por Eck
El camino era largo, seco, caluroso. Sin una sombra ni una brisa. Al bochorno se le sumaba un polvo pegajoso y el hedor de las bestias y hombres que le acompañaban. A pesar de su ímpetu, sus prisas y de su enfebrecido celo, la modorra se iba asentando en su ánimo, la somnolencia se iba adueñando de su cuerpo y su desfallecimiento le iba conquistando. De repente, todo se volvió negro, negrísimo.
No, no era el sueño. El golpazo dolía, y dolía mucho en sus huesos. Y, sobre todo, esa voz que hace despertar a los muertos resonaba con infinitos ecos en su cabeza y la pregunta que le hizo era demasiado real:
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”Respondió él: “¿Quién eres, Señor?”
Díjole Éste:“Yo soy la Revelación y el Magisterio eclesiástico a quien tú persigues. (Hch IX, 4-5)
Claro que Nuestro Señor no contestó esto sino: “Yo soy Jesus, a quien tu persigues”, a pesar de lo les hubiese gustado a muchos. Y es que desde sus definiciones, San Pablo era un modernista. Y de los peores. Ya era sospechoso por su uso casi monomaníaco por los protestantes y otras malas hierbas hereticonas, ¿qué decir de su enfrentamiento con el Papa? O, mucho peor, su denuncia en la Carta a los Gálatas de las tradiciones humanas opresivas y su canto a las libertades espirituales del cristiano...
San Pablo basa toda su predicación en su experiencia religiosa, en su encuentro personal con el Otro, en la teofanía de Jesucristo resucitado y glorificado. Sólo después de tres años de meditación en Arabia acudió a San Pedro (Gal. I, 17 y 18). Y aún más, luego de 14 años, acudió a los Apóstoles para con-firmar su Fe y su predicación por si corría en vano (Gal. II, 1-4). Para más Inri esto último lo hizo por una revelación divina personal y con el cuajo de una década y media después de empezar a evangelizar a medio mundo conocido...
Et tradimodernismo: definición
Sé que a muchos les ofende hasta el tuétano el concepto de tradimodernista. No me extraña; lo suelo usar con ánimo polémico, pero, sobre todo, para describir una verdad controvertida que muchos vemos pero pocos asumimos: la asunción de conceptos y concepciones modernistas por parte del tradicionalismo, y antes por la teología ultramontana del siglo XIX, y cuyas consecuencias las estamos sufriendo hoy. Claro está que esta asimilación no fue voluntaria y ni siquiera consciente, pero no por ello menos real. Al revés, fue más efectiva y sus consecuencias más duraderas y profundas. De hecho, podemos afirmar que el triunfo casi universal de esta cosmovisión religiosa después del Vaticano II entre el clero y el pueblo se debió en gran parte a la labor de zapa oculta del tradimodernismo, en especial del ultramontanismo, trocado en ultramontinismo en los sesenta. Mientras la crisis modernista de 1890-1910 no afectó a casi nadie del clero y del pueblo, pues todavía vivían la mayoría en un cristianismo prerrevolucionario y preultramontano, cincuenta años después arrastró a casi toda la Iglesia sin casi resistencia.
La principal fuente y ocasión de entrada es el agere contra o “¿Qué dicen los modernistas, que me opongo?” Pero y acaso, ¿no es el modernismo como Proteo, según sus detractores, que cambia de forma en cada momento?¿Cómo uno puede oponerse sistemáticamente a lo amorfo sino convirtiéndose en roca? Pero esto es como mirar a la Medusa y con los mismos efectos. Es convertir el Pan de Vida que es y está en la Iglesia en piedra inerte y muerta. O peor aún, volviéndose igual a lo combatido en una reacción en espejo, que cambia según lo hacen los gustos pontificales. Es el peligro de la identidad negativa de la que habló hace ya un tiempo Wanderer: “Se observará que la ortodoxia no pretende ser lo opuesto a la herejía. Si la herejía es lo opuesto a la ortodoxia, lo contrario es falso”.
Y he aquí el nacimiento de las otras dos ramas del árbol modernista: el ultramontanismo y el ultramontinismo.
Breve análisis de un texto ejemplar
“Precisamente el P. Cornelio Fabro sostiene que la contaminación más esencial de la doctrina católica por parte de los modernistas «ha sido la tentativa de interpretar la experiencia íntima del individuo (autoconciencia) en continuidad directa con la vida religiosa y la toma de conciencia o experiencia religiosa como esencia de la Divina Revelación y la vida de la Gracia. Por el contrario, toda experiencia religiosa en el ámbito de la vida de la Gracia y de la Fe sólo puede tener un valor secundario, supeditado a la Revelación y al Magisterio eclesiástico»” (voz Modernismo, en la Enciclopedia Cattolica, Ciudad del Vaticano, 1952, vol. VIII, col. 1196).
Dejando aparte de que toda experiencia es, de por sí, íntima, hagamos caso al sacerdote filósofo y vayamos a la Revelación. ¿Y qué nos dice la Revelación? Esto: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado y lo que nuestras manos tocaron, acerca del Verbo de vida, porque la vida ha aparecido, y nosotros hemos visto, y testificamos, y os anunciamos esta vida eterna que estaba con el Padre y se nos apareció”(I Juan 1:1-2)
¿Qué mas experiencia personal que ésta? Pero vayamos con otro testimonio de la Tradición:
“Noli foras ire, in teipsum redi, in interiore homine habitat veritas. Et si tuam naturam mutabilem inveneris, trascende et teipsum. Illuc ergo tende, unde ipsum lumen rationis accenditur”. (“No vayas afuera, vuélvete a ti mismo, en el hombre interior habita la verdad. Y si encontraras a tu naturaleza mudable, trasciéndete a ti mismo. Tiende, pues, allí a donde la misma luz de la razón está encendida”. (San Agustín, De vera rel. 39, 72)
Ahora resulta que San Agustín es el archimodernista, aunque pensándolo bien, tiene su lógica. ¿No era Lutero augustino...? Y es que en el ámbito de la Gracia, la Fe sin experiencia religiosa propia, personal, sencillamente no existe. Y por eso, no puede tener un valor secundario frente a la Revelación y la autoridad de la Iglesia sino que es su fin: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn. XVII, 3). Esta confusión entre medios y fines tiene su raíz en la asunción de presupuestos modernistas. Se opusieron tanto al modernismo que acabaron comprando su mercancía averiada, atacaron tanto a esta herejía que aceptaron de matute sus conceptos. En este caso y como una página afirma: “La experiencia religiosa o emocionalismo inmanentista”. Toda experiencia y autoconciencia es un sentimiento o emoción, cambiante, mudable.
Aceptan sin darse cuenta ni dudarlo lo siguiente
-Individuo frente a persona, es decir, como entidad totalmente autónoma frente a la criatural y comunitaria.
-Experiencia religiosa aceptada en su concepción modernista (emocionalismo inmanentista) frente a la total de la tradición (“Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza” Mc. XII, 30 )
Es decir, se aceptan sus corolarios: no hay experiencia religiosa racional puesto que la hemos definido como emoción, por lo que, si la experiencia es real, no puede ser racional. Además imanente, no transcendente, por lo que ataca la base de la Revelación histórica que es la experiencia personal de los Apóstoles. Tras el susto de las condenas de Gregorio XVI y Pio IX por ir directamente contra la autoridad de la Iglesia y viendo que sus enemigos asumían sus presupuestos, bien sabían los modernistas donde atacar a principios del siglo XX, en el punto más débil de sus contrincantes: el método histórico-crítico de las Escrituras y de los testimonios de la Iglesia primitiva.
Si la experiencia es irracional e inmanente, con afirmar que el cristianismo nació de una experiencia Dios, como lo fue pues nadie lo puede negar, se sigue que los contenidos de la Fe son irracionales e inmanentes. Todo el edificio teológico católico se hunde en su base y paradójicamente los defensores del tradimodernismo, obnubilados en la defensa acérrima de la jerarquía, su potestad y autoridad, que essu verdadero interés, proclaman inconscientemente una fe fiduciaria, más bien luterana, en el Magisterio de la Iglesia, cuya base está... en el testimonio apostólico hasta el martirio. En cuanto flojee esta fe, adiós. Y así sucedió en el Vaticano II.
Se asumen tantos principios modernistas, aunque en oposición: eadem est scientia oppositorum y el principal es el ontológico de que la cosas, objetivas, están por encima de las personas, subjetivas, dando la vuelta a toda la metafísica y teología tradicional. Esto lo vieron preclaramente Newman, Kierkegord y Castellani, y la actual ciencia cada vez los respalda más. Cuando se abandona el prototipo metafísico de la persona, y que son las de la Santísima Trinidad, es imposible reflexionar adecuadamente sobre este concepto cayendo en la cosificación o en salidas fallidas de ella como es casi toda la filosofía moderna.
Ni siquiera piensan en la etimología de revelación, de descorrer un velo, es decir, mostrar a alguien ¿A quién? A Dios encarnado, a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, Verbo eterno del Eterno Padre, redentor y salvador, vencedor del pecado y la muerte, Vida de los vivientes, que viven en Él, de Él y por Él. Normas y dogmas, a esto reducen la religión; eso es lo importante, el poder. ¿Dónde está aquí la Zarza ardiente ante la que descalzó Moises, dónde está aquí la suave brisa del profeta Elías, dónde está aquí la terrible visión de Ezequiel, dónde la magnifica epifanía de Isaias, dónde está la Luz del Tabor, dónde la oscuridad del Calvario, dónde el fuego abrasador de Pentecostés? ¿Es esta la Fe de la samaritana, la hemorroísa y la viuda de Naím; la esperanza de Marta y María ante el sepulcro de Lázaro?
Para más Inri esta posición echa en brazos del modernismo a todos aquellos que han pasado a la fe por una experiencia religiosa, una conversión, y que no pueden soportar los constructos religiosos decimonónicos que les imponen para mantener la fachada de iglesia aseada, burguesa y deseada y que no son para nada tradicionales sino fariseos. Dan por su fanatismo el premio a los enemigos y las prendas de la victoria a sus contrincantes, aceptan su marco y sus concepciones con alegría y despilfarro. Y luego lloran amargados que se quedan solos y derrotados.
Conclusión
La da el propio San Agustín en la frase que citamos, que es transcender la experiencia personal hacia donde reside la Verdad y la Razón, a Dios encarnado. Y que la Iglesia con-firma, hace firme, con su autoridad divina la veracidad de toda esta experiencia religiosa de sus componentes por ser ella “columna y fundamento de la Verdad” (I Timoteo, III, 15), siendo ella misma el Cuerpo Místico de Jesucristo (Col. I, 18), estando sus miembros injertados en la Vid (Jn. XV, 5), de la cual reciben su savia, la gracia, por los sacramentos. Es, pues, evidente que la Iglesia participa místicamente de la Verdad pues su vida es Áquel que dijo: “Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida” (Jn. XIV, 6) y que es infalible en la Fe que profesa y que establece como Regla. Todo, es decir, TODO en la Iglesia está hecho y en servicio de que cada persona se pueda encontrar en persona con Cristo pues sólo en ella se le puede encontrar puesto que ella es Cristo difundido y comunicado. ¿Normas y leyes? Para facilitar y quitar impedimentos al encuentro, ¿Dogmas? Para saber que le encontramos a Él y no a otro, para no confundirnos ¿Liturgia? Preparación del encuentro a través de los Sacramentos en la participación de su Cuerpo y Sangre aquí, y para el encuentro definitivo en el Más Allá y el completo y glorioso en el Último Día.
La asunción indirecta del marco modernista por una oposición más maniquea que racional ha provocado innumerables desastres en la Iglesia. El Antimodernismo es un modernismo pero invertido, dado la vuelta; no es una defensa de la Fe, compra su marco, sus conceptos y su visión, se vuelve su gemelo, su caricatura de forma inconsciente, el mejor homenaje a un enemigo: un simia modernistarum aunque no lo quieran reconocer. En este sentido es revelador el siguiente pasaje del artículo referenciado: “Por el contrario, toda experiencia religiosa en el ámbito de la vida de la Gracia y de la Fe sólo puede tener un valor secundario, supeditado a la Revelación y al Magisterio eclesiástico”. Tras aceptar los presupuestos y como no pueden negar la experiencia cristiana, creen salvaguardar la Fe supeditando la experiencia “a la modernista” a la Revelación y su verdadero ídolo, el magisterio, es decir, la jerarquía. Vana esperanza: Et in Arcadia ultramontana ego.
Santa Teresa define oración mental como: tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.
ResponderEliminarHay que hacer oración mucho más que tildar diariamente la lista de devociones. Reducir la religión a una ideología es modernismo.
Simplemente magistral. Me dejó sin palabras.
ResponderEliminarEl artículo está bueno, pero me pregunto si el autor no cae en aquello mismo que critica pero haciendo un hombre de paja de lo que él denominada "ultramontanismo". Hace falta matizar mucho más.
ResponderEliminarCuantas veces no me habré planteado la famosa pregunta del P. Fuentelapeña sobre los duendes, tragos y otros entes parejos: los monstruos ¿son ellos o somos nosotros?. Su duda de si hago lo mismo que crritico me la he hecho muchas veces y no tengo respuesta clara.
EliminarClaro que matizaría mucho pero en tres folios me es imposible materialmente como comprenderá.
No era un reclamo. Es una invitación a hacerlo. Creo que usted sabe hilar fino y puede, en futuras entregas, hacerlo.
EliminarMuy necesario este artículo. Recuerdo una humilde definición que di a que es la Religión, en la asignatura de Fenomenología religiosa: el ser humano religa a un ser superior su dimensión trascendente e inmanente. No se agota el Misterio. El Dogma como penúltima verdad y junto a lo que ha citado nos ayuda para tratar de contemplar la última y definitiva Verdad: Jesucristo y agradecer que tengamos Fe católica por la Gracia de Dios
ResponderEliminarGracias Eck por su prosa y sus enseñanza, Dios se lo pague.
ResponderEliminarNo hay que olvidarse de la Teología negativa, de lo inasible, inefable, etc... Del "Misterio" en una palabra.
Juancho.
“Si Dionisio (Pseudo Aeropagita) habla de éxtasis y de unión, si su teología negativa, lejos de ser una operación puramente intelectual, tiene en vista una experiencia mística, una ascensión hacia Dios, quiere sin embargo mostrar con ello que Incluso si llegáramos a las cimas más altas Accesible a los seres creados, la única noción racional que podríamos tener de Dios seguiría siendo la de su incognoscibilidad. Por tanto, la teología debe ser menos una búsqueda de conocimiento positivo sobre el ser divino que una experiencia de aquello que supera todo entendimiento. «Hablar de Dios es una gran cosa, pero es aún mejor purificarse ( κάθαρση) κάθαρση para Dios», decía san Gregorio Nacianceno. El apofatismo (αποφατικός) no es necesariamente una teología del éxtasis. Se trata, ante todo, de una disposición mental que se niega a formar conceptos sobre Dios; Esto excluye resueltamente cualquier teología abstracta y puramente intelectual que pretenda adaptar al pensamiento humano los misterios de la sabiduría de Dios. Se trata de una actitud existencial que compromete totalmente al hombre: no hay teología fuera de la experiencia: es necesario cambiar, convertirse en un hombre nuevo. Para conocer a Dios hay que acercarse a Él; No se es teólogo si no se sigue el camino de la unión con Dios. El camino hacia el conocimiento de Dios es necesariamente el de la deificación (θέωση). Según san Gregorio Nacianceno, quien siguiendo este camino imagina en un momento dado haber conocido lo que es Dios, tiene una mente corrupta. El apofatismo es, pues, un criterio, un signo seguro de una disposición del espíritu conforme a la verdad. En este sentido, toda teología verdadera es fundamentalmente una teología apofática. (αποφατικός)”
EliminarVLADIMIR LOSSKY Essai sur la théologie mystique de L’Église d’Orient
CURARURAL
ResponderEliminarLeyendo la última biografía de Seewald sobre Benedicto XVI (que otrora recencionase positivamente Wanderer) encontré esta misma argumentación en el hilo biográfico de Ratzinger. Él mismo aduce que experimentaba una suerte de hastío hacia ese catolicismo decimonónico y sus formas algunas veces privadas de vida.
Algunos de nosotros crecimos pensando que la Nouvelle Théologie era el instrumento de Satanás para destruir la Iglesia, pero más allá de algunos excesos de algunos de sus autores, el movimiento de base era el anhelo de rescatar la dimensión existencial legítima y originaria de la fe cristiana, que tan acertadamente destaca Eck.
Coincido, no obstante, con el tercer comentarista, en que habría que matizar algunas afirmaciones, especialmente alguna generalización. Pero, Eck, se lo dejamos pasar en honor al tono polémico, que tanto nos hace falta.
No es lo mismo subjetividad que irracionalidad. La experiencia religiosa nos mueve a acercarnos a la Iglesia, que custodia la Revelación pública y objetiva de Dios: lo que Dios ha dicho de sí mismo. Es lo que hicieron García Morente, André Frossard y otros conversos a raíz de sus «experiencias».
ResponderEliminarEs muy interesante lo que usted dice. Todo esos conversos extraordinarios (por el modo, sobre todo Frossard y añadiríamos a Alfonso de Ratisbona) tienen una afirmación que siempre me ha llamado la atención: en el momento de la visión, "lo comprendí todo". Pongo aquí (de la Wikipedia) el testimonio de M. Alfonso:
Eliminar"La Virgen no pronunció ninguna palabra, pero yo lo comprendí todo... experimenté un cambio tan completo que creí ser otro, la alegría más ardiente brotó del fondo de mi alma; no podía hablar... no sabría dar cuenta de las verdades de las cuales había adquirido conocimiento y fe. (...) Se me pregunta cómo he aprendido estas verdades, pues es cierto que nunca he abierto un libro de religión, ni he leído nunca una sola página de la Biblia: todo lo que sé es que, entrando en la iglesia, lo ignoraba todo, y saliendo, lo veo todo claro... no teniendo ningún conocimiento literal, interpreté el sentido y el espíritu de los dogmas, todo esto entró en mí, y estas impresiones, mil veces más rápidas que el pensamiento, no solamente conmovieron mi ánimo, sino que lo dirigieron hacia una nueva vida"
Me gustó, y no me asombra leer que el amigo y tocayo Juancho ya comentó. Se me hace que muchos no lo van a entender y van a salir a matarlo.
ResponderEliminarOtrosí digo: después de degustar el primer párrafo me pregunto: ¿usted no habrá sido guionista de Nippur de Lagash?
Gracias tocayo, un abrazo... Debemos ser de los mismos años... Nippur de Lagash, con la historieta del Capitán Camacho, Dago, etc...
EliminarUn lujo tener a Eck en esta tertulia del Wanderer
Juancho
Seguramente los dos somos de la generación que aprendió a manejarse con nobleza mirando El Zorro jaja. Siempre me identifico mucho con sus comentarios; debemos venir de experiencias parecidas. Un abrazo en Cristo.
EliminarComplejo el artículo. Entiendo que los modernistas se van por lo emotivista, en tanto la reacción contraria tiende a quedar anclada en lo legalista. La auténtica fe católica, en tanto, tiene una base en el encuentro personal con Nuestro Señor Jesucristo, que transforma nuestra vida radicalmente, es decir, en realidad, que nos da una nueva vida, produce en nosotros la conversión, pero a partir de allí nos lleva a aterrizar, por decirlo de algún modo, en Su Iglesia, en donde el depositum fidei conserva la Revelación auténtica transmitida de generación en generación, a fin de que podamos anclarnos en La Verdad de Dios tal y como El se ha manifestado a Sí mismo, evitando el riesgo de caer en un permanente inmanentismo que termina siendo, lógicamente, siempre fluctuante y por eso mismo incierto e irreal.
ResponderEliminarDios es Uno, no cambia. Se nos revela a cada uno, y por medio de Su Santa Iglesia somos confirmados en la auténtica fe en El.
El orden de los acontecimientos es el de Hechos 2,37-41: los habitantes de Jerusalén que se habían acercado al Cenáculo oyen la predicación de Pedro, creen en lo que oyen, se convierten (hacen metanoia), son bautizados y así reciben el Espíritu Santo.
EliminarEse orden se repite con un cambio en Hechos 10,34-48: Cornelio y su familia oyen la predicación de Pedro, creen en lo que oyen, se convierten (hacen metanoia), reciben el Espíritu Santo, y ese descenso visible del Espíritu Santo sobre ellos, más la visión que horas antes Pedro había tenido mientras oraba en la azotea de Jope (Jaffa), "fuerza la mano" de Pedro que dispone que sean bautizados.
Sumamente interesante. Muchas gracias!
ResponderEliminarMe hizo acordar a un texto - sin desperdicio en mi criterio y que va exactamente en la misma línea de éste artículo - de Don Giussani, titulado los Cinco "sin". Se lo recomiendo especialmente al autor.
Y no deformar tanto la llevada y traída noción de "experiencia", sea en clave existencialista o en la que nos da San Agustin, que por ahí viene la lombriz... Justamente es lo que hace Castellani en su "De Kierkegaard a Tomás de Aquino": desbrozar términos y conceptos que con el paso del tiempo y el manoseo de los escritores, han perdido su lozanía primigenia.
ResponderEliminarPor qué a Castellani le gusta tanto Kirki? su escritura parece la imagen pálida de película muda, un nadador imposible, un profesional de la tragedia, un sujeto que me habla del clima para pasar el rato (aunque en mi caso me encanta eso del Canal del Clima). Hay un texto por ahí de catedra o akal no recuerdo, una tesis sobre que Kirki en realidad ...no era muy teista. Pero bueno.
EliminarLo único que tenemos es la subjetividad, nuestras interpretaciones. Las personas racionales contrastan su subjetividad con la experiencia empírica, la cual no es totalmente pura tampoco. Hay otra clase de personas que aceptan lo que se les ha enseñado mas o menos acríticamente y a eso lo llaman fe y tradición. Otros siguen a líderes en los cuales depositan sus fantasías. La vida es caminar a tientas en medio de la niebla, unos quieren que los lleven de la manita y otros se aguantan solos.
ResponderEliminarExcelente don Eck. Ciertamente es una advertencia destacable la suya. Observamos cada vez más critianos mirando el dedo, en lugar de lo que este señala.
ResponderEliminarMe parece que el autor exagera la polémica y mete en la bolsa indebidamente la imprescindible instancia de ortodoxia autoritativa. Si lo entendí bien. Es cierto que la fe y el cristianismo no se agotan en unas formulas dogmáticas y algunas prácticas. Es cierto lo que dice Kierkegaard que la fe necesita ser subjetivizada, en el sentido de hecha propia y vivida. Pero la experiencia personal no tiene la primacía ni prescinde de la doctrina y la praxis como regula regulata por la Revelación. Va con onda. Juan el Gris.
ResponderEliminarEstimado Juan el Gris, le remito a estos pasajes del artículo:
Eliminar"la Iglesia con-firma, hace firme, con su autoridad divina la veracidad de toda esta experiencia religiosa de sus componentes por ser ella “columna y fundamento de la Verdad” (...) que es infalible en la Fe que profesa y que establece como Regla."
Es más, se puede afirmar que NO hay experiencia ni encuentro con Jesucristo fuera de la Iglesia (sea implicita, explicitamente o en proceso) puesto que esta es Cristo difundido y comunicado (Bossuet).
La ortodoxia autoritativa es pues necesaria, aún más, imprescindible pero en su sentido originario, es decir, "auctoritas" del verbo augeo-crecer y no en su confusión con la potestas. Por eso los romanos la relacionaban con los padres y maestros y su tutela. Son los dogmas, leyes, costumbres y decisiones de la Iglesia que nos hacen crecer en Fe y Esperanza en pos de la total Caridad y Verdad.
La experiencia personal y la ortodoxia autoritativa están en planos diferentes aunque relacionados. De acuerdo con el ser de las cosas (ontológicamente), la Regla de la Iglesia tiene la primacía pero en el personal es justamente al revés. Podemos saber al dedillo todas las verdades de la fe y aceptarlas intelectualmente pero no tener un gramo de Fe (caso de los Diablos) y se resume en la socorrida frase: "lo sé pero no lo creo".
EliminarEs Cristo con su encuentro quien da la Fe como gracia al aceptarla y aceptar la autoridad de la Iglesia fundada por Él. Es Él que nos "obliga" a "someternos" a la Iglesia no por voluntad nuestra (entiédaseme bien: por elegirla nosotros como en un casting de pros y contras o por gusto) sino Suya porque Él esta ahí.
Estos temas son tan complejos y delicados que siento no poder hilar más fino y temo equivocarme.
La idea es que casi nadie (los caminos del Señor son misteriosos) se convierte leyendo la Suma Teológica o por las vías demostrativas de la existencia de Dios. Dicho muy así a lo bestia.
EliminarEso mismo pienso. Las vías son sólo argumentos que da Santo Tomás para demostrar que en el cosmos hay signos de Dios y que su existencia de puede demostrar (incompletamente por supuesto) a partir de indicios naturales; pero nada más. Y lo digo porque he escuchado en estos días a un curita de una congregación primaveral cuyana (de cuyo nombre no quiero acordarme pero que todos saben cuál es) elevarlas al nivel de un camino místico para la conversión. E incluso mandaron a los acostumbrados peoncitos a predicar vis a vis este novedoso invento místico cuyano.
EliminarAnónimo 19:23. Me parece que por contrariar a los cuyanos primaverales, le está bajando el precio a las vías. No son simples argumentos, sino demostraciones. No simples indicios, sino un camino de los efectos a la Causa.
EliminarRespecto del comentario previo, las vías no están hechas para que las personas adopten la fe católica. Son demostraciones racionales. Pero han ayudado a mucha gente a convencerse o reafirmarse en la existencia de Dios. Lo cual es un presupuesto de la fe. Si alguien piensa que no hay Dios, es difícil que llegue a Él.
Por otra parte, mucha gente se ha convertido gracias a quienes leyeron la Suma. Y mucha otra ha profundizado en la fe y en la caridad gracias a su lectura (lo cual también es una conversión).
El Cuyano (no primaveral)
Las vías son el causalismo que se remonta hasta una causa primera, Dios, y allí se detienen ¿Por qué no sigue con ese método mas allá? Se detiene donde quiere
EliminarMuy buen artículo, probablemente el mejor que ha escrito Eck en esta bitácora, de un tema fascinante.
ResponderEliminarEspecialmente acertada, creo, la disección de la experiencia puramente emotiva, por oposición a la experiencia total del ser humano, que incluye necesariamente su razón. Y, me atrevo a decir, también incluye la recepción, desde niños o ya de mayores, de las enseñanzas y tradiciones de la Iglesia. Experiencia no es solo algo que uno tiene cuando está solo en su oración, también hay que hacer la experiencia de la Tradición y la experiencia de la paz y la certeza que conlleva escuchar a Cristo en la voz de su Iglesia, que es Mater et Magistra. El Señor sigue diciéndonos lo mismo que dijo a los apóstoles: venid y lo veréis.
Bruno, como buen físico sabés que la razón no opera en el vacío. En las ciencias naturales opera en base a los datos observados y en la vida de fe opera en base a los datos revelados.
EliminarComo el mismo Eck lo dice después, hacen falta muchas precisiones, pero globalmente el artículo da en el clavo. En definitiva el mismo acto de Fe es creerle "a Alguien", "en Alguien" y "para (o hacia) Alguien". Y ese es Dios.
ResponderEliminarHabría que desglosar bien la palabra ex (un cicunstancial unde), per (un circunstancial qua) ientia-
Aunque hay quienes dicen que no es un qua el per sino es "peri". Es pero a los latinistas y helenos con las aclaraciones pertinentes.
El otro dia volviendo de un dia de campo donde tuvimos un encuentro con una familia que vive en NY, uno de mis hijos quedo fascinado con una nena que hacia de interlocutora/traductora entre los niños locales y los de alla.
ResponderEliminarQue bien que habla ingles fulana de tal....! y todos asentian. Y yo que iba manejando, y que hablo esa cosa desde que soy chico, me doy vuelva por un microsegundo para mirar al asombrado y decirle: ¿Si vos que no hablas ingles... como sabes que fulana de tal habla tan bien el ingles? Todos quedaron en un silencio contemplativo.
Este señor que escribe... me hizo acordar ese tipo de comportamientos que tiene a veces la gente. Eso si: con unas barnizadas de S.Agustin y que se yo.
Si S.Agustin viviera... y tuviera laptop, starlink, y se le diera por bloggear un rato con el matecocido de la mañana. Ji ji ji.
También existen el " tradi marxismo " ( dialéctico ) y el tradi woke .
ResponderEliminar"Claro está que esta asimilación no fue voluntaria y ni siquiera consciente, pero no por ello menos real. Al revés, fue más efectiva y sus consecuencias más duraderas y profundas." Esto es ni más ni menos que la hegemonia estimado Eck, funciona de ese modo en cualquier orden de la vida que conquista, así el socialismo en la politica y la cultura.
ResponderEliminarTe conocía sólo de oídas
ResponderEliminarPero ahora te han visto mis ojos
Jb 42, 5
"La experiencia es un modo de conocer que se refiere a uno mismo por un lado y por otro a las cosas; pero a las cosas que han pasado por uno; de modo que es un conocimiento enteramente cierto, indubitable; porque no es conocimiento de oídas; y eso es lo que significa esa frase aparentemente disparatada del filósofo Kirkegor; 'La subjetividad es la verdad'; lo cual quiere decir que la única verdad verdadera, segura y vital que poseemos es aquella que está enzarzada con nuestra propia existencia. Todo lo demás, aunque no sea despreciable, son saberes 'de oídas' ". (L. Castellani en las palabras pronunciadas en la cena que se le ofreció el 5 de diciembre de 1970 con motivo de cumplir sus 70 años de vida y sus 50 de escritor).
ResponderEliminar-----------
Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.
(León Felipe)
Estimado Eck:
ResponderEliminarMuy aguda su critica y muy perspicaz la critica a Fabro. Pregunta: para evitar el problema que, dado el contexto cultural actual, puede generar la expresion "experiencia religiosa", no seria mejor y tal vez mas preciso reemplazarla por "relacion personal" con Dios? Desde esta perspectiva se podria decir que lo mas importante y a lo que tiende toda la vida cristiana es a esa relacion personal de amor con Dios y por Dios con el projimo, claro que dentro de lo que por relacion personal, amor, Dios, projimo, etc. enseña la Revelación y bajo la luz de los criterios tradicionales de discernimiento de espiritus (sobre todo de los Padres de la Iglesia) bajo la guía orientadora de un sabio y prudente director, padre espiritual o staretz (no un dictador espiritual)? De este modo lo esencial sería la relacion con Dios (hasta llegar, si la persona es dócil a la Gracia, a la contemplacion infusa de los misterios de la Fe), siendo la Revelacion y el Magisterio medios para garantizar dentro de lo posible que esa relacion íntima y personal es verdadera, ordenada y con el Dios Uno y Trino, evitando asi los peligros del emocionalismo subjetivista, del falso misticismo, del subjetivismo, del relativismo e incluso del quietismo? Desde ya le agradezco la respuesta, si no es un grave inconveniente para Ud.
No creo que sea más preciso su reemplazo de una por otra en todos los contextos porque no son equivalentes aunque creo que es mucho mejor la que usted propone. La experiencia religiosa se centra su interés en la persona que la vive, en el yo que la "sufre" por así decirlo mientras que relación personal amplia el campo a la otra persona, en este caso a Dios, y engloba a la experiencia religiosa y la transciende, se hace un nosotros que la comparte. Un nosotros que siempre se amplia (amor difusivo) pues "Quien bienquiere a Beltrán, bienquiere a su can" por eso es imposible amar a Dios y no cumplir sus mandamientos y las advertencias del apóstol S. Juan de quien no ama a sus hermanos no tiene el amor de Dios y así sucesivamente. Este, el amor, en la savia o gracia que da la cepa, Cristo, a los sarmientos, los hombres, para que den frutos, la llama de la caridad divina que nos hace arder, iluminar y dar calor.
EliminarEspero no haberle defraudado con esta respuesta.
Entiendo. No me defrauda. Tal vez, para evitar el "aut aut" y seguir el sabio camino del "et et", se podría hablar de experiencia personal trascendente que es fruto de una relacion íntima con Jesucristo en la Iglesia. Me explico: experiencia personal trascendente (subjetividad no es necesariamente sinónimo de subjetivismo, al decir de Castellani), relacion intima (la principal virtud es la Caridad y afecta a la totalidad de la persona, tocando el Espiritu Santo lo más profundo del corazón humano, pero por lo mismo no es fruto del inconsciente ni principalmente de uno mismo sino de la accion de Dios en la persona hasta llevarla a la máxima unión posible entre Creador y criatura en esta tierra) y en la Iglesia (pues no hay experiencia personal trascendente ni relación intima con Dios sin mediación del dato revelado, sin las enseñanzas magisteriales definitivas, sin la Liturgia y los sacramentos, sin dirección espiritual "lato sensu", etc). Esto es, encuentro con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, con Jesucristo, sin las trampas de una experiencia subjetivista ni de un conocimiento meramente racional, aunque sea el de una teología ortodoxa. Fe y Vida van de la mano: oración personal ("Yo lo miro y Él me mira") alimentada por la Escritura y la Tradicion, por las licitas devociones no liturgicas y por la Liturgia, todo custodiado por un Magisterio que no es el capricho de un Papa absolutista (progre o tradi) sino el auxilio del Cuerpo Mistico de Cristo necesario para que el encuentro personal lo sea con el propio Dios Uno y Trino, no con un concepto o una imagen, menos aún si provienen del error. Y sin negar la importante mediación de los conceptos y de las imágenes. Pero no confundir su naturaleza (son medios para acercarnos a Dios, no son Dios), como bien los explica San Juan de la Cruz, que no era precisamente budista ni iconoclasta, sino cristiano viejo y de los buenos.
EliminarNo viene mal notar que la mediación de conceptos, para la fe de los hombres con uso de razón, es no sólo importante, sino necesaria.
EliminarEn cuanto a lo del encuentro personal "con el Dios de Abraham...", suena al Memorial de Pascal, justamente criticado, en este punto, por Joseph Ratzinger.
Anónimo de las 14:34. Lo criticable de la cita de Pascal no está en el encuentro personal con el Dios de Abraham sino en la contraposición hasta darlo como antítesis casi maniquea del Dios de los filósofos.
EliminarDe todas formas puedo entender a Pascal, una de las mayores inteligencias que han existido, y su grito cuando uno de sus grandes enemigos era la teología jesuita (la principal) y su hijuelo Descartes que pian pianito nos lleva a Hegel y su concepción de Dios como la abstracción de la abstracción (es decir, la nada) pero esto le llevó aún irracionalismo equivocado.
Jesús nos enseña qué es lo esencial en el Padre Nuestro, por lo que pedimos y por el orden en que lo pedimos: lo esencial esencial es el reinado, la basileia, de Dios en nosotros (segunda petición), el cual prerrequiere nuestro conocimiento de Él, que santifiquemos su nombre (primera petición), e implica que Dios haga su voluntad super-creativa (de creación y crecimiento de la realidad super-natural) en nosotros y que subsecuentemente nosotros hagamos su voluntad normativa (tercera petición).
Eliminar"Suena", Eck, por lo que sigue a lo que está entre comillas. En lo primero tiene usted razón: a eso apuntaba. En lo otro, sepa que Pascal, si no fue jansenista, fue demasiado simpatizante con esta triste herejía. No por antijesuita dio en la diana en todo, antes bien se pasó de rosca.
EliminarEvangelización DIGITAL
ResponderEliminar.
"Don Pablo López demuestra tener las ideas claras sobre este apostolado.
Describe algunas estrategias efectivas: sea coherente, ofrezca variedad de contenidos y formatos, sea breve, no se repita, proponga preguntas abiertas que le hagan pensar.
Considera un error «centrarse en buscar seguidores e intentar hacer publicaciones “clickbait”», porque «la evangelización requiere hablar con el corazón y con experiencia y hay cosas que no se pueden insertar en formatos “fáciles”». Y aconseja no hacernos ilusiones: "Quien evangeliza en las redes ve la desproporción entre el trabajo realizado y los frutos producidos".
Lo que dice un Padre de la Iglesia en particular no es necesariamente un testimonio de la Tradición, con mayúscula.
ResponderEliminarEn efecto: https://www.academia.edu/105863562/Sobre_el_llamado_argumento_de_Tradici%C3%B3n_en_sagrada_Teolog%C3%ADa
EliminarTiene usted razón si no fuera porque Padres y doctores dicen lo mismo, sobre todo los místicos como Santa Teresa (las Moradas), San Juan de la Cruz y otros... Comprenderá que un artículo de tres hojas no tenga que atiborrarle de citas para demostrar este punto.
EliminarNo parece que haya leído eso de Garrigou.
EliminarGarrigou, Las tres edades de la vida interior, primera parte, capitulo segundo, la vida interior y la conversación intima con Dios:
Eliminar"La vida interior es justamente una elevación y una transformación de la conversación íntima de cada cual consigo mismo, desde el momento que hay en ella tendencia a convertirse en conversación con Dios."
Respecto a santa Teresa le remito al capitulo que le dedica Castellani en su Psicologia Humana y que para mi es de lo más luminoso que escribió.
En esto que critica el padre Fabro tiene mucha razón: "la toma de conciencia o experiencia religiosa como esencia de la Divina Revelación y la vida de la Gracia".
ResponderEliminarTomar el ejemplo de San Pablo, San Juan u otros a quienes fue hecha inmediatamente la Revelación como si eso mismo valiera para todos es bastante absurdo.
ResponderEliminarHay sacerdotes de vetus ordo que por ese espíritu de contrariedad van buscando misales antiguos como muestra de que mientras más atrás vayamos más limpia esta la cuestión. Terminan con un espíritu excluyente y su misa es la única valedera. Creo que esto tiene relación con el excelente artículo que acabo de leer. Gracias.
ResponderEliminarCita del libro de Eudaldo Forment "Santo Tomás de Aquino: su vida, su obra y su época", Biblioteca de Autores Cristianos, 2009, pp. 600-601, la cual incluye dos citas de las actas del proceso de canonización.
ResponderEliminarEn el proceso de canonización de Nápoles, el profesor Bartolomé de Capua declaró lo que le contó su confesor fray Juan Giudice, que a su vez lo oyó en el lecho de muerte de fray Reginaldo de Piperno. (...) El día 6 de diciembre, el maestro Tomás -se lee en la declaración de este personaje napolitano-:
(Comienzo de cita del proceso de canonización)
Celebrando misa en la capilla de San Nicolás, fue conmovido por un maravilloso cambio y después nunca escribió ni dictó nada. Es más, retiró todos los instrumentos de escribir. Estaba escribiendo en la tercera parte de la Suma el tratado de la penitencia. Viendo fray Reginaldo que el Maestro había cesado de escribir, le dijo: "Padre, ¿por qué dejas una obra tan grande que redundaría en alabanza a Dios y sería para luz del mundo?" A lo que respondió el Maestro: "Reginaldo, no puedo". Temiendo fray Reginaldo que el mucho estudio le hubiera debilitado la mente, le insistía siempre para que continuase escribiendo. Y fray Tomás le respondía: "Reginaldo, no puedo, porque todo lo que he escrito me parece paja".
(Fin de cita del proceso de canonización)
Fray Reginaldo continuaba insistiendo para que le explicara el motivo de que estubiera abstraído, sin darse cuenta de lo que le rodeaba y, tan absorto, que no quería ni escribir. Después de mucho insistir, santo Tomás le respondió:
(Comienzo de cita del proceso de canonización)
"Yo te conjuro por Dios vivo omnipotente y por la fe que profesáis para con nuestra Orden y por la caridad que te une a mí, que lo que te voy a decir no lo digas a nadie mientras viva". Y añadió para sí: "Todo lo que he escrito me parece paja respecto de lo que he visto y me ha sido revelado".
(Fin de cita del proceso de canonización)
Antes de irme de vacaciones había visto en avenida corrientes un librito gordo de Fabro sobre Hegel, ahora que leo esta cita hermosa que ponen arriba me arrepiento, es que el librito parecía editado como una novela de Robert Bloch, espantoso, lo vi rápidamente y dije, pero este es mismo autor de la sesuda "Participación y causalidad", volví ayer con la pata enyesada gracias a esas calles expresionista de San Carlos de B., y no lo encontré, toda una metida de pata.
ResponderEliminarEste artículo puede estar basado en un entendimiento incorrecto de lo que dice Fabro, dependiendo de la especificidad del "valor secundario" que "toda experiencia religiosa en el ámbito de la vida de la Gracia y de la Fe" tiene respecto "a la Revelación y al Magisterio eclesiástico". ¿"Valor secundario" para qué fin? ¿Para la vida espiritual del sujeto de esa experiencia religiosa o para la instrucción en la fe de las otras personas?
ResponderEliminarNo sé si Wanderer dejará pasar mi comentario anterior sobre la experiencia mística de Santo Tomás que lo llevó a dejar de escribir. Si lo deja pasar, es claro que esa experiencia mística tuvo a la vez valor primario en la vida espiritual de Santo Tomás y valor nulo para la instrucción en la fe de las otras personas. Lo mismo puede decirse de la experiencia mística narrada por San Pablo en 2 Corintios 12,3-4: "Sé de este hombre - si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe - que fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inexpresables que al hombre no es permitido pronunciar".
Bueno, yo no diría que la experiencia mística de Santo Tomás tuvo "valor nulo" para la instrucción en la fe de otras personas. Tuvo el valor inestimable de demostrarnos de forma concreta algo que olvidamos constantemente: que las palabras, reflexiones y catequesis humanas, siendo buenas y convenientes, apenas son nada frente a la realidad de la que hablan, porque se quedan infinitamente cortas. Ante el Misterio insondable de Dios, la maravillosa Summa es poco más que los balbuceos de un niño. Si eso no es una instrucción en la fe, no sé lo que es.
EliminarTotalmente de acuerdo, Bruno. Gracias por corregirme.
EliminarEn este elevado estudio teológico Eck se propone iluminar el raro neologismo teológico “tradimodernismo”, cuyo rasgo principal, es la de afirmar la moderna vía del conocimiento de sí, como infalible fuente de fe.
ResponderEliminarBajo esta perspectiva “tradimodernista” se acusa de modernista al propio Apóstol San Pablo. Lo es porque: se enfrenta a Pedro por mantener algunos ritos judíos; es sospechosamente respetado por los protestantes; se opone a la Ley del AT; y ensalza “las libertades espirituales del cristiano...”. Y, porque se apoya en su propia experiencia personal , y mucho más tarde, en Pedro, y en el resto de los Apóstoles.
Los “tradimodernistas”, a pesar de pretender asumir una firme defensa de lo tradición, apoyándose en los principios filosóficos del modernismo. Tomistas que piensan como Kant y Hegel. Algo que sucede en la Iglesia desde fines del s. XVIII, y, tras el CVII eclosiona, cuando los ultramontanos, casi, sin darse cuenta, devinieron ultramontinianos.
¿Cuál fue el error? Sostener con Lutero que la experiencia religiosa, es anterior a la Revelación y la tradición. Algo que el propio Agustín rechazó de plano cuando, en respuesta a la herejía naturalista del monje Pelagio referida al origen de la fe, apeló al pasaje de san Juan 15.5: “Sin mí nada podéis hacer”. Aceptar sin darse cuenta ni dudarlo que el individuo es una entidad totalmente autónoma frente a la criatural y comunitaria, y que la “experiencia religiosa”, contra la tradición de los Apóstoles, es de carácter emocional y cerrada a la trascendencia. Desde esta perspectiva se escapa el sentido realista de los contenidos de la Revelación. Adiós a la doctrina filosófica y teológica tradicionales, por aquellos que se confiesan defensores de la tradición.
Eck, al final, nos recuerda sobre la necesidad de fundar la experiencia religiosa en la roca de la Verdad e Inteligencia divinas, hecha presente en el Dios encarnado, lo que exige la confirmación y mayor entendimiento de los contenidos de la experiencia religiosa a la luz de la enseñanza misma de la Iglesia, en tanto que, a través de sus sacramentos, leyes normas y dogmas, es reconocida como única vía de salvación. Luego, la comprensión de la fe cristiana a la luz de los principios inmanentes de la filosofía moderna, aunque no se lo busque conduce a la inevitable pérdida del sentido de la fe.
¡Con Dios! ¡Alabado sea Jesucristo!