jueves, 18 de octubre de 2007

Otra vez el Mendocino. Sobre el racionalismo


Publico como forma de post un extenso y profundo comentario de Juan el Mendocino sobre el tema que tratáramos hace algunas semanas sobre el racionalismo y la teología católica. Acuerdo con él de cabo a rabo. Es para leerlo dos veces. Y pensarlo. Despacio. Vale la pena.

Dos aclaraciones previas:

1) Amigo mendocino: seguramente hay mucho de racionalismo flotando en el ambiente, pero también es cierto que yo no he sabido expresar bien mis pensamientos. Esto de la literatura del blog exige rapidez en la composición de cada una de las entradas. Escribir algo bien llevaría quizás, un mes, y publicando con esa frecuencia, no hay blog que aguante. Fíjese lo que pasó con Ud. que, cuando tuvo listo el comentario, llegó bastante atrasado.

2) Una vez más: nunca dije que Santo Tomás fuera racionalista, sino que su obra y su método fue excusa del racionalismo de muchos de sus seguidores.


Estimado Wanderer:

he escrito este comentario a sus reflexiones sobre el racionalismo en la Iglesia. Dudé, por mi inexperiencia en esto de los blogs, respecto del lugar en el que tenía que pasárselo, toda vez que aquel post ya es pasado, y su último post no tiene que ver con el tema.

Veamos:

“Yo que soy montañés sé lo que valeLa amistad de la piedra para el alma.”Leopoldo Lugones.

Entonces, en cuanto al racionalismo en la Iglesia.Sus objetantes tienen razones, Ud. tiene razón.

Quienes lo impugnan, no ven el fondo de su reflexión. Tal vez no lo ven, porque Ud. no ha acertado en el modo de expresarlo. Tal vez no lo ven porque quizá estén afectados por ese virus tenaz hoy día y que oscurece la vista, que es el racionalismo, fruto del conceptualismo. Porque un artículo, un ensayo, una clase, una tesis, no son otra cosa que un conjunto de signos que pretenden conducir a una intuición. Ahora, por esfuerzos que haga por guiar a un ciego hacia aquella rosa que Ud. ha contemplado, el ciego no podrá verla. No han fallado necesariamente ni su esfuerzo ni su camino (método): simplemente falla la vista de su amigo. A mi no me convenció su método, pero al reflexionar detenidamente en sus palabras me pareció ver el lugar al que quiere ir, qué quiere mostrarnos.

La razón depende de la intución de la cosa. Entonces, a las cosas: que Cayetano es racionalista porque así lo afirman Gilson y Fabro, pero que no lo es porque eso sostiene de Lubac. Al Señor Sacristán le parece “delubaciano” afirmar que Cayetano es racionalista y con esto se pone del lado de Cayetano; pero al Señor Cruz y Fierro el racionalismo cayetanista le parece afirmación “gilsoniana” y “fabriana”. Que Duns Escoto está en la línea de Agustín, que Tomás en la de Aristóteles, que Agustín en la de Platón, que Platón en la de vaya uno a saber. Todo esto es legítimo, abre un camino, pone marcos de referencia, nos acerca a los maestros, pero ¿y las cosas? A mí me parece que Cayetano es racionalista, pero no me parece que lo sea desde el momento en que se le ocurrió a tal o cual afirmar eso. Fabro me parece oficialista, artificioso y propagandista en muchos de sus escritos; también me parece nominalista en su resolución del problema de la libertad; me parece acertado en sus intereses por los aspectos platónicos en Santo Tomás y desacertado en su concepción del lugar gnoseológico que ocupa el esse. Pero el asunto es: aquí, acá y más acá, Fabro me parece artificioso. Acá creo ver un error nominalista que lleva a esto y a esto otro. Acá disiento y acá concuerdo. Y así, a las cosas.

La razón depende de la intuición, comienza en ella y a ella conduce. Está dominada por ella, y en tanto que de ella carece, yerra. Un razonamiento que, además de ser correcto es verdadero, es el desarrollo de una intuición. Asimismo, Santo Tomás está dominado por las intuciones bíblicas y patrísticas, sustentadas ellas en su propia intuición mística (actus credentis non terminatur ad enuntiabile sed ad rem, dice Santo Tomás) y en una intuición del esse, intuiciones ambas que hacen de fundamento de todo su edificio intelectual. Y advierto, para ser lo más claro posible: en la medida en que no está dominado por esas intuiciones –si es que no lo está en algún momento- se equivoca. Pero el hombre no es sólo inteligencia, así que una apostilla más: Santo Tomás está favorecido por un ambiente cultural, litúrgico y monástico que le permite una connaturalidad con las grandes adquisiciones del pasado: el humus espiritual (permítaseme la metáfora) de los medievales del S. XIII y el de los Padres del S. IV son semejantes. Las semillas de racionalismo que precedieron al Doctor de Aquino no se habían aún plasmado como mentalidad preponderante -aunque quizá en esto discrepemos Ud. y yo.

Ud., frente a esto, podría preguntarme: ¿dónde y dónde más Santo Tomás declara sus intuiciones? Y haría bien en preguntarme. Allí podríamos ir cuando Ud. quiera y si a Ud. le parece.

Sin el suelo y el cielo de la intuición, la verdad entendida como adecuación del intelecto a la cosa puede devenir adecuación de la razón a una obra filosófica o teológica, por ejemplo, a la tomista. Viene a darse el alarmante caso de que encontramos un conjunto no pequeño de hombres que, todos afectos a santo Tomás de Aquino, confesos tomistas, dissimilia autem sentientes, similia tamen verba loquuntur, utilizan las mismas palabras, pero ven de modo distinto. Por eso me atrevo a afirmar lo siguiente: quien no es capaz de apreciar el carácter intuitivo y poético de la obra tomista careciendo por esto de cierta connaturalidad con sus intuiciones o quien no hace sino acotarse a la lectura de Santo Tomás en desmedro de la meditación bíblica y patrística y en desmedro de una observación amorosa, serena, detenida, de las cosas que tiene delante, mejor no se acerque al aquinate: terminará dañado y poco y nada agregará a sus conocimientos.

Y de lo que vengo diciendo infiero que, in actu excercito, las categorías tomistas, no bañadas por la experiencia vital, terminan identificándose con muchas de las kantianas. Santo Tomás ha sido frecuentemente acusado de racionalismo. Confieso que no me parece racionalista. Pero sí advierto que, en razón de su método racionalizante y por tanto, categorizante, puede propiciar la ilusión de que si uno logra memorizar sus fórmulas y puede dar de ellas una mínima cuenta lógica, ha alcanzado la sabiduría. ¡Dichosa facilidad! La materia y la forma, la substancia y los accidentes, la unión personal de dos naturalezas, la causa de las causas..., etc. Ya sabemos filosofía y teología. Me contaron que en una clase en un seminario de cuyo nombre no quiero acordarme, que funciona en un lugar andino de la Mancha, un sacerdote recorría frente a sus alumnos las distintas heterodoxias antropológicas del pasado y del presente: “Platón piensa esto, Descartes piensa esto otro, Kant piensa así y Hegel piensa asá, y Freud piensa de este modo y...” cuando fue interrumpido por la mano en alto de un seminarista que, preocupado y sediento de verdad, preguntó: “¿Y nosotros qué pensamos?”. ¡Y el sacerdote respondió!

Es que se puede intentar una ciencia teológica sin mística. Se pueden elaborar monumentales síntesis filosóficas sin realidad. Filosóficamente, se abandona la existencia, teológicamente se abandona el camino apofático hacia Dios, único posible en el ascenso de la inteligencia al Ipsum Esse Subsistens. En la expresión, se abandona la poética teológica, toda vez que ésta es la única expresión nacida de la conciencia de que Dios supera las posibilidades proferentes de la criatura humana. Decae la liturgia y decaen los estímulos para vivir a Dios en el enclaustramiento monástico. La moral natural deviene imperativo categórico. Declina, por fin, toda posibilidad de acción común.

Porque fíjese Ud., mi estimado Wanderer, que el racionalismo es un pecado de la carne (ruego que nadie crea que acuso de pecadores a los racionalistas: cuando digo pecado, señalo lo material del mismo). Los ángeles no son racionalistas –si es que los ángeles son inmateriales. No hay razón sin inteligencia encarnada. Y todo pecado de la carne mata la carne a la que sirve. Y dado entonces que la liturgia, la vida monástica, la vida moral, la teología poética, la literatura mística y mitológica, son el fruto de la carne vivificada por el espíritu, a nadie debería extrañar que en ambientes de tomismo conceptualista, todas estas altísimas obras que tanta gloria han dado a la Iglesia tiendan a morir o no existan.

Termino con los siguiente: ¿de dónde extrae el racionalismo su tremenda fuerza disgregadora? La inteligencia tiene su principio en lo real, el racionalismo en el concepto. Tengo para mí que el conceptualismo es el germen que con mayor poder de descomposición corroe la fe en nuestros tiempos. ¿Cuál es el ídolo que, pareciéndose más a Dios, más aleja de Él, más lo traiciona en Su Verdad, en Su Bondad, en Su Belleza? ¿El dinero? ¿Acaso está prohibido procurárselo? ¿El mundo, la carne? Pero ambos tienen un lado positivo: el Verbo se hizo carne, y Dios amó tanto al mundo que le envió a su Unigénito. El hombre, al adorar la idea, el concepto de Dios, y no a Dios, se adora a sí mismo. Y lo hace, casi diría, de modo inconsciente. Cree poder adorar a Dios sin consagrar, sacrificar, ofrecer su inteligencia. En definitiva, sin inmolarse. “No adorarás la obra de tus manos”. Ninguna obra humana más pulcra (ahora que pienso en la pulcritud del conceptualismo, recuerdo, no sé por qué, que el P. Escurra imaginaba el infierno como un lugar helado. Creo que tenía razón), más sutil, más espiritual, que el concepto. Por acá debe venir, si no estoy muy errado, que Nuestra Señora aplaste la cabeza de la serpiente... y la nuestra, en cuanto tenemos de serpentinos.

Lo saluda con mucho afecto y agradecimiento por sus generosas, inteligentes y edificantes publicaciones


Juan (mendocino).

31 comentarios:

  1. Excelente post. Si nombre a Gilson y Fabro, no fue por recurrir a un principio de autoridad que en Filosofía es el menos importante, sino por la única razón que frente a ellos -como ante de Lubac o ante Tomás de Vio-, Cruz y Fierro es nada. No sé cuántos de los comentaristas han leído los veintipico de tomos de Cayetano. Al menos yo, no.

    La idea que quería transmitir al Sacristán Serrano y que obviamente no se entendió, es que las cosas son más complicadas de lo que parecen y que -como dice el Aquinate- la verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo.

    ResponderEliminar
  2. Wanderer:

    Y dale con Cayetano...

    Qué querés que te diga: se habla mucho del conceptualismo, pero a la cosa [a Cayetano] todo indica que los viandantes de estos pagos ni la vieron.

    No tengo más remedio que seguir oliendo, es este tipo de posts, el acre tufillo de la Nouvelle Théologie.

    Cariños

    ResponderEliminar
  3. Addenda:

    Hablando de "las cosas": a Cayetano lo tildaron de racionalista tanto de Lubac, como Gilson y Fabro.

    Pero en el esquemita no cierra.

    A las cosas. No al conceptualismo. A las cosas.

    Más Cayetano y menos divague.

    Cariños

    ResponderEliminar
  4. Estimado Wanderer: le agradezco mucho la atenci�n que tiene para conmigo publicando mi reflexi�n. Ciertamente, valoro grand�simamente lo que publica, los temas que trata y la seriedad con que lo hace. Tal vez, cuando me refiero al m�todo no me refiero exactamente a las desprolijidades inevitables por lo que Ud. menciona, sino a otra cosa, que ac� en un cyber como estoy, no podr�a expresar con precisi�n. Le adeudo, entonces, esa peque�a diferencia que con Ud. tengo. En cuanto a si Ud. acus� a Santo Tom�s de racionalista, ni por un momento me pareci� que lo hiciera. El malentendido se debe, seguramente, a alguna deficiencia en mi expresi�n.
    Juan (mendocino)

    ResponderEliminar
  5. Por fin alguien que dice las cosas como son. Tuvo que venir una mujer a poner el punto sobre la íes.

    Aguante Dorotea!

    ResponderEliminar
  6. Dorotea dijo:

    "Más Cayetano y menos divague.

    Cariños"

    Doble Amén, del Sacristán Serrano desde Arequipa y del Doctor P. De Tanouarn desde París.

    ResponderEliminar
  7. Sor Dorotea: Veo que es Ud. una persona particularmente sensible a los aromas. Quizás le convenga probar con los blogs de Givenchy o Dior.

    El masculino club de fans de Dorotea tendrá su reunión habitual próximamente en la zona de Palermo.

    ResponderEliminar
  8. Estimados Wanderer y Juan:

    He meditado el post como se aconseja en el mismo y no se me aclararon mucho las ideas.

    En primer lugar, si bien acuerdo que las citas críticas (cuando no se trata de fuentes) suelen no ser muy provechosas de por sí, en defensa de quienes las han usado hay que decir, como lo hace Cruz y Fierro, que una cosa es lo que se dice desde el anonimato o nombres que no identifican (lo cual no sirve en tanto no se conoce ni la autoridad ni el pensamiento del que critica) y otra es usar autores conocidos en general, que demarcan el ángulo y el objeto de la crítica. En caso contrario cada uno debería escribir un libro para justificar cada calificativo.

    Por otra parte se funda todo el comentario sobre el concepto (perdón por la mala palabra) de "intuición" sin aclarar qué cosa sea esa. Es decir, y dado que la palabra ha sido usada en múltiples contextos, no sabemos de qué intuición estamos hablando; ¿divina? ¿de la intuición de las ideas divinas? ¿del nous griego? ¿de la intuición de la esencia de las cosas? ¿de la idea de las cosas? ¿de la intuición sensible? ¿de un pálpito extrasensorial?, etc. Referir todo a la intuición sin aclarar suena a un método que ha sido llevado al extremo por el mencionado Freud, es decir, explicar lo conocido por lo desconocido o lo claro por lo oscuro.

    Pero lo más llamativo es que debemos partir de la intuición, llevarla con la razón para llegar de nuevo a la intuición. Entonces ¿a qué salimos? ¿a pasear al perro (perdón, a la razón)? Si el suelo y el cielo es la misma intuición ¿para qué sirve la razón? "Intuyo" que para nada.

    Saludos.
    P.L.

    ResponderEliminar
  9. Wanderer:

    El uso de los sentidos no era ajeno a la teología...

    "Sapiens hæresim", que "sabe a herejía". Una vieja nota teológica.

    Lo que pasa es que las cosas no siempre son tan claras y distintas [a pesar de no ser cartesianos, obviamente].

    Y ya te dije que no soy monja. Muchas cosas creyeron que era, pero monja nunca.

    Cariños

    ResponderEliminar
  10. Cruz y Fierro: de acuerdo con Ud. Me hace notar la injusticia que cometí al no mencionar la diferencia entre su modo de recurrir a Fabro o Gilson (legítimo, según me pareció)y el del Sacristán Serrano. En el resto, también completamente de acuerdo.
    Aprovecho para agradecerle su generoso e inteligente blog.
    Dorotea:más de una vez ha mencionado en este blog la Nueva Teología y ha visto en él incidencias de ella. Le ruego me responda algunas preguntas: ¿Qué es la Nueva Teología? ¿Es buena o mala? ¿Por qué? ¿Por qué tiene olor acre? ¿Qué tiene este blog -y en particular mi escrito- de Nueva Teología? Desde ya agradecido por su aporte.

    ResponderEliminar
  11. Estimado P.L.: Si bien la respuesta a su comentario corresponde al mendocino Juan, no puedo vencer la tentación de recodarle la multitud de veces en las que Santo Tomás afirma que la intuición es el principio y el fin de la ratio, en una especie de movimiento circular. Por ejemplo, escribe en De veritate (10, 8 ad 10): "Haec autem circulatio attenditur in hoc quod ratio ex principiis secundum viam inveniendi in conclusiones pervenit et conclusiones inventas in principia resolvendo examinat secundum viam judicandi”. Se parte de los principios que se intuyen y se culmina nuevamente en los mismos principios objetos de la intuición. Hay libros enteros dedicados al tema. Le puedo pasar las referencias, si Ud. lo desea.

    ResponderEliminar
  12. Estimado Wanderer:

    Me encontraba yo, en mi lentitud tratando de dilucidar el tema del racionalismo en el cristianismo. Y cuando creía que el tema ya había pasado me encuentro gratamente con el presente post. Con el cual estoy en desacuerdo en el punto de que los últimos no tienen relación con el tema. Simplemente, porque veo una ilustración del raionalismo en lo que se refiere ud. a las devociones sencibles, que llevan a los pastores detrás de las obejas, y ni qué hablar de las cuestiones plasmadas sobre el cardenal Mannig y Karloncho.

    Pero yendo a nuestro tema en concreto:¿Cómo inteligir la revelación sin el USO de la razón? "Fides quarens intellectum: he ahí el principio de toda especulación medieval" dice Gilson.(el motivo por el que subrayo USO lo comentaré al final)Pero si me permite quisiera transcribirle un párrafo de Gilson como aporte. En relación a lo que el amigo Juan dice del método historico para dilucidar el tema. Y porque parece que la especulación no tendría lugar dentro del cristianismo, sin caer en un acto racionalista:

    "¿Qué se pretende decir al afirmar que el cristianismo no es nada "especulativo" cuando se considera en sus comienzos? Si con ello se entiende que el Cristianismo no es una filosofía, nada es más evidente; pero si se quiere sostener que aún en el terreno propiamente religioso, el Cristianismo no comporta ningún elemento "especulativo" y se limitaba a un esfuerzo de ayuda mutua, a la vez espiritual y material, en las comunidades, quizás sea ir más allá de cuanto la observación histórica permite afirmar. ¿Dónde allaríamos ese Cristianismo práctico ajeno a toda especulació? Para encontrarlo deberíamos ir más allá de San Justino y eliminar de la literatura cristiana primitiva bastantes páginas de los Padres Apostólicos; suprimir la 1ª Epístola de Juan con toda la mística especulativa de la Edad Media, cuyos principios asienta; desechar la predicación paulina de la gracia, de la que pronto nacerá el agustinianismo; suprimir el Evangelio de San Juan, con la doctrina del Verbo contenidad en el Prólogo; sería menester remontarse más allá de los Sinópticos, y negar que el propio Jesús enseñó la doctrina del Padre Celestial, predicó la fe en un Dios providencia, anunció a los hombres la vida eterna en el Reino que no tendrá fin; habría que olvidar sobre todo que el Cristianismo primitivo estaba tanto más estrechamente unido al judaísmo cuanto más primitivo era. Ahora bien: la Biblia contenía una multitud de nociones sobre Dios y el gobierno divino, que sin tener carácter propiamente filosófico, sólo esperaban un terreno propicio para enunciarse explícitamente en consecuencias filosóficas..."
    No es pués, descabellado el pensar en una "filosofía cristiana". "No hay razón cristiana, -dice más adelante- pero puede haber un ejercicio cristiano de la razón".

    Y este es precisamente el punto en que veo el problema, mi querido Wanderer, el USO, el EJERCICIO Cristiano de la razón. Nuestro Señor les pide a sus discípulos que ponagn el pan que tienen para dar de comer a la muchedumbre, o el agua para el vino de Caná.
    Por ello, estimada Dorotea es loable su desacuerdo , pero haga USO de la razón y demuestre el Porqué de su desacuerdo. Por que sólo enunciando, sin discurrir, sólo queda que le rindan culto diciendo amén o ser colaboradora de Felipe Pigna.

    Lo saluda.
    STARET.

    PD.:Pido disculpas por lo extenso, dejo en sus manos este comentario.

    ResponderEliminar
  13. Estimado Juan, te respondo rapidito, un poco desprolijo, pero trato de aprovechar la banda ancha de la oficina.

    Por "Nueva Teología" se entendió a la corriente que irrumpió en los años 40 dentro de la Iglesia como una alternativa a las propuestas de la llamda - en confronte - "escuela romana".

    Los dos grandes focos de pensamiento fueron Fourvières (la facultad de los jesuitas en Lyon) y Le Saulchoir, conocida escuela dominca francesa.

    Sus grandes figuras: Brouillard, de Lubac, Danielou, von Balthasar, Chenu y Congar, por citarte algunos de los más conspicuos corifeos.

    La tesis central : "una teología que no es actual no es una teología verdadera". Santo Tomás no resultaba actual, su "intelectualismo" y su "conceptualismo" no resultaban conformes a la época. Por ello hubo de recurrirse a otros autores para inteligir el dato revelado. Y acá entra en escena Blondel (hoy bastante olvidado) quien aporta su filosofía vitalista y resulta la plataforma natural de la escuela.

    Otro punto de crítica hacia la escuela "romana" era la falta de conocimiento y uso de las "fuentes patrísiticas y escriturísiticas" y un apego excesivo a Santo Tomás de Aquino y sus comentadores.

    No dá para explicitarlo en este breve comment, pero hubo un gran polémica que se plasmó en diversas obras y artículos, que podés encontrar reseñadas en el libro de Marín Sola sobre la evolución homogénea del dogma católica.

    Por último, en esta apretada síntesis, las principales tesis de la Nueva Teología fueron censuradas por el Papa Pio XII en la Encícilia Humani Generis.

    En suma, un "ralliement" a la filosofía moderna.

    Como todos los "ralliements" un fracaso.

    Besos y buen fin de semana.

    Dorotea

    ResponderEliminar
  14. Dorotea:
    No se enfade. Sé que Ud. no es monja. De lejos se ve que es una mujer pensante.
    De responder a los comentarios, que se encargue el Mendocino.

    ResponderEliminar
  15. Amigo P.L: respecto de lo que entiendo por intuición, por supuesto, hay una respuesta corta y una larga. Aquí se impone la corta: entiendo por conocimiento intuitivo el que aprehende el ser actual, presente, por oposición al conocimiento abstractivo.
    Dorotea: veo que haciéndole preguntas he logrado de su parte un aporte útil para los que frecuentamos este blog. ¡Vaya! He leído de Chenu su "Introduction a l'etude de Saint Thomas d'Aquin" y su "St Thomas d'Aquin et la théologie"; de V. Balthasar su "La verdad es sinfónica" y su "La oración contemplativa"; de de Lubac parte de su "Exégesis medieval". (a propósito y muy en serio: quien, corrido por la pertenencia de de Lubac a la Nouvelle Théologie y poseyendo esa obra quiera desprenderse de ella, ¡la compro!) Cometí tal vez el error de no haberlos etiquetado de Nueva Teología para lanzarlos lejos de mí, con terror y espanto.
    En cuanto a Pio XII, no creo que en su encíclica haya negado la posibilidad de una lectura conceptualista de Santo Tomás. Tampoco creo que nos haya ordenado repetir a Santo Tomás como loros, descuidando la realidad a la que el Aquinate remite. Y algo más: sí, creo que hay que actualizar a Santo Tomás de Aquino. No modernizarlo. Pero su obra, como cualquier otra, está en potencia de ser entendida, meditada, "intus-lecta". ¿Le parece?

    ResponderEliminar
  16. !Ah¡ Por último, y como si aún hiciera falta (¿verdad, mi amigo Wanderer?): Dorotea y otros: NO ES MI OPINIÓN QUE SANTO TOMÁS SEA CONCEPTUALISTA O RACIONALISTA. Gracias a quienes creen en la sinceridad de mi afirmación.

    ResponderEliminar
  17. Estimado Wanderer:

    En su respuesta y en la de Juan con relación a mi objeción, se ve con claridad (como imaginaba) que hablan de cosas distintas cuando se refieren a la intuición. Con ud. estoy de acuerdo con Juan no.

    Ud. hace referencia a lo Sto. Tomás llama intellectus, el cual es una especie de conocimiento inutitivo. Si se quiere traducir como intuición está perfecto (aunque yo prefiero no hacerlo en general por el significado que se le ha atribuido a esa palabra en otras corrientes). Ahora, esa intuición sólo se da respecto de los principios (intellectus en el orden del ser, sinderesis en el orden moral). En este sentido, la verificación de la via iudicii sólo verifica la correspondencia con dichos principios. Es decir, con la intuición no se accede a verdades particulares sino máximamente universales, que necesitan de la razón para avanzar. El juicio o revisión posterior de las verdades halladas (por la razón) sólo comprende su adecuación o no con los principios, por lo que la verdad hallada (íntegramente considerada) no es objeto de la intución sino de la razón.

    En cambio Juan, hace referencia a un conocimiento directo mediante la intuición. En el pensamiento de Santo Tomás dicho conocimiento, en el hombre, es siempre imperfecto, sólo puede darse en espíritus puros (ángeles). Aclaro, no digo que esté equivocado por no pensar como el Santo, sólo digo que sus referencias al santo en su comentario son equívocas. Aclarado eso digo que no estoy de acuerdo porque de ese modo no se explican muchas cosas (entre ellas, el error).

    Por último, otro cantar es el de la intuición mística que recae sobre un campo muy acotado del conocimiento y requiere condiciones personales de santidad muy específicas.

    Saludos.
    P.L.

    ResponderEliminar
  18. Estimado Mendocino:

    Negar cualidades intelectuales a los autores que te he mencionado en mi respuesta sería una gran necedad.

    Casualmente, las obras que citás no son precisamente trabajos llamemos "conflictivos". Sí lo fue por ejemplo "Suranturel" de Lubac, o "Cristianos Desunidos" de Congar, por darte dos ejemplos.

    He leído algunas obras - pocas para ser honesta - de estos personajes. Algunas me gustaron mucho, otras ciertamente muy perdibles.

    El gran problema de la Nueva Teología lo definió de manera magistral Garrigou-Lagrange en su artículo "La Nouvelle Théologie: ou va-t-elle?" que lo podés conseguir facilmente por Internet: el relativismo y el transformismo dogmático.

    Entenderás que lo exiguo de un comentario no da para discurrir largamente sobre el tema.

    Quiero además decirte que - por lo menos en lo que a mi respecta - no dudo de la sinceridad de tus afirmaciones.

    Finalmente, y que se me entienda bien, no estaría nada mal repetir "como loros" lo que decía el Aquinate.

    Más Santo Tomás y menos divague.

    Cariños

    Dorotea

    PS: No he leído las obras de Chenu que referís, pero recuerdo que Dom Lafont las menciona muy elogiosamente en su Estructura y Método de la Suma Teológica.

    Y en uno de mis comments se deslizó un error: donde dice el libro de Marín Sola, debe leerse en la introducción a dicho libro hecha por Sauras OP.

    ResponderEliminar
  19. Dorotea: Se me hace que repetir como loros a Santo Tomás no sería muy tomista que digamos. ¿Dónde quedaría, entre otras, nuestra facultad intelectual? Recuerde que el Aquinate no repitió como loro a ninguna de las auctoritates de la época. Es más, se peleo con la más importante de todas: San Agustín.

    ResponderEliminar
  20. Mi muy querido Wanderer, como dije "que se me entienda bien": el repetir como loros supone un aprendizaje.

    Sería bueno conocer la obra del Aquinate como para poder repetirla como loros.

    El problema, me parece, pasa por que muchos que dicen que no hay que repetir no tendrían mucho que repetir, por que lisa y llanamente no han leído practicamente nada de Santo Tomás.

    Se que es una labor ardua pero hay que animarse.

    Y creo que es prácticamente imposible que un lector atento de Santo Tomás no sea llevado, casualmente por esa misma lectura, a la reflexión e indagación personal acerca de las cosas de Dios y de los hombres.

    Cariños

    ResponderEliminar
  21. Estimado wanderer:

    Leyendo estos últimos comentarios, recordé una anecdota que ma contaron hace algún tiempo. La cual quisiera compartir con ud. y sus notables lectores. Cuenta que en el mismo seminario ubicado en la Mancha había un estudiante bastante lelo (que según cuentan, aun hoy luego de 15 años, lo sigue siendo). Cuestión que este le pide auxilio a un compañero que se notaba vaquiano en los saberes filosóficos. Así, dispuestos ambos a aprender del saber uno y a aprender a compartir lo sabido el otro, libro en mano, emprendieron camino por la calle Tirazo. Allí cargaron sobre sus espaldas, alguna que otra respuesta, pero sobre todo nuevas preguntas; al regresar son vistos por el cura Petreo o Petrino (será devoto de la santa sede?), bueno, el caso es que le dice desde lejos: "Ahí están! los que piden más horas de estudio, para pasear y tomar mate!? Los estudiantes a las preguntas que traían de su viaje agregaron signos de admiración, en ese momento se asoma, por la galeria, acomodandosé los anteojos con el pulgar y el dedo mayor, el P. Biestro: "El estudiar se completa levantando la cabeza del libro, después de haber estado hundido en él..."

    ...Estimado wanderer, se puede tener noticia de Santo Tomás y cuantos aquí se mencionan, es más se puede tener noticia de los pensamientos de los pensadores citados. Pero a la vista está que cosa distinta es tener noticia de Pensamiento que PENSAR. FLACOS Y BARRIGONES , los llama el p. Leonardo.

    Muchos hay que conocen, no digo al Aquinate, las Escrituras. Y que en pos de ellas abandonaron la Iglesia, y visto está que erran por los caminos, lejos de los planes de Dios. Pero si conocen la revelación de memoria, "como loro"!! ¿Cómo es que erran el camino? Quizá es una cuestión de INTUICIÓN...

    SALUDOS.
    STARET.

    ResponderEliminar
  22. Ad Dorotheam
    Lege carissima,lege:

    Dicit ergo: volo ut viri hoc modo utantur dono prophetiae, sed mulieres, in ecclesia, nolo loqui; sed taceant in ecclesiis, I Tim. II, 12: mulierem docere in ecclesia non permitto. Et rationem huius assignat chrysostomus, dicens, quod semel est locuta mulier et totum mundum subvertit.
    Sed contra hoc videtur quia de multis mulieribus legitur quod prophetarunt, sicut de Samaritana, Io. IV, 39, et de Anna uxore Phanuel, Lc. II, 36, et de Debora, Iud. IV, 4, et de Holdama propheta, de uxore sellum, IV Reg. XXII, 14, et de filiabus Philippi, act.
    C. XXI, 9. Supra etiam dicitur omnis mulier orans vel prophetans, etc..
    Responsio. Dicendum quod in prophetia sunt duo, scilicet revelatio et manifestatio revelationis, sed a revelatione non excluduntur mulieres sed multa revelantur eis sicut et viris.
    Sed Annuntiatio est duplex. Una publica, et ab hac excluduntur; alia est privata, et haec permittitur eis, quia non est praedicatio, sed Annuntiatio.
    Huius autem rationem assignat, dicens non enim permittitur eis loqui, scilicet ab ecclesiae auctoritate, sed hoc est officium earum, ut sint subditae viris. Unde cum docere dicat praelationem et praesidentiam, non decet eas quae subditae sunt.
    Ratio autem quare subditae sunt et non praesunt est quia deficiunt ratione, quae est maxime necessaria praesidenti. Et ideo dicit philosophus, in politica sua, quod corruptio regiminis est quando regimen pervenit ad mulieres.
    Consequenter cum dicit si quid volunt, etc., quia possent aliqui dicere quod ad minus de dubiis possunt quaerere in ecclesia, ideo apostolus hoc excludit, et circa hoc duo facit. Primo enim removet obiectionem, secundo rationem assignat, ibi turpe est, etc..
    Dicit ergo: dico quod mulieres taceant in ecclesia, sed si aliqua, de quibus dubitant, addiscere volunt, interrogent viros suos domi.
    I Tim. II, 11: mulier in silentio discat cum omni, etc..
    Huius autem ratio est quia turpe est, non solum indecens: in mulieribus enim commendatur verecundia. Eccli. XXVI, 19: gratia super gratiam, etc.. Si ergo in publico quaereret et disputaret, signum esset inverecundiae, et hoc est ei turpe. Et inde est etiam quod in iure interdicitur mulieribus officium advocandi.
    SUPER I AD COR , Cap 14, Lectio 7.

    Etiam


    Respondeo dicendum, quod de imagine possumus loqui dupliciter: aut quantum ad id in quo proprie consistit imaginis ratio; aut quantum ad id quod secundario assignatur similitudo imaginis: proprie enim et principaliter imago intellectualem naturam consequitur; unde oportet quod ubi intellectualis natura perfectius invenitur, etiam ibi sit imago expressior: et sic cum natura intellectualis multo sit dignior in Angelis quam in homine, eo quod propter obumbrationem intellectualis luminis homo rationalis dicitur, cum ratio sit quidam intellectus obumbratus; oportet quod in Angelis sit expressior dei imago quam in anima, et in Angelis superioribus quam in inferioribus, et in viro quam in muliere: quamvis illa diversitas sit minor quam prima, quia non sequitur diversitatem naturae secundum speciem. IN II SENT., Dist. 16, q 1, art. 3


    Thomas Aquinatis

    DIES MARTIS A.D. VI ID. OCT. MMDCCLX A.V.C.

    P.S. Non sumus psittaci sed homines. Tace, carissima, tace

    ResponderEliminar
  23. Estimado P.L

    Quisiera aclarar algo con respecto al tema del intellectus en Santo Tomás. Tal como Vd, dice, el intellectus en el hombre no es puro como en el caso del ángel, y por ello necesita del discurso de la ratio. Ahora bien, aún así, tal como Wanderer afirma en una entrada anterior, el intellectus es principio y fin de la ratio. No es cierto que la verdad hallada por la ratio sea objeto de la misma: Santo Tomás dice explícitamente lo contrario:

    Ut ad principium quidem, quia non posset mens humana ex uno in aliud discurrere, nisi eius discursus ab aliqua simplici acceptione veritatis inciperet, quae quidem acceptio est intellectus principiorum. Similiter etiam nec rationis discursus ad aliquid certum perveniret, nisi fieret examinatio eius quod per discursum invenitur, ad principia prima, in quae ratio resolvit. Ut sic intellectus inveniatur rationis principium quantum ad viam inveniendi, terminus vero quantum ad viam iudicandi.
    Unde, quamvis cognitio humanae animae proprie sit per viam rationis, est tamen in ea aliqua participatio illius simplicis cognitionis quae in superioribus substantiis invenitur, ex quo etiam intellectivam vim habere dicuntur; et hoc secundum illum modum quem dionysius, VII cap. De divin. Nomin., assignat dicens, quod divina sapientia semper fines priorum coniungit principiis secundorum; hoc est dictu: quod inferior natura in sui summo attingit ad aliquid infimum superioris naturae. De Ver, q 15, art 1, c. Sólo he citado una de las decenas de afirmaciones de este tenor que hay en las obras del Santo.

    La ratio es instrumental al intellectus, que es el que propiamente permite conocer. Instrumental pero obviamente imprescindible por la condición corpórea del hombre: “nihil est in intellectu quod non fuerit primo in sensu”.

    Y tan es así que cuando el Angélico se pregunta acerca del don de intellectus y en una objeción argumenta que el hombre no es intelectual como los ángeles sino racional, responde aplicando el muy mal entendido – incluso en entradas anteriores de esta sección comentarios, “gratia perficit naturam”:

    Ad secundum dicendum quod discursus rationis semper incipit ab intellectu et terminatur ad intellectum, ratiocinamur enim procedendo ex quibusdam intellectis, et tunc rationis discursus perficitur quando ad hoc pervenimus ut intelligamus illud quod prius erat ignotum. Quod ergo ratiocinamur ex aliquo praecedenti intellectu procedit. Donum autem gratiae non procedit ex lumine naturae, sed superadditur ei, quasi perficiens ipsum.
    Et ideo ista superadditio non dicitur ratio, sed magis intellectus, quia ita se habet lumen superadditum ad ea quae nobis supernaturaliter innotescunt sicut se habet lumen naturale ad ea quae primordialiter cognoscimus. S Th II-II, q 8. art. 1, ad 2.

    Por fin, para terciar un poco en la cuestión del racionalismo en la teología, incluso la fe sobrenatural asienta en el intellectus

    “Credere autem est immediate actus intellectus, quia obiectum huius actus est verum, quod proprie pertinet ad intellectum.
    Et ideo necesse est quod fides, quae est proprium principium huius actus, sit in intellectu sicut in subiecto”. S Th II-II, q 4. art. 2, c. Y en comentario al De Trinitate de Boecio, Santo Tomás dice que lo propio de la ciencia divina es proceder intellectualiter. A fortiori, aclaremos que en esta obra, ciencia divina es para el Aquinate tanto la teología como la metafísica:

    “CO21
    Ad tertiam quaestionem dicendum quod sicut rationabiliter procedere attribuitur naturali philosophiae, eo quod in ipsa maxime observatur modus rationis, ita intellectualiter procedere attribuitur divinae scientiae, eo quod in ipsa maxime observatur modus intellectus. Differt autem ratio ab intellectu, sicut multitudo ab unitate. Unde dicit boethius in IV de consolatione quod similiter se habent ratio ad intelligentiam et tempus ad aeternitatem et circulus ad centrum. Est enim rationis proprium circa multa diffundi et ex eis unam simplicem cognitionem colligere.
    CO 22 Sic ergo patet quod rationalis consideratio ad intellectualem terminatur secundum viam resolutionis, in quantum ratio ex multis colligit unam et simplicem veritatem. Et rursum intellectualis consideratio est principium rationalis secundum viam compositionis vel inventionis, in quantum intellectus in uno multitudinem comprehendit. Illa ergo consideratio, quae est terminus totius humanae ratiocinationis, maxime est intellectualis consideratio. Tota autem consideratio rationis resolventis in omnibus scientiis ad considerationem divinae scientiae terminatur.” In Boethii De Trinitate, Pars 3, q 6, art 1.

    Esta es la verdadera doctrina del Angélico tomada directamente de sus textos, sorprendentemente claros.

    SSS

    ResponderEliminar
  24. "Lege carissima, lege"

    "Tace carissima, tace"

    No sabía que el Aquinate hablaba capicúa.

    Cariños

    ResponderEliminar
  25. Mi estimado P.L: Atento a la amabilísima atención que me ha dispensado, me siento animado a pedirle hagamos mutuamente el esfuerzo de entendernos cabalmente.
    En principio: conozco la distinción tomista intellectus-ratio. Si dije intuición y no intellectus o intuición intelectual, es porque tomé la precaución de no entrar en terreno tan cenagoso. Recorra mi escrito y revise la definición que le he dado de intuición y verá que en ningún momento hablo de intuición intelectual. Ud. sabe, seguramente mejor que yo, cuánto ha discutido la escuela sobre el asunto de la intuición intelectual, sus posibilidades, alcances, etc. Además le confieso: el tema, con Santo Tomás o sin él, me trae muchísimas dudas aún.
    Ahora bien. Concedo por un momento que una lectura acertada de Santo Tomás nos dice que, en ámbito gnoseológico, no hay en el hombre intuición intelectual sino de los primeros principios. No puedo entender la génesis de la concepción y formulación de esos principios sin una intuición anterior (con anterioridad gnoseológica, no temporal), por vía de percepción sensitivo-intelectual. Estudiar la gnoseología humana abstrayendo la inteligencia y creyendo que es ella la que conoce, y no el hombre el que conoce por ella, es un error de falsa abstracción y su destino inevitable es el dualismo antropológico (y en esto tengo la certeza de ser discípulo de Tomás). Y cuando digo que es el hombre el que conoce, estoy haciendo referencia a sus sentidos externos (propiamente intuitivos), sus sentidos internos (propiamente intuitivos respecto de sus objetos propios, impropiamente intuitivos respecto del ente extramental), y a la disposición de su afectividad. Y he aquí lo que he llamado el suelo de la intuición.
    Por último, cuando hablo del cielo de la intuición. Con Santo Tomás, afirmo que ratio es a intellectus como lo imperfecto a lo perfecto y que el razonamiento es un defecto de la criatura humana, en virtud de la imperfección de la materia a la que el alma racional informa: quod defectus quidam intellectus est ratiotinatio. No niego en absoluto su utilidad, pero como lo propio de lo imperfecto es estar en movimiento, digo: el fin del movimiento discursivo, racional, es una intuición. El cielo del hombre es la visión facial de Dios, contemplación a la que Santo Tomás llama: simplex INTUITUS veritatis. Y como toda causa final, determina y especifica todo el movimiento que a ella tiende.
    He aquí una explicación de lo que he meditado. Si logro hacerme entender, a partir de allí nuestros disensos serán más fructíferos aún. Discúlpeme mi amigo, pero con todo respeto, a veces siento que dispara contra mi posición, pero dirigiéndose a un lugar en el que yo no me encuentro.
    Por último y cumpliendo con mi parte, digo, la de entenderlo a Ud., quisiera saber qué entiende Ud. por racionalismo.

    ResponderEliminar
  26. No sé si S. Tomás hablaba capicúa, si databa ab urbe condita o si trataba de carissima a las mujeres. Pero seguro que sabía que los casos debían concordar, por más que digan que su latín era de cocina.
    Qui potest capere, capiat!

    ResponderEliminar
  27. Estimado Wanderer y estimados todos: sin desanimarme por que ultimamente no publica mis comentarios, le envío éste, que procuraré breve y sobrio. Desde hace un tiempo vengo notando algunos problemas en éste blog, por otra parte magnífico. A saber: 1) Los posts picotean por una cantidad de temas francamente excesiva. Con respecto a los cuales, para peor, las tesis o las conclusiones en parte se precisan, en parte no, y entonces cada cual barrunta lo que puede.Yo por ejemplo barrunto que Ud, Wanderer, tiene una eclesiología no sé si decir muy arcaica o muy moderna. Pero no lo sé, no puedo decir mucho por que Ud. tampoco lo aclara. 2) Tras de llovido, los "comentaristas" nos lanzamos en ése estado a discutir "lo que a mí me parece que dijo o quiere decir". 3) Adicionalmente, la apelación a argumentos de autoridad es un poco excesiva, en todo sentido. En un par de párrafos son citados a declarar Santo Tomás, Cayetano, de Lubac, Duns Scoto, Fabro, Congar, Rahner... Parece que hemos leído y meditado a todos. 4) Dicho sea de paso y al margen, en un ámbito que se anima con todos, no se ha mencionado aún a un importante teólogo contemporáneo, que se llama... Ratzinger. No sé a qué atribuírlo: ¿en el fondo, Wanderer: ud. no será medio lefe? Motivos por los que, sugiero, a riesgo de ser calificado de racionalista, escolástico seco y lelo: enunciar claramente las conclusiones y tesis, circunscribir el debate a las mismas y traer menos a colación lo que otros habrían escrito. Como dijo Dorotea, a las cosas.

    ResponderEliminar
  28. Estimado amigo Juan:

    Antes de adentrarme en las cuestiones planteadas en respuesta, tanto a ud. como a SSS quiero hacerle un par de aclaraciones previas.

    Es muy posible que mis comentarios apunten a lugares donde ud. no está. De hecho, si se fija, nunca hago comentarios descalificantes que impliquen directamente al autor (no hablo de divague, de más lectura de otro autor ni pretendo enclaustrarlo en tal o cual corriente histórica de pensamiento), justamente porque entiendo que el ámbito de discusión no permite ahondar y explicar todo debidamente. En este sentido, sólo me desagradan las descalificaciones rotundas o faltas de respeto a personas, instituciones, etc. que no es el caso de este diálogo. Por ello no lo apunto a ud. sino a ideas que me parecen erradas o que pueden conducir al error. En cuanto al tema, me pareció que la mención general de la intuición podía conducir a dos vertientes siempre actuales de pensamiento: por un lado un ontologismo exagerado que termina en una especie de panteismo y por otro un relativismo individual. Por eso, como ud. prefiere no hablar de intellectus yo prefiero no hablar de intuición.

    En cuanto a lo que entiendo por racionalismo debo aclararle, como lo hice con el amigo Wanderer en mi primera comunicación, que no soy muy afecto a los "ismos" porque, en general y aplicado a autores, me parece que simplifican demasiado y de modo poco provechoso pensamientos de las más variadas índoles. No obstante, a mi juicio el racionalismo y el voluntarismo son dos caras de la misma moneda, es decir, son en el fondo la misma cosa. En este sentido cualquier separación radical entre las potencias del alma o la preminencia absoluta de una sobre la otra me parece que responden a ese parámetro y termina errando en las conclusiones. El origen del problema (aunque en sus conclusiones esté presente ya desde los sofistas) lo ubico (en cuanto a su desarrollo orgánico) en el nominalismo con la negación existencial de los universales.

    Entrando en el tema de la intuición, intellectus y Santo Tomás, entiendo por intuición cualquier tipo de patencia directa entre un objeto y un sujeto. En este sentido acuerdo con ud. casi por completo respecto al "suelo de la intuición". Respecto de los primeros principios hay verdadera intuición por la autoevidencia de los mismos y por su imposibilidad de discurso reflexivo respecto de ellos. En cuanto a los sentidos, también acuerdo en que se trata de verdadera intuición, en el mismo sentido del término, aunque en ese caso ya se necesita su verificabilidad orgánica por medio de la razón (o de otro de los sentidos integradores como el sentido común).

    Respecto del "cielo de la intuición" también acuerdo que esa es la finalidad del hombre. Pero dicha finalidad (ya lo dice Aristóteles en el libro Landa) implica un grado superior de lo que se podría llamar (en la terminología aristotélica) de "divinización del hombre". Ahora, ese grado superior sólo está dado al hombre de dos modos: uno total que es la visión beatífica (al que sólo se accede en el cielo y no en la tierra) y otro parcial que es el caso de la intuición mística (por eso lo separé en el comentario anterior). En cualquiera de los dos casos la intuición directa con Dios, ya no procede del camino habitual de la razón sino de otras cuestiones. Por ello, si bien es cierto que dicha intuición es causa final especifica en cuanto al movimiento pero no en cuanto a su formalidad. Creo que no estamos tan en desacuerdo.

    Con respecto a SSS los textos citados se corresponden con el citado por Wanderer en el comentario anterior. Es por ello que en mi respuesta a dicho comentario y en el actual está mi opinión al respecto. No obstante, hay una aclaración. Cuando dije que la verdad era objeto de la razón me refería a que en el hombre (por su imperfección como señalan Juan y el texto) se llega mediante la razón, pero, en rigor, la verdad no es objeto ni de una ni de otra sino de las dos. Esto porque para Santo Tomás ambas son la misma potencia. De hecho, cuando explica que son lo mismo y no distintas (cito de memoria porque no lo tengo acá puede ser una artículo adelante o uno después S.T. 1, q.79a.8) usa como argumento, justamente, que tienen el mismo objeto.

    Perdón a Wanderer y a todos por lo extenso.
    P.L.

    ResponderEliminar
  29. Amigo Wanderer: allí donde Gallo dice que no sabe si Ud. está defendiendo una Iglesia demasiado arcaica o una demasiado moderna lo he tomado como un elogio envidiable. ¿Está de acuerdo conmigo? Bien que me gustaría recibirlo.
    Gallo: tiene Ud. razón cuando advierte un abuso en recurrir a argumentos de autoridad y, creo, también en cuanto a la variedad de temas que se tocan. También de acuerdo con su pedido de precisión y delimitación.

    ResponderEliminar
  30. Dicit philosophus, in politica sua, quod corruptio regiminis est quando regimen pervenit ad mulieres.

    Thomas Aquinas vel de Aquino.

    P.S. Care Anonyme, errata emendata sunt. Gratias ago tibi dilecte amice!

    ResponderEliminar