por Ludovicus
La corbata amenaza con desaparecer, al abrigo de cierta demagogia prima de los sans culottes de la Revolución y de los descamisados de Perón. Cada vez menos situaciones la exigen: un casamiento muy formal, un Te Deum, o una entrevista para un trabajo en el que no se usará corbata. Es una pena. Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detestable del pasaje del tiempo, escribió el conservador Borges. Y ocurre que un cambio de hábito es un cambio de hábitos. Siempre me llamó la atención que Aristóteles colocara algo tan accesorio como la ropa en la categoría de accidente metafísico, nada menos que aquello que modifica a la sustancia, contrariando el trillado refrán de que el hábito no hace al monje. Decididamente, sólo entendemos a Aristóteles a la tarde. La lechuza de Minerva.
No he sido siempre un apologista de la corbata. De chico, era sinónimo de colegio, de nudos complicados, de falta de libertad. De joven, disfrutaba con sacármela cuando llegaba del trabajo, y no comprendía a las generaciones anteriores, a veces con bata y corbata en su propia casa. En realidad, muchas veces la corbata marcaba los lindes de lo público, de la obligación, del actuar político (de la polis). Ya habían caído los sombreros como si fueran coronas, pero la corbata permanecía, como reliquia de la fusión entre la corte de Luis XIV y los feroces mercenarios croatas que la llevaron.
Ya no.
El primer elogio que se me ocurre de la corbata es su inutilidad: es la única prenda gratuita del vestuario masculino (hasta los gemelos tienen su función, al reemplazar los botones). Es un lujo, como el amor, la filosofía o el vino, algo tan superfluo como los colores de la cola del pavo real macho. Podrá usarse a veces para reflejar el estado de ánimo, pero muchas veces se elige por azar y gustos, fabricada con géneros preciosos (alguien debería explicar por qué la seda sólo aparece también en los bolsillos y forros). Desde Brummel en adelante el vestuario masculino se ha funcionalizado y acromatizado: la corbata es una reliquia de antiguos esplendores, de una virilidad menos gris y más autoafirmativa (¿para cuándo el desfile del orgullo varonil?), como ocurre en la naturaleza.
Algunos no obstante computan a favor de la corbata un beneficio colateral: no exige camisas impecablemente planchadas, en particular en el reborde donde se abotonan (uno de estos días le preguntaré a mi mujer como se llama). Muchos, en especial los actores y políticos –perdón por el pleonasmo- que no usan corbata “por simplicidad” cambian sus camisas durante el día, un lujo inasequible al vulgo.
La frivolidad y la mala conciencia de los que no son progres o mejor dicho, lo son pero de tránsito lento, ha llevado a adoptar esta moda, negativa si las hay, porque produce la sensación de “informalidad”, “sencillez”, quizás juventud. La clase media urbana ha encontrado su descamisamiento, y nuestros políticos de centro ya logran parecerse a los funcionarios iraníes o chinos, verdaderos precursores de la descorbatez. Triste conquista que comparten con los anteriores bolcheviques de salón, cleptócratas de vocación.
En cualquier caso, sentimos que algo muy hondo se pierde con la corbata. Quizás el cuello es una zona más noble de lo que pensamos para dejarlo desnudo, quizás los croatas tuvieran razón y la corbata es un amuleto que defiende al corazón de las agresiones y de la vulgaridad, del mal de ojo y de la ignorancia
Pero quizás el argumento más dramático a favor de la corbata es que priva de lo que llamaremos el estado-de-estar-sin-corbata de nuestras épocas juveniles. Ese sentimiento de frescura y de libertad, de informalidad y franqueza que transmite el descorbatamiento desaparece si se elimina definitivamente la corbata. Es como si se hicieran todos los días feriado: desaparecerían los feriados. Las cosas se valoran, ay, cuando se van perdiendo, y al perder el sentido de las formalidades se destruye el de la informalidad. Las reacciones negativas son eso: acciones que valen contra algo. Como el protestantismo sin Papa, como el libertinaje sin victorianismo, como el ateísmo sin Dios, una vez que aquello contra lo que se reacciona desaparece nos quedamos vacíos. Con la camisa abierta y el cuello, el pecho, desguarnecidos.
Kicilof sacó su libro titulado "Diálogos sin corbata". Sabina escribió su "Poesía sin corbata". Oyarbide usa moñito. Está claro que los malos no la usan.
ResponderEliminarLa descorbatación del macrismo cleptócrata es otro de los rasgos eméticos que lo distinguen.
ResponderEliminarExcelente post, amigo Ludovicus! Buena idea la de escribir sobre los hábitos de un auténtico caballero y más aún con el trasfondo que Ud. le ha sabido dar para no quedarse meramente en lo estético. Sin dudas que es todo un signo de época el desprenderse de la corbata.
ResponderEliminarHay elementos en el vestir que efectivamente pueden ser importantes pero la corbata es imprescindible. Su protagonismo en la vestimenta es superior. Por mi parte aún estoy viendo si vienen algunas más livianas para los días calurosos. Vivo en una zona cálida y el verano es intenso.
Saludos
Tiene sus pro y sus contras.
ResponderEliminarSin corbata parecemos menos ingleses, y eso es muy bueno.
Y es más cómodo, y eso también.
Además, al menos a mí, jamás me pegaron con el peinado.
Pero, efectivamente, la sensación de alivio que le entra a uno durante los cinco minutos posteriores a haberse sacado la corbata ya no se experimenta, salvo en la raras ocaciones que hoy debemos usarlas.
Usé corbata por veinte años, de lunes a viernes.
No la hubiese abandonado, ni tan siquiera hubiese juzgado sobre su utilidad, si no fuese porque antes que yo la abandonaron casi todos.
Hasta hace un par de años, aún era necesaria para concurrir a las audiencias en los Tribunales, luego comencé a ver que yo la llevaba puesta y el del lado contrario no, y no lo retaban...
Yo hubiese apostado que sin corbata era tan imposible ser admitido en una audiencia como sin acreditar la personería, pero resultó que no.
A esto se suma que este bloque de cemento que es Buenos Aires tiene más cemento y grados centígrados que antes, y empecé a mirar la idea con cariño.
Mis clientes tampoco siguieron usándolas, no vi el perjuicio, y aquí estoy, sin corbata y sin muchos motivos para usarla, pues, como a veces pasa, con los años me hice anti social y chúcaro al extremo, salvo para con unos pocos amigos, de modo tal que ya ni siquiera concurro a las bodas, a las juras de jueces amigos y esas cosas que alguna vez me importaron.
Muy bueno, Ludovicus.
ResponderEliminarNo hace falta que le pregunte a su mujer: el «reborde donde se abotonan» las camisas se llama tira de ojales (vea la voz chorrera de la Wikipedia, que le va a gustar). Y la moda de no llevar sombrero en señal de inconformismo juvenil se llamó sinsombrerismo, de donde para la actual que usted critica se ha sugerido «sincorbatismo».
Con corbata o sin, esto es lo que se viene....agarrensen!!
ResponderEliminarhttp://www.elentrerios.com/policiales/allanan-un-convento-de-carmelitas-en-entre-raos.htm
ResponderEliminarPrefiero la pajarita, o la cinta que usa JOAP, alias Billete y don Andrés Segovia, el guitarrista.
Dicho sea de paso que nombre tiene esas cintas?
Ludovicus, me extraña que no haya señalado a los adalides y vanguardistas del sincobartismo, el Pro, con Macri a la cabeza.
ResponderEliminarMuy muy bueno estimado Ludovicus.
ResponderEliminarYo en la oficina soy el unico que usa corbata, tambien soy uno de los mas viejos.
Tenia un jefe que decia hay que Ser, Hacer y Parecer.
Encuesta que nudo prefiere?
Yo desde el secundario uso el doble y con cuello italiano.
Benigno
Anónimo de las 12.49, le ruego que lea con atención.
ResponderEliminarBenigno
ResponderEliminarA mi me pasa lo mismo. Aun en la Facultad donde enseño, en la que los alumnos, a la hora de vestirse, no llegan a la sobriedad y sencillez que tenia un albañil que, en los sesenta, volvía a casa en el San Martín.
Excelente su acotación respecto del nudo. El día en que deje de usar nudo doble y cuello italiano simplemente me prohibiré la corbata para siempre.
Además de espantoso, fíjese usted quienes, entre otros impresentables, usan ese esperpento que llaman nudo tipo corazón. De Vido, López ( el de los bolsos), Balsa...
que siga bien
Puestero del Oeste
No me gustó el elogio aunque sea plausible el intento. Creo que solamente refleja la experiencia del autor. Me resulta inverosímil la escena de la "bata con corbata" en la vida real. Pero, lo más importante es el fondo de la cuestión. El problema pasa por la destrucción de la costumbre y consecuente aniquilación de la tradición. Por las dudas aclaro que hablo de tradición en sentido estricto y no por referencia al grupo que dice ser la Iglesia.
ResponderEliminarLa consigna: hay que dar vuelta todo patas para arriba. Hasta la eliminación de la corbata. Hasta hace unos años atrás, a nadie se le hubiera ocurrido participar de un matrimonio o un funeral sin corbata. Algo así como que a un papa no se le ocurra vestir como vistieron sus predecesores, hablar como papa o vivir en donde vivieron los papas. Ahora, si un papa hiciere todo lo anterior, ¿sería meramente accidental?
Menos mal que lo papas no usan corbata. Al menos hasta hoy.
Joe Bright
La tradicion, lo que quiere vislumbrar el post....creo que he comenzado a entender un poco, no bien de donde surge, pero si cuando se la destruye.
ResponderEliminarY pongo un pequeño ejemplo espero sea aclaratorio:
un niño moderno, nacido en 2000, cuando sea joven, tal vez use corbata, para el sera algo nuevo porque nunca la uso ni nadie de su entorno lo hizo. Le puede traer algunos beneficios, pero no deja de serle algo extraño al principio.
Un hombre de 1980, que en su momento uso corbata, y deja de usarla sin razones, o alegando razones futiles, como: "ya no esta a la moda", hace un acto revolucionario que destruye la tradicion.
Me explico: el primero no tiene ninguna razon para usarla, el segundo no tiene ninguna razon para dejar de usarla....
¡Qué tema! El uso de la corbata se justifica en climas templados. No tanto en aquellos subtropicales o tropicales, donde el sudor, la transpiración y la grasitud aneja conspiran contra la buena presencia.
ResponderEliminarClaro está que no usarla por una razón climática es muy distinto a omitirla porque es un modismo pasajero.
En tal sentido, seguir la moda del momento -cual cambiante veleta- demuestra y supone un grado muy grande de falta de personalidad. Y allí está el punto central de la cuestión.
El ser o no ser de una forma determinada como producto de las convicciones y no de la imposición de no se sabe bien quién, pero que -seguro- desde las sombras busca obligar y uniformizar a una masa de zombies que sólo tienen de distinto con los miembros de esa masa informe a su documento de identidad. Que en realidad debería ser -en casos así- como el número de serie de una cantidad indeterminada de autómatas fungibles.
Van quedando a un lado aquellos que intentan seguir sus convicciones, aún a pesar de lo que les indique la junta de machos cabrío (que mucho tienen de animales cornudos y poco de machos).
Es hora de reconocer que vivimos en una republiqueta del tipo de las caribeñas.
Sobran los sonidos que repetitivos, pegadizos y ramplones que intentan el calificativo de musical. Cada vez son más los que quieren seguir la senda imaginaria de Darwin en sentido inverso, y se mueven, gritan, pelean, comen y copulan en forma indiscriminada como chimpancés venidos a menos, cual gorilas poco avispados.
Y los detentadores ocasionales de los puestos de poder de lo que debería ser la comunidad, pero que en realidad es una manada (nunca mejor catalogados como "detentadores") nos regalan muestras inacabables de su verdadera pasión: Las mieles y fortunas inmensas del poder, la consideración y la fama que otorga temporariamente el poder y el poderío sexual del poder detentado.
Todo porque sí, por sí y para sí.
De manera que está muy bien que nos empecemos a vestir (o desvestir) como los originarios del Caribe que conocieron los colonizadores.
Con el tiempo, podremos avanzar en los sacrificios humanos y en el camino inverso a la Evangelización, hasta llegar a las curiosas -y sangrientas- prácticas del siglo XV y anteriores en América.
Que todo es igual, que nada es mejor y que da lo mismo vivir al derecho o al revés.
HuEvo Maduro de Castro Ruiz y Duvalier, El Trío más mentado de la miseria más espantosa.
Anónimo de las 12:37:
ResponderEliminarLos anglosajones le dicen "string tie".
A fines de los años 80, me tocó participar de una reunión con funcionarios agrícolas iraníes. Llamaban la atención por su tenida zaparrastrosa.
ResponderEliminarSi bien con traje, estaban sin corbata y sin afeitarse como hace 5 días, lo cual en aquel entonces les daba un aspecto de presidiarios. Cómo hemos ido a la deriva, que hoy estarían de moda y pasarían desapercibidos.
Joe Bright, 15:25 hs:
ResponderEliminarNo se preocupe, que en lugar de sacarse la corbata ( que no usaron nunca ), ya se sacaron la casulla y visten "a la pastor luterano".
El año pasado fuí a un entierro multitudinario en el Memorial, con concurrencia mayoritaria de lo que podría catalogarse como "GCU" (aunque sea snob el mote), y me llamó la atención que era uno de los dos o tres que usábamos traje y corbata (azul oscura, además, en mi caso, y siempre con pañuelo de pecho). Lo más irritante no era ver a esa manga de descamisados, sino que llamaba la atención era yo. Varios me decían: "vino el abogado" o "qué pasa, tenés una reunión después?". Insólito.
ResponderEliminarEn cuanto al cambio de las costumbres, mi suegro, que orilla los 70, cuenta que en su mocedad su padre (quien además era hijo de un inglés) obligaba a todos los varones de la casa a usar saco y corbata durante la comida. Y si acaso hubiera un invitado que no estaba bien provisto, debían prestarle saco y corbata, pues era inaceptable sentarse a la mesa vestido de otra forma.
Mi padre, también orilla los 70, me cuenta que buena parte de las fiestas a las que iban eran de riguroso smoking. Tengo su smoking, por cierto, pero no tengo oportunidad de usarlo en Buenos Aires. Ni siquiera en los clubs tradicionales de esta ciudad se usa smoking al menos en alguna ocasión, ni tampoco en el Gran Abono del Colón. Un par de años atrás visité el Carlton Club en Londres y me llamó la atención que los jueves, para acceder al bar y al restaurante, el dress code obligatorio es "Black tie". Allí todavía se puede vestir como un caballero al menos una vez por semana.
Saludos,
Alonso de Cárdenas
Suscribo totalmente amigo Ludovicus.
ResponderEliminarA menudo tenemos un cruce en este sentido con mis colegas de "converse" y saco sport.
La corbata tiene una naturaleza ambivalente:
Es una nimia norma de etiqueta; a la vez que configura la manifestación pectorante del respeto debido al otro (o a una situación).
In Domino!
El desuso de la corbata en una sociedad surge de una funcion directamente proporcional al uso de las ojotas en cualquier lugar que no sea la playa.
ResponderEliminarEstimado Puestero
Tiene usted razon hay tipos que se hacen un mamarracho en la corbata.
Como si guardaran el nudo hecho ( tipo Massa).
Hace mas de 20 años que me hago el nudo doble y nunca logro que en la primera atada me quede el largo justo de la corbata (otro de mis tocs).
Benigno
VEAN ESTA SARTA DE IDIOTECES!!
LIBERTAD RELIGIOSA JAJA
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TELAM
Un convento de la ciudad entrerriana de Nogoyá fue allanado tras una denuncia periodística por torturas y hallaron "ciertos elementos de tortura y autoflagelación" como látigos y silicios, informó el fiscal que lleva adelante la causa, Federico Uriburu.
Se trata del convento católico de las Carmelitas Descalzas, ubicado a unos 100 kilómetros de la capital entrerriana, donde el procedimiento, que comenzó a las 5 de la mañana, aún continúa.
El Fiscal Uriburu detalló que la Superiora del lugar "resistió el ingreso de los funcionarios judiciales y policías, que tras unos minutos lograron forzar la puerta".
Al ingresar "no hubo necesidad de revisar cada cuarto, porque se aportaron en forma voluntaria una cantidad de silicios y látigos, pequeñas fustas de unos 40 centimetros". Según el fiscal, se secuestraron libros de actas y los allanamientos "continúan durante esta tarde, donde se revisan las habitaciones de las internas".
En una habitación se halló una "gran biblioteca con numerosos libros de teología y religión pero no hay manuales o libros sobre la instrumentación de prácticas de tortura", resaltó Uriburu. Asimismo, precisó que las internas "están siendo revisadas de a una por el médico de policía" pero de manera "muy superficial", debido a las cuestiones religiosas. En ese sentido, indicó que "hay bastante resistencia de parte de la Superiora".
En el lugar se encuentra trabajando la comisión del delito de privación ilegítima de la libertad agravada de la Justicia de Nogoyá, autoridades judiciales y efectivos policiales del grupo de Operaciones especiales de la policia de Entre Ríos.
Cuando hace algunos años asistí a la misa de requiem del Prof. Rubén Calderón Bouchet me llamó la atención que todos sus hijos y nietos estaba de traje y corbata. Salí edificado, y no solamente por la misa.
ResponderEliminarEl desuso de la corbata es análogo al uso exponencial que ha tenido en los últimos años el uso de las bermudas, que hasta algunas décadas era propio de los niños. Me cuenta mi padre que se usaban pantalones cortos en verano, y bermudas con medias largas en invierno hasta los doce o trece años, y que vestir por primera vez pantalones largos era casi como un signo de haber llegado a la adultez, casi un rito iniciático.
ResponderEliminarHoy vemos que, apenas aparecen los calores, grandulones padres de familia y muy serios y tradicionales, se pasean en bermudas por todas partes como lo más natural del mundo.
Vergüenza ajena.
La corbata también cumple una función práctica: abrigar el cuello.
ResponderEliminarA mi ya no me gusta que el único que anda con corbata sea el abogado. Todos informales e irreconocibles; menos, claro, el abogado, encorbatado con 40 grados. Y sí, las modas cambian, a veces para mal. En 15 años, ni para los casamientos se usará.
ResponderEliminarY antes había que vestirse de smoking para ir a la gala del Colón, y eso estaba bien…y ya no. Y con la corbata pasará lo mismo. Hay que ver nomás lo que era la vestimenta de la gente en un partido de fútbol antes de los 60, para ver cuánto se ha vulgarizado todo; o como vestían los de la caminera (infundían respeto calzando borceguíes en el medio de verano); o lo que pasó con los sacerdotes y obispos: ni hablar. Hasta me empieza a gustar la capa kilométrica de Cañizares.
En fin, es un hecho: sin corbatas y con zapatos cuadrados dignos del flautista de Hamelin.
Benigno: ojotas, ni en la playa.
ResponderEliminarAy, ay, ay... ahora resulta que a la corbata sólo la dejé yo.
ResponderEliminarPuede ser también por otro motivo que a todo hombre le sucede a cierta edad: subestimo enormemente mi profesión, tanto en lo académico como en su ejercicio; y tanto es así, que no significa para mí nada más que el instrumento con el que gano el dinero que todo buen cristiano necesita cuando no se dedica al robo. Reconozco que de haber sentido una merma en este sentido, no la hubiese largado, y si mi profesión me resultase gran cosa, seguramente tampoco.
Y fíjense que no es tan malo, -y mejor si es temprano que tarde- aprender a tener por nada lo que vale poco.
Lo que usa JEOAP tengo entendido que se llama lazo o corbatín. Por más que en el colegio le decíamos corbatín a la corbata "armada" y sujetada con elástico que algunos usaban.
ResponderEliminarAmigo de JEOAP
Excelente post Ludovicus. Es un síntoma del hombre postmoderno hedonista que no soporta ningún límite a sus antojos, ni siquiera una corbata que lo obligue a mover la cabeza con cierta gracia.
ResponderEliminarAnónimo de las 20:09. Excelente! Detesto las bermudas, no tengo ni tendré nunca. Es la anticivilización del confort que no soporta un pantalón largo con calor.
ResponderEliminarRobe de chambre, no bata, mi madre viajaba del interior para encargos especiales, asi la gran casa inglesa de Florida cumplia en tiempo con los clientes de talles especiales. Las de frente de seda eran las complicadas y las que requerian mayor prolijidad. Otras epocas..... Wanderer... otras epocas.
ResponderEliminarCreo que hay algo peor que no usar corbata, y esto es usarla suelta con el último botón de la camisa desabrochado. Impresentable!!
ResponderEliminarLo de siempre, muertas las causas profundas, las formas quedan hueras. De hecho, me lo dijo personalmente un ex radical, actual militante "rentado" del Frente Renovador: "Usamos corbatas para marcar la diferencia con el Pro".
ResponderEliminarTomá pa vó.
Hay ropajes como el que usa Correa que están bien y no dependen de la corbata. Ahora el traje sin corbata, es lo más grasa que hay.
ResponderEliminardon Wander:
ResponderEliminarmientras discutimos sobre la corbata, en Argentina se allanó un monasterio de clausura en busca de posibles delitos de privación de la libertad. Cabe aclarar que el fiscal actuó porque leyó un artículo en una revista local, no porque recibiera ninguna denuncia.
Acostumbrados a que el Papa llama por teléfono a cuando pecador público transita por este país, me pregunto: qué espera para llamar a las monjas?
Qué espera en Nuncio Apostólico, verdadero superior de las monjas, porque representa a la Santa Sede, autoridad legítima sobre las monjas a decir una palabra?
Si no se defiende a estas monjas de ese ataque, qué nos queda al resto?
Nos preocupa el sincorbatismo en época de burkini...
ResponderEliminarEl día que un señor de la parroquia subió al atril en bermudas para leer la primera lectura no atisbé a comprender que estamos en pleno Apokalipsis. Hasta Angus Young, el guitarrista de ACDC va con corbata al inicio del show.
Mañana voy de boda. La roja lisa o una de rayas?? Traje azul, por supuesto. Miedo me da pensar en como vestirá la familia del novio de mi prima... Perdón por el batiburrillo burkini- ACDC - boda. Un saludo desde España.
La motivación lo es todo, Flequillo.
ResponderEliminarSi se deja la corbata porque no tiene mayor importancia ante cosas más altas y sin ella aún viste dignamente, no hay nada de malo.
Si se la deja como quien se va desprendiendo de ciertas formalidades y por el solo hecho de la informormalidad, es la picada del Novus Ordo y los Guachiturros.
También hay vicio en conservarla, si lo que se busca es la aceptación de una pequeña camarilla o el ingreso a determinado salón.
Importan los modos, los por qué y para qué.
Ludovicus, sabe quienes fueron los autores intelectuales del corbaticidio? Los directores de los colegios católicos a comienzo de los años 90, cuando reemplazaron la vieja costumbre de la camisa y corbata, por las CHOMBITAS. Esta nueva generación corbatofóbica que hoy ocupa la escena, es aquella niñez noventista.
ResponderEliminarEstimado Brufangayeño
ResponderEliminarTiene usted razon, ni siquiera en la playa.
Quien iba a decirlo, que íbamos a encontrar en la corbata un símbolo de la contracultura.
El abandono de la corbata y de la formalidad en el vestir - especialmente de los profesionales - es una consecuencia mas, de la proletarización de las profesiones liberales (otro logro de ya sabemos quienes).
Benigno.
Es la cultura del facilismo: hacer un digno nudo de corbata no es cosa sencilla, tampoco lo es que la misma quede a la altura del cinturón (y eso que mi padre me lo enseñó a hacer desde pequeño). Pero hay algo más: si, como decía un sociólogo, la corbata puede evidenciar bastante la personalidad de su portador, quizás pueda colegirse algo de aquél que ni siquiera la lleva.
ResponderEliminarYo escribía ayer que aún no logro usarla siempre en épocas estivales, pero intento reemplazarla con el pañuelo de bolsillo. No es lo mismo, pero por lo menos me tranquiliza la conciencia.
Saludos
Querido párroco harto de Pancho: yo entiendo que Ud. no use corbata ni le interese la indumentaria, pero POR FAVOR UN POCO DE RECREO. Ya sabemos lo del monasterio y todo lo que se viene. Pero hablar de otra cosa un ratito no viene mal. Vivimos pendientes de la vorágine informativa, hablar de cosas atemporales nos viene bien cada tanto.
ResponderEliminarToto corde
Por el tipo de trabajo que tengo ,no uso corbata ; sin embargo espero la ocasion de usar alguna de las que tengo en algun casamiento ( traje sin corbata ,jamas !!!). Pero lo que si detesto con todas mis fuerzas son las siniestras bermudas.
ResponderEliminarPor sentido comun,no entiendo cual es la diferencia que puedan hacer para no sentir el calor ,tener las pantorrillas al aire. Al ultimo que vi que le quedaban bien las bermudas fue a Daktari .....
criollo y andaaluz
Se solto Monseñor Aguer? Sera que esta viejo y se cansò de esperar? De cualquier manera, muy valiente...bastante mas que el resto de los obispos (Puiggari por ej).
ResponderEliminarEn el mundo de los negocios se sigue usando corbata...para hacer negocios. Despues, bermudas y chancletas, hasta para ir a "Misa" con el nene y la nena los Domingos.
ResponderEliminarque se yo! el articulo esta bueno, pero como dice alguien por ahi, la corbata hoy es pura hipocresia.
Anónimo del 26 de agosto de 2016, 9:32
ResponderEliminarLa corbata es algo bien temporal.
Si quiere algo atemporal puede ver https://www.youtube.com/watch?v=5Qo3RBTJMtc
Querido párroco harto de Pancho,
ResponderEliminarCon atemporal me refiero a que no se circunscribe a un tiempo específico, no a que está fuera o por sobre el tiempo. La ropa clásica (entre ellas la corbata) tiene aquélla característica. Salvando las distancias, lo mismo decimos de Beethoven o de Platón, y por ello son clásicos. Quizás a un sacerdote el tema de la indumentaria le puede parecer nimio (y en parte está bien que así sea), pero para los laicos no deja de ser un tema que no debemos descuidar, más porque es parte de la buena educación que deberemos darle a nuestros hijos. El gentleman al que refiere Newman es un hombre íntegro, incluso en su vestimenta.
Saludos
Con mi corta edad, crecí en la época de la "descorbatización" y de la decadencia del traje, sin embargo, me encanta vestir ambos y de la forma mas elegante y sobria que me sea posible, pero sé bien que es una simple MODA, y ni me gastaría en defenderla o promoverla (pero si en corregir los errores al seguirla: ¡si hay que vestir traje, hay que hacerlo bien!)
ResponderEliminarMe parece que acá hay muchos venerables ancianos nostálgicos que se olvidan que sus mismos argumentos los usaron los que usaban calzas cuando se introdujeron los pantalones y levita cuando aparecieron los sacos, golillas cuando se popularizó el cravat, cravat cuando moños y moños cuando corbatas.
Con todo respeto: déjense de joder, porque bien que muchos ni hecho a medida usan el traje...
El acto solemne por excelencia es la Misa. Quien vaya a Misa, sea o no de requiem, sin corbata y luego la use para trabajar, ir al supermercado y visitar muertos en el cementerio, no puede hablar demasiado.
ResponderEliminarY no conozco un solo tradi (salvo de 85 años) que hoy lo haga.
Estimados:
ResponderEliminarCreo que no hay que caer en el fetichismo, en esto de la corbata -como en lo de la liturgia-. La moda es esencialmente evolutiva y cambiante, y lo seguirá siendo. También ha sido siempre afortunadamente discriminadora en base a las diferencias sociales y culturales. Con o sin corbata el vestir sirve para definir el grado de importancia o relevancia que tiene una actividad, una ambiente o un lugar. Y es lo que hay que cuidar. Así el típico católico que va de bermudas a Misa, seguramente se pondrá el mejor traje para verlo al Presidente o al Papa. El problema no está en el Presidente o el Papa, sino en los párrocos que han relajado las reglas en el vestir para la misa.
Se puede estar más elegante con corbata que sin corbata, y al revés. Desde cierto esteticismo la corbata puede ser no elegante o configurar un vestimenta no elegante por recargada. Y se puede estar muy elegante sin corbata, como no es nunca muy elegante estar con un traje que lleva corbata y no ponérsela (el típico negreo de Kicilof y también de los jóvenes PRO y Macri). Es más elegante una vestimenta informal de máxima calidad y prendas bien combinadas -disculpen la maricona expresión- que una persona de traje sin corbata -que es sencillamente espantoso-.
Creo que la clave esta en fijar dress-codes que se respeten a rajatabla y que, según las condiciones del lugar al que se apliquen, podrían permitir el no uso de la corbata y también sus uso obligatorio, y que obliguen a un adecuado nivel de elegancia. El fin es definir el nivel de elegancia y funcionalidad de los lugares, ambientes y encuentros sociales. La elegancia se define por muchos aspectos que hacen al vestir, no por el uso o no uso de un solo accesorio como la corbata.
Hubo una evolución -no juzgo si buena o mala-, existió. Justamente hace unos años descontaba que siempre que estuviera de traje, aún en un lugar algo informal o informal, estaría bien. Hoy no es así. Hay lugares en que si voy de traje estoy desubicado y no esta bien porque soy el único de traje. Y lo relevante ahí es vestirse con el grado necesario de elegancia que debe tener el acontecimiento. Admito, lo de hoy es mucho más difícil para mentes varoniles, que antes no poníamos el traje, la corbata y siempre estábamos bien. Pero es así.
Sds.
Saludos,
Los peronistas clásicos, muchos radicales clásicos y los del Frente Renovador, doy fe, usan corbata para diferenciarse de los del PRO, de los lilitos y de los de La Cámpora. Es así.
ResponderEliminarHasta Castellani, a veces, vestía de boina, batón y corbata.
ResponderEliminarPor allí está la clásica fotografía.
Déjense de llorar con las bermudas que hay que saber llevarlas. A mis muchachos les quedaban muy bien y a los de Montgomery también.
ResponderEliminarMunition verschossen, Waffen und Kriegsgerät zerstört. Das Deutsche Afrikakorps hat sich befehlsgemäß bis zur Kampfunfähigkeit geschlagen. Das Deutsche Afrikakorps muss wiedererstehen! Heia Safari!
soy un abogado proletario, de clientes proletarios, que recorre los tribunales atendidos por empleados más proletarizados aún. Aparecerme vestido de impecable traje, para retirar un misero giro de $4.000 por alguna cuota alimentaria atrasada de alguna madre lumpen con apremios económicos, sería faltarme el respeto a mi mismo queriendo aparentar ser el abogado del Citi Bank.
ResponderEliminarQuerido Agustín,
ResponderEliminarLa corbata no es simple "moda" como Ud. cree. Es parte del vestir clásico. El moño también lo es, aunque para ocasiones especiales. Es verdad que en relación a otra vestimenta que ya no se usa podría aplicarse el mismo razonamiento con la corbata (máxime el relativo poco tiempo que hace que se instaló), empero no es el caso. Usando sus términos, la ropa clásica alguna vez fue moda, pero le aseguro que nunca pasará de moda.
Aclaro que no soy un viejo nostalgioso sino que transito los 30, así que guárdese el ad hominem.
Saludos
Ojo que entre los bogas del Citi hay lindo lumpenaje.
ResponderEliminarUna cosa son los socios y otra los mocosos que se creen Cúneo por trabajar en un despacho de 200 tipos. Y aún de entre los socios no va a sacar a un lector de nada interesante.
Otras de las cosas que alguna vez hice y ya no me resultan interesantes... trabajar 18 horas diarias, con trajes y corbatas caras y ganar menos, pero en un "estudio de los grandes"...
Me enternece mi propio pasado bobo.
es así
EliminarLa reina Victoria pretendía trabajar 16 horas diarias, y lo lograba muchas veces. Quería imitar a Disraeli y sus funcionarios civiles que habían llevado su país a la mayor gloria de toda su historia.
ResponderEliminarSds.
Desde que no hay planchadores de sombreros ni algodón como la gente este mundo no merece ser vivido.
ResponderEliminarRommel,
ResponderEliminaracá va mi humilde homenaje al General Paul von Lettow-Vorbeck:
Heia Safari!
Anónimo 21:52,
ResponderEliminar¿¡Cómo Rommel?! No sea unehrerbietig.
Para usted es Herr Generalfeldmarschall.
Considero que es digna de ser defendida toda aquella formalidad que sirva para distinguir y jerarquizar a los hombres en una sociedad o señale su posición en la misma. Me gusta recordar siempre aquella frase de Goethe, quien decía más o menos algo así: detrás de cada uno de los buenos modales se esconde un gran principio moral. Se podría decir algo similar de la vestimenta. Un hombre vestido de playa en una iglesia está pisoteando la sacralidad del lugar... Si es la corbata la que sirve para distinguir a las personas, bienvenida la corbata, si es otro el accesorio, pues que sea otro; pero alguno ha de haber. La vestimenta está sujeta a las modas, pero no así su significación. De lo contrario tiende a darse lo que Castellani llamaba la confusión de las personas. El igualitarismo estúpido se manifiesta hasta en la forma de vestir... Y tiende a borrar de la conciencia el sentido de la superioridad y rango de los hombres dentro de un conjunto social. No amo las corbatas, pero respeto más al hombre que la lleva, si la ocasión lo amerita, que al que no la lleva. Soy más proclive a aceptar el trato de aquél más que de éste pues sabe aquél entender que las formalidades no son caprichosas sino que más bien son señales bien claras de un orden y de las diferencias de clase. Y, además, estilo es la persona.
ResponderEliminarHasta luego
Comparto este bello párrafo sobre tradición, revolución y nihilismo. Se rebelan contra Corona, contra la Iglesia, contra las leyes, contra las costumbres...
ResponderEliminar"Vuestras costumbres, en otras partes son otras, ¿por qué no cambiarlas?" (...)
"Los hombres dilapidan así su bien más precioso: el sentido de las cosas. Y se creen muy gloriosos, los días de fiesta, por no ceder a las costumbres, por traicionar sus tradiciones, por festejar al enemigo. Y ciertamente, sienten algunas agitaciones interiores en los pasos de sus sacrilegios. En tanto hay sacrilegio. En tanto se erijan contra alguna cosa que gravite aún en ellos. Y viven de lo que su enemigo respira. La sombra de las leyes les molesta todavía bastante, porque se sienten contra las leyes. Pero la sombra misma pronto se borra. Entonces ya no experimentan nada;pues hasta el gusto mismo de la victoria está olvidado. Y bostezan. Han mudado el palacio en plaza pública; mas una vez gastado gastado el placer de pisotear la plaza con una arrogancia de matamoros, no saben qué hacer allí, en esa feria. Y he aquí que sueñan vagamente con reconstruir una casa con mil puertas, con colgaduras que se desploman a la espalda y antecámaras lentas. He aquí donde sueñan con un cuarto secreto que tornaría secreta toda la morada. Y sin saberlo, habiéndolo olvidado, lloran el palacio de mi padre donde todos los pasos tenían un sentido." (Antoine de Saint Exúpery)
He aquí en pocas palabras la rebeldía progresista revolucionaria en qué termina, en la nostalgia de algo ignorado y perdido, en la muda angustia nihilista, último fruto del igualitarismo democrático. El palacio de mi padre: La realeza y el antiguo régimen. El cuarto secreto: el monasterio. La plaza pública: la vulgaridad democrática.
Principito de las 22:32, lo único rescatable de su comentario es "Un hombre vestido de playa en una iglesia está pisoteando la sacralidad del lugar".
ResponderEliminarAntes que a Goethe le conviene recordar a Santiago 2,1-10.
12:51 me parece que el principito no dijo que hay que despreciar al pobre por lo que esa cita no se en que usted la aplica.
ResponderEliminarAnónimo de las 12:51. Veo que hay aquí un interesante malentendido...Cuando ud. lee distinción, jerarquía, posición social, lo entiende todo en sentido económico. Mala señal: le sucede eso porque concibe las desigualdades naturales -creadas por Dios- como desigualdades originadas en la posesión de más o menos riquezas. Esa naturales desigualdades queridas por Dios eran objeto de envidia del burgués que aspiraba a tener una distinción y posición social por el sólo hecho de poseer más. Desdichadamente lo logró. Y después el comunista envidió al burgués. Son las diferencias de naturaleza las que yo afirmo deben ser señaladas si fuera posible hasta en el vestir, de modo tal que reconozcamos a simple vista la diferencia, por decir algo, entre un señor y un vasallo, entre un caballero y su escudero, entre un noble y un plebeyo, o entre un hombre con clase y un snob (sine nobilitate).
ResponderEliminarSin ir más lejos nuestro señor presidente M. Macri, que ocupa un lugar que correspondería a un noble, es un plebeyo, sin distinción y con mucho dinero. (Confusión de las personas)
Por otra parte, como nosotros pecadores solemos cometer el mismo error que Ud. al confundir las desiguales cualidades humanas con las desiguales cantidades de riquezas entre los hombres, el Apóstol Santiago nos recuerda que no debe hacerse acepción de personas, despreciando al pobre y honrando al rico...
Gracias por llevarme a releer el Evangelio, al cual recurro presuroso, sicut cervos ad fontes, y en cuyas aguas se refresca mi alma sedienta.
Creo que lo único rescatable del comentario era lo de Goethe.
Si non ti vedo piú, felice morte.
Las diferencias "entre un señor y un vasallo, entre un caballero y su escudero, entre un noble y un plebeyo, o entre un hombre con clase y un snob (sine nobilitate)" no son "de naturaleza" sino de educación.
ResponderEliminarSi el caballero y el escudero hubiesen nacido en proximidad espacio-temporal y hubiesen sido intercambiados por error tras sus nacimientos, hoy podría haber un mejor caballero que el fáctico.
De cualquier manera, dudo que este comentario sea publicado, pues es contrario a la línea editorial del blog.
Las distinciones relevantes no son "entre un señor y un vasallo, entre un caballero y su escudero, entre un noble y un plebeyo, o entre un hombre con clase y un snob (sine nobilitate)", sino entre un sabio y un necio y entre un bueno y un malvado. Entendiendo por sabio quien conformó su intelecto a la realidad relevante para la vida, no quien sabe muchas cosas.
ResponderEliminarEsas distinciones no son señaladas por la vestimenta sino por la verba, oral o escrita, y por las acciones.
Me gusta el contrapunto, pero voy a tratar de ser breve:
ResponderEliminar1. Hay ciertos talentos que unas personas reciben y otras no. Dios los da y la educación los descubre, los pule, los potencia y optimiza. Así, el don para la música, para el mando, para enseñar y también... el don para obedecer. Y esto hace las desigualdades naturales entre los hombres. En una sociedad justa y sabia, cada cual ocuparía el lugar que le corresponde. Cuando los hombre no reconocen tales diferencias, es el viva la pepa y la democracia loca. Tales diferencias, en otros tiempos, se distinguían hasta en el atuendo. La educación no puede injertar un talento que no se tiene. Tal vez tenga un concepto muy moderno de educación. Se lo digo también por experiencia. Unos años de estudio de música no hicieron de mí un músico. O sea, algunos de derecho deben ocupar un lugar social que de hecho no ocupan. Y esta es una de nuestras desgracias...
2. Dios nos ha hecho desiguales. Y sabio es el que sabe ocupar el lugar que Dios le ha dado, y se contenta en eso. Necio el que aspira al lugar que no le corresponde. Bueno, el que hace la voluntad de Dios, y malvado, el que no. Y la voluntad de Dios parece haber sido crearnos desiguales, ergo...
Pero para que el hombre no se engría o para corregir injusticias el Señor muchas veces toma de lo bajo y lo enaltece.
¡Pff y todo por las corbatas! Me fui por las ramas, sepan disculpar. Espero de algo sirva.
Es que odio el igualitarismo y todo lo que huele a igualar. ¡Es tan contrario a la Justicia!
Castellani decía que para obtener un noble se necesitaban 3 generaciones de virtuosos. Luego, ser un Señor, es una cuestión mixta. De naturaleza y educación.
ResponderEliminarEl derecho nobiliario indiano también prescribía 3 generaciones de virtuosos (el nieto podía adquirir la hidalguía hereditaria si por tres generaciones se prestaban servicios considerados ennoblecedores ....)
ResponderEliminarDe acuerdo con el anónimo. También recordaba aquello de Castellani. Saludos.
ResponderEliminarSoy el de 14:51 y 15:13.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en que hay aptitudes que son por naturaleza. Yo por ejemplo soy inepto para el dibujo, la música, el baile y el fútbol. Y aun si con 15 horas por semana de entrenamiento pudiese llegar a ser un futbolista o un bailarin mediocre, no tendría ningún sentido hacerlo. Las características y capacidades propias son parte integral de esa realidad relevante para la vida a la que el sabio debe conformar su intelecto para vivir bien de acuerdo a ella. En otro orden, tengo claro que mis capacidades intelectuales son mucho mayores que las interpersonales, y que en consecuencia los roles laborales técnicos, educativos o consultivos son adecuados para mí mientras que los de venta o gerenciales no lo son. Y estoy muy contento viviendo de acuerdo a mi realidad.
¡Pero ninguna de esas distinciones es existencialmente relevante ni amerita per se ser denotada por la vestimenta (más allá de que el trabajo requiera una vestimenta funcionalmente apropiada)! A diferencia de los clérigos, religiosos, policías, médicos, etc. Y sobre todo, en el caso de los clérigos, del celebrante de la liturgia, en el que la vestimenta debe denotar la jerarquía de estar actuando in persona Christi.
"Castellani decía que para obtener un noble se necesitaban 3 generaciones de virtuosos."
ResponderEliminarGeneraciones de virtuosos no garantizan nada. Por ejemplo en Francia a San Luis le siguió su hijo Felipe III el Atrevido, que fue piadoso, pero a éste su hijo Felipe IV el Hermoso, que luchó contra el Papa Bonifacio VIII y torturó y mató injusta y atrozmente a los Templarios.
El valor de la nobleza hereditaria queda patente con Carlos de Austria, el hijo mayor de Felipe II. "Siendo niño, se sabía que gozaba con asar liebres vivas y en una ocasión cegó a los caballos del establo real. A los once años hizo azotar a una muchacha para su sádica diversión. El caprichito se saldó con una ridícula compensación al padre de la víctima."