Me ha parecido conveniente, luego de pedir consejo a algunos
amigos, ajustar algunos aspectos del blog, entre ellos, los comentarios. La
idea es realizar una moderación cuidadosa, publicando sólo aquellos que
realmente aportan a la discusión y, en lo posible, tentar una unificación a fin
de que no queden sueltos. Ello significará perder la inmediatez de su
publicación, pero vale la pena.
Y así respondo:
1. De acuerdo con Gelfand y algunos más. Como bien decía yo
en el post, no todo lo que dice Belloc en estas páginas me gusta. Y considero
imposible una religión sin mística y sin deseos de “unión con Dios”. ¿Qué
quedaría entonces de la religión si esos elementos se pierden? Pero creo que,
como dice El Carlista, Belloc leyó a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz y no
le gustó. Y está en su derecho. Para ser sincero, a mí tampoco me gustan mucho
las imágenes que utiliza Juan de Yepes para su mística: jardines, Amados,
lechos nupciales, etc. Ya sé que son las imágenes del Cantar de los Cantares,
pero no me gustan. Pero no por eso se me ocurre despreciar o criticar a estos
dos grandes de la espiritualidad cristiana.
Y lo mismo dígase de la noche espiritual. No hay théosis o unión con Dios sin pasar antes
por esos periodos de noche. Y bien que lo sabía Belloc con todas las que le
tocó pasar: desde sus continuos apuros económicos hasta la muerte de su esposa
cuando apenas tenía cuarenta años y, poco tiempo después, la de su hijo y dos
queridísimos amigos en la Primera Guerra Mundial. Me parece que el rechazo de
Belloc es hacia la forma, y hacia España y lo español. Mejor no copio aquí lo
que dice sobre nuestra Madre Patria, porque se arma lío.
2. Me desconcierta la capacidad de lectocomprensión de
Juancho. Según él, ir a misa solamente el domingo lleva aparejado,
necesariamente, “alguna
oración, cosmovisión católica, alguito de moral, confesión cuando caemos, y
listo”. No sé de dónde saca todo eso, porque de ninguna manera se
desprende del post. Es perfectamente posible -se lo aseguro-, ir a misa
solamente los domingos y tener una intensa vida de oración y una moral ajustada
al estado de vida de cada uno. No me haga decir, entonces, lo que no digo, como
tampoco digo que estén mal todas las otras actividades que usted propone.
Solamente digo que no son necesarias para ser un buen católico.
3. Otro
personaje sorprendente es el Jacobita, a quien le respondo:
a. Usted “cree”
que yo respondí lo que dice que respondí. Sinceramente, no me acuerdo haberlo
hecho y no encuentro dónde lo hice. Verifique, entonces, su memoria y sus
fuentes.
b. Tiene razón.
Evelyn Waugh no fue un historiador. Pero era católico, era inglés y era un
profundo conocedor del alma inglesa. No me consta que Ud. sea historiador, ni que
sea inglés ni que sea un profundo conocer del alma inglesa. Por tanto, si nos
mantenemos en el terreno de la opinión, considero más autorizada la de Waugh,
hasta que me demuestre lo contrario.
c. Es verdad
también lo que dice de los mártires ingleses y de la pertenencia a la Compañía
de muchos de ellos. Pero en su argumentación, estimado amigo, comete un
elemental error de lógica, pues utiliza un silogismo de cuatro términos. En
efecto, usted está suponiendo que la fe en la Isla fue “mantenida” por esos
sacerdotes. En realidad, la fe fue mantenida por los fieles ingleses ayudados,
sin duda, por los sacerdotes. Su visión es claramente clerical. “Para mantener
la fe son necesarios los sacerdotes”, pareciera ser la afirmación sobre la que
basa su argumento. Pero el cardenal Newman demostró hace ya mucho tiempo su
falsedad con su librito Acerca de la
consulta a los fieles en cuestiones de doctrinas. Allí podrá leer casos en
los que la fe fue mantenida por los laicos a
pesar de los sacerdotes y los obispos.
d. Junto al
testimonio de mi admirado Ronnie Knox podría citarle muchos más sobre la
excelencia de la vida parroquial. En el fondo, creo que se esconde la realidad
de la dimensión comunitaria del cristianismo y de la salvación. Pero como Ud.
bien dice, Knox habla de una situación ideal que hoy raramente se da. Las
parroquias se han convertido en comunidades de cualquier cosa, y muchos curas
se solazan en poseer un buen círculo de obsecuentes, de dominados y de
empleadas domésticas sin salario. Mi reacción es a esa realidad.
5. Quizás sea demasiada sutiliza
o me expresé mal. El anticlericalismo que propongo no es, por cierto, el
anticlericalismo decimonónico, y la idea no es apedrear a cuanto cura veamos
por la calle -aunque ahora nos resultaría difícil distinguirlo-, o morderle la
mano al cura que nos da la absolución, como dice el Jacobita. Mi crítica es al
clericalismo que se considera dueño
de la religión y de la fe, y que la mide la religiosidad y la fe de los fieles
por su adhesión a los clérigos. Sobre la necesidad del sacerdote como
dispensador de la gracia y como compañía -y no dirección- espiritual, no hay
duda alguna. Y, es más, reivindico el tener amigos que sean sacerdotes, aunque
no me resultaría simpático tener sacerdotes amigos.
Wanderer:
ResponderEliminarNo quise ofenderlo con mi comentario, ni hacerle decir cosas que no decía.
Siempre escuché en la Iglesia Católica que para ser buen cristiano hay que colaborar con la Iglesia.
La Iglesia próxima es la parroquia.
Ergo: para ser buen cristiano hay que colaborar con la parroquia.
Quizás me enseñaron mal, y desde chico vengo escuchando errores.
Juancho.
Juancho: yo veo dos posibilidades, o le enseñaron mal, o Ud. entendió mal.
ResponderEliminarSi le dijeron que para ser buen cristiano había que colaborar con la Iglesia, Ud. entendió mal al asociarla a la parroquia. La Iglesia, con la que ciertamente hay que colaborar, es la Esposa inmaculada de Cristo.
Si, en cambio, le dijeron que para ser buen cristiano había que colaborar con la iglesia que, en este caso, es efectivamente la parroquia, le enseñaron mal. En todo caso, el cristiano debe contribuir al sostenimiento del culto, que es cosa bien distinta a colaborar con la parroquia.
En una situación ideal, donde la parroquia no es tanto el barco como estar al lado del camarada cristiano con el que compras el pan o tomas una caña viendo el fútbol en el bar de abajo, pues sí, qué duda cabe. Ser buen cristiano colaborar con tu camarada. El problema es cuando además, en el barco hay un grumete -el cura- que se las da de capitán y quiere pardillos que le adulen.
ResponderEliminarEl cristiano común y corriente, al que hay que empezar considerando una persona honesta y sencilla, entrega lo que obtiene y transmite lo que aprende. En honor a esta clase de gente, nacida en medio de confusiones y tinieblas cada vez mayores, conviene ser cuidadoso a la hora de establecer nuestros juicios. A la vez, hay que discernir debidamente la hacienda. En este sentido, y dentro de lo que se viene hablando, no puedo ni debo echarle encima a esa persona mi propia experiencia personal ni los conocimientos que pude obtener, como si con eso ya tuviera bastante. Su vida ocurre lejos de mi casa y de mi historia. Puedo intentar enseñarle o ayudarlo de mil maneras, pero no se va a llevar puesto nada. No así nomás.
ResponderEliminarEn primer lugar, porque me veo "reducido" a un testimonio intelectual: salvo algunas realidades esparcidas, el clima religioso, cultural y social de esta época va decididamente en contra de lo que vivo y predico. En segundo lugar, porque quienes debieran ser superiores a mí en este testimonio y esta predicación, una y otra vez terminan siendo (en cada vez más lugares, en forma cada vez mayor) mis peores contradictores.
El Anónimo Normando y Tollers, poco más atrás, nombraron una virtud pequeña e inabarcable, suave y firmísima, asociada estrechamente al Corazón de María: la compasión. Es lo que debe prevalecer, a la hora de dirigirnos al cristiano común y corriente, que debemos empezar por considerar una persona honesta y sencilla, que va adonde aprendió a ir y hace lo que le enseñaron a hacer. Puesta primero la compasión, quizás se lleve puesto algo más.
Pero cuidado con los curas, y con los superiores de los curas, esos que de mil maneras se empeñan en dejar de ser y de hacer lo que deben. Nosotros no podemos cuidar a las ovejas, no nos corresponde, pero debemos ser cuidadosos con ellas, pues también lo somos, aunque ante la embestida de los lobos disfrazados de ovejas hayamos aprendido a ser ovejas disfrazadas de lobos, nada más que para repeler un poco el ataque. Hay que tener cuidado en ambos sentidos, ayudando en lo que podamos a preservar la hacienda. Y pedirle a María, Madre de la Iglesia y Mediadora de todas las Gracias, que sostenga a los buenos sacerdotes y que no nos haga faltar esa compasión ni siquiera en medio de la batalla.
Lupus
¡Nuestras más calurosas felicitaciones!
ResponderEliminarSaludos
Perdón, pero debo añadir algo, entendiendo que no debemos dar nada por sobreentendido ni por aprendido.
ResponderEliminarLas catástrofes del siglo XX terminaron fortaleciendo dos grandes males:
1) el maridaje de los opuestos (llegado el punto de una religiosidad súcubo y una politicidad íncubo), que parió una entelequia amorfa, más terrible y oscura;
2) a raíz de eso, a causa de vivir respirando humo, nuestra desconfianza o desaliento por la caridad.
Ciertamente, nada nos exime del combate, pero nos obliga a librarlo máximamente bien, sin condonar ni confundir enemigos. Es Cristo el que convierte, vence y salva. Así que: ser compasivos para poder ser, también, merecedores de compasión.
Lupus
Wanderer:
ResponderEliminarRespondo a algunas cosas.
a. Con lo de la condena a algo peor que el ostracismo me refería a esto:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2010/12/addenda.html
Pero ya se me ha pasado el calor inicial de verme arrojado al "lugar que está bastante más profundo que el purgatorio". No hace falta que retome el tema, a menos que quiera responder a la pregunta que hice en su momento: "Si la contemplación no es la oración contemplativa, ¿qué es?"
c. La fe en Inglaterra fue mantenida por la gracia de Dios. "Soy cristiano, por la gracia de Dios" (Catecismo).
En Japón la fe católica se mantuvo bajo persecución y sin sacerdotes durante dos siglos y medio, hasta mediados del siglo XIX. ¿Podría haber pasado lo mismo en Inglaterra? Podría, pero el hecho es que no fue así.
Los católicos ingleses tenían sacerdotes. Sacerdotes que celebraban la Santa Misa, sacerdotes que administraban los sacramentos, sacerdotes que, después de su martirio, intercedían ante Dios por ellos.
Y esos sacerdotes, en su mayoría jesuitas, se formaron y fueron ordenados en el continente, en países que en los que había tenido lugar la Contrarreforma. Así que no veo ninguna base para afirmar que Inglaterra se mantuvo al margen de la Contrarreforma. De hecho la acción de esos sacerdotes fue la "Contrarreforma" propiamente dicha, la Contrarreforma "encarnada".
5. Nunca he pensado que usted organice comités de lapidación de curas. Pero creo que el "anticlericalismo bueno", según lo propone usted, puede llevar (no digo que necesariamente lleve) a considerar que el sacerdocio católico, instituido por Jesucristo como regalo de Dios a los hombres, es una especie de "mal necesario". Y eso ya es situarse al borde del abismo.
No sé cuál es su experiencia con el clericalismo en Argentina. Le digo como veo yo la situación al otro lado del océano. No creo que haya muchos casos de curas llegando a su nueva parroquia, reuniendo a los fieles y diciendo "la religión soy yo". Más bien lo que abunda son parroquias controladas por los soviets, los "consejos pastorales", dominados por mujeres, en las que el sacerdote se encuentra en una situación parecida a la de Luis XVI en Versalles tras el 14 de julio de 1789. Medidas como echar a una catequista herética, suprimir el reparto de la Comunión por "ministros extraordinarios" laicos y volver a colocar el Sagrario en el centro de la iglesia exigen "virtudes heroicas" dignas de un confesor de la fe. A mi párroco la pinza histéricas-ordinario le ha hecho sufrir mucho.
El jacobita menciona el problema de la dictadura parroquial de las beatas. Yo no creo que el fenómeno se deba al sano y patriótico anticlericalismo, sino más bien a décadas de neoclericalismo. Es un poco como el “padres liberales, hijos socialistas” del gran Fedor.
ResponderEliminarSaludos.
Jacobita: estoy totalmente de acuerdo con lo que dice:
ResponderEliminarc. La fe en Inglaterra fue mantenida por la gracia de Dios. "Soy cristiano, por la gracia de Dios" (Catecismo).
En Japón la fe católica se mantuvo bajo persecución y sin sacerdotes durante dos siglos y medio, hasta mediados del siglo XIX. ¿Podría haber pasado lo mismo en Inglaterra? Podría, pero el hecho es que no fue así.
Los católicos ingleses tenían sacerdotes. Sacerdotes que celebraban la Santa Misa, sacerdotes que administraban los sacramentos, sacerdotes que, después de su martirio, intercedían ante Dios por ellos.
Y esos sacerdotes, en su mayoría jesuitas, se formaron y fueron ordenados en el continente, en países que en los que había tenido lugar la Contrarreforma. Así que no veo ninguna base para afirmar que Inglaterra se mantuvo al margen de la Contrarreforma. De hecho la acción de esos sacerdotes fue la "Contrarreforma" propiamente dicha, la Contrarreforma "encarnada".
No sé a qué lleva un anticlericalismo tan extremo. Tampoco sé por qué un simple mortal como Belloc se puede transformar en ejemplo. Habrá escrito buenos libros, pero eso no lo habilita a hablar en contra de los sacerdotes y de la comunión frecuente, la cual por otra parte fue retaceada por el jansenismo.
Así como otras entradas de Wanderer me han parecido buenas, esta creo que muestra muchas subjetividades que nada enseñan.
Sin la gracia que nos dan los sacramentos, y sin los sacramentos que nos son dados por los sacerdotes, nada seríamos.
Por eso no debemos dejar de pedir:
Señor, danos sacerdotes santos !
¡Cuidado con el cura Ceschi!
ResponderEliminarDespués del himno:
http://www.youtube.com/watch?v=zI3B6Q6kldA
Bueno, es lo único que encontré. No hay más que eso jajaja.
Hay un pastor protestante ruso Víctor B. Doroschuk que sale por el mismo canal, en sembrar valores.
http://www.youtube.com/watch?v=NzIZ9EIYFws
Por poner un videito cualquiera, son escuchables. Me fue más fácil encontrar un video del pastor, se ve que la gente lo valora.
Bueno, predica mejor. Bastante mejor.
saludos
Cura filo-lefe,
ResponderEliminarWanderer, tenga usted en cuenta una cosa. No todo el mundo es intelectual, está inserto en el mundo académico o tiene la formación doctrinal que usted tiene. En el plano teórico le doy la razón, pero en el ámbito práctico las cosas funcionan de otra manera. Es decir, que las iglesias no se abren solas, el parroco no suele bajar del altar para hacer la colecta (la oración colecta no, me refiero a la plata), colecta con la cual se pagan las luces, y bancos que le iluminan y le permiten sentarse cuando asiste a Misa el domingo. Evidentemente, a la mayor parte de la gente no le gusta hacer estas cosas, y no porque sea algo clerical que desemerece el catolicismo no-barroco, sino porque a buena parte de los que asisten a las iglesias les da reparo que las relacionen con el clero, y por motivos bien distintos. Esos servicios hay que pagarlos y cuando no se pagan, quizás, y sólo quizás alguien desinteresadamente lo haga. A no ser que uno ate perros con salchichas claro. Su planteamiento es mejor, pero para él habría que cambiar el funcionamiento del sistema, que no va a cambiar. La otra opción es convertir al cura en cuestión en una especie de "criado-de-todo-el-mundo".
Por otra parte, creo que en algunos ambientes tradis sobre este asunto se desbarra mucho. Y por ciertas declaraciones, como la expresión "derechos de los fieles". "derecho a la Misa tradicional". ¿Qué es eso? La Iglesia no oferta derechos, sino que tiene una serie de misiones que cumplir, entre ellas la santificación de los fieles. Si se considera que es importante ofertar la liturgia tradicional, ello ha de venir de arriba a abajo, estructurado como se quiera, pero no dejarlo al arbitrio de grupos de fieles, para que ejerzan sus "derechos litúrgicos". Eso es una fuente habitual de conflictos, no por culpa de los fieles, sino por convertir un "munus" eclesial en un objeto de reclamación por parte de los seglares. Lo cual es muy clerical también.
Un aplauso para el cura filo lefe. Auténtico y genuino.
ResponderEliminar"Y por ciertas declaraciones, como la expresión "derechos de los fieles". "derecho a la Misa tradicional". ¿Qué es eso? La Iglesia no oferta derechos, sino que tiene una serie de misiones que cumplir, entre ellas la santificación de los fieles. Si se considera que es importante ofertar la liturgia tradicional, ello ha de venir de arriba a abajo, estructurado como se quiera, pero no dejarlo al arbitrio de grupos de fieles, para que ejerzan sus "derechos litúrgicos". Eso es una fuente habitual de conflictos, no por culpa de los fieles, sino por convertir un "munus" eclesial en un objeto de reclamación por parte de los seglares. Lo cual es muy clerical también".
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Por eso, nada de reivindicar derechos. Nunca. Cuando no hay M.P. ("derechos"), se la arregla uno en la FSSPX.
Tiene mucha razón, padre.
Iterum cura filo-lefe,
ResponderEliminarEstimado anónimo, ni tanto ni tan calvo. No quisiera que se malinterpretase lo que he dicho. Evidentemente, la Iglesia en cuanto sociedad externa, cuya visibilidad no es meramente accidental sino en cuanto propiedad de su naturaleza, goza de un ordenamiento jurídico propio, estableciendo derechos y obligaciones. Obvio. Fruto de una externalización, al decir de Luckmann. Pero mejor no me meto por ahí. Sin embargo, considero que la "juridificación" de la Iglesia , precisamente en la era de la pura "espontaneidad carismática" eclesial revela un problema a mi modo de ver grave. Estos maravillosos documentos sobre el uso tradicional revelan la necesidad de dar seguridad jurídica a ciertos fieles, pero en el contexto de una "disparidad legislativa" para salvaguardar la autonomía de "entidades grupusculares diversas" que tienden a interaccionar que crean una ionización indeseable en cuanto a la vida "normal" en la Iglesia. A calzón quitao, digamos que nos encontramos con una Iglesia convertida en un agregado de "pseudo-sindicatos" dispares en donde la autoridad eclesiástica ejerce una autoridad "arbitral" para evitar los conflictos y dar a los diversos grupos de fieles ámbitos de seguridad jurídica. Eso explica ciertos tonos desiderativos en toda la literatura "documentarial" a la que estamos acostumbrados que ha suscitado un novísimo género de literatura teológica, el "comentario al documento x". Así como Boecio se quemó las pestañas en comentar en cuatro libros las categorías de Aristóteles -aunque San Agustín indicaba que tal lectura no le había producido ninguna dificultad- en nuestros tiempos podría haber producido una procelosa "opera omnia" con titulos como "libri IV in expurgationem, editionem et enmendationem ad mentem Romani Pontificis de litteris recipiendis ad Usum antiquor restaurandum". Disculpen el desvío. Disgresiones clericales, gafes del oficio.
Más empíricamente, casi de modo mecánico: si se convierte algo que es propio del munus santificandi de la Iglesia en una "sensibilidad" o "carisma" derivado de afinidades subjetivas de grupos de individuos, nos movemos en el ámbito de lo accidental. A El usus antiquor es una riqueza de la Iglesia; A el conjunto de los fieles tienen derecho a él;I algunos fieles pueden solicitarlo como grupos particulares a sacerdotes individuales que lo demanden en virtud de una disposición particular. Regla de las premisas: de dos afirmaciones universales, no se sigue ninguna conclusión. La conclusión habría de ser: "provéase de la celebración de este rito al menos en catedrales, colegiatas e iglesias principales de las urbes, estando su celebración en otros lugares determinadas por las circunstancias pastorales que pudieran permitir o exigir su celebración". Y no convertir la vida de la Iglesia en una maraña de reclamaciones sindicales. Solvitur in excelsis.
(sigue del anterior)
ResponderEliminarCura filo-lefe,
Y con respecto al clericalismo, querido wanderer, ad intra de ad intra, se vive la dictadura del "seglar comprometido" (o comprometedor) que abastece los consejos pastorales diocesanos, parroquiales etc, etc, que funciona como un grupo de presión o lobby, y que es el que da finalmente el visto bueno al "responsable-agente pastoral" que es ahora como nos llaman a los levitas del nuevo testamento. Veo más anticlericalismo en los de las ínfulas, y no precisamente las de los utriusque testamenti.
P.D. ¿Derechos? un servidor tiene derecho a un mes de vacaciones a no decir más que una misa al día, y obligación del prelado es la oongrua sustentación y la vivienda de sus clérigos. Si fuese en el ámbito civil, servidor no ganaría para abogados.
P.D. de P.D. De Belloc, Chesterton, Knox y Waugh no sé apenas nada. De lo que sí se algo experimentalmente es de reclamaciones de uso tradicional, idas y venidas de obispos, cartas, amenazas veladas, desconfianzas biyectivas de grupos tradicionales y curias episcopales, etc. En lo que ningún seglar suele verse afectado en su vida cotidiana, por irónico o rupturista que se manifieste. "De nobis ipsis silemus".
..."para salvaguardar la autonomía de "entidades grupusculares diversas" que tienden a interaccionar que crean una ionización indeseable en cuanto a la vida "normal" en la Iglesia. A calzón quitao, digamos que nos encontramos con una Iglesia convertida en un agregado de "pseudo-sindicatos" dispares en donde la autoridad eclesiástica ejerce una autoridad "arbitral" para evitar los conflictos y dar a los diversos grupos de fieles ámbitos de seguridad jurídica".
ResponderEliminarSeguimos muy de acuerdo, Padre.
Pero si llegamos a estos "sindicatos" seguro que no es porque nosotros los "tradis" pusimos la pelota en movimiento. Los que cambiaron la misa fueron los otros.
Y usted que es filo-lefe sabe bien que no es capricho nuestro. La misa no la cambiaron para bien.
EL ANÓNIMO QUE CUANDO NO HAY M.P. DISPARA A LA FSSPX.
Cura filo-lefe,
ResponderEliminarEstimado anónimo; no hace falta insistir en lo que ya se sabe. No trato de decir de quién es la culpa o de quién deja de ser. Trato de pintar el retrato en el que estos problemas están insertos, y el retrato es poco sano.
Y sin victimismo alguno -faltaría más- puedo decir por experiencia propia y ajena, que aquí el miembro "débil" es el clérigo raso, inerme ante el Obispo, por un lado, y por otro, las exigencias de los fieles. La forma de eliminar el conflicto es que haya quien pueda hacerse responsable de esto menesteres, y guste o no, el que regula la vida litúrgica en las diócesis es el obispo, no el párroco o los fieles. Y esto vale para este asunto de la Misa tradicional, como para otro tipo de peticiones, como puede ser el caso de grupos carismáticos, neocatecumenales, focolarinos o lo que se quiera. Por eso he dicho que las prescripciones sobre la liturgia tradicional deben verificarse "in re", imperando su celebración al menos en ciertos lugares de cada diócesis, amén de las posibles peticiones. En caso contrario, sigue planteándose como "problema a solucionar". En cualquier caso, o bien es un clérigo raso el que decide por iniciativa propia hacerlo por la petición de un grupo de fieles o bien el obispo lo designa pero de tal modo que parezca una decisión "forzada" por la insistencia de tal grupo y en suma, que la responsabilidad pese sobre el clérigo en cuestión. Ni culpables ni soluciones. De lo primero tot capita quot sententiae. De lo segundo, nimis parum.
“Para mantener la fe son necesarios los sacerdotes”, pareciera ser la afirmación sobre la que basa su argumento. Pero el cardenal Newman demostró hace ya mucho tiempo su falsedad con su librito Acerca de la consulta a los fieles en cuestiones de doctrinas. Allí podrá leer casos en los que la fe fue mantenida por los laicos a pesar de los sacerdotes y los obispos.
ResponderEliminar-------------------
Averiguen la historia del Cónclave.
"Era el año de gracia de 1268. El día 29 de noviembre de aquel año había fallecido el Papa Clemente IV, de origen francés y en la cátedra de San Pedro desde el 22 de febrero de 1265. Los cardenales se dirigieron a la citada localidad de Viterbo para elegir su sucesor. Presiones políticas externas, discusiones bizantinas y las ambiciones de la aristocracia romana y de sus candidatos empezaban a demorar casi sin fin la elección papal. Transcurren los meses y se cumple el primer año de sede vacante y de votaciones sin fin. El señor de Viterbo, Alberto de Montebono, hace cerrar herméticamente el palacio papal con los cardenales dentro y utiliza una abertura del tejado para arrojar a los cardenales comida y bebida, bien racionada y forzar así la elección" En vista de que continuaban sin elegir al Papa les cortaron del todo la ración de comida y bebida a los cardenales. Habemus Papa! después de tres años de sede vacante.
"para ser buen cristiano hay que colaborar con la parroquia"
Para ser buen cristiano hay que procurar estar en estado de gracia. Colaborar con la parroquia es consecuencia de esa vida en gracia que te empuja a servir. Otros sienten el llamado de visitar enfermos o las cárceles. Está bien colaborar con tu parroquia, pero no es requisito indispensable para ser un buen cristiano.
Cura filo-lefe,
ResponderEliminarFe de erratas: Donde dije " de dos afirmaciones universales, no se sigue ninguna conclusión", debe entenderse "de dos premisas universales no se sigue ninguna conclusión particular"
Saludos.
Estimado cura filo lefe, su aclaración es sumamente clara: el difícil contexto de situaciones (muchas triviales, muchas peligrosas) que debe sobrellevar un sacerdote fiel y sensato. Que no se opone al restablecimiento del culto, pero que depende del obispo para hacerlo efectivo, y cada dos pasos se encuentra con presiones de un lado, contrapresiones del otro, interpretaciones cuádruples para todo, juicios temerarios sobre el acto prudencial, acusaciones personales. Y procura de mil maneras administrar debidamente los sacramentos, fortalecer una verdadera catequesis... Como sea, no es tan difícil entender, en atención al post anterior, no sólo la necesidad del amigo sacerdote para el laico, sino también del amigo laico para el sacerdote. Para hablar de otras yerbas y descomprimir un poco esta maraña, que hace su propio nido en cada uno, pero también para seguir compartiendo las tribulaciones.
ResponderEliminarEl Motu no soluciona mucho, pero sí desbroza el inicio del camino de retorno. Sin embargo, el reclamo radical de algunos es hacer botellas sin soplar: ¡repudien y abandonen a sus obispos!... Bueno, vea, eso se dice fácil, pero cada seglar y cada sacerdote tiene que pensar muy bien adónde lo pueden conducir sus decisiones. Si ves que se está rompiendo, ¿vas y lo rompés? La crisis sigue en pie, y parece que lo que se refuerza es la tribulación, tanto si se abandona la Tradición (o se la reemplaza por otra) como si se va contra la Iglesia Católica como si fuera una especie de Internacional Católica. Ya no queda nada fácil, ni un ápice, salvo palabritas y la gloria del mí mismo.
Lupus
anónimo de las 9.22:
ResponderEliminar"Totalmente de acuerdo. Por eso, nada de reivindicar derechos. Nunca. Cuando no hay M.P. ("derechos"), se la arregla uno en la FSSPX."
¿La Fraternidad se banca durante años la hostilidad y el desprecio de gran parte de la Iglesia oficial, para que usted "use" sus Misas cuando no tiene más remedio y despúes, cuando le conviene, vuelve allá, ahora "obediente" y "sumiso"?
Lamentable.
Lefe rabioso.