lunes, 29 de enero de 2024

La gran traición

 



[La Iglesia --es un hecho incontestable-- se está vaciando; vaciando de fieles, vaciando de sentido, vaciando de contenido. Ya no tiene mucho sentido ser católico, si da lo mismo ser anglicano o luterano; si da lo mismo esforzarse por llevar una vida virtuosa, o vivir según los dictados del mundo o de la carne.
La semana pasada, varios sitios internacionales (por ejemplo este en italiano) sacaron a la luz una nueva serie de textos del cardenal Fernández: "Orgasmos y genitales". Así titulaban sus artículos porque esos eran los temas que el prelado trataba en sus escritos. Es un hecho que la Iglesia ha sido secuestrada y ha caído en manos de hombres sin fe. 
El artículo que sigue, de carácter teológico y reflexivo, ayuda a comprender la profundidad del daño, quizás irreparable, que Bergoglio y Fernández están infligiendo a la Iglesia].


por Henry Sire

En las últimas semanas hemos recibido una gran bendición: la demostración de que para un amplio sector de la Iglesia católica de todo el mundo el Papa Francisco ha ido demasiado lejos. Todos los indicios apuntaban hasta ahora a que no había límite en la capacidad de los fieles para aceptar los tejemanejes de este Papa con la verdad católica; pero ahora vemos que el límite estaba ahí, y que con Fiducia Supplicans se ha sobrepasado. Sin embargo, frente a este beneficio hay un mal mucho mayor: el estado de la Iglesia que hizo pensar a Francisco que podía salirse con la suya, y con su vergonzoso documento en primer lugar. Este estado de postración incluye muchos aspectos, entre los que destaca una jerarquía servil y al servicio del momento, pero lo que quiero tratar aquí es el fracaso de la Iglesia católica en los últimos sesenta años a la hora de transmitir a los fieles su enseñanza sobre la familia y la sexualidad.

    El ataque al ideal cristiano de la familia comenzó hace siglos, con la aceptación protestante del divorcio, y en el siglo XIX empezó a asumir un tono más ideológico con el auge del feminismo. El impacto de la Primera Guerra Mundial sacudió visiblemente las costumbres tradicionales, ya que las mujeres empezaron a abandonar las normas de modestia que habían prevalecido desde que Europa se hizo cristiana; el divorcio se aceptó ampliamente, y la defensa de la anticoncepción empezó a sacudir el instintivo aborrecimiento de la misma que había sobrevivido incluso en las sociedades protestantes. Contra esta marea, el Papa Pío XI se vio en la necesidad de publicar en 1930 la encíclica Casti connubii, oponiéndose a las nuevas tendencias. De este modo, el Papa Pío cumplió con el deber perenne de la Iglesia de reafirmar la enseñanza cristiana contra los errores de la época. Pero el enemigo no consistía en males morales aislados; era toda una falsa antropología que surgía de una nueva sociedad sin Dios. Impulsado por la ideología de la Revolución Francesa, el mundo avanzado empezaba a ver la sociedad humana como una colección artificial de ciudadanos, en la que la diferencia sexual era un mero accidente físico, el medio que la evolución había encontrado por casualidad para procrear la vida.

    Hoy en día, el marco moral que Pío XI expresó en Casti connubii se ha vuelto totalmente ajeno al mundo moderno, tan lejos hemos viajado por el camino neopagano; pero peor es el hecho de que esa alienación abunda también entre los católicos, tanto laicos como clérigos. La causa de ello es la desintegración de la filosofía católica provocada por el Concilio Vaticano II. Se vislumbra incluso en los documentos del propio Concilio. La declaración programática del Concilio, Gaudium et spes, en su afán por predicar un mensaje “moderno”, creyó oportuno instar al progreso social de la mujer y hablar como si el régimen capitalista de competencia sin trabas, incluso entre los sexos, fuera el orden natural de la sociedad. La ruptura se generalizó en el clima que siguió a la clausura del Concilio. En el sacerdocio y en los seminarios se extendió la suposición de que la regla del celibato estaba a punto de ser abolida, con repercusiones nefastas sobre las vocaciones y especialmente sobre el ethos de la castidad en el clero. Entre los laicos existía la suposición paralela de que la doctrina de la Iglesia sobre la anticoncepción había sido superada y pronto iba a ser modificada. Cuando el Papa Pablo VI intentó reafirmar la enseñanza tradicional en la Humanae vitae provocó un colapso de la autoridad papal. Su encíclica fue recibida con vituperio inmediato y en la secuela fue ampliamente ignorada.

    Estos fueron incidentes en la desintegración de todo el modo de pensar cristiano. Enseñados a considerar el aggiornamento como la nueva regla de fe, los católicos se rindieron a una ideología neopagana de la naturaleza humana. Las leyes de la moral sexual se convirtieron para ellos en prescripciones aisladas que ya no comprendían, porque habían perdido el contacto con su fundamento filosófico. Por tanto, no hay esperanza de enseñar a la generación moderna a comprender la moral cristiana a menos que se liberen de las categorías del mundo moderno y las sustituyan por la filosofía perenne de la Iglesia.

    Ese punto de vista es, de hecho, más antiguo que la propia Iglesia y pertenece a la primera revelación de Dios a la humanidad. Procede de las lecciones que enseñan los primeros capítulos del Génesis, confirmadas por la razón natural, y constituyen una prueba luminosa de que esos capítulos son la Palabra inspirada de Dios. El Génesis enseña, en primer lugar, la verdad trascendente de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. En segundo lugar enseña que Dios creó al hombre y creó a la mujer para que fuera su esposa y compañera. De esa verdad se deriva la realidad fundamental de la familia, y de ahí toda la naturaleza y el significado de la sociedad humana.

    Sin embargo, en estas dos verdades hay implícita una paradoja. La familia humana es la imagen de la perfecta unión de Personas que existe en la Trinidad; sin embargo, en la Trinidad no hay división de sexos. El Hijo es engendrado por el Padre, y el amor entre ellos, como enseña San Agustín, se personifica en el Espíritu Santo. En la sociedad terrenal existe una diferencia. Una persona humana no es engendrada sólo por un padre, sino que es traída a la existencia por un padre y una madre. Esta es una relación que no existe en la Trinidad, y debemos preguntarnos por qué es así. Es evidente que Dios podría haber ideado una raza humana sin diferencias sexuales, con un medio distinto designado para la procreación. ¿Por qué, pues, creó Dios una raza dividida entre hombres y mujeres? La respuesta debe ser que lo hizo por el bien de la Encarnación. La razón por la que cada ser humano deriva su naturaleza por igual de un hombre y de una mujer es que ésa era la única forma en que podía venir al mundo un Ser que era por naturaleza tanto Dios como hombre.

    La alternativa sería pensar que Dios inventó un orden arbitrario de la humanidad y luego improvisó la Encarnación a partir de sus accidentes; ése es el absurdo que implican los entregados a los supuestos del mundo. La verdad es lo contrario: la raza humana fue ideada para hacer posible la Encarnación. La dualidad de los sexos es la condición previa natural para la dualidad sobrenatural de la Encarnación. De ello se deduce que la diferencia de los sexos no es un accidente físico impuesto a una personalidad, sino que forma parte integrante de la naturaleza humana y de su relación con Dios. Un hombre es el tipo de ser humano que Dios ideó en el que debía realizarse la Encarnación; una mujer es el tipo de ser humano que Dios ideó como recipiente de la Encarnación. Dios sólo pudo encarnarse como hombre, porque el sexo masculino estaba formado para representarle; sólo pudo hacerse hombre como hijo de una mujer, porque el sexo femenino estaba formado para engendrarle.

    De esta antropología aprendemos también el significado de la familia como el reflejo que Dios pretendía de la Trinidad, haciendo de la verdad divina el modelo de la sociedad humana. La familia debía ser el escenario del amor inmutable en el que cada niño debía crecer y extraer sus primeras nociones de la realidad, del valor, de la virtud y de lo que es ser humano. Tan fundamental era este plan divino que vemos el instinto de la familia plantado profundamente en la naturaleza humana, incluso en la naturaleza humana tal y como luchó después de la Caída. En las sociedades primitivas, aunque incapaces de articular su marco moral, vemos un respeto por el vínculo matrimonial que casi podría considerarse supersticioso, junto con un horror natural a las lujurias que actúan contra él. La relajación de la institución del matrimonio y la aceptación de la perversión aparece como un vicio artificial en sociedades demasiado sofisticadas como las antiguas Atenas y Roma, y siempre se ha reconocido como el presagio de la decadencia.

    El matrimonio humano es, por tanto, uno de los ideales más elevados que Dios pone ante nosotros; pero cuando consideramos el abismo entre el ideal y el pantano de la sexualidad tal y como la ha convertido la Caída, la lección que debemos extraer es el lugar esencial que ocupa la virtud de la castidad en la protección del vínculo matrimonial, el castum connubium que Pío XI se esforzó en defender. La lección es aún más fuerte cuando observamos los estragos que nuestra propia sociedad antinatural ha causado en los caminos de la naturaleza. Aprendemos lo importante que es que los cristianos comprendan el plan divino de la naturaleza humana y repudien la falsa ideología que ha surgido entre nosotros. Ese fue el reto al que se enfrentó la Iglesia católica en el siglo XX, y ha fracasado tristemente. Donde deberíamos haber tenido defensores sabios y valientes, nos hemos dejado llevar con demasiada frecuencia por picapleitos de boca harinosa cuyo evangelio es la acomodación a los hábitos del mundo, que hablan de la necesidad de ser pastorales y de reconocer la realidad de las situaciones humanas, y que incluso se vuelven contra la propia Iglesia y la acusan de fanatismo e intolerancia históricos como base de su enseñanza moral. Lo que tenemos ahora con Fiducia Supplicans es esta traición elevada a la categoría de magisterio papal.

    Hay que reconocer también el efecto diabólico que esta traición ha tenido en nuestro mundo. El debilitamiento de la Iglesia católica tuvo su repercusión en otras religiones, sobre todo en la Comunión anglicana, que a estas alturas ha abandonado cualquier intento de defender la moral sexual cristiana; y el mismo fracaso ha afligido a la mayoría de las demás sectas protestantes. El colapso se inició en el momento en que el testimonio de la Iglesia católica empezó a fallar en la época del Concilio Vaticano II, y su resultado fue que el apuntalamiento cristiano de las sociedades seculares cedió rápidamente. El aborto, la sodomía y la pornografía perdieron la prohibición legal y el estigma que habían tenido antes, y un ethos de hedonismo pagano conquistó lo que antes habían sido naciones cristianas.

    Aprendemos de esto la rienda suelta que se da al Diablo cuando la Iglesia y el Vicario de Cristo faltan a su deber. El ejemplo más grave de ello se ha dado en los últimos años. Habiendo ganado todas sus batallas anteriores contra la familia natural, el Diablo encontró una nueva locura que soltar en la sociedad neopagana, y fue la ideología del “género”. De repente, hace unos diez años, los oráculos de la modernidad empezaron a proclamar que el sexo no es una realidad biológica sino una construcción social, que no hay dos sexos sino cuarenta y siete, o cualquier número que el cabalista desee conjurar, que el sexo de una persona no es lo que la naturaleza hizo sino aquello con lo que él o ella elige “identificarse”; y lanzaron una campaña fanática para animar a la gente a someterse a mutilaciones quirúrgicas, y para adoctrinar a los niños con un mensaje de confusión en cuanto a su identidad sexual.

    Esta locura surgió de la nada hace una década, y lo más chocante ha sido el silencio de la Iglesia católica ante ella. Si hubiéramos tenido un Papa que conociera su deber como Pío XI, habría dejado claro de inmediato que cambiar el sexo propio, o el de otra persona, es una enormidad moral del peor orden y está absolutamente prohibido por la ley de la Iglesia, y se habría levantado en armas contra la campaña de falsedades insolentes a la que se ha rendido la sociedad moderna. En lugar de ello, el rebaño se ha quedado sin pastor. Mientras el Diablo avanzaba a pasos agigantados entre las almas humanas, el Papa Francisco ha estado hablando del cambio climático.

    Este es el contexto del flagrante fracaso del Papa a la hora de proclamar la enseñanza cristiana sobre el pecado de la sodomía, un tema sobre el que se ha mostrado por muchas declaraciones privadas como un hereje evidente. Ha salido a la luz por su publicación de Fiducia Supplicans, y por la posterior revelación de que el jefe que ha nombrado para el Dicasterio para la Doctrina de la Fe es un hombre con la teología de un erotómano. Sin embargo, la traición más amplia ha sido el abandono de las funciones de la Iglesia en lo que respecta a la ética de la familia y la virtud de la castidad. La situación del mundo actual es aquella de la que la hermana Lucía de Fátima advirtió al cardenal Caffarra: “Llegará un momento en que la batalla decisiva entre el reino de Cristo y Satanás será sobre el matrimonio y la familia”. No hace falta ninguna visión sobrenatural para afirmar esto, ya que está entre nosotros para cualquiera que tenga ojos para ver. El Príncipe de la Mentira ha estado haciendo súbditos dispuestos por millones a nuestro alrededor, y la Iglesia no ha defendido la verdad. Y ese fracaso continuará mientras este maestro del pasado en desviaciones se siente en el trono de Pedro.


Fuente: OnePeterFive

47 comentarios:

  1. Excelente artículo; muy profundo. Me quedo con que por cómo creó Dios la naturaleza humana, hay Madre de Dios que es una creatura, pero no hay Padre de Dios que sea creatura. La mayor sublimación de una creatura es la de una Mujer.
    La impudicia es una excelente aliada de la apostasía, y por eso, así como para el pecado original el demonio eligió a Eva para tentar, hoy elige a las mujeres para corromper. No porque sean más malas que los hombres sino porque naturalmente es la mujer la que atrae al varón. Y si Dios divinizó más que a nadie a una Mujer, el demonio quiere usarlas como camino de perdición; como una inversión blasfema del papel de la mujer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, así es. Y basta con ir a una sencilla playa de río de una pequeña ciudad provinciana para constatarlo. La mujer se pasea virtualmente desnuda frente a su esposo, novio, pareja, familiares, sus hijos pequeños y los que no, frente a jóvenes, adultos y ancianos con un impudor que asombra a quien recuerde el mensaje de Fátima.

      Eliminar
  2. Tal cual. Se trata de una traición lisa y llana. En todos los órdenes

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué bonito artículo!!!! ¡Me ha encantado y hecho feliz!!! Me tomé un recreo y decidí dar una vuelta x acá, para ver si había publicado algo. ¡Lo bien que hice!!!!! Esta explicación de la Creación- Encarnación es bellísima. Gracias, Don Wanderer!

    ResponderEliminar
  4. Ah, otra cosa. No sé a qué hechos se refiere el autor cuando dice q esto de la ideoligía de género se destapó o apareció de pronto, hace 10 años. Si mal no recuerdo, al menos x lo q a mí respecta, la primera vez q oí hablar de "género" en lugar de "sexo", fue en la conferencia mundial o internacional (como sea) de la mujer, en Pekín (q ya llamaban Beijin), de 1994 (creo q fue ese año). Leí las noticias con estupor xq, explicaban, no era un simple cambio de palabras, sino la defensa de q el ser mujer no venía dado x la naturaleza, sino q era algo q se elegía y construía. No pude dejar de hablar en contra, en mis clases.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oiga, doña: Si quiere que alguien lea sus escritos sin fastidiarse, hágalos con las palabras completas, tal como los hacen el resto de los mortales. Si no, no se esfuerce ni en pensarlos. ¡Con onda, eh!

      Eliminar
    2. Gracias por el comentario, Anónimo! Verá, escribo en el celular, no en PC (esta es válida). Y, aunque no lo crea, nunca aprendí a usar ambos pulgares!!! En un teclado normal, uso todos los dedos porque estudié dactilografía, cuando era una cría. Pero en el celular: uso el índice de la derecha, exclusivamente. Por eso y por la costumbre de tomar apuntes a vuelo de plema, abrevio o simplifico. Pero, en fin,; cuando me interese que alguien (además de Wanderer) lea mi opinión, tendré en cuenta su consejo. Como ahora. Gracias.

      Eliminar
    3. Gracias por su consideración y respuesta, que la enaltece. Así, no nos privaremos de sus comentarios. Atentos saludos. El caballero Anónimo

      Eliminar
  5. Crudo análisis sin anestesia este de Henry Sire sobre la crisis terminal que hoy vive la Iglesia.
    ¿Pero cómo sigue esta historia?
    ¿Se acuerdan de la Puerta 12 de aquel desgraciado Ríver-Boca de 1968? Fue la mayor tragedia deportiva de la Argentina, hubo más de 70 muertos y centenares de heridos. Me acuerdo bien porque un amigo mío murió aplastado como tantos otros.
    Nunca se supo bien lo que pasó, pero "alguien" se olvidó de abrir esa famosa puerta y la hinchada de Boca que bajaba de las tribunas empujaba sin saber que allá en la puerta cerrada la presión iba creciendo cada vez más hasta que se hizo insoportable y sobrevino el desastre.
    Hoy en la Iglesia pasa lo mismo, la puerta está cerrada porque Francisco se pasea con el látigo en la mano tratando de imponer obediencia; pero todo será inútil, la presión interna seguirá creciendo día tras día hasta que el cisma inevitable nos caiga encima como un piano de cola desde un piso 12.
    Y lo que pase en la Iglesia tendrá graves consecuencias políticas en todo el mundo, que nadie lo dude.
    ¿Qué pasará -por ejemplo- cuando un obispo rebelde se atrinchere en su diócesis y se niegue a entregar la plaza al nuevo obispo enviado por Francisco? ¿Qué hará el poder político entonces, enviará a la policía para que lo saque a patadas para quedar bien con Francisco? Difícil que el chancho chifle..., porque no sólo otros obispos y sacerdotes pueden solidarizarse con el rebelde, también miles de laicos -algunos muy pesados dentro del poder político- que se sumarán a esa batalla contra Francisco. Y eso se repetirá en todo el mundo como las piezas de dominó que caen en cadena.
    Se avecinan días turbulentos pero también apasionantes, este 2024 puede ser el puntapié inicial de lo mejor que está por venir.
    Mientras tanto, la guerra religiosa en Medio Oriente también acecha...
    ¿Es posible que el Anticristo esté en el banco esperando el momento propicio para entrar a la cancha?
    Nosotros no sólo somos testigos privilegiados, también podemos ser protagonistas...
    El que persevere hasta el fin será salvo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido con sus conjeturas don Fuente, excepto lo último.
      Soy de los que creen que falta mucho para la llegada del Anticristo. Primero tiene que venir el triunfo del Inmaculado Corazón profetizado en Fátima, y luego el tiempo de paz. Si realmente fueran los tiempos del Anticristo, nos estaríamos salteando el gran acontecimiento del triunfo de la Virgen, ya que la derrota final del Enemigo será seguida de la venida triunfal de Nuestro Señor. Alguna gente diferencia estos dos acontecimientos hablando de Fin de los Tiempos y Fin del Mundo - estaríamos realmente cerca del primero. Pero bueno, es una interpretación. Dios dirá

      Eliminar
    2. Curiosa interpretación la suya, don José GD... No veo la razón para que el triunfo del Corazón Inmaculado de María y la Parusía sucedan de consuno, tal como sugiere Fuenteovejuna y han previsto algunos estudiosos del Apokalypsis. Cierto que es de libre creencia cada cosa désas, pero los hechos nos están proponiendo un desenlace bastante claro.

      Eliminar
    3. No puede ser Fuenteovejuna... No escuchó a su ídolo en Davos decir que el mundo nunca estuvo tan bien como ahora , en paz, armonía y progreso? Me extraña!!
      Ya sé, Wanderer no publicará mi comentario, pero bueh... Dile a Juan, para que entienda Pedro

      Eliminar
    4. Mi estimado anónimo de las 10:32
      Milei nunca fue mi ídolo, si usted leyó bien mis comentarios no me pudo haber entendido mal, pero si fue así, se lo repito ahora para usted y para los que puedan haberme leído mal como usted.
      Siempre supe de sobra que este muchacho no tenía todos los patitos en fila (como le gustaba decir a Aníbal Fernández), desde que lo vi jurar por Dios y los Santos Evangelios a pesar de ser medio judío (o del todo), algo difícil de entender.
      A pesar de eso, si lo voté fue porque era el único candidato que en 40 años de democracia prometió lo que a mi realmente me interesaba:
      1) Acabar con el aborto.
      2) Acabar con la ideología de género, la ESI, el idioma inclusivo, la transexualidad y el matrimonio homosexual, porque el Estado no está para privilegiar con leyes lo que esos degenerados quieran hacer con su trasero.
      Y 3) y principal, porque prometió acabar con los derechos humanos marxistas que Néstor Kirchner impuso con leyes inicuas en tiempos que el Congreso era una escribanía de la Rosada, dado que necesitaba el apoyo de Montoneros, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la ultraizquierda trotskysta -que siempre fueron dueños de la calle- para conquistar la suma del poder público y así gobernar como un tirano.
      Y hasta podría agregar un cuarto motivo fundamental que a Milei le servirá para cumplir con los tres puntos anteriores -algo en lo que usted tal vez nunca pensó- porque desde la Batalla de Caseros hasta hoy Milei fue el único presidente que por el berretín que tiene con los macabeos y las "fuerzas del cielo", demostró que le tiene más miedo a Dios que a los hombres, razón más que suficiente para que no lo puedan echar -por más paros generales que le hagan- como ya lo hicieron con De la Rúa y Duhalde que enseguida arrugaron y se fueron a sus casas en cuanto les dejaron unos muertos en la 9 de Julio y en Avellaneda.
      Si todavía no le quedó claro, pregunte lo que no entiende que con gusto se lo explicaré.
      Que termine bien el día.

      Eliminar
    5. Anónimo del 30/01, 3:44: Aclaro que no es mía la interpretación, es algo que leí (o escuché) en algún sitio que no recuerdo ahora. Estimo que esto viene de interpretar "algún tiempo de paz" en la frase "Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará... y será concedido al mundo algún tiempo de paz" como un tiempo limitado, y en esta misma tierra. De lo que se deduce que no se trata del triunfo final de nuestro Dios que es la Parusía, que es el fin del mundo.
      Algo de eso dejan entrever las profecías de Garabandal también, pero no recuerdo exactamente cómo, ya que he leído tanto sobre el tema, que tuve que dejar por mi salud mental :)
      Perdón por la imprecisión

      Eliminar
  6. No existe la raza humana, como dice el texto, sino la especie humana. Luego, esta especie presenta diferentes razas. Hablar de una sola "raza humana" es una concesión al pensamiento políticamente correcto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La raza es una característica accidental, que se origina y mantiene por el “aislamiento” de grupos humanos.

      Cada vez que se “mezclan” dos razas en una pareja humana el resultado es prácticamente irreversible.

      En un mundo interconectado la fusión de las razas es cuestión de “tiempo”, que desde luego se mide en generaciones.

      Eliminar
  7. El autor sostiene que "la raza humana fue ideada para hacer posible la Encarnación", pero la creación del hombre es anterior a la caída, ¿Dios para quien todo es presente había previsto la caída en el momento de la creación del hombre? ¿O Dios tenía pensando encargarse igualmente aunque no hubiera habido caída?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchos piensan que la Encarnación del Hijo de Dios hubiese tenido lugar igualmente en caso de no haber mediado la Caída. Pero en su infinita sabiduría de todos los posibles (¡oh antañona disputa del molinismo!), Dios también previó la Caída aún en la propia Creación, donde La Inmaculada estaba prevista y la humanidad de Su Hijo incoada en el género recién creado. Por otra parte, observo que en el artículo se afirma que “sólo pudo hacerse hombre como hijo de una mujer, porque el sexo femenino estaba formado para engendrarle”, refiriéndose al Hijo de Dios. Sin embargo, las mujeres no engendran sino que conciben y el Hijo de Dios está engendrado, no creado, desde toda la eternidad y antes de la Creación, como dice el el Salmista. Por lo demás, un artículo brillante, digno de enmarcar.

      Eliminar
    2. Se dice bíblicamente que la mujer concibe y el varón engendra porque se creía, erróneamente, que el semen del varón era la única causa material del hombre, y una vez depositado en el cuerpo de la mujer, esa semilla recibía el alma de Dios; y así la mujer concebía en su cuerpo a sus hijos. Pero después la medicina descubrió que tanto el hombre como la mujer son causa material de su hijo: la semilla del varón (eso significa semen) y el óvulo de la mujer. Es decir ambos engendran.
      Y la concepción se da dentro del cuerpo de la mujer (cuando se respeta el orden natural; está todo tan atrofiado que hay concepciones de probeta).
      Dios Padre engendra al Hijo eternamente, decimos así pero no es causa del Hijo. Son co-eternos y por supuesto Dios Hijo no tiene causa. Usamos esa palabra porque el lenguaje y el pensamiento humanos, no pueden expresar la realidad Divina.
      En cuanto a la realización de la Encarnación aún sin pecado original, no es dogma de fe, aunque es la postura que defiende Santo Tomás.

      Eliminar
    3. Del hecho de Padre e Hijo sean coeternos no se sigue que el Padre no sea el origen del Hijo, que en eso consiste ser engendrado. El Padre es el principio del Hijo.

      Eliminar
    4. Paseador de perros1 de febrero de 2024, 3:12

      Estimado Don Pelayo:
      En lo que respecta a Santo Tomás, él defiende la postura contraria a lo que usted dice.
      En la Suma Teológica III, q. 1 a. 3 se pregunta "¿Se hubiera encarnado Dios si no hubiera pecado el hombre?"
      Y responde que no.

      He aquí el argumento central de ese artículo de la Suma:
      Sobre esta cuestión hay distintas opiniones. Unos dicen que el Hijo de Dios se hubiera encarnado aunque el hombre no hubiese pecado. Otros sostienen lo contrario. Y parece más convincente la opinión de estos últimos. Porque las cosas que dependen únicamente de la voluntad divina, fuera de todo derecho por parte de la criatura, sólo podemos conocerlas por medio de la Sagrada Escritura, que es la que nos descubre la voluntad de Dios. Y como todos los pasajes de la Sagrada Escritura señalan como razón de la encarnación el pecado del primer hombre, resulta más acertado decir que la encarnación ha sido ordenada por Dios para remedio del pecado, de manera que la encarnación no hubiera tenido lugar de no haber existido el pecado. Sin embargo, no por esto queda limitado el poder de Dios, ya que hubiera podido encarnarse aunque no hubiera existido el pecado.

      Eliminar
    5. Tiene toda la razón del mundo paseador de perros! Me confundí de santo o de libro (culpa de escribir de memoria). Es como ud dice.

      Eliminar
    6. El Padre es origen del Hijo. No es la causa, que no es lo mismo.

      Eliminar
    7. Esto que usted pregunta, anónimo de las 15:22, lo explica Ana Catalina Emerich. Ella dice que hubiesen bastado 3 generaciones de hombres en el Paraíso sin pecado original y que entonces el Paraíso se hubiese extendido por toda la Tierra.
      Y sí, dice que Cristo se habría encarnado de cualquier forma aunque no hubiese habido pecado original.
      Isaac

      Eliminar
  8. En mi comentario anterior, donde dice "encargarse", léase "encarnarse".

    ResponderEliminar
  9. Estimado Don Wander, su manera de exponer la relación entre la familia y la Santísima Trinidad me ha encantado, es como una lluvia de luz para el alma de quiénes deseamos crecer como correctos cristianos en un tiempo de sequía espiritual por parte de los modernistas que corroen sin cuidado la liturgia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El artículo es de Henry Sire; no de D. Sebastián...

      Eliminar
  10. DECIAMOS AYER...LA IGLESIA TRAICIONADA / DE PERON A BERGOGLIO

    ResponderEliminar
  11. A propósito de el tema , un buen artículo de Pagliarani al respecto de todo este embrollo !

    https://fsspx.news/es/news/fiducia-supplicans-una-iglesia-sinodal-que-escucha-mundo-42155

    ResponderEliminar
  12. Brillante artículo donde se pone de relieve la íntima vinculación entre el orden natural, el orden sobrenatural y el orden moral, y de cómo la desviación o corrupción en uno de estos órdenes, trae como natural consecuencia la desviación o corrupción de los otros órdenes. ¿Cuáles son estos órdenes y cuál es el que produce el desorden de los restantes? Ya lo señaló en su momento el P. Santiago Ramírez, cuando señaló que uno es el orden natural que razón humana no produce sino que se limita a considerar, el cual sirve de base a los demás órdenes; otro es el orden lógico, que la razón introduce para dar lugar a la filosofía racional; otro es el orden moral que la razón introduce para considerar las actividades volitivas; y finalmente, el orden artístico-técnico, que la razón produce para modificar el orden natural. Por encima de dichos órdenes se alza el orden sobrenatural que adviene sobre el orden natural para ayudar a la razón no sólo a alcanzar los fines naturales que convienen dichos órdenes, sino también para alcanzar los fines sobrenaturales que dan sentido a la existencia humana.
    Se supone que una razón que, con la ayuda del saber proporcionado por una sana filosofía y una teología, sin duda ayudarán a la realización plena del hombre con arreglo al respeto de estos distintos órdenes de realización humana. Mas el drama se desata, cuando esa razón que está naturalmente hecha para conocer y perfeccionar el orden natural, atribuyéndose a sí misma sobre dichos órdenes, los órdenes natural, el orden lógico, el orden moral, e incluso sobre el orden divino, el poder que ella sólo puede en el orden artístico-técnico. Y así se explica el que, en nuestros días, esa misma razón humana, que acostumbrada ya a creer que puede saltar a la torera todos los límites que le imponen los órdenes a los que se debe sujetar, termina por conducir al hombre hacia el abismo de una total irracionalidad. No otro origen tiene la proliferación, entre otros males, de las guerras, del genocidio del aborto, de la ideología de género, de la destrucción de la familia y su substitución por formas degradadas de la misma, y, por supuesto, el previo abandono de Dios y de sus mandamientos.
    He ahí la razón por la cual todo buen cristiano tiene que luchar por restablecer, dentro de sí mismo, dentro del mundo y dentro de la misma Iglesia.
    ¡Señor guarda a tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

    ResponderEliminar
  13. Falta decir que la Iglesia Catolica Ortodoxa, hermanos de los que nos separamos ya hace mas de 1000 años, no ha mostrado permeabilidad alguna, ni concesion alguna a la ideologia de genero, ni al matrimonio gay, ni a ninguna de esas perversiones
    Esto lo comento, ya que no deja de ser un testimonio y un signo de esperanza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que a lo mejor ha llegado la hora de reunirse con los "hermanos separados", que no son precisamente los herejes calvinistas, luteranos y anglicanos.

      "Dios escribe recto con renglones torcidos"

      Eliminar
    2. Ojala asi sucediera y darnos un baño de humildad, porque somos pecadores y hemos perdido el rumbo y abrazarnos con Nuestros hermanos, fieles al Señor en rstas cosas tan importantes en esta era de desroden, nos curaria de muchos males modernos que se nos han metido hasta el fondo del ser.

      Eliminar
  14. Que excelente. Que gusto da leer todo lo que escribe en su blog. Brillante. No espero de usted, querido Caminante , gracias

    ResponderEliminar
  15. Favor de precisar: He ahí la razón por la cual todo buen cristiano tiene que luchar por restablecer, dentro de sí mismo, dentro del mundo y dentro de la misma Iglesia la rectitud que conviene a dichos distintos órdenes.

    ResponderEliminar
  16. Estimado Wanderer solo quiero dejarte esta imagen, si la podés compartir en buenahora, se que te gustara, un abrazo!
    https://gloria.tv/post/9YpkkntzarwA6wSKrFgMP3HJH

    ResponderEliminar
  17. Es inútil pretender que un inglés común maneje bien la metafísica desde Ockham en adelante. Sire se hace un embrollo entre el orden natural y la gracia que habría envidiado cualquier seguidor de la Nouvelle Théologie, cuando dice que Dios creó los sexos porque (o para) se iba a encarnar. Pero el artículo está bien, aunque en algún momento uno recuerda a aquel autor apologético que encomiaba a la Providencia divina por crear sandías rayadas, para que el padre de familia pudiera cortarlas en tajadas ecuánimes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Venía a señalar esto mismo, pero veo que ya está escrito. En Dios no hay cambio, no piensa "primero" una cosa y para realizarla piensa "después" en hacer tal otra. Y no se piense que es solo la vieja discusión sobre los motivos de la Encarnación, es que además en el artículo se da una confusión entre lo natural - sobrenatural que hubiera escandalizado a Henri de Lubac o a Blondel.

      Eliminar
    2. Por contra y con saludable agnosticismo, su compatriota Newman afirmaba que no sabemos el propósito por el cual fue creado el universo (cito de memoria). Cualquier apologeta contestaría "para gloria de Dios", pero esa respuesta es tautológica y no dice mucho. Ignoramos casi todo de los designios de Dios, no digamos de la Encarnación.

      Eliminar
    3. Sirius Black dijo:

      Estupendo. Le encargo la cita, si anda con tiempo.

      Eliminar
    4. La nocion de que Dios creo dos sexos porque se iba a encarnar es lamentable no solamente en el plano de la metafisica sino tambien en el de la biologia. La reproduccion sexual es una caracteristica de todos los organismos avanzados, incluyendo todos los vertebrados, y es claramente ventajosa a nivel biologico frente a la reproduccion asexual. Si su razon primaria de ser fuese la Encarnacion entonces habria sido una caracteristica de la especie humana solamente.

      Eliminar
    5. Porque se confunden dos planos, estimado, el de la gracia y el de la naturaleza. Y se pretende entrar en la mente divina, designando "propósitos". El sexo es algo natural, en un animal racional, que puede ser elevado por la gracia. En último análisis, refleja, en el universo animal de un modo vestigial cierta perfección divina. En el hombre natural refleja la imagen de Dios y de sus relaciones interpersonales; en el hombre recreado por la gracia, refleja la semejanza del amor intratrinitario y el amor de Dios al hombre.
      Se trata de unir los planos sin confundirlos, distinguirlos sin separarlos.

      Eliminar
    6. @ Ludovicus 31/01 10:48: El agnosticismo de Newman en ese punto no es saludable y ni siquiera posible para un católico. Cito de la Constitución Dogmática "Dei Filius" del Concilio Ecuménico Vaticano I (1870), capítulo I "Dios Creador de todas las cosas":

      "Este único Dios verdadero, por su bondad y virtud omnipotente, no con la intención de aumentar su felicidad, ni ciertamente de obtenerla, sino para manifestar su perfección a través de todas las cosas buenas que concede a sus creaturas, por un plan absolutamente libre, «juntamente desde el principio del tiempo creo de la nada a una y otra creatura, la espiritual y la corporal, a saber, la angélica y la mundana, y luego la humana, como constituida a la vez de espíritu y de cuerpo»

      Y canon 5: "Si alguno [...] negare que el mundo fue creado para gloria de Dios: sea anatema."

      Esta doctrina ya había sido afirmada por S. Buenaventura, citado en el #293 del Catecismo: "no para aumentar su gloria, sino para manifestarla y comunicarla".

      Eliminar
  18. GASTON: El rabino USA Yehuda Levin defendió en su dia a los católicos radicionalistas y destacó que la crisis de la Iglesia afecta negativamente también al judaismo

    ResponderEliminar
  19. “Donde deberíamos haber tenido defensores sabios y valientes, nos hemos dejado llevar con demasiada frecuencia por picapleitos de boca harinosa cuyo evangelio es la acomodación a los hábitos del mundo, que hablan de la necesidad de ser pastorales y de reconocer la realidad de las situaciones humanas, y que incluso se vuelven contra la propia Iglesia y la acusan de fanatismo e intolerancia históricos como base de su enseñanza moral. Lo que tenemos ahora con Fiducia Supplicans es esta traición elevada a la categoría de magisterio papal”. (Henry Sire)
    Sin duda, la explicación de la actual debacle de la cultura occidental se debe a la desordenada deriva de la conducta de sus líderes espirituales. ¡Con qué indignación, allá por los años ochenta, escuchaba en la sala del parlamento nacional los falsos argumentos en contra de la indisolubilidad del matrimonio: “me reconozco como católico, pero atendiendo a las necesidades del bien común, voto por la ley del divorcio”. Con lo cual dicho parlamentario, junto a tantos otros, puso en evidencia la gravedad de su indigencia en el orden de su formación intelectual y moral. Nada que ver con la luz que proviene de una sólida formación en las doctrinas filosóficas y teológicas transmitidas por la tradición de la Iglesia. Y, por supuesto, la misma actitud de desprecio por la sana doctrina de la Iglesia se patentizó más tarde con ocasión de la discusión en torno a la admisión del matrimonio homosexual, y, cómo no podía ser de otra manera, también con la admisión de la ley del aborto.
    Yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado, si ante el primer conato de negación del orden querido por Dios, los miembros de la jerarquía católica, con total convencimiento y con unánime decisión, de consuno, se hubieran propuesto, encarar la noble misión de enseñar a los fieles cristianos, e incluso, a los que no lo fueran, sobre el valor perenne e innegociable de la familia tradicional. Sin duda, toda la sociedad, cristianos y no cristianos, incondicionalmente, se hubieran sumado a esa superior patriada. Como lo declaraba el noble Cid Campeador: “¡Dios qué buen vassallo si oviesse buen señor!”. Pero, eso no ocurrió, porque los que, en su momento, tendrían que haber hablado, muy lamentablemente, no hablaron.
    Pero, lo grave es que, lo que ayer solo apareció como un brote de pus dentro de un organismo que todavía tenía algunas defensas espirituales en algunos de sus dirigentes mejor formados, hoy, con la canallesca omisión por décadas, en el orden de una sana formación filosófica y teológica, y, lo que es más, con el consentimiento de las máximas jerarquías, se ha convertido en un signo de gravísima corrupción.
    He ahí la gran traición. Lo que hoy está sucediendo en el seno de la Iglesia Católica, con gran dolor lo digo, aunque puede entenderse como una natural consecuencia de graves omisiones de quienes les precedieron, no deja de ser fruto de decisiones tomadas por la actual conducción de la Iglesia.
    ¡Señor, protege a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

    ResponderEliminar
  20. Otro excelente artículo sobre la Fiducia... https://revuethomiste.fr/contenu-editorial/chroniques/lumieres-et-grains-de-sel/fiducia-supplicans-face-au-sens-de-la-foi

    ResponderEliminar