jueves, 21 de marzo de 2024

Santidad, Excelencias: Ganemos tiempo

 


por Jean-Pierre Maugendre



A casi tres años desde de la publicación del motu proprio Traditionis custodes que apunta a la supresión, a largo plazo, de la celebración de la misa romana tradicional, las tendencias observadas en 2022 se confirman al inicio del nuevo año académico 2023-2024. Así, los ingresos en los seminarios diocesanos de Francia representan un centenar de personas, mientras que los jóvenes franceses que han entrado a seminarios donde se celebra la misa tradicional han sido 35 (FSSPX: 14, FSSP: 10, ICRSS: 5, IBP: 3, MMD : 3) a los que se puede agregar, de alguna manera, los 22 candidatos que entraron a la comunidad San Martín.

    Si bien Traditionis custodes se aplica de modo variable según las diócesis, hay una constante destacable que se manifiesta en algunos obispados. Según las directivas del cardenal Parolin, Secretario de Estado, dirigidas a los obispos franceses en noviembre de 2022, habría que mostrar «la mayor solicitud y paternidad hacia las personas –en particular los jóvenes, sacerdotes o laicos– desorientados por Traditionis Custodes (…). Son ovejas a menudo heridas que necesitan acompañamiento, escucha, tiempo». Como respuesta al llamado de Mons. Aillet (obispo de Bayonne-Lescar-Oloron) en su reciente libro Le temps des saints (El tiempo de los santos), permítasenos «sin brutalidad pero con franqueza» recordar algunos hechos que harán ganar tiempo a todo el mundo.

    En efecto, es de temer que el tiempo consagrado a intentar hacer volver a las «ovejas heridas» al redil de la nueva liturgia sea tiempo perdido. Y ello por tres razones.


El papa no puede cortar a la Iglesia de su Tradición

En primer lugar, ni siquiera el mismo papa tiene el derecho, ni el poder, y cada vez menos, los medios, para desechar la Tradición ininterrumpida, sobre todo, litúrgica, de la Iglesia. Por un abuso de poder sin precedente en la historia de la Iglesia, el papa Pablo VI trató de operar una ruptura entre la Iglesia anterior al Concilio Vaticano II y la Iglesia que ayer se denominaba conciliar y hoy sinodal. Como ha señalado el sociólogo Guillaume Cuchet: «Un observador exterior podría legítimamente preguntarse si, más allá de la continuidad de un nombre y del aparato teórico de los dogmas, se sigue tratando de la misma religión» (la anterior a 1960 y la de después). Pocos fieles de los que asisten a misa leerán a los sabios hermeneutas de la continuidad, menos aún saben quién es el cardenal Roche (Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino). Pero unos y otros estarían de acuerdo, instintivamente, con este cardenal cuando afirmó que: «La teología de la Iglesia ha cambiado» (19 de marzo de 2023). Los católicos de a pie dicen lo que ven, y como como Péguy, ven lo que ven…

    No obstante todo el peso de su autoridad y una persecución feroz a los laicos y sacerdotes que rechazaban esta ruptura, el hecho es que el papa Pablo VI fracasó en su intento de suprimir, como lo deseaba, la misa romana tradicional. Las dificultades doctrinales que plantea la reforma litúrgica perduran y son, en realidad, cada vez más manifiestas. La realidad ineludible es que las comunidades tradicionalistas se cuentan entre las pocas capaces de desarrollarse y crecer en la Iglesia.


Juzgar el árbol por sus frutos

En segundo lugar, cincuenta años después de la aplicación de la reforma litúrgica, ha llegado la hora de hacer el balance y juzgar el árbol por sus frutos. Los veteranos que conocieron los combates de los años 70 y 80, recuerdan cómo fueron echados de sus parroquias, marginalizados en sus familias, excluidos de diversas asociaciones u obras de beneficencia, etc. El tiempo ha pasado. Los hechos son tozudos y allí están: entre las numerosas familias de vieja tradición católica donde florecían vocaciones en cada generación, son los más observantes —según la expresión de Yann Raison du Cleuziou—, quienes mejor han trasmitido a sus hijos el depósito de la fe y siguen suscitando vocaciones. Las autoridades romanas, encaramadas en un inmenso desastre espiritual, sin vocaciones, con seminarios en estado de abandono intelectual, con los cristianos divididos, los niños mancillados, los pobres despreciados en lugar de ser evangelizados, tienen el descaro, o la inconsciencia, de pedir a quienes han resistido contra viento y marea la apostasía inmanente y la secularización del mundo, que renuncien a lo que ha constituido el corazón de su resistencia: su fidelidad a la misa y al catecismo tradicionales en simbiosis con los métodos clásicos de apostolado y santificación. Habría que estar loco para abandonar la presa y quedarse con su sombra, sobre todo ante el espectáculo de una sombra muy alejada de la primavera que debía florecer…


Preferir el original a la copia

Y por último, quienes se han convertido o regresado a la Iglesia gracias a la asistencia a la misa tradicional, han encontrado en ella, o vuelto a encontrar, el sentido de Dios, la transcendencia, el silencio, la belleza, la sacralidad, etc., que por naturaleza son ajenos a la reforma litúrgica, cuyo objetivo declarado consistía en favorecer, con los resultados que todos conocemos, la participación «consciente, piadosa y activa» de los fieles (cf. n°48 Sacrosanctum Concilium) en los divinos misterios. Estos «conversos», que suelen ser jóvenes, no se entusiasmarán con liturgias que están en las antípodas de lo que ha motivado su camino personal. Señalemos que al afirmar esto, no se trata de juzgar, a fortiori negativamente a los laicos y sacerdotes que viven de la liturgia conciliar sino de observar que, salvo en el monasterio de Solesmes, hay un abismo entre la «atmósfera» celebrativa de una misa tradicional y la de una misa de una parroquia, incluso clásica y sin innovaciones litúrgicas chocantes. Muy frecuentemente, sólo se encuentra allí auto-celebración de la asamblea, parloteo, canciones dulzonas, humanismo lacrimoso e insulso, chatura, mediocridad, etc. En fin, la experiencia muestra que la gente prefiere siempre el original a la copia. Si se trata de re-sacralizar la misa nueva, mejor ir directamente al original, es decir, a la misa tradicional.

    Los fieles y los sacerdotes que aman la liturgia romana tradicional no son cristianos de segunda o retrasados a quienes habría que acompañar, con caridad y paciencia, para que reconozcan, por fin, los beneficios del Santo Concilio y la reforma litúrgica. Por el contrario, son hombres y mujeres sedientos de Dios, que desean conocerlo, amarlo y servirlo, sobre todo por medio de una liturgia digna de Él, que florezca en un culto verdadero con su parte de misterio y de belleza transcendente. Podríamos retomar las célebres palabras del padre Doncœur en 1924, en otra época de persecución: 

¡No traicionaremos! ¡No nos iremos!


23 comentarios:

  1. El otro día, domingo de misa cantada vino de "casualidad" una chica que nunca había participado. Al siguiente vino acompañada de un seminarista amigo suya para que le dijera si esa misa era católica. El camino es largo.

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    1. Lo mismo me sucedió,una joven apareció un domingo preguntó si era católica la misa,al sigt.participó con un amigo.Así ,al sigt.más jóvenes participando.El camino es largo.

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    2. Si el seminarista era "amigo suya" mejor que se vaya del seminario, aunque le atraigan las puntillas y los cantos llanos

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  2. No hay duda que por más Traditionis Custodes que publiquen nunca podrán borrar la misa tradicional por decreto. Si entendieran eso no insistirían, pero son torpes.
    Como bien dice el autor, la gente siempre prefiere el original a la copia. ¿Pero por qué? Yo creo que es porque lo que atrae como el azúcar a la mosca es el misterio, eso que la mente humana no puede dimensionar. Se puede entender la inmortalidad -por ejemplo- de algo que tiene principio pero no fin, pero es imposible entender la eternidad, no entra en la cabeza que algo haya existido siempre, o se acepta por la fe o no se acepta, no hay otra porque es algo que no tiene explicación. Y como eso el misterio de la vida eterna, todo eso que ningún ojo vio ni oído oyó, como bien dice San Pablo. ¡Qué serán esas maravillas que nos esperan!
    Si hasta los milagros tuvieran una explicación científica como pregonan los modernistas, la religión sería una materia más en las universidades y todas las religiones podrían florecer o bien ser la religión del Estado como sucede en China, donde todos los obispos reconocidos son afiliados devotos del Partido Comunista Chino y los que no están afiliados que se cuiden, pueden tener un accidente en cualquier momento...
    Claro, el problema de que todo se pueda explicar científicamente es la falta de vocaciones. Si todo tiene explicación, no sólo falta la fe para creer en lo que no se ve, también la esperanza de algún día verlo.
    Es sencillo, pero en Roma no lo entienden porque han perdido la fe, son torpes, y más que torpes, herejes.

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  3. Lo que pasa es que en Roma se han quedado a mitad de camino, no son lo suficientemente modernos para seguir la velocidad de cambio del mundo, ni tienen la suficiente fe como para quedarse con una Iglesia tradicional mas chica con los fieles realmente comprometidos que si tienen conocimiento de la doctrina. Es el problema de la tibieza, un día Francisco sale con las bendiciones a las parejas irregulares y otro día sale a hablar del diablo para hacerse el espiritual, otro día habla del calentamiento global, la vacuna y la inmigración, trata de ser útil al sistema globalista al que ya le importa un pimiento la Iglesia Católica, quiere mediar en guerras donde no toca un pito. En fin, van como alma en pena de un lado al otro buscando agradar para conseguir un lugar en el mundo moderno.

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  4. Así como dice Castellani, al comentar el Apokalypsis, que las profecías se hacen más evidentes al acercarse su concreción y por ende los exegetas gozan de mas claridad ante los sucesos proximos a las mismas; así mismo, con el paso del tiempo y ante las "profecías" primaverales incumplidas del CVII y todas sus pompas, es cada vez más evidente e inocultable el fracaso, la falsía y el engaño que trajo el mismo. Bien tramado por cierto, durante años. Como reza este articulo y tantos ortos más: ¿Se podría decir que es la misma religión la que profesan hoy los fieles luego de tanta agua bajo el puente?
    Ya no es lo mismo que en los agitados años conciliares, donde todo era confusión. Las aguas cada vez adquieren tintes mas diferentes..
    A.G.

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  5. La religión ha quedado reducida a una lírica de la sociología. Y nadie lee a poetas sociólogos.

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  6. Es gracioso escuchar a esos jerarcas que dicen que debemos respetar y aprender de otras religiones, porque es una tradición y que no debe imponerse nada porr ser la uniformidad y el proselitismo muy pero muy malos.
    En lo que sí tienen razón es cuando afirman que debemos seguir su ejemplo... porque ellos, equivocados en su religión de oscuridad, ni siquiera osan tocar sus fundamentos.
    ¿Y por qué en esta falsa iglesia sí se hace?

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  7. https://arzolap.org.ar/home/mons-mestre-realizo-el-lavatorio-de-pies-a-algunos-internos-de-la-unidad-45-de-melchor-romero/

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  8. Hacer predicciones sobre estas cosas es difícil. Al menos acertar con ellas. Pero arriesgo. La Iglesia está disminuyendo su poder político, económico, cultural, a pasos agigantados. En la base está la disminución de fieles. En Europa están a centímetros de un punto de inflexión al que se dirigen ya de modo irreversible. En cierta manera, en términos de demografía religiosa, ya lo han pasado hace algunos lustros. Todo esto implica que toda esta estructura de poder, el Vaticano, las grandes diócesis, etc., es algo que vamos a ver desaparecer. Si en 10 años o en 15, no se. Pero mis hijos, que ya viven, no van a tener un Papa que gobierne una Iglesia como la actual en términos institucionales, de eso no tengo dudas. No son profecías, no son luces sobrenaturales. Es mero análisis de una situación que todos vemos. Todo esto viene a colación del post porque creo que en breve tendremos comunidades mucho más autónomas. Con lo bueno y malo que esto implica. Un poder papal fuerte es también un medio eficaz para sofocar delirios. Habrá obispos electos por los fieles, que serán pocos. Progres, neocons, tradilocos, tradi-normales. Y gente que solo le importa rezar y ser santo, sin saber mucho de las internas eclesiales.

    Eso, por un tiempo. Lo que venga dps se lo dejo a los profetas.

    G.

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  9. Es bien cierto, como dice, que en esas absurdas misas degradadas "sólo se encuentra auto-celebración de la asamblea, parloteo, canciones dulzonas, humanismo lacrimoso e insulso, chatura, mediocridad, etc". Me permito ampliar el espectro del etcétera: vulgaridad, ordinariez, patanería, chabacanería, zafiedad. Hay entre ambas formas de celebrar la liturgía de la Misa, la tradicional y la pérfida, la misma diferencia que separa un sacro martirio, edificante, conmovedor, lleno de fe, amor y esperanza (pienso, por ejemplo, en las Actas de Perpetua y Felicidad) frente a las rústicas aglomeraciones de quienes acuden a contemplar pasmados las ejecuciones públicas (por horca o guillotina).

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  10. Anónimo Normando23 de marzo de 2024, 8:54

    La liturgia se ha convertido en un lugar de autoría en donde se ve la Misa de Fulano, la de Megano y Sultano, ya no es, en líneas generales, un momento sacro de unión con Dios, ni que hablar que se ha licuado a más no poder el sentido sacrificial.
    La tradición es la repsuesta por muchas razones; no sólo porque es la santa y sana liturgia que restaura nuestra humanidad, sino que es el modo aunténtico para dar gloria a Dios y no al protagonista de turno. Ya hemos tolerado demasiado los abusos litúrgicos y la respuesta seimpre va a ser afrimarnos en la TRADICIÓN.

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    1. ¿Cuál es la gracia de usar el seudónimo/usuario "Anónimo Normando" del querido Dr. Jorge Ferro, recientemente difunto? Me parece de pésimo gusto.

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  11. Como siempre muy acertada esta reflexión, ya creo que dentro de las filas conservadoras y tradicionalistas la gente ya tomó posición y nadie se las va a cambiar, es por eso que hemos de seguir adelante haciendo el bien y ver hasta dónde llega toda esta disolución y liquidación de la Fe.

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  12. Es verdad todo lo dicho, y con palabras suaves.

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  13. Le recuerdo que en toda Misa, nos guste o no, incluso en las ordinarias, vulgares y chabacanas se realiza el sacrificio incruento de Cristo, nuestro Señor. Aunque una Misa me guste más o menos, sea más o menos edificante trato de recordarme esto pues no deja de ser lo central.

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    1. Permítame disentir, tengo mis serias dudas que en muchas "misas" actuales haya verdadera consagración. Por defecto del consagrante especialmente, como la recta intención para hacer lo que la iglesia siempre hizo.

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    2. Exactamente, y al ser lo central el sacrificio de Cristo, es imperioso y obligatorio que todo lo demas deje de ser ordinario, vulgar y chabacano cuanto antes. Como lo se hizo y hace en los rincones del orbe donde se guarda el decoro y santidad de la liturgia.
      Es muy bueno tener eso presente

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    3. Nunca jamás nos debemos quedar contentos con haber cumplido "el mínimo". Sí, se realiza el Santo Sacrificio, pero en un contexto indecoroso que es un verdadero insulto a Nuestro Señor. Si fueran una mera parodia, a nadie le interesarían. Pero habiendo consagración válida, es una afrenta y una burla como la sufrida por Cristo en su Pasión.

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  14. Si es por eso, no habría ningún problema en un sacerdote válidamente ordenado consagre válidamente ambas especies en un culto satánico. De hecho se cumplirían los 4 fines de la Santa Misa.
    Recuerde que el que algo sea bueno se predica primero del accidente y no de la substancia.

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  15. no va a haber a corto ni a mediano plazo restauración alguna de la liturgia romana tradicional. solo cuando la iglesia desaparezca de países enteros y con una nueva generación de sacerdotes y obispos, absolutamente libres de modernismo, progresismo, neoconismo, se podría pensar y trabajar en dicha restauración.

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  16. Cristo ya ha despertado y está trabajando en su Iglesia. Los modernistas se autodestruyen, la Tradición cada vez tiene más lucecitas encendidas en todo el mundo, para dar gloria, reverencia y servicio a Dios. Recemos para que cada vez más jóvenes acudan a la Sagrada Tradición, y de ellos salgan muchos buenos pastores. Los necesitamos con urgencia para resucitar a Nuestra Santa Madre tras la Pasión vivida a manos modernistas. Miserere Nobis, Dómine, Miserere nobis.

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  17. Hay algo que esta opinión no tienen en cuenta, y es muy grave: las vocaciones vienen de Dios, son un llamado de amor concreto de Cristo a que una persona entregue su vida para la salvacion de las almas. Y es muy peligroso para las tantas vocaciones que tengan esos institutos nuevos el pegarse a un rito y no a lo que verdaderamente importa. Un seminarista que repita el vetus ordo por el vetus ordo mismo es como un monje que repita salmos solo por estar en el coro y que no entre en la riqueza de ellos. Quizás no se ahonda lo suficiente en la Liturgia para evaluar la gravedad que representó que se unifique todo en el rito romano y supriman ritos como el ambrosiano. Por lo pronto, se sabe que la FSSPX ya tuvo su primera ruptura con aquel obispo sedevacantista. No debería haber un convencimiento tan grande en que la Iglesia resucitará si el vetus ordo se libera mañana, ni de que Cristo solo llama seminaristas para institutos de Misa tradicional. En algún momento irán muriendo los viejos del Concilio y los que vemos las cosas mal intentaremos cambiarlas.

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