lunes, 13 de abril de 2020

"Piedad litúrgica", de Louis Bouyer


La editorial Lectio, de Córdoba, publicó recientemente la re-edición de un gran libro: Piedad litúrgica, de Louis Bouyer. Había sido editado en español en 1957, en México, y era imposible conseguir un ejemplar. 
Se trata de uno de los mejores libros de Bouyer donde sintetiza su teología de la liturgia de un modo completo y fundamentado. Integrado por veinte capítulos, comienza estudiando rápidamente el estado en que se encontraba la liturgia en los años ’50 y la historia de una decadencia que venía desde siglos anteriores, para centrarse luego —y este es el corazón del libro— en desentrañar el misterio y el sentido más profundo que posee la liturgia católica. 
Ésta no es un mero ceremonial más o menos solemne, o más o menos popular. Detrás de esas ceremonias se esconde una teología que le da sentido y enmarca su lugar: la liturgia es oración. Pareciera una verdad de Perogrullo, pero no lo es, ni para los progresistas, que la entienden como un mero encuentro comunitario; ni para muchos tradicionalistas, que la consideran una mera ceremonia en la que se siguen cuidadosamente las rúbricas.
Bouyer desarrolla su teología de la liturgia a partir de la encíclica Mediator Dei de Pío XII. Y comienza estableciendo una regla de oro de toda verdadera teología católica: “No substituir a la investigación personal una aceptación puramente exterior de la enseñanza de la autoridad, sino tratar de explicar y justificar la enseñanza de la autoridad por la investigación personal, verificando al mismo tiempo los resultados de la investigación con el testimonio de la autoridad”. Una actitud adulta y madura, que no teme al estudio pero que respeta y otorga su lugar a la autoridad del Papa romano.
No se priva el autor de señalar los problemas que observaba en la liturgia romana —ese “cadáver” que la reforma litúrgica del Vaticano II llevó al estado de la más putrefacta descomposición— que se remontan a varios siglos: “La debilidad de la Contra-Reforma está en su incapacidad para realizar, con la crítica de la Reforma, la crítica de sus causas y el resultado de esa incapacidad fue el catolicismo barroco. Aunque haya tenido el mérito de preservar una tradición que no entendía, el catolicismo barroco no hizo más que apresurar el proceso de esclerosis de la liturgia que se había manifestado ya durante la Edad Media”.
Pero, a la vez, alerta sobre el peligro contrario: “No es menos grande el peligro de sucumbir a la tentación opuesta, precisamente cuando se está consciente del riesgo de arqueologismo y en guardia contra él. Esta segunda tentación es un falso modernismo, una supuesta adaptación a necesidades modernas que produce, de hecho, la pérdida de la verdadera tradición por la idolatría a la moda efímera, que cede a todas las fantasías de la hora. […] Con gran frecuencia, los que sólo buscan poner en práctica sus ideas preconcebidas sin otra consideración, apelan a una antigüedad más o menos hipotética para escapar a las reglas de la autoridad contemporánea”. 
El libro, a mi entender, tiene un defecto que observo en varias de las obras de Bouyer escritas antes del Vaticano II. Aparece aquí y allá una suerte de espíritu ingenuo que suponía que, primero, era relativamente fácil encarar una reforma litúrgica. Ya vimos lo que pasó con esa reforma, y el primero que lo vio fue el propio Bouyer, que fue miembro del Consilium y al que renunció cuando, frente a los desmanes que se estaban cometiendo, se dio cuenta que ya no podía hacer nada. Y, en segundo lugar, por momentos pareciera que está convencido que, reformando la liturgia en un sentido más propiamente tradicional y “desbarroquizándola”, las comunidades cristianas volverían al espíritu que las animó en los primeros siglos de la Iglesia. Y esto es imposible porque los cristianos de hoy somos distintos de los cristianos de hace mil quinientos años, y ya vimos en qué terminaron las comunidades cristianas animadas por la nueva liturgia reformada.

En definitiva, se trata de un libro excelente y recomendable. No es, por cierto, un libro masivo ni de lectura recomendada para todo el mundo, pero aquellos que tengan alguna formación teológica, aprovecharán mucho de él.
Informes:
librerialectio@arnet.com.ar

17 comentarios:

  1. Me cuesta entender qué diablos puede significar barroquizar la liturgia. En qué sentido se había esclerotizado la liturgia desde la Edad Media?

    ResponderEliminar
  2. Estimado Anónimo, es cuestión de leer una buena historia de la liturgia. Allí encontrará la respuesta a su pregunta.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo censurado de las 18:55:
    Eliminé su mensaje porque hace usted varias afirmaciones erróneas. Y a fin de no quedar descortés, le respondo aquí algunas:
    1. Hacer un juicio no solamente sobre el libro de Bouyer sino también sobre el autor mismo por las dos o tres citas que yo transcribo en el artículo es absurdo e infantil.
    2. Su argumento según el cual una liturgia justificaría su santidad por los mártires que la celebraron es otro disparate. Con ese criterio, adoptemos la liturgia que celebraron San Pedro, o San Pablo o a la que asistió toda la Legión Tebana. Tenga por seguro que no rezaban el canon romano y que comulgaban sentados y en la mano.
    3. Se refiere usted a que la "liturgia barroca" no sería mala porque ella produjo los mártires ingleses. Se trata de un error histórico. La liturgia católica romana en Inglaterra nunca fue barroca porque no tuvo tiempo. La reforma de Enrique VIII la eliminó antes de que eso sucediera.
    4. Intenta usted descalificar a Bouyer aduciendo que se unió al Consilium, siendo lo que este comité era. Pues bien, sería importante que se enterara usted de las circunstancias que llevaron a Bouyer a integrarlo y los reparos que puso. En muchas ocasiones, la prudencia aconseja asistir o integrar algunas reuniones a fin de que no salgan de allí peores males. ¿Cuál cree usted que fue la intención de santos varones como Mons. Lefebvre o Mons. De Castro Meyer de asistir y votar en las últimas sesiones de Concilio, cuando ya casi todo estaba perdido, y se discutía, por ejemplo, la libertad religiosa? Con su mismo argumento, podríamos emitir juicios negativos sobre ellos.

    ResponderEliminar
  4. Gracias Don Wanderer por la sugerencia. Este tipo de cosas ayudan mucho a orientarse a quienes con mucho esfuerzo tratamos de entender algo más del drama litúrgico de hoy día.
    Le consulto su opinión sobre el documentado tratado de Jungmann de la Historia de la Misa, para tenerlo como manual de referencia sobre la cuestión.
    Y, si no me excedo en los pedidos, con que otras lecturas del tópico recomendaría acompañar esta. Muchas gracias!

    ResponderEliminar
  5. Agustín de Resistencia14 de abril de 2020, 2:04

    Χριστός ἀνέστη!

    Últimamente vengo siguiendo los artículos sobre la liturgia romana de Gregory DiPippo y Peter Kwasniewski del sitio New Liturgical Movement, los cuales siempre me resultan muy enriquecedores y entre ellos recuerdo 2 en defensa de la liturgia como ritual cortesano, sin dejar de lado su carácter de oración pública de la Iglesia (ambos autores, y en especial el segundo, son grandes promotores del involucramiento de los fieles tanto con el canto -que es la forma tradicional de participación laical en la liturgia- como en el seguimiento de las oraciones del misal).

    A Defense of Liturgy as "Carolingian Court Ritual" N.B. El autor cambió radicalmente su visión optimista respecto de la "Reforma de la Reforma" y la "Hermenéutica de la Continuidad".

    Revisiting Courtly Liturgy

    El Dr Kwasniewski mismo expresaba en otro lugar su admiración por la brillantez de Bouyer a la vez que (a su criterio) convencionalismo y caída en lugares comunes. En otras palabras, que algunas de sus opiniones eran muy propias de su época y que con el correr del tiempo y el desastre posconciliar, han surgido criticas interesantes.

    ResponderEliminar
  6. Anónimo censurado de las 18:55:
    Agradeciendo la cortesía que me brinda me gustaría replicarle lo siguiente: No he hecho un juicio del libro, en absoluto lo he mencionado, he dicho que no simpatizo con las ideas reformistas de Louis Bouyer, y que me impulsaba a escribir mis objeciones sus frases literales, las del padre Bouyer, que Vd. reproducía. Precisamente esas frases, y reconociendo que lo hacía con cierta vehemencia.
    Me parece que el argumento más convincente acerca de la santidad de la denostada liturgia barroca es, efectivamente, la de sus sacerdotes mártires, que no fueron en Inglaterra e Irlanda sólo los perseguidos durante el reinado de Enrique VIII. Los sacerdotes ajusticiados fueron cerca de trescientos entre 1535 y 1681. Muchos de ellos, mientras hubo semillero, se formaron en el continente, como Vd. seguramente sabe. En España, ya infectada del coronavirus barroco para entonces, es célebre el colegio de Valladolid; también aquí en Sevilla hubo dos colegios, uno de irlandeses y otro de ingleses.
    No he dicho nada de la liturgia de San Pedro o de San Pablo, pero no me atrevería a estar tan seguro como Vd. acerca de la forma en que la celebraban. Pero ese es otro cantar.
    Es un hecho que Bouyer fue convocado al Consilium para aplicar la reforma litúrgica, y fue encantado y satisfecho a hacerla con sus ideas propias. Cada cual con la suya, y así salió lo que salió. El cardenal Antonelli, otro que se considera también un incomprendido, cuenta bien cómo se trabajó en el seno de ese comité, donde se votaba a mano alzada y no se hacía público el resultado de los votos. No le critico ni le descalifico porque no pudiera hacer nada para impedir lo que salió del Consilium, sería un juicio temerario por mi parte, pero sí que, en cambio, censure la “incapacidad” parcial de la Contrarreforma para soltar el resabido estrambote de que el resultado de esa “incapacidad” fue el catolicismo barroco, ese virus corrupto que sólo atacó a la liturgia romana y fue minándola hasta descomponerla. Está por saber aún cuántas impregnaciones barrocas encuentran en las rúbricas que fueran objetivamente nocivas: que las pongan una por una. Lo de Lefebvre está de más, ni el Consilium reunía miles de obispos, ni la Sacrosanctum Concilium es el ordo missae resultante.
    No quiero extenderme más abusando de su cortesía, pero Vd. mismo ha publicado hace unos meses del epistolario de Evelyn Waugh con Lady Acton y de sus artículos a la prensa inglesa, intuiciones verdaderamente brillantes que tuvo acerca de las ideas de los reformistas, a los que Waugh llamaba, no muy cariñosamente, “liturgistas”. Él vio claramente el peligro que se cernía sobre la liturgia, como lo vio Von Hildebrand y tantos laicos. Muchas de las críticas de Waugh van directamente dirigidas a ideas que Bouyer sostenía, al menos antes de entrar en el Consilium.

    ResponderEliminar
  7. Anónimo censurado de las 18:55, ahora está usted descensurado, y me animo a responder a algunas de sus cuestiones:
    En primer lugar, una precisión. Bouyer no se refiere a la barroquización de la misa sino a la barroquización de la liturgia, concepto mucho más amplio que el de misa. De hecho, las "reformas" de la misa que proponía mucho antes siquiera que se comenzara a hablar del Concilio, era que las lecturas se leyeran en lengua vulgar y cara al pueblo, que se reviera el leccionario y que se agregaran algunos prefacios. Como ve, nunca pensó en el estropicio que se hizo más tarde. De hecho, su ruidoso rompimiento con el Centre de Pastorale Liturgique, bastante antes del comienzo de las reformas, se debió entre otras causas, a que éstos pretendían reformas estructurales a la misa a las que Bouyer se oponía con vehemencia.
    Por eso, sugiero leer del autor "Le métier de théologien. Entretiens avec George Daix" (Ad Solem, Genève, 2005), particularmente el capítulo 4, sugestivamente titulado: "La réforme liturgique et ses melfaçons". Y para abundar en el concepto de "barroquización" de la liturgia es muy útil la lectura de la discusión que mantuvieron en los años previos a la Primera Guerra Mundial el benedictino Festugière y el jesuita Navatel en largos artículo publicados en la Revue de Philosophie y en Études, respectivamente.
    En cuanto a los mártires ingleses y la "liturgia barroca". Como usted sabrá mejor que yo, los sacerdotes ingleses formados en el continente y que luego volvían a la Isla, lo hacían de incógnito y celebraban escondidos en casas de familias. La liturgia que celebraban no era una liturgia barroca. Era el rito romano en su forma más simple, pues no tenían otra posibilidad. Por eso, me parece bastante elemental suponer que la misa "barroca" implicaba cambios estrucutrales al rito. Insisto, Bouyer no habla de barroquización de la misa, sino de la liturgia.
    En cuanto al modo de celebrar de San Pedro y San Pablo, hay un modo de aproximarnos a algunos aspectos de ese tipo de celebraciones primitivas. Es cuestión de leer la Didaché.
    Finalmente, como usted bien dice y también digo yo en mi reseña, Bouyer, después de su participación en el Concilio y en el Consilium, cambió rotundamente de opinión en muchos de sus puntos de vista. Basta leer "La descomposición del catolicismo", escrito en esos años. Y también, es muy notable cómo esos cambios de opinión se fueron dando al ritmo de los acontecimientos. Durante el Concilio, escribía una crónica semanal para Le Croix hasta que, abruptamente, deja de hacerlo. Cuando se leen esas crónica se entiende: la crítica que hace sobre lo que está ocurriendo en Roma durante tan magna asamblea son devastadoras, y los obispos franceses no podían permitírselo.

    ResponderEliminar
  8. Valveno, el libro de Jungmann es un clásico, una obra seria que merece por cierto ser leída.

    ResponderEliminar
  9. Alguien me ayuda para ver donde comprar Piedad Liturgica en Buenos Aires, gracias!

    ResponderEliminar
  10. Me podrían ayudar con el dato de donde comrpar "Piedad litúrgica", de Louis Bouyer en Buenos Aires, no lo encuentro. Gracias

    ResponderEliminar
  11. Sin duda, hay muchísima ingenuidad en el análisis de Bouyer.

    Por lo demás, supuesta decadencia litúrgica barroca no impidió que surgieran numerosos santos, que la Iglesia evangelizara territorios inmensos o que surgieran, particularmente en el siglo XIX, innumerables congregaciones religiosas dedicadas al ejercicio de la Caridad. Una Liturgia realmente cadavérica no habría hecho posible tanta vitalidad espiritual.

    Y, en fin, ya el genuino movimiento litúrgico de Dom Gueranguer había demostrado que se podían corregir algunas tendencias decadentes en la Liturgia sin necesidad de modificar el Rito Romano. De ningún modo podía calificarse de cadáver la Liturgia como la vivía el verdadero movimiento litúrgico. No termino de entender, por tanto, la postura de Bouyer.

    ResponderEliminar
  12. Sobre la "barroquización" de la liturgia habría que añadir además el exceso de montajes teatrales en las iglesias, la invasión de música que era de sí ajena al culto... (que en Sevilla de eso se supo bastante). Pero hay que ser justos. Las formas artísticas de tipo pictórico, el tallado, la arquitectura... toda la Contrarreforma en general hizo mucho bien a la Iglesia. América es testigo de ello. Entiendo que haya quien tenga aversión personal a determinadas formas. Pero que los árboles no impidan ver el bosque.

    PS: soy otro anónimo diferente.
    PS2: Los ingleses, hasta tiempo muy muy reciente, y desde mucho tiempo atrás, poco tenían que decir. Muy loable todo lo referente a Newman, al movimiento de Oxford, y todo lo que se quiera, pero es algo insignificante comparado con lo que ha aportado España.

    ResponderEliminar
  13. Y ya que estamos con Bouyer, aprovecho este espacio para recomendar otro librito del mismo autor titulado "Arquitectura y liturgia", que, con sus cosas -léase exceso de creatividad imaginativa en las propuestas-, es muy interesante y aclarador de cuestiones referentes a la disposición del templo católico.

    La edición que yo tengo es del año 2000. Colección Lex Orandi de Grafite Ediciones. Pero debe haber otras si esta no está disponible.

    ResponderEliminar
  14. Señores de Wanderer muchas gracias por la información. Podrían dar las señas de la editorial para poder comprar el libro de Bouyer?

    ResponderEliminar
  15. el libro lo editó en Córdoba "librería Lectio" : librerialectio@gmail.com tel: 0351 15 657 6114 (Francisco Rollano)

    ResponderEliminar
  16. Chestertoniano español25 de abril de 2020, 13:55

    Alguna posibilidad de que el libro este en formato electronico?
    Y, por cierto, el libro de Bouyer acerca del monacato, se sigue vendiendo en español o ingles?

    Gracias por al información

    ResponderEliminar