El 11 de marzo de 1961,
Escrivá de Balaguer pronunció una meditación a un grupo de miembros del Opus
Dei en la que glosa la parábola del Buen Pastor. El texto fue editado como un
documento interno de la Obra al que no debía tener acceso el público externo.
Pueden leer esta joyita de la manipulación que ejercen los superiores de grupos
religiosos con apariencia de santidad bajándolo desde aquí.
En este post, comentaré
solamente algunos párrafos.
La Santa Coacción
“Si el Señor quería que
obligaran a ir al banquete a personas extrañas, ¡cuánto más querrá que uséis
una santa coacción, una bendita coacción, de amor, con los hermanos
vuestros, ovejas del mismo rebaño de Jesucristo! Esta hermosísima coacción de
caridad, lejos de quitar la libertad a vuestro hermano, le ayuda delicadamente
a administrarla bien. No lo olvidéis”.
Curiosa
interpretación del texto evangélico. Un hombre prudente y santo, quizás, podría
lograr una interpretación aceptable del concepto de “santa coacción”, pero
resulta muy fácil que este mandato del Padre se transforme en una liberación de
la conciencia para que los miembros del Opus ejerzan cualquier tipo de presión
y utilicen cualquier tipo de medios a fin de “cazar” a alguien. ¿Cuál es el
límite para que la coacción sea santa o deje de serla? Más aún, la coacción
psicológica, que no es otra cosa más que la limitación de la libertad, ¿puede
ser santa en alguna ocasión? E incluso, ¿Usa Dios alguna vez la coacción?
Yo soy único
“Tomad vuestras notas, y grabad
en vuestro corazón lo que os digo. Porque no sólo os habla un sacerdote: es el
Fundador, y no hay más que uno. Papas, conoceréis muchos; yo he conocido a
varios. Cardenales, a montones. Obispos, más aún... pero Fundador del Opus Dei
no hay más que uno, aunque sea de tan poco fundamento como yo: ¡uno sólo! Y
Dios os pedirá cuenta si no atendéis mis indicaciones. Por mi boca os habla
especialmente Jesucristo, porque yo especialmente en su nombre soy el buen
Pastor”.
El
Marqués de Peralta establece aquí el fundamento sobre el que puede edificar el
resto de su meditación. Él es único y, para un miembro de la Obra, está más
allá de los obispos, cardenales y aún del mismo Papa. Cada integrante de la
prelatura mantiene un vínculo con él que es mucho más fuerte y significativo -y
que conlleva la sumisión absoluta-, que el que mantiene con cualquier miembro
de la jerarquía eclesiástica.
Pero
sabe el ladino Escrivá que debe tensar aún más la situación a fin de manipular
de un modo más seguro y efectivo: afirma que él es la boca por la que habla
Jesucristo. Es decir, es él quien detenta los mandatos divinos para cada uno de
sus súbditos. Es el mismo Cristo quien lo ha constituido pastor de los miembros
de la Obra; su mandato, entonces, viene de Cristo y, por tanto, saltea las
instancias normales de la jerarquía.
De
este modo, cualquier requisitoria, consulta, orden, etc. que provenga por los
canales ordinarios se ubicará en un estadio inferior a las que haya dictaminado
el Padre y sus sucesores. Y él, representante directo de Jesucristo, podrá
eximir si fuera necesario a sus súbditos de cualquier precepto que contradiga
las disposiciones de las jerarquías ordinarias.
Todo queda entre nosotros
“¿Sabéis quién es, para mis
ovejas, el buen pastor? El que tiene misión otorgada por mí. Y yo la doy
ordinariamente a los Directores y a los sacerdotes de la Obra. Gente que no
conoce el Opus Dei, no está en condiciones de actuar como pastor de mis ovejas,
aunque sean buenos pastores de otras ovejas y aunque sean santos. Para mis
hijos, no son el buen pastor del que habla Jesucristo. ¿Está claro? Sed
fugiunt ab eo!. Seguid el
consejo del Maestro: huir”.
El
Padre delega su función pastoril a los Directores (que son laicos) y a los
sacerdotes, y los demás miembros de la obra solamente pueden recurrir a ellos
para la confesión y la dirección espiritual. “¿Está claro”? Del resto de los sacerdotes, se debe
huir, porque ellos no son buenos pastores. Es más, “ese otro, que no es buen
pastor, al no conocer los remedios oportunos, non venit nisi ut furetur et
mactet et perdat, no viene sino para robar y matar y causar estrago”.
Escrivá no puede ser más claro: cualquier sacerdote que no sea de la Obra y que
ose acercarse a algunos de sus miembros, es un ladrón que a robar y matar, y de
él se debe huir.
Es
verdad que parece demasiado tosco y que -pensamos-, los miembros del Opus no pueden
ser tan ingenuos como para seguir el mandato. Pero si tenemos en cuenta el
fundamento que establecimos recién, cualquiera que lo haya aceptado no puede
más que seguir también esta directiva. Caso contrario estaría desobedeciendo al
mismo Cristo.
Pero,
¿es que no hay sacerdotes apropiados fuera de la obra?, podría preguntar
alguno. El marqués responde: “No. El Señor lo dice terminantemente; quien no
entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte,
es un ladrón y salteador. ¿Acaso no podrá acudir alguno de buena voluntad a dar
una ayuda, a tomar un hatillo de ovejas y ofrecerles buen pasto, y volverlas al
redil? No. ¡No! Y no soy yo quien lo afirma sino el mismo Señor. Los que no
tienen misión encomendada por los Directores, no son buenos pastores, aunque
hagan milagros”. Para que quede claro. Ni que viniera
a confesar a la residencia el padre Pío o el mismo Cura de Ars debería ser aceptado,
puesto que, al no ser del Opus, no son buenos pastores.
Libertad con sentido común
Algún numerario cabezadura
podría todavía cuestionar la orden: Padre, ¿es que usted me quita la libertad
de confesarme con otro sacerdote, aún extraordinariamente?
“Conviene
que os confeséis con los sacerdotes que están designados. Podéis hacerlo con
cualquier sacerdote que cuente con licencias del Ordinario. De esta manera, yo
defiendo la libertad, pero con sentido común. Todos mis hijos gozan de la más
absoluta libertad para confesarse con cualquier sacerdote aprobado por el
Ordinario, y no se encuentra obligado a decir a los Directores de la Obra que
lo ha hecho. ¿Uno que proceda así peca? ¡No! ¿Tiene buen espíritu? ¡No! Se ha
puesto en camino de escuchar la voz del mal pastor.”
Aunque le parezca mentira.
Léalo nuevamente. Es cierto. Escrivá era bestia aún para coaccionar. “Mire m’hijito,
como pecar, no peca, pero se va al infierno igual”. Y lo dice claramente: Quien
así se comporta “se apartaría voluntariamente del buen camino e iría hacia el abismo; sin
duda, habría perdido el buen espíritu”. ¿Y entonces, seor
marqués? “¿Y peco? No. ¿Y tengo que decirlo a los Directores? No. Pero insisto:
¡ay de ti!, ¡pobre, pobrecito mío!”.
Los trapos sucios
Lo importante,
en definitiva, es manejar las conciencias y, como Gran Hermano, saber exactamente
qué es lo que sucede en el alma de cada uno de los miembros. Y, además, cuidar
el buen nombre y honor de la Obra: Si te confiesas con otro sacerdote, “estarías, además, perjudicando a
los demás. Ese confesor guardará el sigilo sacramental, desde luego: todos los
sacerdotes lo cuidan celosamente, siempre. Pero cuando se le presente otra alma
a pedirle consejo, y le manifieste que está pensando en solicitar la admisión
en el Opus Dei, quizá se lo quitara de la cabeza. Aquel confesor no podrá
evitar el pensamiento: ¿ir al sitio donde está aquel miserable, aquel canceroso
que no se quería curar?
Y para Escrivá,
quien esto hace, no es de Cristo. “Propósito firme: el primer sacrificio consiste en
no olvidar, en la vida, lo que expresan en Castilla de modo muy gráfico: que la
ropa sucia se lava en casa. La primera manifestación de que os dais (a Cristo),
es no tener la cobardía de ir a lavar fuera de la Obra la ropa sucia. Si de
veras queréis ser santos; si no, estáis de más”.
Más claro, echale agua…
sucia de los trapitos lavados. “Si van a confesarse fuera de la Obra, están de
más”.
Y ahora que lo pienso, este
personaje fue canonizado por el Magno. Un disparate. Un tremendo disparate.
Me recuerda a tantas charlas con tan buenos amigos
ResponderEliminarPerdón por mi ingenuidad... pero en el proceso de canonización, ¿nadie leyó esto? :-S
ResponderEliminarCordialmente,
Odysseus.
Wanderer, desgraciadamente lo que Ud. expone en su post ha sido leído, escuchado y vivido por mí.
ResponderEliminarEl OD es una monstruosa y epocal deformación del cristianismo, no sólo de su más hondo y auténtico contenido religioso, también de su sentido social.
Cuando estaba en mis últimos días por allí me venían a la cabeza las palabras de Santa Teresa de Jesús -al menos pude en mis últimos años hacer la lectura espiritual con sus obras-: "el poder y las riquezas, que son como dos cadenas para los que quieren seguir a Cristo". El problema del OD es más que ideológico, es la antigua tentación de que Cristo reine por medios humanos, mundanos más bien, para decirlo con el apóstol.
Es tal la inadecuación entre su práxis y los fines que invocan públicamente -luego, "en casa" la cuestión se enhebra de otro modo-, es de tal envergadura la mentira que han montado, que no pueden sino autodevorarse. Devorar a sus miembros, borrar de ellos la libertad, la propia conciencia, finalmente vulnerar su dignidad. ¿Y en nombre de qué? En lo real, de nada. Lo real, a esta altura, es que el OD no quiere nada excepto a sí mismo. "Seréis como dioses..."
Gracias por su post, y las macanas del Magno han sido unas cuantas, esta es de las magnas.
Juana
Súmese a ello las diversas "hermenéuticas" y "glosas" desarrolladas por curas y directores de la Cosa. Si esto es fuerte, las versiones popularizadas son de órdago. Algún director hacía este razonamiento: "Si le decimos al Señor estoy en la verdad y tu quieres que la Obra sea cada día más grande, entonces ¿por qué retraerse en hacer todo lo posible para que alguien pida la admision?".
ResponderEliminarFr.J.
Me parecen oportunísimos estos comentarios ahora que pretenden estrechar el cerco sobre opuslibros, demandando judicialmente a la página para que retiren los textos que se pretendía mantener en secreto.
ResponderEliminarLos párrafos entresacados cantan por soleares.
Como ex-miembro de la institución coincido con la crítica.
ResponderEliminarY agrego respecto de la gente respetable en el Opus Dei que, a veces, nos da tristes sorpresas por la influencia maléfica que ejercen sobre ellos los fines institucionales.
Uno que estaba dentro de ese grupo, era para mi Monseñor Fernando Ocáriz. Verlo ahora que se enloda en demandas miserables y ridículas contra opuslibros para que retiren las menciones a él, hizo que se me "cayera el ídolo".
La ilusión de pensar que gente como él, aún dentro de la secta, podían aislarse y en algún momento y vivir como personas parece ser, eso, una ilusión. Se ve que tiene bastante de autómota y títire. Probablemente por su prestigio le hayan elegido a él para el "caso modelo" en habeas data contra opuslibros.
Con lo infiltrada que todavía esta la Justicia espoñola por el Opus Dei, quizás tengan éxito.
Saludos,
PS: Tantos años al lado de un monstruo como Josemaría Escrivá hacen mella en el alma de cualquiera, incluso en la de don Fernando Ocáriz.
Todas estas medidas de la Obra contra opuslibros, solamente llevan a pensar que lo que dice opuslibros tiene la fuerza inconstrastable de la Verdad.
Vademecum de los Consejos locales
ResponderEliminarROMA, 19-III-87
…
Archivo y conservación de los documentos
…
Si alguna vez se extravían todos o parte de los documentos, se comunica inmediatamente a la Comisión Regional, informando de todos los detalles, sin pensar que ese contratiempo tiene categoría de catástrofe. Si se pierden, no pasa nada: todo lo que se escribe es, por el fondo y por la forma, no sólo bueno y noble, sino santo. Por eso, si alguna persona que no es de la Obra lo leyera, se llenaría de alegría y de afecto, al ver la rectitud de conciencia, la limpieza de medios sobrenaturales y humanos que se emplean, y el amor y el sacrificio que se pone para servir y hacer bien a la humanidad entera sin distingos, sin fobias. Sin embargo, ese descuido sería una falta de pudor: el pudor de cualquier familia, que se preocupa lógicamente de que no trasciendan, a los extraños o a los curiosos, los detalles íntimos de su vida de hogar.
Si te confesás adentro no podían hacerte el seguimiento.
ResponderEliminar¡Excecración ya!
por que se habla tanto del OD y nada de los locales IVE???
ResponderEliminarLa Homilia de San Josemaría suena aterradora. Y tragicómico lo que cita "Documentos Internos".
ResponderEliminar¿Hay algún antecedente en la historia de la Iglesia de alguien que hablara así?
Pienso en santos con fuerte impronta de líder, como San Bernardo, San Ignacio de Loyola, etc...
Si alguno ilustra, agradecido.
Juancho.
Ah el IVE... Una vez cierta señora me comentó sobre ellos, que tenían un "excelente cura de San Rafael, que le hizo tener vocación a 15 monjas".
ResponderEliminarEl que llama ya no es Dios...
Camino 641. Discreción no es misterio, ni secreteo. -Es, sencillamente, naturalidad.
ResponderEliminarLo más peligroso del Opus Dei es la cara visible con que se muestra. Aparece camuflado bajo la figura de un conservadurismo fuerte, muy estricto en la moral y esteriotipado entorno una figura social muy ordenada, eficiente y exitosa.
ResponderEliminarBajo esa apariencia aparece una doctrina liberal,propugnada por su fundador,respetuosa hasta el extremo de la libertad, pero de una libertad mal entendida. Precisamente entorno a este concepto de libertad surge la Libertad Religiosa, vale decir, aquella determinación sujetiva del individuo de fabricar un Dios bajo sus criterios particulares independiente a la Revelación. Apartir de aquí nacen agnósticos, materialistas, hedonistas, libre pensadores, y cuanto amalgama de tendencias religiosas puedan aparecer todas lícitas y válidas por ejercicio de la inteligencia de expresarse según le place.
Por respeto a lo anterior, los centros de formación del Opus Dei no podrán externamente ningún tipo de figura religiosa( Cruz, imágenes de santos,etcétera), ni tampoco utilizarán nombres católicos(Por Ej: San José, Santo Tomás, Santa María), con el fin de no perturbar y ofender a las demás religiones o posiciones religiosas. La idea del fundador es mantener una fe particular, no pública,contrariamente nos manda el Concilio de Trento, el cual dice que:" Si alguien tiene fe, tiene el deber de hacer una profesión pública de ella, vale decir, no hay que avergonzarse públicamente de ser católico.
Muchos de sus miembros ocultan su caracter de tales, por las mismas razones antes expuestas, son numerarios ocultos bajo un cargo público o gerencial, sin que los demás sepan su condición de miembros de la Obra.
Bajo el concepto de autoridad que maneja Escribá de Balaguer, él es partidario de la obediencia absoluta de los inferiores a los superiores, porque según nos lo dice en uno de sus opúsculos , en el superior opera la Voluntad de Dios. Pero como todos sabemos, esto no es absolutamente así, no siempre, es más, la mayoría de las veces los superiores no actúan segun el orden establecido por Dios, es decir, no obedecen la ley de Dios. Por ello es lícito, al inferior rebelarse contra toda acción u orden del superior que sea contraria a la ley de Dios.
Por último, es sabido por todos, que muchos de los financistas de la Obra son en su gran mayoría judíos( Dime con quien andas y te diré quien eres), a buen entendedor, pocas palabras.
"La idea del fundador es mantener una fe particular, no pública,contrariamente nos manda el Concilio de Trento, el cual dice que:" Si alguien tiene fe, tiene el deber de hacer una profesión pública de ella, vale decir, no hay que avergonzarse públicamente de ser católico."
ResponderEliminarEsto no es verdad... lo de la idea del fundador digo...
"Muchos de sus miembros ocultan su caracter de tales, por las mismas razones antes expuestas, son numerarios ocultos bajo un cargo público o gerencial, sin que los demás sepan su condición de miembros de la Obra."
Esto tampoco. Lo irán diciendo según lo indique la prudencia, y en todo caso, sus ganas de que los demás sepan que son numerarios o no. Yo no ando diciendo a mis compañeros en todos lados que estoy de novio, que me gusta la Misa de Trento, que soy de Boca, o lo que sea.
"Bajo el concepto de autoridad que maneja Escribá de Balaguer, él es partidario de la obediencia absoluta de los inferiores a los superiores, porque según nos lo dice en uno de sus opúsculos , en el superior opera la Voluntad de Dios. Pero como todos sabemos, esto no es absolutamente así, no siempre, es más, la mayoría de las veces los superiores no actúan segun el orden establecido por Dios, es decir, no obedecen la ley de Dios."
Podrá ser verdad lo que afirma de Escrivá o no, pero de ahí a que la mayoría de las veces los superiores vayan contra la ley de Dios... ¿Habla del Opus en particular o de todas las autoridades en general?
"Por ello es lícito, al inferior rebelarse contra toda acción u orden del superior que sea contraria a la ley de Dios."
No siempre es lícito, me parece: depende en qué materia, y en qué medida, se aparten.
"Por último, es sabido por todos, que muchos de los financistas de la Obra son en su gran mayoría judíos( Dime con quien andas y te diré quien eres), a buen entendedor, pocas palabras."
No creo que esto sea sabido por todos: yo no lo sabía, y conozco desde hace muchos años a mucha gente de la Obra. Y al menos acá en Argentina no se de ningun judío que le tire guita al OD. Algunos de los que si lo hacen son bastante odiosos: no hace falta inventarse una conspiración judeo-masónica. Basta leer los diarios y uno se entera de los "nenes" que andan con el OD.
Pero no andemos con pavadas ni mentiras.
Sobre la relación de Opus Dei con los judíos:
ResponderEliminarhttp://www.conelpapa.com/quepersigue/opusdei/judiosopusdei.htm
Parece que no necesitan convertirse...
Tito Livio
"...para predicar y enseñar esta doctrina, no he necesitado nunca de ningún secreto. Los socios de la Obra abominan del secreto..." (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, 34)
ResponderEliminarAl anónimo de las 23:42, para que no diga pavadas y no me acuse de mentiroso le cito lo del padre Sánchez Abelenda: "El pluralismo está rechazado por la doctrina católica, mientras que el Opus Dei en el libro "Conversaciones con
ResponderEliminarMons. Escrivá de Balaguer", defiende el pluralismo.
Jesucristo nos manda que confesemos públicamente nuestro catolicismo. Es evidente que un católico no tiene
necesidad de andar con un altavoz diciendo en todas las esquinas del pueblo: "¡soy católico!". Pero Santo Tomás de
Aquino en la "Suma Teológica" cuando habla de la confesión de la fe (que es un acto de fe externo), sostiene que,
cuando se pone en duda, cuando se tergiversa, cuando se enturbia la fe, hay obligación de confesar la fe. Y
Jesucristo dice en San Lucas (hay lugares paralelos también en San Mateo y San Marcos): "A aquel que me
confesare delante de los hombres, Yo lo confesaré delante de mi Padre".
Así que Nuestro ¨Señor nos pide la confesión pública de nuestra fe católica: cuando esta fe católica se ve atacada o
enturbiada, yo no me puedo cruzar de brazos. Y aquí Monseñor Escrivá de Balaguer dice que no hay que confesar
públicamente el catolicismo. Está en la página 72 y siguientes de la obra citada."
Si desde el tiempo de los primeros cristianos hubieramos adoptado la posición irenista de ocultar nuestro catolicismo para no molestar o escandalizar a los demás, sencillamente el catolicismo se habría extinguido de la faz de la tierra. Si los primeros cristianos valientemente no hubieran dicho frente a un estado politeísta como el Imperio Romano que la única religión verdadera era la religión católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo, ellos sencillamente no habrían sido martirizado. Si Carlo Magno hubiera adoptado tal posición,la cristiandad tampoco hubiera nacido. Si la España católica con todas sus ordenes misioneras hubiera seguido la misma posición, ninguno de nosotros sería católico. No hay que dejarse guiar por los falsos respetos humanos si de verdad si quiere ir al cielo, Nuestro Señor lo dijo muy claro, si uno de vosotros me niega ante los hombres yo le negaré ante el padre. De allí la importancia de utilizar el hábito, las imágenes religiosas y la cruz, para mostrar públicamente que no nos avergonzamos de seguir a Nuestro Señor, único Dios verdadero que fundó una sola religión, la católica Apostólica y Romana, ese es el único medio ordinario para poder ir al cielo.
Ahora en cuanto a la obediencia Monseñor Escribá en Camino dice así:6222 Qué bien has entendido la obediencia cuando me has escrito:"obedecer siempre es ser mártir sin morir". Lo que le faltó decir es que el no fue obediente a la tradición de la Iglesia.