lunes, 29 de julio de 2024

La "teología profunda" y el sacerdocio católico

 


El “Estado profundo” (deep state), es una una noción que se puso de moda en los últimos años. Hace referencia a una estructura de poder oculta y paralela que opera dentro de un Estado. Esta estructura incluye redes de grupos de poder que actúan de manera clandestina y coludida para seguir una agenda propia, independiente del gobierno legítimo. A menudo, estos grupos están compuestos por elementos de las fuerzas armadas, servicios de inteligencia, policías, agencias gubernamentales y otras instituciones estatales. Se trata de un entramado invisible, una red de influencias que se extiende más allá de los límites visibles del gobierno, penetrando en las profundidades de las instituciones y la sociedad. Es como un río subterráneo que fluye silenciosamente bajo la superficie de los gobiernos visibles, moldeando el paisaje político sin que muchos sean conscientes de su existencia.

No se trata, claro, de un invento contemporáneo. La Iglesia fue pionera en instrumentar un deep state que, desde los últimos años del pontificado de Pío XII hasta la fecha, se ha movido y actuado con inigualable eficacia. Sus mismos protagonistas han dado testimonio de ello, como cualquier buena historia del Concilio Vaticano II o de la reforma litúrgica demuestran, o como lo demostró también, en mi opinión, la extrañísima renuncia del Papa Benedicto XVI. 

Sin embargo, creo yo que ese deep state en la Iglesia cuenta como aliada a una suerte de deep theology, una “teología profunda” que está detrás de muchos movimientos de superficie que parece espontáneos y son ejecutados por los idiotas útiles de turno, como sucede en la sociedad civil. Y veamos un caso concreto. Lo que sin duda es la bandera más rutilante del progresismo en la última década es el reclamo por el sacerdocio femenino. Y los argumentos que se dan son de todo tipo: pretendidamente teológicos o crasamente utilitarios: no hubo sacerdotisas en la historia de la Iglesia simplemente por una cuestión cultural y no por un impedimento teológico, y ante las escasez de vocaciones sacerdotales masculinas, se podrían incorporar las “vocaciones sacerdotales femeninas”. 

A nadie que se ponga a pensar seriamente escapará el hecho de que detrás de estas argumentaciones, lo que realmente está en cuestión es el sacerdocio católico. Pero, claro, esto no puede decirse abiertamente porque, sin el sacerdocio, se derrumba la Iglesia, y los fieles caerán en la cuenta que han vivido durante siglos en una fantasía cultural que no tiene fundamento alguno. “Todo era una gran mentira”, dirán. Pero un reducido grupo de teólogos neo-gnósticos, sí que saben la profundidad de la mentira del sacerdocio, y se mueven en las sombras, buscando impulsar los cambios lentamente y sin que se note. Son los integrantes de la deep theology.

Esto no es nuevo. Ya en los años ’80, se enseñaba en buena parte de las facultades de teología europeas y americanas, y en los seminarios más prestigiosos, que el Nuevo Testamento no legitimaba el sacerdocio ministerial. Y se aludida, entre otras muchas, a la cita de la Carta a los Hebreos 7, 27 según la cual Cristo presentó su sacrificio “una vez para siempre”. El sacerdocio ministerial de la Iglesia sería, entonces, una consecuencia de la inculturación de la Iglesia en el mundo helenístico, pues ya no son necesarios nuevos sacrificios cotidianos —la Santa Misa— ofrecidos por nuevos sacerdotes. Esta tesis es sostenida, por ejemplo, por el sacerdote, biblista, prestigioso y difunto profesor universitario Herbert Haag. Explica que, en los inicios de la Iglesia, la Eucaristía no era celebrada por un sacerdote sino guiada por un presidente o una presidenta. Y esto es lo que dirán sin dudarlo, aunque muy discretamente, buena parte de los patrólogos. Es difícil no pensar en estos casos en el filósofo y poeta romántico alemán, Friedrich von Schlegel, quien escribió acerca de cierto tipo de personajes: “Siempre se detectan en los antiguos los propios deseos y anhelos y, sobre todo, a uno mismo”.

Haag y los adherentes a este deep theology llegan a estas conclusiones eludiendo las verdades de la fe, mediante el uso ideológico de la historiografía llamada crítica. Se sirven de su propia reconstrucción del pasado para socavar la fe de la Iglesia en el presente. El objetivo de este revisionismo histórico es la interpretación relativista del dogma. Como pretendían los modernistas de comienzos del siglo XX, intentan comprender la fe de la Iglesia mediante hipótesis históricas y parciales. Pero la fe no es una hipótesis histórica sino una realidad viva en la Iglesia. No se puede aprehender a través de los despojos del pasado. Fuera del cuerpo vivo de la Iglesia, no hay ciencia de la fe, a lo sumo habrá una crítica ideológica determinada por prejuicios personales.

Solo hay vida en un cuerpo vivo. Mutatis mutandis, la fe solo se revela en el cuerpo creyente de la Iglesia, que posee la fe en el nunc del Espíritu Santo. Para los creyentes, la fe es únicamente perceptible por la acción de la cabeza, el corazón y las manos de la Iglesia. La historiografía ve a los testigos del pasado a la luz de su propia época. La luz con la que el historiador ilumina el pasado es la suya propia: depende de su punto de vista personal. El estudio histórico de la fe solo es pertinente si la fe, testimoniada en los documentos históricos, se percibe a la luz de la Iglesia presente. Ni la Iglesia ni la teología viven de una regresión histórica, sino de la fe contenida en la liturgia, las Sagradas Escrituras, los Padres y las decisiones doctrinales del magisterio.

En el caso concreto que estamos discutiendo —y ciertamente no es el único del que se ocupa la “teología profunda”— se recurre a un arqueologismo intelectual que solo en apariencia hace referencia al pasado, y tiene un rasgo profundamente deshonesto. Finge la existencia de otro mundo y otra iglesia, de los cuales este teólogo iluminado por la ciencia histórica es el pastor y sumo sacerdote. Sin embargo, solo hay una Iglesia, y es la que existe en el presente, porque al pasado no lo vemos en el pasado sino en el presente. Es en el presente donde estos teólogos reconstruyen una pretendida iglesia del pasado. El día de ayer ya no existe y nunca resucitará. Las huellas que quizás haya dejado solo existen en el presente. Por lo tanto, se puede decir que la historia se ocupa del presente y que la huida hacia la historia a menudo sirve para camuflar un propósito ideológico para el presente.

Así entonces, la moderna contestación del sacerdocio ministerial es el fruto de una lectura histórica e ideológica de los textos bíblicos concernientes al sacerdocio. Estos escritos no deben entenderse en un marco histórico-ideológico, sino en el contexto y la luz de la fe de la Iglesia viva y presente.

Por eso mismo, los aprendices de brujo que juegan a ser teólogos progres y comprometidos con el hombre de hoy —pienso, por ejemplo, en el actual “guardián de la fe”, cardenal Fernández— deben saber que no son más que marionetas de un reducido pero ideologizado grupo de teólogos que hace mucho perdieron la fe en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y en su enviado y redentor Jesucristo, y que ahora se dedican a socavar sistemáticamente la Iglesia por Él fundada. 

20 comentarios:

  1. “Por eso mismo, los aprendices de brujo que juegan a ser teólogos progres y comprometidos con el hombre de hoy —pienso, por ejemplo, en el actual “guardián de la fe”, cardenal Fernández— deben saber que no son más que marionetas de un reducido pero ideologizado grupo de teólogos que hace mucho perdieron la fe en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y en su enviado y redentor Jesucristo, y que ahora se dedican a socavar sistemáticamente la Iglesia por Él fundada”.
    Con su habitual agudeza intelectual Don Wanderer nos ha proporcionado una clave para comprender los sorprendentes cambios que hoy se advierten en el seno de la Iglesia. Cambios que, contra lo que nosotros suponíamos, trascendían las posibilidades intelectuales de sus meros ejecutores materiales. Pues, intuye que, así como en el misterioso juego de la historia humana, por encima de los propósitos personales de los actuales dirigentes políticos, opera una secreta corriente subterránea que explica los sorprendentes cambios que hoy se advierten en el orden de la política mundial, como lo puede ser, por ejemplo, la imposición de la cultura LGTB, de la “agenda 2030”, o del NOM, de modo semejante ocurre algo parecido en el seno de la Santa Iglesia Católica que explica los sorprendentes cambios que hoy se pretenden imponer, los cuales, en última instancia, afectan gravemente a la misma doctrina católica. ¿Cuál es el secreto instrumento del cual se valen esos grupos anónimos para concretar esos profundos cambios de orden práctico y teórico? No precisamente por la pluma de los actuales responsables del gobierno de la Iglesia, esto es, del Papa y de los obispos, pues, sin perjuicio de negar que ellos tengan una buena cuota de responsabilidad en la actual crisis de la Iglesia, responsabilidad que comprende a todos los seguidores de Cristo, sino, como ya nos lo indicaran los correspondientes documentos de distintos papas como Pio X, Pio XII, e incluso Benedicto XVI, se trata de la perniciosa injerencia de algunos teólogos que, desde vaya a saber cuánto tiempo atrás, de modo lento pero sin pausa, fueron echando leña al fuego para propiciar todos esos cambios por la vía de un progresivo socavamiento de la base doctrinal de la teología católica. Entre esos cambios, Wanderer advierte, por ejemplo, que la pretensión de imponer el sacerdocio femenino está empujada por el inconfesable propósito de hacer desaparecer el sacerdocio ministerial impuesto por nuestro Señor Jesucristo, y, a la larga, dada la importancia esencial del sacerdocio ministerial para el mantenimiento de la Iglesia, la de hacer desaparecer a la misma Iglesia Católica por Él fundada.
    ¿Qué duda cabe que para que esto se pueda evitar es necesario que todos los miembros de la Iglesia, en fiel cumplimiento de la voluntad de Dios y de sus mandamientos, contando de antemano con la necesaria asistencia divina, veamos la necesidad de fortalecer nuestra propia formación y piedad religiosa para ponerla en práctica con nuestro personal testimonio?
    ¡Guarda, Señor, a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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    1. Yo no creo en teorías conspiranoicas sobre corrientes subterráneas ni profundas. Los teólogos progresistas siempre han publicado abiertamente sus libros y artículos en editoriales importantes, han dado conferencias en espacios de gran audiencia y han impartido docencia en seminarios y universidades. Creo que la lucha entre las distintas tendencias teológicas, eclesiales, pastorales y litúrgicas del catolicismo es pública y abierta, aunque todas puedan utilizar además maniobras más o menos encubiertas.

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    2. "... aunque todas pueden utilizar además maniobras más o menos encubiertas"

      Creo que aquí está la profundidad, profundidad con la cual estos teologos modernistas logran penetrar y adormercer con sus pavadas a los simples filigreses privados (a través del tiempo) de las defensas necesarias.

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    3. Pues ya lo dice san Pablo:
      "que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que habitan en los espacios celestes." Y santa Francisca Romana; ha visto que hay unos ángeles caídos, que pertenecen al mismo orden/ coro que los ángeles custodios, pero que tratan de inducirnos a pecar

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  2. Sin ir más lejos, cuando denuncié a la profesora feminista que se tomó el trabajo de solamente incluir en su programa autores del siglo XX que estuvieran explícitamente condenados por la Iglesia, taparon todo, cambiaron de lugar sus horas, y ahora debe tener un puesto jerárquico.

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  3. Y a su vez ¿Ese grupo reducido pero ideologizado de teólogos que hace mucho perdieron la fe, de quién son marionetas? Porque esto de las marionetas y los marionetistas es como las mamushkas rusas.

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  4. Estimado Wander, no he leido aún la nota, pero veo "el estado profundo" también en la imagen... que habla (en todo esto) de muerte 'escondida'... Si se agranda la imagen, el personaje de la izquierda, en su nariz está velada la imagen...

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  5. El método crítico olvida constantemente que la ausencia de evidencia no es la evidencia de ausencia. Es como presentar a un hombre adulto y sostener que como no hay fotos, ni documentos, ni rastro alguno de su infancia, este hombre no ha sido niño.

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    1. Efectivamente.

      Una prueba de su importancia se ve en la economía.

      En economía se estudia todo lo que se puede contar, medir o pesar. No puede ser de otro modo.

      Sin embargo no estudia ni puede estudiar lo más importante: el empresario.

      Si no hay una persona que reúna los elementos de producción, los transforme y venda el producto resultante no se produce ninguna actividad económica.

      Y no todos valemos para eso.

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  6. Sabemos bien que la Iglesia no es una institución como cualquier otra porque su nacimiento no ha sido obra de los hombres sino de Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, su origen es sobrenatural y no puede cambiar.
    Para las relaciones diplomáticas con otros Estados la Iglesia fundó el Vaticano, una institución humana como cualquier otra.
    Hecha esa distinción, también es cierto que siempre existió una teología profunda amasada por los enemigos de la Iglesia para los cuales "sólo hay una Iglesia, y es la que existe en el presente porque al pasado no lo vemos en el pasado sino en el presente".
    Pero dado que esa teología profunda es una construcción humana, por más que redoble sus esfuerzos nunca podrá cambiar la verdadera teología, la única e inmutable teología de la Iglesia santa porque su origen no es natural sino sobrenatural.
    Es cierto que los enemigos de siempre la han infiltrado y desde adentro la han ido debilitando como un cáncer al punto de que hoy han escalado hasta las más altas cumbres de la Iglesia, pero no es menos cierto que de ese trabajo sigiloso del infierno ya fuimos advertidos por Nuestro Señor en los evangelios y desde los tiempos de Isaías también sabemos que al final quedará un "pequeño resto" con el cual la Santísima Virgen formará su ejército para llevarnos a la victoria.
    Hoy sobran los indicios de que esos tiempos han llegado y que nosotros podríamos ser no sólo testigos de esa batalla decisiva, también protagonistas.
    Estamos viviendo días definitivos para la Iglesia y el mundo, sólo un ciego podría no verlo.
    Bien sabemos que cuanto más negra es la noche más cerca está la salida del Sol. Nadie podrá cambiar nunca el Plan Divino que Dios pergeñó desde el Principio.

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  7. Wanderer, tu labor como blogger católico es admirable.
    Estoy necesitando consultarte, idealmente en privado, una cuestión que como católico y argentino deseo saber, ya que seguro estás al tanto y podrías ayudarme iluminándome un poco. Desde ya gracias

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    1. Puede escribirme al mail que figura en la columna de la derecha del blog.

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  8. Muchos creen que la masonería desapareció del mundo, pero ignoran que esa pestilente secta infiltra a esos llamados teólogos para socavar la Iglesia.

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  9. En respuesta a Anónimo 30 de julio de 2024, 4:55
    “Yo no creo en teorías conspiranoicas sobre corrientes subterráneas ni profundas. …” Muy Señor mío, no conozco ningún delincuente que se reconozca culpable de ninguna falta. De modo que no espere usted encontrar a nadie que públicamente revele a los demás sobre el oscuro propósito que pueda abrigar con respecto a la nefasta tarea de demoler la doctrina de la Iglesia. No se los ve a la luz del día, pero que los hay los hay. No por casualidad el propio Papa Pablo VI terminara por reconocer que “Por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás”. Y, desde luego, dada su elevada posición debía saber muchas cosas que los “cristianos de a pie” jamás estaríamos en condiciones de conocer.
    Aunque, bajo muchos aspectos usted parece tener razón, porque hoy por hoy, en aras del valor de la “autenticidad” –que, en mi opinión no es otra cosa que una muestra clara de cinismo, ya ninguna verdad, por sagrado que sea su origen, parece estar a salvo del máximo de los desprecios. Sin embargo, debe usted reconocer que no falta en los negadores de la verdad ese reconocimiento que los viciosos suelen hacer a la virtud, esto es, la de aparentar ser virtuosos. De esta suerte, aunque hoy se pretende presentar al vicio como virtud, en quienes a todas luces promueven el error, no falta la funesta pretensión de presentarlo bajo apariencia de verdad y al mal bajo apariencia de bien. Esa corriente subterránea es la que hoy explica el solapado intento de trasvasamiento de la recta doctrina sostenida por la Tradición de la Iglesia, para reemplazarlo por la tenebrosa doctrina que conviene a una “nueva teología”. Intento que, en rigor, no parece pretender otra cosa que eliminar todo vestigio de la recta doctrina enseñada por Nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles y heroicamente mantenida por todos los santos.
    ¡Dios salve a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!
    Con mi mayor aprecio le saluda Chapado a la antigua.

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  10. ..."se enseñaba en buena parte de las facultades de teología europeas y americanas, y en los seminarios más prestigiosos, que el Nuevo Testamento no legitimaba el sacerdocio ministerial"...

    1) Estas cosas no se deben enseñar en seminarios, que realmente deben fortalecer en la fe y suministrar las herramientas con las que habrá de trabajar el ordenando, que precisamente está estudiando para ser sacerdote ministerial basado en el Nuevo Testamento.

    2) Solo se debe enseñar en cursos de doctorado especializados en esos temas.

    3) Es solamente una opinión, y como opinión debe ser enseñada. En todo caso serán los estudiantes los que tengan que evaluar las pruebas.

    4) El que quiera ser luterano, calvinista o anglicano es libre. Lo que debe hacer entonces es estudiar en seminarios y facultades de teología protestantes.

    La realidad es que sí que se desprende un sacerdocio ministerial (en el sentido de misión de "id y predicar"), pero que será pleno cuando desaparezca el Templo no mucho tiempo después, en el año 70, que era el único lugar aprobado para hacer sacrificios y por tanto el único lugar que necesitase sacerdotes aaronicos. Hay que recordar también que hay un sacerdocio de Melquisedec.

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  11. Unas ideas de los teólogos profundos:

    1. La Biblia son cuentos pedagógicos para destacar la participación de Dios en la vida e historia del hombre

    2. La Sagrada Tradición y el Magisterio son invento de San Pablo y de Constantino, que impusieron una filosofía griega y el derecho romano.

    3. La Edad Media impuso supersticiones, como las reliquias, los rezos, la veneracion de objetos e imagenes, medallas y estampas, indulgencias, peregrinaciones, objetos, vestidos, ritos y ceremonias litúrgicas, ascetismo, sacrificios y mortificaciones, Ángeles y apariciones marianas...

    4. Las oraciones de petición son falsas porque implica considerar a Dios como un bombero o solucionador de todo...

    5. El demonio y el infierno es un símbolo del mal y de las malas consecuencias que implica

    6. Si todo lo haces por amor todo está bien hecho, porque Dios es sólo amor Dios no castiga

    7. Existió una comunidad cristiana primitiva joánica, mateana, marcana y lucana, idealizada y utópica, la generación que conoció a Jesús, que es pura, perfecta y verdadera, a la que hay que regresar

    8. El teólogo actual tiene todos los instrumentos científicos a su mano para eliminar toda la grasa histórica que se han acumulado en la iglesia durante dos mil años, y de acuerdo con los nuevos descubrimientos científicos y sociales, encontrar al verdadero Jesús y su auténtica voluntad presente. El pasado es ceniza, polvo y escombro arqueológico.

    9. Yo tengo la razón y la verdad, tú no... Yo soy superior... Yo sé más que el pasado...

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    1. Anonimo, faltaba la décima!

      "YO he hablado"!

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    2. Resumen:

      Lo mejor es hacerse judío agnóstico; pero teniendo cuidado no sea que su tradición no sea la del tiempo de Jesús, sino posterior o de fuera de Palestina.

      ¿Es de extrañar cómo y con qué rapidez estos necios irresponsables han destruido la religión católica ?

      Para nada, porque no somos mejores cristianos (aunque es posible que seamos mejores pachamameros y, Dios mediante, mejores lgtbxyx)

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  12. Nos esta pasando exactamente lo que paso en el Imperio Romano en el siglo 2, la religion fuerte avanza contra la complacencia de los paganos. si no salimos de la complacencia nos van a tomar las iglesias. es hora de despertar!

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