por Eck
Un paseo por Versailles
Poca gente sabe que la atea Revolución Francesa comenzó con una gran ceremonia en honor al Santísimo Sacramento. Menos gente aún se imagina que el comienzo del fin de los tronos europeos fue una magnífica procesión al Rey de Reyes presidida por el arzobispo de París, Mons. de Juigné, seguido del rey Luis XVI y precedido de los mil doscientos diputados de Francia en medio del esplendor de la corte de Versailles. Y muchísima menos gente todavía puede creer que entre los diputados vestiditos con chapines refulgentes y devotitos portadores de albos cirios en honor a Cristo se encontraban Mirabeau, Robespierre, Talleyrand y otras bêtes noires de la Iglesia.
Aunque muchos de ellos eran hipócritas redomados, la mayoría quería aprovechar la oportunidad de la crisis y la bonhomía de Luis XVI para renovar el reino de Francia tras la descomposición y podredumbre de la regencia de Orleans y el caligulesco pero sin sangre periodo de Luis XV, sin darse cuenta de que con sus medidas rompedoras continuaban, pero de otro modo más profundo, la labor de zapa contra la monarquía tradicional, que ya había hecho el rey Sol, verdadero antecesor de la Republique, al romper con el lento trabajo de la historia.
Durante esta ceremonia se atravesó una de las salas más famosas del Palacio, la Galería de los Espejos, eterno recordatorio de la sombra de Luis XIV de que las cosas no eran lo que aparentaban ser y que eran mucho más engañosas que las que se hallaban en el propio palacio. Al multiplicar por miles y miles la realidad reflejada, se entra en un laberinto infinito del que es difícil salir, donde la izquierda es derecha, arriba es abajo y dentro es fuera y viceversa, cuando uno cree salir está entrando y cuando cree hallar la solución más errado está.
El siglo XIX fue en todos los ámbitos un siglo confuso y desorientador, una laberinto de espejos en el que cayeron sus protagonistas y en el que hemos caído nosotros mismos detrás. Siglo revuelto, remolino donde todo se mezcló y se confundió, ha costado más de un siglo empezar a desenredar el ovillo y aún no se ha conseguido del todo. En la Iglesia de igual modo, donde el modernismo se disfraza de tradicional y conceptos tradicionales pasan por modernistas. Esto ocurre con los Papas de los que vamos a hablar, que se les supone campeones de la Tradición y lo son, pero también fueron revolucionarios, no en la materia, sino en las formas sin acordarse de lo que decía el viejo Aristóteles y fray Tomás: quidquid recipitur ad modum recipentis recipitur. Ya se puede recibir la Tradición pura que como sea el recipiente revolucionario, se volverá Revolución.
Beato Pio IX: La Tradition, c´est moi
Conocida es la anécdota del Papa Mastai con el cardenal Guidi cuando éste le manifestó, durante el Concilio Vaticano I, sus dudas y oposición a la definición extremada de la infabilidad pontificia por no tener respaldo de la Tradición de la Iglesia. El Papa Pío IX le mandó llamar una noche de junio para abroncar enérgicamente a semejante rebelde purpurado, gritando como un descosido: “La Tradizione son’io”, “¡La Tradición, soy yo!”. No deja de ser significativo que use una frase similar a la famosísima del rey Sol y que revela que después de una resistencia heroica de trescientos años contra la concepción modernista del poder y del estado, la propia Iglesia y su cabeza han caído de lleno en ella. A partir de aquí el recipiente será totalmente revolucionario aunque los contenidos sean los tradicionales: culto carismático a la persona, no al cargo, del pontífice; centralismo romano, lo que había sido cuidadosamente evitado por la Curia durante milenios; concepción juridicista de la propia Iglesia, de la Fe y los sacramentos, etc. Es el amanecer del Papa Sol que ilumina toda la Iglesia con su magisterio.
En esto, el Papa Pio IX es el reflejo invertido y gemelo de Pablo VI. Este “democratizó” las apariencias del papado pero sin tocar un azumbre del poder autocrático mientras que aquél convirtió al pontificado en una autocracia bajo los ropajes tradicionales. En ambos casos, aunque la mona tirana se vistiera de jeans o de seda, en mona tirana a la antigua o a la moderna se queda....
León XIII: El gallo en la habitación
De todos es conocido la enorme producción doctrinal, digna de tan industriales tiempos, de este Papa, y de muy alta calidad por otra parte. También trajo a la Santa Sede tranquilidad y estabilidad tras los movidos tiempos de su tormentoso predecesor. En apariencia, un pontificado en el que no se iba a romper ni un plato ni un vaso puesto que la edad no le acompañaba y sin embargo entró como un elefante en una cacharrería dentro del proceloso terreno de la política. Por meros motivos de política de la Santa Sede, que no de la Iglesia, quiso reconciliarse con la masona, corrupta y colonialista III República gabacha, todo un primor como se ve, con el famoso Ralliement. No deja de ser curioso que el papa más antimásonico (con su concilio trentino incluido) y tradicionalista quisiera unirse al régimen más masónico y revolucionario que había. Lo grave no fue esto, que ya tenía antecedentes multiseculares, si no que se lo pregunten a nuestros Carlos I y Felipe II... sino que se entrometiera en la conciencia y en la política doméstica de los católicos franceses en un terreno donde el Papa no pitaba nada pues no era de su competencia ni tenía legitimidad alguna: el régimen político que debían tener los franceses.Y todo por política exterior, lo más alejado de la esencia de la Iglesia cuya cabeza dijo que su reino no era de este mundo.
Por supuesto que fue un desastre pero dejó dos herencias: que la doctrina y la praxis fuera cada una por su lado hasta chocar y que se concibiera a la Iglesia como un instrumento de partido, del Estado de la Santa Sede. No en balde se ha apelado al Kremlin como el Vaticano Rojo y no al revés...
S. Pio X: Agere revolucionario contrarrevolucionario
Siempre se ha dicho que el diablo es el simio de Dios; lo que nunca se podía pensar es que el tradicionalismo se volviese simio de la Revolución, pero con S. Pio X se logró. Es que el oponerse de manera sistemática a un hecho o doctrina, lo que nos convierte es su mimo, un espejo, bailando al son que nos proponen los demás. El empeño antirrevolucionario de Sarto no se puede negar y tampoco su buena voluntad, pero la revolución conciliar se la debemos a él en casi su totalidad al meter la cuchara pontificia en asuntos que sus predecesores se cuidaron mucho de hacerlo: la liturgia que se había mantenido estable durante cientos de años se vio subvertida con los cambios del Breviario; la música sacra; la práctica sacramental; la latinización de los orientales, predecesora del Traditiones Custodes; el derecho canónico se erigió siguiendo la forma de los códigos revolucionarios napoleónicos; etc. Hasta se copió de los estados laicos al crear un cuerpo de espionaje clerical como fue el sodalitium pianum... Juan Pablo II con sus milenios y cambios advenientes fue un mero imitador de pacotilla de este papa metomentodo.
La médula fue tradicional pero las formas fueron plenamente revolucionarias y establecieron el habitus de que el Papa podía hacer lo que quisiera, antecedente que tras el Concilio se aprovecharían hasta el fondo los progresistas. Sólo tenían que llegar al solio papal porque ya habían caído todas las defensas contra el despotismo pontificio que la historia había erigido.
Pio XI: Arreglando problemas...
Podríamos hablar de los famosos arreglos que nada arreglaron excepto un desastre para el catolicismo de México cuando estaban a punto de vencer al gobierno masónico anticlerical. Lección que se debe aprender de este suceso: cuando se lucha pro aris et focis no se debe confiar en la jerarquía ni dejar que ella marque la batuta porque siempre aletea la sombra de Judas y la tentación del acomodo con el mundo. Sin embargo, queremos hablar de otro charco. Como los papas son hombres y este animal es conocido por tropezar dos veces con la misma piedra, así tenemos que Roma tropezó por segunda vez y por los mismos motivos con un tema político francés. Hablamos del affaire de la Acción Francesa que costó el capelo y la libertad al gran Billot, llenó de sufrimiento al catolicismo francés y demostró la falsedad e hipocresía romana que colaba un mosquito y tragaba camellos según el interés o, peor, las manías voluntaristas del pontífice de turno.
Venerable Pio XII: el primer pastor de masas
Este gran papa también puso su granito de arena. Con el Pastor Angelicus fue todo un fenómeno de papolatría avant la lettre y con mucho mejor gusto, hay que decirlo, que su sucesores. Miles de fotos con su retratos en pose mística, que su facha ascética ayudaba; revistas, cine y televisión hacía llegar a los hogares su imagen santa y perfecta. Hasta tuvo un milagro fatimista en los jardines del Vaticano para completar el icono de los devotos que no se cansaban de echar kilos y kilos de incienso. Y no era para menos porque parecía que la Iglesia resurgía con poder tras la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial y entraba en una etapa de expansión y optimismo pleno que explotó en los sesenta en utopismo. Sin embargo, el propio Papa, humilde y responsable en el fondo, y mentes privilegiadas como Castellani, no se dejaban engañar y presentían el desastre. De aquí la negativa panza arriba de convocar un concilio y la huida hacia adelante de conceder pequeños cambios para evitar los mayores pero que agudizaron los problemas de fondo. Murió con grandes presentimientos y sufrimientos por el futuro que se confirmaron enseguida.
Conclusión: Concilium ante portas Romae
Cuando el Papa Juan XXIII convocó el famoso concilio ya se había completado la labor de cien años de pontífices revolucionarios. Apenas quedaban ámbitos eclesiásticos en los que la longa manus papal no hubiera ya tocado y el culto papolátra tan estaba firmemente asentado que se aceptaría como verdad divina cualquier cosa que dijera el pontífice. Las resistencias tradicionales y los elementos objetivos de la Fe estaban tan hundidos que solo faltaba tocar algo del o por el papado para echar abajo todo el edificio. Y cuando se hizo, se hundió completamente el edificio. Todo partía de un trágico error muy extendido: el de combatir la Revolución con la Contrarrevolución, imagen especular y dependiente del modelo. Similar a la protesta, el ultramontanismo en su larga duración hizo emerger monstruos y quimeras que ahora vemos. La fe de los primeros cristianos no se puso a copiar al paganismo; no era un contrapaganismo, sino que se mostraba tan autosuficiente que se proponía como la Verdad y sacaba las conclusiones de Vida. Hagamos lo mismo.
Me quedo con la muy verdadera afirmación de que la fe de los primeros cristianos no era un contrapaganismo... sino que simplemente se proponía como la verdad y se mantenía al margen de lo demás. De hecho una de las estratagemas preferidas del diablo, cuando teme que algo le perjudique, es crear y poner en pugna facciones que ya sólo viven del enfrentamiento la una con la otra(como la revolución y la contrarrevolución) , ambas muy convencidas de estar en la verdad y de la maldad de la otra, y de que si el contrario hace algo malo, lo justo es exactamente lo contrario. Quien se alista en esos enfrentamientos renuncia por ello mismo a estar por encima de la pelea cuando sea posible y necesario. De todos modos el espíritu de bando es algo muy humano (y por tanto fácil de explotar). Se cuenta que en cierta ocasión Unamuno recibió una ovación tan llamativa que, con la mosca detrás de la oreja, preguntó "¿Contra quién me aplauden ustedes?".
ResponderEliminarHay quien dice que este espíritu de agere contra es algo propio de la Hispanidad... y algunos dirán que es muy bueno y otros que es muy mal, naturalmente.
EliminarYo creo que según, pero que ganó lo malo sobre lo bueno.
Por eso tenemos mucho que aprender del catolicismo inglés (por ejemplo Chesterton)... aunque también de los anglos ha prevalecido lo negativo, parece.
No sorprende que hoy por hoy, como están las cosas, uno de los pilares de la posible restauración, o al menos una isla, esté en Yankilandia... nomás les falta sacudirse el americanismo de encima, pobres yankees.
Si que los primeros cristianos copiaron del paganismo. Copiaron cosas como las fiestas, títulos como el de pontífice, las imágenes, sobre todo copiaron ideas de la filosofía pagana.
EliminarGran reflexión de Eck. Este asunto lo ha tratado el Abate Claude Barthe en dos libros, si puedo luego busco los títulos. Un abrazo desde el antiguo Reino de León.
ResponderEliminarJoven español.
Las últimas 3 líneas dan en al clavo, de eso se trata. Pero que difícil hacerlo cuando estamos tan contaminados de revolución, de la cabeza de la Iglesia hasta el último de los fieles.
ResponderEliminarEstando de acuerdo en los desastres que supusieron esas maneras revolucionarias de entender la Tradición convengamos en que la lucha entre las dos ciudades y las dos banderas tiene sus implicaciones temporales y políticas. La Verdad que emanaba de los primeros cristianos tuvo sus consecuencias y el antipaganismo, en sus ritos, costumbres, etc, formó parte de esa civilización que se construía. Hay que estar vigilantes para que la contrarrevolución no sea un cajón con los mismos mimbres de lo que lo pretendemos resistir.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con Eck y mis felicitaciones por una exposición tan clara. Por mi parte añado que esta deriva no habría sido posible, o al menos hubiera sido muy difícil, sin la nefasta restauración de la Compañía por Pío VII. Esta congregación tenía ya en su ADN el considerar que la autoridad del papa podía suplir todo (fruto de la formación nominalista de TODOS sus fundadores). Cuando la gente les criticaba la locura de la obediencia de juicio, su único argumento era que el papa se lo había concedido PUNTO. Hicieron siempre el juego de mantener el libertinaje moral para conseguir semidevotos (como denunció Pascal), pero al mismo tiempo el objetivo era simplemente el poder por el poder. No creo que fuera casualidad que los asesores de Luis XIV fueron jesuitas: manga ancha para las prostitutas regias y ni una palabra ante el desmantelamiento de los contrapesos de poder. De no haberles disuelto Clemente XIV lo mismo los hubiéramos visto de confesores de Napoleón...
ResponderEliminar¿Alguno sabe donde tiene origen la anécdota que atribuye a Pio IX la frase "la tradición soy yo" frente al cardenal guidi? Pues leí la anécdota entera del encuentro con Guidi segun la narra el historiador aleman Hubert Wolf en su libro sobre Pio IX, donde Pio IX supuestamente decía incluso barbaridades contra el cardenal. Todo el texto es casi surrealista y huele a falso, de hecho ya el título de su libro es escandaloso ("la invención del catolicismo"). Por eso pregunto, para ver sino estamos repitiendo invenciones del enemigo, pues Pio IX acumuló enemigos como para el guines, sobre todo de entre los liberales.
ResponderEliminarBusque el articulo " La iglesia posbergoglio y la institucionalidad" de este mismo blog y allí encontrará la cita que anda buscando.
EliminarEstimado, el dato lo traen todos los historiadores del Concilio Vaticano I. Por ejemplo, lo pueden encontrar en K. Schatz, Vaticanum I, vol. III, Paderborn, 1992, p. 312-322).
EliminarTambién lo trae el historiador contemporáneo más respetado de ese periodo, John O'Malley, Vatican I. The Council and the Making of the Ultramontane Church", Harvard University Press, Cambridge, 2018, p. 212. Yo he controlado personalmente ambos datos.
Por otro lado, otras de las "barbaridades" que no sólo se dicen sino que sucedieron, fue la acontecido durante el encuentro entre Pío IX y el patriarca melquita Gregorio II Youssef-Sayour, firme opositor a la definición del dogma de la infalibilidad. En esa ocasión, el obispo oriental fue arrojado al piso por un guardia suizo y Pío IX, mientras le pisaba la cabeza, le decía: “Gregorio cabeza dura” (Ken Parry - David Melling, The Blackwell Dictionary of Eastern Christianity, Malden 1999, p. 313).
En este mismo blog encontramos un artículo sobre la absorción de la Tradición por parte del Magisterio. Me parece muy iluminador. Y refleja lo que viví: en una de esas infumables reuniones diocesanas sobre el sínodo, el obispo defendió la sinodalidad afirmando varias veces en su intervención que la Escritura y el Magisterio avalaban la sinodalidad. En sus 45 minutos de palabras y más palabras no se escuchó nunca la palabra "Tradición".
EliminarDon Wanderer: Le agradezco su respuesta y las citas que me trae. Siempre preciso ir a las fuentes, sobre todo al tratarse de anécdotas que tocan la figura de un Pontifice al que venero y admiro en todo sentido, como es Pio IX. Gracias por facilitarme esta bibliografía que trataré de consultar. Le agradezco también poder disentir pacificamente. Pues hay muchas cuestiones históricas y filosóficas que generan disputas actualmente entre los católicos, y está bien que se dispute, pero siempre con ánimo sereno y en concordia de espíritu, como hermanos en la Fe.
EliminarPara los interesados y a propósito de ese interesante tema , muy grave el caso “ CIVITAS “ en Francia en estos momentos .
ResponderEliminarhttps://fr.wikipedia.org/wiki/Civitas_(mouvement)
Lo quiere disolver el Ministro del Interior .
En la misma lógica de Eck. También contenidos tradicionales en moldes revolucionarios. Por ejemplo, la reciente devolución del Opus Dei a su lugar propio o la "Summorum Pontificum". Por otro lado, no parece que hubiera que identificar l' ancien régime o la estamentalidad medieval con el Evangelio. Mas bien parece que el asunto son los contenidos evangélicos de doctrina y de estructura eclesial no disponibles, pero que necesitan cauces variables en el tiempo, cuidando la fidelidad al origen no disponible. Allí queda un amplio margen de valoración opinable.
ResponderEliminarQué manera de mezclar peras con manzanas.
ResponderEliminarBásicamente, en algunos escuetos párrafos, el autoproclamado "Eck" nos propone lo siguiente:
1) Pio IX: fue un tirano por haber declarado un dogma católico.
2) León XIII: se excedió en sus atribuciones como Papa por haberse entrometido en cuestiones políticas de los franceses.
3) San Pio X: fue una de las principales causas de la revolución conciliar.
4) Pio XI: una suerte de maniático voluntarista por el mismo motivo que León XIII, haberse metido en política.
(En este caso hubo un sólo párrafo para defenestrar al Pontífice, tal vez se acabó la tinta. O no hubieron mejores ideas...)
5) Pio XII: un promotor de la papolatría y quién preparó el terreno para el CVII.
Así, con uno o dos párrafos por turno, el llamado "Eck" descalifica gratuitamente a cinco pontífices que lucharon como pudieron contra los errores y enemigos de su época.
Por supuesto que hubo errores (muy graves algunos) que cualquier católico que haya estudiado un poco puede conocer, y sin necesidad de escribir bonitas palabras en francés. Pero eso no autoriza a descalificar todo un pontificado por cuestiones que incluso son asuntos prudenciales, en dónde las circunstancias a veces no son tan claras.
Por mucho que le pese al autor del artículo, y a otros que frecuentan este blog, a ninguno de los pontífices citados se les puede achacar errores doctrinales serios que merezcan las conclusiones señaladas.
Pio IX contuvo el liberalismo y declaró un dogma que debemos creer bajo pena de dejar de ser católicos, como cualquier otro dogma.
Claramente algunos no han logrado asimilarlo, y le dan mil vueltas al asunto para criticarlo, cuidando de no pasarse de la raya para que no se note lo evidente: el dogma de la infalibilidad les produce náuseas.
Leon XIII y Pio XI cometieron errores prudenciales, pero bajo ningún punto de vista se extralimitaron en sus potestades. Cristo es Rey de reyes. Decir que un pontífice se excede en sus funciones si se entromete en asuntos politicos, es no haber entendido absolutamente nada sobre la reyecía de NSJC. ¡Y para colmo lo dice utilizando una frase que ha sido históricamente malinterpretada y tergiversada por liberales y laicistas!
Por otro lado, sostener que San Pio X fue una de las principales causas de la revolución conciliar, me hace acordar a aquello que se dice de Aristóteles (si mal no recuerdo) respecto a que si alguien pregunta si la nieve es blanca, no merece respuesta, merece castigo.
Se podrían escribir cientos de bits en contra de tamaña ofensa contra el último Papa Santo que nos ha dado la Iglesia, pero basta con leer la Pascendi para darse cuenta de la idiotez de la acusación proferida.
Por último, acusar a Pio XII de favorecedor de la papolatría y del CVII, es caer en un simplismo propio de otros ambientes.
En fin, el artículo es un resumen perfecto de los lugares comunes en los que suele caerse por este blog.
Nada nuevo bajo el sol.
Bernardo Calabrese
Estimado Bernardo, yo matizaría algunas de sus afirmaciones. Usted mismo reconoce que "que hubo errores (muy graves algunos)". Y son precisamente esos errores los que señala Eck. Y no hace más que señalarlos en breves párrafos. Por eso mismo, no me parece a mí que esté descalificando a "todo un pontificado". Simplemente, opina sobre lo que, a su entender de historiador, fueron errores prudenciales que cometieron los últimos pontífices; errores que, como él mismo dice, pudieron deberse al entorno en el cual debieron gobernar la Iglesia.
EliminarEck no niega la infalibilidad del Romano Pontífice; opina como opinó en su momento más del 30% del episcopado mundial -obispos todos tradicionales-: que no era oportuna su declaración. Usted no podrá negar la perplejidad, daño y dolor que produjo a la Iglesia, sobre todo en Francia, el Ralliement y la condena de la Action Française.
En cuanto a San Pío X, nadie duda de su santidad y de su ortodoxia, y mucho menos de su firmeza en enfrentar el modernismo. Pero fue un pontífice innovador, cuyas innovaciones recuerdan a las producidas algunas décadas más tarde. Estos son hechos históricos, y no opiniones.
En cuanto a las opiniones, cada uno tiene derecho a las suyas, y en este blog se respetan, siempre que las mismas respeten la integridad de la fe. Y en el artículo de Eck, la fe sigue salvada. Porque la fe católica no reside en adherir a la perfección de un hombre por más Romano Pontífice que sea; la fe católica consiste en adherir a Jesucristo y a su enseñanza.
Antes de nada quiero agradecer a Wanderer su defensa que será mucho mejor que la propia mía.
EliminarEspero que comprenda que si he tenido que recurrir a unos parrafitos no es por falta de tinta ni por mejores ideas (dejé de lado el asunto de los cristeros, un baldón para ese pontífice que ni siquiera castigó a los culpables que le engañaron) porque escribo en un blog y el espacio esta limitado a dos paginas y media y no a pergeñar un mamotreto de mil páginas.
A mi el dogma de la infabilidad no me produce nauseas sino que lo creo necesario y lógico. Si la Iglesia es infalible en cuestiones de Fe y Moral, es necesario que su máxima instancia lo sea en sus decisiones inapelables en estas controversias. Mi opinión creo que es la misma que Newman: sólo se debe proclamar un dogma por grave necesidad y cuando sea negado una verdad necesaria. Es siempre un asunto muy serio pasar unas verdades de fe implicita a fe explicita para la conciencia de los creyentes porque obliga por mandato de la Fe y nuestros Padres bien lo sabían que hasta el siglo XIX se resistieron a hacerlo. En este sentido me parece más grave la proclamación de la Asunción ( o el de la Inmaculada y sabe Dios cuanto me duele como español poner esto) cuando nadie la negaba como broche a una celebración.
Pasemos a los otros temas:
Pio IX
No fue tirano por haber declarado un dogma sino por su comportamiento y por sus afirmaciones. Lo que muchos se suelen olvidar es que fue debelador del liberalismo no por convicción como Gregorio XVI sino porque los liberales le dieron una patada en las posaderas cuando la República Romana. Antes tenía tanta fama de moderno que corrió un retrato suyo vestidito de masón. Al gran Balmes le amargaron sus últimos años por defender algunas de sus reformas liberales los que en una década serían sus animadoras.
Lo que no cambió fue su concepción del poder y de la soberanía papal de raiz liberal, no la tradicional. No le culpo, es en la que se había formado y en parte había sido asumida con la Iglesia con el absolutismo.
Con León XIII, al cual admiro como persona y por su pensamiento, podría haber sido aún más duro después de leer una carta a la Reina Regente cuyo párrafo más desgraciado fue este:
Eliminar"Que la Reina no olvide lo que yo vengo haciendo por ella, para que todos los católicos españoles, el Episcopado y el clero y las Órdenes religiosas prediquen la adhesión y practiquen la obediencia contra carlistas y republicanos, al Rey y a la Reina"
https://infovaticana.com/blogs/cigona/el-fracaso-del-ralliement-de-leon-xiii-reconocido-por-el-mismo-papa/
Contra los carlistas, que tres veces se alzaron para defender a la Iglesia de la persecución de los liberales porque esta fue la verdadera causa y no la dinástica.
Se excede un pontífice cuando juega con la Iglesia como si fuese un actor político y encima si obliga en conciencia en asuntos para los cuales no tiene competencia por no entrar en el terreno de la Fe y la Moral aún más. Y poco tiene que ver con la Reyecía de Cristo que su vicario se alíe con la República masónica de Francia para parar a Austria. En esto Bergoglio esta siendo mucho más comedido y respetuoso, todavía no ha obligado en conciencia a los católicos chinos a apoyar a Xin Yingpin como lo hizo León pero el malo es Francisco.
Y como guinda su intento de meter al pobre Santo Tomas por ordeno y mando , como si se pudiera legislar en el pensamiento. Sus frutos llegan hasta hoy en que se cambia de escuela filósofica por cambio de pontífice.
Ahora vamos por S. Pio X, papa por el que siento simpatía.Yo he hablado de formas, no de contenidos pero como cita usted a Aristóteles sabrá que la forma es importantísima y en este terreno el único que se le puede paragonar es...Pablo VI.
EliminarHay un libro de Tom Holland, Rubicón, que habla de Sila. Este para restaurar el papel de Senado y devolver a la República sus tradiciones hizo un gesto inconcebible: tomó la ciudad de Roma con los propios soldados romanos y mediante su dictadura devolvió el poder al Senado. Pues bien, todos los historiadores están de acuerdo en que su gesto fue el comienzo del fin de la República y del propio Senado: no se puede defender la Tradición subvirtiéndola por la fuerza y la voluntad. S. Pio X fue nuestro Sila a pesar de su intención, los novatores no han hecho sino seguir sus pasos. No se hubieran atrevido a tocar la milenaria liturgia sino hubiera hecho antes el pontífice y así en infinidad de temas antes intangibles.
Tampoco Francisco ha creado una agencia de espionaje, tan moderno y tan alejada del si, si, no, no de nuestro Señor, para reprimir a tradis y conservadores.
He leido muchas veces la Pascendi y siempre me ha pasado lo mismo: sigo sin saber que el dichoso modernismo porque no lo define, solo lo condena. Y no se puede eliminar una herejía solo con estas sino, sobre todo, con sabiduría y conocimiento pero desgraciadamente S. Pio X estaba de acuerdo en esto con sus enemigos: siempre tuvo la impresión de que a más ciencia, conocimiento y saber, mayor peligro de herejía, dando la razón en el fondo a los que afirmaban que la Iglesia era oscurantista e ignorante.
De Pio XI es la repetición de León XIII corregida y aumentada. Mientras condenaba a la monárquica y procatólica Acción Francesa por un no se qué de regusto positivista de su agnóstico fundador (dejémonos de pavadas, para dorar la píldora a la Republique por cuestiones políticas) mientras negociamos con el hegeliano y estatista Mussolini, que nos devolvió el Estado vaticano. Y pagó el pato Billot, uno de los mejores teólogos de su tiempo, por oponerse a este desmán de que se negase los sacramentos a católicos monarquicos (hasta por leer el periódico) mientras se permitía a socialistas y radicales como se vio en Francia.
EliminarY del papelón de los cristeros mejor no hablemos.
Por cierto, Bergoglio ni quitó el capelo ni exilio en un monasterio perdido a sus contradictores de las dubia ni a Schneider ni otros pero el malo es él. Tampoco hay mucha diferencia con su apoyo al Partido Demócrata y a Joe Biden pero por lo menos no ha excomulgado a los votantes del P. Republicano ni a los que lean Truth social o vean a Carlson.
Negar que fomentase Pio XII la papolatría es negar la luz del Sol y que bajo su pontificado se trabajase en las reformas conciliares (fueron sus criaturas quienes lo llevaron adelante) no es un simplismo, es una constatación. La prueba más palpable fue la reforma de la Semana Santa y que fue el pontífice más citado en ese concilio.
EliminarPor el amor de Dios, si se hizo hasta un documental de su vida en 1942 en Italia que usa como título el mote de las pseudoprofecías de S. Malaquias: Pastor Angelicus con su placet.
Último, siempre me hace gracia que se metan con los lugares comunes, los tópicos de la retórica aristotélica. La gran pregunta que hay que hacerse es no si son comunes sino si son verdaderos.
Por cierto, mi pseudónimo Eck lo tengo desde que lo usaba para defender al papado contra los protestantes. Johann Eck fue el debelador de Lutero.
Excelente, don Eck.
EliminarMucha luz aporta, y es necesario.
Todos los ídolos deben caer, no sólo los que nos caen mal.
Exacto Âνδρέας. Pero cuando se ve la realidad con orejeras, como en la película La Aldea, es muy difícil.
EliminarUna vez mas mi admiración por su gran cultura, por su clarividencia por poner las cosas en su sitio en este batiburrillo de la historia de la Iglesia. Gracias es un gusto leerle y una responsabilidad obrar en consecuencia
ResponderEliminarEste Eck es ingenioso y agudo pero... ¡es un trasto! Lo que dice tiene mucho de verdad, pero para censurar las formas revolucionarias se marca un epítome de historia de la Iglesia que parece de los Monty Python. Un abrazo para el niño terrible y gracias a don Guánder por publicar estas gamberradas, porque vale la pena leerlas.
ResponderEliminarLo que si es propio de la demagogia Monty Python y de troll de granos adolescentes, es descalificar un valoración histórica muy seria con una descalificación chistosa y sin un solo argumento.
EliminarLa verdad es que no entiendo mucho lo que manifiesta en su artículo y quizá por eso no comente más que memeces, de lo que pido de antemano mis disculpas.
ResponderEliminarA mi juicio parece que se sirve de ciertos errores políticos de algunos papas para calificarles de revolucionarios. Interpreto que su calificación es no por el contenido de lo que creían sino por las formas que emplearon en llevar a efecto sus propósitos. Usted ha tomado sólo una pequeña cantidad, los más recientes, de los papas preconciliares, pero seguro que, si se hurga a fondo en la historia, a cualquiera de los papas anteriores, se le puede encontrar alguna pauta formal de revolución (en el sentido que usted emplea) en su actuar.
La verdad es que tendríamos, y más al sustentarlo todo en citar la conocida sentencia de que el diablo es un imitador de Dios, qué es lo que sustancialmente es más propio de una revolución, qué es lo que más propiamiente es lo revolucionario del que los papas citados son imitadores. Si previamente sentamos eso, sabremos si los papas son esencialmente revolucionarios. Yo siempre he entendido que lo básico de la revolución es el cambio total y completo de forma violenta de los sistemas sociales, morales y jurídicos de una sociedad. Así la Revolución Francesa supuso la destrucción total del Ancien Regime y la aparición de otro nuevo sistema. Que se hiciese violentamente suele ser preciso y que se acallasen tiránicamente muchas voluntades no veo que sea lo sustancial. En el Ancien Regime muchos reyes ya emplearon la violencia y la tiranía para obtener sus fines (violencia contra los nobles, supresión de Parlamentos). El camino de los reyes desembocó en el absolutismo. El absolutismo revolucionario no es distinto del de los reyes, por eso no creo que sea una característica distintiva de la revolución. Por eso, en mi opinión, el posible absolutimo papal, no tiene tampoco porqué calificarse de revolucionario.
Luego me es muy curioso, eso de que el ejemplo, de buen funcionamiento de la Iglesia, se busque en los primeros cristianos, entonces cuando no existía más que una comunidad muy reducida de creyentes, y que sólo dirigía un papa ex pescador y el resto de los apóstoles. Hasta donde llegamos con los primeros cristianos. Ellos, durante tres siglos, sí que fueron revolucionarios en el sentido pleno de la palabra, pues estaban llamados a dar un vuelco completo moral y religioso del Imperio Romano. Sólo que su revolución fue pacífica (ya he dicho arriba que la violencia no es esencial en la revolución). Pero, ¿hasta cuando imitamos a los primeros cristianos? Hasta que dejaron de estar perseguidos y empezaron a tener papas con autoridad reconocida por el poder político. si así lo hiciéramos, podríamos caer en posturas similares a las del protestantismo y pensar que la Iglesia se separó de la verdadera fe en Cristo con el emperador Constantino.
El concepto de "revolución" es revolucionario, ¡oh paradojas!
EliminarY jamás se dio al pie de la letra, de paso.
El factor determinante de la Revolución esta en el nominalismo y el voluntarismo, el sereis como dioses en el fondo más que en el contenido, que puede cambiar menos en un punto que ya diré. Así tenemos al protestantismo, absolutismo, liberalismo, socialismo, racismo, nazismo, fascismo y casi todos los -ismos. Todos estos movimientos pretenden un imposible, a saber: cerrar la revolución con métodos revolucionarios, parar la rueda que les mueve cuando han llegado donde querían.
EliminarNo tiene nada que ver con la violencia, tiranía, ni potestad ni con el cambio social, tan antiguos como la humanidad, sino con el modo, el instrumento y el ámbito de actuación. Los reyes y tiranos del pasado no se les pasaba por la mente el regir toda la vida de sus subditos. La política se detenía ante el hogar, el templo y la tradición.
El punto está en en Estado Revolucionario, esa maquinaria artificial que permite dominar practicamente toda la vida de la sociedad si se acciona el mando. Es el dios en la tierra: lo puede todo sin ninguna resistencia ni contrapoder. Lo que hemos tenido desde 1533 y en general desde 1789 son sucesivas élites que rotando han pretendido revolucionar la sociedad hacia sus ideologías con este aparato a la vez que cerrar el paso a otros grupos con su uso del poder absoluto. Si se fija desde entonces hemos tenido golpes de Estado pero no se ha tocado ni un ápice el poder estatal: burocracia, dinero y juricismo puro para lo cual las cosas son determinadas por decreto. Átomos solo organizados por la fuerza de la ley y clasificados por el poder.
Uno de los pocos sitios donde se intuyeron los tiros fue en España y Sudamérica. Por eso tuvimos el siglo XIX como tuvimos, de resistencia. El carlismo, los federales argentinos, los realistas indígenas del Perú, el intento de Garcia Moreno en Ecuador, los cristeros, las revueltas provinciales, etc. fueron los sintomas de esta resistencia panza arriba de no querer ser engranajes sino hombres libres y la consecuencia fue tener unos estados modernos débiles. Nos ha perjudicado a los pueblos hispanos pero en estos tiempos de decadencia son una esperanza porque nuestra cultura fue la primera en ver donde esta el quid y en intentar poner solución junto a los pueblos eslavos de Rusia.
Esta mentalidad entró en la Iglesia por un medio que a mucha gente le sorprenderá: por el ultramontanismo, que fue nuestro primer modernismo. Los modos son muy importantes, tanto que modernidad y modernismo proceden de esta palabra.
Unos resistentes a la revolución nominalista y voluntarista, muy desconocidos en Argentina, fueron los sureños de Norteamérica, los que perdieron la mal llamada "Guerra Civil" americana.
EliminarAhí se perdió un modo de vida tradicional casi desconocido por todos.
Y aunque no parezca, esa resistencia fue la que dio lugar a que alguien como Trump fuera presidente
Don Pelayo, ¿dónde se puede leer sobre eso que menciona?
Eliminar«El Papa es pecador como hombre privado, y por eso tiene confesor y se arrodilla ante él cada semana; pero es infalible cuando habla ex cathedra. Esta expresión técnica de los teólogos (hablar desde lo alto de la cátedra de Pedro) expresa las condiciones y límites de la promesa divina, que son tres: 1) cuando habla como Doctor público y cabeza de la Universal Iglesia, no como hombre, no como teólogo, no como obispo de Roma, precisamente; 2) cuando habla acerca de cosas de la fe y de la moral, es decir, acerca del depósito de la revelación pública hecha por Cristo y clausurada por los Apóstoles; 3) cuando define, es decir, pronuncia juicio solemne, auténtico y definitivo acerca de si una verdad está o no contenida en ese depósito inmutable, no cuando aconseja, exhorta, insinúa o administra». P. Leonardo Castellani SJ Argentina 1899-1981
ResponderEliminarNo me parece correcta su caracterización de Luis XV como un "calígula no sangriento". No fue un gran rey, y se puede tener reservas sobre su vida privada, pero fue un rey. Al fin de cuentas, mejor rey que Franco, que desde el punto de vista de su vida privada fue irreprochable.
ResponderEliminarDr. Plinio
Louis XV se rend en personne à la guerre comme son prédécesseur Louis XIV, mais il tombe malade à Metz en 1744. Le peuple, encore attaché à son roi, prie alors pour son rétablissement et lui donne le surnom de « Bien-Aimé »
EliminarDr. Plinio, los Reyes, los verdaderos y no esa notaria hereditaria con alaracas que tenemos en España, no tienen vida privada como un padre no tiene vida privada ante sus hijos. El problema de Luis XV era que sus gustos y sus amantes, la Pompadour, determinaban la política del reino y su ejemplo, pues el monarca hasta 1790 era una figura sagrada, determinaba la moral de su pueblo y la degradación de la Corte de Versailles llegó a ser casi inconcebilble en nuestros tiempos.
EliminarYa con su bisabuelo el asunto de los venenos, sacrificios humanos de bebes en misas satánicas incluidas, mostraba toda la podredumbre subterránea de una sociedad enferma. Con la regencia de Orleans subió de nivel y ya llegó al colmo con Luis XV. El ateismo, el racionalismo descarnado, el enciclopedismo y el sadismo, de Sade el filósofo de la nueva era, del XVIII tiene su principal fuente aqui.
Todo esto lo pagó el inocente Luis XVI cumpliendo el dicho: los padres comen agraces y los hijos sufren dentera.
Impresionante..........................................
ResponderEliminarEstimado Eck
ResponderEliminarVisto que antes de Cristo y como amo y señor del mundo el Imperio Romano impuso un orden establecido que nadie se atrevió a discutir durante siglos, interpreto que la Revolución, que sólo se puede entender en sentido anticristiano, fue la que recién se puso en marcha después de la Cristiandad y fue creciendo sin prisa pero sin pausa hasta llegar a esta crisis terminal a la que hoy asistimos en el pontificado de Francisco.
En esa tarea, no considero un error oponer la Contrarrevolución a la Revolución porque el objetivo sería recuperar el orden cristiano perdido.
Y tampoco veo ninguna desinteligencia con lo que usted afirma cuando dice que sería un trágico error combatir la Revolución con la Contrarrevolución, porque creo que usted no se refiere a la Revolución anticristiana clásica de los enemigos de Dios que siempre trataron de asaltar la ciudadela trepando los muros de la Iglesia desde afuera, sino que se refiere a una Revolución distinta, la revolución ultramontana interna que -con aciertos y errores- impusieron los Papas revolucionarios que van desde Pío IX hasta Pío XII con el propósito de que el Papa lo decidiera todo.
Y no sólo eso, si el razonamiento fuera correcto, entonces creo que hoy estaríamos en presencia de una tercera Revolución, la de Francisco, quien lejos de ser un Papa revolucionario al estilo de los anteriores sería otro mucho más peligroso que, buscando aprovechar la papolatría absolutista que aquellos le dejaron de regalo, pretende hacer realidad el paraíso en la tierra que tanto soñaron -y sueñan- los masones, liberales y marxistas enemigos de Dios y de la Iglesia.
Y esta vez parece que la cosa va en serio porque la crisis no tiene vuelta atrás, Francisco se quedó sin frenos y el choque que asoma en el horizonte será brutal.
Sospecho que todo se precipita y tal vez ni la ONU tendrá tiempo de poner en marcha la Agenda 2030.
Pero sería un trágico error que los enemigos de Dios descorcharan antes de tiempo, alguien debería avisarles que de Dios no se burla nadie.
El castigo está en camino. Ven Señor Jesús. ¡Maranatha!
Fuenteovejuna
Estimado Fuenteovejuna:
EliminarCreo que el error que tenemos está en que la mayoría vemos a la revolución como un cambio social, de religión o de reglas políticas pero entonces hemos tenido revoluciones desde el comienzo de la humanidad. La particularidad de 1533 (reforma anglicana, origen del absolutismo regio que pasó al parlamento) y 1789 (heredero de las ideas nominalistas, protestantes y, sobre todo, anglicanas con igual paso del absolutismo a absolutismo democrático) está en que tenemos un nuevo factor: el nacimiento del totalitarismo en el que se crea un "dios en la tierra" (Hobbes) que determina a la sociedad en todos sus aspectos mediante la burocracia, el positivismo jurídico y el mero poder (dinero). nada se escapa de su dominio. Su base es la teoría del poder soberano que se autodetermina por la voluntad (contrato social) y deja fuera el derecho natural.
Se ha invertido, ahora el amo es el que era el siervo (estado) y es el siervo el que era el amo (la comunidad política). Quien domine el aparato estatal lo tendrá todo y la ideologia es un subterfugio para mantener el poder (parar la rueda). Si se fija, desde 1789 no se para de buscar sujetos revolucionarios y relaciones "opresivas" que disolver (que son las que impiden el poder estatal). En esto, hay que decirlo, el liberalismo es mas disolvente que el socialismo.
Todo esto lo vislumbró Donoso Cortés más que De Maistre y otro acierto fue centrar el tiro contra Proudhon porque ese socialismo es el actual más que el marxista.
Adoptar las formas y los conceptos revolucionarios creyendolos vacuos para combatir la revolución (Contra-revolución) o meramente dándoles la vuelta (soberanía del pueblo de Dios-soberanía papal) es confundirse.
Le pongo un ejemplo: yo soy partidario de mantener el rito de Pablo VI aunque sea indefinidamente o aceptarlo como uno más (tras reformarlo en profundidad) antes que imponer manu militari el tradicional. ¿Por qué? Por que sería una imposición ideológica fruto de la voluntad y el ejercicio del poder burocrático, no un rito que se aceptase con naturalidad y como don de Dios y de la historia a la Iglesia. Mañana quien tuviera el poder en la iglesia podría imponer otro por mera voluntad en un ukase. Lo mas sagrado concebido como instrumentum regni y sometido al juricismo.
Esto lo vio perfectamente Benedicto XVI, del cual todavía no hemos reflexionado lo suficiente sobre su grandeza porque fue el primer Papa tradicional en dos siglos desde Pio IX.
Por supuesto, todo lo que digo aqui debe ser afinado y aclarado porque son reflexiones que les llevo dando vueltas.
Así dicho estoy de acuerdo, pero no con la dureza del artículo.
EliminarBenedicto XVI fue tradicional en el sentido profundo del término en liturgia, pero admirador de las libertades modernas.
¿Benedicto XVI fue tradicional cuando realizó la reunión ecuménica de Asis II?
Eliminar¿Fue tradicional favoreciendo la comunión en la mano?
¿Se refiere al mismo Benedicto que defendió durante, y en el post concilio, la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad?
¿Fue tradicional al inventarse la ficción de las "dos formas del mismo rito"?
¿Ese es el primer Papa tradicional desde Pio IX?
Estaba pensando contestar su respuesta a mi comentario anterior, pero con esto ya veo que jamás podría entrar en razón con usted.
Tal vez debería dejar de darle tantas vueltas a sus reflexiones...
Bernardo Calabrese
Benedicto XVI fue tradicional en su concepción y ejercicio del poder papal aunque tuvo una pega grave. Como persona intelectual contemplativa le faltó el ejercicio de su autoridad más allá de dar ejemplo y razones.
EliminarEs casi imposible no caer en las trampas de la modernidad y siempre caeremos en alguna porque es como el agua a los peces o el aire a los ojos.
Y muchas de esas caídas tiene que ver con evitar los errores del pasado como es el caso de la libertades llamadas modernas.
He defendido y defiendo mucho a Benedicto, pero era revolucionario en muchas cosas. No porque "se le colaron", si no porque era su formación.
EliminarEl artículo tiene muchas verdades y muchas exageraciones injustas.
Comparto mucho del artículo, pero no es tan simple. Que esto no se arregla con un Papa "buena línea" con puño de hierro estoy de acuerdo.
Sólo le aplicaría puño de hierro "moderno " a la Curia romana... Es peor que Putin, Biden, la ONU, etc.
Después, permitir lo católico, nombrar buenos obispos, rezar, celebrar buena liturgia. Y aunque apoyo a Pío IX en su defensa de los estados pontificios, hoy se los daría Italia.
Estimado Bernardo:
EliminarEspero que conteste a los demás intervenciones, me interesa sobremanera sus argumentos.
He dicho que Benedicto era tradicional en su concepción del papado y de su autoridad, no en otras cosas como lo de Asís y demás mejunjes ecuménicos. Por cierto, se ha olvidado lo de Bosé y la comunión en la lista.
De su larga lista le acepto lo de Asís y secundum quid lo de la libertad religiosa, ecumenismo y colegialidad porque aquí hay dragones y tal confusión que por ponernos estupendos puede que condenemos conceptos tradicionales porque a más de uno se le olvida que la fe es un don de Dios y no puede ser forzada y que muchos confunden la pertenencia a la Iglesia con el simple lazo jurídico más que con el compartir una fe común.
Por otro lado, ?me puede explicar que de tradicional fue que el Papa Pío IX contribuyese a un monumento pública y simbólicamente masón y además con una piedra cúbica? ?Donde está la condena? ?Cuantos pontífices has respetado la "vix pervenit" antes de 1950 llegando a fundar hasta bancos comerciales y han hecho negocios con toda la banca oligárquica olvidándose de parte de la doctrina que no interesaba? ? Por qué he de criticar la supresión del rito romano cuando ya lo intentaron el papa Gregorio con el mozarabe y tuvieron a los católicos orientales como cristianos de segunda clase a latinizar? ?porque he de poner de chupa de dómine a todos los pontífices conciliares y en cambio ser versaillesco con los anteriores?
Su última frase es digna de los profesores de Cervera: lejos de nosotros la funesta manía de pensar. Tan alejada de Santo Tomas, los Padres y san Juan de la Cruz.
Apoyo a Eck. Que Bernardo responda los argumentos! Me da la impresión de que para entrar a discutir en ciertos ámbitos, no basta con escuchar las charlas de los martes.
EliminarDon Bernardo, no lo conozco, pero supongo que usted es un hombre católico, con verdadera fe y respetuoso de la Tradición. A Eck lo conozco por sus artículos, e igualmente es un hombre católico y tradicional. Tienen entre ustedes algunas diferencias en cuanto a cuestiones históricas. Ninguno de ustedes niega el dogma de la Trinidad ni la virginidad de María. Son diferencias secundarias.
EliminarPor eso mismo, no creo que sea necesaria la agresión. Usted puede defender sus ideas, y puede hacerlo con vehemencia, pero no entiendo el carácter violento y descalificador que utiliza. No es necesario, y no es cristiano.
Bien, recojo el guante. Sinceramente no creo que esto sea muy producente, pero aquí vamos.
EliminarEck, ud me pide respuesta a sus intervenciones, pero no me meteré en cuestiones históricas, porque seguramente ud sabe mucho más de ellas, y yo no llego ni a un mero aficionado. Lo que sí procuraré responder es lo que considero hay de sustancial en ellas.
Se equivoca ud al tachar de revolucionarios a cinco Papas que -con sus errores- lejos están de adherir al dogma revolucionario. Para explicar esto conviene definir qué es Revolución.
Podríamos definir la revolución como el cambio radical de un orden establecido. Claro está que no es necesario que ese cambio sea repentino para ser revolucionario, sino que más bien responde a un proceso que se va gestando con el tiempo. En lo que aquí nos interesa, tomaremos el término en el sentido de “revolución anti católica”.
Entiendo que esa es la posición de la que ud también parte. Ud coloca a los Papas citados como elementos propios de esa Revolución, funcionales deliberadamente con ella. Y para sostener su tesis recurre a relatos históricos y anécdotas en dónde encuentra yerros de todos los colores en los Papas acusados.
Sin embargo, por mucho que se esfuerce, en ninguno de ellos encontrará errores revolucionarios en lo que hace a su función magisterial. Por más faltas que hayan cometido en el plano de gobierno o prudencial (repito, muy graves algunas), ninguno dejó de ejercer su función docente de forma fiel a la Revelación. En ninguno de los Papas acusados se encuentra una doctrina que vaya en contra de la fe o la moral católica.
Sigue...
Bernardo Calabrese
Por eso es que no acepto bajo ningún punto de vista que se los acuse de revolucionarios.
EliminarCon su criterio, cualquiera que cometa un error en el plano prudencial puede ser acusado de revolucionario. Y ahí créame que no se salva nadie. Si es por eso, hasta en plena Cristiandad podemos encontrar Papas revolucionarios (rápidamente se me ocurre Alejandro VI).
Y con esto no quiero decir que algunos de los errores que pudieran haber cometido no hayan sido gravísimos, sino que trato de poner las cosas en su lugar. No creo que sea correcto llamar revolucionario -sin más- a un pontífice por sus miserias o yerros de gobierno.
Por supuesto que la revolución anticatólica tiene más de mil años de historia y gestación. Y evidentemente sus adeptos fueron infiltrándose de a poco en la Iglesia. Pero su culminación y triunfo en la jerarquía no llegó sino hasta el nefasto Concilio Vaticano II. Fue recién allí cuando la jerarquía eclesiástica consagró oficialmente principios revolucionarios como si fueran católicos.
Y por las dudas lo repito, nadie pretende que esto haya empezado de la noche a la mañana con el CVII, pero es recién allí cuando podemos hablar de Papas revolucionarios en el sentido estricto del término. Recién con los papas post conciliares encontramos una adhesión formal del magisterio a las tesis y principios revolucionarios.
Por último, con respecto a BXVI, ud dice que “fue tradicional en su concepción y ejercicio del poder papal”. De ninguna manera lo puedo aceptar. No lo puedo aceptar sencillamente porque BXVI fue uno de los que dinamitó durante el concilio la autoridad magisterial del Papa, único sujeto en el que la misma reside de modo pleno, con las innovaciones introducidas por el concepto de la colegialidad. El entonces Ratzinger, y posteriormente lo confirmó como Papa, adhirió formalmente a ese concepto modernista de la colegialidad, en donde la figura del Papa pasa a ser la de un portavoz oficial del Colegio.
Aquí radica en definitiva el problema, y es aquí en donde temo no nos pondremos nunca de acuerdo.
La Revolución sabía muy bien que para matar al cuerpo había que ir por la cabeza, y así lo hicieron. Fueron contaminando de a poco los órganos del cuerpo místico hasta lograr llegar hasta la cabeza misma de la Iglesia. El gran problema que atraviesa la Iglesia es un problema de autoridad. Ustedes creen que es por el autoritarismo derivado de la consagración del dogma de la infalibilidad, el “voluntarismo” de San Pio X, etc. Pero el problema es justamente lo contrario. Los Papas, a partir del CVII, renunciaron a ejercer verdaderamente la autoridad confiada por NSJC a Pedro y Su Iglesia.
El problema no se soluciona aniquilando esa autoridad, sino que se soluciona restaurándola y reconociéndole el lugar que le corresponde.
PD, para el anónimo del 11 de agosto de 2023, 15:49: resulta muy patético provocar a alguien desde el anonimato. La próxima vez, al menos, dé a conocer su persona, que no creo que sea un robot.
Y si se refiere a las charlas de los martes que yo creo, aunque lamentablemente no he podido asistir, le aseguro que son mucho mejores otras charlitas que se andan dando por aquí cerca.
Bernardo Calabrese
Desde luego es imposible que un ultramontanista admita lo más mínimo de lo que dice Eck.
EliminarAsí las cosas, decir esto: "no me meteré en cuestiones históricas, porque seguramente ud sabe mucho más de ellas, y yo no llego ni a un mero aficionado. Lo que sí procuraré responder es lo que considero hay de sustancial en ellas", es casi un insulto a la inteligencia de los lectores aquí.
El problema no se arregla "restaurando la autoridad" como usted la entiende, señor Bernardo.
*...son mucho mejores QUE otras charlitas...
EliminarBernardo Calabrese
Yo digo que fueron revolucionarios no por errores prudenciales (algunos son síntomas de corrientes profundas como los de León XIII y Pio XI que forzaron la conciencia de muchos buenos católicos en temas y por razones que no tenían que ver con la Fe y la Moral, hecho que se nos olvida) sino por un hecho capital: la adopción de los esquemas del estado moderno revolucionario a la gobernación de la Iglesia y la concepción del poder papal como absoluto, soberano, irrestricto, fundante de la Iglesia.
EliminarSi usted cree que es inocente o no tiene consecuencias la adopción, v.g., de los moldes legislativos revolucionarios de la codificación napoleónica al derecho canónico en 1917 frente a un derecho tradicional ya muy probado de compilación de canones, rescriptas y formulas, siento decirle que se confunde. El primero todo el derecho de la Iglesia aparece como un acto de voluntad de un solo papa mientras que en el otro participo toda la Iglesia con el Papa como arbitro máximo. En los ochenta se repitió el hecho, en palabras de JPII para adecuar a la Iglesia al tercer milenio y meter el CVII . En menos de sesenta años dos subversiones del derecho eclesiástico total frente a una continuidad de casi novecientos años desde Graciano. Por cierto, se cargó el principio tradicional de elección de los obispos para pasar estos a ser prefectos/delegados del pontífice. Tampoco es tradicional la separación entre el carisma episcopal y el de jurisdicción, inconcebible en toda la historia eclesiástica.
En muchos terrenos podremos encontrar tales paralelismos que casi estoy tentado de jugar a Plutarco.
Podemos bien decir que con los papas ante conciliares encontramos una adhesión formal del magisterio a los modos revolucionarios. Por cierto, se ha parado a pensar que debe haber un problema en el concepto de magisterio (el gran Billot se negaba a usar) cuando afirma su adhesión formal a los principios revolucionarios. Si está bajo las puerta del Hades...
El poder docente en la Iglesia lo tiene el Papa y los obispos siendo el Pontífice Romano el máximo juez de las controversias teológicas y su decisión (definición que es como se resuelven) infalible e inapelable por el munus encomendado por Cristo a S. Pedro y sus sucesores. Si a esto le llama magisterio, estaremos de acuerdo pues es la concepción tradicional, si es el del siglo XIX, no el definido por el CVI, totalmente subjetivo he de decir que el máximo exponente en Francisco, con total poder para interpretar las definiciones de sus antecesores como magisterio pleno vivo que es. Y aquí entramos en el silogismo de Francisco de imposible resolución ultramontana.
Otro problema candente es el que usted cita aunque más teorico (aunque no menos importante) que real porque ver ejercerla la dichosa colegialidad no lo ha visto nadie (al revés, hoy Francisco tiene un poder totalitario sin que nadie le coarte). Si la Iglesia se ha metido en ese jardín es por la adopción del concepto moderno de poder soberano: o lo tiene el soberano (el Papa) y los obispos pasan a ser meros prefectos o lo tiene la asamblea soberana (el colegio episcopal) y el Papa pasa a ser un simple representante. Como ni el papa ni los obispos se reducen a eso, entramos en los jueguecitos del cum y sub Petrum de imposible resolución, una cuadratura del circulo. Que Ratzinguer metiera la pata es normal.
EliminarHay una cosa en la que estoy de acuerdo con ud.: "El gran problema que atraviesa la Iglesia es un problema de autoridad." y "que se soluciona restaurándola y reconociéndole el lugar que le corresponde". El problema es que hoy se confunde autoridad con potestad y esta con el ejercicio del poder mediante ucases (autocrator). Yo no creo que el autocratismo se haya derivado de la definición de infabilidad, que fue un fracaso ultramontano aunque se vendiese lo contrario, sino que venía de antes: la obra de Maistre es muy anterior y quizás es producto de una defensa poco meditada del Ancient Regime del XVII y XVIII como régimen de cristiandad. Los modernista aquí actuaron como en el sg. XVIII: propagar y usar el poder absoluto de los reyes para sus ataques a la sociedad tradicional para pasar en el momento adecuado a la asamblea cambiando de sujeto revolucionario.
Quien empezó esta restauración fue Benedicto XVI con el Summorum, sus enemigos no se confundieron de enemigo. Se le atacó con más odio y saña que a Juan Pablo II, tenido por ultraconservador. Por algo sería y muy raro si fuera uno de ellos ¿No?
Como dije, no nos pondremos de acuerdo.
EliminarLo único que le aclaro respecto a su observación del magisterio que adhiere formalmente a errores revolucionarios, es que efectivamente debería haberlo escrito entre comillas ("magisterio") porque en realidad no es tal.
No quise entrar en esa distinción para no extenderme demasiado.
Andreas, discúlpeme por haber insultado su inteligencia. Me pondré a estudiar historia así no se ofende tanto.
Los dejo tranquilos, adiós.
Bernardo Calabrese
Y la orden más ultramontana, los jesuitas, en las más modernista.
ResponderEliminarTremendo artículo no apto para Papa-natas...
ResponderEliminarExtraordinario. Muchas gracias. Aclarador en su totalidad. Me han caído fichas que tenía alineadas hace rato, intuidas más que sabidas. Concuerdo con su análisis y agrego una nota de color que confirma su exordio, don Eck: un cuñado francés me afirmó que la Marsellesa - himno francés de la revolución - se canta con la música de un Tantum Ergo tradicional en esa época. No he buscado confirmar el dato, pero parece cierto.
ResponderEliminarA revés es cantar el Tantum ergo con música de la Marsellesa .
EliminarSe nombró al sucesor de García Cuerva, ¿alguien sabe algo?
ResponderEliminarSí
EliminarEscuchen en youtube las conferencias del prof. CLAUDIO MAYERREGUER sobre el Concilio Vaticano II. Trata estos temas y es un deleite intelectual
EliminarAlgo importante para mi, es que los primeros cristianos antes de la conversión de Constantino (algo que no fue un período corto, sino 300 años, tan largo como el Imperio Español o Aqueménida), aunque vivían en el Imperio Romano, sufrían persecuciones periódicas, y estaban rodeados de paganos, maniqueos, platonistas, de inmoralidad sexual (desde matrimonios legales de hermanos en Egipto a el uso sexual de esclavos con estatus jurídico de cosa, no de humano), no odiaban al Imperio Romano ni eran mezquinos o falseadores críticos del imperio. Los primeros cristianos no creían que "no hay hechos, hay interpretaciones", sino que tenían una visión bastante justa del Imperio, criticaban lo malo y admitían y reconocían lo bueno.
ResponderEliminarEste tipo de actitud, en mi opinión, está completamente ausente en el catolicismo del siglo XIX en adelante. Las ideologías contrarevolucionarias o revisionistas llevaron más bien a la demonización total del adversario.
¿Le podría pedir su email? No sé si estamos diciendo lo mismo (https://www.amazon.com/-/es/Gabriel-J-Zanotti-ebook/dp/B079P7V1JC) y para eso necesito enviarle el PDF del libro................
ResponderEliminarEstimado Gabriel, puede escribirme a gibelino1@gmail.com
EliminarS. E. Ignacio Damián Medina sucesor de Cuerva.
ResponderEliminarEs exactamente así como lo cuenta Wanderer. Yo he dicho ya públicamente, y vuelvo a decirlo, que cuando Pío IX dijo "la Tradición soy yo", habría que haberlo tirado de cabeza al Tíber. San Pablo desde luego le habría parado los pies sin miramientos.
ResponderEliminarLa reacción al desastre de 1789 fue convertir el papado en una monarquía absolutista, sin nada que modere su autoridad, que en realidad lleva ínsito el germen liberal, que abre las puertas a la tiranía. En ese tipo de monarquía, cuando el monarca es bueno no pasa nada. Cuando es malo, el desastre está asegurado. De igual manera, cuando el Papa es San Pío X, todo va de maravilla. Cuando es Francisco, nos vamos al garete. Pero el problema es el modelo, que desde luego no se corresponde con el de la Tradición.
El ministerio petrino es absolutamente necesario para la Iglesia, pero lo han convertido en un arma de destrucción masiva de la fe.
Los planes pastorales son eso: copia de lo que hace el mundo... Así no vamos a ninguna parte.
ResponderEliminarEn esta disputa, en la cual soy espectador de lujo, creo que podrían entenderse Eck y Bernardo si admitieran que los papas en cuestión eran ortodoxos en la doctrina pero revolucionarios en las formas.
ResponderEliminarEl tema es que las formas llevan una doctrina de fondo.
Términos como Magisterio o Soberano son muy nuevos. No son tradicionales.
Esos Papás eran plenamente ortodoxos en lo doctrinal, algunos con aportes muy valiosos por su calidad. Lo trágico es que no cayeron en la cuenta, cosa casi imposible, en que esas formas no era indiferentes ni neutras. También hemos de ser conscientes de que muchas de esas decisiones lo fueron de emergencia o contra unas circunstancias muy concretas ( el hundimiento de muchas iglesias nacionales por la revolución y que sólo dejaron al papado como único sostén) y que se enquistaron en el tiempo.
EliminarEstimado Eck, ¿podría explayarse un poco mas sobre la latinización de los orientales que le atribuye a S. Pío X? Es un tema sobre el que estuve haciendo algunas investigaciones.
ResponderEliminarme uno a su solicitud...uno mira en las practicas anteconciliares, por dar un ejemplo de los maronitas (hay una pelicula antigua sobre san charbel en youtube) y sus vestiduras liturgicas son bastante parecidas a las del rito romano... nada que ver con los paramentos liturgicos que se asemejan mas a las de su contraparte ortodoxa... también en el caso de los Greco-católicos ucranianos...uno ve las prácticas devocionales de la Fraternidad Sacerdotal San Josafat (hermana de rito bizantino de la fsspx) y, aunque usan los paramentos del rito bizantino, hay practicas como la devoción eucarística y la de los sagrados corazones que son bastante latinas... ¿será fruto de los misioneros redentoristas que estuvieron en esas tierras?....eso sí... donde todas los ritos catolicos orientales están unidos actualmente a la iglesia latina es en el aggiornamento y la modernización (modernista) de sus liturgias... para muestra el boton de lo que pasa en la iglesia siro-malabar y su guerra entre los modernistas y los super-modernistas en el tema liturgico....
EliminarEntiendo que hay dos formas de pensar o estructuras de pensamiento: la tradicional y la revolucionaria. Si alguien pudiera delimitar los aspectos formales de cada una (independientemente de sus múltiples realizaciones, o a partir de ellas), sería de gran ayuda para un iletrado como yo.
ResponderEliminarEl problema de estas disputas es que muchos creen tener ideas "claras y distintas" sobre temas que son muy complejos; que es la forma más crasa de ignorancia además de la quintaesencia del racionalismo moderno.
ResponderEliminarPareceria ser que, (omitiendo las formas y modos), lo que se enfrenta aquí son dos formas de "papismo": uno "negro" contra uno "blanco"; unos que son, que ya no fueron; otros que fueron, que ya no son como diría Cervantes. Pero siempre rondando alrededor de una pretendida idea "clara y distinta" sobre el papado y el papa.
Se podrá acusar de revolucionarios a todos los papas; desde San Pedro si se quiere (San Pablo lo podría haber hecho), y algo siempre encontraremos. Al fin y al cabo ninguno es Cristo, con identidad de naturaleza. Pero guarda una identidad moral junto con una prerrogativa divina que hace del papapado un misterio único entre las realidades humanas.
Lo que se nos olvida es que a menudo abordamos este misterio, sumidos hasta el cuello, desde el mismo racionalismo que detestamos; y así la propia opinión deviene certeza dogmática; y la "disputatio' imposible.
Resultado: la Verdad se retira en silencio.
Somos más modernos de lo que pensamos, por eso sería bueno moderar los juicios.
Hasta que vino usted a iluminar para romper el binomio y hablar de "misterio", el famoso comodín de los que no se juegan por ninguna posición fuerte.
Eliminar¿Qué propósito tiene su comentario?
Pues realmente no aporta absolutamente nada.
Gracias por este juicio tan claro y distinto de esta realidad tan compleja de ideas sobre la compmejidad de acontecimientos.
EliminarY ante el contenido de esta entrada qué hacemos? Volvemos a Pio VII o a donde vamos a parar?
ResponderEliminar¿Qué hacemos?
EliminarDejar de adorar ídolos, eso hacemos.
Aunque sean Papas doctrinalmente ortodoxos.
Pío VII jamás. Restauró la Compañía de Jesús
EliminarPío VII cometió la enorme metedura de pata de restaurar la ínclita compañía que bien muerta estaba, con el reforzamiento de todo el nominalismo obediencialista y voluntarista que retroalimentaba la tentación del papa de apoyarse en la mera autoridad, en lugar de tratar de profundizar en la verdad para promover la vida cristiana. En realidad bastaba volver a leer con calma lo que un conjunto de eclesiásticos que aún tenían fe le dijeron a Paulo III tras el desastre del luteranismo en el Consilium de Emendanda Ecclesia: la causa de todos los males que afligían a la Iglesia es que los papas se habían rodeado de maestros que les habían halagado el oído para hacerles pensar que cualquier cosa que decidiera el papa, por el hecho de decidirla él, ya era buena: de ahí habían venido todos los abusos que culminaron en el desastre de Alemania. Además proponían toda una serie de medidas muy sensatas respecto al clero, su formación, beneficios, etc. Por desgracia Paulo III (cuya moralidad no era precisamente sobresaliente) prefirió apoyar lo que iba a ser el clerus papae de la compañía que al final fue peor que la guardia pretoriana para el emperador romano. Las tres últimas líneas del artículo de Eck marcan el camino, y en ese camino no hay atajos ni soluciones mágicas.
Eliminarhttps://journallibertas.com/articulos/2019/4.2%20-%2008%20-%20Zanotti%20-%20La%20Devaluacion%20del%20Magisterio%20Pontificio.pdf
ResponderEliminarProfesor Zanotti: creo que su pensamiento merece más y mejor atención que la que viene teniendo -sé que alguna tiene- en determinados círculos nacionalistas y/o tradicionalistas. Lamento que no desate un debate en alta voz y con el tono educado, sereno e inteligente al que ud. recurre en sus escritos. Un abrazo.
EliminarLe pedí al que considero el mejor canonista argentino que me explique para ajenos el asunto de la nuevas medidas sobre el Opus. Me dice que originalmente la Obra debía ser un Instituto Secular y lo era, con votos de sus miembros laicos. Pero que bajo Juan Pablo II tomaron tanto poder que cada vez querían más. Querían ser una diócesis extraterritorial con obispo y la sede central de Roma como catedral. Tanto no cuajó, pero lograron apropiarse de la figura de Prelatura personal, queriendo incluso que se cerrara en ellos la posibilidad de esta figura. Una vez que la tuvieron la fueron cargando de atribuciones para asimilarla de facto a una diócesis sin límite territorial, pero con obispo propio (lo cual decían era anejo a la figura de la Prelatura, incluso Ocariz escribió un libro sobre ello). Ahora se los retorna a la primigenia idea de una Prelatura Personal según el Concilio (Presbyterorum Ordinis 10). La situación de los no-sacerdotes es menos involucrada que en un Instituto Secular. O sea que, por pasarse de audaces cuando tenían el poder de un papa, ahora cuando el papa es otro pierden sus excesos y deben reconfigurarse con más realismo y sentido eclesial. Finalmente, con la picardía que tiene mi canonista de consulta, me dijo "si joden un poco terminarán a la par de la Legión De María, que no es mala cosa". Arturo M. D.
ResponderEliminarDr. Arturo: gracias por darnos esta síntesis que aclara mucho. Espero que su salud siga buena para bien de la salud de otros. JGC
EliminarLa verdad es que el artículo es demasiado bajo en cuanto a nivel filosófico y está desprendido de lo teológico. Es como examinar un fenómeno químico sin saber cuáles son sin elementos químicos, y al no saberlos, das explicaciones matemáticas del fenómeno. No sé por qué Wanderer dejó publicar este artículo, siendo Ud. prudente con las palabras y más con la palabra revolución en contraste con tan complejos entramados históricos. Se están haciendo juicios contra personas, y no cualquieras, bajo la historicidad y la idea de causa y efecto mal implementadas. Desconozco al tal Bernardo que responde a Eck (que pareciera defender su tesis o su intelectualidad como un universitario que ha descubierto una verdad), pero entiendo que el Sr. Bernardo ha dado en el clavo y ha desbaratado su sistema con palabras tan sencillas y verdaderas.
ResponderEliminarEsteban
Lo que pasa es que no se trata de un artículo filosófico o teológico. Es un artículo histórico. Usted ha querido examinar con fórmulas químicas un fenómeno físico.
EliminarMe temo que ha entendido muy poco de este excelente artículo
EliminarEsteban, ¿sería tan amable de dar un ejemplo y mostrar cómo se equivoca Eck, según alguno de los puntos que le señala?
EliminarDigo, para que entendamos mejor de qué va lo suyo.
A Fuenteovejuna
ResponderEliminarEstimado amigo, aunque no nos conocemos. El debate suscitado por su comentario es largo, y por eso escribo aparte. Únicamente quería hacerle llegar mí coincidencia con su reflexión, una vez más. Coincido con lo que para mí son sus muy acertados comentarios, y agradezco que lo haga, pues hace tiempo que he dejado de escribir, agotado de analizar la deriva de la iglesia sinodal y no católica de Bergoglio. Pero todo forma parte del proceso previo a la venida del Señor. ¡Laus Deo!
Este artículo del siempre sugerente Don Miguel Ayuso podría ir bien para terciar en esta discusión: https://www.laprensa.com.ar/533266-Al-sistema-no-se-lo-puede-combatir-infiltrandose-en-el.note.aspx
ResponderEliminarP.ej: " (...) hay momentos en los que la Iglesia creyó que con la Acción Católica podía hacer frente al liberalismo. Esta fue la ilusión de Pío X y sobre todo de Pío XI: que se podía combatir al liberalismo con la democracia. Porque “somos más” y al liberalismo lo vamos a combatir con el arma de que “somos más” y la acción de los católicos en el mundo dirigida por la jerarquía eclesiástica. Esta estrategia, que en el fondo es la de la Acción Católica, tuvo el recorrido que tuvo y evidentemente era desacertado desde el punto de vista del análisis de la realidad."
(Continúa) “(…) Más aun, la Iglesia en esos siglos se opuso a la revolución liberal, porque en el ámbito político y social la revolución liberal es el momento cumbre. Se opuso teológicamente. Los documentos del magisterio antimoderno de la Iglesia son impresionantes. Su lectura hoy resulta increíble casi, por el lenguaje, la contundencia, el análisis. Alguien que no haya frecuentado esos textos en el pasado no podría creerlo, diría “esto es imposible, es algo de un conspiracionista”. Son los Papas del siglo XIX y principios del XX los que han explicado claramente ese proceso y lo han refutado.
EliminarEs verdad que esa refutación en el ámbito doctrinal, no ha venido siempre acompañada de una paralela asistencia desde el punto de vista operativo. Esto es un tema muy claro. Los Papas del XIX condenaban cosas y a continuación intentaban acordar con los gobiernos que sostenían las tesis que habían condenado. Esto es evidente desde Gregorio XVI y las independencias hispanoamericanas, Pío IX y el Concordato español, León XIII y el “ralliement” por doquier, salvo la cuestión romana porque eso le tocaba a él. Lo que hay es una línea de la secretaría de Estado, que opera paralelamente. Hay una línea que va paralela al magisterio doctrinal y antiliberal, y creo que negarlo es no comprender demasiado las cosas.“ del
mismo artículo.
Tenía que meter a Gregorio XVI y las independencias hispanoamericanas en la misma bolsa que lo demás, ja.
EliminarLe puede el alma de carlista furibundo, punto en el que disiento con don Miguel Ayuso, por lo demás excelente.
El problema con la Acción Católica son realmente 2:
Eliminar1) el apoyo de la Iglesia a una opción política determinada trae automáticamente la consecuencia de que las demás opciones políticas se convierten en rivales de la Iglesia (porque son rivales de esa opción política). De ahí a convertirse en su enemigo jurado sólo hay un paso.
2) En la 3ª República, básicamente 1/3 de los diputados y senadores eran masones.
El Caso Dreyfus, que dividió Francia en 2 y que influyó directamente en Theodor Herzl en la fundación del sionismo, acabó trayendo la persecución de la Iglesia Católica de Francia con los decretos de 1902 y 1905 (expulsión de los jesuitas, prohibición a la Iglesia dedicarse enseñanza, cierre de monasterios y casas de religión católicas...En nombre del "laicismo" y los "principios republicanos".
¡y esto en un pais con el 90% de la población católica!
Esto se acabó extendiendo a México (guerras "cristeras") y España (genocidio católico )
Armar semejante quilombo con un artículo así, sin nombre y apellido al pie.....¿cuál habría sido el último papa no revolucionario, el anterior a Pío IX? Quizá no lo suficiente como para superar el baremo del puritanismo anti revolucionario (¿el uso del adjetivo es revolucionario, contrarrevolucionario, o conservador de la revolución?). Perdón por la ironía, pero se les va la pluma con publicaciones como esta
ResponderEliminar¿Sedevacantista?
Eliminar¿O sólo lelo?
¿Tal vez un "troll"? Para usar lenguaje "de hoy".
No pida perdones por la ironía, que no la hay.
Hay otra cosa. Hágase ver.
No pierda tiempo con este payaso. Debe ser Tucho o algun otro Satrapa amigo del no tan Santo Padre.
EliminarSolo puedo comentar que me llama la atención como se ha ido concentrando toda la autoridad en la sola persona del Papa, al punto de poder proponer, designar, remover, trasladar o jubilar obispos sin intervención alguna de la feligresía o de los curas diocesanos, u otro tipo de cuestiones disciplinarias que lo hacen una autoridad inapelable, más allá de cuestiones dogmáticas de fé y moral. No digo si está bien o está mal, solo digo que me llama la atención esa evolución y me gustaría una explicación sobre el asunto. Saludos cordiales.
ResponderEliminar