lunes, 21 de octubre de 2024

La vocación según Newman

 


Sobre el tema de la vocación, el gran San John Henry Newman le escribía la siguiente carta a su amigo Serjeant Bellasis. Éste le había escrito un mes antes preguntándole su opinión acerca de uno de su hijo Edward, de 8 años de edad, que mostraba inclinación por el sacerdocio; no sabía si mandarlo a la Escuela del Oratorio de Birmingham, de la que Newman era la gran figura, o más bien al seminario menor. 



The Bristol Hotel, East Cliff, Brighton, 5/VIII/1861.

Mi querido Bellasis:

[...] Pues bien, respecto de su hijo. Si tuviera que decir lo que realmente pienso, sería algo así: no creo que las vocaciones verdaderas puedan destruirse por el contacto con el mundo, y no me refiero al contacto con el pecado y la maldad sino al contacto con el mundo que consiste en los tratos considerados naturales y necesarios. Son muchos los chicos que parecen tener vocación cuando en realidad la cosa no es más que apariencia. Van al colegio y la apariencia desaparece, y luego la gente va y dice “Han perdido su vocación”, cuando en realidad jamás la tuvieron. En tales casos, por el contrario, debería considerarse una bendición que sus padres no resultaran engañados.

Pero lo que me aterra —y es un peligro mucho más extendido—, no es que la Iglesia pierda los sacerdotes con los que debiera haber contado, sino que gane para sí sacerdotes con lo que nunca debió verse entorpecida. La sola idea es horrible, que chicos cuyo corazón jamás fue probado hasta que, después de unos cuantos años, salen al mundo con los más solemnes votos encima para quizá enterarse por primera vez que el mundo no es un seminario; cuando cambian la atmósfera de la Iglesia, la sala de lectura, la celda, la rutina de las devociones, el trabajo, la comida y la recreación por este mundo tan brillante, variable y seductor.

Pero hay más. Temo que se separen del mundo con excesiva anticipación por otra razón: debido al espíritu algo fastidioso, formal y afectado [que la vida en religión] suele desarrollar. Que existan vocaciones genuinas entre los chicos es algo que creo enteramente —nos topamos con ellas en las vidas de santos y en otros casos también—, mas, si alguno de estos fueron introducidos desde pequeños en la vida religiosa, como Santo Tomás y el profeta Samuel, de todos modos aquellos que conocemos mejor y que también parecen haber tenido vocación no de grandes —como San Ignacio o San Anselmo— sino desde chicos, hay que tener en cuenta que de todos modos la apreciaron y alimentaron en el curso de una educación secular, tales como San Carlos, San Luis Gonzaga, San Felipe Neri y San Alfonso.

Estando pues bajo las dificultades contrarias de privar a Nuestro Señor de sus sacerdotes o de darle sacerdotes indignos, por mi parte, si puedo opinar sobre el particular, me inclino a preferir con mucho el primer mal. Creo que una vocación verdadera en un joven no se pierde por virtud de una educación secular. Como mucho quedará sumergida por algún tiempo para volver a reaparecer más tarde, mientras que una falsa vocación puede alimentarse y sostenerse en un seminario. O, por lo menos, es más común en los tiempos que corren que se fabriquen falsas vocaciones mediante una dedicación religiosa o eclesiástica desde una edad temprana y no que vocaciones genuinas se pierdan por virtud de una educación secular.

Siempre suyo en Xto.,

John Henry Newman

(John Henry Newman, The Letters and Diaries of John Henry Newman, vol. XX: “Standing Firm and Trials; July, 1861 to Dec., 1863”, ed. Charles Stephen y Thomas Essain, Nelson, 1970, p. 145).


Nota bene: Edward Bellasis finalmente fue abogado. 

10 comentarios:

  1. En el seminario de La Reja no sé si leyeron a este autor o qué, pero no ordenan ni al veinte por ciento de los que ingresan. A veces echaron a algunos que para mí iban a andar bien…

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  2. Raúl COL
    ¡Totalmente de acuerdo con san Henry Newman!, la educación secular no va a hacer desaparecer una vocación genuina, como no arruina a un buen cristiano que -no teniendo vocación religiosa-, no se deja afectar por el mundo y sus pompas, sino que las combate con mejor ánimo y conocimiento

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  3. Como Padre de Familia cuanto para meditar, gracias por compartirla.
    Algunas Notas.
    Siempre me pareció medio raro el homeschooling.
    La carta la escribió desde un hotel, un genio Newman.
    Que lastima que no conoció a Ratzinger.
    Por ultimo la carta es un tratado de la Vocacion en tiempos modernos, me gusta eso de no tenerle miedo al contacto (tratos considerados naturales y necesarios) con el Mundo Mundano, con sus pompas y vanidades!!

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    1. Aveces me angustia cómo las señoras de edad - y algunos señores- rezan con angustia por las vocaciones. Ellos mismos no se dan cuenta de que seguidamente van y hacen el apostolado en un día que un sacerdote podría hacer en una semana. No hay Iglesia sin sacramentos ni sacramentos sin sacerdotes, ¿pero realmente es necesario tener tantos como para tratar de forzar al Espíritu Santo?( si ellos se dedican específicamente a la administración de los mismos). Creo que esa idea es prima de que toda acción apostólica debe realizarla un sacerdote, y ambas son amigas de dejarle todo el trabajo a los sacerdotes. Que o no se molestan por hacerlo o se desviven - y desgastan- aveces con un celo admirable aveces con un activismo desesperado.
      Si hiciéramos caso a este santo cardenal la Iglesia seguro sería más santa y muchas menos vidas estarían codificadas como instrumento.

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  4. No sobre la vocación, sino sobre Newman.

    Que cosa mas grata leerlo. Me compre un libro de Ágape con unos sermones suyos. Mas allá de que diga verdades, las dice bien. En una forma elegante, rica en expresiones, con buena retorica.

    Se presume una formación universitaria que hoy parece rara.

    Juancho.

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  5. ¡Qué meditados consejos los del sabio Cardenal! Nada mejor para probar una auténtica vocación que las tentaciones del mundo que acechan en cada esquina. Es el examen más difícil que debe aprobar cualquier joven que aspire al orden sacerdotal. Allí verá si su vocación era al sacerdocio, al matrimonio y a tener familia e hijos, o a ninguna de esas cosas. Eso lo tendrá que decidir el candidato, porque la fe es como el oro, debe ser probada por medio del fuego, en este caso el fuego del mundo, la batalla más dura que debe superar.

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  6. Interesante.

    Me quedo, sin embargo, con el «Contra doctrinam retrahentium a religione» de Sto. Tomás. Y por lejos.

    Veamos, nuevamente, algo de S. Benito, según lo narra S. Gregorio Magno:

    «Hubo un hombre de vida venerable, por gracia y por nombre “Benedicto”, que desde el mismo tiempo de su infancia tuvo cordura de anciano. En efecto, adelantándose por sus costumbres a la edad, no entregó su espíritu a placer sensual alguno, sino que estando aún en esta tierra y pudiendo gozar libremente de las cosas temporales, despreció el mundo con sus flores, cual si estuviera marchito. Nació en el seno de una familia libre, en la región de Nursia, y fue enviado a Roma a cursar los estudios liberales. Pero, al ver que en dichos estudios muchos iban por los caminos escabrosos de los vicios, retiró su pie, que apenas había pisado el umbral del mundo, no fuera que por alcanzar algo de la ciencia del mundo, cayera también él por entero en tan horrible precipicio. Despreció, pues, el estudio de las letras y abandonó la casa y los bienes de su padre. Y deseando agradar a solo Dios, buscó el hábito de la vida monástica» (Dialogi, II, cap. 1, 1).

    Si se puede perder el alma en el mundo, parece que mucho más la vocación…

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    1. Estimado anónimo.
      Nadie puede dudar de la lluvia de buenos frutos de San Benito que desde entonces se ven por todo el mundo, eso es evidente. No obstante, me parece que lo que dice el Papa santo en nada va en contra de los consejos que el Cardenal Newman le da a su amigo. Cuando cuenta que San Benito fue enviado por su padre a Roma a cursar estudios liberales pero al ver que por ese camino muchos se iban "por los caminos escabrosos de los vicios" retiró su pie apenas había pisado el umbral del mundo, no creo que San Gregorio nos esté diciendo que de continuar con esos estudios San Benito hubiese terminado por el camino de los vicios igual que muchos. Al contrario, tal vez nos está diciendo que ese contacto con el mundo lo hubiera convencido cada vez más que su vocación de entregarse en cuerpo y alma a Dios era la correcta.

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  7. Muy bueno el post. Los santos siempre nos iluminan. En casa hacemos homeschooling, hay que ver las perversiones que se enseñan en las escuelas hoy en día para entenderlo, por parte de docentes y alumnos, y la falta de contenidos clásicos en cualquier programa. No se pueden comparar las instituciones educativas en la época del santo con las nuestras. Ni remotamente. No hay que ser ilusos. Una planta frágil sin alimentación adecuada y a la intemperie muy difícilmente sobrevivirá. Considerando todo esto… Qué belleza salvará al mundo?

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  8. No conocía este texto de Newman. Por pensar así y expresarlo en mi diócesis, donde había un seminario menor con muchas lacras además de los factores negativos propios del modelo, fui discriminado. Me alegro coincidir con el gran cardenal, estoy en buena compañía. Juan el Gris

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