domingo, 18 de marzo de 2007

Missa Latina


Es llamativo que ha sido mucho mayor el escándalo que ha producido al mundo el más que moderado deseo de Benedicto XVI acerca de que la liturgia latina se celebrara, en algunas determinadas ocasiones, justamente, en latín, que la reafirmación de la prohibición que pesa sobre los divorciados y su recepción de la eucaristía. ¿Por qué será? Lo último constituye, para los cánones contemporáneos, una inadmisible discriminación y, sin embargo, unas pocas palabras latinas enfurece más a la prensa mundial.

Pareciera que el latín es mucho más reaccionario que la discriminación; lo cual implica que esta lengua es un poderoso símbolo detrás del que se esconde “algo” más. ¿Será una lengua con poder propio para producir efectos tales como, por ejemplo expulsar demonios? Sería algo así como el sonido de las campanas, que según algunos afirman, exorcizaban el aire. ¿Será que el latín es la lengua del Imperio, y el Imperio es para casi todos los exégetas el katejon, es decir, el obstáculo que detiene, o detenía, la venida del Anticristo?

El escándalo del latín empujó a los paniaguados clérigos argentinos a salir a tranquilizar a la sociedad y a los periodistas. No era cuestión de que pensaran que la Iglesia es retrógrada y reaccionaria, sobre todo en tiempos tan progres como los nuestros. Si hasta la pobre Fanny Mandelbaum se puso como loca con la noticia, justo ella que es judía y vocera de la ex monja piquetera, Martha Pelloni, llamada a silencio por la Santa Sede. Algo tenían que hacer nuestros pastores.

El paniaguado rector del seminario de Buenos Aires, Daniel Fernández, se apresuró a advertir a la sociedad que las palabras papales no implican el retorno a la Misa Tridentina, como si eso fuera horrorosamente inadmisible. Se trata, nos tranquiliza el presbítero, “…la misa según el misal actual, que tiene una traducción en latín”. Habría que advertirle que es justamente al revés: el misal actual tiene traducciones a las lenguas vulgares.

El paniaguado rector del seminario de Mendoza, Sergio Buenanueva, también nos ha tranquilizado: la Misa en lenguas modernas “es un paso irrevocable, con frutos innegables”. Lo del Papa es sólo para los grandes encuentros internaciones, un desideratum, que nada tiene que ver con las liturgias diarias de los fieles mendocinos que seguirán, para su dominical padecimiento, tal como estaban.

El paniaguado arzobispo de San Juan, Mons. Alfonso Delgado, nos pide que no nos asustemos: “el plan de Dios no es complicarle la vida al hombre”. Por tanto, no tendremos que aprender latín, ni andar con misalitos en la mano ni las mujeres deberán volver a usar mantilla. Es llamativo que este prelado fuera mucho más gelatinoso e impreciso en sus comentarios, que su par Mons. Jorge Lozano, hoy obispo de Gualeguaychú y anteriormente rector del santuario de las víctimas de Cromanón en Buenos Aires. Ah, ya entendí. Delgado es del Opus.

El putiaguado arzobispo de Mendoza, José Arancibia, dice que la “Iglesia diocesana de Mendoza está actualizando su Plan de pastoral” y que, por tanto, “aunque la Iglesia recomiende usar alguna vez el latín en la liturgia, seguiremos empeñados en celebrar la Misa para los fieles de Mendoza, de manera que tanto la Palabra de Dios, como todas las oraciones, resulten siempre comprensibles”. Más claro Benedicto, echale agua.

En definitiva, mucho ruido y pocas nueces. A lo sumo, nuestros prestes gatopardizarán la situación a fin de no quedar como rebeldes. Y los fieles, seguiremos condenados a los shows de mal gusto con que semanalmente nos atormentan.
Existe una opción, lo sé: asistir a la Misa tradicional que celebran los sacerdotes de la FSSPX. Hoy fui a una de ellas. El celebrantes nos aleccionó en su homilía de cuarenta minutos acerca de los metros extras de puntilla que se permiten en este domingo IV de Cuaresma y, luego, se entretuvo en disquisiciones térmicas acerca de la temperatura de las llamas del infierno que, parecería, son superiores en varios miles de grados a la producida por la llama de una vela de cera. Y no es broma. Tengo testigos de todo esto.
Y después quieren que no sea anticlerical!

6 comentarios:

  1. “el plan de Dios no es complicarle la vida al hombre”.

    ¡Caramba! ¡Una frase para el bronce de Monseñor Delgado! Siempre me ha sorprendido la ambigüedad del Opus (y en algunos casos, franca hostilidad) con respecto a la Misa Tridentina. Quizá celos porque les roban la banca de la derecha.

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  2. Saludos desde Lima, obviamente al llegar la Misa Tridentina los Neo Conservas (léase Opus Dei) irán perdiendo su "MERCADO"... Cosas de vida chico!

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  3. El Opus no tiene fidelidades, ni siquiera a su neo-conservadurismo. Recordemos como, por ejemplo, los intelectuales del Opus siempre fueron acérrimos enemigos del evolucionismo, con libros científicos publicados al respecto (El Dr. J. Sanguinetti concretamente), hasta que a Juan Pablo II se le ocurrió decir lo que dijo. Entonces el Opus comenzó a ver con cariño a la evolución, y allí fue don Sangunietti a escribir ahora un libro "científico" a favor del hombre-mono.
    Camaleónicos los muchachos...

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  4. Hay una anécdota que se le atribuye a muchos curas. Dicen que épocas pre-conciliares, bautizando a un niño, la madre le pregunta al sacerdote porqué dice las oraciones en latín si el niño no lo entiende. El sacerdote respondió algo así como que puede ser que el niño no lo entienda, ni que aún no lo entiendan los padres ni los padrinos, pero el Diablo sí entiende latín.

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  5. Qué buenos que eran los malos y que malos que son los buenos !!! Si hasta el pobre Mons. Lozano compara el latín en la misa con los conciertos de los Rolling Stones. Volvé Bugnini, te perdonamos.

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  6. Si París bien valía una Misa; ¿acaso asistir a una Misa en los tiempos que corren bien no vale un sermón largo y no siempre bueno?
    Saludos.

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