jueves, 30 de noviembre de 2023

La persecución al cardenal Burke

 


Michael Haynes de LifeSiteNews (AQUÍ) ha confirmado con toda seguridad la primicia de Bussola Quotidiana: "Austen Ivereigh escribe que el #PapaFrancisco le confirmó personalmente el lunes que había decidido retirar "los privilegios cardenalicios del Cardenal Burke -su apartamento y su salario- porque había utilizado esos privilegios contra la Iglesia".El PapaFrancisco dijo que no había pronunciado la palabra “enemigo""[Pero conociendo la exactitud de Bussola Quotidiana y lo que informan algunas de nuestras fuentes, pensaríamos que se utilizó la palabra "enemigo"].

AQUÍ el post completo de Austen Ivereigh (también AQUÍ). "Me reuní con el Papa Francisco la tarde del 27 de noviembre. Fue una reunión breve debido a su inflamación pulmonar, que le obligó a hacer algunos esfuerzos para hablar. (La tarde siguiente se canceló su viaje a Dubai porque no había mejorado lo suficiente). Durante nuestra conversación, Francisco me dijo que había decidido despojar al cardenal Burke de sus privilegios cardenalicios —su apartamento y su sueldo— porque los había utilizado contra la Iglesia. Me dijo que, aunque la decisión no era secreta, no tenía intención de hacer un anuncio público, pero ese día (lunes) se había filtrado la noticia".

AQUÍ el post de MiL sobre el asunto. AQUÍ Nicole Winfield de Associated Press.

AQUÍ la Bussola Quotidina: "En estos diez años de pontificado, puntos fijos de la disciplina de la Iglesia, arraigados en el dogma, han saltado por los aires, bien directamente por acción del Papa, bien por personas a las que ha colocado en puestos clave y a las que se ha cuidado de no reprender. Lo que era claro se ha vuelto confuso, lo que era cierto se ha vuelto cuestionable, lo que era sagrado se ha profanado. Repasemos de memoria: posibilidad de que reciban la absolución sacramental y la Sagrada Comunión quienes sigan viviendo more uxorio; misma posibilidad para quienes apoyen públicamente el aborto y otros pecados graves; insistencia en que los sacerdotes absuelvan siempre, sin verificar el arrepentimiento sincero; posibilidad de recurrir a la anticoncepción e incluso a la fecundación homóloga asistida; posibilidad de recurrir a la eutanasia; posibilidad de bendecir a las parejas de hecho e incluso a los homosexuales; afirmación de que Dios quiere la pluralidad de religiones; revisión del celibato obligatorio; posibilidad de un diaconado femenino ordenado y apertura al sacerdocio femenino; inversión de la doctrina de la Iglesia sobre la pena de muerte; posibilidad de revisar la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad; posibilidad de que los protestantes reciban la Sagrada Comunión; revolución de la estructura jerárquica de la Iglesia introduciendo laicos con derecho a voto en un sínodo de obispos. Oponerse a estas graves derivas no es ser enemigo del papado ni dividir a la Iglesia; lo trágico es que haya un Papa que las proponga, las apoye y considere un enemigo a quien, en cambio, simplemente cumple con su deber. Y entre los enemigos, Francisco ha decidido no hacer prisioneros, acelerando la peligrosa deriva hacia el absolutismo: "Ego sum Petrus, ergo sum Ecclesia".

AQUÍ N.C. Register - Edward Pentin: "El Papa Francisco pretende quitarle al cardenal Burke el sueldo y el piso del Vaticano por supuesta 'desunión' en la Iglesia. El cardenal estadounidense aún no ha sido informado por la Santa Sede. "(...) Otros informes según los cuales el Papa podría estar considerando la posibilidad de expulsar al cardenal Burke del Colegio Cardenalicio parecen infundados por el momento, sin que ninguna fuente romana haya confirmado tal medida. Altas fuentes eclesiásticas de Roma creen que, en caso de que el Papa siga adelante con sus comentarios, sería una forma de que Francisco pusiera a todos los cardenales "sobre aviso" y que, si no se pliegan a su línea, es probable que ése sea su destino. (...) Las críticas abiertas del cardenal Burke a este pontificado, expresadas con firmeza pero siempre con educación, han irritado claramente al Papa Francisco a lo largo de los años, que ha hecho ocasionalmente comentarios mordaces hacia él. Cuando el cardenal Burke, que se opuso a la vacuna contra el COVID y contrajo el COVID en 2021 que casi le mata, Francisco dijo a los periodistas que 'incluso en el Colegio Cardenalicio hay algunos negacionistas', añadiendo 'uno de ellos, pobrecito, está hospitalizado con el virus'".

AQUÍ Enzo Bianchi en el Corriere della Sera de hoy para entenderlo mejor: "Francisco está aislado, aparte de los más cercanos, no le siguen los cardenales, los obispos, los sacerdotes y el propio pueblo de Dios parecen sordos a su propuesta sinodal, lo dejan pasar todo casi con indiferencia. Y así uno se encuentra en esta especie de hiato, entre un pontífice profético y su pueblo, y esto me inquieta mucho porque luego en la comunicación a través de las redes sociales el ala tradicionalista está mucho más viva". Aquí queda claro lo que Francisco ama y lo que odia. Relee los discursos del Papa a los movimientos populares o la carta a Casarini (AQUÍ y AQUÍ): puedes ver claramente que los lleva en el corazón. Tanto odia a los curas, a la Curia, a Roma, a los contemplativos y a los traidores, tanto ama a Morales el boliviano (y su crucifijo con la hoz y el martillo), a los Centros Sociales, a los que hacen política de extrema izquierda "desde abajo" y a los curas estilo Don Ciotti. Es más fuerte que él y lo podemos ver en sus discursos: estos amigos y enemigos están en su corazón.

Corea del Norte y la Revolución Cultural China reinan en la Iglesia.


Fuente: Messa in Latino

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Recomendaciones de adviento


 San John Henry Newman, Sermones de adviento y navidad.

No es necesario presentar al autor y el título del libro es elocuente.

En él se reúnen una serie de once sermones predicados por Newman durante sus funciones de párroco de la iglesia universitaria de Oxford hacia fines de la década de 1830. 

En todos ellos, aparece la claridad de su doctrina que, respetando el enorme misterio de un Dios que se hace carne, desentraña la ternura de ese mismo Dios que se abaja a fin de redimirnos.

Estos sermones de Newman, como es habitual en él, aúnan a la instrucción de la fe, el consuelo de la verdad y la certeza de nuestra esperanza.

El libro puede descargarse gratuitamente desde aquí



Kilian Healy, O. Carm., En presencia de Dios

Fue una grata sorpresa encontrar aún vigente este libro del que ya me había olvidado. Lo leí cuando era poco más que un adolescente y rápidamente olvidé su nombre y su autor pero al re-leerlo, caí en la cuenta que el contenido se había radicado profundamente en mi alma. Quiero decir que una serie de hábitos, muy sencillos e imperfectos que conservo desde hace décadas y que me ayudan mantener, en la medida de lo posible, la conciencia de la presencia de Dios durante el día, los adquirí luego de los consejos que hallé en este libro.

Es un breve tratado, que se lee muy fácilmente, escrito por un fraile carmelita en el que, luego de exponer de manera sencilla la verdad de la presencia de Dios en el alma, aborda en diversos capítulos algunos modos o métodos, que devendrán hábitos, para vivir durante el día la presencia interior de ese Dios que está con nosotros y que nunca nos abandona.

Un librito sencillo, clásico y profundamente católico, anclado sobre todo en la enseñanza espiritual de Santa Teresita del Niño Jesús.

Puede conseguirse en Amazon en formato Kindle y papel.



Joseph Shaw (ed.), The Latin Mass and the Intellectuals: Petitions to Save the ancient Mass from 1966 to 2007. Con prefacio de Martin Mosebach y contribuciones de Leo Darroch, Fr Gabriel Diaz Patri, Philip Maxence, Sebastian Morello, Matthew Schellhorn, and Erik Tonning

¿Qué tienen en común Evelyn Waugh, Lanzo Del Vasto, F.R. Leavis, Nancy Mitford, Agatha Christie, Yehudi Menuhin, René Girard y Franco Zeffirelli? Junto con muchos otros —artistas, músicos, académicos, escritores, actores, políticos y empresarios— firmaron peticiones para salvar la antigua liturgia latina de la Iglesia católica, entre 1966 y 2007.

Esta es la historia de cómo tantos hombres y mujeres de cultura, católicos o no, salieron en defensa del mayor monumento mundial al espíritu humano —la inmemorial misa latina— y de la música, el arte y la tradición espiritual que comprende e inspira.

“Las personas cultas están a la vanguardia en lo que se refiere al reconocimiento del valor de la tradición, y son las primeras en dar la voz de alarma cuando se ve amenazada. ...Desean llamar la atención de la Santa Sede sobre la terrible responsabilidad en que incurriría en la historia del espíritu humano si se negara a permitir la supervivencia de la Misa Tradicional”. (Petición de 1971)

Basándose en documentos históricos raramente vistos y en nuevas investigaciones, el editor Joseph Shaw teje un relato convincente de la génesis de las peticiones y de la formación del movimiento para preservar la Misa Tradicional.

Mayor información aquí

Por ahora, el libro está sólo en inglés y puede conseguirse en Amazon.



Jack Tollers en Spotify.

Nuestro buen amigo Jack Tollers, del que todos hemos aprendido y seguiremos aprendiendo, se ha lanzado al formato podcast. Podemos escuchar, a través de la plataforma Spotify, varias de sus conferencias, cursos y entrevistas. 

Puede acceder desde este link y, por supuesto, siempre sigue vigente su página Et voilà.


lunes, 27 de noviembre de 2023

El deber de la memoria: Cristina Campo

 


Este año, 2023, es significativo para todos aquellos que consideramos que la batalla por la liturgia tradicional es crucial para la supervivencia de la Iglesia. Sabemos que es una batalla que comenzó a librarse en el momento mismo en que Annibale Bugnini comenzó con sus maquinaciones, y que es una batalla en la que muchos dieron todo, su fortuna y su vida entera, por librarla. Y a ellos debemos recordar y agradecer, pues se trata de un acto de justicia. Este año se cumple el centenario del nacimiento de Cristina Campo que durante los años más álgidos de la batalla, luchó y dio un testimonio invalorable que es ejemplo de tenacidad, de convicción y de valentía, y nos inspira para atravesar estos años difíciles que estamos viviendo.

    Cristina Campo fue el pseudónimo de Vittoria Guerrini, brillante escritora que en los últimos años ha sido redescubierta por la crítica literaria. Nacida en Bologna en 1923, hija de un importante músico que llegó a ser presidente de la Academia Santa Cecilia. Desde muy joven tuvo lo que ella llamaba un “temperamento místico” que se intensificó con la lectura de ciertos autores, fundamentalmente Simone Weil, quien la marcaría profundamente. En Florencia frecuentó a un importante grupo de escritores e intelectuales que incentivaron su agudo intelecto y su innata facilidad para la escritura. En 1955 se trasladó junto a sus padres a Roma. Y va a ser en la Ciudad Eterna donde Cristina Campo comienza su camino de retorno a la fe que había dejado hacía años. No sabemos exactamente cómo se produjo su conversión. “El momento en que todo se junta y se reúne”, como le gustaba decir. Su director espiritual, el padre y más tarde cardenal, Paul Augustin Mayer, habla de una profunda ruptura con un pasado que ella recordará a partir de entonces como “muy tormentoso”. Ciertamente tuvo influencia también para este paso su gran amistad con el brillante filósofo tradicionalista Elémire Zolla, y sus visitas a la abadía de San Anselmo, en el Aventino. Recordaba perfectamente la primera de esas visitas: el 19 de marzo de 1964, fiesta de San José. El canto de las vísperas solemnes por parte de los cientos de monjes que allí residían la conmovieron profundamente. Más tarde escribirá: “Se sabe de muchas conversiones debidas a la predicación, pero la chispa puede encenderse con un solo gesto litúrgico perfecto; hay quien se ha convertido al ver a dos monjes inclinarse profundamente juntos, primero ante el altar, luego el uno ante el otro, retirándose después a las profundidades de la sillería del coro”. Quizás este fue su caso. 

    Pero ese mundo al que había llegado, ese “paraíso” como ella lo llamaba, y que consistía en la liturgia católica muy pronto comenzó a ser amenazado; más aún, comenzó a ser desmantelado. Recordemos que fue ese mismo año, 1964, cuando comenzaron los “experimentos litúrgicos”, varios de los cuales tenían lugar en San Anselmo: concelebraciones, misa cara al pueblo, uso de la lengua vulgar, etc. 

    En 1965 murió su padre y, para el funeral, por tratarse de un conocido hombre de cultura, Cristina Campo consiguió algo inaudito: una misa solemne de réquiem celebrada por el P. Mayer y cantada por toda la comunidad de monjes de la abadía de San Anselmo. Esta ceremonia la impactó profundamente: “Nunca he visto ni oído nada más hermoso en este mundo”, escribió. Y por eso mismo, porque eso tan hermoso estaba a punto de ser destruido, es que se decidió a actuar: “Debemos salvar la liturgia; escribamos al Papa”, fue su decisión en medio del duelo por la muerte de su padre. Y será esa decisión la que la llevará a emprender incansablemente innumerables acciones en defensa de la liturgia tradicional, como la nota que elevó al Papa Pablo VI, firmada por importantes representantes de la cultura del mundo entero o su presencia fundamental en la redacción del Breve examen crítico al Novus Ordo Missae, que luego sería atribuido a los cardenales Ottaviani y Bacci.

    En 1966 fundó en Roma el capítulo de Una Voce Italia. Luego, estableció una Escuela de Canto Gregoriano, y alentó la fundación de otros capítulos de Una Voce en otras ciudad italianas. En la sede de la asociación romana se reunían personas muy diferentes: profesores, estudiantes, amas de casa, jubilados. Cristina preparaba casi todas las reuniones, pero no le gustaba hablar en público. Normalmente escribía pequeños folletos para distribuir en las reuniones, en los que describía los gestos litúrgicos, las oraciones perdidas, recogía textos de los Padres del Desierto y de los grandes místicos, hablaba del incienso y de la bendición de las campanas, de la señal de la cruz y de los cantos de Adviento. 

    Hay varios testimonios sobre cómo, con su prodigiosa capacidad de lectura, absorbió y reelaboró los conocimientos teológicos y rituales de la Iglesia católica. Animada por una vibrante pasión litúrgica, Cristina Campo supo transmitir y suscitar en quienes la rodeaban la reverberación de esa pasión con una actividad incesante y casi febril que llegó a implicar a ilustres nombres de la cultura, las artes y las letras en la defensa de la liturgia tradicional. 

    La suya fue una batalla infatigable que agotó sus fuerzas. Se dedicó plenamente al combate de defender la liturgia tradicional y para ello renunció al sueño y a la comida. Para los médicos era una cuestión desesperada. Murió en Roma, el 10 de enero de 1977. En esa ocasión, el boletín de Una Voce escribía lo siguiente: “Quién no ha vivido los inolvidables días de 1966, cuando, frente al avance masivo del enemigo, que se levantaba contra la Iglesia de siempre, sólo una joven frágil y ya enferma se erguía como barrera. Quienes no la vieron luchar tamquam leo [como un león] contra las hordas que agrandaban la sacrílega revuelta clerical, utilizando, más que su conocida y aguda dialéctica, una preparación teológica superior a la de algunos prelados; quienes no estuvieron entonces a su lado, no pueden imaginar la enorme cantidad de trabajo realizado por defender la causa de la liturgia católica”.

    El recuerdo de Cristina Campo debe ser hoy para todos nosotros un aliciente y un ejemplo. Animarnos a seguir en nuestro empeño de que, a pesar que parezca que las tinieblas se han adueñado del mundo y de la Iglesia, Dios no permitirá que el tesoro de los siglos que nos fue legado por nuestros padres desaparezca. Pero Dios cuenta con nosotros, como contó con Cristina Campo. Como ella, entonces, no temamos en luchar y defender nuestra causa, aunque el costo a pagar sea elevado.

viernes, 24 de noviembre de 2023

La valentía de Mons. Baisi y el "programa" del Papa Francisco

 


Ayer dábamos la noticia de la visita fraterna que recibirá Mons. Nicolás Baisi ordenada por el Vaticano. Ya conocemos las fraternidades de Francisco, aprendidas de las fraternidades jesuitas. Cuando algún provincial de la Compañía debía reprender, castigar o trasladar a alguno de los padres, hacía dejar por debajo de la puerta de la celda del castigado una breve esquela con su orden inapelable. Un exquisito ejemplo de caridad. El Papa Francisco, en cambio, se esconde detrás de un visitador —en este caso será el obispo de Temuco— que no es más que un figurante. Sea cual sea lo que se diga en el informe, Mons. Baisi será desposeído de su diócesis, por las buenas o por las malas.

La situación era previsible. Ayer decíamos que la ira del Papa Francisco cuando se enteró del arrollador triunfo de Javier Milei en las elecciones del domingo pasado fue descomunal. Busca culpables y quiere venganza. No es creíble la versión de los vaticanistas argentinos que escriben en Clarín o La Nación, que hablan de la grandeza del Papa argentino que se rebajó llamando por teléfono al presidente electo. Lo hizo, en el mejor de los casos, como táctica  de alguna estrategia que está maquinando. Su candidato a la presidencia era el peronista de izquierda Juan Grabois —“Cuiden a Juancito”, les decía a quienes lo visitaban en Santa Marta—, pero este señor apenas arañó un 5,5% de los votos en las elecciones primarias. El mal menor era, entonces, Sergio Massa, y por eso ordenó a sus soldaditos villeros que militaran a este personaje y esperaba lo mismo del resto del episcopado. Pero no sucedió. Ganó Milei, el que lo trató en repetidas ocasiones de “representante del Maligno en la tierra” y de “comunista”. Y al que el mismo Bergoglio comparó con Hitler y trató de payaso y de flautista de Hamelin.

Es probable que esas iras hayan sido las que dispararon una decisión que hace ya algunos meses estaba tomada: la expulsión de Mons. Baisi de su sede, ubicada en el extremo nordeste de Argentina. Y los motivos son dos. El primero, de carácter “étnico”. Baisi es el hijo dilecto de Mons. Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata e histórico enemigo de Bergoglio. Y el Papa continúa con su plan de lenta venganza y “limpieza ética” en el episcopado argentino. Recordemos que en los casos más recientes de limpieza ética, por ejemplo serbios y albano-kosobares en la ex-Yugoslavia, o hutos y tutsis en Ruanda, el mecanismo fue el mismo: se asesina al padre y a los hijos varones, y se viola a la esposa y a las hijas mujeres, de modo que  los niños que nazcan pertenezcan ya a la otra etnia. Bergoglio “asesinó” a Aguer poco tiempo después de que éste cumpliera los 75 años, y está asesinando a sus hijos: Pedro Martínez y Eduardo Taussig, y no sería extraño que pronto cayera también Mons. Samuel Jofré, obispo de Villa María. Nunca olvidará la foto de arriba tomada en 2019. Afortunadamente, Mons. Aguer no fundó una congregación de monjas…

Pero al hijo varón que más se parece a su padre es Baisi. Y se le asemeja también en su valentía. Y fue justamente un acto de arrojo totalmente inusual en el ámbito del episcopado de la era francisquista el que, según fuentes del Dicasterio de los Obispos, le valió la misericordiación. En mayo de este año, el obispo de Puerto Iguazú envió a la Conferencia Episcopal Argentina un informe sobre la última reunión plenaria de ese cuerpo. Lo pueden leer más abajo. Allí dice con parresía lo que cualquier católico con fe, amor a Cristo y a su Iglesia, y sentido común diría. Pero esas cosas no se pueden decir. Esas cosas van contra el “programa”.

Es que, efectivamente, se trata de un “programa” o de una “agenda” que hay que cumplir a rajatabla. Esto lo dijo Mons. Strickland hace pocos días. Y el programa del Papa Francisco, luego de diez años de pontificado, resulta muy claro: transformar la Iglesia católica en una institución desleída y despojada de todo elemento sagrado y sobrenatural, y que haga referencia solamente a un Dios más o menos difuso y común a todas las religiones de la tierra, que sea la excusa a la que acudir para implantar las nuevas normas éticas: cuidado de la Madre Tierra, acogida de los inmigrantes, normalización de las conductas homosexuales, etc. El obispo que no se adapta a este programa es “desprogramado”.

Veremos qué hace Mons. Baisi. ¡Qué ejemplar y alentador sería que no renunciara y que forzara a Francisco a despojarlo de su diócesis! 








jueves, 23 de noviembre de 2023

Otro obispo argentino en proceso de misericordiación

 


Hace pocas horas el blog español siempre bien informado de la Cigüeña de la Torre nos decía que “furioso por los resultados electorales en Argentina, con la peor derrota histórica sufrida por su peronismo, el Papa Francisco continúa con su afán de «misericordiar» buenos obispos. La elocuencia avasallante de las urnas en su país lo ha llevado, en los últimos días, a descargar sus iras con miembros del episcopado argentino. Por un lado, se siente como «traicionado» por buena parte de su cúpula; que, según él, «no hizo todo lo posible para restarle votos a Milei, en favor de Massa»; y, por el otro, ha puesto en su mira a un puñadito de obispos fieles -que se pueden contar, en Argentina, con los dedos de una mano-, a los que considera poco funcionales a su ideología”. 

Pues bien, el primero de ese pequeño puñado de obispos fieles en caer será Mons. Nicolás Baisi, obispo de Puerto Iguazú, quien ha sido notificado por el Dicasterio de los Obispos que en diciembre recibirá una visita fraterna a raíz de algunas noticias que ha recibido la Santa Sede con cuestionamientos sobre el gobierno pastoral de la diócesis.

El visitador fraterno será el obispo de Temuco (Chile), Mons. Jorge Enrique Concha Cayuqueo, con un perfil más bien inquietante. 

Ya sabemos cómo terminan las visitas fraternas. Mons. Biasi, en los primeros meses del año próximo, será presionado para que renuncie. Y, si no lo hace, será despojado de su diócesis como los fue Mons. Strickland.

Esta es la misericordia, esta es la sinodalidad, esta es la escucha y estos son los lugares que Francisco prepara para todos, todos, todos.


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Entrevista de Aldo María Valli sobre el triunfo de Milei

 


Entrevista publicada hoy en el blog del periodista de la RAI Aldo María Valli.


Volvemos sobre el resultado de las elecciones presidenciales en Argentina, con el triunfo de Javier Milei, el candidato libertario que derrotó a la compañía peronista.

Analizamos este hecho y lo que significa para la Iglesia, con el profesor Rubén Peretó Rivas, docente en la Universidad Nacional de Cuyo e investigador del CONICET.


- Profesor Peretó Rivas ¿Cómo explica el resultado de las elecciones del domingo pasado?

El resultado es muy difícil o imposible de explicar. No pueden hacerlo con convicción ni siquiera los analistas políticos, y el propio Javier Milei, para explicarlo, hace referencia a la siguiente cita de I Macabeos 3,19: “La victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas del cielo”. Yo, que no tengo ninguna cualificación para analizar este tipo de fenómenos políticos y sociales, solamente puedo barruntar algunas ideas.

El motivo más obvio para semejante triunfo de Javier Milei es el hartazgo de la mayor parte de los argentinos de todas las clases sociales, por la descarada corrupción del peronismo, que históricamente se ha dedicado a robar las arcas públicas de un modo obsceno y cuya principal líder, Cristina Fernández de Kirchner, ha sido condenada a 8 años de prisión por robar. Si a este sistema corrupto añadimos que la administración del país ha sido confiada a incapaces desde hace décadas, no es de extrañar que Argentina, un país rico en recursos naturales y en capital humano, tenga en la actualidad a la mitad de su población bajo los niveles de pobreza. Creo que este es uno de los motivos para explicar el triunfo de las elecciones del domingo pasado pero no es un motivo suficiente porque se trató de un triunfo imprevisto y sorpresivo. 

La victoria de Javier Milei sorprende por muchos motivos. En primer lugar, porque se trata de un outsider de la política que hasta hace dos años no era más que un economista al que entrevistaban en programas periodísticos de televisión. Es decir, en el término de veinticuatro meses fue capaz de vencer a toda la enorme estructura política partidaria argentina, sin tener él mismo un partido político. Y eso implica, entre otras cosas, vencer al peronismo. Resulta inexplicable que el partido peronista, con su entramado territorial extendido a lo largo y ancho de todo el país, con los recursos del Estado puestos a disposición de su candidato Sergio Massa que dilapidó 3 puntos del Producto Bruto Interno en su campaña política a base de emisión monetaria, haya perdido tan estrepitosamente la elección. No solamente eso. En la última semana todas las corporaciones de la sociedad argentina se expresaron inequívocamente en apoyo del candidato peronista: empresarios, sindicatos, universidades e incluso buena parte de la Iglesia. Pero no fue suficiente. Ni siquiera alcanzó la campaña política más sucia de la historia del país, diseñada por profesionales españoles y brasileños, que recurrieron a las mentiras, al miedo, al espionaje, a las trampas, y que fueron viralizadas por las redes sociales o por las empresas del Estado. Increíblemente, la gran mayoría de los argentinos, aún los más pobres, no se dejaron engañar.

En segundo lugar, resulta inexplicable que el triunfo sea de un personaje como Javier Milei. Hasta los últimos tramos de la campaña se presentaba como un personaje extravagante y con signos bastantes claros de inestabilidad emocional. Veremos si se trataba solamente de una recurso de campaña que le rindió muchos frutos sobre todo entre los jóvenes. Por otro lado, Milei fue simepre muy claro en lo que pretende hacer en su gobierno: ya no habrán más prebendas para sindicados y empresarios con los que siempre gobernó el populismo; no habrán más políticas progresistas; el que quiera comer deberá trabajar y no vivir del Estado; los servicios públicos deberán pagarse al precio que corresponde; es decir, se acabaron todas las políticas clásicas del peronismo. Y terminar con ese festival de dádivas será muy duro: vendrán meses de altísima inflación, fruto de la imprescindible devaluación de la moneda, y de un feroz pero necesario ajuste del gasto público. Quienes votaron a Milei saben todo eso, o lo presumen. Se los dijo él y se los dijo también Sergio Massa, su contrincante político. Y aún así, lo votaron.

Finalmente, es muy sorprendente el margen enorme del triunfo. En los balotajes presidenciales de los países latinoamericanos y de la misma Argentina en la ocasión anterior, las diferencias han sido menores a los 2 puntos. Milei ganó por 12 puntos. Y ganó prácticamente en todo el país, aún en aquellas provincias más pobres y postergadas. Consecuentemente, la derrota y la humillación del peronismo son descomunales. Eso es muy difícil de explicar y de entender.


- ¿Qué representa este resultado para la Iglesia?

Hay que decir que tanto el nuevo presidente como la vicepresidenta son personas religiosas. Milei es católico e hizo sus estudios en colegios católicos. Sin embargo, en los últimos años se acercó al judaísmo. Una cosa más bien extraña puesto que no es habitual en Argentina. Tiene como inspiradores y maestros a rabinos judíos americanos del grupo jasídico Jabab-Lubavitch y, aunque no se ha convertido públicamente a la fe de Israel, es muy cercano a ella y notablemente piadoso con respecto a las enseñanzas de la Torah.

La vicepresidente Victoria Villaroel, es católica practicante y feligresa de la misa tradicional. Su círculo de amistades y relaciones son sobre todo familias de larga tradición católica conservadora o tradicionalista. Su discurso en cuestiones centrales para la fe ha sido muy claro y constante. Por ejemplo, propone un plebiscito para derogar la ley del aborto, derogar la educación sexual de las escuelas y acabar definitivamente con la ideología de género enquistada en todas las estructuras del Estado. 

Todos estos pronunciamientos, que deberían encontrar adherencia por parte de los obispos y religiosos, suscitan más bien el efecto contrario. Es que muchos de ellos jugaron descaradamente por el triunfo del peronismo, bien por convicción, bien porque esas eran las órdenes que venían del Vaticano. 

Pero los obispos argentinos no son de la estirpe de Mons. Strickland. Se acomodan rápidamente a las circunstancias según más les convenga. Por eso, creo que pocos se mantendrán en una postura claramente contraria al próximo presidente. No lo harán por convicción; lo harán por conveniencia.


- Afinemos la pregunta. ¿Qué representa el resultado para Bergoglio?

En las redes sociales de todo el universo católico argentino comenzaron a circular desde el momento mismo en que se conoció el triunfo de Milei mensajes afirmando que la mejor noticia era que Bergoglio no viajaría a Argentina como había prometido hacerlo… si ganaba el candidato del peronismo. “Bergoglio ¡ni el polvo de tus huesos la América tendrá! ¡Jamás volverás!”, decía alguno de esos mensajes. 

El Papa apostó por el triunfo peronista; y dijo casi explícitamente que no había que votar a Milei. Además, instruyó a sus sacerdotes y obispos más cercanos para que hicieran campaña abiertamente en favor de Massa. Los videos de las misas celebradas por obispos y sacerdotes en las zonas más pobres de Buenos Aires advirtiendo a los fieles durante las homilías de no votar a Milei están en las redes.

Tal oposición de la Iglesia a Javier Milei resulta comprensible por la adscripción liberal del nuevo presidente, siendo la Iglesia argentina tradicionalmente corporativista y nacionalista, como bien lo ha demostrado Loris Zanatta, profesor de la Universidad de Bolonia. Pero también se entiende porque Milei fue muy crítico de Francisco en varias ocasiones. Por ejemplo, lo llamó “representante del maligno en la tierra” y “divulgador del comunismo”; y uno de sus colaboradores más cercanos pidió romper relaciones diplomáticas con el Vaticano. Es decir, La Libertad Avanza, el partido de Milei, es un partido confesamente antibergogliano. Que se entienda que el encono no es con la Iglesia católica ni con el cristianismo; es contra el Papa Francisco. Por tanto, el triunfo de un candidato de estas características ha sido fuerte cachetazo a Bergoglio, que constata lo que todos sabemos: los argentinos no quieren al Papa Francisco. Desde hace años, cuando aparecen noticias sobre Bergoglio en los diarios y portales de noticias, los administradores suelen cerrar los comentarios por el modo mordaz e irrespetuoso con que es calificado por los lectores. Muchos podían pensar que ese rechazo venía solamente de la case ilustrada que lee y comenta en los diarios. Ahora se ha demostrado que el fuerte rechazo existe en todos los estratos sociales. Por eso mismo, y a pesar de lo que puedan decir circunstancialmente el mismo pontífice o los periodistas que le son cercanos, creo que Bergoglio jamás vendrá al país porque su viaje sería un fracaso.

Pero más allá de la persona del pontífice, los resultados de las elecciones demuestran un hecho que los católicos no podemos más que lamentar: el Papa y la Iglesia no tienen ya ninguna relevancia en la sociedad argentina. La palabra de los obispos y sacerdotes no tienen gravitación alguna; nadie las escucha —ni siquiera los de su propio gremio— y nadie les hace caso. La Iglesia argentina es la sal que perdió su sabor. Y ya sabemos lo que aconseja hacer el Señor con la sal insulsa. 


- ¿Qué cosa cree Usted que cambiará en las relaciones entre el gobierno y la Iglesia?

Estimo que las relaciones serán frías, y probablemente sean agresivas por parte de los sacerdotes más ideologizados, los “curas villeros”, nucleados en las zonas pobres de Buenos Aires. Sin embargo, lo cierto es que la mayor parte del bajo clero, sobre todo los sacerdotes más jóvenes, están hartos de Bergoglio y ese rechazo se traslada a todo lo que el Papa apoya. Por eso mismo, creo que el presidente Milei les resultará simpático. No veo que haya conflictos en esos casos.

Los obispos, por su parte, necesitan de las prebendas del Estado, y entonces harán equilibrios. El problema más grave y acuciante que tienen en lo inmediato es la subvención a la educación católica. El 20% de todas las escuelas del país pertenecen a la Iglesia. Eso implica que dos millones y medio estudiantes concurre a instituciones de la Iglesia. La mayoría de estos colegios reciben subsidios del Estado, al que le resulta más barato financiar la educación privada que absorber ellos mismos esa enorme cantidad de niños y jóvenes en el sistema estatal. Sin embargo, en el último año y fruto de la crisis económica, esos subsidios se han reducido y el gobierno peronista impedía a los colegios aumentar las cuotas que pagan las familias. En consecuencia, varios colegios privados han debido cerrar sus puertas y el resto acumulan grandes deudas. Los obispos y las congregaciones religiosas necesitarán de buenos oficios ante el nuevo gobierno para solucionar esta situación: recibir los subsidios atrasados y permitir que las cuotas mensuales se acomoden a la realidad., Será, una vez más, el vil dinero el que moderará el populismo episcopal. 


lunes, 20 de noviembre de 2023

Cartas a un ultramontano en materia de Pontificado (2)

 




Estimado señor,

Como habíamos mencionado en la primera carta, ahora en esta segunda pretendemos, en la medida de nuestras fuerzas, exponer brevemente el origen y manera en que creemos que sucedió esta introducción sutil del modernismo dentro de la Iglesia que es el ultramontanismo. 

No pensamos que estos papas, sacerdotes, religiosos y tantos grandes autores fueran el origen o los responsables de la debacle sino que pensamos que el ultramontanismo fue, como la fiebre, una medida que tomó el cuerpo eclesial como reacción para defenderse del patógeno, pero que no es el estado normal, como muchos creen, y tampoco muchas veces ayuda a recuperar la salud, pues agravando el mal al debilitar en exceso el cuerpo, puede convertirse a su vez en enfermedad y acabar con la vida del enfermo. Tampoco creemos que se pudieran haber tomado otras decisiones diferentes, porque el mal era ya muy antiguo, oculto y arraigado. Para ello, esos papas y sus coetáneos hubieran tenido que ser verdaderos genios, haber tenido el conocimiento que tenemos nosotros década tras década de estudios, reflexiones y experiencias, y haber sido profetas mayores que los del Antiguo Testamento. Solamente a unos pocos elegidos la Providencia les mostró algo del porvenir y tras terribles sufrimientos o renuncias, como fue el caso de Leonardo Castellani o el cardenal Newman.

    El comienzo relativo lo podemos retrotraer al período revolucionario (1789-1815) aunque, como decimos, creemos que sus fuentes ocultas tienen un origen mucho más antiguo. Dejando de lado el pecado original, podemos tomar como inicio el nominalismo medieval, la resistencia oculta de los poderes seculares a la reforma gregoriana, que, a su vez, nos legó un papado sobredimensionado; y también los posos gnósticos, la gran tentación antigua, desde los cátaros, el joaquinismo, los fraticelli et alii, cuya secularización dio lugar a la ideología revolucionaria. A pesar de que se pudo sortear la Protesta de 1517, sin embargo las nefastas influencias de la revolución enriciana de Inglaterra (1533) se contagió a las monarquías cristianas, sobre todo a la francesa, que ya tenía inclinaciones desde el reinado de Felipe el Hermoso (1285-1314), dando lugar al absolutismo regio, primer escalón del modernismo y del relativismo político. La Iglesia se opuso a estas pretensiones como muestran Vitoria o Suárez aunque ya tenían los gérmenes de la posterior debacle (juridicismo, voluntarismo religioso de la devotio moderna, etc.) a partir del siglo XVIII. Por paradójico que resulte, el mismo absolutismo regio defendió a la Iglesia del absolutismo papal en la teoría y en la práctica. Cuando el trono se hundió, el pontificado, única columna del viejo mundo superviviente, heredó sus poderes mientras que esta forma moderna de gobernar pasó como tradicional sin serlo y como ideal de la restauración eclesiástica y civil.

    De aquí nace el ultramontanismo, la concepción del Papa como soberano de la Iglesia, con todos los atributos del Estado moderno en su persona: un Deus in terra voluntarista y, en el fondo, relativista pues lo importante es que lo diga y lo haga el Papa, y no que lo que diga o haga el Papa sea verdad o bueno.

    Mientras los pontífices tuvieran convicciones personales tradicionales, la identificación entre ultramontanismo y Tradición continuaría a pesar de que esta última se impondría por mera autoridad papal y no por ser la Tradición de la Iglesia. Sin embargo, cuando por motivos de prudencia política —León XIII, o por convicción personal, Francisco— se abogase por elementos modernistas, sobrevendrá el gran conflicto por contradicción: ¿Qué elemento es el determinante: la autoridad o la Tradición cuando choquen? Con el ultramontanismo el siervo, la autoridad pontificia, se convierte en señor de quien debiera honrar y servir, de la Tradición. ¿Cómo pudo pasar esto con la Santa Doctrina, con todo el Tesoro de la Iglesia? Para algunos es algo inconcebible, impensable, piensan como De Maistre y buscan subterfugios sutiles como De Mattei, o bastos como los sedevacantistas, casicianos y otros, siempre que el peso de la Tradición sea mayor que el de su ultramontanismo o se vuelven clones, sosias en miniatura del Papa reinante, o neocones esquizofénicos si su ultramontanismo es mayor, o modernistas recalcitrantes sinodales si cambian el sujeto de esa soberanía absoluta como Lanmenais a la asamblea de la Iglesia, o new age o sinodales germánicos si adjudican esa spberanía a cada individuo o grupito.

    Pero es totalmente lógico. Si se ha copiado las formas estatalistas de gobierno y la concepción voluntarista de la acción humana ¿como no se va a pensar con esos mismos parámetros? Si no vives como piensas, pensarás como vives. Bien explica esto Aristóteles y Santo Tomás con la doctrina del hábito. Si concibes a la Iglesia como un Estado moderno (auctoritas, non veritas, fecit fidem), de forma revolucionaria, todo se te volverá revolucionario por muy tradicional que sea la materia. Además no es cierta la afirmación que el aforismo Quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur” no tenga aplicación en la historia, puesto que tenemos un caso manifiesto: la Ley de Moisés. Ley santa dada por Dios en el Sinaí para que el pueblo viviera y fuera bendito (Dt.XXX, 15-20) se transformó en instrumento de muerte e, incluso, de deicidio. Esto lo dijo San Pablo en la Carta a los Romanos (Rm. VII), insiste San Agustín y lo repite Santo Tomás (I-II, q. 106, a. 1). Y Castellani escribe: La letra de la Ley más santa puede ser instrumento de tortura o agenciamiento de muerte” (Castellani, L. Cristo y los fariseos, Ed Jauja, Mendoza, nota 14, p. 92), y en otra parte:Cómo de hombres observantes, celosos y dedicados al estudio de la Ley pudo salir este horror (el fariseísmo) es difícil de precisar pero no imposible de concebir”, (Op. Cit.  p. 78). Recuerde que los fariseos se opusieron en su origen a los judíos modernistas helenizadores, lección que debemos aprender muy bien para no caer en esta trampa letal. 

    Pero aún más ¿Qué diría del uso agudísimo por parte del Diablo de la misma Palabra de Dios para tentar a Cristo? Respecto a la transformación del contenido, muy floja sería la Palabra de Dios si correctamente formulada se inutiliza por razón del continente… y qué continente como podemos ver. Y, ojo, que el Malo la formuló correctamente y no fue mentiroso, pero es que se puede mentir con la verdad. Por supuesto la doctrina queda incólume a pesar de los Papas corruptos pero no sucede lo mismo con la interpretación y el uso de ella y tampoco lo que el clero y los fieles entiendan y comprendan de ella. 

    Lo ocurrido con Ralliement es ejemplar en este caso por varios motivos. 

1) Es el primer caso en que se rompe de manera manifiesta el equívoco entre Tradición y ultramontanismo papal.

Es el propio papa quien ordena jurar lealtad a un régimen revolucionario y anticlerical, usando de manera torticera la doctrina tradicional sobre el régimen político y mandando en un tema en el que no tenía competencia política alguna, es to es, la forma de gobierno que querían los franceses. Y además por motivos circunstanciales, pues el acercamiento diplomático de la Santa Sede a Francia se hizo en contra de la Triple Alianza entre la Austria josefinista, verdadero motivo del veto de Rampolla, la Italia saboyana y la Alemania de la Kulturkampf.

2) El hundimiento del catolicismo galo es el primer triunfo verdadero del ultramontanismo con su sometimiento a la voluntad papal en vez de oponerse resueltamente.. 

El hundimiento político del catolicismo francés es el primer triunfo del ultramontanismo aunque paradójico, ya que era lo contrario a las pretensiones personales de León XIII. La obediencia indebida conseguida por el pontífice en la iglesia francesa mostraba hasta qué punto era profunda su rendición. No será casualidad que esta país sea uno de los bastiones del postconcilio y del sedevacantismo según la lógica del silogismo de Francisco.

3) Que sucediera en Francia, la iglesia local más debilitada de todas a causa del galicanismo (hermano gemelo y enemigo del ultramontanismo), la Revolución y lo que ella trajo, era lógico. Francia era la campeona del ultramontanismo por motivos históricos y eclesiásticos. Siglos de galicanismo, absolutismo monárquico y el hundimiento del trono en 1789 junto con la asunción romántica del Ancient Regime como modelo tradicional, hizo que el traspaso al pontífice de la concepción estatalista fuera natural y total. Nunca se les ocurrió que el pontífice pudiera ser un instrumento per accidens de la Revolución contra la Francia tradicional, como así fue.

    La comparación con el caso español resalta más aún su carácter, pues el ultramontanismo, como su propia etimología indica, fue un asunto italo-francés con derivadas germanas en su origen. La situación de la Iglesia en estos tres países hicieron coincidir y confundir el ultramontanismo y la iglesia tradicional para pasar a se exportados al resto del mundo en las décadas siguientes. Y es que en este caso el Tíber desembocó en el Rin...

    A España, como a Inglaterra, le fue ajeno. La mayor parte de las masas católicas españolas eran carlistas y estas habían sido abandonadas por el papado desde los tiempos de Pio IX y su concordato de 1851con Isabel II, a la cual premió con una Rosa de Oro. Desde entonces hubo un intento por parte de la alta clerecía, nombrada por los gobiernos liberales conservadores, bendecida por Roma y procedente de la burguesía conservadora enriquecida con las desamortizaciones, para  encarrilar al bajo clero y a las masas tradicionalistas dentro del régimen, cosa que nunca consiguieron hasta 1936. Esta política continuó con León XIII, firme partidario de  la Restauración alfonsina, con su encíclica Cum multa (1882), antecedente inmediato del Ralliement, y de la jerarquía pro-alfonsina para frenar al catolicismo tradicionalista mediante los Congresos Católicos Nacionales de España, los proyectos del cardenal Cascajares y otros en pos de la Unión Católica. Fracasaron y hasta se llegó a rezar por la conversión del Papa en aquellos años dentro del tradicionalismo español, aunque dejó una herencia envenenada que bien vio Castellani en su reflexiones sobre el caso de Verdaguer. Por esto, la política española de León XIII no produjo la ruptura moral que sucedió en Francia sino que pasó sin pena ni gloria. 

    Lo mejor es que lo confesó ingenuamente el propio papa en una carta a la regente Maria Cristina:

Que la Reina no olvide lo que yo vengo haciendo por ella, para que todos los católicos españoles, el Episcopado y el clero y las Órdenes religiosas prediquen la adhesión y practiquen la obediencia contra carlistas y republicanos, al Rey y a la Reina, malquistándome por hacerlo con elementos muy poderosos de fuera y dentro de España” 

Carlos García Nieto,El cardenal Sancha y la unidad de los católicos españoles,

Tomo I. Madrid-Toledo, 2009, pg. 499.

    Los carlistas fueron lo que se opusieron a las desamortizaciones y a las revoluciones con sus personas y haciendas en tres guerras civiles para defender a la Iglesia y a la España tradicional, y así se les pagaba el pontífice sus sinsabores… en un asunto que no era de su competencia.

    Que el mal creció paulatinamente lo podemos atestiguar en la revuelta Cristera, que a un paso de la victoria fue deshecha por dos obispos norteamericanos con el apoyo de un Papa engañado. Por obediencia ciega al mandato del pontífice, los cristeros dejaron las armas y el país entero en manos de sus enemigos cuando su obligación era la contraria. O qué decir del Vaticano II cuando toda la Iglesia sacrificó en el altar ultramontano de la obediencia a Juan XXIII y Pablo VI lo que no era suyo sino de todos los siglos, toda la riqueza de la herencia de la Iglesia: litúrgica, sapiencial, artística, etc. 

    ¡Qué contraste, qué diferente clima tenemos cuando hojeamos los libros de antaño¡ Ahí esta la Consulta Teológica de Melchor Cano, lumbrera de la teología del siglo XVI, cuando da su parecer al principe Felipe sobre la guerra contra el papa Pablo IV. O el padre Vitoria, contra las pretensiones del poder civil del pontífice en sus Relaciones. Y estamos hablando de teólogos celosos de los derechos de la Santa Sede contra cualquier sombra, como demuestra la Defensio Fidei de Suarez contra absolutistas y herejes a favor de la Sede de San Pedro.

    Y es que la diferencia entre la Tradición y el ultramontanismo respecto al lugar del Papa quizás esté en lo que unas Cortes contestaron al rey Juan I de Castilla: que ellos le prestaban lealtad y no fidelidad, porque lo primero les obligaba a seguirle en el bien y a oponérsele, por su propio bien y del reino, en el mal, mientras que la fidelidad les suponía seguirle en el bien y en el mal y esto era la manera más profunda de traicionarle a él y al reino.

    La conclusión es que volvemos al comienzo de estos artículos, al Salón de los Espejos de Versailles donde todo se deforma y se invierte, lo tradicional pasa por moderno y viceversa. Gracias a Dios, se están rompiendo los espejos por medio de ese vándalo llamado Bergoglio con cada acto de su magisterio. Cada encíclica, cada exhortación, cada discurso, cada entrevista de altura es una pedrada contra las lunas que nos enloquecen, imagen desvaída del verdadero sol de la verdad. Y es la Verdad y las verdades lo que necesitamos, su luz en medio de estas tinieblas ¿Y dónde se encuentra? En la Sagrada Escritura, en los Padres y Santos, en las experiencias buenas y malas, acertadas y erradas de nuestros antepasados. Por eso debemos recuperar con ojo crítico pero amoroso lo bueno para seguirlo, el ejemplo para imitarlo y lo malo para evitarlo, de lo que hicieron los papas y autores ultramontanos. Los santos pierden su virtud cuando o son adorados como ídolos, o son despreciados como basura, pero como hermanos y compañeros es poderosa su intercesión y ejemplo. La verdad nos hará libres, nos hará libres de la cadenas del ultramontanismo, hermano gemelo del modernismo.