lunes, 29 de abril de 2013

Los tristes de Ezequiel


Los acontecimiento que se iniciaron el último y fatídico 13 de mayo, con la exaltación de la mediocridad argentina al solio de Pedro, nos sumió a muchos -y cuando digo muchos, son verdaderamente muchos-, en una profunda tristeza y aflicción que, poco a poco, algunos hemos podido ir superando.
Frente a esta situación, recordé algunas páginas que había escrito Benedicto XVI, el mejor papa de los últimos tiempos, en su excelente libro Jesús de Nazareth, y aquí paso algunas reflexiones al respecto.
Hay un texto del profeta Ezequiel que resulta reconfortante. Dice: “La gloria del Dios de Israel se elevó por encima de los querubines sobre los que descansaba… y llamó entonces al hombre vestido de lino… y le dijo: «Recorre Jerusalén y marca con una cruz la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se comenten en ella». (Y a otro le dijo): «Recorred la ciudad… e id hiriendo a la gente. No tengáis piedad, no perdonéis a nadie… pero no toquéis a quien lleve la cruz en la frente»”. (Ez. 9, 3-6).
Los tristes y afligidos por la causa de Dios son aquellos que no siguen a la manada y que no se dejan llevar por el espíritu gregario que se ha convertido en normal -y ahora incluso glorificando la mediocridad a través de los medios de comunicación de un modo vergonzoso-, sino que sufren por ello. Aunque no está en sus manos cambiar la situación, se enfrentan al dominio de la grosería, la vulgaridad y la nada mediante la resistencia pasiva del sufrimiento: la tristeza que pone límites al poder del mal.
“Dichosos los afligidos, porque ellos serán consolados”, nos ha dicho el Señor en el Sermón de la Montaña. Quien no abre su alma al mal -aunque todos lo presenten como un bien-, sino que sufre bajo su opresión, dando razón así a la verdad, y a Dios, ése abre la ventana del mundo de par en par para que entre la luz. A estos afligidos se les promete la gran consolación.
La tristeza de la habla el Señor es el inconformismo con el mal, una forma de oponerse a lo que hacen todos y que se le impone al individuo como pauta de comportamiento, y no solamente en el mundo, sino también en la Iglesia (¡guay de quien no está feliz y exultante con Bergoglio como papa! Para muchos, estar triste por este motivo es casi más grave que negar la divinidad de Cristo). El mundo y los cristianos gregarios no soportan este tipo de resistencia, sino que exigen colaboracionismo. Esta tristeza les parece como una denuncia que se opone al aturdimiento de las conciencias -conciencias aturdidas por zapatos negros en vez de colorados o por un sánguche dado a un guardia suizo-, y lo es realmente. Por eso está la descalificación y la persecución.
Pero tenemos la promesa del Señor: obtendremos el gran consuelo. 

viernes, 26 de abril de 2013

Una tradición cristiana...


Un interesante aporte de Jack Tollers sobre el tema en discusión.

Ya conocen la historia… la gente no se puede poner de acuerdo en cuántas veces hay que postrarse en la liturgia, si tiene que ser tres veces, doce veces, cuarenta veces, por dónde se debe hacer la entrada, cómo se hace, qué se hace, cuál es la enseñanza de la Ortodoxia…
Y hay una historia que cuenta sobre gente muy sencilla que se estaba peleando acerca de esas cuestiones y la cosa se puso muy áspera. Ustedes saben lo amargas que se pueden poner estas discusiones―sólo piensen en algunas de nuestras parroquias en los últimos cincuenta años, cuán brutal puede ser.
Y en esta historia ocurrió lo mismo, la cosa se puso áspera, hubo peleas a golpe de puños y esa clase de cosas. Total que van al cura y le dicen: “Tienes que decirnos cuál es la manera ortodoxa verdadera acerca de este tema.” Y el pobre tipo no tiene ganas de meterse, tiene que atender a la gente, tiene chicos a los que alimentar, de manera que contesta: “Estoy ocupado, déjense de embromar.” Así que van al Monasterio, a ver al Abad, porque se dijeron: “Quizás el Abad nos diga cuál es solución de la Ortodoxia para esto, porque estamos peleándonos a raíz de todo esto y no resulta nada agradable.” Pero el Abad no los recibe y manda decir: “¡Díganles que estoy enfermo!”, como si dijera, ya saben, “no puedo manejar esto.” Así que ellos no sabían qué hacer, pero de pronto se acordaron que arriba en la montaña había un hombre santo viviendo en una cueva. Y el anciano era muy santo, muy sabio, y se conocía la Biblia de memoria, brillaba con luz increada y rezaba levitando a medio metro del suelo. Así que fueron a preguntarle: “¡Por favor! Tenemos este problema, no sabemos qué hacer, cuál es la tradición ortodoxa, la enseñanza ortodoxa, porque lo discutimos, nos metimos en el tema y empezamos a pelearnos entre nosotros y no resulta nada lindo… es todo muy difícil y no sabemos qué hacer… Así que, le suplicamos, díganos, ¿cuál es la tradición Ortodoxa?”.
Y el anciano los miró y les dijo: “Mis queridos hermanos… ¡ésa es la tradición Ortodoxa!” (risas).

Fragmento de una charla del P. Thomas Hopko, traducida por Jack Tollers y que se encuentra en mi página: http://www.cuadernas.com.ar/traduccion.php/la-iglesia-ortodoxa-y-la-homosexualidad

SOBRE EL ARCÓN DE LOS ARCHIVOS: Luego de la caída de Megaupload, todos los archivos que habíamos subido al Arcón quedaron inutilizados. Debido a que varios lectores del blog me los han pedido, he comenzado a subirlos a www.scribd.com Por ahora, están allí todos los libros de Bouyer que tenía digitalizados.
Este sitio, Scribd, exige crearse una cuenta -gratuita- y subir algún archivo PDF o TXT para ser compartido. Luego, les permitirá bajar. Para buscarlos, simplemente hay que digitar en la ventana correspondiente el nombre del libro o del autor.

martes, 23 de abril de 2013

Los hermanos sean unidos...


Las últimas entradas del blog han recibido una inusual cantidad de mensajes agresivos, ya sea contra el autor o contra los comentaristas y colaboradores más habituales. Algunos de ellos, los que mostraban cierto grado de fundamentación, los he publicado. A otros, fruto simplemente de la cólera inmoderada, los he eliminado.
Resulta curioso que entre cristianos que pensamos más o menos parecido -las críticas no vienen de los progresistas-, se despierten tan aireadas reacciones. Sin embargo, pareciera que se trata de una característica -o de una maldición- propia de las comunidades cristianas de todos los siglos y desde sus mismos inicios.
Ya el apóstol Pablo se peleó muy fuerte con su gran amigo Bernabé. Y no fue por una cuestión doctrinal, sino porque este último insistía en llevar a Marcos en el segundo viaje misionero del Apóstol. Tan profundo fue el enojo, que nunca más volvieron a hablarse.
Pocos siglos después, San Basilio Magno, uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia, protagoniza un episodio similar. Siendo aún cura, fue elegido como obispo de su diócesis -nada menos que Cesarea, la metrópolis de toda Asia Menor- un tal Eusebio. Este era católico -y no apolinarista o arriano como eran la mayoría de los obispos de esa zona-, pero flojito. Hoy diríamos que era un típico obispo argentino que no se le animaba a nada. Basilio se enojó, le dijo en la cara lo que pensaba de él, y se fue a otra diócesis, para no estar bajo la obediencia de Eusebio al que nunca dejó de criticar. A su amigo, San Gregorio Nacianceno -otro de los grandes Padres- le costó más de tres años -carta va, carta viene-, el reconciliarlos.
Muerto Eusebio, fue elegido exarca de Cesarea el mismo Basilio. Y aquí viene lo más curioso: estuvo peleado con casi todos los grandes santos de la época, y que eran muchos y de gran talla. Con San Jerónimo, no se podían ver. Éste decía que era un orgulloso insoportable. Como en la sede de Antioquia habían dos obispos católicos, nombrados por diferentes medios, Basilio apoyaba a uno, mientras que San Atanasio -el gran Doctor de la cristología católica y patriarca de Alejandría- apoyaba al otro junto al papa San Dámaso.  Las peleas epistolares entre ellos por reconocer a un solo obispo son de antología. Y lo curiosos, insisto, es que los protagonistas eran todos santos, y grandes santos.
Con estos ejemplos no quiero decir que sea esta una situación ideal. Qué mejor que reinara siempre la armonía y la amistad entre los cristianos. Lo que digo es que en la Iglesia, siempre hubo amplios márgenes de libertad para opinar y sostener posiciones distintas. Y si hay que discutir, se discute, pero debemos tener el suficiente seso para saber relativizar esas discusiones, no sea que, como decía Newman, terminemos adoptando el modo de ser propio de los protestantes. He aquí sus palabras:
“Así mientras nuestra mente naturalmente goza el recorrer libremente, de arriba abajo, todos los temas conocidos y desconocidos, el catolicismo no nos oprime con un fanatismo irracional, prescribiéndonos los más mínimos detalles del pensamiento, en tal forma que el hombre nunca puede tener opinión propia; al contrario, su credo es siempre lo que fue y nunca se aleja del terreno originalmente ocupado; y es cauto y preciso en sus decisiones, distinguiendo entre las cosas necesarias y las cosas piadosas en que creer, entre la obstinación y la ignorancia…. En cambio, el teólogo protestante mantiene su punto de vista, remachando sus propias ideas, urgiendo a cada uno a ser como los demás y moldeando todas las mentes de acuerdo a su mezquino modelo”.

lunes, 15 de abril de 2013

... et in Spiritum Sanctum


La lectura de algunos de los comentarios de los últimos posts me ha dejado casi la convicción de la aparición de un nuevo catolicismo -el neocon- cuyas características se van definiendo cada más y, muy notablemente, hacia una suerte de superchería que nunca conoció, hasta donde yo sé, la Iglesia católica.
Por ejemplo, se insiste hasta el cansancio de que al papa lo elige el Espíritu Santo. Yo quisiera saber de dónde sale tamaña idea -y no vale que me digan que lo dicen el P. Iraburu-. Al papa lo eligen los cardenales según las ganas, el humor y la inteligencia que tengan el día del cónclave. Y se acabó. Ya verá el Paráclito qué puede hacer con el personaje que eligieron, pero saquémonos de la cabeza y del discurso la idea de una intervención divina en el momento del cónclave. Eso no existe, nunca existió y nunca fue dicho en ningún documento oficial de la Iglesia.
Otro caso es el que nos acercaba un comentarista español. A él no le interesaba quién había sido Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires. Eso no tenía importancia ya que esa persona no existía más. Ahora existe Francisco, el papa de Roma.
Analicemos con más detalle esta idea. Se está postulando, ciertamente, un profundísimo cambio en la persona que resulta elegida, ocurrido en el momento en que resulta elegida papa. ¿Qué tipo de cambio es? Podría ser un cambio sustancial y, entonces, estaríamos en presencia de una nueva transustanciación. Podría ser una suerte de hypostisación, es decir, el Espíritu Santo se haría hypóstasis en el papa. Incluso, podría tratarse de una posesión por parte del Paráclito del alma y del cuerpo del elegido, análoga a las posesiones diabólicas. Y no veo más opciones que puedan explicar ese cambio tan rotundo e interior que proponen los neocon. Todo esto, claro está, no es más que un tamaño disparate.
Seamos claros. El que es elegido papa, es el mismito cardenal -santo o pecador-, que antes de su elección, con todas sus mañas, sus vicios y sus virtudes. No cambia nada, las virtudes y los vicios, que son hábitos, no se cambian por vestirse de blanco. Solamente lo cambiaría un milagro, y la Iglesia jamás habló de milagros en la elección papal.
Pero hay una objeción. ¿Qué pasa entonces con la protección y asistencia prometida por el Señor a su Iglesia y a Pedro?  Veamos de qué se trata tal asistencia.
No hay duda alguna de que la asistencia del Espíritu Santo está asegurada a la Iglesia para que pueda cumplir su misión divina como así también a aquellos que tienen a cargo el magisterio supremo de la Iglesia. Esto está atestiguado por las mismas palabras del Señor. Entre muchas otras, pueden verse las siguientes citas: Jn. 14, 16-17 y Jn. 14, 26. Es importante señalar, sin embargo, que son muchos los Padres y exégetas que consideraron que estas promesas del Salvador eran exclusivamente para los Apóstoles y no para sus sucesores. Como dicen los juristas, hay un biblioteca de un lado, y otra del otro. Pero, quedémonos con lo que dice San Agustín al comentar el descenso del Paráclito sobre los Apóstoles el día de Pentecostés: Non jam visitator subitus, ser perpetuus consolator et habitator aeternus. Por eso mismo, y con muchos Padres y Doctores yo creo que la ayuda divina está asegurada para la Iglesia y para sus jefes supremos a través de la infalibilidad doctrinal, cuya causa es el Espíritu Santo. Y es esto mismo lo que fue proclamado por el Concilio Vaticano I.
Sin embargo, la cuestión no está solucionada porque surge la pregunta acerca de la naturaleza de esta asistencia divina. Es decir, ¿acerca de qué cosa existe la promesa de infalibilidad? La teología católica explica que:
1. Solamente los apóstoles tuvieron el privilegio personal de recibir, a través del Espíritu Santo, revelaciones nuevas. Es decir, una vez muerto el último apóstol, ya no hay más manifestaciones de nuevas verdades que entren en el depósito de la revelación.
2. La asistencia de la que habla la Escritura, la Tradición y el Vaticano I no consisten en una inspiración o influencia positiva sobre las facultades del papa, sino que la asistencia, es una seguridad negativa que le impide cometer errores en la enseñanza eclesiástica oficial e imposibilita de que el magisterio supremo de la Iglesia tome una dirección contraria a la que Jesucristo ha trazado.
La asistencia del  Espíritu Santo, por tanto, es solamente el efecto de la providencia especial de Dios sobre su Iglesia para conservar, explicar y defender el depósito de la Revelación confiado a los apóstoles. No hay más que eso.
La seguridad que nos da nuestra fe es que Francisco, o el que sea que ocupe la sede apostólica, jamás proclamará un dogma contrario a la enseñanza de Jesucristo y al depósito de la Revelación. Sólo eso, que no es poco.

Murmullos vaticanos:
1. Según informan los medios, el cardenal Bergoglio, desde hace 40 años, usa zapatos a medida fabricados por un zapatero de Buenos Aires en cuero de becerro negro. No son colorados, pero da lo mismo; cuestan varios miles de pesos.
2. También informan los medios que la celebrada frase “Quiero pastores con olor a oveja”, en realidad es propiedad de un pastor pentecostal portorriqueño de la iglesia de la Asamblea de Dios que hace 5 años publicó un libro con ese título. ¿Será plagio?

domingo, 14 de abril de 2013

Consejos para épocas de crisis

Tomado del blog Infocaótica:




¡Bergoglio es papa y no perdí la fe!

Le debo a Antonio Caponnetto y a esta bitácora siete reglas para sobrevivir a Bergoglio Papa:

I. Francisco es el Papa. Se debe proceder ante él como ante todos los Vicarios de Cristo.
II. Pedir a Dios que no incidan en el pontificado de Francisco los aspectos más negativos de Jorge Bergoglio. Que sea el Papa que necesita la Iglesia, a pesar de la madera que hay detrás.
III. Reconocer todo cuanto de bueno, bello y verdadero sostenga y obre desde su Sede, sin papolatrías, ni adulaciones
IV. No confundir gestos y opiniones con magisterio eclesial o actos de gobierno.
V. Distinguir la vera realidad (Francisco) de las campañas multimediáticas sobre el nuevo Pontificado (espíritu de Francisco). Atender no a lo que digan los medios sobre Francisco, sino lo que diga y obre el Papa. 
VI Recordar que la resistencia a los errores, confusiones y felonías de los Pastores, es obediencia a una Autoridad superior.

VII. Estar atento a las enseñanzas del Apocalipsis para crecer en la perspectiva escatológica. No a la multitud de aparicionismos, videntes o revelaciones privadas, de dudoso origen, que más conducen a la demencia que a la salud.

Se puede sobrevivir a esto.

Los católicos de otras épocas superaron cosas iguales o peores.

Les dejo un abrazo en Cristo Rey.

sábado, 13 de abril de 2013

Inventario del primer mes


A un mes de pontificado, hemos elaborado un listado de las acciones desarrolladas por el nuevo papa. Se trata de un inventario incompleto que los amables lectores del blog podrán completar:
1) Un yeso pintado.
2) Una chica musulmana con los pies limpios.
3) Un bucólico recordatorio de olores ovinos.
4) Un fraile franciscano asignado en un puesto secundario de la Curia.
5) Desmantelamiento express y sistemático de la restauración litúrgica efectuada en ocho años de pontificado de Benedicto.
6) Creación de una Comisión que comenzará a actuar en octubre para ver si hay que reformar la Curia.
7) Un desafortunado telegrama por la muerte de Margareth Thatcher, impropio de un argentino y, mucho más, de un peronista.
8) Ahorro de € 250 en mucetas.
9) Ahorro de € 300 en zapatos colorados.
10) Ahorro de € 235 en la boleta mensual de luz. (El papa, según cuenta E. Piqué, se pasea periódicamente por las habitaciones del Palacio Apostólico apagando las luces innecesarias).
11) Ahorro de € 750 anuales en mantenimiento de la limusina Mercedes Benz modelo '90 utilizada por los papas anteriores.
12) Gasto de € 20.000 en blindar y demás detalles de acondicionamiento del Fiat Siena en el que se pasea el nuevo papa.
13) Gasto de € 800.000 en el diseño, equipamiento e instalación del nuevo sistema de seguridad en la Casa Santa Marta.
14) Gasto de € 1245 euros en llamadas telefónicas a Argentina al kiosquero, curas, monjas, rabinos, políticos y amigos en general del nuevo papa.  
15) Gasto de € 2000 en pasaje y alojamiento de Mons. Poli, llamado urgentemente al Vaticano a fin de recibir instrucciones sobre su papel como nuevo arzobispo porteño.
16) Gasto previsto de € 5000 anuales para el pago de escribidores de homilías y demás discursos pontificios, debido a que al papa se le está ya agotando su módica reserva teológica (es importante recordar que no fue capaz de terminar siquiera su doctorado en teología, a pesar de que sus superiores lo enviaron a Alemania por unos meses con esa finalidad).
17) Lucro cesante de € 3000 mensuales por ocupar la suite de la Casa Santa Marta, habitualmente alquilada a cardenales de paso en el Vaticano.
18) Gastos inútiles de € 5000 en pintura y acondicionamiento de los apartamentos pontificios que no serán utilizados.
¡Ecco il riformatore della Chiesa!

jueves, 11 de abril de 2013

Claroscuro



"Este es un mundo de conflicto y vicisitudes en medio del conflicto. La Iglesia es siempre militante; algunas veces gana, a veces pierde; y más a menudo gana y pierde a la vez en diferentes partes de su territorio. ¿Qué es la historia eclesiástica sino el registro de la siempre dudosa fortuna de la batalla, aunque su resultado no es dudoso? Apenas cantamos en Te Deum cuando tenemos que volvernos a nuestros Misereres; apenas estamos en paz cuando nos encontramos en persecución; apenas obtenemos un triunfo cuando nos viene un escándalo. En verdad, progresamos por medio de contramarchas; nuestras aflicciones son nuestras consolaciones; perdemos a Esteban para ganar a Pablo, y Matías reemplaza al traidor Judas".

Cardenal John H. Newman 

miércoles, 10 de abril de 2013

El anacoreta de Constitución



Un anacoreta del Egipto sufría de un tentación muy fea, que era la de pensar: "El Papa actual es un pavo; el Papa actual es malo"; contra la cual luchaba denodadamente con todos los medios a su alcance sin lograr vencerla; hasta que en premio de sus esfuerzos, Dios le mandó un Ángel que le dijo: "Si el Papa actual es malo, hazte tú más bueno que el Papa para suplir lo que falta";-con lo cual quedó tan avergonzado que nunca más en la vida volvió a pensar en el Papa.


Del diario del P. Leonardo Castellani, 
12 de diciembre de 1954.