Federico Barocci, La Navidad, 1597. Museo del Prado
Señor de misericordia
marca tu sello en mi
frente
por el ángel
divisorio
Quiero esa túnica
blanca
del amor
incandescente,
de la Palabra vivida
entre el rumor de la
gente.
Blanquear mi carne
pesada
en el Cordero
Viviente
cuando me hieran las
horas
del testimonio
valiente.
Llegue Tu aliento de
gracia
cuando parezcas
ausente;
todo el cielo
desplomado
sobre el peñasco
creyente.
Se regocije la espera
de Tu venida
inminente;
voz martirial que
retumba
en la promesa
creciente.
Y librándonos del
fuego
del altar, incienso
ardiente,
nos edifiques moradas
junto al Trono
refulgente.
Palmas de triunfo mis
manos
callosas, pobre
sirviente,
garganta roja y
vencida
sobre el brocal de la
Fuente.
Los ayes de tres trompetas
resonarán felizmente
y del seno del ocaso
nacerá Tu cruz
rompiente.
¡No tarde más Tu
venganza
de la tierra
indiferente,
Señor del honor
invicto,
Sol de justicia
naciente!
El poeta
Feliz Navidad Don Wandere,que Dios le bendiga y le guarde.
ResponderEliminarMikael
Feliz y Santa Navidad Don Wanderer y lectores del blog.
ResponderEliminarUn barcelonés.
ResponderEliminarGloria in excelsis Deo,
et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Hermosa poesía, Wanderer!
ResponderEliminarCreo que nos indica la verdadera preparación del Adviento, no? Disponer el corazón para la segunda y definitiva venida de Jesús.
Atentamente,
F.A.
FA parece protestante, tenemos que algo más cercano y es prepararnos para comulgar bien cada vez que vayamos a misa.
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