Las navidades estivales transcurren en días largos, casi interminables. Con tardes agobiantes y noches presurosas, son siempre ocasión para reuniones a las que se arriman parientes, amigos y entenados con los que se tiene la fortuna de encontrarse solamente una vez al año. En ellas se va descubriendo año a año el paso del tiempo: la niñita es ya una señorita presumida y feminista; y el niñito de hace poco ya gasta barba y alardea con sus cada día más fáciles y aburridas conquistas. Sin embargo, lo más triste y desconcertante no es el descubrimiento del paso del tiempo sino del paso del mundo, porque esos simpáticos y dulces niñitos de antaño, hogaño son otros autómatas más del innumerable ejército de la cultura poscristiana.
Me convidaron a una cena francesa, y por tal se entendía un interesante despliegue de quesos (todos argentinos y muy buenos, con excepción de un camembert francés, excepcionalmente mediocre) regados con un sauvignon blanc muy frío y más que aceptable. Mientras un perro se acurrucaba debajo de la mesa tendida en un parque enmarcado con álamos y carolinos, y otro intentaba vanamente acercarse a un gato muy seguro de su inmunidad felina, retazos e hilachas de nubes apenas si opacaban de tanto en tanto el brillante cielo estrellado. Los invitados eran o habían sido todos católicos, provenían invariablemente de padres y abuelos católicos de ley y en todos los casos habían recibido su educación en colegios religiosos. Dos o tres décadas más tarde, como las nubes, los que habían parecido ser un altostratus sólido y atemorizante, hoy son apenas retazos deshilachados. Divorciados, juntados y rejuntados, feministas, defensores del lenguaje inclusivo y de la libertad de la elección del “género”, algunos flirtean con el budismo, otros con el psicoanálisis y todos han perdido la fe. En el mejor de los casos, ésta se ha convertido en una suerte de elemento cultural, con una presencia equivalente a la importancia del cumpleaños del abuelo o de la fiesta patria.
Y esta larga velada despertó algunas reflexiones.
En primer lugar, ¿por qué yo no soy uno de ellos? Casi todos fueron mejores y más virtuosos que yo en la adolescencia y la juventud; crecimos y fuimos educados más o menos en los mismos ambientes y cultura, y en algunos casos hasta compartimos parte de la sangre. Lo pongo en los términos en los que lo ponía una amiga hace algunas semanas en un almuerzo transoceánico: ¿por qué para mi el Señor es una presencia y referencia permanente en cada uno de mis pensamientos y actos? ¿Por qué su mirada no deja de mirarme? ¿Por qué los devaneos culturales, aún siendo importantes, están a distancias casi infinitas de las verdades de la religión? Y allí, en nuestra mesa arrinconada y mientras se retiraban los últimos comensales, concluimos del único modo posible y previsible la conversación: misterios del amor de Dios, que nadie puede sondear ni entender.
Siempre queda la posibilidad, claro, que mi amiga, los lectores que se acercan a este blog y yo mismo estemos guillados; o que hayamos tenido quién sabe qué intríngulis psicológico en nuestra infancia que retardó o impidió nuestra plena maduración, o que seamos una porción residual de gazmoños que aún alienan sus temores frente a la ineluctabilidad de la muerte con el recurso paleolítico a la religión. Para responder a tales argumentos tenemos la certeza que nos da la fe.
Y a estas respuestas —misterios del amor de Dios y fe—, no puedo explicarlas; apenas si me sale enunciarlas, y sé muy bien que los únicos que pueden entenderlas y aceptarlas como respuestas válidas son aquellos que, como yo, son incapaces de explicarlas.
En segundo lugar, podemos dar al caso una mirada más aséptica, libre de humaredas místicas. ¿Qué falló? ¿Por qué las razones recibidas en el seno familiar y en el colegio fueron depuestas tan rápida y fácilmente por las razones del mundo? La primera respuesta, y más fácil y tranquilizadora, es decir que ellos no completaron —por pereza, desinterés o lo que sea— su formación en la fe, y se quedaron con ese alimento de niño que es insuficiente para nutrir a un adulto. Y ciertamente fue así, pero la respuesta quedaría incompleta si no respondemos otra pregunta: ¿no será, acaso, que la iglesia les dio un alimento tal que los indigestó en la adolescencia y les quitó cualquier deseo o interés en comer? Y tendremos para este caso también una respuesta contundente: “Efectivamente, el modernismo y la iglesia de la primavera conciliar desfiguraron el mensaje cristiano”. Y tendríamos también razón. Pero me pregunto qué hubiese pasado si las razones mundanas hubieran sido lanzadas con la ferocidad y con los medios técnicos actuales hace setenta años, contra una sociedad educada en un catecismo ortodoxo por monjitas cubiertas de amplios velos y largos hábitos. ¿Hubiesen resistido firmes en la fe? ¿Habrían rechazado esas razones mundanas? No estoy tan seguro. Quizás los cambios no habrían sido tan rápidos; quizás se habrían guardado las formas por algunos meses más, pero todo habría terminado por ser igual a lo que es hoy.
Dios escuchó las súplicas que desde hace milenios le dirigen sus fieles con el Eclesiástico: Festina tempus; “acelera el tiempo”. Los días y los meses corren cada vez más rápido.
Domine, memento finis, “Señor, acuérdate del fin”.
Según parece, Francisco pasará a la Historia como Jorge "Schiaffo" Bergoglio...
ResponderEliminarEl Pulpero de la Recoleta
Un Wanderer de colección. Para leer y releer despacio, y meditando, en estas largas tardes estivales. Me temo un aluvión de respuestas previsibles y de recetas en apariencia contundentes. Tengamos paciencia con ellas.
ResponderEliminarLa respuesta es primero Gracia de Dios, fundamental para seguir el camino. Las fallas para no seguir el camino provienen de: las familias y cercanos, el ejemplo es fundamental, uno puede caer pero si se tiene raíces firmes en algún momento se vuelve....La iglesia tiene su culpa también, en la "relatividad" de sus enseñanzas. El mundo siempre ha sido hostil, eso se sabe aunque es cierto ahora más todavía, pero la razón de los católicos que se desvían viene de las fallas de los miembros de su "microclima", a mi modo de ver.
ResponderEliminarEn un todo de acuerdo.
EliminarWanderer, el post me hs gustado mucho.
ResponderEliminarGracias. Comparto ls experiencia.
El post data rompe el clima reflexivo y hasta orante que traía.
ResponderEliminarGracias Wanderer, muy bueno.
Quizá estos "privilegios" inmerecidos nos preserven en vistas de algún llamado o misión que hoy no vemos y que quiera Dios lo hagamos cuando se manifieste.
Los tiempos parecen estar acelerándose y quizá no falte mucho para que esto suceda.
Estimado Wanderer: me imagino la escena que describe. Es la mas frecuente. Le quiero contar otra diversa. A raíz de cumplir los 50 años de egresados del colegio retomamos contacto y nos reunimos todos los compañeros y compañeras. Con gran sorpresa de mi parte, veo que, quitando tres sobre 45, todos se mantienen en la fe. Mas aun, varios han recuperado la fe, que habían abandonado en los últimos años de colegio y primeros de universidad. Todavía mas, casi todos adhieren a un catolicismo mas bien tradicional y con desagrado de lo que pasa actualmente. Mi explicación: nuestro colegio si bien es de la Iglesia, no tenía el tono piadosón de los colegios de monjas y curas, su perfil era muy intelectual y la generalidad de las materias apuntaban a ser coherentes con el catolicismo de un modo razonado.El ambiente era de mucha libertad y respeto. Pensando las cosas, creo que la clave está en la endeblez de la educación de practicas sentimentales y el vigor que puede quedar de razones bien dadas en un clima de libertad.
ResponderEliminarJuan el Gris
50 años de egresados indica la respetable edad de 67/68 años.
EliminarLa vejez acerca a Dios y aleja de la estupidez del mundo.
Por mi experiencia de vida, considero que son ya señales del juicio que se avecina. Algunos no hemos podido conformar familia porque la Providencia se ha interpuesto en más de una vez en (aparentes) tragedias familiares y personales que truncan los planes -con recta intención de corazón- puestos en marcha. Y sí, se sorprende uno que personas "mejores" que uno en estas cuestiones, no puedan luego regentar adecuadamente una familia cristiana.
ResponderEliminarY perdón, pero el Camembert no puede ser bueno, ni en su mejor versión...
ResponderEliminarGASTÓN: Lo que indica JUAN GRIS me parece muy acertado aunque yo creo que la causa más eficaz en la apostasía generalizada es la crisis de la Iglesia que queda diluida en un magma ecuménico para la mentalidad general. Perdonen la comparación pero sería algo parecido a uno que quisiera ser torero en un mundo del que, por una plaga u otra razón, hubieran desaparecido los toros.
ResponderEliminarCreo que tiene que ver con un cambio de épocas. Antes, mal o bien, la Fe, las buenas costumbres y las prácticas piadosas eran parte de la cultura; la gente era "piadosa" porque así se movía la sociedad, rigiéndose por principios cristianos. No había más ni menos católicos que hoy, sino que solamente no se distinguía entre quienes lo eran y quienes no. La gran mayoría de la gente se decía católica porque asistía los domingos a Misa y rezaba de vez en cuando. Los verdaderos católicos, los que además de Misa dominical rezaban el Rosario, hacían obras de misericordia, estudiaban la doctrina cristiana y demás, eran una minoría, como hoy. Ahora cambió esa mayoría, la que otrora era "católica"; los cambios culturales los llevaron a poner "llamadores de ángeles" en sus ventanas y practicar yoga.
ResponderEliminarEn síntesis, no me parece que haya menos católicos, sino sólo menos "caretas", como dice la juventud.
Un cambio de élites, si antes los católicos o la iglesia como institución configuraban las costumbres y las actitudes ahora hay otros agentes en ese puesto
EliminarEstimado Gibelino, últimamente me pregunto lo mismo... ¿por qué yo creo y ellos no? Las reuniones familiares de estos días suscitan esas preguntas... y qué pasará con sus almas? No digo que esté salvado y vaya al cielo, me considero un viator que con la gracia de Dios iré en el mejor de los casos a un estado del purgatorio no extremedamente duro...
ResponderEliminarEstimado Pepe,
EliminarA mí me pasa lo mismo. Las comidas familiares de Navidad ya no tienen sentido. Las conversaciones se acercan más al pecado que a la virtud, y por si no fuera poco, se desprecia cualquier villancico o alusión a lo que verdaderamente es la Navidad.
Un saludo,
Alejandra
Don Wander, creo que la explicaciòn de por què nosotros nos sentimos sapos de otro pozo radica en que Usted, su amiga, y nosotros sus comentaristas, formamos parte de ese pequeño resto que se quedò anclado en el viejo mundo teocèntrico -resabio de la Cristiandad- porque seguimos creyendo tozudamente que Dios es el centro de todo, mientras que la inmensa mayorìa que adhiere al antropocentrismo hace rato borrò a Dios del mapa convencida de que el hombre es el centro de todas las cosas.
ResponderEliminarEn cuanto a la aceleraciòn de los tiempos tambièn creo que es una gran verdad. En estos dìas vengo pensando que asì como el asesinato en Sarajevo del archiduque heredero del imperio austrohùngaro desatò la I Guerra Mundial, no serìa extraño que el asesinato del general Soleimani pueda desatar tambièn la III y ùltima guerra mundial.
Esto es asì porque Rusia està detràs de Iràn, y ambos -luego de ganar la guerra de Siria- hacen pata ancha en Medio Oriente mal que les pese a Israel y EE.UU.
No dudo que ahora Iràn golpearà duro a EE.UU.; si eso ocurre, Trump ha prometido una respuesta "desproporcionada".
Siguiendo con ese razonamiento, advierto que si Trump borra a Iràn del mapa Rusia perderà gran parte de lo ganado en la guerra de Siria.
Y si eso ocurre, ¿què harà Putin, se quedarà de brazos cruzados o irà en ayuda de su aliado estratègico?
Siendo EE.UU. y Rusia las dos superpotencias nucleares màs importantes, Iràn los puede llevar a un enfrentamiento fatal a nivel planetario.
Ahora bien, segùn algunas profecìas, el Anticristo podrìa surgir luego de una espantosa calamidad para poner orden ante un mundo destruido. Si asì fuera, la crisis de Iràn podrìa ser esa oportunidad servida en bandeja de plata.
Y si todo eso ocurriera en menos que canta un gallo, ¿Bergoglio no podrìa ser ese Falso Profeta que se pondrà enseguida a las òrdenes de la Bestia que se levanta del Mar para pacificar un mundo en caos a fin de que cada ser humano vuelva a tener un plato de comida en su mesa en cualquier punto del orbe?
Todo encaja perfectamente, ¿por què no?
ResponderEliminar¿Alguien podía imaginarse que la Iglesia se hubiera convertido en un ámbito donde proliferan abusadores de menores?
No me vengan con que no son todos. Puesto que de, no ser así, no estaríamos hablando de la Esposa de Cristo sino del antro de Satanás.
Pero son muchos. Muchos los que actuaron como tales y muchos más los que actuaron mirando para otro lado, minimizando la gravísima cuestión u ocultando montañas de basura debajo de la alfombra para evitar el escándalo.
Como si no fuera un escándalo que sucedan en estas cosas horrendas en la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo, que dijo que todo lo que se le haga a un niño se le estaba haciendo a Él.
¿Era imaginable que, desde la Esposa de Cristo, se exhortara a los católicos a no evangelizar bajo el sofisma de que es hacer proselitismo? Como si la orden dada por Nuestro Señor no hubiera sido la de dar la Buena Noticia al mundo entero sino la de afiliar adherentes a un partido político para las campañas políticas que sean.
¿Alguien podía suponer que la mayoría de los curas iban a estar más preocupados en participar en encuentros sociales, gremiales y políticos que en rezar y convocar a rezar, de veras? No con beaterías sino con devoción e intentando llegar al alma el Mensaje de Aquél que no defrauda.
¿Era visible el tiempo en el que la Masonería y el poder financiero usurario mundial, en vez de sentirse molestos por la Verdad que venía de los dignatarios de la Iglesia, iban a sentirse muy confortados por insólitas convocatorias a la unidad sin que renunciaran al error ni se convirtieran?
¿Cuántos colegios abandonaron la formación de sus discípulos y alumnos, con la Palabra y con el ejemplo de los maestros y catequistas?
¿Cómo se traicionaron a tantos mártires que daban la vida detrás de la Cortina de hierro o desde este lado del telón comunista y cuántos se vendieron o callaron frente al Nuevo Orden Mundial marxista en lo cultural y ultracapitalista en lo económico?
¿Cómo puede ser posible que un movimiento puramente electoral y promotor de los más bajos instintos, como lo es el populismo de izquierda, pueda ser alentado y promovido desde la Cátedra de Pedro y desde las jerarquías de tantas iglesias nacionales?
Si a todo eso se le adiciona el furibundo y sibilino ataque cotidiano de los medios de comunicación en manos del NOM, más el asedio coordinado de los organismos internacionales de control de los países y las sociedades al Gobierno mundial, tenemos un panorama muy cercano al descripto en la nota del blog.
Es que, por encima de todo eso, se ha agregado una dosis de idiotez y estupidez en proporciones mayúsculas que ha llegado a promover autoflagelaciones, con el eufemismo de tatuajes; la venta de ropa fallada con el argumento de que se usa pantalones agujereados o comidos por las polillas por ser informales, más la moda ridícula de trajes totalmente inapropiados al cuerpo, que bajo la excusa de estar entallados encierran el vender más cara la cantidad de tela en menores proporciones de hilado.
O el alimentar y cuidar mascotas, como si fueran niños, mientras que se alienta el aborto y la matanza de tantas personas por nacer.
Está claro que podríamos seguir escribiendo y describiendo la torpeza de la sociedad moderna, quedan la droga, la violencia, el sexo bestial (no por el acto en sí sino por el encuentro puramente animal de especies en celo), y así continuaríamos hasta el infinito.
Pero, importa advertir que los signos son muy elocuentes. Y coinciden con la época de cuando no habrá casi fe sobre la tierra.
Amargo Serrano, un pintor que describe -parcialmente- una pintura aproximada de tiempos muy desoladores y oscuros.
Soy sacerdote de una minúscula diócesis en Argentina. Visito los enfermos, rezo, etc... lo normal de un cura. y espero seguir y mejorar por la gracia de Dios.
EliminarGracias por su injusto comentario que nos echa a todos a la bolsa con judas iscariote.
Si hace lo que corresponde al ministerio sacerdotal, lo felicito. Y no tiene que darse por aludido.
EliminarTampoco haga lo que critica y ponga en una misma bolsa a algo que jamás se dijo.
Nadie dijo que todos los curas son politiqueros, pederastas y traidores. Pero que hay y muchos está a la vista, de la suya y de la mía.
La culpa no es del espejo sino de la imagen que se pone delante suyo.
Amargo Serrano.
Me parece que el 'sentido común social' a uno lo lleva a no creer. No creer es lo que hace toda la gente culta, sensata, exitosa. Y nadie quiere ser el raro. Supuestamente -eso nos dice el sentido común social- las razones para no creer son abrumadoras. Y entonces uno decide que no cree. Y como el tema en sí tampoco a uno lo desvela, ya está. No se cree, y listo. Total, no pasa nada. (Sí pasa. La desaparición de la idea de Pecado transforma a la sociedad de un modo radical. Pero es lento, y uno no se da cuenta. Uno ve que aumenta la promiscuidad, los divorcios, los abortos, la drogadicción, los asesinatos de mujeres por sus 'parejas', el suicidio,… pero bueno, “ahora es así”. Y nadie se pone a atar cabos).
ResponderEliminarPero resulta que si a uno el tema sí lo desvela y se pone a rascar la superficie, se encuentra con que las razones para creer están ahí. Encuentra que las demostraciones contra Dios de la 'ciencia' no son tales, y que la ciencia no es siquiera capaz de explicar por qué un pedazo de carne genera una mente libre. Y entonces, cuando salimos a buscar -a tientas- ese algo que nos quita el sueño, Dios nos sale al encuentro. Pero sólo cuando hemos salido a buscarlo. Aunque hayamos salido mal, como salió San Pablo camino de Damasco. Salió mal, pero salió, y entonces Dios le salió al encuentro. Pero a Herodes -un hedonista y nihilista como los de hoy, hastiado de placeres, y ansioso por novedades que lo sacaran de su sopor- a Herodes Cristo lo ignoró. Los Evangelios no registran que se haya dignado siquiera hablarle. Porque Herodes quería que le hiciera algún ‘prodigio’, pero no buscaba la Verdad. Y como no la buscaba, no la encontró.
La gran mayoría de los hombres de hoy no busca la Verdad. Tiene otras prioridades más inmediatas, más urgentes, que ahogan cualquier búsqueda trascendente. Y se queda con lo que el sentido común social le dicta. Más o menos como hace el protagonista de Sumisión. Lo que pasa es que ese lugar en el cual se quedan, es la Nada. Esa Nada en la cual se ha instalado la gran mayoría de Occidente. Pero nadie aguanta demasiado tiempo instalado en esa Nada. Lleva al hastío. Y termina en la autodestrucción o, como en la novela, aparece un absoluto (en ese caso el Islam) y se lleva todo por delante sin encontrar resistencia.
Me gustó su comentario. Totalmente de acuerdo. Y si me permite agregar, diría que es algo que me causa gran asombro el que no haya más suicidas. Creo que en gran parte se debe a la cantidad de diversiones/placeres que existen hoy en día (me enteré de un joven que decía que aún no se había suicidado porque quería ver no sé que película que se iba a estrenar).
Eliminar(Copio y guardo su comentario junto con otras frases/párrafos que tengo en mi archivo. Estará firmado por Anónimo en Wanderer, jaja).
Alfonso Jesús Vivar
Fuertísimo posteo. Siempre experimenté esa sensación, que da vértigo, de saber que el don gratuito de la Fe, entre comillas "incorrupta", viene por algún misterioso motivo directamente del corazón de Dios y es para algo, pero me da miedo el juicio más riguroso que Dios pueda hacer de la malversación de ese tesoro.
ResponderEliminarSiendo las diferentes razones sobrenaturales aducidas las más importantes (y probablemente basten para entender lo que pasa), creo que hay una razón natural muy profunda, los seres humanos somos animales sociales y estas personas de las que habla Wanderer se han socializado muy bien, como corresponde a un individuo sano de nuestra especie y eso incluye asumir las creencias básicas de la sociedad en la que se vive. No me refiero al arribismo, que también esta presente, sino a un proceso mas inconsciente de asimilación.
ResponderEliminarEn otras épocas la sociedad era cristiana y eso no era así. En la sociedad romana la visión básica del mundo no era tan alejada de la cristiana como la actual y era fácil que los cristianos formasen una subcultura cristiana en la que integrar a sus hijos (y lo hicieron) a pesar de estar prohibido el cristianismo. Bajo el islam, normalmente a los cristianos se les permitía (y hasta se les alentaba) formar sus propias comunidades dirigidas por cristianos (normalmente los obispos) y con contacto tangencial con la comunidad musulmana (u otras comunidades).
Por supuesto, la gracia puede hacer santos (y los hace) incluso sin ayuda de ninguna comunidad cristiana en la que integrarse. Pero societas cristiana como tal es algo que hay que construir y que hoy no existe en casi ninguna parte.
No se como debería ser esa construcción ni quien debería liderarla, pero dentro de una cultura hostil deberían de existir subculturas cristianas en las que integrar a nuestros hijos, porque sino, la mayoría perderá la fe sin dudar.
Por supuesto, es posible que esto forme parte de las profecías y uno de los motivos por los que "no quedará fe" y que hasta los pocos elegidos deba abreviarse el tiempo de la prueba sea que, además de las persecuciones, tengan que vivir la fe en solitario (los mártires de la antigüedad vivieron en comunidades florecientes y a menudo se les permitía contacto con ellas hasta en la cárcel). Pero eso no nos exime de la tarea de poner los medios materiales para que la fe sobreviva (y, repito, no tengo ni idea de donde empezar) entre otras cosas, porque no podemos saber si es que estamos viviendo esos tiempos ya o no.
Pero son muchos. Muchos los que actuaron como tales y muchos más los que actuaron mirando para otro lado.....
ResponderEliminararrinaron la liturgia arruinaron la doctrina... y también miraron para otro lado cuando muchos denunciaban el tema lo demás es AÑADIDURA.
Gastón, Juan el gris se equivoca en su planteo, como que se puede ser bueno y mantener la Fe ninguneando la vida de piedad.
ResponderEliminarGASTON: No creo que "ningunee" la vida de piedad sino que expone como insistir en los principios doctrinales y la integración de la Fe en las materias restantes ha sido a la larga más eficaz que abundar en prácticas poco justificadas en la pedagogía del centro. En todo caso sería mejor que Juan el Gris nos ilustrara.
ResponderEliminarEstimado Don Guander
ResponderEliminarEs imperativo felicitarlo por lo mismo que el Anónimo Normado titula “Un Wanderer de Colección”.
También celebrar, asombrado, el feliz hallazgo que refiere Juan el Gris sobre sus ex compañeros de promoción.
A mi me ocurre algo totalmente inverso. Cumplimos también cincuenta años de bachilleres de un centenario Colegio Marista. Considerado siempre uno de los mejores, sino el mejor, en su tipo de la zona oeste del GBA. Aún conserva, pese a los vendavales, notable prestigio, al menos por comparación.
Pues ocurre que, de casi treinta, muy pocos se dice aún católicos y no exagero sí afirmo que no más de tres vamos aún a misa.
La mayoría, siendo de perfil universitario, no quiere ni oír hablar, siquiera, de cosas trascendentes. Una pena.
Así que Don Juan Gris: celebre!
Puestero del Oeste
La fe consiste en creer todo aquello que Dios ha revelado en base a la autoridad de Dios que lo ha revelado, y no en base a que nuestra razon perciba que las proposiciones reveladas son verdaderas. Pero es evidente que esta definicion de fe no abarca la existencia de Dios ni la identidad del medio de Revelacion. Las bases para creer que Dios existe y que Jesucristo es su medio de Revelacion plena y la Iglesia (sus Escrituras y su Tradicion, explicadas por su Magisterio) su medio proximo son racionales, los preambula fidei y motiva credibilitatis respectivamente.
ResponderEliminarPersonalmente percibo motivos de credibilidad suficientes para creer en la resurreccion de Jesucristo, lo cual me lleva a creer en la verdad de los registros de su vida y palabras, porque no tendria sentido que Dios resucitase a alguien o Alguien que dice obrar y hablar en su Nombre, confirmando así la veracidad y bondad de sus obras y palabras, y no nos dé un registro fiel de esas obras y palabras.
Pero por otro lado no percibo motivos de credibilidad suficientes para creer en la inspiracion divina del Antiguo Testamento APARTE de la confirmacion de esa inspiracion por parte de Jesucristo. Y para mí la inerrancia derivada de esa inspiracion no abarca la historicidad de los eventos narrados en el AT, más allá de la creacion ex nihilo y la unicidad de antecesor patrilineal de todos los seres humanos, confirmada por la genética ("Y-chromosomal Adam"). Discutir sobre si el diluvio universal ocurrió realmente y en qué año tiene tanto sentido como discutir a qué país se marchó el hijo pródigo y en qué año hubo hambre en ese país.
Mi punto es que el nivel de motivos de credibilidad requerido por la mayoria de los hombres y mujeres contemporaneos para creer que Jesucristo resucitó y que la Iglesia lleva a cabo su obra es mayor que el nivel requerido en otras epocas. Cuando estos motivos no son presentados como corresponde hacerlo a personas inteligentes, la fe suele perderse. Punto que parece estar en linea con lo que contó Juan el Gris en el comentario de 6 de enero de 2020, 15:28.
Otro punto distinto pero convergente en sus efectos es que muchos ministros de la Iglesia Católica, desde el nivel mas alto, parecen estar empeñados ultimamente en borrar aquellas caracteristicas de la Iglesia que son sus motivos de credibilidad (Concilio Vaticano I, Constitucion Dei Filius. Si se les dice a la gente de hoy que "la Iglesia misma por razón de su admirable propagación, su sobresaliente santidad y su incansable fecundidad en toda clase de bienes, por su unidad católica y su invencible estabilidad, es un gran y perpetuo motivo de credibilidad y un testimonio irrefragable de su misión divina", es probable que la mayoría interprete que se les está diciendo un chiste en clave de sarcasmo.
Chestertoniano Español ha descripto the Benedict Option de Dreher.
ResponderEliminarMe recuerda a una frase que mi abuela decía de mi prima: "no cree en el infierno y el Cielo le da miedo"
ResponderEliminarCristo nos habló de las diferentes disposiciones de las almas que recibían su Palabra y las comparó con distintos tipos de suelos. Principalmente es nuestro propio apego al pecado y la dificultad de morir a nosotros mismos y cumplir la voluntad de Dios lo que nos aleja de la Verdad. A esto sumémosle la mala doctrina de los sacerdotes, quienes con mayor responsabilidad deberían ser luz del mundo y sal de la Tierra. Por lo pronto procuremos serlo nosotros.
14:22 pues si la ninguneó.
ResponderEliminarSi uno está solo, quizás no le haga daño asistir a las reuniones familiares donde hay ateos, concubinos, rejuntados, gays y otras yerbas. Cosa distinta es di uno tiene familia y, sobre todo, niños pequeños. Lo digo por experiencia propia: puede llegar el día en que no podamos juntarnos con nuestros familiares a causa de sus malas costumbres y de su mal ejemplo. Los niños ven y copian y si no tienen muy en claro qué está bien o qué está mal, copian lo peor. Ojo con los maricas familiares, es muy triste decirlo, pero suelen corromper a los que están más cerca. Es doloroso, pero a veces es necesario tener actitudrs un poco más severas respecto del prójimo cuando se ha corrompido públicamente. Recemos por ellos, pero apartémonos de nuestros hijos. Después lloraremos cuando sepamos que uno de ellos abusó de nuestro pequeño o lo llevó por el camino del pecado. Y no hablo de pecados comunes. Hsblo de cosas muy feas.
ResponderEliminarEs como Ud dice. Por mis hijos he dejado de asistir a reuniones familiares, a los que he tenido que aclarar los motivos, lo que me generó grandes problemas (aunque pasados unos años, algunos fliares me terminaron dando la razón).
EliminarMuy atinado Unknown!!
ResponderEliminarPerdón, quise decir "apartémolos" de nuestros hijos.
ResponderEliminarRespuesta al sacerdote de Argentina.
ResponderEliminarPadre...soy compatriota suya..con 66 años y he vivido y visto tantas..tantas.. tantas situaciones graves por parte de integrantes del clero..que si ud es de los pocos fieles a Cristo...lo felicito de todo corazon y pido a Dios que lo siga preservando porque en verdad...ya quedan muy pocos como ud.Y no mori de espanto hasta ahora solo por Misericordia de Dios.Bendiciones.Marisa