Brevemente, porque esto lo hemos tratado muchas veces.
Si la buena fe, convicción o heroísmo de sus integrantes
fuera la regla para juzgar la bondad de una institución, la Iglesia de los
Testigos de Jehová o Al Qaeda serían el summum.
Una institución se estructura alrededor de una serie de
principios y normas ordenadoras. En la Iglesia Católica, los principios y
normas de las congregaciones o movimientos, desde hace unos siglos, dimanan de
su respectivo fundador, como recuerda la Lumen Gentium. De tal modo,un fundador
con serias fallas daña severamente la organización, corrompiendo la estructura
y por ende dañando a los miembros.
Estos daños, que son mensurables en sufrimiento, peligro
para la fe, daño psicológico, ruina económica, pérdida de expectativas, etc,
convierte a los integrantes de la organización en rehenes por partida doble de
la estructura dañada. En efecto, sufren las deformaciones estructurales, y a la
vez su heroísmo es utilizado por la organización como evidencia de su propia
bondad.
Mi respeto a los miembros de la organización, pero un movimiento
o congregación se juzga por su ortodoxia y por su ortopraxis, esto es, por la
salud de su fe y de sus prácticas. Una organización sana puede estar llena de
miembros podridos. Una organización podrida puede estar llena de miembros
santos.
Si la organización está podrida y está llena de miembros
sanos, generará sufrimiento, espiritual, psicológico y físico. Sólo la reforma
radical de dicha organización, desde sus principios, criterios y normas, podrá
ser efectiva.
Dicho de otra manera, y sin alusión personal, "¡Es la
estructura, estúpido!" y "¡Es el Fundador!".
Toto corde
Ludovicus
El tema del IVE fue discutido hasta el hartazgo en este blog, y yo ya estoy también harto de él, y me interesa poco y nada.
Por tanto, CIERRO los comentarios a este post, y al tema IVE.
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