En La Nación de hoy
aparece una
columna del archiprogre director de la revista Criterio sobre el papa
Francisco. Es un artículo bastante malo, que por momentos se convierte en una
mera expresión de deseos (como cuando dice: “No será fácil en un futuro
pretender recuperar boatos y protocolos que ya han quedado, de hecho,
extemporáneos…”, olvidándose que esos boatos y protocolos los recuperó el papa
Benedicto en pocos meses luego de treinta años de mal gusto polaco y de la
destrucción sistemática de Piero Marini), y flojito de papeles, como cuando
apoya sus tesis en autoridades irrefutables como el teólogo argentino Gustavo
Irrazábal (?) o la teóloga brasileña María Clara Bingemer (¡).
Lo que intenta hacer el
señor opinador es plantear una hipótesis acerca de la agenda revolucionaria del
papa Francisco, en especial, en lo que atañe al próximo sínodo sobre la
familia. Ya podemos imaginar, sin demasiado esfuerzo, lo que sugiere.
Mientras lo leía,
recordé la opinión de un amigo que deslizó hace un par de semanas durante un
almuerzo en La Ópera de Madrid –que no es un teatro sino un restaurante (recomiendo
el osobuco al vino tinto)- ubicado a un tiro de piedra de la Plaza de Oriente.
Aquí se las resumo:
El papa es un personaje
astuto y hábil a la hora de tomar decisiones y de jugar distintos roles durante
el tiempo que sea necesario a fin de lograr sus objetivos. Ya hemos visto que,
de portero en la residencia jesuita de Córdoba, lugar donde todos pensaban que finalizaría
sus días, terminó sentado en la sede de Pedro, y no fue, claro está está, por
su santidad de vida, ni por su sabiduría, ni por sus desvelos pastorales, sino,
precisamente, por su astucia y jesuítica constancia.
Cuando se encontró
vestido de blanco, sabía perfectamente que de ningún modo podría evitar la agenda
progresista que se venía preparando desde hacía décadas, principalmente por los
obispos del Rin y por los americanos. Ella incluía la comunión a los
divorciados y vueltos a casar, el aflojamiento en las rigideces de la moral
sexual como las relaciones prematrimoniales o los amores contra natura, el
celibato sacerdotal, el sacerdote femenino, etc.
La presión de los
progres, ayudados por la prensa universal, había sido inefectivo en las décadas
polacas pero no había dejado de nutrirse y potenciarse. El acceso de Ratzinger
significó un freno en seco, pero al próximo papa, fuera el que fuera, se le
haría muy difícil, si no imposible, resistir el embate. Algo, en algún momento,
iba a tener que ceder para que no se lo llevaran puesto.
Y Bergoglio, que sabía
todo esto, los primerió. Convocó a un sínodo para tratar el tema de la familia,
deslizó el problema real de admitir a la comunión a los casados que viven en
situación de adulterio, y mandó a hablar a Kasper, casi un año antes de la
realización del sínodo. Sabía que el cardenal alemán representaba a la posición
liberal más extrema y tenía particular interés en humillarlo. Kasper es
exactamente lo contrario de lo que Bergoglio pretende: es un teólogo de
erudición que, más que olor a oveja, tiene olor a Givenchy, y sabe que la suya
no es teología de rodillas sino teología de escritorio.
Mandarlo al frente a
Kasper con ese punto de la agenda progre le permitió a Bergoglio elegir él
mismo el tema que se trataría. Tranquilizaría las agitadas aguas del
progresismo, la prensa lo seguiría alabando y los efectos colaterales serían,
para su inteligencia práctica, mínimos. En realidad, estaba entregando, o entregaría,
lo que está entregado ya desde hace al menos dos décadas. Pongamos un ejemplo. En
un reino, es coronado un nuevo rey, pero, quienes lo promovieron y eligieron,
le advierte al monarca que la corona no le saldrá gratis y que deberá entregar
a uno de sus generales más fieros y contrarios a la facción ganadora. El rey,
que es astuto, asiente y les entrega a un viejo general que sabe que padece un
avanzado cáncer de páncreas y que irremediablemente morirá en los próximos
meses. ¿Cómo juzgar la acción del monarca? No estuvo mal. Consiguió minimizar
los daños y, en todo caso, sólo adelantó en un par de meses la muerte de uno de
sus amigos.
La comunión a los
casados en adulterio es una cauda perdida por la sencilla razón que, en la
práctica, es algo que se hace desde hace muchos años, y no solamente en las
progresistas parroquias renanas, sino en las más modestas iglesitas del
interior argentino. Los curas, en su mayoría, permitían que los fieles, en esa
situación canónica se acerquen al sacramento de la eucaristía. No hay, claro
está, una pronunciación oficial de la Iglesia, y es eso lo que los progres quieren
y es eso lo que no van a obtener.
Bergoglio hizo hablar a
Kasper por boca de ganso: el alemán desplegó toda su artillería argumental, que
es más fácil de rebatir que el Libro del Mormón, y su estrategia teológica ya
está develada. La mayoría de los cardenales que se oponen al tema han tenido
tiempo sobrado elaborar argumentaciones en contra y para rosquear lo suficiente
como para asegurar que el sínodo, celebrado en dos tiempos, no se pronunciará
sobre el tema. En el medio, el padre Jorge Mario llama a la señora santafecina
y le dice que no hace nada malo si comulga ya que la comunión es un remedio y
no un premio, y de aquí a octubre hará un par de maniobras más a fin de que, al
finalizar el sínodos, los fieles y los curas liberales digan: “Es claro que el
papa quería que la Iglesia oficialmente permitiera que los católicos
divorciados y vueltos a casar que se acercaran a la comunión, pero las fuerzas
conservadoras de la Curia no lo dejaron. Sin embargo, como nosotros obedecemos
al papa, permitiremos y alentaremos esa práctica”. Los curas y fieles neocones
dirán: “¡Qué buen papa tenemos! A pesar de las tremendas presiones de los
progres fue capaz de resisitir y jugársela y no dijo nada sobre el tema, por lo
que la enseñanza de la Iglesia permanece semper idem”.
En definitiva: el papa
Jorge Mario sigue reconocido como el héroe de la nueva etapa de la humanidad,
la práctica sacrílega se seguirá realizando con mayor intensidad y tranquilidad
de conciencia, y los neocones seguirán victoreando al papa Francisco.
Nadie puede negar que
es un maestro del maquiavelismo político.
Disculpe mi ignorancia Sr.Wanderer : pero quienes son esos curitas progres de la foto que ilustra esta entrada de su blog.
ResponderEliminarGracias
Jorge
Un tipo que llega a escribir que "Francisco trata de ganar tiempo y terreno sin conceder demasiado a la burocracia, uno de sus enemigos" no merece el menor crédito.
ResponderEliminarSin burocracia no hay papado; quizás Iglesia sí, pero papado seguro que no.
Jorge, lo único que sé es que son jesuitas. Mírele las caras: dan miedo!
ResponderEliminarYo creo y espero que los promotores del monarca no se van a conformar con el viejo general enfermo. Creo y espero que lo van a forzar a definirse.
ResponderEliminarBlas
Los hijos del mundo son más astutos que los hijos de la luz.
ResponderEliminarAprovecho para pasar una buena noticia sobre la superacion de un situacion injustificable, excepto por descuido, que si no habia sido mencionada en este blog, lo fue en unos cuantos de los blogs amigos apuntados a la derecha.
ResponderEliminarLa situacion era que en vatican.va, mientras los papas recientemente canonizados tenian el "S." en su página, Pio X no lo tenía. Pues bien, acabo de chequear y dice "S. Pius PP. X".
Es un hombre admirador de un personaje nefasto que:
ResponderEliminarComo católico, mandó quemar las iglesias.
Como militar mandó quemar su bandera nacional.
Y como hijo no concurrió al funeral de su madre.
¿Es preciso agregar algo más?
¿Por qué razón iba a proceder de otro modo del que lo hace?
El razonamiento esta bien.
ResponderEliminarEl tema es que lo hizo W. yo no creo que ni remotammente le de la cabeza a JB para semejante maniobra.
Lo del Sr. Peral es un verdadero bodrio. Sus artículos están siempre horriblemente escritos.
ResponderEliminarCuando leí:
“Y, en ese sentido, ciertos gestos valen más que una encíclica.”
Me acordé de la teoría de Wanderer según la cual Bergoglio no va a producir cambios mediante actos magisteriales. Por el contrarío, el cambio vendrá por algo así como un “magisterio del fait accompli”
¿Poirier vendría a formar parte del "back office" de Bergoglio?
ResponderEliminarTodo pareciera cerrar. Pero francamente me cuesta creer que el papa sea tan maquiavélico. Me parece excesivamente compleja la maniobra, pero no dejo de admitir la posibilidad de que sea veraz.
ResponderEliminarEs como admitir que un punga te chorió la billetera en el bondi. Significa decepcionarte de la gente, admitirte un pelotudo ("¿cómo no me di cuenta... ?") y lamentar los billetes y/o tarjetas perdidas.
Qué se yo... Capaz en el fondo soy un lefoneocon o un ingenuo. O un boludo.
Anonimo de las 22.37. Si te choreó Bergoglio es porque tenías la billetera a la vista. No seas ingenuo, Papá.
ResponderEliminarLa verdad es que, otra vez, el análisis de Wanderer, es certero.
ResponderEliminarY, otra vez, el Rey está Desnudo.
Vladimir.
Hace como quince años, un ex jesuita (a quien yo había conocido a comienzos de los 90 cuando aun era sacerdote) nos dijo (a mí y a un grupo de amigos) que Bergoglio, "si tiene que matar a la madre para llegar a ser papa, la mata". Estas palabras resuenan en mis oídos desde el 13.3.13. Y debo agregar que yo fui testigo y víctima indirecta, en sus años de Provincial, de su maquiavelismo.
ResponderEliminarEl Nevado
Sí. La bipolaridad en el análisis de su personalidad es una constante.
ResponderEliminar¿Es un genio maquiavélico que ha llegado por una estrategia napoleónica y gobierna en consecuencia?
¿Es un chambón, émulo de Chauncey Gardiner, que logró acceder por una cadena de equívocos y se mantiene a fuerza de zapatazos y más equívocos?
Tertium non datur. Y no termina de disipar la ambivalencia.
Es todo muy triste, es una lose-lose situation. Por un lado, Kasper y compañía están en el error más profundo, pero son honestos y sinceros en su error, y son honestos al presentar sus propuestas. Por el otro lado, la única esperanza que nos queda a los ortodoxos de que el Catolicismo no se convierta en la Iglesia Anglicana bis, es el cinismo y la hipocresía de un porteño de Flores.
ResponderEliminarMuy triste.
Ludovicus, es perfectamente posible que la realidad sea una combinacion de ambas opciones. Un poco de estrategia y un poco de suerte.
ResponderEliminarEs Gardiner. Definitivamente todo le queda grande y va siguiendo los vientos de la historia. No hay mas que ver los maravillosos efectos de su visita a Tierra Santa y su oración conjunta por la paz. A los minutos estaban agarenos y cañorecortados cagándose a tiros más que antes. Lo mismo va a pasar con el Sinodo.
ResponderEliminar¿Porque el autor de la nota cree que Bergoglio no es partícipe de la agenda modernista? ¿No es sincera su Evangeli Gaudium?
ResponderEliminarPues si ese es el plan es una gran "cagada" con perdón.
ResponderEliminarLos neocones están en su mayoría lo suficientemente cabreados como para no aceptar más parches "conciliares" y muchos cada vez se orientan más hacia un tradicionalismo incipiente (basta ver páginas webs como Infocatólica con su director a la cabeza).
Y los progres están en su mayoría lo suficientemente cabreados como para no seguir tolerando más tiempo sin reformas profundas (que destruyan la Iglesia por supuesto).
Si la estrategia es complacer a ambos: ambos estallarán.