domingo, 10 de mayo de 2009

Confesión desesperada


 Nuestro amigo Jack Tollers está en problemas y necesita ayuda. ¿Alguien se anima a aconsejarlo?

Estimado Wanderer,

 Lo que sigue inevitablemente parece una confesión. Tenga a bien absolverme, si le parece.

 Pero lo cierto es que, viejo como estoy, finalmente he aprendido a convivir con las cuestiones que me dejan perplejo—y siguiendo a Santa Teresa, a casi disfrutar con eso. Quedarse perplejo, darle vueltas a una cuestión sin atinar siquiera con la respuesta. Y eso mismo, usarlo como acicate para tratar de desentrañar el intríngulis. Como este asunto de hablar de más, o de menos. Como verá, la última homilía de Newman que traduje está intitulada así (es la tercera en la columna de la izquierda de mi página web), y fue seleccionada precisamente porque tanto me interesa toda esta cuestión. Y a osadas a los distinguidos lectores de su blog.

 Pero hay una dificultad con este sermón, y es que Newman no resuelve enteramente la cuestión, difícil como es (incluso para el Cardenal, créame). Y que, me parece, nos concierne a todos.

 Cuando era chico salí medio tímido y tanto en el colegio como en casa, no tenía problemas: hablaba lo menos posible (y posiblemente hubiera defecto en eso, aunque no lo sé. El hermano que me sigue hablaba francamente todo el tiempo y se metía en flor de líos. Yo consideraba eso calladamente y resolvía y volvía a resolver callarme lo más posible). Pero ya en la secundaria comencé a disputar sobre cuanto asunto hubiese bajo el sol, por supuesto que sin saber nada. Y comencé con este vicio de hablar de más (por no mencionar algunos otros). En la facultad, no le digo nada. Había empezado a estudiar algunas cuestiones de historia, de filosofía, de teología, de economía, de política y de literatura y hablaba como el que más. Los profesores (bolches, entonces, todos ellos) me hicieron crema, en las discusiones—y en las materias. Porque hablaba de más. Aunque también reconozco que así aprendí a hablar un poco mejor. Y a hacerme cargo de lo que decía.

 Después conquisté a la más linda del barrio ganándomela a fuerza de palabras, viera usted, que los primeros tres meses sólo me quería “como un amigo”. Por una vez, hablé lo justo (que era bastante, no vaya a creer) y la señorita en cuestión fue derrotada con todo éxito. (Aunque debo decir que recientemente, recordando una vez más en familia el lance del cual procedían todos ellos, una hija mía de once años exclamó en la mesa: “¡Ay Papá! ¿Qué sabés? A lo mejor le diste lástima y todavía te quiere como un amigo”. Telón.)

 Lo cierto es que luego me casé y rápidamente aprendí a hablar lo menos posible con la difícilmente conquistada, pues bien pronto aprendí que todo lo que uno le dice a su mujer puede ser tomado en su contra.

 Pero lo cierto es que seguí estudiando, y aprendí a refutar a los bolches (re-fácil), a los liberales (no tan fácil), a los católicos progres (una pavada), a los tradicionalistas envarados (dificilísmo) y a los amigos (imposible). Aprendí a discutir con los faloperos y con los tarados, los curas secularizados y los obispos mundanos, los políticos venales y los periodistas piolas, los jefes en el laburo y los locutores radiales (discusiones virtuales que continúan y en las que invariablemente me alzo vencedor), me hice de recursos dialécticos, aprendí lógica, aprendí a usar del humor, de la parábola, de la poesía y de la ironía para intentar matar al error y amar al que yerra, como pide San Agustín tan suelto de cuerpo. Pero, claro, no soy ningún Chesterton, aquel fenómeno de amabilidad, tacto, elocuencia y buen humor, y tampoco cuento con el don de la respuesta rápida (que tenía Cristo, dice Castellani), y a veces me enojo y me salen palabras amargas o argumentos impacientes: y otras veces se notan en mis destempladas respuestas asoman mis frustraciones o malos humores, mi vanidad y torpeza, cuando no un poco de veneno si a mano viene. De la abundancia del corazón, habla la boca, por cierto que sí. Pero si en el corazón no todo está limpio, pues…

 Como fuere, los del mundo, cuando yo sabía poco, estaban dispuestos a hablar conmigo, pero ahora que algo aprendí… “otro día te oiremos”, funciona la censura automática que decía Castellani. Y me echaron de todas las cátedras.

 De modo que en definitiva no me quedan sino tres ámbitos donde hablar. El de los amigos, a quienes les hablo con toda libertad (ya están acostumbrados, y a los que eso no les gusta, hace rato que dejaron de ser amigos). Luego, están esas odiosas y odiadas  reuniones sociales obligadas, casamientos, comidas de oficina, o reuniones de familia (el cumple de la tía Tula, etc). Allí, casi siempre hablo de más. O por lo menos, casi siempre digo algo que cae mal, por políticamente incorrecto, o porque “de eso no se habla”, o porque… o porque estoy algo desinhibido por el whisky (y muchas veces lo del whisky es por el embole, ché, ¡qué embole!, ¿no?, este asunto de tener que oír los lugares comunes mediáticos repetidos con acentos que sugieren originalidad en quien te los espeta, no sé, cosas como que “esto no le hace bien a la democracia” o “hay que distinguir entre libertad y libertinaje”). Aunque, hasta donde sé, ni en pedo digo cosas contra la verdad, bien que puede haber caso de impaciencia o descortesía en el modo. Y en buena parte debe ser porque odio tanto esas reuniones compulsivas, y me aburro tanto que empiezo con esto y aquello. Seguramente con eso me desacredito socialmente un poco más (“este es un Nazi”) lo que, desde luego, me tiene perfectamente sin cuidado.

 En cambio, lo que sí me importa un poco más es que las más de las veces, a la vuelta de estas fatídicas reuniones sociales, mi mujer—que se queja porque le hablo poco, “en nuestro matrimonio hay poco diálogo”, etc.—me reta. Por haber hablado de más.

 (En mi experiencia, la reconciliación lleva de tres a cinco días).

 Queda el tercer anfiteatro, que es la domus de uno. Como bien señala Newman, es ámbito en que uno asocia con el descanso, con el relax y prefiere no meterse en líos y trata de no arruinar la juntada de los seres queridos. Pues bien, ahora que tengo chicos grandes… , adivinen ustedes… también hablo. No sé si de más, aunque mi mujer preferiría que les ahorre los reproches indirectos, la corrección por suave que sea, la referencia erudita que los exaspera, la broma que todos saben a quién le cabe el sayo, la ironía feroz por el atuendo que usan, o por el corte de pelo, o porque la mejor amiga de fulana se hizo un piercing… y así siguiendo. Ella se mata preparando la comida, arreglando la mesa y demás.

Posiblemente estuviese toda la semana anticipando la reunión de sus hijos en torno a la mesa (¿para qué una familia numerosa, si no es para eso?). ¿Y bien? ¿No va el animal de su marido a hablar pestes de Chiche Gelblung, cuando es bien sabido que a Pablito le encanta? ¿No se dedica a criticar al cura párroco por su abominable sermón cuando es bien sabido que Laura lo idolatra? ¿No va y dice que Rosana es lesbiana, cuando bien sabe que anoche dos de las chicas fueron a su recital? ¿No va y prohíbe a los chicos entrar con su celular al living porque impide la conversación? ¿Y no va luego a extenderse largamente con pronunciamentos luditas contra la tecnología, contra el chateo y los mensajitos de texto? ¿Para luego denostar infatigablemente a los financistas de Nueva York, justo cuando todos se felicitaban que el primo tal había conseguido laburo en Merril Lynch? Etc., etc. Y etcétera.

 ¿No va su marido (eu) y arruina el almuerzo, que Diego se levanta a las puteadas de la mesa, que Carolina se puso a llorar, que Carlitos dijo que no venía más? ¿Y no lo han dejado más de una vez solo, sentado a la cabecera de la mesa rumiando contra el mundo moderno con la sola compañía de un pucho y el fiel Vasco Viejo?

 (Un amigo me dijo que los hijos se exasperan cuando oyen al padre hablar porque como lo conocen tanto, anticipan lo que viene, y les parece que lo están oyendo decir desde que nacieron, y entonces al oír al padre con sus salidas se impacientan a su vez: idea que parece tener miga.) 

 Una vez… una vez mi paciente y cansada esposa me dijo que los chicos la pasan muy mal durante la semana y que había que hacer de casa un refugio para ellos, que pudieran dar por descontado que allí nadie los molestaría, que sería una especie de isla para ellos, en medio de las procelosas aguas del mar mundano. Y medio me convenció. Haiga paz.  Pero luego lo consulté con un camarada que me dijo que estaba loco, y que si yo no le decía a los chicos lo que es en sí, por más que les disguste, ¿quién se los iba a decir? Eso está en la línea de Newman, también (además de que mi amigo me amenazó con no hablarme más si me veía ceder en cosa tan importante).

 Y me convencieron, estos dos. Así que pienso seguir hablando, lo más y mejor que pueda, con toda franqueza, con la parrehesía que pide San Pablo, aunque se enojen mis hijos (viejo loco), y mi mujer (marido loco).

 Pero lo cierto es que me mete más miedo el Juicio. Pase Tollers. ¿Por qué calló? ¿Por qué se hizo el gil? ¿Qué es esto de sus respetos humanos? ¿Por qué no dio testimonio de la verdad? ¿No sabía que la corrección fraterna es obra de misericordia?

 En verdad, como digo, sigo perplejo, pero en el entretanto, prefiero que se me enjuicie por hablar de más, que no de menos, que es lo que parece sugerir Newman.

 Dicho lo cual, le pregunto a usted, don Wanderer, y a su inestimable foro, ¿alguien tiene una palabra de luz sobre este asunto, algo que me pueda ayudar a hablar lo justo, precisa, valiente, moderada, inteligente y amablemente?

 En fin, para que no me convierta en el viejo loco que dicen en casa que soy (y eso parece, ché, sentado en la cabecera de la mesa con el pucho, el Vasco Viejo y puteando por lo bajo).

 Atentamente,

 Jack Tollers. 

74 comentarios:

  1. Posiblemente la respuesta esté en algo de Thibon que acabo de leer:

    "Amor fati.- Nada hay más bello, nada más profundo que lo que es. Mas para comprender esto hace falta haber vivido y aceptado amorosamente la tensión irreductible, el desgarramiento absoluto entre lo que es y lo que se desea. Mientras la realidad se adapte más o menos al deseo (o, por lo menos, no le contradiga demasiado), no se dará un verdadero contacto con ella, sólo se vivirá de los propios sueños. Pero cuando lo que es contradice mortalmente a lo que se desea y, a pesar de esto, preferimos con toda el alma lo que es, entonces, ciertamente, poseemos lo real en toda su pureza."

    Y ... no creo que Mr. Tollers quiera cambiar nada de lo que es por lo que desearía que sea.

    Cordialmente.

    ResponderEliminar
  2. Tu biografía sobre Castellani es genial. Lo que acabo de leer es autobiográfico. Sos un genio, tenés razón en todas las discusiones.Dios te conserve en todas las trifulcas la Infalibilidad que el Señor reserva a los Pontífices para poquísimos casos, habiendo en el resto mucha libertad.

    Antirazonator

    ResponderEliminar
  3. Hip. -Pues, ciertamente, Sócrates, ¿qué crees tú que son todas estas palabras? Son raspaduras y fragmentos de una conversación, como decía hace un rato, partidas en trozos. Pero lo bello y digno de estimaciónes ser capaz de ofrecer un discurso adecuado y bello ante un tribunal, o ante el Consejo o cualquier otra magistratura en la que se produzca eldebate, convencer y retirarse llevando no estas nimiedades, sino el mayor premio , la salvación de uno mismo, la de sus propios bienes y la de los amigos. A esto hay que consagrarse, mandando a paseo todas estas insignificancias, a fin de no parecer muy necio, al estar metido, como ahora, en tonterías y vaciedades

    Sóc. -Querido Hipias, tú eres bienaventurado porque sabes en qué un hombre debe ocuparse y porque lo practicas adecuadamente, según dices. De mí, según parece, se ha apoderado un extraño destino y voy errando siempre en continua incertidumbre y, cuando yo os muestro mi necesidad a vosotros, los sabios, apenas he terminado de hablar, me insultáis con vuestras palabras. Decís lo que tú dices ahora, que me ocupo en cosas inútiles, mínimas y dignas de nada. Por otra parte, cuando, convencido por vosotros, digo lo mismo que vosotros, que es mucho mejor ser capaz de ofrecer un discurso adecuado y bello y conseguir algo ante un tribunal o en cualquier otra asamblea, entonces oigo toda clase de insultos de otras personas de aquí y de este hombre que continuamente me refuta. Es precisamente un familiar muy próximo y vive
    en mi casa. En efecto, en cuanto entro en casa y me oye decir esto, me pregunta si no me da vergüenza atreverme a hablar de ocupaciones bellas y ser refutado manifiestamente acerca de lo bello, porque ni siquiera sé qué es realmente lo bello. «En verdad, me dice él, ¿cómo vas tú a saber si un discurso está hecho bellamente o no, u otra cosa cualquiera, si ignoras lo bello? Y cuando te encuentras en esta ignorancia, ¿crees tú que vale más la vida que la muerte?» Me sucede, como digo, recibir a la vez vuestros insultos y reproches y los de él. Pero quizá es necesario soportar todo esto: no hay nada extraño en que esto pueda serme provechoso. Ciertamente, Hipias, me parece que me ha sido beneficiosa la conversación con uno y otro de vosotros. Creo que entiendo el sentido del proverbio que dice: «Lo bello es difícil”.

    ResponderEliminar
  4. Antirazonator:

    Jack Tollers no escribió la biografía de Castellani, sino Sebastián Randle.

    ¿Infalible? A mí me parece que no. Y sí... pontifica demasiado.

    L.P.

    ResponderEliminar
  5. Pues yo me siento un poco identificado con el autor ... y con los hijos (con la mujer ya no, eh).
    Por un lado, porque rabio de forma políticamente incorrecta cada vez que hablo la boca, y aunque mi hijo es aún un niño y me idolatra todavía, tengo cuñados menores a los que exaspero hasta el hartazgo (ventaja de conocerlos desde que nacieron), y se arman batallas dialécticas y no tanto.
    Por otro lado, mi madre se destaca por decir una y otra vez los políticamente correcto, opinión de revista "Gente" y "Para Ti" inclídas, y ahí sí, el que me exaspero soy yo.
    Mi director espitirual me dijo entonces: Si a veces el que calla otorga, en los asuntos espirituales no siempre es así, y una vez conocida tu opinión, más hace Cristo con tu silencio que vos con boca de oro". O algo así. La idea es, obviamente (muy San Juan de la Cruz, averigué después) que la motificación que me produce callarme (en ambas instancias, como hijo y como "hermano mayor") puede hacer mas bien que hablar, con el agregado de que, según el confesor, denota confianza en Dios (el que, después de todo, convierte) y la mortificación es edificante también para mí (sobre todo para mí).
    Os daré un corazón nuevo dice Cristo, no un cerebro nuevo como pienso yo a veces, y si consagrar la vida a la verdad, como Newman, es un camino seguro, recordemos que Newman es un santo no por lo que piensa (o pensaba, pues ahora ya sabe y tiene certeza) sino por lo que hizo en caridad.
    Tener razón es bueno, pero mejor es saber qué hacer con ella.
    Y como me remarca mi confesor: Todo eso, sin oración.... mmmmhh. No sirve.
    En fin, perdón por atreverme a dar un consejo a quien admiro por lo que escribe y su doctrina, y créame que es sin ánimo alguno de ofender si interpreté mal los síntomas.
    Saludos en Cristo.

    ResponderEliminar
  6. Ludovicus dijo,

    el problema de Tollers es paradigmático, y los ilustres ejemplos de Laocoonte y Casandra (sin necesidad ir a los profetas y a la Historia Sagrada) deberían aleccionarnos siempre.
    Cuando Apolo da la clarividencia a alguien, le quita comprensión a quienes lo escuchan.
    ¿Por qué?
    Hay algo misterioso aquí, si Jesús tampoco fue profeta en su tierra.
    ¿Para probar la paciencia del clarividente?
    ¿Porque la verdad sólo se transmite con sangre, propia o ajena?
    ¿Para hacer rezar al clarividente con desperacion?
    ¿Para mortificar el secreto deseo de ser dueño de la verdad?

    Tomás Moro tenía un yerno, Roper, para peor casado con su hija predilecta, Margaret. Y el tipo va y se hace filoluterano, progre, va.
    Y no lo convencía. Un día llamó a la hija y le dijo que el yerno lo tenía podrido, que había decidido no discutir más y encomendarlo a Dios.
    La única recomendacion que se me ocurre.
    Sí, yo no la sigo.Pero no soy Moro.

    ResponderEliminar
  7. La Epístola de ayer tiene un buen punto para reflexionar:

    "Sit autem omnis homo velox ad audiendum, tardus autem ad loquendum et tardus ad iram; ira enim viri iustitiam Dei non operatur".

    En realidad, toda la Epístola de Santiago está vinculada al tema tratado por JT.

    Amitiés

    ResponderEliminar
  8. ¡Qué bien escribe Lord Tollers!

    ¿Opinar sobre la dicotomía en el caso concreto? No me atrevo, por mis limitaciones, y porque las circunstancias me parecen singulares e intransferibles. Materia prudencial y de conciencia.

    La Carta de Santiago (c. 3) dice que quien no falta con la lengua es hombre perfecto. Estoy convencido de que me tocará un purgatorio bastante áspero por mis pecados de lengua.

    Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  9. Estimado JT: Supongo que es el destino del buen padre quedar siempre como el malo de la película, el gruñón o el antiguo, y que recién se lo reconozcan los hijos cuando ya están "de vuelta". También comprendo lo que dice su mujer; hoy día el hogar debe ser refugio. Quizá la difícil virtud a conquistar esté en el justo medio entre la necesaria rigidez de la verdad y la misericordiosa dulzura de la caridad. Lindo temas nos trae.

    ResponderEliminar
  10. Estimado Wanderer, estimado Tollers y demás: Acá estoy de nuevo luego de una temporada de trajín laboral que me ha mantenido fuera de la blogósfera (¡qué término feo!)
    ¡Qué problema el que plantea Tollers! Sí, provoca perplejidad. Fuimos creados para entender y admirar, luego, parece que siempre conviene a todos toda la verdad. Pero no, no conviene siempre a todos toda la verdad. ¿Cómo es posible eso? No lo sé, pero es así. Doctores tendrá la Iglesia que lo sabrán explicar, si no es que lo han explicado ya sin que éste Mago lo sepa. Los textos de moral algo dicen al respecto, pero me parece que más que una explicación antropológica contienen una enumeración de casos particulares. Ojalá pudiera dar una pista de cómo se resuelve éste problema, pero no tengo idea.
    En cualquier caso, y ya que Tollers ha tenido a bien pedir algún consejo, lo doy. Sé que no sonará bien, pero estoy convencido: muchas veces es preferible hablar de menos que de más. Así que, sin autoridad de ningún tipo, de comedido nomás, me permito enunciar cuatro recomendaciones:
    1) Vayamos por partes, de lo general a lo particular. Critiquemos los principios, no las consecuencias. No demos por supuesto que partimos de los mismos principios, ni siquiera en ámbitos católicos y conservadores (casi diría: y menos en ámbitos católicos y conservadores). ¿Qué sentido tiene criticar el divorcio de tal y cual frente a alguien que no tiene idea sobre qué es el matrimonio? Hablemos del matrimonio, expliquemos qué es, lo cual ¡parece mentira! es necesario. ¿Cuántas veces hacemos exactamente al revés? No sé si es el caso de Tollers, pero muchos de nosotros vivimos criticando las consecuencias sin atacar los principios. Si, por ejemplo, no elucidamos mínimamente qué es la liturgia: ¿Quién nos vá a entender la crítica a los jolgorios dominicales de la parroquia? Es como hablar en chino. En la misma línea, me parece que en la mayoría de las oportunidades no tiene sentido tratar de refutar un lugar común coloquial, del género de “no confudamos libertad con libertinaje”. No por que ésos lugares comunes estén libres de peligros, como decía León Bloy, sino por que no tiene sentido discutirlos en sí mismos; hay que confontar sí el principio del que derivan.
    2) No le adjudiquemos a juan pueblo la maldad del heresiarca. El heresiarca “instala” una mentira, muchas veces con maldad subjetiva. Luego un montón de buena gente la repite. Puede haber en el medio y según el caso un pecado grave –la acedia- pero casi nunca hay intención torcida. Y tengamos en cuenta que la mayoría de la gente debe manejarse por lo que es generalmente admitido; por que la mayoría de los humanos (el 80%, según decía el finado Francisco Bosch) no tiene forma de hacer un análisis ni establecer una crítica. Suena feo, pero es así.
    3) Tengamos paciencia pues. Es muy cierto lo de Castellani: la verdad es un mono en el fondo de un pozo. ¿Quién vá a querer bajar al fondo de un pozo para encontrarse con un chimpancé? Es como en los cuentos para chicos. En los cuentos suele haber un sapo que se transforma en princesa si uno le planta un beso. Así es con la verdad; si uno quiere llevarse a su casa a la hija del Rey, primero tiene que besarla bajo la apariencia de sapo. Bendiga a Dios el que tiene vocación para eso. Pero acepte que no va a ir muy lejos en el mundo recomendando a todos besar sapos. Hay gente que, lisa y llanamente, no puede hacerlo.
    4) No ataquemos las “devociones privadas” salvo que haya una necesidad clara y grave. Explico a qué me refiero con un ejemplo. Uds. conocerán, como yo, gente excelente, buenos cristianos y buenos patriotas, que no obstante aprendieron a guardar una devoción supersticiosa hacia los grandes figurones de la historia argentina. Gente que, para colmo, le creyó al RP Furlong que tal o cual era un piadoso católico. En muchos casos no tiene el menor sentido pelearse con ésa gente por que ése tal o cual era masón, indecente o chiflado, a menos claro que el tipo sea profesor de historia, o administrador de los honores públicos.
    Sin más los saluda:
    El Mago Capria

    ResponderEliminar
  11. Estimado Tollers:
    No busque formulas Tollers, tenga paciencia "Amala cual merece Bondad inmensa pero no hay amor fino sin la paciencia"
    Como hija le puedo decir que uno puede esputar improperios contra lo que un padre le dice, puede no darse cuenta de que lo que le dice es cierto, pero sabe que:
    "En ciertos momentos difíciles que hay en la vida
    Buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida
    Y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado
    Me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.
    Tu eres mi amigo del alma en toda jornada
    Sonrisa y abrazo festivo a cada llegada
    Me dices verdades tan grandes con frases abiertas
    Tu eres realmente el mas cierto en horas inciertas."
    Perdón son mis pecados musicales pero siempre me hace recordar a mi Papá.
    Paciencia no es facil esta vida, pero usté grande no se me desanime, porque sino a los pequeños ¿Qué nos queda? y no vale hacer como mi hermano que vomita un panorama negro ¡eh! cuando uno le dice esto. ¡Fuerza canejo fuerza y no afloje!.
    Atentamente
    La pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  12. Al primer anónimo:
    ¿Seguro que eso es de Thibon? porque estoy segura de eso de aceptar la realidad en su pureza con la necesidad y la desgracia que conlleva, lo leí en algún lado en Simone Weil. Sé que ambos se conocían, pero me suena más a ella.
    Agradecere su respuesta.
    Atentamente
    La pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  13. Estimado Jack,
    Créame, que hay modos y modos. Siempre hay un modo de poder criticar, de llamar la atención o de corregir al prójimo sin herirlo.
    Usted puede decir todo lo que quiera, siempre y cuando no haya un tercero herido. Puede resultar que muchas veces usted le diga una barbaridad a alguien, seguramente justificada, pero ese alguien es el futuro suegro de su hija a la cual no le sienta bien que usted diga tal cosa. Y como el fin no justifica los medios, procure no irritar a toda su familia porque lo que dijo es verdad. De modo que con menos Vasco Viejo y mas paciencia se puede hallar un modo para corregir al otro.
    Por otro lado, es sabida su pasión por los textos teológicos. Sin embargo, por más de que usted crea que no hay nada más importante en el mundo, no le da el derecho para arruinar una comida o para exigirle a alguien que se interese en el tema. Y si la reunión no le divierte, que quiere que le diga, usted quiso una familia grande y eso lo llevará a un sinfín de reuniones aburridísimas. Agua y ajo. Y si, agua nomás.
    Y crea que este es un modo altísimamente discreto de decirle algo terrible. Creo que de este modo es la corrección fraterna, no de otro.
    ¡Confiad y esperad!

    ResponderEliminar
  14. ¿Pensáis que he venido á la tierra á dar paz? No, os digo; mas disensión.
    Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos; tres contra dos, y dos
    contra tres.
    El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija,
    y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

    ResponderEliminar
  15. Estimado Muret, su comentario es el que más me gusta... y me sirve. Pero le diré la verdad, eso que dice su confesor (y casi todos los buenos confesores) en la línea de San Francisco de Sales, ¿no?, que más atrae una gota de miel que barriles de vinagre... ya sé, ya sé.

    Sólo que el punto central de mi jeremiada está en que sostengo que, hasta cierto punto y en algunos casos, el mundo moderno necesita de un poco de vinagre también. (Jesucristo Nuestro Señor supo usar, más de una vez, no vayan a creer, además de un mozo de cordel, en dos o tres ocasiones).

    Hasta cierto punto y en algunos casos... ¡ja! Como digo, aquí no hay casuística que valga y cada uno tiene que arreglárselas como pueda... sabiendo que el pecado principal de nuestro tiempo es que los que debían alzar la voz, callaron cobardemente.

    Gracias, igual, por sus consejos, por la buena intención, etc...

    En cambio, Antirazonator... a mi juicio, esta vez habló de más.

    Jack Tollers

    ResponderEliminar
  16. Estimada Mary Lennox, es de Thibon.
    Vea "El pan de cada día", de E. Rialp, de 1955.
    Cordialmente.

    ResponderEliminar
  17. Tema difícil el que toca, Tollers, que me escapa por todos lados.

    Difícil por las cuestiones generales en juego, y por las particularidades del caso...Su expresión tiene además algo de dramático que doy por cierto: por un lado Ud. tiene la pasión por la verdad; por el otro su familia lo quiere matar cada vez que habla. Ud. no puede renunciar a decir la verdad, pero cada vez que lo hace deja a su descendencia llorando, y a su mujer temblando.

    Me da la impresión que el punto no está en lo general: el deber de decir la verdad. Sino en lo particular, quién lo dice, cómo lo dice y cuándo lo dice.

    No voy a negarle que desde hace tiempo pienso que debajo de la aclamación de esta misión sagrada muchas veces colamos nuestra propia vanidad, la terrible inclinación a pronunciarnos, a decirnos a nosotros, a gozarnos públicamente de ser los poseedores de la verdad. De ser “nosotros” y que enfrente estén “Los otros”.

    Probablemente no sea conciente, pero tantas veces lo veo en nuestros gestos, nuestras impaciencias, nuestras formas de expresión. Nuestras formas de apreciar a algunos y rechazar a otros. Nuestros juicios particulares. Pienso a veces que esta es una abominable forma de fariseísmo. “La Verdad Petulante”, la llamaría. Nos sé, quizás sean formas enfermizas de las mejores inclinaciones.

    Era muy joven -tenía quizás la edad que hoy tiene alguno de sus hijos, o más chico- cuando conocí a un amigo. Ese amigo puso la Verdad ante mis ojos. Pero para mí la Verdad no era una abstracta formulación de ideas y principios, ni una vanidosa revista de saberes librescos.

    La Verdad que hizo aparecer mi amigo ante mis ojos estaba tejida de su personalidad, de sus paciencias y sus silencios, sus afectos y soledades. Y, por qué no, su escondida oración.


    De manera que tal vez el punto no sea preguntarse qué está pasando con sus hijos y su mujer que reaccionan de esa manera, sino qué pasa con Ud.

    Si las palabras provocan no sólo lágrimas sino reacción contra la verdad, ¿no será el momento de reconcentrarse en silencio? ¿No será la hora de un poco de soledad? ¿No será la hora de honrada oración?

    Y pienso que pudiera ser -¿por qué no?- que en esa soledad, ese silencio y esa oración, mate en mano, de repente alguien golpee la puerta de su escritorio, abra y sea alguno de sus hijos que viene a poner en sus manos sus dolores y confusiones.

    No es fácil la situación de un chico confuso y estúpido de hoy. No es fácil la vida de nadie: “Hay susurros malignos fuera. Cosas poco naturales engendran problemas poco naturales” dice alguien por ahí.

    Hágame caso, aférrese pues al mate, cifra de nuestra soledad, tenga un poco de paciencia, espere un poco y, si puede, con una sonrisa

    Pero sobre todo, no haga llorar a su gente, que no la hace bien a nadie. Ni siquiera a la Verdad.

    Al final quizás en algunos casos el problema no sea el de la Verdad, sino simplemente cambiar de marca.

    Nadie

    ResponderEliminar
  18. Estimado Tolers:

    Yo, en el 75% de los casos me callo lo que pienso e igual me va como la mierda.

    Así que no busque soluciones mágicas, no existen. Cada familia, cada grupo de amigos, cada trabajo, es diferente y los consejos que podamos dar van a estar ligados con nuestra propia experiencia. Nadie conoce a su familia mejor que Ud, nadie conoce a su trabajo mejor que Ud. Nadie sabe mejor que Ud. si lo que va a decir puede lastimar al interlocutor, o no. Y Nadie sabe mejor que Ud si el interlocutor merece ser puesto en caja, ser herido por su comentario. Nadie sabe mejor que Ud. las consecuencias de callar o de hablar con quien tenga enfrente.
    A mi me sirve un poco, solo un poco, tardar en contestar, pensarlo. Igual eso no significa que a Ud. le sirva.
    Sus hijos lo van a querer igual, siempre es mejor un padre loco que un no padre. Quien es amigo de sus hijos, los deja huérfanos.

    Atentamente
    El Minotopo del Subte

    ResponderEliminar
  19. Tollers:

    Hay momentos para hablar y momentos para callar. Si solamente puede hablar para perturbar es Ud. el que tiene el problema. Debería ampliar sus horizontes o callarse -que no es malo-. Cristo y su Iglesia, en su máxima radicalidad, no exige que estemos hablando todo el tiempo de ellos.

    A lo anterior se suma que los hijos son aquellos seres a quienes, en el amor que les debemos conforme la ley de Cristo, puede que tengamos que acompañar hasta la puerta del infierno y ver, incluso, que se sumergen en él. Es el misterio de la vida y son una prueba en la que también el cristiano se identifica con la vida terrena del Señor. Y el amor por los hijos dura hasta después de que murieron, y no estamos nunca excusados en ese deber de amarlos (bien, sin atosigarlos) hasta el final.

    ResponderEliminar
  20. Estimado Wanderer:

    Muy interesante el blog. Como siempre. Y en particular este último post, de Jack, sobre el cual no puedo agregar nada, quizás porque pese a esperar mi noveno hijo el tema aún no me ha explotado en la cara.
    Querría saber, si se puede, se se debe, etc., si podría conseguir de algún modo la dirección de mail del tal Toller a fin de conversar con él por ese medio.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  21. Estimado jack: Muchas gracias, pero el mérito es de mi confesor, no mío. Además, como no, usted ya lo sabía.
    Y (una vez más) tiene usted razón en aquello del vinagre. Tire usted vinagre, hombre de Dios!!; claro que si para eso está hecho usted, cosa que sólo usted sabe.
    Siempre hacen falta esas personas. Despues de todo, el mundo está hecho una ensalada, y no digamos algunas mentes, que ni con vinagre mejoran pero por lo menos mata el mal olor y se comen mejor.
    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  22. Franceses intolerantes, no resisten la divina pluma de Quevedo, que tan gráficamente describe el sentir de este simpático vaciador de vinos berretas (donde quedó la distinción afrancesada y los habanos estilo cherasny?).

    Me desgarra el corazón, pero veo que no encontraré por estos lares quien deje de hecharse flores con numerosos anónimos y pseudónimos. Creo que yo y anna frank (sunny mary) somos los únicos críticos reales.

    Rebuznan Sancho, señal de que ni en joda avanzamos!

    Don Quixote

    ResponderEliminar
  23. Sugiero que cambie de vino. El Vasco no da para más.

    ResponderEliminar
  24. Ah ... que cosa tan burguesa !. Tristemente burguesa.(Y no soy marxista). Tan típico ... padres tradi o conserva con nenes "bian" educados en colegios católicos "top", que hacen rugby, y visten ropita cardón, etc ..., etc ... y después trabajan para la usura bancaria. Por favor no mezclen la fe con este sainete de conventillo de country. En todo caso, habla muy mal de la forma en que se trasmite la fe en esos ambientes, pura convención social, que si fueramos anglicanos serían anglicanos, si episcopalianos episcopalianos, son católicos porque queda bien (o quedaba bien), por eso ahora a sus vástagos como ya no queda tan bien les da cierto embarazo esa tradición de la que solo tienen un baño superficial; y la cosa seguirá empeorando, o tal vez, purificando, quedando la fe al resguardo de la conchetada. Atte. Tribunus Plebis.

    ResponderEliminar
  25. Sobre la relación que hubo entre G. Thibon y S. Weil algo se puede ver aquí: http://www.argentinidad.org.ar/thibon-el-sabio

    ResponderEliminar
  26. Estimado Nadie:
    ¡Mi Toglio il cappello! ¡Me saco el sombrero! ¡Tollers, escuche a Nadie!
    Don Quixote:
    ¡Anna Frank! ¿Por qué no Simone Weil o Edith Stein? Perdone que pregunte pero no es exactamente un personaje que... en fin me guste mucho ¡jaja!
    Saludos atentos
    La pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  27. Ludovicus dijo,

    Sí, Francisco lo predica, "con una cucharada de miel se atraen más moscas que con un barril de vinagre", pero, ¿quién quiere atraer moscas?

    ResponderEliminar
  28. Tribunis Plevis, creo que se fue al carajo.

    The Seafarer.

    ResponderEliminar
  29. tribunus, estás meando no fuera del tarro, sino para arriba y viento en contra, hermano.

    ResponderEliminar
  30. Castellani lo dijo mejor que ninguno: Nadie es como quiere sino como puede.

    Y a él también lo embromaron por hablar "de más".

    Como a Cristo.

    ResponderEliminar
  31. Tribunus Plebis, usted es el típico lefevbrista insoportable que se cree que para ser buen católico hay que vivir en un departamento dos ambientes, con humedad y el empapelado que se cae y -eso sí - habiendo perdido la sonrisa y con hemorroides.
    Desgraciadamente son muchos los de su calaña y hace que nos confundan a todos con salames como usted.

    Tollers, siga igual, yo lo hago peor. No le aseguro que se pueda fiar de mi consejo ... soy un poco hereje entre los míos y un poco cismático entre los otros.

    Wanderer, gracias por sus reflexiones en "Después de la tormenta". Creo que pone las cosas en su lugar, a diferencia de algunas cosas suyas que aquí mismo le manifesté que no compartía. Quizá el error esté en creer que la mayoría de nosotros somos como el tribunus.

    El Carlista.

    ResponderEliminar
  32. ¿ No se trata de cuadro de neurosis crónica por falta de integración al medio ?.

    ResponderEliminar
  33. Tribunus Plebis:

    La verdad es que en el caso en que se ha metido opinar, me temo se equivoca por completo.

    Le obsequio un libro, agotado en papel, que puede bajar de cualquiera de los siguientes enlaces:

    http://rapidshare.com/files/232652989/alegria_amordeDios.pdf.html

    http://www.megaupload.com/?d=HFFOU526

    Se trata de LA ALEGRIA EN EL AMOR DE DIOS, de Michael Muller. ¡No se asuste! ¡No es progre! Publicado 1943, sigue con fidelidad a San Francisco de Sales. Muy útil para sacarnos de encima rigorismos que amargan nuestra vida y la de los demás. No cosa más amarga que el celo amargo…

    Que le aproveche. Es gratis…

    Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  34. Ya que los cuerdos no hablan,
    hablará el loco.

    Yo, un loco que ha amado su locura,
    sí, más que los cuerdos sus libros
    sus bolsas y sus hogares tranquilos
    o su fama en boca de los hombres.

    Un loco que en todos sus días
    nunca ha hecho una cosa prudente.
    Nunca ha calculado el costo
    ni contado lo que otra cosechaba
    el fruto de su ingente siembra
    contento con desparramar la semilla.

    Un loco que es impenitente
    y que pronto al final de todo
    reirá en su corazón solitario
    cuando el grano maduro caiga en los graneros,
    y los pobres sean llenos que andaban vacíos,
    aunque él ande hambriento…

    Castellani

    ResponderEliminar
  35. querido tocayo Jack: mi humilde consejo (si es que en verdad nos preguntaba, pues al final no me queda muy claro si era retórico o no el preguntar o en definitiva cree Ud. sin más que no cabe más que arreglárselas cada cual como pueda), digo, si hay pregunta, esta sería mi respuesta: le propondría el camino del silencio.
    Ud. dirá: ¡es lo que sobra! ¡la cobardía y el masomenismo de los tiempos actuales! Nadie canta las 40!
    Yo creo, no obstante, que en estos tiempos se habla de más.

    Mucho más de lo que se habla de menos.

    Aunque acepto que esto no sea obviedad y necesite ser mostrado (cosa que no haré aquí).
    Yo, insisto, le aconsejaría el silencio. Y no en su acepción prudencial. Sino “operante”, como grava el escudo episcopal platense.
    Créame que es poderoso el silencio.
    Y créame también que está muy lejos de la moda del mundo neopagano y de la moda del mundo neoeclesial.
    (Por caso, busque Ud. cuántas veces aparece el término en el Documento de Aparecida. O por otro caso, espere a que termine la Plenaria de la CEA a ver si hay palabras o silencios). Ni hablar del mundo, que aunque dice ya no creer en nada, tiene opinión para todo, y aunque muy vigorosa la dictadura del relativismo, dogmatiza con apodíctica estridencia.

    A este mundo y a esta Iglesia le sobran palabras y le faltan silencios.

    Mire, hace unos meses le consulté a un amigo sobre el silencio —amigo a quien Ud. estima, aunque nunca me quede del todo claro si de más o de menos—. Y entre varias luces más (un cuento magnífico de Vocos Lezcano, por ejemplo), me espetó esto de Catherine de Doherty: "El clero occidental ha sido contaminado con la idea de producción. Pero el pueblo no quiere que el cura haga nada. Sino que esté ahí".
    Pues tampoco los hijos quieren que el padre ni haga ni diga nada. Sino que esté ahí... in silentio et in spe, como gustaba repetir al Profeta santa Teresa.

    Si a Ud. —y no lo dudo— le aturde y molesta que en la Liturgia lo acosen con malditos guiones y moniciones, carteles y subtitulados, en vez de dejar que el Misterio fluya y haga,,, pues item, exeunte cena, deje que el misterio que le toca celebrar y administrar fluya y haga sin hablar, sin pronunciar palabra, sin que se escuche su voz.-

    ¿Se acuerda de aquel texto de Peguy sobre santa Mónica? Si esta mujer hubiera atorado de palabras a Agustín,,, pues no tendríamos doctor de la Gracia.

    Si no me cree a mí, créale a la Madre de Dios, en éste su día de Fátima, que es “in pænitentia et oratione” —como reza la Colecta de hoy— que moveremos al Mundo. Ni con biri-biri, ni con Vasco Viejo.
    Calle, ruegue y llore: y atraerá a todos hacia la Verdad que nos riega muda desde el Gólgota.
    In Domino,

    el Athonita

    ResponderEliminar
  36. El Seventh Roi Mago14 de mayo de 2009, 1:21

    Sabe que Tollers? Ignoro el motivo de su confesión vía post en The Wanderer.

    Sabe que Tollers? no tengo ninguna respuesta a su pregunta.

    Sabe que Tollers? alguna vez le he tirado algún (o "algunos") palos por este medio (cual otro sino?)

    Sabe que Tollers? su "carta" me pareció fantástica.

    Sabe que Tollers? se me ocurrió una respuesta!: Siga quedando mal con la familia extensa (es nuestro destino), matándose sanamente con su mujer (nuestro hoy eterno, novios firmes o maridos seamos), siga acompañándose de amigos y peleándose irremediablemente con ellos, siga con el viejo y querido Vasco y siga jodiéndole el fin de semana a sus hijos, quizás esa sea la forma de criar unos católicos, honestos bebedores de vino económico, conflictivos verborrágicos pretendientes de lo Vero y amigo de sus amigos. Por mi parte, si me saliera alguno así, FUNCIÓN CUMPLIDA. En última instancia, hágase cargo de sus pecados no de los ajenos como nos recuerda Newman citando al Apostol.

    Cheers Mr Tollers! Et Voilá!

    PD: Primera vez en la que no ataco desmesuradamente o con mesura a alguien aquí. Como se nota que me pedí el jueves y el viernes en el pozo infame laboral que ocupa mis mañanas.

    El Septimo Rey Mago (los demas once están jugando al futbol).

    ResponderEliminar
  37. Católico preocupado14 de mayo de 2009, 7:48

    Tremendo Tollers!

    No contento con su tribuna dominical, busca la aprobación cibernética para que confirmen su misión divina de parlanchín!!!

    Para amenizar un asado con tinto está bien, darle más entidad me parece muy kukú.

    Lea, siga traduciendo y recuerde no hacer con sus hijos lo que Ud. dice que su padre hizo con Ud.

    Atte.

    ResponderEliminar
  38. Como Mary Lenox, totalmente de acuerdo con la entrada de "Nadie". ¡Tollers, considérela bien! Hay otras buenas también.

    En cualquier caso, me da la impresión que Tollers no necesita como respuesta a su pedido de consejos que lo comparen estúpidamente con Castellani, mucho menos con Cristo. Para eso ya tiene su propia vanidad...

    Caballeros: no descarten la idea de que ha llegado el momento de dejar de soplar el ambarino instrumento de los gaiteros, cuyo sonido sabe arrancar injustas lágrimas a los ayentes; y pasar a tocar serenos y más inofensivos instrumentos de viento

    Y sí: Tribunis plebis es un pobre Salame de tribuna.

    Ricardo Ernesto

    ResponderEliminar
  39. Cuando se termine de tratar este desesperado pedido de consejo de Tollers ¿se anima Wanderer a tratar el tema del tercer secreto de Fátima? Se dice que es uno de los temas que tendría Ratzinger bajo el brazo, o al menos bajo la conciencia...El otro sería la cuestión Lefebre, que ya encaminó. La verdad es que no sé nada sobre esto ¿Se anima?

    Hueso

    ResponderEliminar
  40. "Si es justo y conviene hablar
    debe decirse lo que edifique.
    La mala costumbre y el descuido del propio progreso contribuyen al descontrol de nuestra lengua."

    T. Kempis (medio sacado de contexto de "imitación de Cristo"), fragmento colgado en Athelas.

    Fácil de decir.... paradójicamente balbuceando.

    ResponderEliminar
  41. The Fool
    Pádraic H. Pearse

    Since the wise men have not spoken, I speak that am only a fool;
    A fool that hath loved his folly,
    Yea, more than the wise men their books or their counting houses or their quiet homes,
    Or their fame in men's mouths;
    A fool that in all his days hath done never a prudent thing,
    Never hath counted the cost, nor recked if another reaped
    The fruit of his mighty sowing, content to scatter the seed;
    A fool that is unrepentant, and that soon at the end of all
    Shall laugh in his lonely heart as the ripe ears fall to the reaping-hooks
    And the poor are filled that were empty,
    Tho' he go hungry.
    I have squandered the splendid years that the Lord God gave to my youth
    In attempting impossible things, deeming them alone worth the toil.
    Was it folly or grace? Not men shall judge me, but God.
    I have squandered the splendid years:
    Lord, if I had the years I would squander them over again,
    Aye, fling them from me !
    For this I have heard in my heart, that a man shall scatter, not hoard,
    Shall do the deed of to-day, nor take thought of to-morrow's teen,
    Shall not bargain or huxter with God ; or was it a jest of Christ's
    And is this my sin before men, to have taken Him at His word?
    The lawyers have sat in council, the men with the keen, long faces,
    And said, `This man is a fool,' and others have said, `He blasphemeth;'
    And the wise have pitied the fool that hath striven to give a life
    In the world of time and space among the bulks of actual things,
    To a dream that was dreamed in the heart, and that only the heart could hold.
    O wise men, riddle me this: what if the dream come true?
    What if the dream come true? and if millions unborn shall dwell
    In the house that I shaped in my heart, the noble house of my thought?
    Lord, I have staked my soul, I have staked the lives of my kin
    On the truth of Thy dreadful word. Do not remember my failures,
    But remember this my faith
    And so I speak.
    Yea, ere my hot youth pass, I speak to my people and say:
    Ye shall be foolish as I; ye shall scatter, not save;
    Ye shall venture your all, lest ye lose what is more than all;
    Ye shall call for a miracle, taking Christ at His word.
    And for this I will answer, O people, answer here and hereafter,
    O people that I have loved, shall we not answer together?

    ResponderEliminar
  42. Chelo

    Jack: en todo caso y para tranquilidad de su conciencia, amenice su trato con su esposa e hijos con más "ternura", pero ojo con renegar de su papel de "viejo loco", porque al mundo le vienen tan pero tan bien estos viejos locos que dicen barbaridades en estos tiempos de "perros mudos" que ya quisiera yo tener uno para secundarlo en la mesa dominguera.¡Bravo, viejo loco!

    ResponderEliminar
  43. Mateo
    12:36
    Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;
    12:37
    Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

    ¿No ayuda mucho, no?

    Pero antes dice:

    Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado á los hombres: mas la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada á los hombres.
    12:32
    Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en elvenidero.

    Ergo, hable Tollers, hable (no contra el Paráclito). Y después pida perdón por los daños colaterales.

    El Athonita podrá saber mucho y escribir muy bien, pero no tiene hijos y vive solo en el monte.

    Y cuando Ud. no esté, ¿qué recordará su prole? ¿sus silencios?, no lo creo.

    Más me parece que cuando se encuentren perdidos, cuidando chanchos, recordarán los dichos de su padre y retornarán al redil.

    Y si sus niños no tan niños pasan la semana fuera del hogar, empapándose de tanta m...., asediados por falsos profetas, encandilados por ídolos, ¿no es su deber señalárselo a sus hijos? ¿quién lo hará por Ud.? ¿El curita de la parroquia? No lo creo.

    Hable Tollers. Siente Jurisprudencia. Deje un legado inconfundible. Transmítalo.

    Podrá parecerle en el día a día que lo dicho cae en saco roto, más creo que en algún momento de sus vidas sus hijos se lo agradecerán. Y si no lo hacen es porque luego de masticado su discurso, lo rechazan, y contra eso Ud. no puede hacer absolutamente nada.

    No se calle Tollers. Solo pula un poco la forma, quizás.

    Un amigo.

    ResponderEliminar
  44. Jack, seguramente sabrá lo que dice santoto de la soberbia...
    creer que en lo que uno piensa siempre dice la verdad y los demás están todos equivocados.
    Le haría bien una obra del Bernardo que explica los grados de la soberbia...
    Ya me imagino sus rezos nocturnos: "Señor, te doy gracias porque no soy como ninguno de los mequetrefes que me rodean, soy un buen cristiano, un defensor de los verdaderos valores,SOY UN PROFETA DE LA VERDAD, canejo"
    No creo que el p Wanderer pueda absolverlo, no a mostrado arrepentimiento, es más, ni ha dicho cual es su pecado...


    Siga el consejo del athonita, pues si es por lo del falaz amigo de las 18:11 ¡que se casen los curas y tengan muchos hijos!
    Más que yo conoce ud al Santo de Duruelo, cuando NSJC calló en la cruz hizo más que en cualquiera de sus discursos: nos salvó.

    Y a la hora del juicio no confie mucho en sus pensamientos palabaras obras,
    le puede ir muuuuy mal,
    sino en la misericordia del Todopoderoso, como enseña la santita de Lisieux


    cuente con mis rezos,
    que por minusculos que sean
    hacen más que cualquiera de estos comentarios.

    perdro, el inútil.

    ResponderEliminar
  45. (MENSAJE A NO PUBLICAR)
    Wanderer:
    Debe estar ya enterado del caso del P. Alberto Cutié, de Miami, pero por las dudas le paso el dato y le envio una entrevista interesante que le hicieron(sobre todo la parte 8) y que quizá le sirva para su esperado post acerca del celibato en la Iglesia latina: http://www.youtube.com/watch?v=-LozqqQVAwE&NR=1

    Gracias,
    un frecuentador de su blog.

    (POR FAVOR NO LO PUBLIQUE EN SU BLOG, ES SOLO UN AVISO PARA USTED por si le interesa)

    ResponderEliminar
  46. Ludovicus dijo,

    Leyendo algunos de los comentarios desplegados supra, y en total coincidencia con el último, hago una constatacion de índole teológica: basta con que aparezca Job, para que los amigos de Job se hagan presentes. Y si han comparecido los amigos de Job, Tollers, no falta mucho para que hable el Señor desde el torbellino.
    Escúchelo sólo a El. Y después hable, como no, siga hablando.

    ResponderEliminar
  47. Luego de leer algunos comentarios, le recomendaría: "Dagli amici mi guardi Dio, che dai nemici mi guardo io".

    ResponderEliminar
  48. Amigos todos (incluido el Tribuno Plebis y el Antirazonator):

    ¡Qué despelote se armó! No imaginaba otra cosa, pero en verdad, lo que quería hacer era llamar la atención... para que se fijaran en la homilía de Newman y no sobre mi (estúpida) persona. Se ve que hablé de más, otra vez.

    Pero bueno, a ver si alguno la baja y la lee, ché, que para eso la traduje y ése sabe lungo.

    Como que en el primer párrafo en que describe qué cosa es un "gentleman" dice que el caballero tiene presente a todos los que están en su compañía... y da a entender que por tanto su palabra incluirá a todos... y no herirá innecesariamente a ninguno.

    Igual, el "proyecto silencio" de Nadie, del Athonita, de Muret, etc... no me parece del todo... por lo menos para mí.

    Por lo menos, no siempre, no definitivamente. Insisto en que con la mirada firmemente puesta en el Justo Juez, prefiero pasarme un poco que quedarme corto. Habrá que haber vivido rodeado de ingleses para saber cuán malo pueden ser esos silencios cómplices, muy diplomáticos, muy estúpidos que tipos como Belloc y Chesterton odiaban con toda el alma.

    Como decía el Gordo (cito de memoria), estos invocan el augusto nombre de la paz para tapar su profunda ignorancia (de lo que está en juego) y llaman con el pomposo nombre de ecuanimidad lo que en realidad no es sino una enorme indiferencia.

    Pero en fin de cuentas, todo está en el "cómo", que decía Gerson: Deus remunerator adverbium homini.

    Vivan los adverbios, pues, "bien", "apropiadamente", "compasivamente", "mansamente", "virilmente", "enérgicamente",etc...

    Y que Dios nos los envíe en el tiempo oportuno para redimir nuestros míseros pronunciamientos.

    Valeas,

    Jack Tollers.

    ResponderEliminar
  49. La cita de Chesterton:

    Impartiality is a pompous name for indifference, which is an elegant name for ignorance.

    ResponderEliminar
  50. Tollers, escuche a nadie. Ha hablado con verdad. No escuche a las sirenas.

    The Chartophylax

    ResponderEliminar
  51. La única limitación que tiene que tener el hablar, es la de escuchar en la misma medida.
    Un abrazo y gracias por todo lo que nos brinda

    ResponderEliminar
  52. Veo que muchos se aferran a la "caridad cristiana" y a la ÚNICA obra de misericordia que pareciera existir, "corregir al que yerra" para justificar los eventuales - o no - malos modos o desatinos de Tollers en su ámbito familiar, lo cual permite a muchos mostrar toda su erudición. Wanderer, siendo "amigos" de Tollers, es inconcebible que se haya publicado esta carta. Es una vergüenza habilitar una tribuna de opinión sobre la deseventuras de una familia. Es que el rating estaba en baja? Espero que tengan los huevos para publicar este comentario.

    ResponderEliminar
  53. Este tema ya lo resolví yo hace tiempo.
    Humildemente

    Pa que dentre y sin temor a que se ofenda
    y creyendo en la verdad pura y sin vueltas,
    que abalanzo y atropello sin más riendas
    que yo mesmo lo digo pa que aprenda.

    No cualquiera tiene tripa pa ser macho
    ni ser macho es un don que se lo arrienda,
    tiene tripas el que canta las verdades
    y se mete como potro entre la hacienda.

    Cuando el hombre se planta y canta fuerte
    pa que sientan los sordos si es preciso,
    se hacen polvo las piedras en la frente
    y se enciende la sangre del sumiso.

    Si del puerco sacan carne pa chorizo
    y aprovechan hasta el jugo e la osamenta,
    pobrecito del cristiano que ande solo
    si anda escaso de coraje y experiencia.


    Y si mando esta advertencia ya sabida
    no, no es por darle más bulto a la verseada,
    es pa aquellos que creen que pa ser criollos
    sólo basta con pulsar una encordada.

    Yo no soy cantor de mentas pero canto,
    canto en verso, canto en beso, canto de alma,
    y si a veces digo cosas que abren llagas
    que me escupan si no estoy haciendo patria.

    José.

    ResponderEliminar
  54. A lo que parece soy bastante más joven que Toller y sin embargo sus circunstancias resultan extrañamente familiares. Con alguna salvedad. Por ejemplo el diálogo con mi dueña es continuo y tremendamente fructífero. Mucho más desde que decidimos hace meses apagar la TV para los restos.

    Hace tiempo que a instancia suya (no le molesta lo que digo sino como lo digo) decidí callarme la boca en las reuniones sociales. Lo cual crea extrañas situaciones en las que el personal está esperando mi diatriba y..... se quedan esperando en divertidísimo silencio (para mi señora y para mi).

    Y finalmente, tengo mi blog para desahogarme. Sirve.

    Muy interesantes algunos de los comentarios, particularmente el de Ludovicus sobre Laocoonte y Casandra.

    ¡Ah y sobre los hijos!. Ahí soy yo el que tiene que frenar a la dueña.

    ResponderEliminar
  55. Anónimo:
    Parece Que Tollers (scusa Ruth si mi sbaglio) quiso hacer comunicación indirecta de una verdad, contenida en la homilía que tradujo. Pero el problema que para poder hacerla, hay que correrce del centro para que el que lee pueda ver la verdad y eso no lo hizo. Además como a todos nos cae simpático e "Gli vogliamo bene", todos nos metimos, invitación de por medio a opinar.
    Sin embargo, como pequeña le digo a Tollers, hay una sola cosa que no ha invocado en su respuesta y es a la reina de la Virtudes "Prudencia" pobre la olvidamos siempre y es la reina! Me parece a mi pobre entender que ese era el mensaje de Nadie. Aveces una imagen vale más que mil palabras, y una palabra a tiempo vale más que mil imágenes (¡Qué paradoja!)Es en este medio donde la querida Reina entra en juego. Y créame cuando uno esta lejos de casa, la Palabra y la Imagen del Padre es la que nos hace volver y la que nos hace seguir adelante aún en la tormenta, aun en el desierto.
    En fin son balbuceos de quien es todavía una niña en una ciudad eterna.
    Una última cosa: No quiere traducir las "Letras a Malcom" de Jack, si no lo hace lo hago yo y me lo corrige? ese libro está: "demasiado rico para beberlo despacio"
    Atentamente
    La pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  56. Tollers, estoy en la línea de Nadie.

    Si fuese juez y el suyo fuese un caso judicial que tuviese entre manos, lo condenaría sin titubear.

    Lo condenaría a la pena de un año de efectivo cumplimiento.

    Un año en soledad completa frente al mar. Con prohibición total de leer, escribir y hablar. Como ese caso del que habla Chesterton por ahí.

    Eso sí: quisiera acompañarlo.

    Bulnes

    ResponderEliminar
  57. Humildemente opino ( tengo una larga y triste experiencia): Que el problema no está en el "que" sino en el "como". Y el "como" es determinante. Preguntese como les dice las cosas. Como lo ven a Ud. cuando las dice. Como está Ud. (Exaltado?, Irónico?, ácido?, alcoholizado por el Vasco? Mal espiritualmente? Lleno de tristeza?, frustrado?,etc.) Imaginese, pida que lo filmen y véase. Seguramente, Ud.tiene razón en casi todo lo que dice pero lo arruina con su genio. Hombre! Que yo sufrí tambien esa soledad, porque Ud. se siente terriblemente solo. Tiene que hacer las paces con Dios y con usted mismo y chau. Hecha la reconciliación lo demas se os dará por añadidura. El amor y el respeto de su esposa e hijos hijos.
    Con todo cariño

    ResponderEliminar
  58. El asunto nos lleva a la cuestion de la Retórica y la Tópica del viejo Aristóteles: el tener en cuenta para qué hablo y según eso ver la forma de hablar que utilizo. Que mis palabras no sólo transmitan ajustadamente la verdad, sino que convenzan de la verdad, que atraigan a la verdad. Pero ahi está la cosa, que planteó Ludovicus con la frase de S Fco de Sales: ¿Es que quiero atraer "moscas"? y en caso afirmativo ¿atraer a quien? Porque no todo atrae a todos, y esto lo sabían los antiguos "Rhetores" pero también los apóstoles. Y atraer a unos a veces significa dejar indiferentes o espantar a otros. Irremediablemente. Y viceversa.
    El asunto es que como para otros, el rechazo del auditorio es signo de que se predica la verdad, porque se ha dicho: "... (y aquí te atosigan de citas bíblicas, patrísticas y de vidas de santos)", entonces el poner una buena cuota de vinagre, nos garantiza el efecto "ahuyentador" y te deja tranquilo, que vas por el buen camino.
    Claro, también quien tiene todos los cuidados de exponer la verdad de modo atrayente y trata de, con paciencia y caridad, hacer comprender y amar la verdad, se queda tambien, muchas (¿muchas? Casi todas!) veces solo, en la punta de la mesa con el vasco viejo, que le sabe a ajenjo por la amargura del fracaso. La imagen externa es la misma, pero el interior es lo opuesto, uno se siente "triunfador" el otro "fracasó". Y acá viene otro de los grandes temas a definir en Tradiland: El Cristianismo, ¿es religion de exitosos o de fracasados?

    Juan el Cavilante

    ResponderEliminar
  59. Mary Lennox pide prudencia... ¡ja! ¿Pero acaso estábamos hablando de otra cosa que, precisamente, eso?

    Ojo también con la concepción timorata de aquella virtud... (Mary Lennox tendrá que estudiarla en conjunción con la virtud de la Fortaleza-le sugiero repase a Pieper y a Santo Tomás).

    En cuanto a traducir a Lewis, ¡adelante! Yo estoy ahora con "La misa en cámara lenta" de Ronnie Knox (si Dios quiere, estará para dentro de un par de meses...y es fantástico).

    Volviendo a Santo Tomás. Afirma en la Suma que "los que necesitan guiarse por consejo ajeno, si están en gracia, saben al menos aconsejarse a sí mismos cuando lo piden... y discernir los buenos de los malos consejos" (2-2, 47, 14 ad 2).

    No sé si estoy "en gracia" pero juro que lo de Bulnes me hace mucha gracia.

    Su proyecto se realizará (si tenemos suerte)... en la otra vida.

    Milicia es la vida sobre la tierra.

    Tollers (el incansable).

    ResponderEliminar
  60. Lord Tollers:a veces el silencio puede ser mejor docente que el exceso y repetición de palabras y discurso.La palabra y el pontificado alteran a cualquiera y mucho más a un hijo.

    ResponderEliminar
  61. Estimado Jack: Quizás tenga que pedirle a su padre que le ayude a formar a sus hijos como lo hizo con usted. Asi podrá mirarse mejor.

    Narciso de Bella Vista.

    ResponderEliminar
  62. Estimado Tollers:
    ¿Se da cuenta cómo habla? ¡Uhm! me pa' que no...
    La fortaleza no consiste en dar golpes a diestra y siniestra mi estimado... sino piense en Frodo... piense en lo Hobbits... No es una visión Timorata, la mía de la Prudencia... quizás lo es mi forma de escribir estimado... pero después de todo soy mujer... un poco joven y un poco romántica... pero en mí va bien.
    Quiere definiciones duras: La prudencia es la Recta Ratio (cuantas veces escuchado) la recta razón que juzga el momento correcto, el cómo actuar, por ello es una virtud moral e intelectual a la vez. Pero, por esto último ninguna de las otras tres virtudes cardinales pueden estar completas sin ellas pues ella es como el afinador de la guitarra... y disculpe Tollers usted con tanto orgullo esta tocando desafinado, no ha clamado en ningún momento por el medio de tensión que da la virtud, sino que no le importa si habla de más con tal de hablar... (parece mujer)...
    En fin no iré a estudiar la Suma sino otras cosas que ahora en el Valle de las Sombras entre las 7 colinas me tocan...
    Piense en sus palabras... no las vomite... porque si a sus hijos les habla como me escribió a mi... pues en un punto los entiendo...dan ganas de revelarse y mandarlo a freir churros... recuerde en la UCA alejan más de Santo Tomas los Tomistas que los no Tomistas... ¿por qué será?
    Atentamente
    La pequeña
    Mary Lennox
    P.D.: Recuerdo, otras de sus intervenciones... ¿dónde esta el buen humor?La ironía está pero más parece Sarcasmo... En fin usted no siempre es un viejo amargo estaría bueno que empate un poco las cosas despúes de todo la amargura no es una virtud cristiana...
    Atentamente
    La pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  63. Se está pasando por alto la pequeña circunstancia de que no estamos en una era normal, de predicación de la verdad, o de fijación y definición de la misma, sino las postrimerías de los tiempos.

    Quizás entonces, esto de Plinio Correa sea aplicable incluso al ámbito familiar.


    "¿Qué ocurrirá con los que piensan como nosotros? No tengo la menor duda de que será: ¡el martirio!

    No tengan duda: no será el martirio como en los tiempos en que venían los leones, mientras el César dormitaba en un trono, adulado por tipos infames. Sonaban las trompetas, se abrían las jaulas, los tigres se lanzaban sobre las madres de familia, las vírgenes consagradas a Dios, los sacerdotes… sobre los que dejaron la coraza del Imperio para servir a la Iglesia Católica. No será nada de eso.

    Será el martirio del alma que vive no-anestesiada en un mundo anestesiado. Incomprendidos por todo el mundo. Cercados por una atonía general. Que será de la siguiente manera: si nosotros hablamos, nos aplastan. Pero si para perdurar, nosotros no hablamos, perderemos la noción de nuestra propia razón de ser, a nuestros propios ojos.

    De tal manera que aquellos de nosotros que hablaren, serán martirizados. Aquellos que no hablaren, envejecerán en la in-expresión, sin comprender para qué viven. Porque viven en un cementerio de almas, viven la vida de los muertos.

    Y la Iglesia, en una indefinición tal, que nosotros no sabremos ya donde está Ella. Nosotros creeremos que Ella existe, porque Nuestro Señor declaró que Ella no dejará de existir. ¡Será el caos completo!"

    Un amigo.

    ResponderEliminar
  64. "Sólo aquel que se enoja sin motivo incurre en culpa: quien se encoleriza por un motivo justo no tiene culpa alguna. Pues, si faltara la ira, la ciencia de Dios no progresaría, los juicios no tendrían consistencia y los crímenes no serían reprimidos. Mas aun: aquel que no se indigna cuando la razón lo exige, comete un pecado grave: pues la paciencia ,cuando no es de acuerdo a la razón , propaga los vicios, favorece las negligencias y lleva al mal, no sólo a los malos sino sobre todo a los buenos".
    San Juan Crisóstomo
    Hom. XL, in nath.

    ResponderEliminar
  65. Estimado Jack:

    Le agradezco especialmente el esfuerzo por traducir LA MISA EN CAMARA LENTA de Knox. Espero ansioso la publicación. Habrá más gloria accidental para Ud. por su meritoria labor.Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  66. Estimada Mary,

    "si a sus hijos les habla como me escribió a mi... pues en un punto los entiendo...dan ganas de revelarse y mandarlo a freir churros."

    Bueno, qué sé yo.

    Rebelarse es con "b" larga.

    Besos,

    J.T.

    ResponderEliminar
  67. Tollers haceme caso silencio ya dijiste lo que tenías que decir ahora te callas y listo.Just silence.

    ResponderEliminar
  68. Mi opinión es que el cuestionamiento de Jack TOLLERS es -con todo respeto- fútil e innecesario, ya que en todo caso que tengamos una verdad en nosotros, debemos más guardarla que desperdigarla; ya que -como dice CASTELLANI- la verdad aún incipiente es costosa de conseguir hoy día y deberíamos ser celosos de compartirla.
    La humanidad se encuentra actualmente en una oscuridad total de las leyes naturales, donde nadie sabe qué es el bien y cómo distinguirlo del mal.- En estas condiciones ¿alguien puede cometer algún pecado, cuando el requisito imprescindible para que ello ocurra es el claro convencimiento de la inteligencia de que se está haciendo algo malo, y una férrea voluntad de querer hacer eso que la inteligencia ha calificado de malo?
    Si nadie puede cometer un pecado estrictamente hablando, ¿para qué entretenernos y -mejor dicho- entrometernos en las vidas ajenas para que "descubran" el bien?.
    Veamos por ejemplo una de las grandes enseñanzas de TOLKIEN. En oportunidad de llevarse a cabo el concilio de RIVENDEL todos discutían entre todos de antiguas diferencias, cuando lo que debían tratar era de quién sería la tarea de llevar a destrir el Anillo.-
    FRODO simplemente dijo que él llevaría el Anillo, sin perder el tiempo en reproches a todos.
    De todas maneras, no seamos negativos: los debates en esta página revelan una preocupación por la verdad y excede la discusión sobre quién será el primero de salir de la casa del GRAN CUÑADO.
    Un abrazo a todos.
    John Lennon

    ResponderEliminar
  69. ¡Pero por Fin! ¡Ese es el Tollers que conozco!
    Pero Estimado Jack... no todo revelarse es con "v" hay un rebelarse con "b" quizás no me entendió yo estaba pensando en rebelar lo que uno piensa y pedirle si puede hacer unos churros con Dulce de leche... :-P
    Atentamente
    La Pequeña
    Mary Lennox

    ResponderEliminar
  70. - Nadie hizo el mejor comentario.

    - Pero ¿Usted es idiota?

    - Sí. Mucho gusto


    IDIOTA

    ResponderEliminar
  71. Estimado Jack:
    CELEBRO la traducción en curso. Pero esta vez enviaré una cajita pa´que le sirva de aliento y otra para el festejo...JA!JA!JA!
    Staret.

    ResponderEliminar
  72. Querido Tollers,

    No solo es el "como", también estan el "cuando", el "porque" y el "quién",no vaya a creer que por ser portador de verdad, sea justo. O acaso cree Ud. que en el juicio final no le van a preguntar que por que ha hecho llorar tanto a los suyos? La prudencia es una virtud, que aunque cardinal, no menos importante que el resto. No arruine su familia, le aseguro que tanto su mujer como sus hijos lo terminarán anulando. Se lo aconsejo por experiencia propia, en estos tiempos dificiles, debe ud. asumir su papel de Padre y no de regente de disciplina de un colegio. Saludos!!
    PD: Me olvidaba, guarda que el Vasco Viejo no viene como antes!!! Salud!!

    ResponderEliminar
  73. Jack,
    Le recomeniendo leer unas líneas del Kempis, aunque para ud. eso sea jesuitismo avant-la-lêttre. Avisado, le mando la cita. Recuerde que la Paz es un fruto del Espíritu Santo.

    Del hombre bueno y pacífico.
    Por Tomás de Kempis (Imitación de Cristo, Libro II, Cap. 3)
    1. Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros.
    El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado.
    El hombre apasionado, aun el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo.
    El hombre bueno y pacífico todas las cosas echa a la buena parte.
    El que está en buena paz, de ninguno sospecha.
    El descontento y alterado, con diversas sospechas se atormenta; ni él sosiega, ni deja descansar a los otros.
    Dice muchas veces lo que no debiera, y deja de hacer lo que más le convendría.
    Piensa lo que otros deben hacer, y deja él sus obligaciones.
    Ten, pues, primero celo contigo, y después podrás tener buen celo con el prójimo.

    2. Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas ajenas.
    Más justo sería que te acusases a ti, y excusases a tu hermano.
    Sufre a los otros si quieres que te sufran.
    Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y airarse sino contra sí.
    No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él.
    Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable.

    3. Hay algunos que tiene paz consigo, y también con los otros.
    Otros hay que ni la tienen consigo, ni la dejan tener a los demás: molestos para los otros, lo son más para sí mismos.
    Y hay otros que tienen paz consigo, y trabajan en reducir a paz a los otros.
    Pues toda nuestra paz en esta miserable vida, está puesta más en el sufrimiento humilde, que en dejar de sentir contrariedades.
    El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Este es el vencedor de sí mismo y señor del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo.

    ResponderEliminar
  74. Jacks :
    La cultura nos define a nosotros mismos, nos dice qué es lo que tiene valor, lo que es inofensivo o peligroso, cuál es el significado real de la existencia. Debemos darnos cuenta de que los tiempos en que vivimos son únicos; el bombardeo que nuestras mentes con poderosas imágenes y mensajes no tiene paralelo en la historia humana.
    Ud. , lo repito, tiene razón, pero no hay que suicidarse. Y esta publicación que Ud. ha perpetrado es un suicidio. Y el suicidio repugna a la razón...
    El infable The Wanderer, debería cuidar de sus amigos.A veces, el drink nos anula el "filtro" y publicamos cosas que se nos escapan de las manos.
    The Wanderer, debería darle verguenza!

    Haber si le "dan los naipes" para publicar esto o arruga...

    ResponderEliminar