Estimado Carolus
EliminarTiene usted razón, salvo Dios, nadie sabe ni el día ni la hora. No obstante, si usted sabe eso también sabrá que Nuestro Señor llamó hipócritas a los fariseos que sabían si estaba por llover pero no sabían reconocer las señales de los tiempos. Y no sólo a los fariseos se los dijo, claro, también a usted y a mi. ¿Sabemos reconocer esas señales?
La ventaja de vivir en estos tiempos consiste -entre otras cosas- en que yo no tengo que convencerlo de nada, es todo tan vertiginoso que serán los propios acontecimientos por venir los que dirán si mis presagios se confirman o no.
Por muchas razones que no vienen al caso, personalmente estoy convencido que la Iglesia y el mundo viven una crisis terminal. Sin ir más lejos, este mismo 2024 que recién amanece llegó preñado de malas noticias. ¿Se dio cuenta de eso?
Tengamos un poco de paciencia entonces. No sé cuánto falta, pero creo reconocer las señales de los tiempos. Dios nos dio las herramientas para eso, sólo tenemos que ponerlas en práctica. A fin de año recuérdeme esta conversación, tal vez en otro escenario y con otros actores nos podamos entender mejor...
Fuenteviejuna, profeta de los últimos tiempos
EliminarDe acuerdo con "fuenteovejuna", no sabemos el día ni la hora pero Cristo nos dejó las señales (prueba de que, aunque El dice que nadie lo sabe, sólo el Padre, el cómo Dios, sí lo sabía , porque no hay apartados entre las personas divinas). Y nos dice, entre otras señales: "...donde está el cadaver, allí se reunirián los buitres". Y el estado del mundo y de la Iglesia es de putrefacción, de muerte, desde luego, aunque la Iglesia tiene la promesa de que no será vencida pero ¿cuántos hacen falta para que sea la Iglesia? ¿serán bastante, doce , setena y dos... o algunos cientos más? No nos engañemos con la idea de que la victoria final es de los cristianos, no es así, será la derrota final nuestra, la que hará descender del Cielo al Señor, tal y como enseña el C.I.C. Sólo resta pedir perseverar que es lo que nos enseñó y advritió el Señor.
EliminarEs completamente anecdótico, pero el p. Castellani, creo que en "Su Majestad Dulcinea" también manifiesta la misma idea de Bergolgio, que la gente no entendía las largas ceremonias de la Semana Santa porque eran en latín. Se ve que era una idea compartida, al menos, entre los jesuitas. Esa premisa de que la única forma de comunicar un mensaje es a través de la comprensión racional del discurso se ve que tenía mucho peso. De hecho, la reforma de la liturgia tuvo una aceptación casi universal.
ResponderEliminarEn cuanto al telón, es posible que lo hubiera en la iglesia a la que concurría Bergoglio. Mi madre me cuenta que cuando era chica, y la vigilia pascual aún se celebraba el sábado durante el día, la impactaba de un modo que nunca olvidará, el canto del Gloria, con el telón que se descorría o caía y permitía ver el retablo del altar con sus imágenes y flores y velas encendidas. Es posible que en algunas iglesias, además de velar las imágenes con paños, se agregaran unas cortinas o telones en la Vigilia Pascual que ocultaban por completo toda la decoración festiva del altar.
Existían, en efecto, velos de cuaresma que ocultaban el retablo desde la bóveda hasta el altar. En este hilo que le adjunto puede ver un par de ejemplos:https://liturgia.mforos.com/1699088/8051561-velacion-de-cruces-e-imagenes/
Eliminar..."Esa premisa de que la única forma de comunicar un mensaje es a través de la comprensión racional del discurso se ve que tenía mucho peso"...
EliminarEso es típico de los intelectuales, que creen que el mundo da vueltas al rededor de ellos.
Sin embargo, ¿qué dice la ciencia?
Pues que están doblemente equivocados.
Resulta que la tierra, con nosotros para en ella, da vueltas al rededor del sol y no al rededor de estos engreídos....y
Que la parte racional de los mensajes forma una parte muy pequeña de la comunicación.
Nos influyen mucho más los símbolos, el comportamiento no verbal, el grupo al que creemos pertenecer...
Por cierto, que los ortodoxos tienen ceremonias mucho más largas y nadie se queja.
Es cierto que no todo el mundo participa 100%: a veces entra una persona, se queda un tiempo, enciende una vela y reza una oración...a veces hay gente que utiliza libritos devocionales...Como se sabe, las iglesias ortodoxas no tienen bancos al modo protestante o católico. No hay bancos y todo el mundo está de pie.
Lo que hay a veces son bancos a lo largo de la iglesia, que suelen ocupar las viejas (las pobres no aguantan de pie)...¡Ah! y las mujeres tienen la cabeza siempre cubiertas con un chal o con un pañuelo de cabeza...
Por cierto, que la "gente" (los fieles o la congregación) no tiene que entender absolutamente nada, excepto que esto es un SACRIFICIO, no una reunión de estudio bíblico. El latín ayuda a sentir que eso es algo sagrado y muy importante.
Ahora bien, si se quieren quedar toda la ceremonia, son muy libres de hacerlo.
Creo que a lo que usted se refiere son las sargas, hoy casi desaparecidas tras la reforma protestantizante del Vaticano II.
EliminarPuede ver en youtube:
Bajada de la Sarga de la Iglesia de San Eutropio de El Espinar, Segovia (España )
Esa sarga es del pintor Alonso Sanchez Coello y fue un regalo del rey Felipe II a la iglesia de El Espinar.
Mire esto:
Eliminar..."Una y otra vez, los narradores de (Evelyn) Waugh ponen en primer plano la incomprensión secular ante la liturgia. En Oficiales y Caballeros, se nos dice que «en todo el mundo, sin que Sprat lo oyera, se había cantado el Exultet esa mañana. No encontró eco en el corazón hueco de Sprat»
("All over the world, unheard by Sprat, the Exultet had been sung that morning. It found no echo in Sprat's hollow heart")
Nótese que dice "en todo el mundo", como corresponde a la Iglesia Universal.
Considero que el uso del latín en la liturgia tiene sus ventajas. No ser entendido por la mayoría de las personas no es una de ellas. Que la Iglesia romana haya elegido el latín en su momento, que era la lengua de los romanos, y del imperio, no es casualidad. Había una clara intención de ser comprendidos por la gente que participaba de los ritos sagrados.
EliminarSaludos,
G.
"Diviserunt sibi vestimenta mea et súper vestem meam miserunt sortem".
EliminarYo no sé cómo pierde el tiempo leyendo a este necio...
ResponderEliminar¿A caso no sabe ya cómo rebuzna?
Espero que encima el libro no le haya costado plata.
Fr. Arnaud Rostand SSPX (former U.S. district superior of SSPX) has confessed and has been charged for sexually abusing MANY MINORS.
ResponderEliminarThis is disgusting and a reminder that “being Trad” or “loving the Latin Mass” is no insurance against degeneracy and sexual abuse. We saw this last year with “Father” Jackson of the FSSP.
I don’t care if the priest is FSSP or SSPX or any stripe of “Traditional Catholic.”
Such a man, says Our Lord Jesus Christ, deserves a millstone around his neck and cast into the sea. Mark 9:31
SSPX needs to clean house. No excuses. And I write this as a Catholic with a great love and appreciation for Archbishop Lefebvre, the founder of SSPX. Don’t allow wicked men to use the cassock as a cloak to abuse children. Otherwise Christ will remove your lampstand. Apoc. 2:5
Gravísimo y lamentable. No veo muchos tradicionalistas repudiar ni comentar tan diabólicos hechos.
EliminarLa cita es de Michael Matt, director del periódico decano del tradicionalismo anglosajón, The Remnant.
Eliminar"Nadie sabe ni el día, ni la hora". Se emplea esta cita evangélica como sinónimo de que para el fin de los tiempos falta aún una interminable turbamulta de siglos. Si nadie sabe ni el día, ni la hora, ¿por qué se pretende sugerir que aún falta mucho tiempo? ¿No es eso presumir que se sabe que aún falta mucho? La Parusía bien podría ser dentro de un año, pues... nadie sabe ni el día, ni la hora.
ResponderEliminarNuestro Señor dice las 2 cosas: "nadie sabe ni el día ni la hora" y "¿Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos?".
EliminarPor lo que por una parte no nos es dado decir que tal día a tal hora sucederá la Parusía, pero sí nos permite ver signos de su proximidad.
Bergoglio tiene envidia.
ResponderEliminarEs un envidioso y no lo puede remediar, por mucho sacramento de la "reconciliación" que le eche.
Soló así se entiende que eche lodo a otras personas, como el Cardenal Sarah.
("Sarah es bueno, pero no tan bueno como parece. Y encima es un ingenuo")
Y si lo hace con el sr. Cardenal, lo hará con todos.
¿Tendrá un complejo de inferioridad ?