lunes, 14 de octubre de 2024

El irresuelto y urgente problema de los seminarios

 


Se publicó la semana pasada en Infobae, el medio de prensa digital más leído de Argentina, un largo artículo en el que Hernando García, que fuera sacerdote de la diócesis de San Rafael, relata con una incomprensible impudicia lo ocurrido en su vida que lo llevó a dejar el ministerio pocos años después de su ordenación y casarse con una jovencita.

No se trata de juzgar el interior de nadie; simplemente de opinar a partir de lo que el mismo protagonista relata. Y lo que salta a la vista de cualquiera lector es que este joven de 24 años que se encontró siendo sacerdote cargaba consigo una enorme inmadurez afectiva, propia de un adolescente, y que su etapa de seminario fue incapaz de educar. Y las trazas de este problema aparecen a lo largo de todo el reportaje. Pongo como ejemplo el siguiente párrafo: “A los cinco años de estar en la parroquia, la relación [con la adolescente] crecía. Pero alguien metió la cola y a Hernando lo enviaron a estudiar a Roma la licenciatura en Teología. ‘La empecé a extrañar horrores, me di cuenta de que me moría sin ella. Me enamoré profundamente. Y dije: listo, ¿por qué sostener algo que no iba más?’”. Cualquiera que haya vivido fuera de su país y de su familia y amigos sabe que pasará momentos difíciles porque las emociones no perdonan: extrañará y el afecto enardecido, y dolido, se aferrará a cualquier recuerdo. Es natural que así sea, como también es natural que un hombre se enamore de una mujer. Pero justamente aquí entra la educación en los afectos y emociones: el hombre, si adquiere virtudes, es capaz de controlar esa emoción exacerbada; es difícil, muy difícil quizás, pero lo puede hacer. Lo hizo Eneas cuando se separó de Dido, y lo hace cualquier hombre casado cuando le es fiel a su mujer y no la abandona a pesar de las enormes tentaciones y enamoramientos que puede sufrir en el camino. 

Pero aquí el problema no es Hernando García. Aquí el problema es el seminario que lo formó, en el que pasó ocho largos años educación… ¿en qué? Y no me estoy refiriendo solo al extinto seminario de San Rafael que seguramente era de lo mejorcito que había en Argentina; me refiero al seminario como institución. Sobre este tema hablamos mucho en este blog hace algunos años, y no es cuestión de ser repetitivos. Pero estoy convencido de que una de las causas de los graves problema que tiene la Iglesia con el clero, es el sistema de seminarios que se implementó luego del Concilio de Trento, y que puede haber sido útil en algún momento pero, en mi opinión, ya no lo es. Y esto vale para todos los pelajes de seminarios: desde los más progresistas hasta los más tradicionalistas. Hay algo allí que no funciona. Ciertamente, habrá seminarios en los que estos problemas son leves, y habrán otros en los que son mucho más graves, pero afecta a todos. 

Suspendamos por un momento nuestras simpatías clericales y hagámonos la siguiente pregunta: ¿Para qué sirven los seminarios?    Por cierto, no sirven para formarse en ciencias religiosas. Se trata de instituciones no especialmente selectivas y siempre mediocres en lo intelectual; la teología también podría aprenderse muy bien llevando una vida normal y viviendo en casa. Los seminarios sirven para adquirir virtudes. Y son la castidad y la obediencia las que requieren un régimen de formación especial. Es en el seminario donde se da el aprendizaje o la incorporación de la castidad y del desapego del deseo y de la voluptuosidad amorosa humana, para direccionar estas energías al amor a Dios y el prójimo.

Para realizar sus fines, los seminarios tienden a adoptar todas las características de las instituciones totales, utilizando un concepto de Goffman (ver al final). Los jóvenes seminaristas viven segregados en lugares cerrados, separados del resto del mundo y poblados únicamente por varones célibes. Las actividades comunitarias tienen mucho más peso que las individuales y la organización planifica cada momento de la vida de los jóvenes internos hasta el último detalle. “En el entorno del seminario”, escribe Marie Keenan, “las lecciones de conformidad y deferencia van acompañadas de las de ‘silencio y secreto’ [...] Lo que surge es una lealtad absoluta a la Iglesia institucional. Se evitan los conflictos y siempre prevalece el miedo a las consecuencias de hablar claro. Y cuando los individuos hacen una demostración de rebeldía, reciben inmediatamente un castigo público”. Sobre las cabezas de todos los seminaristas "pende un estricto sistema de vigilancia, un «gran hermano» que está muy atento a la forma en que los seminaristas visten, hablan, caminan y participan en las actividades religiosas y educativas comunes”.

Marco Marzano aporta en su libro La casta dei casti el siguiente testimonio de un sacerdote formador en un seminario de Italia: “Toda la estructura de la formación es ‘de relleno’ puesto que los seminaristas son sujetos a los que hay que ‘resetear’ y ‘reprogramar’, para utilizar las palabras exactas que oí decir a un obispo. De ahí la multiplicación de palabras, homilías diarias, conferencias, iniciativas dispares de todo tipo. Todo ello sirve a la institución para ‘echar cosas’ en las cabezas de los sujetos a educar. Por supuesto, nunca se tiene en cuenta el impacto real de este bombardeo sobre las personas: lo importante para la organización es ‘haber hecho’”.

Y continúa: “Siempre se aspira al mínimo. Se propone a todos una norma calibrada no sobre lo que es correcto, sino sobre lo que es bueno para todos. La formación es muy deficiente en este sentido. En la mayoría de los casos, una persona sale del seminario con las mismas características negativas que tenía al principio, y si acaso con algunas más. Porque en el seminario siempre se tiende a dejar en segundo plano a la persona individual en favor de una comunidad genérica. De hecho, aparte de la dirección espiritual y la confesión, el resto del trabajo educativo se centra en el grupo y nunca en el individuo”. El seminario, entonces, es un lugar que anestesia, que adormece y paraliza el proceso natural de maduración de la persona. 

La hiper vigilancia que se ejerce hasta en los más mínimos detalles se justifica con las palabras evangélicas: “El que es fiel en lo poco, lo es en lo mucho”, es decir, "Si eres fiel y tiendes bien tu cama o participas de buen humor en las actividades comunes, serás fiel en el sacerdocio". Y esta premisa se convierte en una pantalla conveniente para enmascarar una realidad totalitaria. Es la realidad de un sistema que aprovecha cualquier oportunidad para castigar a los que razonan, para golpear a los que disienten y mantenerlos en el fondo de las tabla clasificadora del grupo. En este contexto, los más valorados son obviamente los conformistas, los chupamedias, los que callan y nunca critican a sus superiores, los que se hacen los distraídos; en definitiva, los que respetan la omertá del grupo. Ni que decir tiene que también son los más falsos y a menudo los más taimados, los que participan más activamente en una actividad muy común en todos los seminarios: el espionaje. Y para evitar meterse en problemas y terminar expulsado, hay que simular, simular siempre. El sistema invita a convertirse en un simulador colosal y sistemático, en un mentiroso profesional. Y a ceder, a ceder siempre. A someterse, a agachar la cabeza. 

Contaba un sacerdote: “Por las mañanas teníamos clases y por las tardes nos ponían todo tipo de actividades en la agenda para que no estudiáramos: limpiar los baños, cortar el pasto o barrer las galerías; ensayos de coro, el viaje en minibús a alguna fiesta patronal. Todo. Para poder estudiar, tenía que esconderme. Y si me pillaban, me pedían inmediatamente que fuera a ayudar a la cocina o que hiciera alguna otra actividad práctica. A veces nos decían explícitamente que ‘estudiar demasiado arruina la fe’”. Curiosamente, esta paradojal aversión al estudio suele darse con mucha frecuencia en las casas de formación de corte más tradicionalista. 

Evidentemente, cuando llega el contacto con la realidad de ‘ahí fuera’ es para los jóvenes sacerdotes terrible y chocante: los hay que abandonan, los que entran en crisis total, los que se vuelven manipuladores o cosas peores. Por supuesto, también están los que se salvan, los que descubren la importancia de su vocación y responden alegremente a ella, y yo creo que son la mayoría. En Italia llaman a la misa de ordenación, “misa de Santa Liberata”, porque a partir de ese momento el seminarista es libre. Y eso es exactamente lo que ocurre. El joven pasa del control total a la indiferencia total. El sacerdote se da cuenta, después de la ordenación, de que nadie lo quería en las altas esferas del seminario, de que no había un verdadero afecto hacia él por parte de los superiores, de que no era cierto que el control sirviera para evitar que se perdiera. Se queda solo; sólo con sus conciencia, con sus virtudes y con sus defectos. Ni siquiera suele ser acompañado por sus "hermanos en el sacerdocio", grupo cuyo defecto principal es la envidia. La percepción de ser abandonado que sufren los jóvenes sacerdotes es muy común, y es en ese momento en el que, si se le cruza la mujer, o el jovenzuelo, adecuada puede echar todo por la borda. El joven presbítero cae en la cuenta de la realidad: la formación que recibió en el seminario fue pura cháchara. O, como dice un ácido cura amigo, un dispositivo destinado a formar eunucos para el Papa de Roma.

Esta es la realidad que, insisto, atraviesa a todo el sistema sin importar posicionamientos. Y es una realidad muy problemática. ¿Quién podrá encontrar una solución? 


El sociólogo Erving Goffman introduce el concepto de instituciones totales en su obra Asylums (1961). Según Goffman, una institución total es un lugar donde un gran número de personas viven y trabajan juntas, bajo un régimen administrativo y en condiciones de aislamiento del resto de la sociedad. Estas instituciones ejercen un control total sobre todos los aspectos de la vida de los individuos dentro de ellas.

Las características clave de las instituciones totales son:

1. Separación física y social: Los residentes o internos están físicamente separados del mundo exterior y, en muchos casos, se les restringe el contacto con familiares y amigos.

2. Control burocrático: Las actividades cotidianas de los residentes están estrictamente reguladas por normas y por el personal encargado de la administración.

3. Régimen de rutina: Los internos siguen un horario rígido impuesto por la institución, lo que reduce la capacidad de los individuos para tomar decisiones personales.

4. Despersonalización: Los internos suelen perder parte de su identidad individual, ya que son tratados como un grupo homogéneo más que como personas con diferencias individuales.

En estas instituciones, los residentes experimentan un proceso de desindividualización y adaptación a las reglas de la institución, lo que Goffman denomina mortificación del yo.

El análisis de Goffman subraya cómo el poder de estas instituciones puede reconfigurar la identidad de los individuos y su relación con la sociedad.

92 comentarios:

  1. Paseador de perros14 de octubre de 2024, 7:56

    Reafirmando lo que dice el post, en su libro Discurso de las cosas de la Compañía, Juan de Mariana (1536-1624) critica el uso de un sistema de delaciones, llamado sindicaciones.
    Explica el P. Mariana que las sindicaciones son "informaciones secretas de faltas ó defectos ajenos, hechas al superior en secreto y sin probanza y sin oir las partes [...] Mas la experiencia muestra que, no solo el superior, especialmente ausente y que no conoce de vista y trato los sugetos, no alcanza esta noticia, sino que antes se confunde y todo se escurece. Las informaciones, como son de muchos, las mas veces van encontradas; uno dice blanco, otro negro; en las mas hay encarecimiento, imaginaciones y engaños, por no decir que a veces hay embustes y mentiras. Por lo menos, faltar una circunstancia en el hecho le hace de malo bueno, como se experimenta cada dia. Es un veneno de la union y caridad fraterna que no fien unos de otros, antes bien teman que los venderá quien pudiere por ganar gracias. ¡Daño gravísimo!". (Ed. Rivadaneyra pág. 608).
    Este libro fue puesto en el Index el 11 de abril de 1628.
    Demás está decir que este libro no contiene ninguna herejía.

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    1. Tiene más perlas Mariana sobre este tema:
      "Yo tengo el juicio tan extravagantes (debe de causarlo la vejez) que en ninguna cosa entiendo vaya más errado y fuera de toda razón (...) No hay duda sino que los de la Compañía se crían para soldados, para andar por las plazas, mesones y hospitales; vivir entre soldados, herejes y gentiles. ¿Para este fin es, por ventura, aproposito criarlos tan encerrados como Cartujos, que no vean ni aún los vean los de su misma religión?¿Cómo se acostumbrarán a los soles y a los fríos; a andar a pie o a mal pasar los que en tiempos de sus fervores se acostumbran al regalo que sabemos y a tantas comodidades? Los puercos que se matan para regalarlos..."

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  2. Hay obispos que quieren remediar estos problemas creando un post-seminario. Quieren que los sacerdotes recién ordenados estén junto a ellos el primer año de ministerio.
    La idea no es mala, pero sigue siendo más de lo mismo. Al joven sacerdote le basta simular un poco delante del obispo y aplaudir cual foca cualquier estupidez que al prelado se le ocurra para tener éxito.
    Otros quieren poner más años en el seminario.
    Si me permite, Wanderer, le voy a dar una opinión basada en una experiencia personal.
    Siendo, como Ud. explica, el seminario un habitat peligroso, cuanto más se alargue peor será para el sacerdote. Lo mismo si el sacerdote prolonga "su seminario" junto al obispo.
    Lo más probable es que adquiera mayores vicios que le permitan subsistir, descuidando las virtudes que debería cultivar.
    Por más que han probado muchos métodos, hasta ahora no han encontrado el remedio a las defecciones sacerdotales.
    Lo que hasta ahora no han probado es tener una normal relación con los candidatos y no ordenar a los que no son aptos.
    De más está decir que en muchas ocasiones se ve que defecciona el que era propuesto por el obispo y por los superiores del seminario como el seminarista o joven sacerdote modelo.

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    1. Mons. Aguirre, primer Obispo de San Isidro, había dicho que quería ser asistido en el lecho de muerte por un sacerdote ordenado en 1977, a quien consideraba como el modelo sacerdotal del post-concilio.
      Mons. Aguirre murió en 1987, el problema es que ese sacerdote a principios de los '80 ya había dejado el ministerio.
      Luego Mons. Alcides Jorge Casaretto propuso como modelo al P. Caña, quien para poder dejar el ministerio tuvo que dejar embarazada a una chica. Igualmente Mons. Casaretto pedía oraciones para que la chica perdiera el embarazo.
      También Mons. Casaretto había señalado al P. Tito como el Santo Tomás del siglo XX. Escribió algún artículo en la Revista Pastores, por ejemplo sobre Afectividad y disciplina humana. Terminó dejando el ministerio. Durante una semana puso una mesita en la Catedral de San Isidro para explicarle a los fieles los motivos de su decisión.
      El mismo Mons. Casaretto se cansó de promocionar al P. Marcelo para toda actividad académica. La Santa Sede no aceptaba su nombramiento en la facultad de teología de Villa Devoto. Terminó dejando el ministerio y en una carta a sus compañeros de ordenación les dijo que no creía pertenecer a la estructura Iglesia católica.
      También hubo un grupo de creo que 6 sacerdotes seleccionados por Mons. Laguna para que lo acompañen cuando fue promocionado como Obispo de Morón para fundar el seminario y afirmarse en la Diócesis. 3 dejaron el ministerio.
      Para salir del ambiente San Isidro recordemos al P. Pajarito. Los Obispos decían que él iba a salvar al los roqueros del mundo de la droga. Se le atribuye haber compuesto la canción Dulce Doncella. No sé si llegó a los 5 años de ministerio. Conoció una chica y se fue.
      Sin embargo, debe reconocer que en estos casos los sacerdotes fueron sinceros y dejaron el ministerio. No llevaron una doble vida. Fueron exaltados por sus pastores y sin embargo se fueron.
      En todos los casos, los Obispos denostaban a los demás sacerdotes por no ser como estos paradigmas sacerdotales.
      Los Obispos fallaron en el diagnóstico y en los remedios.
      La frase célebre de Mons. Casaretto es qué son 80 años contra una eternidad.
      Creo que eso lo explica todo.

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    2. eL PAJARITO, tenias buenas intenciones.
      Fue usado por Alcides, agido destructor de vocaciones, queria ver reflejado en los demas algo que el no podia ser por sus limitaciones afectivas e intelectuales.
      El problema fue alcides y sus complejos no resueltos.
      El problema son los Obispos.
      La mayoria de estos curas, tenian el don de Gente y gran corazon con grandes problemas afectivos.
      Una lastima que estas vocaciones se pierden por la formación y por el uso de Libertad.

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    3. La conclusión más evidente de lo que Ud, relata, Sanisidrensis, es que lo que está equivocado son los obispos. O sea, están mal elegidos para ese ministerio. ¡Ah, fantasma de Castellani...!

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  3. Una pregunta, Wanderer, lo que dice Goffman sobre las instituciones totales podría aplicar a un monasterio y la vida monástica, por qué en ese caso no le parece reprochable? O sí le parece?
    Muchas gracias.
    Atte.,
    Costia

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    1. Estimado Costia, creo que hay que hacer una distinción muy fina que ciertamente Goffman, como sociólogo, no hace. Y es que la metánoia propia del cristianismo, o el "dejar el hombre viejo y revestirse del hombre nuevo" que habla San Pablo, puede ser entendido como un reformateo. De hecho, si se leen los Apotegmas de los Padres del Desierto, se verá que tienden justamente a una "deconstrucción" del "hombre viejo" para que aparezca el hombre renovado en Cristo.
      Este proceso es propio de todo cristiano que se toma en serio la vida espiritual y es propio también de la vid monástica. Y no me parece que sea algo negativo; es lo previsible.
      Pero creo que hay que hacer distinciones. La primera es que el monje pasará toda su vida en el monasterio donde profesa; ese no es el caso del sacerdote del clero secular que debe salir al mundo y a sus peligros. En otras palabras, los monjes no tienen "misa de Santa Liberata".
      Y una segunda cuestión mucho más importante: una cosa es que el proceso de deconstrucción o de matánoia sea acompañado por San Antonio o por San Macario, y otra que lo sea por Tucho o por cualquier formado de un seminario estandar, que suelen ser personajes tétricos por decir lo menos. En estos caso, ese proceso puede terminar en una desastre, como hemos visto tantos casos.

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    2. Entendido, le agradezco mucho su respuesta.

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    3. ¿Y le parece que sí aplica, al menos en parte, a la organización de las Congregaciones de vida mixta, como la Orden de Predicadores? Al menos de hecho, el sistema de los seminarios parece tener parecido con las mismas.

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    4. Wanderer, en el post usted argumenta sobre los seminarios en sí mismos considerados, y en esta respuesta argumenta sobre la calidad de los formadores circunstanciales.

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  4. Estoy bastante de acuerdo, pero toda esta apelación a acompañar el "genio individual" del candidato al sacerdocio es algo muy moderno. La mentalidad tradicional poco tiene que ver en ello.

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    1. Se confunde, antiguamente se ordenaba a discípulos con relación muy personal con el ordenante. Esto era así para los sacramentos que por mucho tiempo no se daba la comunión a quien no se hubiera confesado antes con el sacerdote celebrante.

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  5. Como era el seminario preconciliar? Pregunto sin acritud.

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    1. Básicamente lo mismo solo que con latín y sin guitarra.
      Como dijo Sebastían Randle una vez "El Concilio cambio lo que no había que cambiar y no cambio lo que si había que cambiar".

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    2. Eran iguales, o peores. Es cuestión de leer a Castellani.

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  6. Nótese que serían "instituciones totales" los seminarios, los conventos, los cuarteles y las cárceles, con sus más y sus menos, claro está. Todo está en el fin y los medios proporcionados; cuando los medios se desenganchan del fin y navegan por las suyas, tienden a la mera supervivencia de la institución, pero se alejan de su fin, del motivo que justifica tanta dureza de vida. Y como todo lo que solamente sobrevive, sin otro fin ulterior, tiende a la muerte, acá hay que pensar muy seriamente en comenzar a buscar cementerio....

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  7. "¿Quién podrá encontrar una solución?".

    A mí se me ocurre una, que tal vez no sea perfecta, pero quizá sí mejor que el sistema actual. Que muchas vocaciones al sacerdocio secular surjan de entre varones célibes probados. Esto presupone que haya hombres que vivan de manera célibe sin que este celibato esté necesariamente encaminado a desembocar en el sacerdocio ministerial. Que esos hombres célibes estén en el mundo, en sus trabajos, en su familia, dedicando tiempo a la piedad, al apostolado y a la formación. Con flexibilidad, viviendo en casas comunes o en domicilios particulares, o con familiares, etc. Cada uno según sus situaciones. Ayudándose entre ellos, y con ayuda de sacerdotes, a formarse bien la conciencia y a ejercitar las virtudes: formándose doctrinalmente unos a otros, corrigiéndose, ayudando a mantener ante todo una unidad de vida. De alguna forma (aprovechando el tiempo del verano, o incluso durante el curso), podrían ir cursando materias filosóficas y teológicas. De estos hombres surgirían sin duda vocaciones sacerdotales. El seminario sería entonces una fase final de discernimiento y culminación de estudios: 1, 2, 3 años... también flexibilidad aquí. Como muchas materias estarían superadas, podrían aprovechar este tiempo de seminario para cursar licenciatura o incluso doctorado. ¿Que deciden finalmente no ordenarse? No supondría ningún trauma: podrían volver a sus trabajos y a su vida normal. Su celibato no entraría en crisis, pues no era un celibato condicionado a una eventual ordenación. ¿Que deciden ordenarse? La Iglesia ganaría sacerdotes (quizá no de 25 años, sino de 40 o más) bastante probados, maduros, que conocen bien el mundo al no haber estado aislados de él, con un celibato bien integrado, con mucha experiencia apostólica y que saben bien lo que es un sacerdote y su misión.
    Atte.: Cándido Malo.

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    1. Eso ya existe. Es el Opus Dei.

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    2. Cándido malo, una simple observación: la formacion teológica es tan importante en un candidato al sacerdocio (la formación teológica seria, claro está) que no se puede reducir a irla estudiando en los veranos (para mí hacer eso es una aberración); es una parte esencial en la formación sacerdotal, y creo que uno de los grandes problemas de los seminarios es el desprecio por el estudio de la teología, porque (sic- esto no me lo contaron yo lo viví)"no tiene utilidad para la pastoral" La primacía del entendimiento práctico.

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    3. Muchos cuelgan por no bancarse el celibato. Consecuencia entre otras cosas de su inmadurez. Pero arrancar por el celibato es poner el carro delante de los caballos.

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    4. Estimado Anónimo 23:36, en este modelo no se reduciría la formación filosófica y teológica a los veranos. Durante las vacaciones, al haber más tiempo libre, sin duda que se podría dar un impulso, pero también se estudiaría seriamente durante el curso.

      En cuanto al Anónimo 0:02, quizá no nos hemos entendido. Este sería un celibato apostólico con independencia de que sobrevenga una vocación sacerdotal posterior. Un celibato apostólico: "para estar con Él, y y para 'predicar'". De este modo, si hubiera ordenación posterior, el celibato sacerdotal tendría el camino prácticamente hecho. Los candidatos al seminario en los seminarios realmente no son célibes, sino que tratan de vivir la castidad conforme a su estado de solteros. Propiamente su celibato empieza simultáneamente cuando se ordenan. Esto implica algunos problemas, por esa falta de madurez generalizada, no pequeños.

      Cándido Malo.

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    5. En ninguna parroquia enseñan a los jóvenes a evitar el pecado, mucho menos que les enseñan a vivir "más o menos virtuosamente". Si alguien que va a las parroquias llega a adulto sin ser adicto a algo, es más por casualidad que por diseño. Lo digo por mi experiencia. Y a esa clase de chicos después los meten en el seminario esperando que mágicamente cambien su forma de ser.

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    6. No existe yal cosa como la vocación al celibato per se en varones normales. O si existe (que lo dudo) esuy minoritaria. En la generalidad de los casos, es la pelusa del durazno. Un sacrificio que se hace por un bien mayor.

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    7. Plantearse el celibato como un "sacrificio" por un "bien mayor" (el ministerio ordenado) probablemente sea parte del problema. Con la gracia de Dios tener el corazón indiviso, entero para Él y, en consecuencia, para los demás, mucho antes que un sacrificio es un don muy precioso. Siempre ha habido mujeres vírgenes u hombres célibes que han abrazado el celibato por el reino como un don, sin necesariamente cambiar de estado, desde los primeros cristianos hasta ahora. Sin ir más lejos, la Iglesia reconoce esta posibilidad en los institutos seculares. Y en otras instituciones.

      Cándido Malo.

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    8. En realidad no estamos en desacuerdo, Sr. Malo. Solo que Ud. reflexiona sobre el ideal y yo le cuento lo que hay en el mundo real. Lo real es que hay inmensamente más sacerdotes que célibes "vocacionales". La totalidad de los que conozco son asexuados o tipos "raros" (o directamente afeminados). Seguramente usted piense que soy algún tipo de bestia bruta (y a lo mejor acierta), pero así lo veo.

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  8. La alternativa de vivir en parroquias experimentando la vida cotidiana y asistiendo a la casa de estudios diariamente no sería viable?

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  9. Y van...


    https://www.lacapitalmdp.com/un-gran-dano-le-han-hecho-a-la-diocesis-de-mar-de-plata/

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    1. Un sínodo es una reunión de obispos de distintas diócesis. Ni Mar del Plata ni en ningún lado puede existir "sinodalidad", salvo cuando están reunidos los obispos.

      Ningún otro significado tiene la palabra "sinodalidad", y usarla bajo connotaciones indefinidas es lo que hace el demonio, el Padre de la Confusión.

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  10. Al seminarista, se le debe un acompañamiento individual, considerar y formar a cada uno; observar su grado de madurez y equilibrio para que vaya asimilando, formación en las virtudes cristianas, y por supuesto en las propias del sacerdocio
    Si no hay equilibrio y madurez para asimilar éstas, las perseverancia se hace muy complicada.
    Los conocimientos académicos se pueden adquirir en cualquier Universidad; el cuidado de la madurez, equilibrio y formación de virtudes, en el seminario

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  11. El problema es que los que dicen querer ser sacerdotes, creen que es como servir a la comunidad ayudando materialmente.
    Nunca se les ocurrió que lo más importante es conducir a las almas para que no se extravíen.
    Y con respecto a lo que comentó Sanisidrensis, me ha dejado sin palabras. No porque crea que haya mentido o calumniado, sino por creer que Casareto era una persona diferente.

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    1. Son todos casos comprobables. Puse justamente los sobrenombres para no escrachar a nadie. Pero si le pregunta a cualquier párroco de más de 50 años va a saber reconocer perfectamente a las personas de quien hablé. Hay muchos más casos. Pero realmente muchos. Me referí a los más notorios y especialmente a los que el aparato episcopal exaltaba: los Obispos Aguirre, Laguna y Casaretto. Lo que fue la primera generación del club de San Isidro.
      Por otra parte no relaté nada oculto. Todo eso fue público y notorio en la diócesis.
      No sé qué pensaba Ud. respecto a Mons. Casaretto. Le puedo decir que lo que relaté no es lo más grave.
      Fue un obispo nefasto para la diócesis.

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  12. Que es la castidad para un Seminarista ?
    La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí ( comienza en la casa), que es una pedagogía de la libertad humana (elegir el bien y evitar el mal). La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones ( mundo, la carne y el demonio) y obtiene la paz ( tranquilidad en la vocación ), o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado ( doble vida o doble lenguaje o simplemente conciencia LAXA ).
    Este principio comienza desde niños, el dominio de SI Mismo.
    El cura romanticón de San Rafael en el articulo cuenta que la mayoría de los curas que lo ayudaron se fueron colgando la sotana, me llamo la atención que la inteligencia del cura justificara que hoy vive con su esposa su propia religión, eso si rezando el rosario.
    Que mezcla que conciencia, NO tiene hijos ( mensaje de Dios )
    Me pregunto como ayudarlo a estas personas ?

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    1. ¿No le parece excesivo decir que si no tienen hijos es un mensaje de Dios? Conozco muchos casos similares en los que sí tuvieron hijos que, además, son excelentes. No me parece que haya que adjudicar tan fácilmente a Dios cualquier situación.

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    2. El articulo que dicho sea de paso, fue lo más leído en el día a día de Infobae, como vende y genera mucha confusión y morbo.
      Lo de los hijos, lo primero que pensé, un designio divino.
      Tal vez me equivoque, lo dejo a discernimiento del lector.
      Pd: Mi idea solo aplica a este caso particular.
      Saludos

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    3. Jav me recordó al método de Buela y de todo el IVE.. designio de Dios… castigo para ese que no fue fiel a su vocación en el IVE.

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  13. Una deshonra como Iglesia que se permita poner esas pobres almas en manos pérfidas, ávidas de control, formadoras de mediocridad, apóstoles de sus propios pecados... Mientras las viejas se preguntan por qué Dios no manda más vocaciones si tanto se le piden... pero señora! Dios es bueno y misericordioso, y un Dios bueno no le regala ovejas al lobo. La institución eclesial está como higuera seca, Dios la está cortando y dejará un resto para que vuelva a crecer algo bueno, para todo lo demás... Fuego
    ( figurativamente hablando)

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    1. Mi buen señor Jardinero, sin duda ha dado en el clavo a la "falta de obreros a la mies".
      Sin cuando van a la siembra los arruinan los capataces y bueno... Dios no es un mal patrón para mandarlos igual.

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  14. No deberíamos olvidar que el modelo de los párrocos es el Santo Cura de Ars.
    Por diversos motivos no tuvo fortuna en el Seminario. Sin embargo, un sacerdote experimentado lo llevó a vivir junto a él, lo preparó y logró que fuera ordenado sacerdote.
    Eso muestra que los seminarios no son de institución divina ni son una máquina perfecta que produce sacerdotes. No todos los que superan el seminario son aptos y algunos de los que no logran adaptarse a ese régimen son buenos candidatos al sacerdocio. El obispo y sus colaboradores en la formación deberían interiorizarse en conocer a los seminaristas y a partir de ahí ver lo que conviene a cada uno para su formación. Así supo hacer el P. Balley, párroco de Ecculy con San Juan María Vianney.

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  15. Pregunto con toda la seriedad del caso a Wanderer -que plantea esta cuestión fundamental para la vida de la Iglesia- cómo debería ser, entonces, según su entender, el modo de formar a un muchacho para el sacerdocio

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    1. No tengo la más pálida idea pero lo que relata el Paseador de Perros en el comentario anterior puede dar alguna pista.

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    2. Paseador de perros15 de octubre de 2024, 8:33

      Yo no creo que haya una fórmula secreta y mágica. Justamente, me parece que el seminario peca por querer ser una fórmula única.
      Lo del Cura de Ars es una anécdota no menor. Ahora bien, tampoco fomento que quien no puede aprobar las materias le hagan algo trucho y listo. Sino que evalúen la situación ante la que están y busquen una solución.
      En el caso del Cura de Ars la solución fue ponerlo junto a un sacerdote experimentado, ante quien mostró conocer la teología y llevar una vida de piedad.
      Creo que pretender tener una fórmula única e infalible es una comodidad de parte de los obispos para no tomar la responsabilidad de elección y formación de los candidatos.
      Lo único que los obispos buscaron fueron deslindes de responsabilidad. Psicodiagnóstico, año de pastoral, introductorio, diaconado en las parroquias... Todas instancias que pueden servir, pero en todos los casos también se pretendió que fuera una especie de fórmula mágica.
      Creo que el problema está ahí. Por lo que no tengo una solución mágica que resuelva todo.

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    3. Y cómo se formaban los sacerdotes antes de Trento? O después del edicto de Milán? Creo que los que han hablado del dominio de sí, tienen una parte del rompecabezas armado, pero eso solo lo puede enseñar un padre íntegro, cuántos de los que llegan al seminario viene de familias de padre ausente? Ahora pienso que todos los candidatos al seminario deberían trabajar un año con sus manos en la reconstrucción de ermitas o templos, como peones acarreando ladrillos, tablones, o lo que haga falta, aprendiendo a ser fuertes y luego ponerse a remojo (sumergirse) en trivium

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  16. Con esta entrada ha demostrado, sr Wanderer, no conocer la realidad de los seminarios en absoluto. Un análisis muy reduccionista, sustentado en tópicos y comentarios muy reduccionistas.

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    1. Estimado, debo decirle que la conozco muy de cerca, en carne propia y por varios años. Sé de lo que hablo.

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    2. El problema de la"realidad" de los Seminarios es justamente el concepto que está entre comillas.

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  17. Esa "realidad totalitarias" no se da sólo en los seminarios, sino en casi todas las instituciones humanas: partidos políticos, asociaciones... Las personas que tienen criterio propio y osan cuestionar las decisiones del que mandan suelen ser castigadas, expulsadas o, como mínimo, marginadas. En cambio, los aduladores de los que mandan suelen llegar lejos. Es propio de la condición humana.

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  18. NICO Este artículo y los comentarios me han partido el alma. No tenía idea de que la "formación" de pasados, presentes y futuros sacerdotes fuera tan, pero tan contraproducente (aunque los escandalosos resultados "pastorales" están a la vista). De ser así, lo mejor sería que estos seminarios no existieran.

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  19. No hay mucho más que agregar a lo que aquí describe el Wanderer, salvo anécdotas personales, pero para eso habría que juntarse con buenos vinos. La experiencia vence a cualquier relato en este caso, pero esta entrada es una pintura de la realidad. Aprovecho y digo, los ortodoxos, si bien tienen seminarios pero no tienen nada que ver con los nuestros; digo, los ortodoxos eligen a los candidatos de entre sus fieles, por lo general casados. No digo que no existan trepadores, que los hay, por lo que me cuenta un amigo. Pero he conocido de rebote varios curas ortodoxos, casados, que nunca pisaron un seminario; y me sorprende que no sólo llevan años de ministerio, sino que son realmente muy buenos tipos y muy buenos curas, y muy buenos padres de familia. Lo cierto es que ellos no tienen la más pálida idea de nuestros problemas con los seminarios, no pueden concebir tal cosa.

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  20. 14 de octubre de 2024
    A propósito del post “El irresuelto y urgente problema de los seminarios”
    “¿Para qué sirven los seminarios? Los seminarios sirven para adquirir virtudes. Y son la castidad y la obediencia las que requieren un régimen de formación especial”.
    Ciertamente, la temática planteada por Wanderer no deja de ser oportuna. Pues, si la Iglesia sufre una crisis clerical, entonces, ciertamente habrá que preguntarse por el sentido de las instituciones que formaron a los sacerdotes que ocasionaron la crisis. Y la respuesta de Wanderer no se hace esperar, el fin de los seminarios no reside tanto en la formación de los futuros sacerdotes en el plano intelectual, porque dicha formación se puede adquirir fuera del seminario, como lo debe ser en el plano de la preparación para el fiel cumplimiento de los votos sacerdotales. Mas, en opinión del autor, lo preocupante no está tanto en los seminaristas como en los responsables inmediatos de su formación personal en tanto que parecieran preocuparse más de su formación en cuanto miembro de un colectivo social, que de su formación personal. De ahí el que, a pesar de la exigente disciplina que debe suponer toda institución de tiempo completo, ponga el acento en evitar que el seminario se transforme en una suerte de sometimiento personal a tiempo completo.
    En mi humilde opinión, aquí hay que rastrear también las condiciones del núcleo familiar y social al que pertenece cada seminarista y fundamentalmente, las inclinaciones naturales de cada uno de ellos. Por eso de que, “no se le puede pedir peras al olmo”. Para entender esto basta recordar que un señor llamado Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como Iósif Stalin o José Stalin en algún momento también fue seminarista. Y, por cierto, otro de los elementos claves para la buena formación de los seminaristas reside en la probada ejemplaridad de las cualidades humanas y espirituales de cada uno de los formadores que están a cargo del seguimiento de cada seminarista. Sin caer en los inaceptables excesos descriptos en la novela “1984” de George Orwell, debe reconocerse que muchos casos de corrupciones y deserciones de toda laya de orden clerical ya acaecidos, se podrían haber evitado si las faltas de madurez afectiva e intelectual, de desviaciones morales y doctrinales se hubiesen detectado más a tiempo.
    ¡Señor, protege nuestra Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  21. Conocí a Hernando, o fernando sin f.... , en el 93, creo, en San Rafael. Y conocí ese seminario, que era una estafa casi completa.
    Me parece que Don Wanderer, una vez más, simplifica, cae en reduccionismos, y "pontifica". O sea, "ideologiza"....
    Si San Rafael era de lo mejor en materia de seminarios, yo soy Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
    O sea, digamos..., creo que se cae, una vez más, en ese narcisismo nacionalista, y/o tradicionalista de creernos los mejores, o los menos malos.
    Los frutos de ese seminario extinto están a la vista... No era el mejor seminario..., y mejor no entrar en detalles.
    Me parece -y disculpen la mala prosa- que habría que apuntar más a lo personal, a la Fe como relación personal de cada uno con Dios.
    No niego que un buen seminario es lo mejor que se puede desear para que un seminarista serio cuente con los mejores recursos para afianzarse en la Fe, en la "vocación" (si me permiten ese término) y en su camino a la Santidad.
    Pero mi experiencia me dice que - y me refiero a lo vivido , a lo personal, y a lo que conocí en buenos sacerdotes que no son de San Rafael, ni de Paraná, ni de ningún seminario "mejorcito" que los demás seminarios progres o modernistas...- si hay HUMILDAD, FE VERDADERA, y no se tiene humos vanos de intelectual..., un seminarista puede afianzarse en su fe, cultivar virtudes humanas y teologales, y ser un buen sacerdote.
    Dejémonos de creernos los mejores, porque eso podría ser pecado de soberbia.
    Es lo que me parece, después de muchos años de relación con toda esa gente que "la ve..", pero que finalmente convierten a pocos o a ninguno, y se centran más en la crítica, la denuncia, etc, que en vivir la CARIDAD.
    A ver si nos damos cuenta que podemos leer el latin, entender de política vaticana, leer libros sesudos..., pero podríamos estar olvidando lo más importante, que es vivir la FE.

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    1. Mucho escribir para no decir nada don Anónimo. Sólo sembrar dudas nebulosas y acusaciones etéreas contra un tipo de destinatario previamente determinado, para salvar la ropa de otro, con el típico final sensiblero: sólo vivir la caridad y la fe. Esfuércese, quizás nos pueda convencer de algo, al menos de "alguito".

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    2. Estimado Pampeano, todo es posible... Quizás sea usted el problema. Q por estar imbuido en su ideología...no le de el cuero para interpretar lo q quise decir. Pero en casos así, dudo q valga la pena insistir. Sea más humilde. Inte telo.... ,que ya estamos pasados de ver a los genios que la ven... y siempre la vieron...

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    3. Mi querido Señor Anonimo, como Padre de Familia usted que decision tomaria con su hijo que manifiesta tener vocacion consagrada ?
      Su hijo le dice le dice a usted: Papa que Seminario me aconsejas:
      Devoto
      Rio Cuarto
      Santa Fe
      Quilmes
      Seminario Patagonico
      San Rafael
      San Luis
      Parana
      Conociendo un poco de Teologia y Filosofia es muy facil discenir objetivamente adonde envias a tu hijo ?
      Te invito a pensar sin tener complejos de inferioridad o heridas psicologicas.
      Te dejo criterios del Post Concilio que no aplica a ningun seminario en la Actualidad Argentina
      https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651028_optatam-totius_sp.html

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    4. Estimado JAV,
      Hipotéticamente hablando, pues no tengo progenie... Es un tema difícil, prudencial....muy! Lo único que le puedo asegurar, es que no lo enviaría a ningún "semiasnario" neocon...,en ninguna de sus variantes...
      Imagino que seguiría los consejos de los santos clásicos al respecto, como Santa Teresa o El santo cura de Ars.
      Insisto, discernamos, salgamos de las miradas miopes e ideológicas...
      Se ve mucho de eso en este blog...
      Nosotros, los que la vemos..., terminemos con eso..., porque no creo que seamos ni los mejores, ni los santos de los últimos tiempos, ni una miércoles. Yo, seguro que no lo soy!

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    5. Don anónimo: no generalice con eso de que no somos ni los santos ni los mejores. Hable por usted, que lo sabrá. Conmigo no se meta, porque tengo la satisfacción de estar entre los primeros de la clase en mi arciprestazgo y en los alrededores. Que se publique !

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    6. Estimado, Feliz día de Santa Teresa.
      Soy Papa medianamente Joven y tengo temblor de responder a esa pregunta ?
      Seguro que a ninguno, tampoco que les tengo miedo a estos progres.
      Pero respeto mucho al estilo de vida del Parana, Sl y SR, que enviaría a mis hijos.
      Mi gran pregunta y se la dejo a Don Wanderer es que muchas se tomo como modelo al Seminarista Intelectual y Artístico y se deejo de lado al modelo Cura de Ars.

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  22. Me parece que el principal problema es olvidar que el sacerdote es alguien llamado a vivir consagrado a Dios, generalmente solo, en medio de la sociedad. Como un ermitaño entre los demás. Y fruto de ello es el cuidado de los fieles (pastoral) y la atención por los alejados (evangelización). Pero lo propio es que el sacerdote tenga un corazón de monje. Si el seminario no discierne y prepara a esto, vendrá el fracaso. Al poner el acento primero en la caridad pastoral y no en la consagración a Dios, eso es el gran error. La caridad pastoral es consecuencia de la vocación sacerdotal, no su raíz. La vocación sacerdotal célibe tal como la concibieron los papas monjes de la reforma gregoriana, debe verse como lo que es: una llamada muy especial y para pocos. Para cubrir horarios de misas y confesiones, por mí que ordenen a hombres casados y en paz.

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    1. Parafraseando al bloguero más abajo: los sacerdotes en los primeros tres siglos sin monacato ¿qué eran? No tengo corazón de monje y no quiero tenerlo.

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    2. Eran buenos padres de familia, reconocidos en su comunidad

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    3. En los primeros siglos, o bien eran hombres casados, y su tarea era la presidencia litúrgica y sacramental, básicamente, o si tenían el celibato, tenían una mayor dedicación al estudio y la oración, y eventualmente ayudarían con su consejo espiritual a la comunidad o en la enseñanza de catequesis a los catecúmenos, pero básicamente es la vida de lo que luego entendemos por un monje, pero abierto a la ayuda y dirección al prójimo, dentro de la comunidad. Cosa aparte eran los evangelizadores itinerantes, tipo S. Pablo, pero no tenían morada permanente, y esta figura de los itinerantes la fue eliminando la Iglesia con la conversión del Imperio. Pero en los Hechos de los apóstoles y en las cartas paulinas todo esto está ya descrito, aunque de manera germinal. Lo que no es el cura es el superhombre que combina y mezcla confusamente la evangelización ad gentes con el cuidado de los fieles, con la vida contemplativa y con el carisma de la caridad. Eso es un frankenstein cuya mezcolanza termina por reventar a los curas. Mi descripción no es diferente a la del Cura de Ars: su vida era orar, descansar un poco, copiar a los Padres para sus homilías (los "fusilaba"), y el resto: confesionario, doctrina a los niños, y algo de enfermos y de pobres, pero buscando donantes y laicos a los que delegar respecto de la atención a los pobres. Breves visitas a las casas. Viajar poco. Mortificación corporal, sobre todo el ayuno. Si el seminario prepara para esto, lo hará bien. Hoy cabe prepararse más para una mayor capacidad de estudio, y para moverse un poco más, con peregrinaciones y demás. Pero en esencia debería ser lo mismo.

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  23. La institución del seminario tridentino es la forma humana más acabada para la formación de los presbíteros.
    Pero como toda forma humana esta herida por el pecado y por lo tanto es susceptible de corrupción.
    La vida oculta en el seminario debiera buscar transmitir de modo místico la vida oculta del Señor en Nazareth en donde crecia en santidad y sabiduría.
    Por lo pronto la vida del seminario debe estar equilibrada entre la oración,el estudio y el descanso (ocho por tres decía un anciano y santo capuchino que fuera confesor de un seminario en Buenos Aires).
    Claro está que como otros han comentado el seminario no puede hacer milagros y forma en las virtudes a los candidatos que recibe.
    De tal manera que los seminarios en la actualidad no escapan a la decadencia moral e intelectual del cuerpo social y eclesial.
    Sin embargo,insisto no existe otra forma más adecuada para la formación de los presbíteros diocesanos que aquella que brinda un seminario en el espiritu tridentino,formado por hombres que buscan a Dios a través de la santidad personal y del servicio al cuerpo místico de Cristo hasta la muerte y muerte de cruz.

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    1. Usted escribe: "La institución del seminario tridentino es la forma humana más acabada para la formación de los presbíteros". ¿Quién se lo dijo? ¿Lo sabe por don profético o por locución divina? ¿Qué hacemos con los sacerdotes muchos de ellos santos que se formaron antes de la aparición de los seminarios conciliares, es decir, durante 1600 años? ¿Es sensato pensar que Dios haya tardado justamente 1600 para revelar a su Iglesia las bondades del seminario?
      No diga disparates.

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    2. Querido Don Wander;
      A lo largo de 2000 años la Madre Iglesia probó diversos modos para formar a sus presbíteros.
      Y en cada una de éstas formas se concibieron sacerdotes santos.
      Sin embargo la práctica,los errores y el paso del tiempo fueron puliendo esas estructuras de formacion,tomando lo mejor que encontraron los hombres para ese propósito de cada uno de los modos anteriores.
      Sin dones proféticos ni locuciones divinas de por medio,insisto que la experiencia acumulada a lo largo de una historia que sigue abierta al influjo del Espiritu, demuestra que la institucion del seminario en su forma tridentina actualizada es hasta ahora en la práctica la forma más eficaz de formar a varones aptos que buscan a Dios en las virtudes sacerdotales.
      No siendo este de ninguna manera la unica via,cabe aclarar.
      Saludos

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  24. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  25. // los seminaristas son sujetos a los que hay que ‘resetear’ y ‘reprogramar’ //

    Esto se da de patadas contra la Verdad de que "el Espíritu sopla donde quiere", y si el muchacho quiere consagrarse a Dios (supuesta la recta intención), será que algo habrá hecho Dios en su vida previa al Seminario, y los padres del Seminario deberían seguir esa huella divina.

    En el Seminario que yo conozco, actualmente se usa eso de "formación personalizada" en el sentido de años sabáticos, años en una parroquia, consideraciones con los estudios, etc...

    Pero es arma de doble filo, ya que es el obispo quien decide cuando el candidato es apto y a veces están los muchachos sin saber si los van a ordenar alguna vez o no... y eso no es buen plan para un joven.

    Juancho.

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  26. Mientras tanto, una nueva orden religiosa de monjas, se está llenando de vocaciones:
    https://www.youtube.com/watch?v=cUlKBj4IZsQ

    R.

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  27. En el preconcilio, en el Occidente más o menos católico, el seminario formaba un producto para un ambiente conocido y donde el cura tenía un lugar determinad en la sociedad y en la Iglesia. Por ello el joven de 24/25 años que era ordenado y enviado, muchas veces solo, a una parroquia urbana o, incluso rural, sabía lo que tenía que hacer, la gente sabía para qué estaba y cómo tratarlo. Obviamente había sus defectos y defecciones. pero, en general, la cosa andaba. Después del concilio se desconfiguró el lugar del sacerdote en la Iglesia. Mucho más se desconfiguró el lugar del sacerdote en la sociedad al irse ésta secularizando. En el marco descrito no se ha encontrado ni se ve claro cuál sea el modelo de formación a seguir. Recogiendo el dato que en este marco de la Iglesia y de la sociedad occidental el sacerdote secular necesita (mucho más que antes) darse cada uno su propio perfil sacerdotal en el desarrollo mismo del ministerio, parece adecuado lo que se viene diciendo: una formación más atenta a las personalidades, cultivando la solidez de la vida interior donde se gestan las convicciones y los hábitos más profundos. Con la suficiente puesta en práctica para verificar y alimentar esos hábitos. Una cierta vida en comunidad también es necesaria, no sólo durante la formación, sino en en toda la vida presbiteral. Juan el Gris

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  28. He llegado a este blog por la recomendación de un amigo católico romano, siendo yo ortodoxo. Mi impresión respecto de este asunto es la siguiente: Creo que habéis hecho del sacerdocio una carrera. En consecuencia, veo al clero latino como un ejército hecho solo de oficiales; todos son los mejor preparados de la academia (en los papeles, mas no en la realidad, pues mi frecuente trato con sacerdotes romanos me ha dejado patente que en la mayoría de los casos apenas si son capaces de comprender un texto, pero siempre tienen muuuucho para decir). Luego, todos pueden ser candidatos a obispos, u otros rangos intermedios (o superiores). Y los hay quienes siendo buena gente, luego por esa razón otros le aconsejan ceder en ciertas cosas, en definitiva simular, como lo dice el autor, para ocupar cargos importantes en la iglesia y evitar así que los "malos" ocupen esos puestos. Pero lo cierto es que me cuesta aceptar que una persona que se la pasa simulando pueda seguir siendo buena o confiable. Sin duda que entre nosotros los ortodoxos habría que establecer ciertas distinciones, dado que no es lo mismo en España o Argentina que en Rusia o Grecia. Pero lo cierto es que gran parte de nuestros sacerdotes serán siempre solo sacerdotes. Algunos de ellos reciben un salario (unos mil euros el que mas) pero en gran parte tienen sus trabajos con los que alimentan a sus familias y muchas veces sostienen la iglesia también, y es que solo cumplen la función para la que han sido ordenados: celebrar los santos misterios. Todo lo otro lo hacemos los laicos. Y es un gran servicio, un servicio oneroso y difìcil; pero sin duda que quien lo lleva a buen término es de gran ejemplo para todos los demás. En fin, no quisiera entrometerme de más en problemas ajenos, aunque no lo son tan ajenos después de todo, pero es esta mi opinión al respecto. Felicito al autor del blog por la genialidad de sus entradas.

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    1. No obstante, con respeto a los sacerdotes casados santos que haya tenido el Oriente, y parafraseando al mismo San Pablo, la atención a la esposa y a los hijos roba mucho el corazón y el tiempo que apenas queda para las cosas del Señor y de la Iglesia, y a veces se traduce eso, yo lo he visto, en falta de celo por el cuidado de los fieles, y no digo ya la evangelización de los alejados...

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    2. Disculpad, mas me parece que vosotros confundis el sacerdocio con la vida monastica. Vosotros tenéis una preferencia por el celibato sacerdotal y buscáis dogmatizarla a como dé lugar. Por otro lado, es lógico si lo miráis con ojos curadependientes. Pareciera que necesitáis del sacerdote para todo. Ponéis la causa de la falta de celo y distracción en la familia, pero podéis distraeros con cualquier cosa. Queréis hacer monjes de todos los sacerdotes, en lugar de ello tenéis una banda de castrados, en el mejor de los casos.

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    3. Queréis hacer monjes de todos los sacerdotes, en lugar de ello tenéis una banda de castrados, en el mejor de los casos.
      Que ignorancia y falta de estudiosidad, primero lea, medite y de Gracias a Dios por la Virtud de la Castidad que aplica a todos los estados, pero ese tesoro usted no lo puede conocer, aceptar y poner en Obras.
      Que ordinario y comentario fuera de lugar, de la Abundancia del Corazón habla la lengua

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    4. Soy Catolico Romano, pero bajemos la cabeza y aceptemos que nuestros hermanos Ortodoxos tienen sacerdotes muchisimo mejor preparados, mas Santos y menos maricones y abusadores.
      Algo falla y mucho!!

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  29. Estimado Wanderer....¿cúal sería la alternativa para formación de los sacerdotes? o cual era antes de la instruccion tridentina? quizás lo anterior no era lo ideal... pero es que el modernismo empeora gravemente todo lo que alcanza....si no es de este modo...y quién hace las cosas de modo diferente? los orientales? los anglicanos?... se agradece nos ilustre...

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  30. Otro de San Isidro16 de octubre de 2024, 0:03

    El espionaje se disfraza de buscar el bien, pero en muchísimos casos el espía recibe premios y privilegios. Eso lo motiva a buscar qué espiar.
    El problema no son los espías. Eso es parte del pecado original. El real problema son los superiores que lo fomentan o al menos lo toleran y se sirven de ese método para obtener una información que no consiguen de otro modo, porque los seminaristas no les tienen confianza.
    Sobre esto Santo Tomás de Aquino dice en la Suma teológica. II-II q. 33 a. 7: En la corrección fraterna, ¿debe preceder por necesidad de precepto la amonestación secreta a la denuncia?
    Objeciones por las que parece que en la corrección fraterna no debe preceder, por necesidad de precepto, la amonestación secreta a la denuncia:
    5. Finalmente, los religiosos están obligados a obedecer a sus superiores. Ahora bien, los superiores ordenan a todos en general, o a alguno en especial, que, si sabe algo que corregir, se lo diga. Parece, pues, que éstos tengan la obligación de decírselo, incluso antes de la admonición secreta. En consecuencia, no es de necesidad de precepto que la admonición secreta preceda a la denuncia pública.
    ad 5m. No se debe obedecer al superior contra el mandamiento divino, según leemos en Hechos 5,29: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Por eso, cuando el superior ordena que se le diga algo que se sabe digno de corrección, se ha de tomar el precepto prudentemente, salvo siempre el orden que se debe seguir en la corrección fraterna, ora se dé el precepto para todos en general, ora se dé para algunos en especial. Pero si el superior estableciera un precepto contra el orden establecido por Dios, pecaría quien lo mandara y quien le obedeciera, como actuando contra el precepto del Señor; de ahí que no habría que obedecerle. Un superior, en efecto, no es juez de cosas ocultas, sino solo Dios. Por eso no tiene poder para mandar sobre lo que es secreto, a no ser que se conozca por algunos indicios, por ejemplo, infamia u otras sospechas. En estos casos puede el superior mandar; del mismo modo que el juez, seglar o eclesiástico, puede exigir juramento de decir la verdad.

    Este modo condenado por Santo Tomás es ley en el Opus Dei. En el Catecismo de la Obra dice:
    227. - ¿Qué precaución hay que tomar antes y después de hacer la corrección fraterna?
    Para hacer la corrección fraterna, se ha de consultar antes al Director local; y, después, comunicarle que se ha hecho la corrección.
    Esta consulta, que no tiene ningún carácter de delación -nada más ajeno al espíritu de la Obra-, es necesaria a fin de evitar que haya varios que hagan la misma corrección a la misma persona y para asegurar la oportunidad de la corrección. Es, por tanto, una norma de caridad y de prudencia.

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  31. Otro de San Isidro16 de octubre de 2024, 0:04

    Para que veamos la ineficacia de este método quisiera traer a colación una anécdota sucedida en los primeros años de la década del '80 en el seminario de San Isidro.
    El seminarista Grassita le comenta a un compañero: "yo no digo nada. Espero a que me orden y después que me tiren los galgos". Antes de pasadas 24 horas de las declaraciones de Grassita sonó la campana de la capilla del seminario y allí Mons. Aguirre comunicó la expulsión de Grassita explicando que no podía tener un seminarista que manifestaban doblez.
    Se puede entender el enfado del Obispo que fue azuzado por el rector del seminario. De todos modos bastaba con hablar con Grassita. La expulsión fue exagerada.
    Claro que Grassita no era de los preferidos.
    Grassita aprendió la lección. Se fue a otra Diócesis y nunca más abrió la boca. Hoy es párroco en el norte de la provincia de Buenos Aires.
    Sea el autor del espionaje que el rector del seminario fueron promovidos al episcopado.
    Otro que amaba el espionaje era Mons. Carapa, pero cuando entraba en éxtasis perdía el uso de los sentidos. Este fenómeno místico se llamó carapación.
    Llegó a haber un espía en el seminario de la calle Beccar Varela que ponía un vaso en la pared haber si lograba agudizar los sonidos de la habitación contigua. Ése no fue promovido. Más bien fue corregido por sus mismos compañeros. Le pusieron un deshecho orgánico humano en la cama, indicando con eso lo que pensaban que él era.

    Fuera de estas anécdotas, el problema de los espionajes en la Iglesia es que el superior termina sometido al espía. Suponiendo que no mienta, el agente secreto contará solamente lo que él quiera y sobre quien él quiera contar. En el fondo, termina siendo una parte determinante en las decisiones de los superiores.
    Pero el espionaje es tentador porque permite recolectar información que los superiores consideran que sirven a su gobierno. La confianza no es fácil de lograr e implica virtud por parte del superior. Para los mediocres el espionaje es un atajo. Claro que sometido a lo que quiera informar el espía. O sea, el superior termina sometido al espía.

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    1. Parece que a Carapa esos fenómenos místicos lo promovieron al episcopado.

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    2. Ex seminarista de San Isidro17 de octubre de 2024, 0:32

      El que llevó a los superiores la buchoneada hoy es el obispo de San Martín. El vicerrector a cargo de la rectoría del seminario es obispo, pero por ciertos enredos renunció a la diócesis y se lo ve decir misa en la catedral de San Isidro como un simple sacerdote.

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  32. Totalmente de acuerdo con este artículo. Soy puntano y desde Laise hasta al Camionero, los curas que han dejado el ministerio, son muchísimos.

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    1. Mons Laise el unico Pastor que escribio y defendio la comunion en la Boca, un poco de respeto por favor!! Los formadores fueron muy buenos, el problema es el recipiente. Puntano le pido que lea las hojitas del Ave Maria que escribia Laise, Lona y Martinez, ellos fueron los ultimos defensores de la Vida y la Comunion en la Boca.

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    2. Coincido con Ud. No existe el seminario ideal ni todo olía a santidad en el Paraná de Tortolo, el San Luis de Laise o el San Rafael de Kruk. Obviamente que de allí salieron muchos sacerdotes virtuosos y piadosos, que tuvieron formadores ejemplares. Pero también hay que decir que muchos egresados de esos seminarios defeccionaron, y que el recambio en sus equipo de formadores tampoco fue muy bueno que digamos, ya se ha escrito mucho al respecto en este blog. Además debo decir en honor a la verdad que he conocido muchos y muy buenos sacerdotes egresados de Villa Devoto, de La Plata, de Mercedes, de Rosario, por citar algunos ejemplos.

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    3. Disculpe, anónimo de las 12:56, usted ha sido seminarista en San Luis? Pues porque yo si, y en épocas del difunto mons. Lona. Nadie dice que hayan sido malos curas los formadores anteriores, pero arrastraban a la vida común del seminario problemas y escrúpulos sobre la moral que no debían pesar sobre cada seminarista. Yo salí del seminario porque no era mi camino, hablo desde lo que vivíamos. Laise puede haber hecho mucho bien, pero también pretendió hacer del seminario un convento, impronta que no fue bueno darle y que es totalmente ajena a la vida un sacerdote diocesano.
      Martínez Perea cargo con demasiados problemas por sacerdotes que muy probablemente no deberían haber sido ordenados, o acompañados de otra forma. No me haga nombrar porque han sido varios y bien conocidos, y ahí entran desde los más tradicionales que vestían de faja hasta los más modernos cómo el que tenía programas de televisión y una parroquia por Justo Daract, y de tantos que acabaron dejando el ministerio. Sin contar casos tan extremos cómo muchos que se sumaron a las filas del sedevacantismo, ni mencionar el caso de Santurio.
      El seminario ideal claramente no existe, pero estoy seguro que por vestir regias sotanas, cantar en latín, defender la comunión en la boca, y estudiar a sto Tomás, no alcanza sino existe una formación que sea íntegra, porque solo se acaba por formar personas totalmente disociadas del mundo, e incluso hasta de sus más próximos cómo son los mismos hermanos en el ministerio.
      Sino vea también cómo está el seminario actualmente hoy a la buena de un pobre y nefasto hombre, a quien conozco bien por haber sido ordenado durante mi paso por el seminario.
      Lo invito a mirar la historia con un poco de criterio y objetividad.
      Wanderer nos dice, que todo esto es una realidad que se arrastra desde hace años. Y que cómo bien lo dice el Papa, hay estructuras que son caducas, que ya no van más, y estoy completamente seguro que los seminarios son una de ellas, unicamente son útiles y funcionales a los de la ideología de turno o les sirve para tener una imagen más o menos buena. Se imagina a Barba cuando llego a suelo puntano cerrando el seminario?
      No le convenía, y por eso ha pretendido mantenerlo llenándose la boca con la histórica frase de que él seminario es el corazón de la diócesis, ¿pero a costa de que?

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    4. El Anónimo Dice
      Totalmente de acuerdo con este artículo. Soy puntano y desde Laise hasta al Camionero, los curas que han dejado el ministerio.

      Y los matrimonios que se separaron y los que viven en concubinato?
      Aplica indicadores de eficiencia y lejos es más eficiente la Vocación consagrada que la juntada.
      Solicito que hagas un juicio valoración objetivo.

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  33. NICO. Un joven sobresaliente, excelente estudiante y uno de los poquísimos sacerdotes ordenados en la diócesis de Espira (Speyer) me comentaba que lamentablemente la Iglesia en Alemania solamente atrae a candidatos cuya capacidad es insuficiente para una carrera en la industria (que se lleva a los mejores) o en la administración pública como "Beamte" No se habla de "Berufung" (llamado), sino de "Beruf" (ocupación profesional). Y para no fracasar en el "Beruf", para sobrevivir, es necesario estar bien alineado. Esta alineación está garantizada por un perverso sistema de denuncia, que denota una "iglesia sinodal" ya bastante avanzada: al menor desvío de lo que fuese progresista, recordar que es menester recibir la comunión en estado de gracia, no permitir la comunión en la mano, no admitir "damas del altar", no hacer distribuir la Eucaristía por laicos, o permitir danzas durante la Misa, no apoyar que algun (casi siempre alguna) "referente de pastoral" se encargue del sermón, ser demasiado devoto y mariano, no dar la bendición a parejas sodomitas, etc., los "fieles" ofendidos escriben al obispo, que rápidamente, ejerciendo su función pastoral-disciplinaria con bergogliana misericorfia, pone en línea al sacerdote. Evidentemente se trata de una situación insoportable para cualquier persona. Es comprensible, por lo tanto, que ninguna persona con dos dedos de frente quiera ponerse en una situación así. Cualquier salida profesional es mejor alternativa que el sacerdocio en Alemania. Y dentro de la Iglesia alemana, cualquier otra ocupación ( asistente de pastoral, empleado de Caritas, que es el mayor empleador de Alemania) relativamente muy buen remunerada, es mejor que el empleo muy insalubre de sacerdote.
    En síntesis, en un contexto así se hace imposible atraer candidatos en general para el seminario. Ni qué decir de candidatos idóneos, con ganas de ser santos y santificar a otros.

    Si "todo lo demás" estuviera bien se podría hablar de cómo mejorar los seminarios. Pero como "todo lo demás" no está bien, ¿de dónde vendrán los buenos seminaristas y formadores con vocación de santidad que determinan la calidad de un seminario?
    NICO

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  34. Tendríamos que preguntarle a la diocesis de 9 de Julio donde se formaron sus seminaristas para que dejen tantos en tan poco tiempo

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    1. En el Seminario de Mercedes. Además de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, propietaria del mismo, allí se forman los seminaristas de la Arquidiócesis de Bahía Blanca y de las Diócesis de Azul y de 9 de Julio, con lo que se puede afirmar que de ahí salen los curas de más de la mitad del territorio del interior bonaerense. Hasta no hace mucho también la Diócesis de Chascomús, la conurbanesca San Justo y el Obispado Castrense mandaban a Mercedes a sus seminaristas.

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  35. fui seminarista religioso...orden religiosa de frailes dedicados a las obras de misericordia de talante conservadora/progre...la formación se ve como una etapa de discernimiento, adquisición de los estudios filosofico-teológicos para el ministerio posterior...eramos pocos por lo que no se veia tanto esos aspectos de control que don Wanderer señala...por lo demás...se veía entrenamiento pastoral, oración litúrgica, (sigo rezando el oficio divino tradicional actualmente) trabajo manual los viernes... falta por supuesto el señalar el ideal de salvación del alma propia y santidad a alcanzar si uno va siguiendo la regla, constituciones...las cosas negativas sí las escuchaba en compañeros de otras congregaciones...qué duro...insisto que quizá no era lo mejor... pero es que el modernismo pudre todo, todo lo que toca...

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    1. Creo que lo que dice el comentarista de 14.34 da en la tecla, y que, como dice, el modernismo lo pudre todo... lo demás es encontrar maestros que trasmitan ansias de salvación de las almas.

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  36. SÍNODO de la SINODALIDAD
    .
    Hay probabilidades de REFORMAS en el GOBIERNO.
    .
    Los Organismos Colegiados Descentralizados tendrían atribuciones resolutivas y mayor margen de toma de decisiones.

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  37. ¿Conoce alguien cómo son o eran los seminarios en Alemania? ¿Por ejemplo el Seminario Menor de Traustein (Baviera) donde estudió Joseph Aloisius Ratzinger (después Papa Benedicto XVI)?

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  38. Soy seminarista argentino del último año y jamás he experimentado tan de esa manera lo que se menciona aquí, mi experiencia es otra. No niego que es una amenaza constante y que sin lugar a duda han existido y existirán estas situaciones. Algo he experimentado, quizás, si pienso en la actitud de algún formador en concreto, por lo cual me inclino a pensar que todas estas situaciones de las que habla el artículo dependen mucho de quienes estén a cargo y no de un problema con la institución y estructura de los seminarios. Al final el seminario es solo una herramienta y de quien la usa depende si sirve para bien o para mal. Solo digo. Jamás me he sentido vigilanteado en un seminario, ni perseguido (estuve en más de uno), por el contrario siempre dije lo que pensaba y discutí libremente a los superiores sus opiniones y decisiones. Jamás sentí que el seminario me alejara de la realidad, las salidas a la parroquia y a la casa, las vacaciones, la libertad para salir del seminario hacen que más bien a veces piense si no somos un poco demasiado libres. Sin embargo, de la misma forma que defiendo la institución como una posibilidad ni mala ni buena también creo que puede haber otras opciones que quizás den mejores prestaciones, por decirlo de alguna forma. Creo que atacar la institucion como tal es como decir que la monarquía o la democracia son malas cuando mala es solo la gente y lo otro son sistemas que esa gente usa. A mi el seminario me ha hecho mucho bien y considero que siempre me ha sido sincero en la soledad, cierto abandono y dificultades que seguramente deba vivir en el futuro y en cómo somos nosotros mismos como Iglesia quienes tenemos que buscar, solos y en grupo, las mejores formas de ser fieles a Dios en las condiciones actuales. Termino afirmando que con esto no idealizo mi seminario. Problemas en formación intelectual hay muchos, en formación pastoral también, en formación humana también, y el formación espiritual también; no obstante la valoración de mi experiencia es, en general, buena, no es buena "simpliciter", obvio (digamos que las utopías son, por si misma, ideales inalcanzables y siempre buscados), pero entra dentro de la gradualidad de lo bueno.
    No sé, esa es mi experiencia, aunque habría que ver si fue la de otros chicos que hayan compartido seminario conmigo. Quizás experimentaron otra cosa.

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