La peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad en Argentina del último fin de semana —y sobre la que hablaré próximamente— mostró nuevamente que la liturgia tradicional no es algo propio de señoras piadosas con olor a naftalina: es una realidad cercana sobre todo a los más jóvenes. Por eso mismo, conocer la profundidad y la riqueza de la liturgia de siempre es necesario, no solamente para los que se acercan a ella por primera vez, sino también para quienes la frecuentamos desde hace décadas.
Por eso mismo, recomiendo la lectura del libro La misa de siempre. La misa católica explicada a los fieles, del P. Rafael Alcocer. El título podría dar la impresión de que se trata de una obrita catequética o piadosa como hay tantas. Y, sin embargo, no es así pues en ella se aúnan la erudición del autor en el conocimiento de la historia y desarrollo del rito romano, con la facilidad con que es capaz de explicar estos temas a quienes no se dedican a ellos, y con la fe y la piedad de un monje benedictino, que vive justamente para el opus Dei.
El libro consta de siete capítulos y un epílogo en el que se repasan los momentos más importantes de la formación de la misa, desde la Última Cena hasta su estructuración definitiva por el papa San Pío V en el siglo XVI, pasando por los modos en que fue adaptándose a las comunidades cristianas primitivas o medievales. Luego, explica cada una de las partes de la misa, de un modo particularmente claro para los fieles, y sin abundar en los elementos simbólicos como sucede muchas veces, y que terminan, en mi opinión, oscureciendo la verdad y profundidad de cada uno de los ritos. Finalmente, expone el calendario litúrgico y el modo y ordenamiento de la fiestas que en él se suceden. De modo particular señalo las permanentes referencias que hace el P. Alcocer a la “participación activa” de los fieles en la Santa Misa, según lo entendió y pidió el papa San Pío X.
Y es fundamental tener presente quién es el autor: Rafael Alcocer nació en 1889 e ingresó a la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos, España en 1912. Dedicó buena parte de su vida al estudio de la liturgia y al apostolado de la buena prensa, además de su actividad principal como monje: la celebración de la liturgia en el oficio divino y la santa misa. Apenas comenzada la Guerra Civil, fue apresado por los comunistas y rápidamente martirizado por ser sacerdote. La Iglesia lo beatificó en 2016.
El libro puede conseguirse en Amazon en formato Kindle e impreso.
Excelente recomendación, Wanderer. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias. Espero leerlo cuidadosamente.
ResponderEliminarBuenas D. W.
ResponderEliminarLo primero de todo, pedirle disculpa por el atraco pero aunque debería haber comentado en su hilo, no sé si habría sido conveniente porque igual me habría perdido su respuesta. Acabo de terminar el libro de Bouyer y la última parte me ha dejado sin palabras. El autor alaba, en la reforma post - conciliar, precisamente lo que ha criticado previamente. Sinceramente, creo que nos encontramos ante una generación "adanista", que reproduce la misma mentalidad que Congar en sus Diarios: ellos son los encargados de reflorecer el jardín eclesial, volviendo a las fuentes patrística. Tengo la sensación que esa vuelta a los Padres, actúa como mito de una época que nunca existió. El tiempo de los Padres fue convulso, como ellos mismos nos describen, no ese tiempo prístino y maravilloso que nos hacen ver. Contrasta con ese desagrado contra la Edad Media, cosa que, a mi entender, no es más que un prejuicio, prejuicio del que ninguno de esos autores fue capaz de desembarazarse, llegando a criticar, en temas litúrgicos al propio aquinate.
Y al mismo tiempo que prometéicos, se muestran verdaderamente ilusos, unos lilas diríamos por mi tierra, asumiendo un argumentario absurdo: ¿por qué la Iglesia latina tendría que admitir una plegaria eucarística oriental y, sin embargo, los orientales no admiten ningún uso latino? O, ¿cómo puede admitir el erudito Bouyer las palabras de Cullman sobre el uso de las nuevas anáforas, que serían admisibles en el culto protestante? ¿Y el canon romano no? Al final esto no es más que el entusiasmo de los intelectuales, que se pierden en sus conceptos e ideas; los mismos, una vez elaborados por el hombre, echan a volar alejándose de la realidad - algo parecido escribió el bueno de Gilson -.
Tengo la sensación que el autor no dejó absolutamente sus simpatías por la comunidad protestante en la que nació, como muestra el penúltimo capítulo. Alaba las plegarias protestantes, olvidando que, a lo sumo, serán escritos piadosos porque esas comunidades perdieron los sacramentos. Esto me choca doblemente, porque el tratado pretende ser teológico .
Aún así, el libro es interesante, especialmente en lo que señala en cuanto relación entre el culto judío y la Misa, además de exponer el estado de la cuestión en torno a nuestro conocimiento de las liturgias primitivas.
Muchísimas gracias D. W., por su recomendación
Buenos días, como se puede adquirir el libro en formato impreso desde España? Muchas gracias
ResponderEliminarAnuncia un próximo artículo sobre la peregrinación de Ntra. Sra. De la Cristiandad. Tuve la gracia de estar presente en parte del recorrido. Creo que toda palabra quedará corta para describir la gran importancia de lo que allí se ha vivido. Sí la JMJ ha sido un mamarracho este encuentro de jóvenes argentinos marchando a Luján fue el contraste absoluto.
ResponderEliminarMuy buenos días Wanderer!
ResponderEliminarMil gracias por la recomendación. Tus artículos me ayudan mucho y te los agradezco.
Quería pedirte alguna recomendación para formar sólidamente a un joven católico.
Estuve escuchando al P. Ripperger y él recomienda catecismos descatalogados, la eclesiología de Bellarmino en las disputaciones (latín) y la teología moral de S Alfonso María de Ligorio (latín).
Básicamente pretendía formarme de forma sistemática en filosofía y teología, sin ánimo exhaustivo ya que soy laico, y no sé ni por dónde empezar.
Un saludo.
VCR.