El propietario plantó una viña, cavó un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores. Cuando llegó el tiempo de los frutos mandó a unos siervos para cobrar lo suyo pero los labradores los golpearon y los echaron. Mandó otros y lo mismo, entonces mandó a su propio hijo diciendo: a mi hijo lo respetarán. Pero los labradores se dijeron, este es el heredero, matémosle y quedémonos con la herencia, así que lo echaron fuera y lo mataron. ¿Qué hará con ellos cuando vuelva el dueño de la viña? ¡Estos días, nuestros días, son los días de la parábola! No sólo los poderosos de la tierra hacen planes del botín que se piensan repartir cuando termine la pandemia, en Roma hay muchos que piensan lo mismo y persiguen sin piedad a los seguidores del dueño de la viña. ¡Pobrecitos! No saben que el Hijo que habían matado de veras ha resucitado y está pronto a volver para enjuiciar a las naciones y regirlas con vara de hierro. ¡Vivimos días apasionantes, no se pierdan el próximo capítulo! ¡Lo mejor está por venir...!
Don Wander: ¡Gracias por recordarnos la importancia de tan magna fecha! Esto me hace recordar la sabia exhortación de San Pablo de dar gracias a Dios "en todo tiempo y lugar".
Si es propio de buenas personas el ser agradecidos con quien proporciona algún beneficio, cualquiera que sea éste, ¡cuánto más lo habrá de ser quien tome alguna conciencia sobre el profundo significado de la Pasión y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo! Algo que aprendimos en nuestra niñez, pero que hoy por hoy, parece que hemos olvidado.
¡Nobleza obliga! Si Dios lo dio todo por nuestra salvación, cómo no corresponderle con algún detalle de justo agradecimiento.
Desde luego, dada nuestra natural condición de pecadores, es posible que ese gesto de agradecimiento lo hagamos muy pobremente, mal y tarde. ¿Qué duda cabe de que, por mucho que hagamos, nunca habrá modo de pagar una deuda de dimensiones infinitas? Pero, en virtud de la grandeza de su Destinatario, dicho gesto de agradecimiento, por pobre que sea, siempre será bien recibido por Dios. Quien, como un padre amoroso, siempre mira con beneplácito que una de sus pequeños hijos vuelva sobre sus pasos para agradecerle por algún favor recibido. Es muy posible que, por el sólo hecho de mirar el rostro de Cristo en el elevado crucifijo de alguna Iglesia, Él ya se sienta complacido, y, nos lo haga saber, haciéndonos sentir su misteriosa presencia en el interior de nuestras sobrecargadas almas de viadores.
Nuevamente gracias. ¡Felices pascuas a todos! ¡Alabado sea Jesucristo!
El propietario plantó una viña, cavó un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores.
ResponderEliminarCuando llegó el tiempo de los frutos mandó a unos siervos para cobrar lo suyo pero los labradores los golpearon y los echaron.
Mandó otros y lo mismo, entonces mandó a su propio hijo diciendo: a mi hijo lo respetarán. Pero los labradores se dijeron, este es el heredero, matémosle y quedémonos con la herencia, así que lo echaron fuera y lo mataron.
¿Qué hará con ellos cuando vuelva el dueño de la viña?
¡Estos días, nuestros días, son los días de la parábola!
No sólo los poderosos de la tierra hacen planes del botín que se piensan repartir cuando termine la pandemia, en Roma hay muchos que piensan lo mismo y persiguen sin piedad a los seguidores del dueño de la viña.
¡Pobrecitos! No saben que el Hijo que habían matado de veras ha resucitado y está pronto a volver para enjuiciar a las naciones y regirlas con vara de hierro.
¡Vivimos días apasionantes, no se pierdan el próximo capítulo!
¡Lo mejor está por venir...!
El "sacrificio" por la humanidad, duró unos dos días y medio. "Yo me voy al cielo". (Suponiendo).
ResponderEliminarDon Wander: ¡Gracias por recordarnos la importancia de tan magna fecha!
ResponderEliminarEsto me hace recordar la sabia exhortación de San Pablo de dar gracias a Dios "en todo tiempo y lugar".
Si es propio de buenas personas el ser agradecidos con quien proporciona algún beneficio, cualquiera que sea éste, ¡cuánto más lo habrá de ser quien tome alguna conciencia sobre el profundo significado de la Pasión y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo! Algo que aprendimos en nuestra niñez, pero que hoy por hoy, parece que hemos olvidado.
¡Nobleza obliga! Si Dios lo dio todo por nuestra salvación, cómo no corresponderle con algún detalle de justo agradecimiento.
Desde luego, dada nuestra natural condición de pecadores, es posible que ese gesto de agradecimiento lo hagamos muy pobremente, mal y tarde. ¿Qué duda cabe de que, por mucho que hagamos, nunca habrá modo de pagar una deuda de dimensiones infinitas? Pero, en virtud de la grandeza de su Destinatario, dicho gesto de agradecimiento, por pobre que sea, siempre será bien recibido por Dios. Quien, como un padre amoroso, siempre mira con beneplácito que una de sus pequeños hijos vuelva sobre sus pasos para agradecerle por algún favor recibido.
Es muy posible que, por el sólo hecho de mirar el rostro de Cristo en el elevado crucifijo de alguna Iglesia, Él ya se sienta complacido, y, nos lo haga saber, haciéndonos sentir su misteriosa presencia en el interior de nuestras sobrecargadas almas de viadores.
Nuevamente gracias. ¡Felices pascuas a todos! ¡Alabado sea Jesucristo!